Notas Previas:
Ari: Creo que es poco decir que lamento mucho la demora, en especial por como dejamos la situación en el último cap. Y bueno, para que no me maten (Pues fue puramente mi culpa y no de Cris), aquí les va lo que pasó finalmente en la desastrosa cita de Mimi...
Cris: *Se rasca la nuca* No maten a Ari-chan!! Porque si no, no podrá seguir con el fic! ;)
Ari: Muy cierto! No me maten!... Ah! Y por cierto, ¡Feliz cumpleaños, Cris! ^___^ ¡Los mejores deseos de tu amiga Ari-chan!
Cris: Muchas Graciaaas!!! ¡Y feliz cumpleaños a ti también, Ari! De hace una semana!!
Ari: Jo.. Celébrennos a las dos! Yeah!
Oh, contestando a la pregunta de Jeru, el fic lo coloqué en la sección de Taichi y Mimi porque eran los protagonistas del capítulo anterior, como en el de hoy lo son Mimi y Takeru ^^
Capítulo 22: Como cuento de Hadas...
Koushirou levantó una ceja, confundido.
-Sigo sin entender. – informó a sus acompañantes.
-¿Qué es lo que no entiendes? – interrogó Takeru, exasperado. Su humor no era de lo mejor en ese momento.
-¿Qué hago YO acá? – cuestionó Izumi, quejándose. - Takeru-kun, en serio, ¡Esto no tiene sentido!
Yamato soltó un largo suspiro.
-Te traje porque necesito apoyo. – respondió el rubio mayor. – Jou estaba ocupado al teléfono cuando salimos, y a Taichi no lo he visto en todo el día...
-Estaba encerrado en su cuarto. – replicó el pelirrojo, en tono grave.
Ishida desvió la mirada al suelo.
-Oh.
-Aún así, - continuó Koushirou, - ¿Y las chicas?
-Ni locos. – Yamato tragó saliva. - Se enojarán si se llegan a enterar que seguimos a Mimi en su cita.
En efecto, frente al hotel donde en esos momentos estaba Mimi conversando con su extraño amigo norteamericano, Koushirou y Yamato trataban de convencer a Takeru de que calmara sus celos y volvieran a casa. Ni siquiera tenían en vista a la pareja para espiarlos como debían, pero Takaishi era más testarudo de lo que parecía y no quería retirarse hasta ver a Mimi salir por la puerta del hotel de regreso a casa.
-Pero, en primer lugar, ¿¿Por qué la seguimos?? – siguió quejándose Koushirou. – Es sólo un amigo, ¿No?
El basquetbolista volvió a la conversación luego de mirar largo rato por la ventana hacia el edificio de enfrente.
-Eso no lo sabemos con seguridad. – murmuró. – Podría ser, no lo sé...
-Un antiguo novio. – completó su hermano por él. – Y si ese es el caso, no es asunto nuestro entrometernos de esta manera, Takeru.
-Pero... – el menor bajó la vista. – Él...
Yamato presionó sus dedos contra su entrecejo, algo frustrado.
-Sé que estás celoso, hermanito, y lo entiendo, pero no tenemos ningún derecho sobre Mi-chan que le prohíba salir con...
-No es eso. – Takeru bajó la vista. – Ustedes... no lo vieron. Ese tipo. Era extraño... y Mi-chan se notaba nerviosa, y no estaba a gusto...
-Ummm. – ahora Koushirou miró hacia el edificio donde se hallaba su amiga. – Hikari dijo algo...
El rubio menor alzó su vista.
-¿Mi-chan habló con ella?
-No, pero algo dijo cuando Mimi-san anunció que saldría hoy. Creo que la escuchó hablando por teléfono con su amigo, y también sintió algo extraño.
-¿Ven? – Takeru sonrió al sentir que estaba en lo correcto. Su sonrisa lo abandonó cuando recordó en qué estaba en lo correcto. – Ese tipo es malas noticias, estoy seguro.
Su hermano mayor aún no parecía convencido, pero si relacionó algún par de recuerdos...
-Mi-chan nunca mencionó a este tal Michael antes... – comentó. – A decir verdad, ha dicho muy poco de lo que era su vida antes de reunirse con nosotros.
-Ninguno habla mucho del pasado. – replicó Koushirou. – Hablamos de cosas generales, a grandes rasgos, pero nada de fondo.
-Yo no he escondido nada. – alegó Takeru en su defensa. Luego miró a su hermano y prefirió callar. – Bueno... al menos nada relacionado conmigo...
El mayor soltó otro suspiro, pero fue Koushirou quien siguió la conversación.
-Lo de Yamato-san se entiende... más o menos. – respondió el pelirrojo. – El asunto es que es lo mismo con todos. Jou-san, por ejemplo. Todos sabemos de su novia en Nagoya, pero ¿Cuántos de nosotros nos enteramos por su propia voz?
-Estaba hablando con ella cuando nos fuimos. – recordó Ishida. – Discutiendo, más bien.
-Y también está Sora-san... – continuó Izumi.
-Ahí los únicos que pueden saber algo son Jou y Taichi. Mi-chan no ha logrado sacar nada en claro de su extraño comportamiento... – agregó el músico rubio.
-Eso me molesta. – reconoció Takeru, dejando por un momento su atención del edificio de enfrente. – Somos sus amigos. Siempre está ahí cuando alguien necesita ayuda, pero ella no quiere decir lo que la molesta.
-Lo mismo podríamos decir de Mimi-san si es que jamás habló antes de este amigo con quien está ahora... – dijo Koushirou.
-¡Ya está, me aburrí! – el rubio menor se puso de pie. – No seguiré aquí, nos vamos.
-¿A casa? – preguntaron dudativamente sus acompañantes.
-No, al frente. No me sentiré tranquilo hasta que vea que está haciendo Mi-chan con ese tipo.
Los otros dos soltaron un suspiro de frustración y trataron de seguir el paso acelerado de su amigo.
Nada más entrar al hotel notaron a lo lejos la falsa cabellera pelirroja de Tachikawa. Todo parecía normal. Conversaba tranquilamente con su acompañantes y bebía algo de vino.
-¿Ves, Takeru? No hay nada extraño en su cita. – lo regañó Yamato. – Será mejor que nos vayamos antes que Mi-chan nos descubra...
-No, espera, sólo un poco más. – suplicó su hermano. – Por favor.
El mayor intercambió miradas con el tercero del grupo, y ambos se encogieron de hombros.
-Está bien. – cedieron los dos. – Pero sólo un rato.
El deportista asintió feliz y volvió su mirada a la distante Mimi...
...
Su mirada siguió ahí, sin ningún cambio en la situación, bastante más rato después.
-¿Qué es lo que esperas, Takeru-kun? – cuestionó Koushirou, ya aburrido y cansado de todo eso. - ¿Qué acabe la botella de vino que tiene ahí?
-No, no, esperemos un poco más, puede que...
Pero Takaishi no terminó su frase. Un hombre grande y vestido en terno se les atravesó en la dirección donde miraban a Mimi.
-Jóvenes. Si no consumirán nada, les pido por favor que se retiren.
-¿Eh? No, es que...
Yamato comenzó a emitir excusas varias para justificar su presencia en el local, mientras su hermano trataba de seguir observando por sobre el hombro del señor. No veía muy bien, pero algo parecía ir mal...
Mimi... ¿Estaba llorando...? Y...
¡Se desmayó!
-¡Mi...!
-No, lo siento, pero tienen que retirarse, si no se van por su propia voluntad, los guardias les indicarán el camino. – insistió el hombre grande, impidiendo su avance.
Adelante, en donde su amiga se había desmayado, entre el amigo y los meseros la sacaron del lugar... ¿¿Hacía donde la llevaban??
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Veía todo borroso. Era lo único que tenía claro.
Borroso...
Era gracioso, casi. ¿Qué tan tonto era no tener nada claro más que todo estaba borroso?
No podía pensar con claridad...
¿Dónde estaba?
Parecía... no lo sabía... Nada, nada claro.
¡Que risa!
Ummm... si no sabía donde estaba... ¿Lo podría inventar?
Si, si. Quería estar... un lugar verde... ¡Y un castillo!
¡Como un cuento de hadas!
Si, lo decidió. Estaba en un cuento de hadas.
Y si así era... Entonces ella era un princesa, ¿No es así? ¡Por supuesto!
Una hermosa princesa con un gran jardín verde y un castillo, rodeada de hermosos animales...
La situación sonaba cursi, pero tenía derecho a hacer lo que quisiera, ¿No? Total, nada estaba claro.
Ummm...
¿Quería decir eso que podía controlarlo todo?
... No parecía ser así. Algo se acercaba, y eso no lo había pedido ella... ¿O si?
...
¡Oh, no! Si todo eso era un cuento, ese ruido seguramente significaba... ¡¡Un monstruo!!
Tuvo ganas de gritar.
Pero... la situación en que se encontraba era tan borrosa que no estuvo segura si efectivamente gritó o no...
Dudaba que todo fuera real... Aunque... tampoco podía decir lo contrario...
¿Cómo podía sonar tan lógica en una situación tan ilógica?
No entendía nada.
Aún así, la sensación del monstruo no desapareció, y se acercaba... Cuando finalmente lo vio, menos mal no era viscoso, pero tenía muchos brazos... ¡Y escamas! Ugh... Y aquello que sobresalía por atrás... ¿¿Una cola??
Y la cabeza...
La cabeza...
No distinguía la cabeza, demasiado borroso... Muy, muy raro...
Tal vez, si se esforzaba lo suficiente lo lograba... No perdía nada con intentar...
Aunque, ¿Por qué quería ver el rostro de aquel ser horrible que seguramente tenía intenciones de comerla?
No alcanzó a responderse, ya que, de golpe, la imagen se aclaró.
Era... ¿¿Ella misma??
No, no podía ser...
Eso ya no era gracioso...
¡Ella era la princesa del cuento, no el monstruo!
¡No podía ser el monstruo!
...
O... ¿O si?
No...
Tenía ganas de llorar...
Y lo hizo, estaba segura que si lloró. Por largo, largo rato. Mientras alrededor de su horrible figura el castillo y el jardín y los hermosos animales se hacían pedazos, volviéndose todo oscuro.
Un golpe la hizo caer hacia atrás, como... como siendo expulsada de su forma monstruosa... Y quien la miraba ahora desde ello era alguien más.
Volvía a ser ella la princesa simplemente para morir en manos de aquel...
Aquel...
¡¡Michael!!
La había empujado contra algo y estaba sobre ella. Su cuerpo no reaccionaba... Quería correr, escapar... ¡Gritar!
Pero nada pasó, no se resistió, no se movió.
Y en la desesperación, sólo alcanzó a murmurar un sollozo...
-... Por favor... no...
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-¿¿Dónde está todo el mundo??
Sora levantó la vista del televisor, luego de escuchar a Hikari dar vueltas por toda la casa, apareciendo de pronto a su espalda.
-Repartida por todo el mundo, Hikari-chan. – replicó la mayor con desgano.
-¿Y a ti qué te pasa?
La colorina se recostó sobre el sofá.
-Estoy cansada.
-Pero si hoy ni siquiera tuvimos clases.
-Pues no sé, simplemente estoy cansada.
-Lo que es yo, tengo hambre. – dijo la castaña sentándose también. – No he comido desde el desayuno para poder comer esta noche.
-¿Por qué hiciste eso? Es mejor comer un poco varias veces al día que esperar hasta tan tarde. Luego tendrás dolor de estómago.
La hermana de Taichi río.
-¿Es tú recomendación como médico?
Sora arrugó la nariz.
-Nah, no sé si seré capaz de llegar a eso...
-Umm. – Hikari se puso seria. - ¿Tienes dudas vocacionales?
-De estudio, más bien. – Takenouchi agitó su mano para restarle importancia. – Aún así, si quieres te cocino yo algo.
-Eh, es que estaba esperando que Yamato-san cocinara hoy. – reconoció la menor. – Siempre que el hace la cena devoro todo como un cerdo, por eso es que me aguanto no comer nada en el día.
-Ay, Hikari... – Sora emboza una sonrisa. – Pero no sé en donde se metió ni Yamato ni Takeru-kun. ¿No sabes tú donde está Koushirou?
-Desaparecieron los tres cuando yo estaba en la ducha. – la castaña se cruzó de brazos. – Me parece sospechoso.
-Muy sospechoso. – reconoció también Sora. – Pero no creo que haya que preocuparse si están los tres juntos...
-Ya, supongo. – Hikari se acomodó mejor en su asiento. – Ahora me podrías decir ¿Por qué Jou-san y el idiota de mi hermano están encerrados en sus habitaciones?
La colorina mantuvo su atención en el televisor, tratando de restarle importancia.
-Jou discutió con su novia por algo que no entendí, y terminó muy molesto. Tai ha estado raro desde hace días, ya lo sabes...
-Hum. – Yagami hizo un puchero. – No me gusta cuando la casa está tan silenciosa...
-No te oía quejarte aquellos días en que todos salíamos salvo Koushirou y tú... – replicó la mayor, embozando una sonrisa.
Hikari resopló levantando algo del cabello que tenía sobre la cara.
-En ese entonces no hacíamos nada que necesitara tanto un rato a solas de todas maneras. – explicó malhumorada la castaña. – Ahora ya es casi imposible con Taichi sobre nuestro cuello todo el tiempo.
Sora arqueó una ceja.
-¿Quieres decir que no lo han hecho... para nada? – la colorina se enderezó en el sofá. - ¿Nada de nada?
-No desde que nos volvimos a ver, al menos. – reconoció la menor, frustrada. - Cada vez que lo intentamos algo o alguien nos interrumpe.
-Uh. – Sora emitió un suspiro. – Bueno, al menos hay oportunidad de tener algo para ti en algún momento, lo que es yo...
-Pero vamos, Sora-san, tiene que haber alguien, al menos, no? – Hikari sonrió. – ¿Ningún chico de tu universidad ha llamado tu atención?
-No todas tenemos tu suerte. – respondió la otra, un poco molesta, poniéndose de pie. – Iré a preparar algo para comer, no parece que Yama y los demás vayan a volver luego...
Ya estaba camino a la cocina cuando la puerta de entrada se abrió de golpe y los cuatro miembros ausentes de la casa entraron con rapidez.
-¿¿Qué pasó?? – exclamó Hikari al ver el estado de la situación.
Los tres chicos tenían expresiones muy agitadas. Y Mimi iba inconsciente en brazos de Takeru, cubierta por el chaleco del menor, quien sin dirigirle la palabra a nadie, subió las escaleras camino a la habitación de la "pelirroja".
Las muchachas miraron con preocupación a los otros dos presentes, y en un acto poco creíble por parte de Koushirou, éste abrazó sin más a Hikari, casi ahogándola con su cariño.
-Kou-chan... ¿Qué pasó? – repitió la menor, esta vez casi como un murmullo.
-Es una larga historia... – replicó el otro, relajándose levemente al sentir a su novia tan cerca.
-Y una historia muy complicada también. – finalizó Yamato mirando hacia las escaleras por donde su hermano y su amiga habían desaparecido.
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Fue mucho más entrada la noche cuando Mimi pudo abrir los ojos y ver con claridad. Su memoria le jugaba chueco, sólo recordaba lo borroso de alguna historia infantil... ¿Por qué?
Ella... ¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde... estaba?
¿Su cama?
Pero... ¿Entonces fue un sueño? El monstruo gigante claramente no era real, pero...
¿Y ella de princesa? Por favor, hace mucho que dejó de ser una niña para imaginar tamañas tonterías...
Como un rescate...
Si, ahora recordaba... El horrible monstruo sobre ella, a segundos de acabarla, de comerla viva, devorarla, destrozarla...
Pero algo lo detuvo.
Y Mimi, a lo lejos, a pesar de la oscuridad, o gracias a ella, lo notó. Envuelto en luz brillante, un poco extraño porque aquella luz era amarilla, como si fuera un semáforo a punto de dar el rojo de detención a la desesperada situación.
Ummm, ok, esa era una mala analogía.
Pero igual, el asunto es que fue salvada.
Le dolía la cabeza. No podía recordar los hechos... ¿Por qué estaba a merced de un monstruo en primer lugar? ¿Y por qué seguía pensando en el asunto como su hubiese sido real?
Se sintió real...
Aún no tenía mucha movilidad en su cuerpo. Se sentía cansada, adolorida, y los ojos le ardían.
Pero estaba en su cuarto, a salvo de cualquier peligro, ¿No es así?
Captó algo de movimiento a su lado, y se giró a mirar.
Aquel de la luz amarilla estaba ahí.
-Takeru... – murmuró, sonriendo a pesar de la rareza del asunto.
Debía ser muy tarde para que hubiese tanta paz en la casa. No se escuchaba sonido alguno más que su respiración y la de él.
Takeru... la salvó. No estaba segura de qué, ni cómo, ni siquiera por qué, pero así fue. Fue su esperanza... hecha realidad.
-Como un príncipe azul en un cuento de hadas... – volvió a murmurar, riendo. - ¿O sería un príncipe amarillo?
La mano de él estaba sobre la suya, y dormía apaciblemente. Ella trató de soltarse, pero no supo si, por su falta de fuerzas o por decisión de él, no pudo separarse.
No le importó. Se sentía segura con él a su lado ahora.
No quería separarse de él nunca más...
Continuará...
Notas:
Ari: Ah, no fuimos tan malas al fin y al cabo ^^;; porque claro, para eso nos queda mucho fanfic por delante!!
Cris: Uhh *^_^* ¡Que lindo final! Y si, hay mucho más fic. Espero hayan disfrutado este captílo J
Ah, y Ari-chan, ¿No vas a explicar qué es "Sekusu tomo"? Zero volvió a preguntar y la gente no sabe ^^U
Ari: No, no diré nada aún. Si lo digo se va la sorpresa. Pero pueden inferir si quieren. La respuesta se sabrá dentro de tres capítulos más ^o^
