CASA PARA OCHO

Notas:

Cris: Antes que todo, Quisiéramos felicitar a Lara por las buenas noticias de hoy y la aprobación de sus ramos. Así que: ¡¡Felicitaciones!! Tu carrera es MUY difícil, así que aplausos!!!

*Ari y Cris aplauden vigorosamente*

Ari: Te mereces esas excelentes calificaciones, felicidades!!!

Cris: Este capítulo va dedicado a ella, por ser una fiel lectora. Siempre ansiamos leer tus opiniones ^o^

Ari: Ahora aprovecha tus vacaciones!! Y más aplausos para ti!!!

*Idem ^^*

Ari: Ahora si, sobre el fic...

Cris: Ari-chan está con las pilas puestas!! Bieeeen!

Ari: Y sin más preámbulos...

Capítulo 23: Mi decisión (Segunda parte).

En la oscuridad de la habitación, el tranquilo ritmo de respiración de Takeru se interrumpió cuando éste recuperó conciencia.

Se había quedado dormido...

Supuso que no había nada de malo en eso, estaban seguros en casa... Aún así, presionó con fuerza la mano de Mimi que sostenía con la suya, para asegurarse que la muchacha no se había esfumado.

-¿Despertaste? – escuchó la voz suave y algo entrecortada de la "pelirroja".

-¡Mi-chan!

Takeru levantó rápidamente la cabeza para mirar a los ojos a su amiga. No supo si lanzarse sobre ella en un abrazo o mantener distancia. Optó por lo último, pero pasó suavemente los dedos de su mano libre por la mejilla de ella, y al contacto, Mimi dejó caer un par de lágrimas que rodaron hasta caer sobre las sábanas.

Tras unos segundos, Mimi aprovechó el cariño para desahogar el miedo que hace unas horas no había sido capaz de dejar salir...

-¿Estás bien? – preguntó él al fin.

-Dentro de todo, si. – replicó ella, sin dudar. Se limpió la cara y sonrió. – Muchas gracias.

Takeru asintió. No supo qué decir...

Tras otro momento de silencio, Mimi bajó la cabeza.

-¿Qué pasó... con Michael?

-¿Qué recuerdas?

Tachikawa suspiró.

-No mucho. Traté de hacer memoria pero todo es demasiado extraño... – negó con la cabeza. - Sé que Michael me drogó, y que tú en algún momento apareciste, nada más.

-Yamato y Koushirou-san estaban conmigo. – explicó el rubio. – La verdad... – el menor inevitablemente se sonrojó. – Lo siento, Mi-chan. Te seguí en tu cita y le pedí a ellos que me acompañaran para vigilarte... Estaba un poco celoso...

-A los espíritus gracias por eso. – replicó ella, soltando su primera risa sincera de la noche.

Takeru sonrió también, decidiéndose a continuar la historia. Sabía que Mimi quería saber.

-No sé qué fue lo que te hizo tomar, pero cuando llegué al hotel te vi desmayarte... – tomó una pausa. – Tuvimos unos cuantos problemas con el gerente del hotel, pero Koushirou se las arregló para que nos dejaran en paz ordenando algo de comer, y ahí aproveché para intentar averiguar a donde te había llevado ese... ese... – Takeru apartó el rostro para que la chica no notara su intensa rabia. – Tardé un poco en convencer a la recepcionista en que buscara por todos los "Michael" del hotel. – soltó un bufido. ¿Cómo alguien podría complicarse tanto al escribir un nombre extranjero en el registro de la computadora? – Lo que pasó después...

-Abriste... – Mimi pausó, poniendo todo su esfuerzo en recordar. – Echaste la puerta abajo, ¿No es así?

El rubio continuó con su mirada lejos de ella, ahora un poco avergonzado. Había sido completamente dominado por la ira, en especial cuando por más que golpeaba la puerta, no obtenía respuesta. Y cuando la escuchó gritar...

-Gritaste. – le comentó, tratando así de asegurar que no había sido idea suya y de su ira. – Por eso eché la puerta abajo.

Ella cerró los ojos, ordenando sus ideas. Gritar... y llorar. Había hecho ambas cosas. Por alguna razón, no pudo hacer nada más que eso...

-Él... Michael... – Takaishi, a pesar de la ira que ese nombre le traía, no pudo evitar sonreír. Incluso si era por haberse ya descargado por completo con él. – No te volverá a molestar, te lo aseguro.

Tachikawa suspiró. No necesitaba preguntar más, no estaba tan segura si quería los detalles de cómo Takeru se las arregló para causar el miedo suficiente en aquel que alguna vez quiso tanto... Se daba una buena idea, de todas formas.

Ahora fue el turno del hermano de Yamato de interrogar.

-¿Segura que estás bien? Cuando te encontré... – él se pasó la mano por el cabello, un tanto incómodo. – No sé lo que ese tipo te dio, pero te tuvo como atontada, no reaccionabas...

-¿Hice algo que no debía?

-¿Eh? No, apenas... er... terminé con Michael, te desmayaste, pero aún así...

La chica asintió, entendiendo ya bastante mejor lo ocurrido. Se acomodó en su propia cama, y finalmente separó la mano que la mantenía unida con el menor.

Él pensó si con eso ella le pedía quedarse a solas, pero se sintió con el derecho a quedarse, no la veía totalmente segura aún...

-Mi-chan, yo...

-Te quiero.

Takeru casi se cae de espaldas.

-¿Uh? ¿Qué dijiste?

La "pelirroja" tenía el semblante serio, pero sus ojos brillaban con tal intensidad que podían iluminar la habitación completa.

-Quiero que sepas que te quiero mucho, que lo que hiciste hoy por mi me abrió los ojos en más maneras de las que crees... – había ilusión en su voz, pero también un dejo de tristeza. – Me gustaría... formar algo contigo...

Él no esperó y volvió a tomar las manos de ella con las suyas.

-Yo también, Mi-chan, no sabes lo mucho que...

Ella no lo dejó acabar.

-Espero un poco, Takeru. – su seriedad hizo que el rubio se apartara nuevamente. – Antes que decidamos nada...

-Haré lo que me pidas. – trató de asegurar el muchacho, interrumpiendo. Pero luego lo pensó mejor y agregó: - Excepto convencer a Yamato de formar un trío. Soy muy abierto de mente y todo, pero es mi hermano y en serio me daría asco. – luego lo pensó nuevamente. – Tampoco lo haría con Jou-san, ¿Ok? Él está comprometido... ¡Y no me gustan los hombres!, lo que descarta a Taichi-san también. – otra pausa, en la que Mimi intentó hablar, pero él nuevamente la interrumpió, dejándola con las palabras en la boca. – Puede que con Koushirou-san lo considere, pero sólo si eso incluye a Hikari-chan, ¿Te parece?

Ni cuenta se había dado Takeru de cómo dejaba que las palabras salieran de su boca ante el nerviosismo de la situación. Aunque la chica se había mostrado segura ante su declaración, él era capaz de salir con cualquier cosa, cualquier cosa, con tal que ella no cambiara de opinión. O al menos eso dejaban ver sus nervios.

La seriedad se fue rápidamente de la expresión de Mimi, y se partió de la risa. Takeru se puso de todos los colores al darse cuenta de cómo lograba avergonzarse a si mismo.

Mimi se tomó sus minutos para reírse de buena gana a expensas del pobre chico a su lado antes de volver al tema original.

-Perdón. – dijo ella tratando de calmarse. – A lo que iba, Takeru, era a otra cosa. – se secó una lágrima risueña antes de continuar. – Yo... No he sido completamente honesta contigo.

-¿A qué te refieres?

-Bueno... – Mimi bajó la vista. – Hay muchas cosas de mi que no conoces, y, aunque realmente quiero que lleguemos a estar juntos, siento que... – suspiró por última vez. – Tienes que conocerme un poco mejor antes de tomar esa decisión.

Takeru iba a replicar algo que cabría en la categoría "No me importa nada mas que estar contigo", pero al notar la plegaria de su próxima-a-ser-novia (o al menos eso esperaba), prefirió hacerle caso y asintió, sentándose sobre la cama, preparándose para una larga noche...

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Los acontecimientos del día definitivamente no ayudaron a su situación actual.

Él tenía parte de la culpa, y estaba dispuesto a aceptar eso. En serio que si, luego de haberse pasado todo el día anterior encerrado en su habitación analizando sus problemas, llegó a pocas, pero suficientes e inmediatas decisiones.

O eso creyó, hasta que el nuevo día comenzó.

Y salió a trotar, como hacía cada fin de semana, tratando de retomar aquel ritmo de orden que llevaba desde hace meses en la casa. Excepto por el hecho que ahora no sabía cómo mirar a la cara a Yamato y no estaba seguro de querer dirigirle la palabra a Koushirou, y se andaba con cuidado cuando Hikari estaba cerca para no comenzar otra guerra...

Estaba harto de las peleas.

¡Pero la situación simplemente NO mejoraba!

Al llegar ese día de su recorrido, venía decidido a perdonar que el resto de sus amigos le hubiese negado ciertas verdades. Su conflicto era con Hikari y Koushirou, y si seguía dejando que eso influyera en su relación con los demás, más le valdría irse de la casa. Y más que nada en el mundo, Taichi no quería hacer eso.

Entonces, volvió a la casa con una sonrisa, y saludó a todos como pudo. Hasta que notó la diferencia.

Mimi.

Y Takeru, por consecuencia.

Los demás estaban entre tristes por algo relacionado con la "pelirroja" y felices de ver a una pareja bien poco esperada por todos.

O al menos eso esperó Taichi, que ya no aguantaría más secretos.

Y no es que le molestara la pareja. Si fuera cursi podría hasta aceptar que se veían "lindos"... Pero todos se mostraban tan graves con el asunto...

Y ni hablar de las miradas que recibió cuando comentó que se le hacía raro que la chica fuera dos años mayor que el chico.

Uy, la cátedra que le dio Sora sobre que "En el amor no importa la edad"... Y Las insinuaciones de Hikari sobre su relación con Jun... No que eso hubiese sido nunca una relación, pero... Argh. Ni siquiera lo había dicho con mala intención.

Quería estar feliz por sus amigos, por una vez que sea, pero no lo dejaron ser.

Lo que lo llevó a otra tarde de divagación en su posición frente a sus amigos.

Al rato de las felicitaciones por la nueva pareja, vinieron comentarios sobre algo que había pasado la noche anterior. Al parecer Mimi había pasado un mal rato en una cita, un MUY mal rato.

Más que eso no pudo averiguar Taichi, y no estaba seguro de querer saber. No quería más secretos, pero aún tenía conflictos sobre qué hacer como amigo y qué no.

Rayos, le gustaría que al menos alguno de sus problemas se acabara, o que al menos no siguieran apareciendo más.

Lo agradecería sobremanera.

Pero claro, nunca antes las cosas se le habían dado fáciles, ¿Por qué habría de ser así ahora?

Ya era muy entrada la noche. Se había pasado el día haciendo una cosa o la otra. Por primera vez agradecía a la universidad y las tareas. Pero ahora, nuevamente, no podía dormir.

Estaba en la sala principal, en el sofá frente al televisor. Hace rato que el televisor estaba apagado, eso si. Necesitaba pensar y el aire estaba sofocante en su cuarto, más aún después de haber pasado todo el día anterior ahí.

Había estado dispuesto a solucionar algunos de sus asuntos, pero todos estaban tan pendientes de Takeru y Mimi, y él desinformado y un poco fuera de lugar, que se mantuvo al margen.

Y ahora...

Ahora escuchaba pasos bajando la escalera. Lentos y livianos.

Tal vez era Sora. Siempre que tenía el sueño liviano podía escuchar a la colorina bajar a la cocina por algo de comer. Pensó en hablar con ella, pero lo pensó un poco más y se negó. No esa noche, no tenía ganas de más sermones.

Así se hizo el dormido. El sofá cubría su cuerpo así que Sora no lo vería. Se asomó levemente para verificar que la chica entrara a la cocina para poder relajarse.

Pero no era Sora quien bajó, y no buscaba comida.

Era Hikari. E iba claramente rumbo al cuarto de Koushirou.

Oh, esto sería bueno... Por fin una excusa para matar al pelirrojo, con las manos en la masa...

La menor de los Yagami era sigilosa. Taichi por fin entendió cómo era se las arregló tantos meses sin nadie enterarse de su relación con Izumi. El castaño no se dejó ver cuando Hikari ya estaba frente a la puerta de su novio. Si sólo los pillaba conversando podría no servir como suficiente excusa para enfadarse. Para su disgusto tendría que esperar a que algo más pasara, pero pensar en las manos de Koushirou sobre su hermanita... ¡Le hervía la sangre!

-Kari-chan, ¿Qué haces aquí? – interrogó el chico una vez que abrió la puerta. La muchacha se disponía a entrar, pero Koushirou no le abrió paso. – No, Hikari. Vuelve a tu cuarto.

-Ay, Kou-chan... – ella se quejó. – Si me iré temprano en la mañana, mi hermano no se enterará.

-No es justo seguir mintiéndole. – insistió Izumi negando con la cabeza. – Y no quiero arriesgarme a otro golpe en la cara, gracias.

Hikari hizo un puchero.

-¿Pero no vale la pena eso por estar conmigo?

-Ni digas eso, Kari... – el pelirrojo parecía aproblemado con su decisión. – Pero... A pesar de todo, Taichi-san es mi amigo, y sí le jugamos chueco al no decirle nada...

-No vengas a hacerte el desentendido ahora, Koushirou. – criticó ella, alzando un poco la voz. – La idea de no contarle fue de ambos. No me eches la culpa ahora.

-No estoy haciendo eso...

-Si quieres voy a la habitación de mi hermano y le aviso que estoy aquí. O mejor, ¡Pego un grito y despierto a toda la casa!

-¡No te comportes como una niña, Hikari! – el tono de Koushirou sonaba peligroso. – Estoy tan harto de esta situación como tú, pero fue esa decisión de no decirle la que nos provocó esto y hay que admitirlo.

-Claro, si le hubiésemos dicho desde un principio habría actuado como un idiota en ese entonces y para ahora ya habríamos terminado. – declaró la chica, igualmente molesta.

Koushirou no replicó, pensando que eso podría ser cierto. Taichi también lo pensó... Y llegó a la misma conclusión, pero eso no quitaba que era lo correcto de hacer.

-Kari, - el muchacho la tomó por los hombros, mirándola a la cara. – Yo te amo. Cuando hagamos a Taichi-san entender eso, todo estará solucionado. Por ahora sólo nos queda ser lo más justos con él que podamos y no hacer cosas a sus espaldas.

-Supongo que tienes razón... – Hikari dudó. – Pero el problema no eres tú, soy yo y la poca confianza que Taichi me tiene a mi.

-¿A qué te refieres?

Ella suspiró.

-Yo creo que mi hermano puede llegar a entender que tú me ames, pero le cuesta ver que yo sea capaz de sentir lo mismo por ti...

Entendimiento se vio en los ojos negros del pelirrojo. Y un poco de decepción.

-Siempre pensé que Taichi-san tenía una mejor opinión de mi... – murmuró por lo bajo.

-¡No es eso, Kou-chan! – corrigió rápidamente la castaña. – Tú no me viste en los últimos tres años... Ya te conté de eso, de mis... novios... – bajó la vista. – Varios de esos chicos eran amigos de Taichi. Por mi culpa algunos nunca más le dirigieron la palabra. Yo... nunca duré mucho con ninguno, y siempre lograba sacar lo peor al momento de terminar la relación. De quien Taichi no tiene una buena opinión es de mi. No me cree capaz de quererte como te quiero, porque si te quiero y...

Y en ese momento, Koushirou la abrazó.

-Pues tendremos que hacer que cambie de opinión. – afirmó, sosteniéndola firmemente. – Pero de una buena manera, ¿Si? – pidió, separándose nuevamente de ella.

-Está bien. – la menor asintió. – Y la verdad, yo tampoco quiero verte con otro moretón...

El castaño, que escuchó toda la conversación no de muy lejos, decidió esconderse un poco mejor para cuando su hermanita diera media vuelta para regresar a su habitación.

Escuchó perfectamente, eso si, aquel beso de despedida que se dieron, que no sonaba para nada tierno, y mucho menos inocente...

Y tomó una decisión. Una que haría cumplir en serio. Ahí y ahora.

Oh, Koushirou nunca entenderá el error que cometió, pero eso ya no era asunto de él.

Esperó el momento adecuado al escuchar los pasos de Hikari en el segundo piso. Fue así cuando se movió y fue directo al cuarto que hace unos segundo tenía su puerta abierta. Iba dispuesto a algo... inimaginable.

-Hikari, ya te dije que... – dijo Koushirou cuando escuchó que alguien estaba a la puerta de nuevo.

Pero ese alguien no era su novia.

Era el hermano de su novia.

Tragó saliva cuando Taichi cerró la puerta tras de si, dejándolos a los dos solos en la habitación.

El castaño lo miró seriamente, que en la oscuridad de la noche, solo mostraba un semblante sombrío...

-Tenemos que hablar.

Continuará...

Notas:

Cris: ¿¿Qué le hará Taichi a Kou?? Que miedo!! _ La escena de Takeru y Mimi fue muy linda, lo hiciste bien, Ari-chan!

Ari: Gracias ^^ ahora a ver cual es el futuro del pobre Koushirou... ah, y eso que aún no pasa nada... las cosas comienzan a ponerse buenas recién ahora! Jua jua.

Cris: Una cosa, no vamos a cambiar las parejas a pedido de los lectores. Ya tenemos todo listo respecto a este fic, así que no insistan.

Ari: Agradecemos la opinión, pero al fin y al cabo el fic es nuestro, y las decisiones son nuestras también, ok? Gracias. Hasta el siguiente capítulo!