Capítulo II: " La Cueva del Orco"

Sentado perplejamente en un sillón victoriano y tomando un trago de anís, un joven de 21 años contemplaba los campos oscuros y solitarios de la mansión Malfoy, gozaba de una imponente figura, la adolescencia y ahora la juventud lo había convertido en un hombre realmente apuesto, los cabellos rubios le caían sobre la cara de tal forma que haría derretir a cualquier mujer, la mirada inexpresiva en la que se curvaba una ceja desafiante sobre esos profundos e intermitentes ojos grises, el joven era Draco Malfoy.

-Que vida tan irritante, si ser un Malfoy implica vivir en este encierro no entiendo como aún sigue existiendo este apellido. –dijo el muchacho con una sonrisa burlona en la cara.

De pronto entró una joven alta, respingada, rubia, de ojos verdes y con un aire de superioridad ridícula infundada en la cara.

-¿Pansy que haces aquí?. –dijo el rubio.

-Que poco caballero Draco, así recibes a tu prometida.

-Lo siento, pero no me has propuesto matrimonio y en vista de que yo tampoco, no veo ningún compromiso.

-Muy gracioso, creo que tu nueva ocupación está volviendo muy irritante tu sentido del humor. Nuestras familias son de las mismas costumbres y desde que nacimos nuestros padres han acordado que nos casemos, además tanto tú como yo tenemos mucho en común.

-Quizá en la escuela fuiste una buena acompañante, pero todo era amical, creo que no lo entendiste así.

-Oh Draco, sabes perfectamente que terminaremos casándonos.

-No si yo lo impido…- pensó el muchacho. –Pansy, porque no te consigues una amiga para pasar el rato, lo último que deseo es que me recargues con tus cosas.

-Bueno te dejo a que organices tus ideas, por cierto ¿supiste que murió un Weasley?

-¿Qué dices?, murió un Weasley… cuál de todos.

-No lo sé con seguridad, pero me extraña que tú siendo uno de ellos no estés enterado.

-Esas cosas me aburren, siempre dando ordenes y pidiendo que hagas cosas que no tienen sentido, hace poco me pidieron libros de encantamientos de la escuela y unas cuadernos escolares, que absurdos. Pero no me quejo, no soportaría ir a la carnicería de muggles a observar como los destruyen (n/a: lo dice en tono despectivo hacia los impuros), con tal que mi trabajo sea sólo proporcionar recuerdos escolares estaré feliz.

-Claro, Draco siempre saltando las normas… ¿recuerdas lo que les hacíamos a Potter y compañía?. Tengo claro los momentos en que los acusabas al profesor Snape o cuando nos divertíamos diciéndole "sangre sucia" a la presumida de Granger.

-Sí, has sabido algo de ella, casi no sé de ella desde que se casó con el mequetrefe de Weasley.

-Bueno, me imagino que estará en el funeral de alguno de los pelirrojos. Bueno ahora sí me voy, pronto estoy de vuelta. Cuando la muchacha salió de la habitación se topó con un hombre de capa plateada que apareció en el umbral de la puerta, tenía una apariencia muy aristocrática e imponía respeto, sus cabellos rubios le caían ordenadamente sobre la capa y tenía un bastón de plata con una serpiente de resina incrustada, que jugaba armoniosamente con el prendedor de Slytherin que se ceñía en su traje.

-Pansy, querida que alegría que vinieras a visitar a Draco, ojala hayas logrado sacarlo del deplorable cuadro en que se encuentra.

-Lamentablemente no, señor Malfoy… bueno ya me iba, hasta pronto.

Lucius Malfoy se dirigió al muchacho con una actitud reprochante y a la vez burlona.

-Draco, qué clase de vida llevas, no pareces un Malfoy. Todos los días tomando, durmiendo con diferentes chicas, solitario… acaso no tienes una obligación en la que ocuparte.

-No empieces con lo mismo, ya te dije que estoy colaborando con los mortífagos en lo que me piden… imagino que debe ser importante para agradecerme tantas veces por las cosas que les doy.

-Pero no vienes a las reuniones, tampoco vas a las caserías, uno de estos días el Señor Oscuro preguntará por tu ausencia y no quiero que tenga quejas de los Malfoy.

-TUUUUU Señor Oscuro está demasiado ocupado tratando de aniquilar a Harry Potter que no creo que le importe que uno de sus mortífagos se tome unas pequeñas vacaciones. Me enteré que murió uno de los Weasley, que hay con eso.

-Fue ayer, precisamente ahora salgo para "La Cueva del Orco", quieren que me reúna con ellos para tratar lo del asesinato de ayer. Deberías venir conmigo.

-Lo siento padre, no tengo ganas de escuchar a viejos tontos reírse de haber asesinado a un tonto Weasley, hay cosas más divertidas en la sección de cocina de "El Profeta".

-Bueno, adiós y por favor si vas a seguir tomando retírate a tu alcoba.

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Por otro lado, en una calle oscura del valle de Slytherin, donde el olor de azufre inundaba el aire que se sentía espeso y maloliente un grupo de hombres y mujeres con capas negras vitoreaban una hazaña cumplida que daría a su señor una de las mejores satisfacciones, posiblemente serían felicitados y ensalzados por su señoría "La Oscuridad" y serian llevados a ocupar las más altas esferas de la élite del que "no debe ser nombrado".

-Lo hiciste muy bien, Pettigrew. –dijo Jack Manson

-No lo hubiera conseguido sino fuese por el joven Malfoy, él me proporcionó el cuaderno de la sangre sucia.

-Me imagino que Lucius debe estar muy orgulloso de su hijo, lo ha hecho de maravilla.

-Sí claro. –dijo colagusano en un tono sombrío que al parecer ocultaba algo.

De pronto se apareció Lucius Malfoy en el umbral de la puerta, él lucía impecable en comparación de los demás mortífagos.

-Señor Malfoy, que alegría tenerlo por acá, celebrábamos la oportuna intervención de su hijo en los acontecimientos de anoche.

-¿Draco, quiso decir?, vengo a que me informen de todo, que tiene que ver mi hijo con lo de anoche.

-Señor, el joven Malfoy, le dio a Colagusano un cuaderno con la caligrafía de la impura y él con sus habilidades para imitar escritos, hizo una carta en la que la muchacha le pedía ayuda por su vida a su esposo, el joven Weasley amigo de Harry Potter y cuando llegó supuestamente a ayudarla un grupo de mortífagos lo acorralamos y le lanzamos mil maldiciones.

-Ya era hora, que Draco hiciera algo más provechoso por el frente, que flirtear con muchachas desde que salió de la escuela, de todas formas tenía razón en eso de que colaboraba con el frente. –murmuró silenciosamente Lucius.

-El señor Oscuro va ha honrar con honores a su familia, señor. –dijo un mortífago de cabello muy canoso.

-Los Malfoy nos hemos distinguido por servir de mucho al señor oscuro en el momento preciso.

-Señor, será que su hijo pueda venir más seguido a las reuniones, es que imagino que el Señor querrá verlo para felicitarlo. –dijo Kimberly Smith, una mortífaga de cabello negro y muy joven.

-Draco vendrá, a su debido tiempo, ahora por favor limpien este lugar, qué clase mortífagos son si se comportan como pordioseros muggles.

-Claro, señor lo tendremos todo muy ordenado para su próxima visita.

Lucius se disponía a salir de la posada cuando un pensamiento de duda inquietante, lo atacó y voltio a preguntar.

-¿Díganme, cuanto tiempo resistió Weasley los ataques?

-Al principio se resistió un poco, y resistió las maldiciones que le impartimos, es más logró levantarse y trató de hechizar a uno de nosotros, pero antes que lo hiciera soltamos contra él la maldición mortal y murió.

-Esta bien… -dijo Lucius con una sonrisa maliciosa en la cara.

Lucius Malfoy siempre había odiado a los Weasleys, parecía que la sola existencia de la familia lo fastidiaba, ellos eran de sangre totalmente pura sin embargo su comportamiento, su rara inclinación por las cosas muggles y su estricta buena conducta hacía que Lucius los repudiara: "Impuramente puros" sería la palabra para describirlos según él. Ahora estaba más que contento su hijo había facilitado que Ronald Weasley el pelirrojo más cercano a Harry Potter haya encontrado la muerte.

-Draco ahora puede sentirse satisfecho. –pensó dibujándose en su frío rostro una sonrisa maliciosa como sólo los Malfoy son capaces de hacer.

Mientras tanto Draco Malfoy seguía sólo en su consiente encierro, ¿qué pasaba con él?. Siempre tan retador y autosuficiente y ahora metido como una rata en un agujero de cuatro paredes. La verdad es que al decidido Draco Malfoy algo lo había hecho cambiar, no era por nada que él se encontraba a su suerte, tirado al abandono y sin ganas de levantar lo que inspiraba antiguamente.

Su padre desde pequeño lo había educado para convertirse en todo un mortífago y por lo visto anteriormente era obvio que Draco había entendido muy bien esa lección.

Cuando apenas tenía once años y era su primer año en la escuela Hogwarts de magia, había determinado que le haría la vida de cuadros a Harry Potter, no podía resistir que el muchacho de ojos verdes le robara tan sólo un poco de atención, su arrogancia siempre había estado alimentada con la pureza de su familia nadie podía meterse con magos de tanta alcurnia como los Malfoy.

Eso hizo que Draco se las ensañara con la mejor amiga del chico Potter, Hermione Granger le parecía el talón de Aquiles del trío, sabía que siempre podría insultarla y despreciarla por su condición de hija de muggles y ella no podía renegar de ello y mucho menos negarlo, pero había ocurrido algo que sólo Draco se había percatado hasta 5 año y fue eso precisamente la razón por la que Draco había olvidado la fría e individualista vida que tenía, resultaba que él estaba enamorado de la sangre sucia, él estaba enamorado de Hermione Granger.

-En que momento tuve que empezar a mirarla como mujer. Acaso fue la impotencia por saber que esa chica jamás se arrastraría por mí como otras. O fue porque quería ganarle la partida al idiota de Weasley – se preguntaba Draco.

Se levantó a tomar un cigarrillo del despacho, lo prendió y se tomó un momento para asimilar el tabaco por sus pulmones para luego soltarlo de un soplido y formar una nube en la habitación.

-¿Porque Hermione Granger? Nisiquiera es bonita. –se mentía Draco.-Pero los últimos años se volvió mucho más interesante y bella, me enloquecía cuando caminaba y movía las caderas, pero cuando quería piropearla e incitarme sólo salía de mi boca un insulto que hacía que huyera con sus amigos o su novio, Weasley¡¡¡¡ quien diría que la única chica que me inspiró otro sentimiento que no fuera sólo atracción sexual sería de Ron Weasley.

Hizo una mueca sarcástica.

-Es irónico que alguna vez le dije a Weasley que podía tener todo lo que quisiera y que a su familia le faltaría. Y lo que es realmente importante para mí no lo pude tener porque ese mal nacido ya lo había conquistado. Pero, la verdad ¿qué alejó a Granger de mí? Fue mi tonta prepotencia, mis estúpidos aires de chico rico e irresistible lo que la alejaron de mí, no todos pueden ser de la calaña de mi familia.

Ja¡¡ muy ricos y aristocráticos pero lo único que saben infundir es mierda que al final sólo te hace infeliz.

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Aquí el segundo capítulo, rápido no??? la verdad quize hacer este capítulo para que vayan estructurando la base de la historia. Quería que conosieran la manera como los mortífagos influyen en la historia la particpanción de Draco y Hermione, así que le puse más que romanticismo mucho contenido técnico y mágico.

En este capítulo les explico un poco sobre la vida de Draco según yo lo acomodo parael fic, desde luego he tratado de ser muy exacta al libro... pero me pareció bueno explicarles con las mismas palabras de draco lo que sentía por Hermione.

En el próximo capítulo sabrán que hace Draco al saber que ha provocado en la mujer que ama el sufrimiento más grande de todos y podrán saber la vida de Hermione en el mundo muggle. Adios dejen reviews plis, plis, plis eso me da muchas ganas de darle verdaderos giros a la historia.

Mel.