Notas:
Ari: Er... A pasado el tiempo, ¿Verdad? ^^U
Cris: Por fin un nuevo capítulo! A leer!
Ari: Mil disculpas y todo eso, tengo excusas suficientes pero no me pondré a hablar de ellas aquí.
Cris: Sólo esperamos que los lectores de siempre no hayan desaparecido ^^U
Ari: Y este capítulo va para Lara. Razones obvias, ¡¡Se nos gradúa en dos días!!
Cris & Ari: ¡¡Felicidades, Lara!!
Capítulo 25: Mi Yo actual.
La habitación de Jou está lejos de ser una de las más ordenadas. Tiene tantos libros, de tantos variados temas, que aunque los acumulara todos juntos en un rincón igualmente habría un aire de desorden. Aún así, es un lugar pequeño y cómodo, agradable si se quiere estar solo, al ser la penúltima del pasillo en el segundo piso. Desde que hace tantos meses los ocho amigos se reunieran, Jou agradeció la tranquilidad que el lugar donde duerme y estudia le produce.
Pero ahora... La tensión del ambiente es tan agobiante que puede cortarse con cuchillo...
Después de una hora desde que ella apareció en su puerta, Jou no sabía si sentirse avergonzado o aún molesto. No recordaba con claridad lo que había iniciado la última discusión con su novia, pero definitivamente no esperó verla en su casa dispuesta a solucionar el problema en persona.
Tomar unas semi-vacaciones por la salud de su relación era mucho más de lo que podía esperar de alguien tan fanático de los estudios como ella, siendo un caso incluso peor que el de Jou mismo.
Apenas llegó él la arrastró a su habitación. Ya podía imaginarse todo lo que sus amigos le preguntarían después... Menos mal Mimi no estuvo presente cuando Umi apareció.
La miró de reojo. Como siempre muy bien vestida, con un traje de dos piezas. Una blusa escotada y una falda hasta arriba de la rodilla. Su nariz respingada acompañaba sus penetrantes ojos, irónicamente de azul océano, que se mantenían observando a su alrededor, mas no a Jou, mientras sus dedos jugaban con las puntas semi onduladas de su largo cabello castaño con reflejos negros.
-Umi... Debiste avisarme que venías. – comenzó él por fin. - Podrías haberte perdido.
-Nadia-chan tenía cosas que hacer en Tokyo y me trajo. – replicó ella, decidiendo ponerse cómoda y sentarse sobre la cama.
-¿Tu hermana vino contigo? – cuestionó él.
-No, sólo me trajo. – replicó Umi, dejando ver por primera vez desde que llegó su incomodidad. – Sabes que no te soporta.
-Imposible olvidarlo. - murmuró Jou, de mala gana.
Toda la familia de su novia lo recibió de brazos abiertos, desde el comienzo. Salvo por la detestable hermana gemela... Pero ese no era el asunto ahora.
-¿Tu amiga estaba molesta por algo? – preguntó la chica de pronto.
-¿Uh? – a Jou le tomó un momento entender a lo que se refería ella. – Ah, Sora-chan. – le preocupaba el tema, pero no estaba seguro de querer mostrar aquello justo en ese momento. - Pues no lo sé...
-Parecía muy ansiosa por irse. – siguió su novia. – Ni siquiera se presentó antes de salir.
-¿Por qué estás acá, Umi? – interrogó él, cambiando de tema drásticamente. – No es que no quiera verte, pero...
-No quiero que sigamos peleando por tonterías, Jou-kun. – ella habló, directa y al grano. Esa siempre fue considerada una de sus virtudes.
-Pues eres tú quien quiere cambiar las cosas como están. – le recordó Kido, incómodo.
-¡Porque te extraño! – exclamó, mostrando en sus rasgos que su temperamento podía ser difícil de controlar una vez provocada.
-Y yo a ti, pero no puedo irme así como así. Están mis estudios y mis amigos...
-¿Y qué pasará cuando nos casemos? – insistió la muchacha. - ¿Has pensando en eso?
-Falta mucho aún.
Aquello logró que su acompañante suspirara profundo. Sin quererlo comenzaron a discutir de nuevo...
-Lo sé. Y sé que tus estudios y tus amigos son importantes. Tanto como los míos lo son para mi. - reconoció ella, poniéndose de pie y acercándose a su novio. – Por eso vine. A decirte que entendía, y que espero tú me entiendas a mi también.
Él se ruborizó, pero procedió a acercarse también, acariciando con delicadeza la mejilla de quién quería tanto...
-Lo siento. – se disculpó Jou. – Nos dejamos llevar...
Ella aprovechó la cercanía y la privacidad para abrazarlo. Fue un abrazo no apasionado, sino tranquilo. La tranquilidad de dejar pasar el mal rato.
-"No puedo más". – murmuró ella en la cercanía. – Quiero ser capaz de decir eso, de dejar todo de lado y rendirme, pero sé que no es así, que si puedo más. Por los dos, aún tengo fuerzas.
Jou sonrió. La fuerza de su novia no la tenía cualquiera...
-¿Te quedarás unos días? – preguntó entonces.
-Una semana, si no te molesta.
-Para nada. – aseguró él. – Pero, ¿No te causará problemas con tus clases?
-Semana de exámenes. – explicó ella, sonriendo. – Me eximí de todos.
Con eso, Kido soltó una carcajada.
-Ay, y por un momento pensé que me habías preferido a tus estudios...
-Oh, vamos, Jou-kun. No te pongas celoso ahora. – bromeó Umi, sin dejar de abrazarlo. – Sabes que los quiero por igual.
El azulado giró sus ojos. Al fin y al cabo era su culpa, el enamorarse de alguien más aficionado a los libros que él...
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-Espero no te importe compartir habitación.
-No, por favor. Estoy muy agradecida por el ofrecimiento de quedarme aquí. Tenía todo listo para irme a un hotel.
"Una chica formal." Mimi decidió. Observó con discreción a la novia de Jou, tratando de captar aquello que podría haberla conectado con uno de sus mejores amigos. La formalidad y seriedad podrían ser virtudes a los ojos de Kido, pensó. Bien recordaba como Jou siempre los regañó de pequeños. Aunque ahora mayores se veía la mitad de serio que en ese entonces... Tal vez porque ahora su vida no corría inmediato peligro...
-¿Un hotel? – repitió. – Pensé que te decepcionarías por no poder dormir con Jou-san. – sonrió. – Claro que Jou-san sabe que lo molestaríamos eternamente por eso, jaja.
-¿Dormir con Jou-kun? – replicó la visita, con un tono de voz que claramente luchaba por evitar sonrojarse. – Eso sería muy fuera de lugar de nuestra parte.
Mimi continuó armando la cama que hasta el día anterior había usado Hikari. ¿Qué cara pondrá Sora cuando vea a su nueva compañera de cuarto? Taichi dijo que su amiga se había visto incómoda con la recién llegada, pero no sabía de ninguna razón para que aquello fuera cierto...
-No te preocupes. – le aseguró la renovada castaña a su acompañante. – No somos precisamente un grupo preocupado por la educación...
-Aún así, – continuó Umi. – No estamos casados.
"Modales," resolvió Mimi, "Algo raro de encontrar en esos días". Esa chica parecía incluso peor que Jou...
-Por favor, - Tachikawa soltó una carcajada. – Suenas como si Jou-san y tú nunca... – miró la expresión de Umi y ésta se encontraba inevitablemente ruborizada. – ... Oh.
La novia de Jou desvió la mirada, pasando los dedos por su cabello en un gesto nervioso.
-Es importante para mi estar de blanco el día que me case. – explicó.
-Quieres decir llegar virgen al matrimonio. – tradujo Mimi, aún sonriendo.
La otra asintió.
-Eso es... – Dudó, buscando la palabra adecuada. – Muy noble de tu parte.
-Bueno... – la visita siguió. – Jou-kun lo entiende.
Los ojos de Mimi se abrieron más de la cuenta ante la idea de...
-Quiere decir que Jou-san también...
-No. – la novia del susodicho la interrumpió, cambiando su vergüenza por una clara molestia en su expresión. – Jou-kun... Jou hace tiempo que se hizo hombre.
Mimi prefirió no hacer comentarios en voz alta al respecto. "Jou no es virgen, que alivio...". No es que fuera malo serlo, pero con lo ocurrido dos noches atrás... No le gustaría tratar con alguien que no tuviera idea del tema.
-Por lo que me contó Jou-kun de ustedes este no parece tu cuarto. – hizo notar Umi de pronto, cambiando bruscamente de tema.
"Observadora," Mimi ahora descubrió. "Esa no es una cualidad cualquiera tampoco".
-¿Qué puede decir Jou-san sobre mi para que deduzcas eso?
-Esta habitación está ordenada.
Tachikawa rió. Era un dato bastante obvio...
-Pues si, aquí duerme Sora-chan.
-¿La que salió apresurada cuando yo llegué? – infirió Umi.
-Si, me parece. – la castaña finalmente acabó de hacer la cama y caminó hacia los cajones vacíos del mueble más cercano. – Puedes guardar tus cosas aquí. Es una suerte que Hikari-chan se mudara hoy. Dejó justo el espacio para que te instalaras tú.
-Hikari-san es la otra muchacha, ¿No? ¿Adónde se mudó?
La sonrisa de Mimi se curvó más, si eso era posible, como si tras ella escondiera un chiste curioso.
-A la habitación de su novio. – informó, esperando la reacción.
-¿Su novio? – Umi parpadeó. – Pero...
-Llevan juntos mucho tiempo. – explicó Tachikawa, sintiéndolo casi como una excusa. – Tuvieron que sobrellevar muchos problemas para poder llegar a eso. Espero no te incomode.
La otra chica pareció querer decir algo, pero se contuvo.
"Cuida sus palabras." pensó ahora Mimi.
-No es asunto mío inmiscuirme en la vida de los demás. – dejó salir la visita. – Mucho menos si fue complicado para ellos llegar a ese nivel en su relación. – finalizó, emitiendo una tímida sonrisa.
"Respetuosa," incluyó Mimi a la lista de características que llegaba a captar. "Y una romántica empedernida." agregó con satisfacción.
-¿Mi-chan? – la puerta del cuarto se abrió con Takeru asomando su cabeza. – Te estaba buscando.
-¿Y para qué sería? – preguntó ella, juguetonamente.
-¿Necesito tener una razón? – cuestionó él de vuelta.
-Excelente respuesta. – la castaña se dirigió a su anterior acompañante. - ¿Te molesta si te dejo sola? Jou-san seguro viene en un rato.
-No hay problema.
Con eso, Mimi hizo un rápido gesto de despedida y tomó de la mano a su novio. Apresuró el camino a la habitación continua, la suya propia, dispuesta a hacer cosas que claramente se caían del estándar de la relación de Jou y su novia, pero poco le importó. Ella hace mucho tiempo descubrió que no podría casarse de blanco...
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La sonrisa de Koushirou duró hasta que se percató que la nueva habitante de su cuarto venía acompañada de tantos cojines y peluches que ya no podía sentarse sobre su cama con facilidad.
-¿Sabes? Estoy pensando seriamente en un cambio de pieza. – le propuso a Hikari, tratando de hacerse espacio entre tan nuevo desorden. – Creo que lo lógico hubiese sido que yo me mudara al cuarto de Sora-san y ella viniera para acá. – el pelirrojo rió, un poco nervioso. – Aunque, siendo sincero, prefiero mantenerme lejos de Taichi-san, sólo por si las dudas. No hay que tentarlo, ¿No crees, Kari...?
La muchacha parecía en otro mundo. Miraba intensamente un peluche con forma de gato que sostenía con fuerzas. Al sentir la mirada encima salió de su trance y volvió a su novio.
-Ah, perdón. ¿Decías algo?
Izumi se puso serio de inmediato.
-¿Qué pasa, Hikari?
Se notó rápidamente en su rostro que ella pensó en mentir, pero con todo lo ocurrido con Taichi horas antes y la noche anterior, Koushirou no dejaría escapar el tema tan fácil.
-Dime. – pidió, su voz también sonando como petición.
La joven Yagami suspiró, mirando nuevamente el peluche de gato.
-Me preguntaba dónde fue a parar mi antigua yo.
Su compañero no replicó. No sabía a lo que ella se refería.
-Quiero decir, - ella continuó. - ¿Cómo fue que llegué a esto? ¿Qué pasó con la hermana pequeña de Taichi? Antes... – dudó por un instante. – Antes tenía la capacidad de sentir lo que otros sentían y verme afectada por ello, relacionarme con los sentimientos de los demás...
-Empatía. – infirió Koushirou, sin siquiera hacer su respuesta una pregunta. – Aún tienes esa habilidad.
Hikari negó con la cabeza.
-No es lo mismo. La rechazo, o la utilizo a mi favor. – cerró los ojos como recordando. – La usé siempre, luego de romper contigo. Taichi lo vio, se dio cuenta. Pero incluso antes que eso, nunca la usé a favor de nadie desde que nos separamos de niños...
-No es una habilidad que tengas que usar a favor de nadie. – dijo él, muy seguro. – Es algo que de seguro debe hacerte sentir abrumada. Son sentimientos ajenos a ti, y desde pequeña...
-Me refiero a controlar las emociones ajenas. – explicó ella, con desagrado. – Si rechazo una emoción otra persona lo sentirá también, y si trasmito algo, esa persona igualmente lo recibirá. – Insistió, poniéndose nerviosa – Contigo también...
-Kari-chan, - Koushirou cesó avalancha de ideas en la cabeza de su novia, tomando el peluche que ella sostenía para dejarlo junto a los demás en la cama. - ¿Recuerdas cuando te conté la historia de mis padres?
La chica asintió, dudosa. Eso fue hace tanto...
-¿Recuerdas, también, como hace tres años celebramos el primero de Agosto juntos?
Volvió a asentir, aún sin entender el sentido de la conversación.
-¿Y recuerdas... – ahora las mejillas de Koushirou se sonrosaron. - ... la primera vez que hicimos el amor?
Ella pestañeó. ¿Qué tenía que ver...?
-Usaste tu empatía en todas esas ocasiones. – explicó él. – La usaste libremente, para hacerme sentir bien, y para tú estar bien. Me hiciste sentir todo lo que tú sentías y fue... maravilloso.
Hikari pretendió sonreír, agradecida. Sin embargo, su mirada se nubló rápidamente.
-Hice eso también cuando Osamu murió y poco antes de dejarte. Te trasmití todo lo que sentía, todo lo malo que sentía, y rechacé lo que querías entregarme.
Koushirou a eso no dijo nada. Recuerdos demasiado amargos...
-A todos nos toca cambiar, lo sé. – aceptó ella. – Taichi es el único que cree que las cosas pueden seguir igual si uno se esfuerza lo suficiente, pero...
-Tampoco esperaste cambiar tanto, ¿No es así? – completó su novio por ella, acercándosele.
La chica dio un paso adelante, dejándose acariciar con lentitud. Finalmente sonrió.
-Me hubiese gustado al menos no hacerlo tan rápido...
-También yo perdí a mi antiguo yo. – dijo Izumi.
Hikari giró los ojos.
-El antiguo tú no abandonada lo que sea que hiciera en el computador ni para ir al baño. No se podía conversar contigo pues nunca prestabas suficiente atención a los demás. – resaltó, casi riendo. - ¡Menos mal cambiaste! Ahora si vas al baño cuando corresponde...
Aunque sabía era cierto, él pareció ofendido.
-¿Ah, si? Pues la antigua tú se preocupaba tanto por lo que los demás pensaran que ni siquiera tenía opinión propia. – comentó, en venganza. – Tampoco se podía conversar contigo pues nunca decías nada. Menos mal cambiaste, aunque eso incluyera adquirir la tozudez de tu hermano.
Ahora si, Hikari soltó la risa. Koushirou, habiendo apaciguado los ánimos, vió su oportunidad y la tomó por la cintura.
-Mmm, - ella se vio muy cómoda tan cerca de su novio, tanto que pareció relamerse los labios. - ¿No crees que deberíamos "inaugurar" este lugar como corresponde? – le propuso, con un notorio brillo tentador en sus ojos.
Izumi dudó.
-No lo sé, Kari-chan... No creo que Taichi-san aprecie que hagamos eso justo ahora...
-Y si no, ¿Cuándo? – cuestionó la menor. – Vamos, Kou-chan. Hace tiempo que tenemos esto pendiente. Taichi se fue a dormir temprano hoy, y los demás están ocupados con la novia de Jou-san, ¡Aprovechemos!
-Bueno, cuando lo pones así...
Koushirou movió con calma los cabellos sueltos del rostro de su novia y comenzó a besarla... Fue de las mejillas a su cuello, y de ahí lentamente bajó por sus hombros... Hikari respondió desabrochando por el pelirrojo los botones de su pantalón, que cayó por sus piernas de inmediato. La chica se apartó sólo para sacarse su blusa, y así, los besuqueos, ahora acompañados de manos y el cuerpo moviéndose en armonioso ritmo, continuaron en lo que prometía ser una gran noche...
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Increíblemente, la llave funcionó a la primera.
No es que ella estuviera mal, pero la maldita llave solía siempre fallar a esas horas de la noche...
Tal vez funcionaba por ser lunes, eso podría ser...
Sora olvidó rápidamente la dirección de ese tema, porque claro, jamás reconocería que su actual dolor de cabeza fue provocado por las no pocas cervezas que bebió hace no mucho.
No suficiente, pensó. Sacar un poco más de dinero y volver a salir. Ese era el plan. Pasó por la cocina camino a la escalera, caminado despacio para no ser descubierta, pero...
-Sora-chan.
Rayos.
La susodicha levantó la vista tratando de ignorar el dolor en el entrecejo. No dejaría que nadie lo notara, mucho menos...
-Jou, - saludó, caminando ya sin tanto cuidado. - ¿Pasa algo?
Él pareció dudar.
-No, nada. Estaba preocupado por ti.
Sora rió.
-Si, claro. – soltó, casi sarcástica. – Bueno, yo estoy muy bien. – informó, con una extraña sonrisa. – Es más, en estos momentos estoy demasiado bien. ¡Tan bien que quiero irme de fiesta!
Kido dudó de nuevo, esta vez arrugando la nariz de manera desaprobadora.
-¿Un lunes?
-¿Qué tiene? – se defendió ella. Él no tenía ningún derecho a alegar, claro que no. – Es decisión mía salir o no.
-No lo sé, es peligroso...
Takenouchi giró sus ojos. El gesto produjo que se mareara, pero no se descarriló del tema.
-Hace mucho que vengo haciendo esto, no me pasará nada.
-Tal vez llevas demasiado tiempo...
Eso fue una gran gota para rebalsar un vaso... ¡¿Qué sabía él para decir eso?! La hacía ver como una enferma, ¡Sin ningún derecho!
-Dime cuando fue que permití que te inmiscuyeras en mi vida privada, Jou.
Eso lo hizo retroceder, y Sora sonrió para sus adentros. Le gustaba sentirse en control de una discusión. Con su familia eso ocurrió tan pocas veces... Nunca con su madre...
Con el silencio de su amigo ella se relajó, olvidándose de la amargura pasada. Y además, no era tan malo, tal vez si aprovechaba...
-Cárgame.
-¿Perdón?
-Vamos, cárgame. – le dijo ella al mayor. - Si no quieres que vuelva a salir tendrás que llevarme cargando a mi cuarto. – decidió, sonriendo.
La idea perfecta, según la colorina.
El muchacho volvió a retroceder a la vez que Sora se le acercó, y sintió un extraño olor...
-¿Estuviste bebiendo, Sora-chan?
Ella aprovechó la distracción de su amigo y se le acercó nuevamente. Lo estaba acorralando.
-Sólo un poco. Necesitaba relajarme.
-¿Por qué? – cuestionó él, avergonzado al sentirse invadido en su espacio personal. – Es malo tratar de olvidar los problemas con licor...
-¿Ah, si? – replicó ella, dejando ver en sus ojos un profundo odio que Jou esperó no estuviera dirigido hacia él, por la manera en como aguantó la respiración. - ¿Cómo puedes saber tú eso?
-Te he visto... – insistió el azulado.
-He sido cautelosa. – intervino ella, dejando aún más clara su molestia. – Es la primera vez en meses que llego en este estado tan temprano. Y esto no es nada, de todas maneras.
-Sora...
-Realmente esperas muy poco de mi si crees que tan sólo dos botellas pueden afectarme. – decidió ella, mostrándose indecisa ante la idea de alejarse o mantenerse casi encima de su amigo como hasta el momento. – Me da igual, eso si. – aceptó, acercando su rostro al preocupado Jou. – Realmente todo me da igual...
-Eso no es cierto, Sora-chan. – intentó asegurarle él, y en vez de sacársela de encima, pasó si mano con cariño por su mejilla. – Si todo te diera igual no estarías aquí.
Eso sorprendió a la muchacha, que lo quedó mirando por largo rato, callada.
Kido sonrió, feliz de haber logrado calmarla, pero no esperó que...
Ella lo besó.
Un beso superficial, tal vez, y el sabor a alcohol le quitó gran parte de la "magia", pero aún así...
Una lágrima corrió por la mejilla de Sora sin que ninguno de los dos se percatara.
...
Jou rompió el contacto, sorprendido por la acción y también...
-¡Umi!
Sora no alcanzó a ver la cara de la susodicha antes que esta saliera con velocidad fuera de la casa. Y su amigo quedó sin saber que hacer, mirando hacia la entrada y luego a la colorina...
Continuará...
Notas:
Ari: No sé si después de leer esto se alegran de que haya continuado o no, porque la verdad, las cosas sólo se ponen peor a partir del próximo capítulo... A todos los fans de Sora, lo siento por tratarla tan mal ^^U Argh, ni siquiera les puedo decir si tendrá arreglo todo este lío o no, tendrán que esperar a ver...
Cris: Al fin algo que me inspirara a dibujar luego de tanto tiempo!! Thank you Ari!
