Título: Infidelity

Autor: abysm

Disclaimer: Sí, sí...Los personajes son de JK Rowling... ¿Contentos?

Advertencias:AU - Voldemort ya no existe y esto será slash Draco / Harry. Tendrá un par de escenas explícitas, más adelante, así que... si le molesta... No siga leyendo, sipi?

Summary: Un error, uno solo puede arruinar muchas cosas. Harry va a descubrir que no valoró lo que tenía y ahora quizas tenga que pagar un precio demasiado alto.

Capítulo 2

Revisó una vez más su vestimenta. Se veía bien, la ropa le sentaba de maravillas, cosa que era de esperar, ya que Draco le costeaba lo mejor en prendas de confección a medida.

Ya no quedaba nada del adolescente desgarbado y mal vestido que todos habían conocido en Hogwarts. Ajustó un poco el sueter para que quedara bien en los hombros y sacudió un poco la cabeza para que el cabello tomara un aire casual, casi informal y por una vez, aquella mata oscura decidió hacerle caso.

Tomó la capa porque afuera hacía frío y salió.

Algunos días atrás había procedido según lo que había meditado y le había mandado una misiva corta pero precisa a su amante donde le informaba de forma escueta que ya no podía verlo de nuevo sin darle mas explicaciones.

Al cabo de un par de días, gracias al correo muggle, llegó la respuesta. Era una carta desesperada, donde le pedía algún tipo de excusa, lo acusaba de ingrato, pero al mismo tiempo le suplicaba al menos una entrevista más; un encuentro donde pudiera saber si todo se debía a alguna falta cometida, que sin saber pudiera haberlo herido.

El pedido, a un tiempo demandante y lleno de súplicas, le hizo tambalear un poco la decisión. No había esperado una devoción tan súbita y en cierta forma, eso lo excitó.

Desde hacía mucho tiempo atrás no sentía esa vivacidad, de manera que cedió un poco, y le concedió una cita en un bar del lado muggle de la ciudad.

"No estoy haciendo nada malo ahora... Lo veré en un lugar público y nadie podría acusarme de guardar otras intenciones, o ver algo más de lo que habrá..." se dijo mientras salía según su ruta habitual.

Apenas entró en el local donde se habían citado, dejó que su vista recorriera el lugar y lo vio sentado en una mesa apartada, ya esperando. El joven saltó del asiento en cuanto lo vio, y si no se lanzó hacia él, fue porque vio su gesto para que aguardara. En cuanto tomó asiento, aquél le lanzó toda clase de preguntas, con una angustia sobrecogedora, que para Harry fue a la vez agradable y penosa.

Escuchó sus reproches, la agitada reiteración de sus interrogantes, sin dar ninguna respuesta a ellos, sobre todo al más urgente: el saber por qué había decidido terminar con esa relación que se presentaba tan llena de promesas.

Algunos minutos después, luego de una conversación repleta de palabras apasionadas, Harry dio por finalizada la cita sin haber dado por su parte la menor señal de arrepentimiento en su decisión; aunque en su interior, una flama ardía con una intensidad desconocida.

Camino de regreso a su mundo, meditaba en las implicancias de lo sucedido, porque aquello ponía una chispa de aventura en lo blando de su existencia.

No se sentía así desde que había estado en el colegio, más exactamente durante el último año, cuando su vida era tan agitada y llena de emoción que casi no tenía tiempo para pensar. Había demasiado peligro en ese entonces, pero al menos su existencia tenía el latido de la vida.

Pensando en eso, su paso era vivo, caminaba erguido como tiempo atrás, cuando era casi la única carta de triunfo para derrotar a Voldemort y por eso atravesó el Caldero pero no se apareció directamente en su casa, sino que prefirió disfrutar la caminata, disfrutar el aire picante que le llenaba los pulmones de una manera nueva.

Se detuvo frente a los portones de hierro forjado pensando que si no se aparecía dentro iba a tener que deshacer el conjuro de la reja y entonces una mano pesada se apoyó sobre su hombro.

- ¿Otra vez tú...?- balbuceó antes de poder darse cuenta porque el propietario de la mano lo miraba desde un rostro pétreo, que sonreía con sorna.

Demasiado tarde recordó que parte de su plan original había sido no reconocerlo si volvía a cruzarlo. Demasiado tarde.

- Tienes el paso veloz, Potter.

Harry se estremeció al oír su nombre en los labios de este tipo.

"Lo sabe, sabe mi nombre, mi dirección... Estoy en sus manos..."

- Vaya que sí. Me costó lo mio mantenerme a tu paso.- continuó aquel mitad reproche, mitad amenaza.

- ¿Y ahora... qué quieres...?

- Bueno, no eres tan inteligente después de todo, Potter...- la voz se regodeaba al pronunciar su nombre.- Sabes perfectamente cual es el motivo.

- Yo... no sé de qué estás hablando... No lo he vuelto a ver... Déjame en paz.

- ¡Mientes!- casi gritó esta vez.- Yo los ví en el bar, te seguí desde allí...

- No grites, por Dios...- pidió y casi sin darse cuenta miró alrededor, casi esperando ver a alguno de los reporteros que continuamente vigilaban la mansión en busca de alguna noticia.

- Bien, todo tiene un precio, deberías saberlo. Después de todo, yo no tengo trabajo y tengo que subsistir... No tengo quien me mantenga.

Dijo eso último con una maldad fría que abofeteó a Harry en el alma. Por una vez se sentía impotente ante esa clase de brutalidad. Además del terror que empezaba a sentir de que en algún momento apareciera algún reportero, se sumó tambien el pánico a que Draco llegara o que ya estuviese en la mansión y quizás observando desde alguna de las numerosas ventanas.

La mano del tipo, extendida, demandante era por demás explícita, pero esta vez no se bajó al tenerla llena de dinero, tanto billetes muggles como algunos Galeones.

- Qué desconsiderado, Potter. Me das todo así y voy a perder algo...¿Qué tal si tambien me das la billetera...?- comentó, riendo.

Harry ni siquiera pudo responder, apenas lo miró un instante antes de manotear aterrada, desesperadamente la varita y aparecerse en el vestíbulo de su casa.

Draco aún no había llegado y agradeció a todos los dioses que recordó en ese momento, por ese respiro. Se arrojó sobre uno de los sillones a tratar de recuperarse.

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Ni siquiera sabía muy bien cómo había llegado a tener un amante.

Durante alguna de esas batallas, de esos encuentros con Mortífagos, había empezado la relación con Draco y luego de vencer a Voldemort, todo se había fortificado, se había hecho oficial.

Habían comenzado a vivir juntos luego de algo así como seis o siete meses de noviazgo y en realidad era feliz con él.

Así que no se explicaba muy bien qué había pasado. Por los conocidos que aún conservaba en el ambiente muggle, visitaba diversos lugares. Su relación con Draco lo había refinado en más de un aspecto, así que en una exposición artística había conocido a ese chico, bohemio, pintor regular pero bastante atractivo e incluso parecido a Oliver Wood, un antiguo compañero de colegio. Al margen de eso, nada lo había inclinado especialmente hacia él, a menos que se tuviera en cuenta una curiosidad innata que siempre había sido uno de sus defectos.

A lo mejor había sido que su existencia se habia tornado demasiado pacífica luego de pasar la mayor parte de su vida en peligro. Quizás era esa ausencia de emoción lo que lo había empujado a la aventura.

Por supuesto todo había comenzado como una simple reunión a compartir un café, y una conversación acerca de esos cuadros que hacía. Una segunda reunión esta vez en el departamento del artista para contemplar el 'estudio' y las nuevas obras, terminó entre besos que por lo inesperados fueron particularmente fogosos.

En un principio, Harry se horrorizó ante lo sucedido, sin saber muy bien qué hacer con ese elemento nuevo que había aparecido en su vida, pero al final había cedido a la pasión nueva.

No habían transcurrido dos meses desde que había comenzado todo aquello, pero nunca como hasta ese momento, veía en toda su magnitud la locura en que se había metido; porque ahora el peligro era real, la posibilidad de que Draco lo averiguara todo y con justa razón lo abandonara, lo sumía en un miedo que no podía explicar con palabras.

Por espacio de casi tres días estuvo recluido en la mansión, rondando de una habitación a la otra, haciéndole la vida imposible a los elfos y para ser justos, tambien al resto de los empleados.

No quería correr el riesgo de encontrárselo de nuevo. Ese tipo había averiguado su nombre, su dirección, sabía cómo encontrarlo y evidentemente se movía en 'su mundo' tanto como en el muggle. Y había tenido tanto éxito en sus dos anteriores incursiones que iba a ser dificil en verdad cortar la situación.

El miedo se convertía en pánico cuando pensaba en Draco. Había servido como espía para Voldemort hasta su caída, y luego se había asegurado que ese hecho quedara muy bien registrado por todos lados.

Eso lo había puesto a salvo de la expropiación de todos sus bienes, como había sucedido con la mayoría de los Mortífagos. Su padre había muerto durante los combates, de manera que siendo bastante joven, se había encontrado dueño de una fortuna y de todas las empresas Malfoy.

Su padre lo había preparado bien para eso, y era un hombre de negocios próspero, aunque para conseguir el respeto de todos había sacrificado una parte del espíritu jovial que había tenido en la época del noviazgo.

Había madurado de pronto, ante la responsabilidad de no perder terreno ante empresarios mas fogueados pero no mas astutos que él. No en vano había sobrevivido entre los Mortífagos, nadie iba a sacarlo del juego así como así.

La relación con Harry había sido una pequeña tormenta, pero Harry no era un jovencito del montón, era el vencedor de Voldemort y si en aquel momento hubiese anunciado que le gustaba acostarse con un elfo doméstico, nadie hubiese levantado un solo murmullo al respecto. Y cuando la relación se consolidó, a todos dejó de importarles. Las invitaciones a reuniones empresariales y de familia iban dirigidas a ambos y en general se los aceptaba en todos los ambientes adultos como la pareja que eran.

El descubrimiento de una posible relación furtiva de Harry pondría a Draco en un papel vulnerable horrible, y ahora lo veía con una claridad espantosa porque nada de lo que él hiciera pasaría inadvertido por mucho tiempo.

No podía decir que no le importaba por completo lo que le sucediera a él, pero su mayor preocupación era el efecto que ese descubrimiento tendría en la vida pública y privada de Draco.

"¿Cuanto tiempo más podré mantener a ese tipo alejado...? ¿Un mes... dos? Se pondrá más exigente..."

La evolución de los acontecimientos él la conocía bastante bien. Encuentros como el ocurrido frente a la reja, esperaba que nunca obtuviera la manera de comunicarse vía chimenea con él, o por medio de una lechuza.

"Oh, Dios... Una nota..."

Durante esos tres días, esa idea lo torturó hora tras hora. Podía imaginarse a alguna de las numerosas lechuzas de la mansión trayendo la nota y entregandola directamente en las manos de Draco; casi podía verlo entrar, con la carta en la mano, el rostro pálido, los terribles ojos grises velados por la incertidumbre... Y luego el interrogatorio, lento, minucioso...

"¿Y entonces qué haré...? ¿Tendré la presencia de ánimo para negarlo todo...?" se preguntaba una y otra vez.

Pero la pregunta realmente angustiante era otra:

"¿Qué hará él...?"

Y ahí era donde todo se mezclaba en un miedo confuso y espantoso, porque las suposiciones se hundían en la negrura de lo desconocido. Era en el curso de estas meditaciones cuando descubría que había un lado de Draco que no conocía lo suficiente. Tenían sus discusiones de vez en cuando, de manera que sabía reconocer cuando estaba alterado, pero nunca lo había visto realmente furioso y eso hacía impredecibles sus reacciones.

En general era frío y reservado, salvo lógicamente cuando hacían el amor, pero en el resto del tiempo había que leer muy bien su expresión para saber cómo se sentía.

Una de esas noches, mientras Draco leía sentado en su sillón frente a la chimenea, Harry trató de encontrar algunas pistas a esas preguntas escrutando atentamente el rostro de su pareja.

La cabeza estaba apenas reclinada, de manera que la luz incidía en forma perfecta para resaltar sus rasgos. El cabello rubio platinado ya no estaba corto ni peinado con kilos de gel como en el colegio, sino que era una melena suave y sedosa que caía hasta los hombros y que durante el día llevaba sujeta sobriamente con una cinta negra, obvia reminiscencia de su padre; pero durante la noche, en casa, la dejaba suelta y entonces recuperaba su edad real. La frente despejada era amplia y clara, como moldeada por un escultor, al igual que la nariz y los pómulos altos. La piel, siempre había sido perfecta, la mayoría del tiempo blanca, etérea como si una luz lo iluminara desde adentro y la boca de labios rosados y finos se veia severa, inflexible. Todo combinaba a la perfección para hacer un conjunto de rasgos viriles, llenos de energía y fuerza y Harry se encontró mirandolo con orgullo y alegría.

En aquel momento, como presintiendo la observación, Draco levantó la vista hacia él, un centelleo de luces azules dentro de aquellos iris color plata, interrogantes, y Harry no pudo sostener la mirada, rápido volvió hacia su tarea para impedir que surgiera cualquier pregunta inoportuna.

Y el miedo crecía en su interior, como un monstruo que empezaba a tomar medidas inconmensurables con cada hora, con cada llamada a la puerta, con la llegada de cada mensaje, con cada chisporroteo inesperado en la chimenea...

TBC...

Reviews:

Di malfoy: Cómo se atreve? Porque es TONTO!! Pero se va a ir dando cuenta del papacito que tiene en casa (yo quiero uno, sí,sí) En cuanto a tus preguntillas, se resolverán en el fic, así que... Snif, no puedo decirte nada mas. Gracias por tus buenos deseos, y espero que te siga gustando. Ehm... ¿Puedo aprovecharme de esto y pedirte un capitulito mas de 'Dragon de mala fe'?? Porfis?

Gab00: Verdad que siempre es Draco el infiel? No sé porqué... pero me parece que hay que ir igualando los tantos, no? ^_^* y Harry lo va a pasar mal... Je. Saluditos.

Moryn: Oia, linda, no olvides que Harry tiene un toque Sly que casi lo manda a la casa de la serpiente en el primer año... Menos mal, sino este fic no tendría pie ni cabeza ^_~. Su parte Gry no tarda en aparecer y remorderle la conciencia.. jejeje... Un beso.

Ayesha: Wow! No se me había ocurrido, Seve de amante... Mejor no, que si tengo que elegir, ahí el lío lo tendría yo para seguir el fic... Harry está jugando con su suerte, y no sabe lo que tiene en casita...(por qué no lo manda a la mía, que yo se lo cuido?). A ver si puedo hacer que la continuación tambien guste. Besito.

Diabolik: Lo va a pagar... eso seguro, yo lo quiero mucho a Harry, pero eso no se hace!!! Aunque el morenito bien puede meter la pata, perfecto no es. Y parece que no se dio cuenta de la SUERTE que tiene ¬_¬. Bye!

Gala: Claro que eso no se hace! Lo dicho, es tonto irremediable y va a empezar a darse cuenta de eso, pero a saber si ya es tarde... Un beso.