CASA PARA OCHO

Capítulo 2: Primera noche.

Marzo 20, Viernes.

20:13 Hrs.

-¿Entonces viviremos todos juntos?

-¡Claro!

Los ocho amigos llevaban ya más de tres horas hablando de sus antiguas aventuras y desventuras de infancia, instalados cómodamente en el living de su nueva casa. No demasiado espacioso, pero servía su propósito con sus dos largos sofás con vista a la gran piscina que ahora les pertenecía junto a su nuevo hogar.

-No quisiera interrumpir esto chicos, - Dijo Mimi. – Pero ya es tarde, creo que debemos desempacar.

-Cierto. Ni siquiera hemos dado un recorrido por la casa. - comentó Taichi mirando a su hermana asentir. – Digo, para ver cómo es…

-Yo alcancé a revisarla un poco antes que ustedes llegaran. – Explicó Jou. – Y tenemos un problema: Sólo hay seis habitaciones.

-¡Pero nosotros somos ocho!

-Sigues tan brillante, Tai… – Volvió a murmurar Yamato, sonriendo.

Yagami no pareció ofendido y le regaló una sonrisa cómplice a su amigo, como prometiendo que una rivalidad que había nacido en su infancia llevaría a nuevos cambios en el futuro con el reencuentro.

-Y tú, amigo, sigues tan pesado. – Replicó, de buena gana.

Ante eso, el rubio se encogió de hombros, como indicando que le era inevitable. Los demás rieron con tal interacción entre esos dos.

-Yo puedo compartir cuarto con alguien. – Se ofreció Sora de pronto.

-Y yo puedo ser tu compañera, Sora-san. – Concretó Hikari.

-Y Takeru y yo compartiremos habitación también. – Ishida finalizó.

-Bien, todo arreglado. – Koushirou se puso de pie. - ¿Qué tal si nos preparamos algo de comer? ¡Estoy hambriento!

-Yo me encargo de eso. – Dijo Yamato, también poniéndose de pie y frotándose las manos con gusto. – Hace tiempo que no cocino.

-Guardaré nuestras cosas y luego te ayudaré. – Agregó Takeru.

Ishida fue a la cocina una vez que los demás tomaran sus maletas y escogieran cuartos. Fue toda una odisea decidir dónde quedaría quién, pero pronto Takeru y Koushirou optaron por tomar las habitaciones del primer piso, dejando obviamente aquella habitación del segundo piso con dos camas para Sora y Hikari. Las otras tres restantes fueron decididas por Mimi y Taichi, pues a Jou le daba igual, siempre y cuando tuviera tranquilidad para sus estudios.

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20:37 Hrs.

Al instante de Koushirou tomar uno de sus pesados bolsos, otra mano lo ayudó con la carga. Hikari estaba ahí.

-Gracias, Hikari-san. – Replicó muy formalmente él, aunque ni siquiera la miró a los ojos. - Mi habitación es la de al fondo. ¿Ya dejaste tus maletas en tu cuarto?

-Le pedí a mi hermano que lo hiciera.

-Oh.

Ambos se mantuvieron en silencio por el momento. Llegando al cuarto la chica Yagami cerró la puerta tras de sí.

-Koushirou… - El nombre salió casi como un susurro en sus labios. - Yo…

-Olvídalo, Hikari.

-Pero…

Izumi le pidió con la mirada que no continuara… Algo había pasado entre los dos que causaba la gran falta de aire en la habitación.

Hikari entonces se dedicó a observar el cuarto. No muy amplio, ninguno en la casa lo era, pero cómodo y relajante... En otras circunstancias, claro está. Ella ya imaginaba fácilmente cómo la computadora del pelirrojo quedaría instalada sobre el escritorio vacío, y el velador al lado de la cama terminaría lleno de una pila de cuadernos y CDs que el dueño de la pieza no sabría donde colocar. Dentro de poco ese espacio vacío obtendría vida propia y el desorden tomaría el control...

-No le dijiste nada a Taichi-san. - Murmuró Izumi, interrumpiendo la línea de pensamientos de la castaña.

-No, no lo hice. – Aceptó ella, volviendo su atención a él y sintiéndose culpable por mil cosas a la vez. – En ese momento…

-No quiero saber.

-¡Koushirou! – Insistió la menor. - En ese momento me fui sin decir nada, pero…

-Te fuiste y no dijiste nada, y yo no dije nada tampoco. – Replicó el chico, con el entrecejo fruncido, tratando de cortar la conversación. – Nos vimos hace tres años y algo pasó, cierto. Pero ese es el pasado, Hikari, no quiero que te disculpes ahora.

-¿Por qué no?

-Porque no tengo nada que perdonarte.

-¡Claro que sí! Yo no debí dejar las cosas así… – Hikari trataba de mantener el diálogo, lo intentaba… - No me sentiré tranquila hasta que lo nuestro quede claro.

-Estuvimos juntos por seis meses en el I.E. Fuimos novios por un tiempo. Aquel tiempo terminó y nos separamos. Está todo claro.

Ella bajó la vista. No, no estaba todo claro… Estuvo tan feliz de ver a todos de nuevo que dejó de lado lo de hace tres años con Koushirou…

Volvió a subir la vista y se sorprendió de ver al pelirrojo sonreír.

-No te tengo rencor, Hikari. Me alegro de volverte a ver… como amiga. Estaremos todos juntos ahora, ¿No te alegra eso?

La chica asintió débilmente.

-Entonces todo está bien.

-¿En serio?

-El pasado es el pasado. – Aseguró él.

-Oh... Bien...

"¿Por qué… si todo está bien... es que me siento tan mal?" Pensaron los dos al unísono… Pero ninguno dijo nada en voz alta.

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20:39 Hrs.

En la primera puerta a la derecha del segundo piso se entra a un cuarto levemente más amplio que el resto, aunque no lo parece con las dos camas instaladas una al lado de la otra cubriendo todo el espacio. Aún así, había cabida para un escritorio y un gran velador.

-¿Dónde está Hikari-chan? – Preguntó Sora, mientras acomodaba su ropa fuera de una de las maletas.

-Fue a ayudar a Koushirou, creo. – Respondió Taichi, a la vez que soltaba las pesadas maletas de su hermana en el suelo. - ¿Qué lleva aquí? ¿Piedras?

-Ustedes dos han crecido mucho. - Comentó la chica, algo nostálgica. - Todos lo hemos hecho…

-Ya lo creo, no en vano han sido diez años. – Taichi se sentó junto a Sora sobre una de las camas. Ella rió recordando algo. – ¿De qué te ríes?

-Nada, sólo recordaba las tonterías que solías hacer cuando eras pequeño.

-¿Cómo intentar escaparme de clases saltando el muro de la escuela, sabiendo que en la casa de al lado había un perro gigantesco que me perseguía hasta que saltaba el muro de vuelta?

-Sí, eso mismo. Siempre recordaré la cara de cachorro abandonado que le ponías a la profesora para que te disculpara.

-¿Te refieres a esta? – El chico miró a Sora con ternura infantil y los ojos brillando intensamente.

-¡Esa misma cara! Ay, que adorable…

Con el comentario Taichi se ruborizó. La chica lo notó y volvió a reír.

-¿Sabías que cuando éramos pequeños yo estaba enamorada de ti?

Esa pregunta tomó al muchacho por sorpresa.

-... ¿Enamorada?

-Ya sabes, amor de niños. Eras mi mejor amigo y siempre estábamos juntos. Me gustabas mucho.

-Ah... - Taichi pareció tomarse la respuesta de manera seria. – Bueno, yo aún no arreglo las cosas en mi habitación. – Se puso de pie y salió del cuarto, pero se detuvo antes en la puerta. – Estoy tres puertas más allá por el pasillo, ven en la noche para recordar los viejos tiempos.

-Ahí estaré.

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21:01 Hrs.

Mimi entró en la cocina, asombrada de lo espaciosa que se veía. Había un refrigerador en el rincón lo suficientemente grande como para guardar la comida de un mes de un equipo de baseball completo, y había un lavadero del otro lado, en un cuarto propio para dejar las ropas sucias. Claro que lo que más le agradó fue ver a Yamato y Takeru dentro "cocinando" para alimentar a sus amigos. Entre comillas porque sinceramente no parecían hacer un gran esfuerzo...

-¿Qué hacen?

-Huevos con arroz. – Respondió el mayor. – No es la última maravilla, pero... ¿Recuerdas que ésta fue nuestra primera cena decente en el "campamento"?

-¿Cómo olvidarlo? – Respondió Mimi, girando sus ojos.

-¿Y los demás? – Consultó Takeru.

-Están en sus cuartos todavía, y vi a Jou-senpai hablando por teléfono.

-Debe de estar avisando a su casa de que llegó bien. - Supuso Yamato. – Sigue siendo el mismo Jou…

-Yo no diría eso. – Contradijo su hermano menor, abriendo la puerta de la cocina que daba a la sala para poder escuchar a Jou hablar.

-Sí, llegué bien, no te preocupes… - Kido se sonrojó de repente. - Sí, yo también… Mmm… ¿Quieres que lo repita? Pero si… Está bien, yo también te amo

Lo último Jou lo dijo muy bajito, pero los tres curiosos que estaban en la cocina alcanzaron a escucharlo perfectamente, antes de cerrar la puerta de nuevo para que el chico no se diera cuenta.

Mimi sonrió para sí, al igual que los hermanos.

-¿Quién lo diría?

-Que romántico…

-Shh… No digan nada que ya viene. – Takeru los calló al escuchar pasos. – Ah, hola Jou-san, ¿Con quién hablabas?

-Er, sólo avisaba en casa que ya había llegado. - Jou evitó continuar el tema descontándole importancia y se fue para su habitación.

Los chicos volvieron a sonreír y cruzaron miradas. Ya le preguntarían sobre eso después...

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21:29 Hrs.

-¿Entonces ya eres doctor, Jou-senpai?

-Aún me falta un año y luego hacer la práctica. Es una suerte que mi universidad me recomendara venir a terminar mis estudios acá. – Comentó él.

Los ocho de nuevo conversaban animadamente entre todos, esta vez acompañados de comida y bebida, tratado de ponerse al día con los últimos años de la vida de cada uno.

El comedor estaba entre la cocina y el living, compuesto por una larga mesa y ocho asientos. El lugar llamaba a los amigos a pasar un buen rato, con vista a un ventanal que daba a una terraza en el jardín trasero de la casa.

-¿Y a qué universidad te trasladaron? – Le preguntó Hikari al mayor del grupo.

-En una especializada en medicina, la universidad Ueno.

-¿En serio? – Sora se sorprendió. - ¡Ahí estudio yo!

-¿Tú también estudias medicina, Sora-san? – Ahora el sorprendido fue Jou.

-Je, creo que nuestras aventuras de niños me hizo ver lo importante que es estar preparado para una emergencia. - La chica se sonrojó. – Quise estudiar algo con lo que siempre pudiese ayudar.

-Pienso lo mismo... - Aseguró el muchacho de lentes. - ¿Y el resto de ustedes?

-Yo entré a la Universidad Akagi. – Contó Takeru. - Llegué ahí gracias a una beca deportiva.

-Así es chicos, mi pequeño hermanito es un As para el baloncesto. – Explicó Yamato, orgulloso.

-Genial, Takeru-kun. – Lo animó Mimi. - ¡Te felicito!

-Cuando yo entré en la universidad en Yokohama también lo hice a través de una beca deportiva… - Comenzó Taichi.

-Con los estudios no hubieras llegado muy lejos… - Agregó Sora, riendo.

-Hum!… Bueno, el asunto es que me trasladaron a la misma universidad que tú, Takeru. Y en cuanto a Hikari, ella fue aceptada en LA mejor universidad de Japón…

Ante el comentario, todos quedaron mirando a Hikari sonrojarse.

-Es la Toudai. – Aclaró. - Quiero estudiar Fotografía ahí.

-¿¿La Toudai?? – Exclamó la mayoría.

-¡Felicidades, Hikari-chan!!

-Curioso, Koushirou me contó cuando veníamos camino acá que él también estudia ahí. – Recordó Yamato. - ¿No es así, 'Shiro?

-Sí, así es.

Los demás chicos los felicitaron, aunque ni Hikari ni Koushirou parecían muy entusiastas con el asunto.

-¿Y ustedes dos, Yamato y Mimi-chan? – Sora se giró hacia ellos. – Sería muy gracioso si ambos estudian juntos también.

-Lo dudo, - Aclaró Mimi. – Yo vine a esta ciudad porque quería un poco de libertad. Estuve estudiando Diseño pero lo dejé. Ahora no sé si retomar mis estudios a buscar trabajo…

-Y yo estoy en una Escuela de Música en Ginza. – Finalizó el chico rubio.

-¿Cuándo comienzan sus clases? – Interrogó Mimi a todos.

-Pues, para todos deberían comenzar la segunda semana de Abril, ¿No? – Infirió Jou.

-Creo que tengo papeleos que hacer por la beca, - Dijo Takeru. - Pero de todas maneras todo es en Abril.

-Bien, ¿Qué les parece entonces si mañana vamos a la playa? – Propuso la chica de cabellos rosados.

-No sé, Mimi-chan, hay muchas cosas que ordenar en la casa y… - Sora intentó negarse.

-Nada de peros, amiga. –Contradijo la joven Tachikawa. - La primavera comenzó y hay que aprovecharla antes de que estemos demasiado ocupados. Ya nos preocuparemos de la casa después.

-Mimi-chan tiene toda la razón. – Finalizó Taichi. – ¡Mañana saldremos sin falta!

Continuará...