Título: Infidelity

Autor: abysm

Disclaimer: Sí, sí...Los personajes son de JK Rowling... ¿Contentos?

Advertencias1:AU - Voldemort ya no existe y esto será slash Draco / Harry. Tendrá un par de escenas explícitas, más adelante, así que... si le molesta... No siga leyendo, sipi?

Advertencias2: Este capítulo contiene algunas escenas de sexo bastante explícitas y si bien no contiene violencia en sí, la situación es casi Non- con o al menos consentimiento bajo amenaza. Espero que consideren esta advertencia para el caso de ser menores, homofóbicos o poco tolerantes. Sin ofender a nadie, pero no sigas leyendo si crees que puede causarte malestar, sip?

Y como es el último capítulo, contestaré los reviews antes del capítulo. Mala yo, je.

Gala Snape: Está arrinconado, pobrecito, Harry, hasta a mí me da pena ahora. Y parece que nadie le explicó eso de los chantajes. Bien ya termina, pero se pone un poquito peor antes del final. Besito

Ayesha: Definitivamente no lo quieres al chico. Bue, espero que con este capítulo te parezca sufrimiento suficiente... Y tu afirmación, bien; aquí tambien tienes la respuesta, luego me cuentas. Viva Seve... jiji Besos

Olga: Aquí tienes todas tus respuestas, tu encapuchado y demás, je. Y no tengas cuidado, después de esto, a Harry se le quitarán cualquier ganas de andar buscando adrenalina por otros sitios. Ni aspirinas va a buscar, por las dudas. Besitos.

Nima: Hola! Sí lo está pasando muy mal... Por fin a alguien le da pena el sufrimiento del niño dorado que no por dorado es menos tontin. Y él mismo se está castigando, juas. Como ya habrás leído, el fic termina aquí, espero que te agrade. Un beso.

Murtilla: Holitas. Ja, sería bueno, pero Harry no es del tipo de andar mandando matar gente. Creo que esa sería una reacción mas Sly que otra cosa, y aunque el niño de oro tenga algo de eso, creo que ni tanto. Draco no sospecha...? Mmm luego del capitulo de ahora me dices, sí? Un besote.

Gab00: Holas!! Sí, pobre Harry! Draco, siempre lindo y luego de este capítulo, quiero uno como ése! O dos. El fic que decía yo es 'La furia', y tal vez ya lo habías leído, pero cuando se pinchó Sfnet, no quedó en el último backup que hicieron, pero ya lo subiré aquí. Espero tu opinión de este último. Besitos mil.

Luna Locatis Lunática: Gracias por leer y por dejar mensajito. Draquito tiene sentimientos, nomás que no los demuestra mucho que digamos, y yo lo quiero muchito así. El amante de Harry, en realidad no es muy importante, salvo para desastrarle la vida al morenito, por allí le puse un nombre: Phillipe un poquito parecido a Oliver Wood, pero nada más que eso, Ya lo mandaron a silbar pa' otro lado. Beso.

Icee Queen: Oops, estoy creando adictas,jeje. Bueno en este caso, no ha de ser tan malo, espero. Gracias por seguir leyendo, espero que este último capítulo no sea muy fuerte. Intenté que no quedara así, pero Harry tenía que pasarlo muy mal. Me gustaría tu opinión de este tambien, muchos besitos.

Capítulo 5

La luz de la mañana le recordó que era el día final, ya no había más plazo. Tenía que conseguir el anillo de regreso para esa noche.

Apenas Draco se fue, se vistió y por primera vez en mucho tiempo fue a Gringotts a hacer una extracción de su propio dinero.

Seiscientos Galeones de oro fueron retirados, hechizados para disminuír el tamaño y poder ser transportados con facilidad en una pequeña bolsita de terciopelo negra. Con esa pequeña fortuna en el bosillo de sus pantalones, Harry se dedicó a buscar a su extorsionador.

La peor parte de todo, es que no tenía idea de dónde buscarlo. Era el otro quien siempre había podido encontrarlo y si tenía que ser sincero consigo mismo, ni siquiera podía recordar muy bien sus facciones.

No obstante, tenía que intentar algo. Se sentó en algún lugar del Callejón Diagon a pensar. Ni siquiera sabía si era muggle o mago.

Entonces iría al único lugar donde podía obtener información de él. A casa de su ex amante.

Con esa determinación tomada, abandonó el Londres mágico y a través del Caldero Chorreante salió al mundo muggle. Recorrió la misma ruta que antes conocía de memoria hasta el edificio situado en ese barrio alejado.

Cuando estuvo ante la puerta, su decisión flaqueó un poco, pero luego recordó que no tenía alternativa o la pesadilla de la noche anterior podia convertirse en algo penosamente cercano. Luchando consigo mismo, subió de nuevo los dos pisos por las escaleras de madera y una vez más estuvo ante ese lugar al que lo había llevado la locura. Casi alzaba la mano para tocar cuando la voz conocida, lo hizo girar.

- No aprendes, Potter.

- No vengo a ver a Phillipe.- dijo, asombrado de la seguridad en su propia voz.- En realidad, venía a preguntarle por ti. Necesitaba encontrarte.

- No me digas...

- Tenemos que hablar.

- Si tú lo dices...- con un gesto burlón, le indicó a Harry que lo siguiera y ambos recorrieron el pasillo hasta una puerta cercana. Abriéndola, le cedió el paso y entró tras él.- Te escucho, Potter.

- Necesito que me devuelvas el anillo.

- Muy bien, ahora cuentame una de vaqueros.

- Estoy hablando en serio. ¿Aun lo tienes, verdad? Te traje el dinero, pero quiero mi anillo de regreso.

El hombre lo estudió unos segundos, como si estuviese calibrando la decisión.

- Sí tengo tu anillo... Al parecer, vale mucho más de lo que yo pensaba... Ahora que lo pienso, sí me vendrá mejor el dinero. ¿Qué haría un tipo como yo con una joya como ésa?

"¿Por qué será que esa frase no termina de tranquilizarme como debiera?" pensó Harry.

- Así que la nota del periódico te afectaría más de lo que yo pensé.

"Está jugando a mentira-verdad. No puedo permitirle ganar"

- A ti no parece importarte demasiado... ¿Entonces es lo que le pase a tu hombre...? Claro eso debe ser. ¿qué estás dispuesto a darme por el anillo?

- Ya te lo dije, te traje el dinero. Es todo lo que habías pedido.

- Sí, el dinero; pero yo no hablaba de eso. Hablo de... un extra...

- ¿Un... qué?

- Verás... Creo que me intriga saber qué es lo que Phillipe ve en ti.- dijo, acercándose a Harry y aquél retrocedió antes de poder pensarlo.

- No...

- No es una palabra demasiado terminante, Harry... Piénsalo.

- No tengo nada que pensar...

- Yo creo que sí. ¿Qué pasará cuando la noticia ocupe la primera plana del periódico? ¿Podrás afrontarlo? Te va a odiar, Harry... Te va a odiar tanto como ahora te ama...

- No, él... - hubiese querido decir que no, que no lo iban a odiar, pero no estaba seguro.

- Tú podrías enfrentar otra vez todo eso, seguro; pero él... ¿Él podrá? Todo su trabajo, toda su preocupación por hacerse un nombre respetable sin saber que está viviendo con un cualquiera...

- Yo no soy...

- No discutiré eso contigo, Harry...Tengo ideas mejores para que hagamos juntos. ¿Quieres el anillo? Bien, tendrás el anillo, pero el precio es ése. El precio, eres tú... O una primera plana exclusiva en El Profeta.

"Es demasiado. No puedo hacer esto, no puedo" pero una vocecita impiadosa desde el fondo de su cerebro se abrió paso. "Ah, claro; por puro deseo y nada más sí puedes acostarte con un extraño..."

No era solo eso. Era todo su cuerpo que retrocedía ante la sola idea del contacto con ese hombre que había estado acosándolo, torturándolo día tras día.

- No puedo...

- Vamos... no ha de resultar tan difícil. Después de todo, uno más, uno menos... ¿Cuál sería la gran diferencia?

La gran diferencia era que él nunca había estado con tantos, a decir verdad, además de Draco, sólo había estado Phillipe.

- Yo... quiero el anillo.

- Después, bonito; después.- dijo aquél, viendo que ya tenía la partida casi ganada.

Avanzó hasta Harry y prácticamente lo empujó hacia atrás, hasta la puerta cerrada, aprisionándolo contra ella. Las manos fuertes lo aferraron por la cintura y la boca grosera buscó la suya, pero no tuvo suerte.

"No, no... por favor, por favor... Esto no, no quiero esto...."

Asqueado, Harry giró la cabeza, impidiéndole el beso. Una mano soltó su cuerpo para llegar hasta el cuello, sujetar el pelo oscuro y mantener la cabeza firme, de manera que no pudiese evitar la invasión de su boca. Posiblemente el hombre no se dio cuenta de nada, ya que estaba ocupado restregando su cuerpo contra el otro.

Las manos de Harry intentaron poner distancia entre esa mole y él, pero le estaba faltando el aire y casi no podía contener el asco. Cuando al fin lo soltaron, las palabras lo dejaron helado por un instante.

- Quiero que seas mi ramera... ¿Oíste? Si quieres el anillo, si quieres evitar el escándalo, vas a comportarte como una perra, y una de las mejores...

Se separó bruscamente de él y lo miró, los ojos oscuros estaban brillantes de deseo, esperando la respuesta.

Desesperado, con el único fin de salir de eso cuanto antes, Harry ni siquiera asintió. No hubiese tenido fuerzas para hablar pero eso debió contar como un asentimiento.

- ¡Perfecto!- exclamó el tipo, giró y rápidamente se quitó la ropa. Se sentó en un sillón viejo y apolillado. Desde allí miró a Harry, que continuaba apoyado en la puerta sin poder mover un solo músculo.- Desvístete.

Fue apenas una palabra, pero entró en la mente de Harry con la limpieza de un cuchillo caliente en la mantequilla.

"Si hago esto no podré volver a mirarlo... Dios... Si no lo hago, Draco paga los platos rotos por mí..."

Odiándose, y odiando a ese hombre, obligó a sus pies a avanzar hasta el centro de la habitación. Se quitó la capa. Tomó aire con profundidad y empezó a desvestirse.

El sueter y la camisa, luego los zapatos y los calcetines para poder retirar el pantalón, todo formó un montón informe en el suelo sucio. Se quedó con la ropa interior, esperando en algún rincón de su mente que le permitiera quedarse con eso por el momento.

- Fuera con todo.

Apretando los dientes de humillación y verguenza, Harry se quitó también los boxers.

- Ahora, perra; prepárame.- le hizo un gesto para que se acercara.- De rodillas.

Por supuesto que sabía lo que le estaban pidiendo, la idea le daba vueltas el estómago, pero ahora que había accedido, ya no podía volverse atrás.

Muy despacio, se arrodilló entre las piernas del hombre y dirigió sus manos hacia el lugar que ya empezaba a evidenciar su excitación. Parecía como si hubiera olvidado todo lo que se hacía en esas circunstancias. Conocía el cuerpo de Draco como el suyo propio y eso hacía fácil y agradable el amor con él; pero ésto era desconocido. Empezó a masajearlo con un poco de incertidumbre, unos segundos después, una mano lo tomó del cabello y lo hizo levantar la vista.

- Con la boca, perra.

El insulto era casi tan horrible como la mano que lo obligaba a bajar la cabeza y llevar su boca en dirección exacta a aquel sitio palpitante. Intentando no pensar en nada, Harry se lanzó a tratar de hacer lo que le pedían, pero era demasiado. Lo que empujaba en su boca nunca podía encontrar espacio suficiente allí. Dos veces la náusea le subió desde el estómago y las dos veces tuvo que aguantarse porque las manos en su cabeza le impidieron salir. Ya casi estaba listo.

"Si consigo que acabe ahora, habré terminado" pensó con desesperación, pero el tipo pareció leerle los pensamientos, porque le soltó el cabello y poniéndose de pie, lo hizo erguirse tambien. En ese momento, Harry miró alrededor y vio que había muy pocos muebles en la habitación ruinosa, pero lamentablemente para él, uno de los muebles era una cama.

Conduciéndolo por el brazo, el hombre lo hizo avanzar hasta allí. Harry se quedó de pie, sin atreverse a moverse por su cuenta pero entonces supo que si tenía que pasar, no quería ver el rostro de ese hombre convulsionado por el placer.

Juntó coraje, después de todo, ése era el castigo por sus acciones anteriores. Ya que había tenido el ánimo de engañar a Draco, entonces debía tenerlo para enfrentar las consecuencias de lo que había hecho. Aunque fueran ésas.

Avanzó, subió a la cama y se puso sobre sus manos y rodillas. Se estremeció al sentir las manos en sus caderas, en los muslos. La boca húmeda estaba recorriendo su espalda y mordiéndole los hombros. Aquello que minutos antes estaba en su boca, ahora pulsaba entre sus nalgas y se restregaba de manera obscena. Pero entonces las manos lo aferraron fuerte y lo hicieron girar, poniéndolo con su espalda contra la cama. Mirando ese rostro odioso. Ese hombre parecía adivinar sus más secretos terrores para hacerlos realidad.

"Por favor, no..."

Pero sí. Una vez más las manos lo recorrieron, ásperas, rudas. De manera maquinal, Harry recordó que eso que no había podido contener por completo en su boca, pronto estaría intentando entrar por otros lugares aún más estrechos. El pensamiento lo hizo contraer los músculos y entonces la boca del individuo recorrió el interior de sus muslos, rumbo a ese sitio.

Como él no hacía ningún intento por facilitarle el camino, las manos le abrieron las piernas y se metieron por debajo de su cuerpo, levantándolo apenas por las caderas. La lengua, casi tan áspera como las manos se introdujo en su interior; Harry cerró los ojos y procuró evadirse.

Cuando sintió que el hombre se incorporaba un poco y le levantaba las piernas, volvió a la realidad. Aún no estaba listo, aún no; pero no tuvo tiempo para decir nada en absoluto. Lo afirmaron por las caderas y con un solo brutal movimiento, rompió la resistencia inicial y penetró en su carne.

Estaba tan tenso, tan nervioso, que el dolor fue enceguecedor, relampagueante y el grito se escapó entre sus labios. Aferró con fiereza las mantas, cerró los ojos con más fuerza que antes, apretó las mandíbulas para no volver a gritar, pero era terrible.

Era inmenso, y no podía entrar por completo. Empujaba con fuerza, pero no había modo que todo eso entrara en tan estrecho pasaje. Lo estaba desgarrando pero en su enardecimiento, el hombre no se daba cuenta o no quería darse cuenta.

Las embestidas brutales lo sacudían por completo, sentía las entrañas latiendo en su interior, y trataba de no emitir ni un sonido, pero al fin, el dolor fue mas fuerte y sus gemidos llenaron la habitación. El último empujón, fue acompañado por una sensación ardiente en su interior, una sensación que se repitió en dos o tres ocasiones, y entonces el cuerpo sudoroso y nauseabundo del tipo se desplomó sobre él.

Temblando, sacudido por el acuciante dolor en sus entrañas, Harry continuó con los ojos cerrados unos segundos más, hasta que se dio cuenta que había terminado. Se obligó a soltar las mantas que aún tenía ferozmente aferradas.

- Qui...quítate...- murmuró.- Sal.. sal de mí...

Necesitaba que saliera, que lo dejara libre de una vez, consiguió mover sus manos para empujarlo por los hombros, para hacer que rodara hacia un lado y se quitara de él y de encima de él. Con un esfuerzo sobrehumano, consiguió juntar las piernas, girar hacia un lado de la cama y deslizarse fuera.

Intentaba decirse que había sufrido dolores peores. Los cruciatus a que lo había sometido alguna vez Voldemort eran más dolorosos que el aguijón que pulsaba impiadoso en la parte inferior de su cuerpo.

"Pero no era tan humillante..."

Enceguecido, apenas se limpió un poco aquello que corría entre sus muslos y empezó a vestirse. Tenía que salir de ahí cuanto antes.

- El anillo.

La voz era estrangulada y ronca, no parecía suya.

El hombre abrió los ojos y sonrió.

- En aquél mueble.

Harry revolvió dentro de unas gavetas mientras luchaba por terminar de ponerse la ropa. Ahí estaba. Lo tomó y lo guardó en su bolsillo.

- Nos vemos, Harry.- lo saludó el tipo justo cuando se dirigia hacia la puerta.

"Solamente muerto." pensó mientras se lanzaba fuera.

Bajar las escaleras fue un suplicio, pero en la desesperación de irse de ese lugar macabro, apenas se dio cuenta. Ganó la calle con un jadeo y empezó a caminar.

Aún no terminaba de creer que había sido capaz de hacer algo como eso. Se sentía sucio, además de penosamente dolorido. El recuerdo de esa boca inmunda, las manos tocándolo le revolvieron el estómago. Incapaz de contenerse ahora, se apoyó en un muro y vomitó.

El asco era tan violento que las nauseas lo sacudían por entero. No supo cuanto tiempo pasó hasta que aquellas cedieran. Temblando, se puso en camino de nuevo.

En algún momento llegó al Caldero, cruzó hacia su mundo y obnubilado deambuló un poco por el Callejón. La mente embotada solo había retenido las peores imágenes de lo sucedido y las horribles palabras de despedida.

'Nos vemos, Harry'

"Ni muerto" se repitió.

'Nos vemos, Harry'

"Ni muerto"

Se detuvo en seco, en medio de la calle. Era tan simple. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?

"Porque antes no había hecho semejante atrocidad"

Entró en una herboristería e hizo su pedido. El herbólogo lo miró un poco extrañado, pero le surtió lo solicitado. Pagó y salió.

En trance. Posiblemente ésa era la expresión correcta para describir el estado en que salió de allí y llegó a la mansión.

Se apareció en el estudio que compartía con Draco. Allí, en una esquina habían algunas cosas que necesitaba.

Seguía temblando mientras machacaba las flores y las hojas en el mortero, no sabía bien si de anticipación o verguenza.

No importaba ya. No importaba porque había perdido todo y ya no podía volverse atrás. Ahora sí, sus actos eran irreversibles y definitivamente imperdonables. Y si antes no había tenido valor de confesar sus errores, ahora mucho menos.

Habría muchos comentarios, portadas en diferentes periódicos seguramente, pero al menos se ensañarían con él, no con Draco. Lo tacharían de cobarde y promiscuo.

Estaba bien, lo merecía. Era todo lo que merecía por lo que había hecho.

Agregó el líquido azul de una redoma pequeña y encendió el mechero. Era increíble lo bien que funcionaba alguna parte de su cerebro para calibrar la intensidad de la llama, preparar el caldero, colocar en él, el preparado y revolverlo. Calculó los minutos necesarios y agregó varios polvos, siguió revolviendo hasta que la preparación se puso celeste y traslúcida. Apagó el mechero y consiguió controlarse un poco para trasvasar el líquido a un frasco de vidrio.

Se quedó mirándolo por unos instantes, sabiendo lo que pasaría si lo bebía, pero sabiendo tambien que él mismo había hecho imposible otra solución.

Levantó el frasco con más resolución de la que pensaba, pero ni siquiera llegó a acercarlo a su boca.

Una mano se lo arrebató y arrojó el envase violentamente contra la pared. El ruido a vidrios astillados lo hizo estremecer y dirigir la vista hacia el dueño de la mano.

Draco, por supuesto.

Tenía el rostro demudado y más pálido de lo habitual, los labios comprimidos y trémulos. Harry desvió la mirada hacia la mancha que dejara en la pared el líquido que había preparado mientras oía la respiración penosa del hombre a su lado.

Su corazón ya era una máquina desbocada, irregular que lo estaba haciendo sufrir demasiado. Estaba resignado a la explosión de cólera que sabía iba a desencadenarse en cualquier momento, la esperaba casi. Pero Draco continuaba en silencio y con sorpresa, Harry descubrió que no parecía colérico.

- Harry...- habló en un susurro, y su voz era increíblemente tierna.- ¿Cuánto tiempo más vamos a sufrir así?

Quizás fue el tono, lleno de amor, o tal vez la certeza de que él sabía; lo que fuera, desató el nudo de los nervios que Harry había tenido sujeto hasta ese momento. Se tambaleó, consiguió llegar hasta uno de los sillones y se desplomó allí.

De repente, se rompio el dique que contenía toda aquella angustia, todo aquel terror acumulado y no pudo contener el sollozo ronco que se le escapó. Detrás de ese sonido, se desencadenaron todos los gemidos contenidos, las lágrimas de verguenza y humillación no derramadas; todas las emociones parecían sacudirlo sin que él pudiera hacer otra cosa más que ocultar el rostro entre las manos.

No hizo las cosas mejores, el hecho de que Draco se sentara a su lado y lo abrigara entre sus brazos, cálido, dulce.

- Sh... Ya está bien, Harry...

Pero la voz, cada vez más solícita no hacía mas que machacar la culpa en el corazón del joven moreno que tenía entre brazos.

Frío, calor, todo a un tiempo. El sufrimiento largamente contenido parecia enviar descargas eléctricas a través del cuerpo de Harry, que se estremecía sin control.

Draco continuaba sosteníendolo, le tomaba las manos frías, le acariciaba el rostro helado y cubierto de lágrimas, y verlo sumido en semejante estado lo inquietó. Se arrodilló frente a él, tratando de hacer que lo mirara.

- Harry... ¿Por qué te atormentas así...? Ya todo terminó...No tienes nada que temer, ese hombre no volverá... Nunca...

Pero esas palabras solo hicieron reavivar el recuerdo de la vergonzosa experiencia vivida y el asco lo inundó de nuevo, convulsionándolo al punto tal que Draco tuvo un estremecimiento de horror ante el grado de desesperación que veía en su pareja. Confusamente surgieron las palabras de explicación, mientras no podía dejar de besarlo para calmarlo.

- No... Él no volverá más... Te lo juro... Yo no podía pensar que estabas tan atormentado... que estabas aterrorizado hasta este punto... Yo lo único que quería era... era que lo dejaras... Que volvieras a mí... Lo supe no hace mucho, pero no podía decírtelo yo mismo... Yo siempre creí que volverías a mí... pero pasaban los días, y... Yo creí que te perdería... Traté de demostrarte que estaba dispuesto a perdonar... Lo siento... No quise empujarte hasta este extremo... Nunca pensé que intentarías algo como esto...

Las palabras llegaban hasta el entendimiento de Harry de manera borrosa, lejana. No podían abrirse paso a través del continuo ulular en sus oídos; y los latidos de su corazón eran dolorosos, la sangre en sus venas parecía ir cada vez más rápido, enloquecida. Ya no lloraba más, pero tampoco podía decir nada, estaba en un estado muy parecido a la catatonia.

Sentía las caricias de aquellas manos suaves en su rostro, los labios tan queridos sobre los suyos, pero ni siquiera podía coordinar una respuesta. Sintió que lo ayudaban a ponerse de pie y prácticamente lo hacían caminar llevándolo hasta su habitación.

Amorosamente lo desvistieron, lo deslizaron entre sábanas frescas, y entre la nebulosa, Harry trató de decir algo que justificara el estado en que se encontraba, pero no pareció que hiciera falta. Se deslizó hacia la negrura de un sueño plácido que hacía muchos días no tenía acunado en los brazos del rubio que se acomodó a su lado.

Flashback

Cuando se desvaneció la furia inicial, intentó llenar el vacio resultante con la razón antes de permitir que el dolor y el odio se instalaran allí. De esa manera había conseguido guardar silencio por dos largos y tortuosos días.

Solamente había podido sincerarse con Severus, su antiguo mentor; y apenas había podido hacerlo desistir de sus serias intenciones de ir a lanzar unas cuantas maldiciones muy dolorosas a su pareja o torturarlo a la manera muggle. Esa actitud no lo ayudaba, simplemente porque no quería perder a Harry, aunque tuviese que tragarse su orgullo en el proceso.

Viendo que hacerlo desistir de sus ideas era imposible, Severus le había dado la tarjeta junto con un montón de recomendaciones, y Draco la había mirado con un poco de desconfianza, pero al final decidió que no tenía nada que perder y sí mucho que ganar, de modo que utilizó todas sus influencias para conseguir una cita en un horario conveniente para él.

En medio de la noche, atravesó el Callejón Diagon y entró en las primeras sombras del Callejón Knockturn, deteniéndose en los primeros metros, ante la puerta con llamador de plata.

La joven que lo atendió lo hizo pasar de inmediato y Draco se asombró por la elegancia y sobriedad del pequeño estudio. Esperaba pacientemente, y la aparición del mago no lo tomó por sorpresa.

Apenas lo vio, se adelantó un paso, extendiendo la mano hacia él.

- Monsieur Des Cars, supongo.

El mago sonrió deleitado, muy pocas veces se le adelantaban de esa forma. La actitud del joven frente a él le agradó de inmediato.

- Su pronunciación es perfecta, señor Malfoy.- comentó con voz suave, respondiendo al saludo. Le indicó su asiento y ambos se ubicaron.- Llámeme Julien, por favor.

Hubo unos segundos de contemplación mutua antes que el mago mayor comenzara a hablar.

"¿Cuantos años tendrá? Cuando apareció creí que podría tener la edad de mi padre si viviera, pero... ahora parece más joven... Qué curioso..." pensó Draco.

- Usted dirá en qué puedo serle útil.

- Su fama le ha precedido, señor Julien, antes que me decidiera a venir a solicitarle su ayuda.

- Me halaga usted, pero ¿podrá decirme de qué índole es su problema?

Draco tomó aire lentamente antes de hablar.

- Digamos que es personal, muy íntimo.

- Sabrá usted que éste no es un consultorio sentimental, señor mío.

- Jamás cruzó por mi mente semejante idea

- Entonces no le entiendo.

De pronto Draco tuvo la certeza que ese mago podía ayudarlo. Aun no sabía a ciencia cierta cómo, pero la seguridad le llegó como una brisa de aire fresco.

- Mi nombre es bastante conocido.- comenzó.- Como tambien el hecho de que comparto mi vida con otro hombre.

- Sin ninguna duda ambos nombres son bastante mas conocidos de lo que ustedes seguramente desean.- comentó el mago, con una pequeña sonrisa comprensiva.

- Espero que no juzgue mi conducta.

- En absoluto, continue usted.

- He sabido últimamente... Me enteré... Bueno, él tiene un amante.- Draco suspiró tratando de sosegarse un poco. Le había costado una enormidad admitir eso frente a un completo extraño.- Lo que le pido, señor Julien; es su ayuda para que Harry deje a ese hombre.

Por unos instantes, el mago contempló el rostro impasible que tenía frente a sí. Debajo de esa máscara que con seguridad usaba para hacerse un lugar entre hombres más experimentados, adivinaba el dolor. Para quien supiera ver, esos ojos expresaban mucho más de lo que imaginaban.

- ¿Ha pensado que quizás su pareja ya no lo ama a usted?

- Lo pensé, no lo dude; pero nada en su actitud me dice eso. Es como si... como si eso hubiese ocurrido de una manera imprevisible incluso para él... No, yo sé que aún me ama.

- ¿Entonces qué es lo que usted quiere?

- Quiero que se dé cuenta que está en un error, que vuelva conmigo por completo. Pero si lo confronto, lo perderé... Y si no lo hago, también...

- Su petición es bastante difícil, ya que estamos haciendo hipótesis sobre sentimientos que nos son ajenos. No obstante creo que podremos hacer algo. Supongo que mi asistente le pidió que trajera algún efecto que su pareja use muy seguido.

- Sí.- Draco sacó del bolsillo de su túnica un broche de oro y lo puso en el escritorio, entre los dos. Representaba un león rampante, símbolo de la Casa Gryffindor. El ojo de rubí destelló a la luz de las velas.- El... siempre lo usa con su capa...

- Es un broche muy fino. Tiene usted un gusto excelente.

- Gracias. Se lo regalé a Harry... en nuestro primer aniversario...

- Bien. Sosténgalo usted en su palma.- diciendo esto, sostuvo sobre el broche, un péndulo.- Ahora, voy a hacerle algunas preguntas, necesito que sus respuestas sean sinceras, ya que afectarán directamente sobre el conjuro que pondré en el broche ¿Comprende?

- Entendido.

- Muy bien. Su pareja tiene un amante. ¿Qué sintió usted al saberlo?

"Eso se llama ser directo" pensó Draco.

- La verdad señor Julien, he tenido un monton de sensaciones encontradas desde hace dos días y algunas de ellas... me averguenza admitirlo, eran bastante violentas, por decir lo menos.

- Yo diría que eso es honestidad. ¿Por qué no cedió usted ante esas... sensaciones?

- ¿Por qué? Nunca podría hacerle daño a Harry... - en ese punto, el péndulo comenzó a oscilar suavemente sobre el broche.

- Bien. ¿Y al hombre con quien lo engaña?

- Eso es otra cosa. Creo que medité seriamente utilizar algunas... cosas 'imperdonables' que ningún mago decente usaría, si me comprende usted.

- Sí.¿Por qué no lo hizo?

Esa vez Draco tuvo que tomarse su tiempo para pensar en la respuesta mas sincera que pudiese dar.

- Creo que he cubierto mi cuota de muerte durante la guerra con Voldemort. Ya no quiero más de eso en mi vida.- ahora el péndulo describía amplios círculos sobre la mano extendida de Draco.

- ¿Entonces qué es lo que quiere?

- A Harry, sólo a él.

- ¿Y si él no lo quisiera? ¿Sería usted capaz de obligarlo a permanecer a su lado?

Draco tragó fuerte, la sola idea de que eso fuera posible parecía crear un vacio inmenso en su pecho. Casi dolía.

- Yo... si él no me quisiera... Con todo el dolor que eso me causaría... Lo dejaría ir... "Pero eso me mataría"

No miró al mago al decir eso pero de pronto, el péndulo se iluminó con una iridiscencia azul y trazó círculos de luz sobre el broche.

El mago sonrio al ver eso y mantuvo el péndulo hasta que aquel dejó de moverse. Draco había mirado todo sintiendo el calor en la palma de su mano, un calor agradable que pareció impregnarse en la joya que sostenía.

- Muy bien, señor Malfoy; asegúrese que él use el broche todo el tiempo que sea posible.

- ¿Y qué es lo que pasará?

- ¿Qué supone usted que es lo peor que puede pasarle a quien tiene un amorío clandestino?

- No lo sé... Supongo que lo peor es que lo descubran.

- Sí, en parte. Pero si la persona que está haciendo eso es muy conocida, lo peor que puede pasarle es que lo amenacen con hacerlo público. El conjuro del broche creará una visión para su Harry. Lo hará experimentar sus temores. Los hará tan reales como él los crea reales. Es de esperar que si él aún lo ama, preferirá contarselo él mismo antes que dejar que otro lo haga.

- ¿Y si no me lo cuenta?- la pregunta salió antes que pudiera meditarla.

- Bien... entonces tal vez él no lo ama tanto como usted piensa.- por un instante, el mago casi lamentó haber tenido que dar esa respuesta, pero la sinceridad era la parte más importante de esos conjuros que él hacía. Aunque había otras posibilidades verguenza, culpa, ésa era la mayor.- Creo que quizás debería usted pensar mejor si quiere hacer esto.

Draco lo pensó apenas unos segundos. A pesar de todo, estaba seguro que Harry aún lo amaba. Cerró la mano sobre el broche y lo guardó de regreso en su bolsillo. Casi al mismo tiempo, se puso de pie.

- Yo sé que me ama.- dijo, y su voz no admitía réplica.

- En ese caso, no tiene que preocuparse; todo saldrá bien. Ah, algo más. Salvo usted, nadie mas podrá ver lo que el conjuro hace, quizás alguna otra criatura mágica, pero nadie más y funcionará unicamente cuando Harry esté solo.

- ¿Qué pasará si intenta usar su magia?

- No se preocupe, ni siquiera recordará que puede hacerlo.

- Comprendido.- una vez más se adelantó a saludarlo y el mago sonrió.- Señor Julien, lo saludo. Ha sido un placer.

- El placer ha sido mio.- contestó aquél, y cuando vio al joven salir de su pequeño estudio esperó sinceramente que ese otro hombre realmente lo amara como merecía.

Fin del Flashback

La luz de la mañana le hizo abrir los ojos y darse cuenta que había dormido mucho. Y que su rostro descansaba sobre un cuerpo cálido.

Por un instante, Harry pensó que todo había sido un sueño, una fantasía y que pronto retornaría a la angustia en la que se había acostumbrado a vivir, pero luego sus ojos se posaron en algo más.

El anillo volvía a estar en su mano, entonces todo lo que había parecido un sueño cobró consistencia de realidad y lo sobresaltó.

Ese movimiento descontrolado despertó a Draco y la mirada amante que le dirigió, le recordó tambien la parte buena del desastre. Antes que pudiera decir nada, Draco le explicó, esta vez con más calma todo lo que había pasado.

Ese hombre que Harry había visto, no era más que parte del conjuro. El mismo Harry lo había creado dándole todas las características que el miedo y la culpa habían creado en su mente. Y lo había creído con tanta fuerza y culpa que incluso ese último día había llegado a experimentar las sensaciones físicas que había imaginado. Ahora se explicaba por qué el tipo siempre parecía adivinar sus mas oscuros miedos.

Aunque esa declaración lo llenaba de tranquilidad, Harry no pudo menos que sentirse avergonzado una vez más. Para su propia conciencia todavía tenía que hacer un par de preguntas mas, pero ahora parecía una tarea un poco más fácil.

- ¿Podrás perdonarme... algún día...?- preguntó temeroso.

- Harry, no he querido otra cosa desde el primer día.

Ésas no eran las palabras que podían evitar que los ojos verdes volvieran a llenarse de lágrimas de arrepentimiento.

- Tú...- se mordió los labios, sabiendo que no tenía ningún derecho a pedir nada, pero era tan importante.- ¿Todavía me amas...?

Draco se acomodó un poco para poder abrazarlo mejor, para tener un mejor acceso a su boca.

- Nunca dejaré de amarte.

El conjuro cerró las cortinas y ventanas de la habitación sumiendo todo en una oscuridad cómplice y ya no dejó que Harry dijera nada más.

FIN

N/A: Bueno, final rosita, ya les advertí, odio los finales tristes. Espero que hayan disfrutado el fic, como dije, cortitos para poder terminarlos. Espero nos veamos pronto. Muchos besos a tods.