Notas:
Ari: Como el 2004 ha de empezar de manera especial, este capítulo tiene más sorpresas de las que estamos acostumbradas a dar.
Cris: Uy, sí, pobre Sora…
Ari: Uff, y eso que ni siquiera contamos su historia completa… Ah, estén pendiente de los detalles. MUY pendientes. Este capítulo marca pauta para muchas cosas.
Capítulo 26: Sombras.
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-¡Vete de aquí!
-Por favor, hija, esta no es manera…
-¿Manera de qué? ¿De tratar a mi madre? ¡Te lo mereces!
-¡Será mejor que bajes ese tono de voz!
-No puedes obligarme, ya salí de la escuela y de tu casa. ¡Puedo hacer lo que se me dé la regalada gana!
-Llevas haciendo lo que se te da la regalada gana desde hace tiempo, ¡Por eso tuve que intervenir!
-¡Cállate! ¡No te quiero aquí! ¡NO TE QUIERO AQUÍ!
-¡Sora…!
-¡Fuera! ¡Te odio! ¡Te detesto! ¡No te quiero en mi vida! ¡VETE!
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Caminando por las calles de Shibuya a pasos irregulares, Sora agitó su cabeza alejando un amargo recuerdo. Poco después desvió su atención en decidirse a cual bar entrar.
Una semi sonrisa apareció en su rostro al imaginó la cara que pondría Jou cuando no la encontrara en casa… Soltó un suspiro. Si él no hubiera salido tras su novia las cosas hubiesen sido distintas… Estaría en el calor del hogar, para comenzar. Unas horas atrás no hacía tanto frío…
Ni modo. Entró a un local que parecía nuevo o renovado, no estaba segura de haberlo visitado antes. Y a esas alturas del año, después de tantos bares, eso se le hacía curioso.
Se acomodó torpemente en un asiento al lado de la barra e inmediatamente ordenó licor. Si ya antes sintió la necesidad de escapar y ahogar su dolor en una copa (O dos, o tres), el regresar a casa y enfrentarse a Jou, y besarlo… Había doblado su necesidad y su desesperación.
Se sirvió y vació con rapidez el contenido del vaso frente a ella. La vista no se le desenfocaba aún, podía un poco más…
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-¿Qué pasa, Kenia?
-No… Nada…
-¿Peleaste con papá? Oí gritos… ¿Quieres que hable con él?
-¡NO! Ah, no, Sora-neechan, no. No vayas con él, por favor.
-¿Por qué, Kenia? ¿Qué pasa?
-Es que… No quiero que lo veas así…
-¿Así cómo?
-Papá… Papá no se controla muy bien cuando está deprimido…
-… ¿A qué te refieres?
-Él… Mamá pensó que contigo aquí él cambiaría, pero… No es su culpa, supongo, pero nunca hace caso cuando le pido que se detenga, no es bueno… No sé qué hacer…
-No puedes pedirle a alguien que cambie su forma de ser así como así, Kenia. Déjalo ser, ya verás como se le pasa, lo que sea que tenga.
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La colorina se sirvió nuevamente, ya resignada a que las sombras del pasado vinieran a molestarla… Eso solía pasar cuando bebía. El pasado la invadía, y luego la abandonaba por completo. Olvidaba todo, su maldita suerte y su maldita familia…
Lo único bueno que le quedaba eran sus amigos. Sus amigos que representaban su inocencia, su infancia. Esa casa donde vivían la aislaba de la estupidez del mundo, era su refugio…
Pero… ¿Por qué si era su refugio es que siempre terminaba huyendo?
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-¿Papá?
-Ah, Sora, ¡Sora!, Mi única hija racional. Mi querida hija mayor…
-¿Peleaste con Kano-san y Kenia de nuevo?
-Hum, sí. Son un dolor de cabeza, ¿Sabes? Pero tú no, claro que no. Como tu madre, ella no se enojaría.
-No lo creas. Mamá… Ella sería peor, siempre lo fue conmigo.
-Ah, puede ser. Eso ya no lo sabremos, ya no.
-No, ya no…
-¿Quieres acompañarme? Una copa siempre sabe mejor en compañía.
-… Está bien.
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Entre el ruido de la música y el humo de los cigarros las imágenes de su pasado se volvieron difusas.
Al fin…
Vació por tercera vez su vaso y lo volvió a llenar, acabando con su primera botella.
-Siempre he considerado atractivas a las mujeres que saben resistir el alcohol.
Sora casi se cae del sobresalto. Una mujer a sus espaldas le dirigió la palabra cerca de su oído. Una vez recuperada de la sorpresa, Takenouchi sonrió al verla. No supo porque, pero la recién llegada le parecía la versión femenina de Taichi…
-Vaya, no esperaba que me reconocieras…
Ahora Sora tuvo que parpadear. Efectivamente, se le hacía conocida. Cabello castaño claro, corto y desordenado, figura delgada, ojos brillantes...
-Motomiya Jun. – dijo la mujer, a modo de presentación. – Los nombres siempre son más difíciles de recordar que las caras.
La colorina asintió para darle en el gusto, sin embargo, no sabía muy bien qué hacer. ¿Por qué esa mujer se le había acercado? Si no tenía ganas de tratar con sus amigos, mucho menos querría pasar la noche con amigos de ellos.
Jun se acomodó en un piso a su lado y pidió del mismo licor con Coca-cola.
-¿Viniste sola? – preguntó. - Hace un rato estuve con Yamato-kun en el otro bar. Debe estar camino a casa ahora. ¿Pensabas encontrarte con él?
Sora soltó un respiro molesto.
-No.
La castaña arqueó una ceja, pero no replicó. Pasó un buen rato sin que ninguna de las dos dijera palabra. Aún así, Jun parecía no sacarle los ojos de encima, cosa que poco a poco hizo hervir la sangre de la colorina, hasta explotar.
-No recuerdo haber pedido compañía. – soltó. – Y mucho menos que me mirarán como bicho raro.
-Oh, lo siento. – Motomiya sonrió en disculpa. – Estaba tratando de encajarte en la idea que tenía de ti.
-¿Idea de mi? – repitió Sora, indignada. - ¿Qué fue lo que te dijo Yamato?
-No, no Yamato-kun. Taichi-kun. – explicó ella. – Antes vivía en Yokohama, con mi hermano Daisuke. Éramos vecinos con Taichi-kun y Hikari-chan. Tokio es realmente muy pequeño para que nos reencontráramos gracias a un amigo en común, ¿No crees?
-Pues es aún más pequeño si tu hermano Daisuke es el Daisuke-kun que yo conozco. Si es así, somos con-cuñadas.
-¿Eres hermana de la famosa Kenia-chan? – Jun interrogó, con sorpresa. – ¡Definitivamente un mundo pequeño! ¿Cómo se porta el desastre de hermanito que tengo con su novia?
Sora pensó en silencio, ordenando los recuerdos de su cabeza.
-Bien, supongo. Lo conocí hace mucho tiempo, principios de año, pero no hablo muy seguido con Kenia para enterarme.
-Te entiendo. – Jun asintió con la cabeza. – Es difícil mantener el contacto con la familia cuando una se va de casa.
-Y es odioso cuando tratan de obligarte a mantener ese contacto. – comentó la colorina, de mala gana.
-Tal vez…
-Eso no responde a mi pregunta. – intervino Sora de pronto. – Si no fue Yamato, ¿Qué te dijo Taichi de mí?
-Él hablaba muy bien de sus amigos de infancia. Es especialmente difícil olvidar todo lo que dijo sobre ti. – la castaña miró el cielo del local, haciendo memoria, y sonrió. – Siempre sentí celos pues nunca pude competir contra tu sombra.
-¿Mi sombra?
-Sí. Sus "mejores amigos de infancia" siempre fueron más importantes para él que sus amigos posteriores, incluyéndome. – reconoció, y luego rió, girando los ojos. – Aunque claro, nuestra "amistad" fue igualmente especial…
Takenouchi frunció el ceño, sin entender.
-¿Por qué pusiste comillas en Amistad?
-Porque dudo que un verdadero amigo deje que otro tenga tantas ventajas… Indebidas…
-¿Ventajas? – Sora pensó en la palabra. - … Oh. – y entendió. - ¡Oh! – repitió, y ya no pudo aguantar más la risa. - ¡Menos mal! Jaja, con todo lo que sabía de la mala suerte de Tai con las mujeres, ¡Pensé que el pobre aún era virgen!
-Oh, no. – Jun rió también. – Te aseguro que hace mucho que no. – y luego guiñó un ojo. – Y déjame decirte que es una verdadera lástima que otras chicas no le dieran la oportunidad, Taichi-kun es muy aventajado.
Los ojos de la colorina brillaron con interés.
-¿En serio? – preguntó intrigada, y volvió a soltar la risa cuando Jun lo reafirmó. - ¿Y cómo llegó a pasar eso? Tai es un supuesto desastre en relaciones amorosas…
-Y siempre lo fue. Lo nuestro nunca fue romántico, no hubo intentos de seducirme, ni citas que tentaran nuestra suerte. – explicó, después de tomar otro poco de su copa. – Él se sentía frustrado y tenía curiosidad, y por mi parte me sentía un poco sola… - hizo una pausa. – Fuimos amigos con ventaja por poco menos de un año. La primera vez es algo definitivamente vergonzoso de contar, pero después ambos nos relajamos. Taichi-kun siempre ha sido muy tierno cuando quiere serlo, de esos "Soy un bromista y hago lo que quiero así que no me obligues, pero si me miras con ternura y me pides por favor sabes que te haré caso".
Sora casi se atoró con su bebida ante tal irrisoria definición.
-Haber sabido antes. – murmuró, cuando recuperó el aire. – Hubiese sido más fácil enamorarme de él…
Ahora los ojos de Jun brillaron. Sin darse cuenta, Sora le abrió de par en par la puerta a su privacidad.
-Lo que implica que hay alguien más de quien sí estás enamorada.
La de ojos de fuego evitó responder bebiendo de su vaso, dejando así que la mente de su acompañante divaga en las opciones conocidas.
-Ya que no estás con ninguno de tus amigos… ¿Debo asumir que es uno de ellos?
Ante eso Sora pareció avergonzada.
-Tú no me conoces. Perfectamente podría haber sido alguien más.
-Cierto, pero sí conozco a Yamato-kun, Taichi-kun y Hikari-chan, y la idea que ellos tienen de ti. – explicó Jun, sin rodeos. – Además, lo acabas de reconocer, ¿No? – y continuó. – Veamos… Taichi-kun ya dijiste que no, y de ser Yamato-kun hubieses reaccionado mal al enterarte de su homosexualidad… Así que…
-Deja de sacar conclusiones apresuradas. – ordenó Sora, molesta. – Mis amigos me conocen poco como para que una completa desconocida asuma cosas de mí a partir de ellos.
Jun no pareció reaccionar mal ante la queja, su sonrisa siguió ahí. Una sonrisa dulce y sin prejuicios, a pesar de las apariencias.
-Perdón, sólo quería ayudar.
Sora suspiró. Se preguntó si la sonrisa de esa mujer era de familia. Si así fuera, entendía a la perfección lo que había visto Kenia en su hermano menor.
Mantuvo el silencio un poco más, dándose cuenta que estaba cómoda acompañada por la mayor de los Motomiya. Su conversación la había alejado de lo que la tenía mal y ya podía reflexionar mejor al respecto. Siempre que bebía más de la cuenta le resultaba fácil dejar escapar sus problemas, dejarlos fuera, olvidarse de ellos. Nunca había recurrido a hablar de ellos con extraños, o con nadie, por muy borracha que se encontrara.
-Me es difícil ser abierta con mis amigos. – comenzó, ya harta del alcohol, dejando su vaso de lado. – Sé que tratarían de ayudarme, pero no hay nada que se pueda hacer contra el pasado.
-Si es el pasado lo que impide que seas abierta con tus amigos, ¿No sería mejor dejarlo todo atrás? – sugirió la castaña. – Ya no puede hacerte nada.
-Claro que puede, siempre está presente. – protestó Sora. – Ahí, acechándome.
-No puede estar presente siendo el pasado. – Jun razonó, perdiendo un poco la calma. – Por lo que veo, eres tú quien no dejar ir el recuerdo.
La paciencia de Sora pareció acabar de la nada, como su hubiesen hurgado en una herida profunda y demasiado personal.
-Trata tú de olvidar cuando la muerte de tu madre es culpa tuya.
Aquello tomó a Jun por sorpresa y la calló de inmediato. La colorina estaba confusa y embobada, afectada por el alcohol. Y el líquido recorría su sangre hirviendo, quemándola… Dejando que mil sentimientos entraran y salieran de su cuerpo al mismo tiempo, sin poder respirar tranquila... Tomó el vaso nuevamente y vació el contenido en su garganta, pesado, caliente, pero logrando su efecto, separar el dolor de ella misma. No podía parar de beber…
-No sé lo que es sentirse culpable por la muerte de una madre. – murmuró Motomiya, de pronto. Sora volvió su atención a ella y a su suave voz. – Pero sí sé lo que se siente haber querido estar en su lugar, sentir que no fue justo… - pausó, volviendo la vista a la colorina. - ¿Me acerco a tus sentimientos?
Sora se sintió inmediatamente culpable de haber reaccionado de manera tan brusca. No podía usar su dolor para descargarse con otras personas. En especial cuando los sentimientos ajenos no se acercaban a los propios, sino que eran mucho más nobles… Pero aquello no lo diría en voz alta.
-Discutí con ella. – explicó, a modo de disculpa. – Desde pequeña, siempre discutimos. Pero desde aquella vez… - tragó saliva y cerró los ojos por un momento. – Las últimas fueron peleas mayores, y terminé huyendo de la casa. Mis padres no estaban casados, nunca fueron una pareja formal. Mi papá me reconoció, sí, pero nunca vivimos como familia. Poco después él se casó con otra mujer y tuvo una hija por su cuenta. – entrar en detalles sobre ese tema no la incomodaba. Aunque ella fuera parte de la historia, parecía todo ajeno y distante. – Nos mantuvimos en contacto, pero no muy seguido. Huí a su casa. A su familia… Y mamá vino a buscarme…
"¡Fuera! ¡Te odio! ¡Te detesto! ¡No te quiero en mi vida! ¡VETE!"
Sora agitó la cabeza, dejando huir el recuerdo como ella huyó de su madre…
-Una semana después, mamá fue a buscarme de nuevo… - continuó, apretando los puños. – Nunca llegó a destino. Un auto salió de curso cerca de allí, y causó un accidente masivo. Mi madre fue la única víctima fatal.
Recordaba tan claramente ese entonces… Recordaba a Kenia tratando de reconfortarla, a Kano asegurándole que no era culpa suya, a su padre llorando a su lado… Tanto cambió al momento de su muerte… Tanto más que todo lo anterior… Todo aquello que perdió…
-¿Cuánto tiempo ha pasado ya? – preguntó Motomiya, con suavidad.
-Tres años y medio. – pausó. - Viví con mi padre desde entonces, hasta que Kano-san me sacó de la casa.
-¿Cómo? – Jun parpadeó. - ¿Kano es el nombre de tu madrastra? ¿Te echó de la casa?
-No, no. Decidió que era mejor que viviera por mi cuenta… O al menos eso creí hasta que vi a todos mis amigos instalados en mi nuevo hogar.
Jun pidió otra botella de lo que consumía y Sora hizo lo mismo, para impedir que el ahogo volviera a su cuerpo.
-Es probable que el recuerdo de tu madre sea más alegre si no piensas en la situación de su muerte todo el tiempo. – comentó Jun, sin ninguna intención de marcar un reproche ni un consejo. – Mi mamá murió en el derrumbe del edificio donde vivíamos cuando yo tenía catorce años. – tomó una pausa. – Con eso te puedo asegurar que mi vida se vino abajo también. – soltó un suspiro. – Pero no todo acabó allí. Aún estaba papá, y tenía un hermano de ocho años que cuidar. Me enfoqué en eso y salí adelante.
-Ojalá pudiera decir lo mismo. – Sora murmuró, mirando con cierta fijeza el vaso en su mano.
-Podrás, una vez que te lo propongas. – le aseguró la mujer a su lado.
Y Sora le creyó. Algo había en todo lo dicho esa velada que hasta cierto punto se sintió mejor. Incluso fue capaz de nuevamente soltar el vaso y dejarlo sobre la barra.
Tras Jun terminar otra copa, su rostro se iluminó como recordando algo divertido.
-Al final nunca me dijiste de quien estás enamorada. – comentó, sonriendo ampliamente. – Ni porque eso te causa un dilema.
Ante el recuerdo de Jou, la colorina tuvo que reír. Su conflicto amoroso sonaba tan estúpido con el resto de sus problemas de contexto…
-La complicación es que quien me gusta no sólo tiene novia, sino que está comprometido a casarse con ella. – explicó, ya sin tanta amargura por el tema. Se sentía tan drenada luego de hablar sobre su madre, que su frustración por Jou parecía un asunto menor, un mero error de cálculo en sus sentimientos. – Y ella llegó esta noche a la casa para quedarse.
-¿Para siempre? – preguntó Jun, incrédula.
-No, no lo creo, pero es igualmente molesto tenerla cerca.
-Um, - la castaña hizo memoria. – El chico es… ¿El de pelo azul y anteojos?
Sora asintió.
-Koushirou-kun es novio de Hikari-chan desde hace tiempo, y Takeru-kun es muy joven para mi gusto, además que durante el fin de semana por fin llegó a algo con Mimi-chan.
-Parece que todos están emparejados en tu casa, ¿Eh? – comentó Jun, que percibió la mejoría del ánimo en Sora. – Este chico… ¿Cómo es que se llama?
-Jou.
-Ajá, Jou-kun. Bien, ¿Le has dicho lo que sientes por él?
-Er… - Sora puso cara de haberse comido un limón. – Digamos que se lo dejé claro…
Esa reacción llamó la atención de Motomiya.
-¿Queriendo decir…?
-Que lo besé. Hoy. Esta noche. Unas horas atrás.
-¿Y qué pasó?
-Nada. – la colorina soltó un suspiro. – Su novia nos vio y él salió tras ella.
-Ouch. – Jun arrugó la nariz. – Eso debió doler.
-Como ni te imaginas…
-¿Y qué tal el beso?
Sora giró los ojos.
-Eso es lo de menos, él no respondió.
-¿Eres buena besando?
Ahora Takenouchi pareció ofendida.
-Nunca he recibido quejas. – replicó. – De haber sido con más calma lo habría dejado sin aliento.
-Ummm…
Jun acercó su rostro al de Sora, tan cerca que la hizo retroceder.
-¿Qué haces? – preguntó ella, confusa.
La castaña sonrió.
-Compruebo tu teoría.
Y la besó.
Tan improvisado como el anterior beso del día, Sora se vio sorprendida tal como ella sorprendió a Jou horas antes… Pero tuvo más tiempo de procesar, y más alcohol en su sangre para dejarse llevar, así que respondió. Respondió y se besaron, labio con labio, lengua con lengua… hasta que, efectivamente, ambas quedaron sin aliento.
Jun se separó de ella y le dedicó una sonrisa.
-Ahora te creo.
Sora sonrió de vuelta.
-Tú no lo haces mal tampoco. – pausó, recobrando su respiración habitual. – Pero pensé que si Taichi y tú…
La mayor rió.
-La gracia de la bisexualidad es el poder de explorar.
Sora lo pensó, y rió también, de buena gana y por largo rato. Esa mujer a su lado le había arreglado completamente la noche, y de paso, tal vez, había hallado en ella una buena amistad. Una amistad que, con suerte, la ayudaría a salir del hoyo del cual se escondía de todos, incluso de sus otros amigos…
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A pesar de ser altas horas de la madrugada, en la gran casa casi todas las luces estaban encendidas. Yamato no podía creer el tremendo desorden que allí adentro había, y para peor de males, no llegarían a solución alguna entre tanta discusión…
-Sora-san tiene derecho de hacer lo que quiera con su vida. Si salió por la noche no creo que debiéramos hacer tanto alboroto… - comentó Koushirou, aunque no sonaba muy convincente.
-Incluso si nos preocupamos no hay nada que hacer. – apoyó Hikari, claramente irritada. - ¿Alguien tiene alguna idea de dónde ella pueda estar? ¡NO!
-¿Por qué no paran de dar excusas para poder retirarse a su nidito de amor, ustedes dos? – reclamó aún más molesto Taichi. – Está claro que apenas llegue Sora se quejarán con ella por "interrumpir su momento" con su desaparición. – comentó, con tono despectivo.
El pelirrojo se sonrojó, pero Hikari siguió firme. Otra discusión entre los Yagami se veía empezar…
Mimi giró los ojos.
-¿Quieren, por favor, dejar de pelear? – exigió, igual de irritada que los demás pero un poco más tranquila. – Sora-chan sabe que tiene que avisar si no llegará en la noche, y no lo ha hecho. Es normal que nos preocupemos.
Yamato soltó un suspiro. Hace hora y media que había llegado a la casa y la discusión seguía siendo la misma. Estaban siete de los habitantes de la casa, más la novia de Jou, instalados todos dentro de la cocina. ¿Por qué la cocina? Quién sabe, cuando él llegó ya estaban todos allí. El asunto es que Jou mandó a reunirlos porque Sora, tras volver brevemente, había desaparecido sin dar aviso alguno.
Él estaba preocupado, por supuesto, pero no entendía el conflicto en sí. Todos solían llegar tarde de cuando en cuando. En especial él mismo, pues, como esa noche, tenía ensayo y luego presentación en el bar. Era extraño que Sora se fuera de fiesta recién comenzada la semana, sí, pero ninguno de ellos tenía el derecho de criticarla por ello. ¿Por qué Jou insistía en salir a buscarla sin dar explicaciones? ¿Y por qué cada cual reaccionaba tan distinto?
Ishida no tardó en enterarse que apenas Jou regresó de una improvisada salida con su novia a los primeros que fue a despertar fue a Hikari y Koushirou. Y claro, ellos no estaban precisamente dormidos…
En otra ocasión, un encuentro así hubiese sido hilarante, pero no veía a nadie riendo… Mucho menos a Taichi, que cuando los descubrió también, pues el barullo del primer piso lo había despertado y fue a investigar, él se mostró particularmente incómodo con la idea de imaginar a su hermana menor desnuda en brazos de un chico…
Mimi estuvo nerviosa al principio, pero poco a poco se fue calmando para tratar de apaciguar los ánimos. Claro que nadie le exigiría mucho a ella por un tiempo, luego de la pesadilla que tuvo que vivir aquel fin de semana le pareció inadecuado que la involucraran con un problema así.
El rubio miró a un rincón de la cocina y vio a su hermano menor acompañando a la incómoda visita. Al menos alguien se encargaba de ella, pues entre tanto lío Jou estaba lejos de mantenerse pendiente.
Sora… ¿Dónde andaría? Yamato era muy bueno intuyendo problemas, pero siempre supuso que Sora también, y que, por lo tanto, se mantendría alejada de ellos. Al parecer se equivocó, por la mirada que su amigo de anteojos posaba en él cada cinco minutos en busca de apoyo.
Decidió finalmente salir de la cocina. El lugar era amplio, pero no lo suficiente para tanta gente, y necesitaba pensar en paz.
Teniendo todas las luces encendidas era obvio que la colorina no intentaría entrar por la puerta principal si lo que fuera que hizo no estuvo bien. ¿Qué haría entonces? ¿Dar vuelta y no regresar hasta que fuera de mañana? ¿Pasarse por la pared y entrar por detrás para que nadie la viera? No, eso era de niños, y Sora ya no era una niña. Entraría por la puerta y se molestaría por la poca confianza demostrada en ella, y al día siguiente propondría algunas reglas de convivencia sobre las salidas nocturnas.
No, no. Eso no era posible. De ser así, esas reglas estarían instaladas desde hace tiempo. Llevaban muchos meses juntos, y casi nunca antes se había tocado el tema de la vida de cada uno en el exterior.
Extraño… Sí, muy extraño. Deberían hacerlo, deberían hablar más de su vida en el exterior.
Yamato caminó hacia el baño, pensando en que cuando todos se relajaran un poco plantearía el tema. ¿Qué clase de amigos eran, si no?
Y fue ahí cuando lo escuchó.
¡SPLASH! ¡TUMB!
Agua salpicando y luego un golpe seco.
Algo pesado debió caer y chocar con alguno de los bordes de la piscina.
¿Su piscina? Que raro…
Dudó si asomarse a ver o no. Nadie más parecía haber escuchado nada, pues la discusión seguía, pero…
A cada paso que dio al atravesar el living su corazón pareció acelerarse. Un mal presentimiento. Un muy mal presentimiento.
Movió el ventanal y salió al jardín posterior. El aire estaba muy fresco, y una brisa helada lo invitaba a volver a la casa.
Miró con detención dentro de la piscina, esperando haberse equivocado…
Pero no, no se equivocó.
Había un cuerpo en el agua. Flotando, inerte…
Reconoció la cabellera colorina de inmediato. Y también la sangre alrededor…
No lo pensó dos veces, ni siquiera lo pensó una vez. Saltó al agua logrando un "splash" aún más sonoro y como pudo movió a su inconsciente amiga hasta el borde la piscina.
-¡AYUDA! ¡VENGAN TODOS! – gritó, a todo pulmón, sosteniendo fuera del agua el rostro de Sora. - ¡¡AYUDA!!
No pasó mucho tiempo y quienes estaban en la cocina lo escucharon y corrieron a ver que ocurría. Entre Taichi y Takeru tomaron a Sora y la recostaron sobre el suelo. Jou se abrió camino entre las expresiones asustadas de todos para ver el estado de la susodicha.
Todo ocurría tan rápido…
Húmeda de pies a cabeza, y con una herida muy fea cerca de la nuca que dejaba escapar sangre, Sora no estaba respirando… Jou tuvo que apartar a los demás bruscamente para que hicieran espacio.
-Llamen a una ambulancia. – pidió, pero nadie se movió. Estaban demasiado asustados. – ¡Muévanse, alguien llame a una ambulancia! – repitió, con más fuerza.
Fue su propia novia quien tomó de la mano a Takeru y lo llevó de regreso a la casa en busca del teléfono. Yamato, tras haber salido del agua, se hizo paso para llegar a Jou junto a la colorina. Pasó la mano por su mejilla, intentando reanimarla…
-No nos hagas esto, Sora, por favor no…
Continuará…
Notas:
Ari: Um…
Cris: Er…
Ari: Cris, habla tú.
Cris: ¿Por qué yo? Eres tú quien siempre habla.
Ari: Si, bueno, la idea de meter a Sora en este aprieto fue tuya…
Cris: ¿Lo fue? No, no lo fue. Yo sugerí la idea de problemas de alcohol, pero todo el resto fue idea tuya, desde matar a su mamá hasta lo de, bueno, ya sabes…
Ari: Argh, es verdad. Bueno, lo cierto es que si ustedes lectores quieren saber si Sora se salva o si vamos de mal en peor en esta historia, ¡No pueden matarme aún! JA! Estoy salvada.
Cris: ¬¬U … Como dijimos arriba, este capítulo trae más sorpresas que de costumbre, pues si actualizamos ahora es por una razón especial.
Ari: Así es. Esperamos que a la gran mayoría le haya llegado la invitación a su correo, pero a los que no, tienen que visitar esta página: casapara8.animesan.cl
Cris: ¡Sí! Casa para Ocho tiene página propia!!
Ari: Eso no quiere decir que dejaremos de publicar aquí, pero la página tiene mucha más información y muchos dibujos!
Cris: Visítenla y díganos que tal, esperamos les agrade ^^
