Tigre de Tierra

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En realidad, él no estaba en África. Si bien era allí donde actuaba con más amor, en otros lugares, como en Sudamérica y Asia también lo amaban. Y lo respetaban, aunque lo llamaran con otros nombres. Pero no importaba. Eran sus hijos, hijos de la Tierra que había sido creada para ellos, para todos y cada uno, y él debía retribuirles con su parte.

Sobre él veía pasar las generaciones, veía cómo la flora daba vida a su alrededor, y cómo sus redes de equilibrio, tan cuidadosamente elegidas, funcionaban si no se las alteraba. Había creado todo para los seres vivos, que eran más que sus hijos. Eran más que seres vivos. Eran sus ángeles.

Ángeles sin alas, porque él era la Tierra. Y al mirarse, entendió el por qué lo relacionaban con el continente africano. Su largo pelo verde le llegaba hasta el piso, y se unía a la tierra. Podía saber qué sucedía en cada parte del mundo sólo con desearlo, porque la tierra se lo decía. Ella lo había creado, para que sirviera en el planeta en que había nacido, y él aceptó, emocionado.

Ray había cambiado, y lo había sentido. Su piel se volvió oscura, hasta ser más oscura que los humanos que estaban a su alrededor, bajo el Sol de África. Sus ojos eran dos esmeraldas, sin pupilas ni iris, totalmente verdes, en medio de un rostro muy moreno. Sus ropas siempre cambiaban, pero siempre eran verdes. Y cuando lo veían, daba la impresión de ser un padre.

No ésos que trabajaban en las iglesias, sino, un padre de familia. El que trabaja y se esfuerza para que sus hijos tuvieran todo lo que necesitaran. Y para su esposa. Ray no tenía pareja, pero el amor que la Tierra le profesaba le bastaba. Era una sensación de gozo inimaginable para mentes humanas, el sentir cómo todo el amor de la Tierra se derramaba sobre ti.

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Su deber era, por lo tanto, el de crear la vida. No tenía hora fija, y tampoco lugar fijo, como tampoco una forma fija con la cual aparecer frente a los humanos. Ellos le daban los más diversos nombres; Pachamama, Geos, Madre Tierra... Y el último era le más apropiado para él. Era una extensión de la Madre Tierra, la que daba sin pedir nada a cambio.

Pero Ray quería pedirle algo a la Madre Tierra. Y ella se lo concedió, sonriendo.

Aunque él no lo hubiera notado, Ray supo, al despertar, que la Serpiente de Agua había dado su vida por él. Y aún lo sentía a su alrededor, sin susurrar, pero podía sentir su presencia. Lo había visto pasar muchas veces, en las noches, cuando el pueblo dormía. A Ray le encantaba mirar las estrellas, y muchas veces, cuando iba a Lushan, la Montaña de los Inmortales, veía a la Serpiente hacer lo mismo, tendida en la nieve. Nunca lo había descubierto, porque Ray había aprendido a caminar como un gato.

O como un Tigre, daba lo mismo. Él era un Tigre de Tierra, sus orejas, su cola y sus manos suaves de felino eran verdes, como sus ojos. Y todo lo que tocaba despedía un aroma dulce, como el jazmín o las rosas. Cantaba todos los días, y las flores abrían sus pétalos para oírlo. Siempre mostraban sus mejores colores cuando él pasaba por donde ellas estaban, y hasta podía sentir que le sonreían.

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Él había estado allí mucho tiempo. Había nacido con la Tierra. Y sólo cuando regresó a ella pudo recordar todo su pasado. Él había sido creado sólo para que la Serpiente de Agua recordara el sentimiento mayor, el más fuerte, el que la Tierra representaba. Y ahora los otros cuatro elementos habían terminado su existencia. Era su deber el volverlos a unir.

Los humanos veían a la tierra como algo bastante débil, pero que podía producir todo lo que se le pidiera. Pero lo que no sabían era que todo elemento tenía su opuesto. Agua y Fuego, Metal y Madera, Tierra... y Aire.

Algunos decían que era Tierra y Cielo, pero era lo mismo. Las Diosas del Viento (o del Aire, o del Cielo) eran los que encargaban las misiones en el inconsciente de cada elemento. Los Cinco Elementos tenían a sus Dioses, pero éstos no eran sino Ángeles. Y, a su vez, éstos eran lo mismo que habían sido la Serpiente de Agua, el Caballo de Fuego, el Gato de Metal, el Lobo de Madera y él, Tigre de Tierra. El verdadero Dios era único, y la Tierra era su mayor expresión de amor hacia los seres humanos.

Y Ray tenía una misión que cumplir. Cuando los Cinco Elementos hubieran abandonado este mundo, una nueva etapa deberá comenzar. Cada cual había terminado sus días de diferente forma, según su elemento. La Serpiente de Agua se había convertido en vapor, en medio de su tristeza y su soledad; el Caballo de Fuego había dispersado sus llamas en el mismo Sol, dejando que su espíritu de lucha volviera al planeta; el Gato de Metal había sido absorbido por su ciencia y su miedo, como muchos otros humanos (y no-humanos también); el Lobo de Madera había casi explotado de ira, y su magia había sido esparcida por el mundo; y él debía seguirles pronto.

Sabía quién le seguiría, y se sentía feliz de poder haberlo visto. Los otros Elementos pocas veces podían verlo, y sólo en el momento de su muerte mortal sabían que ya tenía sucesor. Pero Ray la había entrenado, dándole todo su amor, tal y como la Tierra y el anterior Elemento Tierra habían hecho con él. Eran recuerdos dulces, llenos de mucho más que felicidad. Era amor.

Amor por la Tierra y por el anterior Dragón de Tierra, que lo había educado. Amor por su padre y su madre, quienes le habían enseñado que el amor lo era todo. Amor por la Tierra misma, que le daba todo sin pedirle nada, excepto un pequeño trabajo que él hacía con placer. Y amor por su heredera, que, él lo sabía, sería mucho mejor que él.

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Pero debía hacer algo antes de irse, algo que el Dragón de Tierra había hecho con él.

La Serpiente de agua siempre lo rondaba, así que le pidió su ayuda. Y él accedió. Buscó las otras tres almas, de tiempos, países e historias distintos, y Ray les informó el deseo del Cielo y de la Tierra. Debían regresar, regresar una última vez a ése mundo, y luego podrían irse al siguiente, donde podrían educar a los siguientes Elementos, con sus experiencias.

Era el motivo de su existencia, no de su existencia mortal, sino el motivo de toda su existencia. Para eso habían sido creadas sus almas. Y los cuatro aceptaron, con tristeza, alegría, miedo e ira. Ray sonrió.

Él ya sabía que volverían a encontrarse en otra vida...

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El más corto de mis capítulos. Sé que quedó corto y que es medio raro para ser el último, pero así soy yo. En el próximo capítulo pondré los cinco mundos a los que fueron cada Elemento, y entonces sí que será un capítulo largo, pero valdrá la pena. Allí pondré cómo me imagino yo a los diversos mundos, y explicaré lo de los colores, las emociones, los planetas, los poderes y porqué hice todo esto.

Raven-sama: le agradezco muchísimo el que haya leído este fic. Usted ha sido mi inspiración desde que empecé a leer Howewer. Y no es justo que no le hayan dedicado ningún fic, pero estoy segura que era porque ningún fic estaba a su altura. Espero que este sí lo esté. Y por cierto, soy socialista, pero no apoyo todos los ideales de Fidel Castro (por mas que el Che haya nacido en Rosario, que está en mi país, Argentina. Aunque no lo crea., seguimos vivos) También soy Tigre de Fuego, pero tengo una amiga que es Búfalo de Madera y ella me consume a mí. Me gusta la historia, y más que nada la historia reciente, porque mi país es uno de los más extraños de éste mundo. De hecho, la última frase la puse con dos sentidos: El de poner la percepción mundial de los yanquis o de dar a entender que habían destruido el planeta entero. Cualquiera de las dos interpretaciones es correcta, y si tomó las dos, mejor. Le agradezco enormemente su rewiew.

M. G.: Gracias por tus comentarios. De hecho, sos la única persona que acertó directamente con el sentimiento del Fuego: la alegría. No sé "qué te hace pensar eso" de los yanquis, pero cuando escribí eso estaba llena de furia y necesitaba expresarla de alguna manera. Y eso de lo sarcástico no sé si fue un remedo u un refriegue de los (tengo que decirlos) tontos o HDP que puede ser los yanquis. Si escuchaste el tema "Tío Sam" de Ska-p entenderás lo que te digo. La mitad de los yanquis está ciega porque no le da el bocho, y la otra ve y dice lo quie quieren que el resto escuche. Sólo el 5% (siendo optimistas) de la población yanqui tiene cerecbro y corazón en el lugar correctos, y la prueba es que al menos algunos prostesaton contra la guerra Los metieron en cana a todos, pero al menos demostraron que no eran ni idiotas ni hijos de p.... Gracias por tu Rewiew.

Aiko5: si, se me dio por hacer algo de calidad en una sección sobresaturada de humor malo y barato y de Yaoi y Shounn Ai (y los dos últimos géneros me encantan) Lo malo es que me dejan pocos rewiews, pero al menos me hice amigos nuevos que saben apreciar mi obra de arte (porque este es uno de los mejores fics que he hecho, y aún no termina) el capítulo de Ray es corto, pero la Tierra es el elemento de la creación y del amor maternal, y tenía muchas ideas pero ningún final. Gracias por tu rewiew!

Y le agradezco infinitamente a Raven-sama, por leer mi Fic. Espero que pronto le den el reconocimiento que merece.

Nos leemos

Nakokun