CASA PARA OCHO

Capítulo 3: Descanso.

Marzo 21, Sábado.

08: 11 Hrs.

Los chicos despertaron temprano. Desde niños que casi todos eran capaces de levantarse a esas horas sin problemas, incluso Taichi. No por eso iban a hacerlo siempre, claro está, pero esa mañana era la primera excepción.

Jou salió de su habitación cargando un pequeño bolso. Todos estaban listos, pero al ver al resto de sus amigos, se dio cuenta que faltaba…

-¿Dónde está Mimi-chan? – Preguntó.

-¿Dónde crees? – Le respondió Taichi, con cara de fastidio.

-¿Aún? ¡Pero si hace más de una hora que la vi entrar al baño!

-¡Pues sigue ahí!

Sora y Hikari rieron. Mimi seguía siendo la misma Mimi de siempre, tomándose el tiempo que quisiera para ella misma y nadie más.

-¿Y cómo vamos a llegar a la playa? – Cuestionó Takeru.

-Por tren, supongo. - Koushirou miraba un viejo mapa. Cosa rara, no usaba su computadora, como hacía de niño, sino que simplemente buscaba en un pequeño libro de calles de la ciudad. – Tenemos varias opciones...

-Mientras no nos perdamos como la última vez que fuimos en tren todos juntos… - Murmuró Jou, recordando.

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10:15 Hrs.

Después de lograr sacar (o más bien arrastrar) a la joven Tachikawa fuera del baño, partieron los ocho rumbo a la playa. Por suerte las predicciones de Jou no se cumplieron y llegaron sin contratiempos. Al ser comienzos de primavera las orillas del mar estaban casi desiertas, y había muchísimo espacio para instalarse.

-Ah, ¡Esto es vida! – exclamó Mimi, sintiendo como el sol la iluminaba.

Taichi se sacó rápidamente la ropa, dejándose sólo el traje de baño, y corrió hacia el mar.

-¿Qué esperan, chicos? ¡Vengan!

Yamato y Takeru le siguieron los pasos de cerca, así también Sora y Hikari. Jou, Koushirou y Mimi, en cambio, prefirieron quedarse en la orilla, descansando y disfrutando del sol.

-Hey, Jou-senpai, ¿Me ayudas con el bronceador? – Le pidió Mimi coquetamente, pasándole la crema e indicándole la espalda.

El pobre muchacho se sonrojó como tomate.

-Um, claro, Mimi-chan…

La chica sonrió para sus adentros. Jou seguía siendo el mismo Jou que se avergonzaba fácilmente si ella quería.

-Y dime, Jou-senpai…

-Deja de llamarme así, Mimi-chan, – La interrumpió él. - Ya no soy tu superior.

-Es la costumbre. Bueno, Jou-SAN, - Resaltó. – Me preguntaba, ¿Extrañas Nagoya?

-Dejé la ciudad hace un día…

-Tu familia está allá… – Mimi no quería parecer insistente, pero la conversación telefónica que escuchó el día anterior la tenía intrigada. – Y además, debes haber dejado muchos amigos en Nagoya, ¿No es así?

-Eh, sí, unos cuantos; Pero nadie como ustedes, claro. – Hizo una pausa. – Sí extraño un poco Nagoya, eso sí… - Suspiró profundo. – ¿Y tú? Supongo que tú sí que dejaste muchas amistades en Osaka… Si hasta se te pegó un poco el acento, jaja.

-Hey, ¡No bromees!

-Lo siento, lo siento. ¿Y qué tal eran las cosas en Osaka?

-Eh... Bien. – La chica centró su atención en la arena frente a ella, como si el tema tratado no fuera importante. – Las cosas eran distintas allá... Faltó 'algo', ¿Me entiendes?

Jou suspiró de nuevo.

-Sí, te entiendo.

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10:46 Hrs.

No pasó mucho para que Sora y Hikari decidieran descansar junto con Mimi. Como a Taichi, Yamato y Takeru les faltaban jugadores para su guerra de agua, obligaron a Jou y a Koushirou a unírseles… Lo que extrañamente no les tomó tanto tiempo, y antes de que Taichi y compañía pudieran comenzar a lanzarles agua, los otros dos ya se les habían adelantado con un plan de ataque… ¿Quién diría que dos contra tres ganarían?

Las chicas reían con ganas al ver todo el alboroto que armaban sus amigos.

-Hace tiempo que no me reía tanto. – Reconoció Sora. – Extrañé mucho a todos.

-Yo igual. – Mimi miró a su par de amigas de manera seria. – Anoche no alcancé a decirles esto chicas, pero ustedes fueron las mejores amigas del mundo cuando éramos unas niñas. Tuve más amigas durante estos últimos años, pero no fueron como ustedes. – La chica sonrió por un extraño chiste interno. – Se podría decir que yo era la "madura" del grupo… Y eso deja mucho que desear de las demás, ¿No creen?

-No digas eso, Mimi-chan, tú eres muy madura por ti sola. – Le respondió Hikari. – Yo también las extrañé a ustedes. Incluso me acostumbré a juntarme con gente mayor que yo, durante estos años encontré a todo el mundo tan… infantil

-Sé a lo que te refieres, Hikari-chan. Creo que nuestras experiencias de niños nos hicieron crecer demasiado rápido en ciertos aspectos, y demasiado lento en otros… - Explicó Sora.

Mimi volvió su mirada hacia los hombres nuevamente.

-Cambiando de tema… - Dijo. - ¿Qué piensan de los chicos?

-¿A qué te refieres?

-Vamos, han pasado diez años, y nuestros amigos están mucho más guapos ahora… ¡Si están para comérselos!

-¡Mimi! – Exclamaron las dos chicas al mismo tiempo, sonrojadas.

-Ay, lo siento, tengo la lengua muy suelta, jeje. De todas maneras, ¿No piensan lo mismo?

-Um, bueno, yo… - Sora dudó. Mimi siempre fue capaz de tomar cualquier comentario de la manera errada.

La joven Yagami no dijo nada, y su mirada fue a caer con algo de nostalgia en el pelirrojo, quien era batido por Takeru sobre el mar.

-Ay, Hikari-chan, ya me di cuenta… – Le dijo Tachikawa con una expresión sospechosa.

-¿De qué hablas, Mimi-chan?

-Ya sé quien te gusta.

La hermana de Taichi se paralizó. ¿Cómo podía saber ella de su relación con…?

-Te gusta Takeru-kun, ¿No es así? Siempre lo vi venir…

Hikari no pudo reaccionar de inmediato… ¿Qué era lo que acababa de decir?

-Es cierto. – Agregó Sora. - ¡Cuando eran pequeños se veían tan tiernos juntos!

Después de unos momentos para procesar la información, Hikari logró hablar.

-¿Ustedes creen que… a mí me gusta Takeru-chan?

Ambas amigas asintieron.

-¡¡NO!! – Exclamó. - ¡Claro que no! Ay, pero qué tonterías dicen, ¡Qué los chicos no las oigan! Primero que nada porque NO me gusta Takeru-chan y también porque mi hermano lo matará de tan sólo oír ese rumor, ¡Sean serias, chicas!

La menor pareció enojada con el comentario, dejando extrañadas a las otras dos, que intercambiaron miradas intrigadas y luego se escogieron de hombros.

-Pues yo no veo que sea tan malo que te guste Takeru-kun, si ya lo dije, ¡Está para comérselo!

-Ay, Mimi-chan… - Sora río, agitando su cabeza. – No lo sé, a Takeru-kun sólo lo puedo mirar como al niño que conocí, no importa lo grande que sea ahora.

-Yo también, pero eso no quita que sea lindo. - Aclaró Tachikawa. - ¿Y los demás? Porque si Takeru-kun está más que bien, ¡Miren a Yamato! Él de seguro se hace una estrella de la música o algo, ¿No creen? Con su pinta y su forma de ser tan cool

-Parece que la que siente algo por los hermanos Ishida-Takaishi eres tú, Mimi-chan. – Acotó Hikari, algo sarcástica.

-Bueno, no lo niego, me gustan los rubios.

Sora agitó su cabeza ante la honestidad de su amiga.

-Definitivamente Osaka sacó todo de ti. No te lo callas nada, ¿Eh?

-Por supuesto que no, ¡Así no es divertido!

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10:55 Hrs.

En el agua, Yamato y Takeru estornudaron al mismo tiempo.

-No se irán a resfriar ahora, ¿O sí? – Advirtió Taichi. - Si ya acabó el invierno…

-Yo creo que más bien es que alguien hablaba de ustedes… - Mencionó Jou.

-¿Y qué te hace pensar eso?

-Ellas. – El azulado indicó al trío de chicas, quienes los miraban a ellos con una curiosidad extraña.

-¿Crees que hablan de nosotros? – Interrogó Takeru.

-Más que seguro. No debería extrañarte si recuerdas como era Mimi-chan hace diez años... ¡Ahora debe ser diez veces peor!

-Dejémoslas con sus 'conversaciones de chicas' mejor... – Sugirió Yamato, para seguir con el juego.

-Pero podríamos tratar de hacerlas estornudar a ellas también. - Sugirió Taichi.

-¿Qué quieres decir?

-Hablemos un poco de ellas. Está permitido ¿No?

El grupo de muchachos volvió a mirar detenidamente a sus tres amigas.

-Sora sigue tan guapa como siempre. – Acotó Yamato, casualmente.

Takeru lo miró raro, pero no hizo más que encogerse de hombros.

-Lo mismo podríamos decir de Mimi-san y Hikari-chan, ¿No?

-Hey, ¡No metas a Hikari en esto! – Interrumpió el hermano mayor de esta última, frunciendo el ceño.

-Tú comenzaste el tema, Taichi, no te quejes. - Objetó Jou. – Además, no creo que sea tan grave…

-¡Claro que es grave! Cuando pequeños podrían verse "tiernos" juntos, ¡Pero ya no! – Giró su vista hacia el hermano de Yamato. - ¿Entendido?

-Sí, OK...

-Yo no veo que haya que preocuparse, Tai. A Takeru cuando era niño no le gustaba tu hermana, le gustaba Mimi…

-¿¿Mimi-chan??

A lo lejos se escuchó otro estornudo.

-¡Eso fue años atrás! – Se defendió el menor. No podía estar más sonrojado. - Y no me gustaba, sólo la encontraba linda

-Lo mismo decías de Sora, ahora que recuerdo… Para tu edad ya estabas muy interesado en niñas, Takeru.

-¡Ese NO es tu asunto, Yamato!

La guerra de agua comenzó de nuevo. Takeru no le perdonaría tan fácilmente los comentarios a su hermano mayor… Taichi divertido se unió en contra de Ishida y así Jou tuvo que ponerse del lado del rubio mayor.

-¡Hey, Koushirou! ¿Qué haces ahí parado?

El grito de Taichi sacó de su concentración al pelirrojo, quien seguía mirando a las chicas incluso después de que los demás dejaron de hacerlo.

-Ya voy, ya voy…

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12:07 Hrs.

-Vamos por unos helados. – Avisó Taichi al grupo que descansaba, bajo sombrillas, del intenso sol del medio día. - ¿Qué es lo que quiere cada uno?

-¡Cualquiera que quite el calor! – Exclamó Jou.

-Lo mismo digo yo. – Afirmó Koushirou.

-Uno de nueces para mí. – Sora pidió.

-No quiero nada, gracias. – Se excusó Hikari.

-Yo sí. Tráeme el de ella también, Taichi-san. ¡Con uno sólo no llenaré mi estomago! – Acotó Takeru, sonriendo. – De piña, en lo posible.

-Cualquiera que contenga frutilla. – Finalizó Mimi.

-¿Para que combine con tu cabello? – Bromeó Yamato.

-¡Por supuesto! – La chica le guiñó un ojo.

-Ok, volvemos dentro de un rato.

Yamato y Taichi fueron por los pedidos. El hermano de Hikari intentaba recordar cada helado con los dedos de las manos…

-No te esfuerces, Tai. – Dijo el rubio. - Ya sé lo que quiere cada uno.

-Ah, ok. - Taichi miró hacía la heladería que quedaba a una cuadra. - Oye, Yama…

-¿Sí?

Yagami desvió la vista distraídamente al camino.

-Lo que dijiste de Sora… ¿Es que acaso te gusta?

Yamato no pareció entender en un principio, pero poco le importó.

-Dije que se veía bien, eso es todo… Creo que estás sobreprotegiendo demasiado a tu mejor amiga también, Taichi…

-Um, tal vez. - Llegaron al local de los helados. - ¿Entonces qué era lo que quería cada uno?

Yamato le dio la lista verbal, mientras trataba de captar lo que su amigo realmente estaba pensando…

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19:51 Hrs.

El resto del día pasó sin pormenores pero con muy buenos recuerdos de horas dinámicas y divertidas. Llegando ya la tarde los ocho amigos guardaron sus pertenencias y regresaron a su casa compartida. Les costaba creer aún que desde ese momento estarían los ocho juntos, como en su infancia, como en sus tiempos felices...

Apenas la puerta de entrada se abrió, las tres mujeres corrieron para ser las primeras en poder ducharse. Los hombres no tenían las fuerzas para contradecirlas...

-¿Saben? Creo que debemos comenzar a organizarnos. – Propuso Yamato.

-Muy cierto. Si vamos a vivir todos juntos hay que hacer turnos para cocinar, lavar, limpiar…

-¡Argh, Jou! – Taichi puso cara de disgusto. – Estamos cansados, ¿No podemos hablar de eso mañana?

-¿Y quién hará la cena hoy? – Le recordó Kido.

-Yo me encargo. – Se ofreció Hikari, volviendo junto a los chicos. – Si es que alguien me ayuda, eso s

-¿Y no te estabas duchando, hermanita?

-Sólo hay dos duchas y Sora-san y Mimi-chan me ganaron. – Rió. – Entonces ¿Quién me ayuda?

Los cinco muchachos evitaron la mirada de la joven Yagami… Hacer trabajo manual no era una idea muy atrayente en el momento, o en ningún momento...

-OK, OK. – Jou se puso de pie. – Yo lo haré.

El estudiante de medicina caminó con la nueva estudiante de fotografía hacia la cocina. Taichi suspiró.

-¡Estoy agotado!

-Te la pasaste corriendo durante todo el día, Taichi-san, - Comentó Koushirou. - ¿Qué esperabas?

-Pero es que tenía que aprovechar...

-¿Aprovechar qué? – Preguntó Takeru.

-El tiempo libre que nos queda. – Explicó el castaño. - Dentro de unas semanas comienzan las clases y ahí con suerte podremos disfrutar del aire libre…

-Eres un exagerado, Tai, y lo sabes. – Lo contradijo Yamato. - Sólo quieres asustar a Takeru por entrar a la universidad este año.

-No estoy asustado…

-¡Pues deberías estarlo! Los profesores te comerán vivo, – Insistió el hermano de Hikari. - ¡En serio!

-Exagerado, exagerado… - Repitió Yamato.

Koushirou sonrió.

-¿No será que te llevas mal con los profesores porque nunca haces los trabajos que te piden a tiempo, Taichi-san?

El chico no respondió. El pelirrojo había dado en el clavo.

-Será mejor que te tomes más en serio tus estudios, Taichi. – Le dijo Sora, quien acababa de entrar, vestida en sus pijamas, aún con el pelo mojado.

-Ya lo sé, ya lo sé… ¿Es que todo el mundo piensa recriminarme eso? – Suspiró con exasperación. - ¿Incluso lejos de mis padres?

Los demás chicos rieron de buena gana. Taichi seguía siendo el mismo Taichi, ¿No es así?

Estaban todos los presentes disfrutando de la situación cuando de la nada el castaño se movió como si algo se le hubiese caído debajo del sofá. Koushirou también, instintivamente se cubrió los oídos, aunque eso nadie lo notó pues el mayor de los Yagami llamaba más la atención.

-¿Qué haces, Tai? – Lo interrogó Ishida, aún riendo.

-Acabo de recordar que es Hikari la que cocinará... – Dijo, acomodándose en el suelo, y, al igual que Koushirou, tapándose los oídos.

-¿Y qué con eso?

-Verán...

Taichi no terminó su oración, y los demás no alcanzaron a comprender, puesto que...

¡¡BOOM!!

Un golpe ensordecedor se escuchó desde la cocina y la puerta de la misma se abrió con fuerza, dejando escapar un humo negro y olor a quemado...

-¡¿Hikari, qué hiciste?! – Se escuchó gritar a Jou desde el interior, con espanto.

Después de unos segundos en que todos parecían adoloridos y molestos por el fuerte ruido y el olor, Taichi sacó las manos de sus oídos.

-El asunto es, - Explicó, ya demasiado tarde. – Que Hikari no sabe cocinar.

Los demás lo miraron con cara de fastidio, pero por suerte para él, centraron su atención en el desastre de la cocina.

Puede que, aún pareciendo los mismos, habría muchas sorpresas de ahí en adelante, y puede que no todas serían agradables...

Continuará...