Título: Infidelity
Autor: abysm
Disclaimer: Sí, sí...Los personajes son de JK Rowling... ¿Contentos?
Advertencias:AU - Voldemort ya no existe y esto será slash Draco / Harry. Tendrá un par de escenas explícitas, más adelante, así que... si le molesta... No siga leyendo, sipi?
Capitulo 4
La tregua duró apenas un día, al cabo del cual volvieron al ritmo de vida normal, y él a su creciente angustia. Haber hecho el amor con tanto ardor no componía las cosas, como él había supuesto; mas bien todo lo contrario.
La certeza del amor que tenía y no había valorado hacía que por momentos tuviera serios deseos de golpearse la cabeza contra la pared. Ahora sabía que había cometido uno de los errores más grandes de su existencia, pero lo peor de todo, era que sabía que amaba a Draco y eso hacía que sus acciones anteriores le resultaran excecrables incluso a él mismo.
La mañana siguiente, antes del desayuno, mientras esperaba que Draco bajara a acompañarlo, encontró una nota recien llegada que seguramente un elfo había dejado sobre la mesa.
'Favor de abonar al portador cien Galeones y remitir por el mismo medio'
La caligrafía tosca, la nota sin firma, la demanda y la amenaza implícita lo golpearon con fuerza casi física. Agarró la nota como en una pesadilla y salió a escape del salón rumbo a la biblioteca. Se refugió en aquel lugar, temblando ante la posibilidad de que ese mensaje hubiese sido entregado a Draco en lugar de a él, como ocurría con casi toda la correspondencia.
Manoteó la caja de su escritorio, donde guardaba su dinero y separó la cantidad pedida en una bolsita de tela con la mente en blanco. Llamó a un elfo y le informó que una lechuza aguardaba para regresar. Sin otra explicación, le dio la bolsita y se quedó en la habitación, angustiado y solo.
En sus manos, la carta fatídica era la confirmación de sus peores sospechas. Enfurecido, impotente por encontrarse en esa situación indefensa y peor aún por saberse totalmente responsable de eso, rompió el pergamino por la mitad y luego en muchos pequeños pedazos. Iba a tirarlos en el cesto de la basura, pero al final los arrojó a la chimenea, donde vio como desaparecían entre las llamas.
Cuando iba a volver al comedor, vio a Draco parado en el umbral de la puerta, observándolo en silencio, acusador, pero sin pronunciar una sola sílaba.
- Tu correspondencia es privada, lo sabes. No tienes que mostrarme tus cartas si no lo deseas.- dijo tan solo, y giró rumbo al salón dejando un Harry sacudido por el temor.
No podía pensar en nada, no quería pensar en nada. Lo único que hubiese querido era tener alguna actividad que lo absorbiera al punto de olvidar lo que sucedía. No podía quedarse en la casa, necesitaba salir, tratar de seguir una rutina mas o menos normal, pero el temor lo retenía. Lo que mas hubiese querido era hablar de eso con alguien, pero la verguenza lo contenía de ir a casa de Ron, su mejor amigo y contarle.
Además, aunque aquel seguía siendo un gran compañero, había algunos temas de índole personal que era muy difícil hablar con él.
Con esos cien Galeones había comprado tranquilidad por un tiempo, pero sabía que no iba a ser mucho.
Y estuvo acertado.
Al día siguiente ya llegaba otra nota, esta vez reclamando doscientos Galeones que pagó sin resistencia, espantado por la creciente exigencia. Tenía su dinero propio, la bóveda en Gringotts que sus padres le habían dejado en herencia apenas había visto menguar su contenido, ya que Draco le proporcionaba todo lo que necesitaba.
Sin embargo, sabía que las exigencias irían en aumento, cuanto más entregara, mas pediría hasta que ya no pudiera darle más, y entonces llegaría la nota final, la carta fatídica y con ella, la catástrofe.
Intentaba por todos los medios que su carácter no revelaba la incesante lucha interior que libraba cada día, cada hora, cada minuto; pero ese esfuerzo lo agotaba. Parecía que solamente una persona se percataba y eso, porque lo observaba sin cesar.
Draco había tenido algunos cambios en esos días. La actitud severa que había guardado en días anteriores, la mirada dura e inquisitorial que solía dirigirle se había suavizado. Tenía con él una especie de atención que a Harry le recordaba bastante la época en que estaban de novios, una bondad y dedicación que solo conseguían confundirlo.
A veces, hasta parecía que esas actitudes amables y tiernas solo estaban invitándolo a pronunciar las palabras que podían liberarlo, las que reconocieran su culpa, pero a la vez lo alejarían para siempre del temor. Y el darse cuenta de esta actitud solo acrecentó su verguenza, y puso un nuevo obstáculo a la confesión.
Tres días más, una nueva carta; y esta vez eran cuatrocientos Galeones, pero para entonces Harry ya no podía pensar en otra cosa que en la siguiente demanda con los nervios tan tensos que cualquier cosa lo hacía saltar.
Cinco días mas tarde, recibió un sobre, cosa extraña, porque las notas que llegaban siempre eran pequeñas y discretas. Con manos temblorosas rasgó el papel oscuro y desplegó el papel que venía en el interior.
Tuvo que sentarse porque toda la habitación pareció girar en torno a él.
Era una hoja de periódico, del Profeta, para ser exactos, donde las letras en tinta oscura lo enfrentaron como un insulto.
'Según fuentes secretas, la pareja del conocido magnate Draco Malfoy, y estamos hablando ni más ni menos del señor Harry Potter; estaría involucrado en un tórrido romance clandestino. Este periódico ha tenido acceso a pruebas contundentes del hecho y nos preguntamos cuál será la reacción del notorio empresario...'
No pudo seguir leyendo, era demasiado. Había una nota más junto al recorte.
'Aún es una prueba, El Profeta va a pagar seiscientos Galeones por esta noticia. ¿Cuanto vale en realidad?'
Demasiado, valía demasiado, pero no estaba refiriéndose a la nota. Con cierto asombro se dio cuenta que en realidad, se refería a Draco.
No se merecía eso, ni nada de lo que había hecho. En definitiva, iba a ser él quien iba a pagar el precio de su idiotez, iba a ser su nombre el que iba a cargar con todo el escándalo tirando por tierra todo el lento esfuerzo que aquel habia hecho para hacerse un lugar respetable.
Con respecto al propio Harry, de pronto recordó que muchísimas veces se había enfrentado a los rumores que los periódicos esparcían sobre él, y era probable que pudiera hacerlo una vez más. Siempre y cuando no hubiese otra persona envuelta en eso, siempre y cuando la persona no fuera Draco.
Se levantó exhultante, y salió casi corriendo de la sala hacia el vestíbulo aún estrujando en sus manos los papeles recibidos apenas minutos atrás.
Entonces el terror se hizo realidad.
Ahí, de pie en medio del vestíbulo estaba otra vez el tipo ése, mirando muy entretenido uno de los cuadros sin que pudiese explicarse cómo había llegado allí. Aterrado, por unos instantes ni siquiera pudo balbucir la pregunta.
- Éste no es de Phillipe.- dijo socarronamente en cuanto lo vio.- Linda casa, Potter... Vaya, y yo viviendo en ese tugurio...- sin prestar atención a la cara de espanto de Harry, avanzó hasta la sala, inspeccionando los muebles, las alfombras.
- ¿Cómo te atreves a venir aquí...?- consiguió encontrar su voz en algún rincón de su garganta.- ¿Cómo entraste...?¿Qué diablos quieres ahora?
- Sé amable, Potter. Veo que recibiste mi nota. ¿Interesante, no?
- Maldito...
- No juegues conmigo. Para el Profeta, la noticia vale seiscientos Galeones y los recibiré mañana a cambio de todos los datos. Digamos que unos seiscientos de tu parte, ahora podrían posponer una primera plana. ¿Qué dices?
- Estás loco... Yo... yo no tengo esa suma...
- ¿Qué no? ¿A quién quieres engañar? ¿y qué es todo esto que te rodea? Bosta de hipogrifo, seguro que no...
- ¿Y crees que yo ando todos los días con seiscientos galeones en los bolsillos, idiota? ¿De dónde quieres que saque esa cifra?
- Ése no es mi problema.
Por esos instantes, ya la angustia de Harry estaba desbocada. En el desesperado intento que todo terminara de una vez, se encontró deseando que Draco entrara, que los encontrara discutiendo, que preguntara lo sucedido y que todo quedara al descubierto.
- Pero ese anillo que tienes debe valer unos seiscientos, diría yo...- continuó el tipo...
- Este anillo...- repitió Harry horrorizado, porque era la única joya que usaba, y era el regalo que Draco le había hecho el día que habían decidido vivir juntos. Ni que decir que era una pieza mucho más valiosa que los seiscientos o más que efectivamente podía valer.
- No, este anillo, no... Escucha, yo... Puedo intentar conseguirte lo que pides... Tienes que darme tiempo...
- La noticia saldrá mañana en el periódico.
- Por favor, solo hasta mañana...te conseguiré los seiscientos...
La frase se le congeló en los labios. La puerta del vestíbulo se había abierto y cerrado, sin duda era Draco que llegaba. Sin reflexionar, se sacó el anillo y atropelladamente se lo dió al tipo que lo hizo desaparecer en un bolsillo.
- No te preocupes, ya me voy... Nos vemos.- dijo, girando hacia la salida.
En la puerta de la sala, se cruzaron un momento, pero Draco ni siquiera pareció verlo. Sin duda el aspecto del hombre no le parecía en absoluto y eso a veces despertaba en él, al antiguo Malfoy, arrogante y algo despectivo tambien.
Por un instante, Harry esperó que él hiciera alguna pregunta, pero Draco solo se limitó a dirigirse a la sala donde estaban empezando a servir la cena. Tuvo que dejar pasar unos minutos para serenarse y poder entrar al comedor. El momento había sido aterrorizante y aunque esperaba no demostrarlo, el corazón le latía con tanta fuerza en el pecho, que casi le dolía.
El primer plato fue algo parecido a madera con restos de cenizas de algún día anterior.
- ¿Oíste lo que te dije, Harry...?
- Yo... ehmm... Perdón, estaba distraído.
- Lo noté.- Draco sonrió indulgente y retomó el hilo de lo que iba diciendo.- Todavía no puedo creerlo, pero parece que por fin podré hacer este negocio. Es muy importante, tú sabes lo difícil que es entrar en el círculo de los que consiguen los artículos para manufacturar varitas mágicas... Al fin he podido convencerlos que pueden confiar en mí.
Sirvió una copa de vino y tambíen le sirvió a Harry.
- Por supuesto, creo que tuvo alguna importancia el hecho que yo esté viviendo con el hombre mas encantador que hay en todo el mundo mágico...
La galantería solo hizo un profundo hueco en el corazón de Harry.
- No es cierto...- murmuró sin darse cuenta.
- ¿Perdón?
- Yo... digo... Quiero decir que no es cierto...- intentó sonreir, pero tenía la impresión que la mueca conseguida era notoriamente falsa.- Tú eres muy hábil en los negocios...
- Eso alimenta mi ego, amor; pero tengo que ser realista. Eres un héroe, todos te adoran y te respetan...
"Y maldito si me lo merezco" pensó Harry en silencio.
- El hecho de que estés conmigo y aún estés vivo, en una carta de recomendación por demás buena, diría yo.- dijo, con un dejo de su antigua ironía.- Pero bien, he trabajado tanto por esto que casi no puedo creer que sea cierto. En cuanto cierre el negocio, tendré mas tiempo libre, podré quedarme contigo en casa o podemos hacer un pequeño viaje... Lo que quieras.
"Lo que quiero, es morirme."
Contento, Draco le tomó la mano con cariño y casi al punto notó lo evidente.
- ¿Dónde está tu anillo? Nunca te lo sacas...
"Piensa rápido, por amor a Dios... Piensa rápido..."
- Lo envié a limpiar... Iré a buscarlo en un par de días.
Bien, ahí estaba. Él mismo había marcado el plazo para el final de esa tortura. Ahora, solo le restaba esperar.
El día siguiente fue una tortura, un horripilante deslizarse de hora en hora, desplazándose en el tiempo como si aquel fuera agua o alguna otra sustancia viscosa. La angustia le oprimía la garganta, sentía como si la sangre bullera en sus venas a velocidad meteórica.
La noche tampoco le trajo el alivio.
' El salón donde anunciaban la realización de aquel importante negocio estaba repleto de gente. Conocidos y no tan conocidos, pero todos ellos tan respetables, tan intachablemente perfectos.
Ya estaban anunciando el nombre de Draco desde el estrado y por supuesto también el suyo. Ambos se pusieron de pie y avanzaron hasta el escenario pero en medio del trayecto, desde algún lugar salió ese hombre y se paró entre toda la concurrencia, gritando a pleno pulmón: ¿Así que un premio, Potter? ¿Y por qué? ¿Por ser la mejor perra de Mundo Mágico? ¡Este es el héroe de todos... El Gran Harry Potter se acuesta con cualquiera y menea el trasero como una perra en celo!
Todo el universo giró para mirarlo, pero él solo veía una cosa: el rostro dolorido, profundamente lastimado de Draco. Sus ojos inundados de lágrimas de decepción, donde Harry podía ver su corazón hecho trizas.
De manera irrazonable, intentó explicar, pero la voz no salía, no había voz o quizás no hubiesen palabras para decir. Y entonces, la expresión del hombre rubio cambió y fue de nuevo aquella amenazadora y fría, ahora llena de odio al descubrir el engaño. Su mano levantó la varita hacia él, apuntándole y Harry supo exactamente lo que iba a escuchar: Avad.. '
- No... por favor...- gimió apenas.
- Harry, despierta por favor.
Los ojos verdes se abrieron con dificultad, enfocando a duras penas la figura apenas delineada en la oscuridad de la habitación.
"Fue una pesadilla...¿Habré gritado? Oh, por Dios... ¿Habré dicho algo?".
- ¿Estás bien, Harry?
- Sí.
- Te ves un poco pálido. ¿Estás seguro que todo está bien?- la voz grave, calmada lo invitaban a sincerarse; las manos cálidas sobre sus hombros y como siempre esa mirada amante y sincera.- Hace días que no te veo muy bien... Estás como exhaltado, nervioso... ¿Estás seguro que...no tienes nada que decirme...?
Una palabra, tan solo una palabra: 'perdón' y estaba seguro que Draco no preguntaría demasiado, lo perdonaría y todo quedaría bien, pero esa misma certeza del perdón lo hacía ver que no era merecedor de tal cosa. La vergüenza infinita selló dentro de sus labios la confesión que su corazón empujaba hacia fuera.
- No. Todo está bien.
Por unos instantes, los ojos grises se cubrieron de una sombra pasajera, pero al final; Draco solo suspiró y le dio un beso en la frente.
- Si tú lo dices... Descansa, amor.
Se dio la vuelta y volvió a acostarse. Minutos después, Harry escuchó su respiración tomando el ritmo pausado y leve del sueño.
No pudo dormir en toda la noche pero al día siguiente tenía una meta concreta: tenía que recuperar ese anillo.
TBC...
REVIEWS:
Moryn: Gustó el lemmoncito? Qué bueno... Ya que Harry había tenido su parte de contrabando, era justo que Draco tambien tuviese. Y que es su derecho después de todo. Bien, en cuanto a Harry, ya ha empezado a pagar. Literalmente, jeje pero todavía le falta. Besito
Nima: Hola! Lindo que el lemmoncito te haya gustado, porque a veces tengo miedito de que queden algo chocantes, gracias por tu opinión al respecto. Como esto es un 'angst ' el sufrimiento de Harry le remorderá la conciencia, pero ves que ya a empezado a sufrir. En cuanto al rubio, sí que creció, no? A mí me divierte mucho cambiarles un poquito la apariencia de acuerdo al fic, y me pareció que así tendría que verse para este, no? Y no,no se nota para nada que es tu favorito :D.
Little My: Sí que era apasionado mi rubio lindo, nomás que no lo demuestra a todos...;D Pues sí, era Draco/Harry porque por la trama no me cerraba que Harry se dejara arrinconar tan fácil por nadie si hubiese sido el 'dominante'. En cuanto a lo otro, creo que ya me queda un solo capitulo para desmoronarle la vida a Harry jejeje, mala yo.
GabOO: Hola! Sí ya empecé a leer y dejar mis reviewcitos ;P Con el fic larguito tendré que ir de a poco, tenme un cachito de paciencia, sipi? El bailecito fue un desfogue de Harry, nomás. Se había pasado los días angustiado y cuando estuvo seguro que el tipo aquel no estaba cerca se sintió demasiado 'liberado'. Y al que no le gustó mucho la exhibición fue a Draco, je. Celoso,celoso aunque después hicieran las pases. Síp, el morenito es el sumiso aquí. Si no me arrojan de ffnet cuando termine éste, subiré uno que tenía en Sfnet donde Harry era diferente...
Ayesha: No se atreve, no se atreve a decir que metió la pata hasta las orejas!! Ya ves que ahora aparte de culpa, tiene vergüenza (es lo menos que debería tener) Harry-on-top no me parecía convincente para que después se dejara chantajear, tuvo que resignarse a estar abajito para que el fic quedara creíble. Cierto, la fama no es todo, ciento cincuenta puntos para Seve. Besos.
Gala Snape: Sí!! Draco ejecutivo, sofisticado y elegante! Con el padre que tiene, no puede ser menos... Te dá pena Harry? Ya te dará más todavía, el chantaje se pondrá peor. Para que aprenda que hay cosas que no hay que hacer. Y menos tratándose de a quién se lo hizo! Besos
Icee Queen: Gracias por haberte tomado la molestia de leer este fic, me alegra que te esté gustando y más aún que no te haya resultado ofensiva la parte del lemmon, subir ese capítulo me puso un poco intranquila sabiendo que podía haber quedado un poco fuerte. Intentaré que siga bien. Besos.
Olga: ya pronto sabrás quien es el encapuchado, y el chantajista y todo. Aquí entre nos, yo tampoco ni sueño en 'adornarle la frente' si tengo a un Draquito conmigo... Creo que ya me queda un solo capitulo más y no te preocupes, tampoco me gustan los finales tristes. Que los protagonistas sufran y requetesufran, y yo sufriré tambien para sacarlos de los aprietos en que los meto, pero al final terminarán bien.
JK: Me ha sorprendido mucho encontrar este review! Me gustaría mucho poder contestarte de igual manera, pero mi inglés no es lo bastante bueno como para eso. TT... Así que ya ves, Harry está sufriendo, y tendrá un poco más en el futuro antes que todo se arregle. Besito.
Autor: abysm
Disclaimer: Sí, sí...Los personajes son de JK Rowling... ¿Contentos?
Advertencias:AU - Voldemort ya no existe y esto será slash Draco / Harry. Tendrá un par de escenas explícitas, más adelante, así que... si le molesta... No siga leyendo, sipi?
Capitulo 4
La tregua duró apenas un día, al cabo del cual volvieron al ritmo de vida normal, y él a su creciente angustia. Haber hecho el amor con tanto ardor no componía las cosas, como él había supuesto; mas bien todo lo contrario.
La certeza del amor que tenía y no había valorado hacía que por momentos tuviera serios deseos de golpearse la cabeza contra la pared. Ahora sabía que había cometido uno de los errores más grandes de su existencia, pero lo peor de todo, era que sabía que amaba a Draco y eso hacía que sus acciones anteriores le resultaran excecrables incluso a él mismo.
La mañana siguiente, antes del desayuno, mientras esperaba que Draco bajara a acompañarlo, encontró una nota recien llegada que seguramente un elfo había dejado sobre la mesa.
'Favor de abonar al portador cien Galeones y remitir por el mismo medio'
La caligrafía tosca, la nota sin firma, la demanda y la amenaza implícita lo golpearon con fuerza casi física. Agarró la nota como en una pesadilla y salió a escape del salón rumbo a la biblioteca. Se refugió en aquel lugar, temblando ante la posibilidad de que ese mensaje hubiese sido entregado a Draco en lugar de a él, como ocurría con casi toda la correspondencia.
Manoteó la caja de su escritorio, donde guardaba su dinero y separó la cantidad pedida en una bolsita de tela con la mente en blanco. Llamó a un elfo y le informó que una lechuza aguardaba para regresar. Sin otra explicación, le dio la bolsita y se quedó en la habitación, angustiado y solo.
En sus manos, la carta fatídica era la confirmación de sus peores sospechas. Enfurecido, impotente por encontrarse en esa situación indefensa y peor aún por saberse totalmente responsable de eso, rompió el pergamino por la mitad y luego en muchos pequeños pedazos. Iba a tirarlos en el cesto de la basura, pero al final los arrojó a la chimenea, donde vio como desaparecían entre las llamas.
Cuando iba a volver al comedor, vio a Draco parado en el umbral de la puerta, observándolo en silencio, acusador, pero sin pronunciar una sola sílaba.
- Tu correspondencia es privada, lo sabes. No tienes que mostrarme tus cartas si no lo deseas.- dijo tan solo, y giró rumbo al salón dejando un Harry sacudido por el temor.
No podía pensar en nada, no quería pensar en nada. Lo único que hubiese querido era tener alguna actividad que lo absorbiera al punto de olvidar lo que sucedía. No podía quedarse en la casa, necesitaba salir, tratar de seguir una rutina mas o menos normal, pero el temor lo retenía. Lo que mas hubiese querido era hablar de eso con alguien, pero la verguenza lo contenía de ir a casa de Ron, su mejor amigo y contarle.
Además, aunque aquel seguía siendo un gran compañero, había algunos temas de índole personal que era muy difícil hablar con él.
Con esos cien Galeones había comprado tranquilidad por un tiempo, pero sabía que no iba a ser mucho.
Y estuvo acertado.
Al día siguiente ya llegaba otra nota, esta vez reclamando doscientos Galeones que pagó sin resistencia, espantado por la creciente exigencia. Tenía su dinero propio, la bóveda en Gringotts que sus padres le habían dejado en herencia apenas había visto menguar su contenido, ya que Draco le proporcionaba todo lo que necesitaba.
Sin embargo, sabía que las exigencias irían en aumento, cuanto más entregara, mas pediría hasta que ya no pudiera darle más, y entonces llegaría la nota final, la carta fatídica y con ella, la catástrofe.
Intentaba por todos los medios que su carácter no revelaba la incesante lucha interior que libraba cada día, cada hora, cada minuto; pero ese esfuerzo lo agotaba. Parecía que solamente una persona se percataba y eso, porque lo observaba sin cesar.
Draco había tenido algunos cambios en esos días. La actitud severa que había guardado en días anteriores, la mirada dura e inquisitorial que solía dirigirle se había suavizado. Tenía con él una especie de atención que a Harry le recordaba bastante la época en que estaban de novios, una bondad y dedicación que solo conseguían confundirlo.
A veces, hasta parecía que esas actitudes amables y tiernas solo estaban invitándolo a pronunciar las palabras que podían liberarlo, las que reconocieran su culpa, pero a la vez lo alejarían para siempre del temor. Y el darse cuenta de esta actitud solo acrecentó su verguenza, y puso un nuevo obstáculo a la confesión.
Tres días más, una nueva carta; y esta vez eran cuatrocientos Galeones, pero para entonces Harry ya no podía pensar en otra cosa que en la siguiente demanda con los nervios tan tensos que cualquier cosa lo hacía saltar.
Cinco días mas tarde, recibió un sobre, cosa extraña, porque las notas que llegaban siempre eran pequeñas y discretas. Con manos temblorosas rasgó el papel oscuro y desplegó el papel que venía en el interior.
Tuvo que sentarse porque toda la habitación pareció girar en torno a él.
Era una hoja de periódico, del Profeta, para ser exactos, donde las letras en tinta oscura lo enfrentaron como un insulto.
'Según fuentes secretas, la pareja del conocido magnate Draco Malfoy, y estamos hablando ni más ni menos del señor Harry Potter; estaría involucrado en un tórrido romance clandestino. Este periódico ha tenido acceso a pruebas contundentes del hecho y nos preguntamos cuál será la reacción del notorio empresario...'
No pudo seguir leyendo, era demasiado. Había una nota más junto al recorte.
'Aún es una prueba, El Profeta va a pagar seiscientos Galeones por esta noticia. ¿Cuanto vale en realidad?'
Demasiado, valía demasiado, pero no estaba refiriéndose a la nota. Con cierto asombro se dio cuenta que en realidad, se refería a Draco.
No se merecía eso, ni nada de lo que había hecho. En definitiva, iba a ser él quien iba a pagar el precio de su idiotez, iba a ser su nombre el que iba a cargar con todo el escándalo tirando por tierra todo el lento esfuerzo que aquel habia hecho para hacerse un lugar respetable.
Con respecto al propio Harry, de pronto recordó que muchísimas veces se había enfrentado a los rumores que los periódicos esparcían sobre él, y era probable que pudiera hacerlo una vez más. Siempre y cuando no hubiese otra persona envuelta en eso, siempre y cuando la persona no fuera Draco.
Se levantó exhultante, y salió casi corriendo de la sala hacia el vestíbulo aún estrujando en sus manos los papeles recibidos apenas minutos atrás.
Entonces el terror se hizo realidad.
Ahí, de pie en medio del vestíbulo estaba otra vez el tipo ése, mirando muy entretenido uno de los cuadros sin que pudiese explicarse cómo había llegado allí. Aterrado, por unos instantes ni siquiera pudo balbucir la pregunta.
- Éste no es de Phillipe.- dijo socarronamente en cuanto lo vio.- Linda casa, Potter... Vaya, y yo viviendo en ese tugurio...- sin prestar atención a la cara de espanto de Harry, avanzó hasta la sala, inspeccionando los muebles, las alfombras.
- ¿Cómo te atreves a venir aquí...?- consiguió encontrar su voz en algún rincón de su garganta.- ¿Cómo entraste...?¿Qué diablos quieres ahora?
- Sé amable, Potter. Veo que recibiste mi nota. ¿Interesante, no?
- Maldito...
- No juegues conmigo. Para el Profeta, la noticia vale seiscientos Galeones y los recibiré mañana a cambio de todos los datos. Digamos que unos seiscientos de tu parte, ahora podrían posponer una primera plana. ¿Qué dices?
- Estás loco... Yo... yo no tengo esa suma...
- ¿Qué no? ¿A quién quieres engañar? ¿y qué es todo esto que te rodea? Bosta de hipogrifo, seguro que no...
- ¿Y crees que yo ando todos los días con seiscientos galeones en los bolsillos, idiota? ¿De dónde quieres que saque esa cifra?
- Ése no es mi problema.
Por esos instantes, ya la angustia de Harry estaba desbocada. En el desesperado intento que todo terminara de una vez, se encontró deseando que Draco entrara, que los encontrara discutiendo, que preguntara lo sucedido y que todo quedara al descubierto.
- Pero ese anillo que tienes debe valer unos seiscientos, diría yo...- continuó el tipo...
- Este anillo...- repitió Harry horrorizado, porque era la única joya que usaba, y era el regalo que Draco le había hecho el día que habían decidido vivir juntos. Ni que decir que era una pieza mucho más valiosa que los seiscientos o más que efectivamente podía valer.
- No, este anillo, no... Escucha, yo... Puedo intentar conseguirte lo que pides... Tienes que darme tiempo...
- La noticia saldrá mañana en el periódico.
- Por favor, solo hasta mañana...te conseguiré los seiscientos...
La frase se le congeló en los labios. La puerta del vestíbulo se había abierto y cerrado, sin duda era Draco que llegaba. Sin reflexionar, se sacó el anillo y atropelladamente se lo dió al tipo que lo hizo desaparecer en un bolsillo.
- No te preocupes, ya me voy... Nos vemos.- dijo, girando hacia la salida.
En la puerta de la sala, se cruzaron un momento, pero Draco ni siquiera pareció verlo. Sin duda el aspecto del hombre no le parecía en absoluto y eso a veces despertaba en él, al antiguo Malfoy, arrogante y algo despectivo tambien.
Por un instante, Harry esperó que él hiciera alguna pregunta, pero Draco solo se limitó a dirigirse a la sala donde estaban empezando a servir la cena. Tuvo que dejar pasar unos minutos para serenarse y poder entrar al comedor. El momento había sido aterrorizante y aunque esperaba no demostrarlo, el corazón le latía con tanta fuerza en el pecho, que casi le dolía.
El primer plato fue algo parecido a madera con restos de cenizas de algún día anterior.
- ¿Oíste lo que te dije, Harry...?
- Yo... ehmm... Perdón, estaba distraído.
- Lo noté.- Draco sonrió indulgente y retomó el hilo de lo que iba diciendo.- Todavía no puedo creerlo, pero parece que por fin podré hacer este negocio. Es muy importante, tú sabes lo difícil que es entrar en el círculo de los que consiguen los artículos para manufacturar varitas mágicas... Al fin he podido convencerlos que pueden confiar en mí.
Sirvió una copa de vino y tambíen le sirvió a Harry.
- Por supuesto, creo que tuvo alguna importancia el hecho que yo esté viviendo con el hombre mas encantador que hay en todo el mundo mágico...
La galantería solo hizo un profundo hueco en el corazón de Harry.
- No es cierto...- murmuró sin darse cuenta.
- ¿Perdón?
- Yo... digo... Quiero decir que no es cierto...- intentó sonreir, pero tenía la impresión que la mueca conseguida era notoriamente falsa.- Tú eres muy hábil en los negocios...
- Eso alimenta mi ego, amor; pero tengo que ser realista. Eres un héroe, todos te adoran y te respetan...
"Y maldito si me lo merezco" pensó Harry en silencio.
- El hecho de que estés conmigo y aún estés vivo, en una carta de recomendación por demás buena, diría yo.- dijo, con un dejo de su antigua ironía.- Pero bien, he trabajado tanto por esto que casi no puedo creer que sea cierto. En cuanto cierre el negocio, tendré mas tiempo libre, podré quedarme contigo en casa o podemos hacer un pequeño viaje... Lo que quieras.
"Lo que quiero, es morirme."
Contento, Draco le tomó la mano con cariño y casi al punto notó lo evidente.
- ¿Dónde está tu anillo? Nunca te lo sacas...
"Piensa rápido, por amor a Dios... Piensa rápido..."
- Lo envié a limpiar... Iré a buscarlo en un par de días.
Bien, ahí estaba. Él mismo había marcado el plazo para el final de esa tortura. Ahora, solo le restaba esperar.
El día siguiente fue una tortura, un horripilante deslizarse de hora en hora, desplazándose en el tiempo como si aquel fuera agua o alguna otra sustancia viscosa. La angustia le oprimía la garganta, sentía como si la sangre bullera en sus venas a velocidad meteórica.
La noche tampoco le trajo el alivio.
' El salón donde anunciaban la realización de aquel importante negocio estaba repleto de gente. Conocidos y no tan conocidos, pero todos ellos tan respetables, tan intachablemente perfectos.
Ya estaban anunciando el nombre de Draco desde el estrado y por supuesto también el suyo. Ambos se pusieron de pie y avanzaron hasta el escenario pero en medio del trayecto, desde algún lugar salió ese hombre y se paró entre toda la concurrencia, gritando a pleno pulmón: ¿Así que un premio, Potter? ¿Y por qué? ¿Por ser la mejor perra de Mundo Mágico? ¡Este es el héroe de todos... El Gran Harry Potter se acuesta con cualquiera y menea el trasero como una perra en celo!
Todo el universo giró para mirarlo, pero él solo veía una cosa: el rostro dolorido, profundamente lastimado de Draco. Sus ojos inundados de lágrimas de decepción, donde Harry podía ver su corazón hecho trizas.
De manera irrazonable, intentó explicar, pero la voz no salía, no había voz o quizás no hubiesen palabras para decir. Y entonces, la expresión del hombre rubio cambió y fue de nuevo aquella amenazadora y fría, ahora llena de odio al descubrir el engaño. Su mano levantó la varita hacia él, apuntándole y Harry supo exactamente lo que iba a escuchar: Avad.. '
- No... por favor...- gimió apenas.
- Harry, despierta por favor.
Los ojos verdes se abrieron con dificultad, enfocando a duras penas la figura apenas delineada en la oscuridad de la habitación.
"Fue una pesadilla...¿Habré gritado? Oh, por Dios... ¿Habré dicho algo?".
- ¿Estás bien, Harry?
- Sí.
- Te ves un poco pálido. ¿Estás seguro que todo está bien?- la voz grave, calmada lo invitaban a sincerarse; las manos cálidas sobre sus hombros y como siempre esa mirada amante y sincera.- Hace días que no te veo muy bien... Estás como exhaltado, nervioso... ¿Estás seguro que...no tienes nada que decirme...?
Una palabra, tan solo una palabra: 'perdón' y estaba seguro que Draco no preguntaría demasiado, lo perdonaría y todo quedaría bien, pero esa misma certeza del perdón lo hacía ver que no era merecedor de tal cosa. La vergüenza infinita selló dentro de sus labios la confesión que su corazón empujaba hacia fuera.
- No. Todo está bien.
Por unos instantes, los ojos grises se cubrieron de una sombra pasajera, pero al final; Draco solo suspiró y le dio un beso en la frente.
- Si tú lo dices... Descansa, amor.
Se dio la vuelta y volvió a acostarse. Minutos después, Harry escuchó su respiración tomando el ritmo pausado y leve del sueño.
No pudo dormir en toda la noche pero al día siguiente tenía una meta concreta: tenía que recuperar ese anillo.
TBC...
REVIEWS:
Moryn: Gustó el lemmoncito? Qué bueno... Ya que Harry había tenido su parte de contrabando, era justo que Draco tambien tuviese. Y que es su derecho después de todo. Bien, en cuanto a Harry, ya ha empezado a pagar. Literalmente, jeje pero todavía le falta. Besito
Nima: Hola! Lindo que el lemmoncito te haya gustado, porque a veces tengo miedito de que queden algo chocantes, gracias por tu opinión al respecto. Como esto es un 'angst ' el sufrimiento de Harry le remorderá la conciencia, pero ves que ya a empezado a sufrir. En cuanto al rubio, sí que creció, no? A mí me divierte mucho cambiarles un poquito la apariencia de acuerdo al fic, y me pareció que así tendría que verse para este, no? Y no,no se nota para nada que es tu favorito :D.
Little My: Sí que era apasionado mi rubio lindo, nomás que no lo demuestra a todos...;D Pues sí, era Draco/Harry porque por la trama no me cerraba que Harry se dejara arrinconar tan fácil por nadie si hubiese sido el 'dominante'. En cuanto a lo otro, creo que ya me queda un solo capitulo para desmoronarle la vida a Harry jejeje, mala yo.
GabOO: Hola! Sí ya empecé a leer y dejar mis reviewcitos ;P Con el fic larguito tendré que ir de a poco, tenme un cachito de paciencia, sipi? El bailecito fue un desfogue de Harry, nomás. Se había pasado los días angustiado y cuando estuvo seguro que el tipo aquel no estaba cerca se sintió demasiado 'liberado'. Y al que no le gustó mucho la exhibición fue a Draco, je. Celoso,celoso aunque después hicieran las pases. Síp, el morenito es el sumiso aquí. Si no me arrojan de ffnet cuando termine éste, subiré uno que tenía en Sfnet donde Harry era diferente...
Ayesha: No se atreve, no se atreve a decir que metió la pata hasta las orejas!! Ya ves que ahora aparte de culpa, tiene vergüenza (es lo menos que debería tener) Harry-on-top no me parecía convincente para que después se dejara chantajear, tuvo que resignarse a estar abajito para que el fic quedara creíble. Cierto, la fama no es todo, ciento cincuenta puntos para Seve. Besos.
Gala Snape: Sí!! Draco ejecutivo, sofisticado y elegante! Con el padre que tiene, no puede ser menos... Te dá pena Harry? Ya te dará más todavía, el chantaje se pondrá peor. Para que aprenda que hay cosas que no hay que hacer. Y menos tratándose de a quién se lo hizo! Besos
Icee Queen: Gracias por haberte tomado la molestia de leer este fic, me alegra que te esté gustando y más aún que no te haya resultado ofensiva la parte del lemmon, subir ese capítulo me puso un poco intranquila sabiendo que podía haber quedado un poco fuerte. Intentaré que siga bien. Besos.
Olga: ya pronto sabrás quien es el encapuchado, y el chantajista y todo. Aquí entre nos, yo tampoco ni sueño en 'adornarle la frente' si tengo a un Draquito conmigo... Creo que ya me queda un solo capitulo más y no te preocupes, tampoco me gustan los finales tristes. Que los protagonistas sufran y requetesufran, y yo sufriré tambien para sacarlos de los aprietos en que los meto, pero al final terminarán bien.
JK: Me ha sorprendido mucho encontrar este review! Me gustaría mucho poder contestarte de igual manera, pero mi inglés no es lo bastante bueno como para eso. TT... Así que ya ves, Harry está sufriendo, y tendrá un poco más en el futuro antes que todo se arregle. Besito.
