¡¡¡Ohayo!!!

Comencemos como siempre por los agradecimientos. Gracias por los reviews a:

Linita Gabriev: Bueno, ¿para qué voy a escribirlo?¡¡¡Si todo el mundo sabe lo que va a pasar!!! JAJAJAJA... Hey... no te preocupes, es una broma, me alegro de que te guste tanto. ^ ^

Raven: Jejejeje... ¿una trampa? Que interesante... No te preocupes, pronto se sabrá... muy pronto... WAAAJAJAJJAA... (risa de psicópata). ¿La relación Syl-Martina? Jejeje... lo hice aposta... Por eso Reena les llama tortolitos. Por último: Nos se... no tengo ni idea de porque mis fics te gustan tanto... pero tus fics seguro que me gustarían mucho... si actualizases de vez en cuando... (¡¡¡tenías las vacaciones de invierno por medio!!!ToT).

Nadesiko: Gracias ^ ^ Me alegro de que ese capítulo te gustara. En realidad, no pensaba escribir "el misterio del tabernero", pero a última hora decidí que sería interesante... ^ ^ Es verdad... actualizo muy rápidamente... (soy una pesada ^ ^U) pero supongo que soy demasiado impaciente...

En fin, he de destacar que hoy Suisei brilla por su ausencia XD ¿se nos habrá muerto, como dice ella?

Buf... cada vez me enrollo mas... Personajes, de Kanzaka. Nuevo chapi, en el aire.

¡¡Disfrutadlo!! ^ ^

*************

- ¿¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE??¿¿PERO QUÉ ES ESTOOOO??

Reena estaba desesperada. Habían estado una semana viajando juntos atravesando Saillune y los Estados Costeros, sufriendo en silencio el calor insoportable de una primavera calurosa, para llegar por fin a las cálidas y exóticas playas del sur, y encontrarse a millones (y cuando digo millones, son millones) de personas que habían tenido la misma idea, y se les habían adelantado.

Desde el abarrotado paseo observaban atónitos a aquella multitud, mientras Reena y Martina gritaban y se revolcaban por el suelo desesperadas.

-¡¡¡NO PUEDE SER!!!¡¡¡TANTO CAMINO RECORRIDO PARA NADA!!!- Decía ahora la reina de Zoana.

Reena se levantó histérica, puso las manos una enfrente de la otra...

- ¡¡¡NO TE PREOCUPES, YO LO SOLUCIONO!!!¡¡¡MAS NEGRO QUE LA OSCURIDAD!!!¡¡¡MAS ROJO QUE LA SANGRE QUE...!!!¡¡¡SOLTADME!!!¡¡¡HE DE HACERLOOOO!!!!

Amelia, Zel y Gaudy, la sujetaban por las axilas intentando impedir el desastre.

- Reena, no lo hagas, piensa en la cantidad de gente que hay por aquí.- dijo Zel calmadamente.

- Sí, Reena. Además eso sería una injusticia por que ellos han llegado antes y por lo tanto tienen derecho a...

- Ahí va... mira, Reena, un sitio libre.- dijo inocentemente Gaudy mientras la hechicera se revolvía aún entre los brazos de sus compañeros.

Al oír las palabras del espadachín, tanto Reena como Martina dieron un bote.

- ¡¡¡¿¿¿DÓNDE!!!???- dijeron al unísono.

- Ah, sí. Ya lo veo... - dijo Amelia.

- ¡¡¡¿¿¿DÓNDE!!!???- repitieron las dos mujeres.

- Allí... entre la señora gorda y el hombre de las gafas de sol... ¿Eh?¿Dónde estáis?- pero Martina y Reena ya estaban allí disputándose el puesto con una señora muy obesa embutida en un bañador estampado de flores. Gaudy, que lucía un bañador azul bastante sencillo, había sido arrollado por ellas.

Todos llevaban puesto un bikini, o un bañador... todos, excepto Zel, que, avergonzado por su aspecto, aguantaba el calor humano en su atuendo original, lo que provocaba miradas extrañadas por parte de algunos "bañistas".

La acomplejada Reena, obviamente, se había puesto relleno. Pero si Amelia no la conociera, ni siquiera lo habría notado.

Amelia miró alrededor con el fin de localizar a Zel. Había demasiada gente embutida allí, pero como estaba a sus espaldas, no le costó mucho encontrarlo.

La marea de gente los había arrastrado y habían perdido de vista a Reena, Gaudy y Martina. Amelia intentó regresar a la arena, con Zel a la zaga, pero la gente iba en todas direcciones, y les obligaba a apartarse.

- Así nunca llegaremos- anunció Amelia con fastidio. También tenían que gritar un poco, porque la infinita cantidad de conversaciones, ahogaba sus palabras.

- Te propongo una cosa.- dijo Zel.

Amelia se giró para mirarlo con curiosidad. La gente los seguía arrastrando.

- Yo no me voy a bañar, y al paso que llevamos nunca podremos reunirnos con Reena y Gaudy. Si quieres podemos ir al chiringuito más próximo, nos compramos algo para refrescarnos y salimos de aquí.- dijo Zel.

- ¿Y qué pasa con Reena, Gaudy y Martina?

Zel hizo una mueca de fastidio.

- Ya se apañarán.

Amelia profirió una pequeña carcajada y lo miró intensamente a los ojos. Después, se besaron rápidamente, y empezaron a luchar contra la multitud, en dirección a un chiringuito.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- Aaaahhhh... esto es gloria... - Dijo Reena entre suspiros.

- Reena, ya basta, ahora me toca tumbarme a mí.- Dijo Martina con su repelente tono de voz.

- Hagan el favor de no moverse tanto que me mueven y no puedo hacer el crucigrama- se quejó el hombre de las gafas de sol que estaba justo al lado de Reena.

Por desgracia, el sitio que había encontrado Gaudy, era tan pequeño y tan estrecho, que solo cabía una persona tumbada de lado. La playa estaba abarrotada, y a Martina le habían pisado seis veces en menos de un minuto.

Gaudy, buscando un poco de refrigerio, se encaminó ya hacía media hora hacia el agua, pero aún no había regresado.

Reena y Martina, habían acordado estar cinco minutos una, y cinco la otra, pero Reena se saltaba el trato, y mientras discutía con la reina de Zoana, se pasaba diez minutos tumbada.

- ¡¡¡Reena Inverse, esto no puede ser!!!¡¡Hemos quedado en que serían cinco minutos cada una!!

- ¡¡Pero si aún no han pasado ni cuatro!!

- Perdone, señorita, pero su compañera tiene razón. Ya han pasado cinco minutos.- dijo la señora obesa que se sentaba a su lado.

- GKOPESRKE... ¡¡¡METASE EN SUS ASUNTOS!!!

- ¡¡¡REENA!!!- la voz de Gaudy se escuchó detrás de Martina. La hechicera le miró.

Gaudy venía empapado. Reena se quedó observando con deleite la forma de sus desarrollados músculos los cuales se hacían mas notorios a causa de los brillos que efectuaba el agua sobre la piel.

El pelo del rubio le caía por la cara y los anchos hombros pegándose a éstos y dándole un irresistible atractivo.

Reena escuchó a la señora obesa murmurar: "Por Cephied... " y sólo entonces salió de su ensimismamiento. Lanzó una mirada asesina a la mujer.

- ¡¡¡Hola Gaudy!!!- saludó la pelirroja tan contenta... para luego coger al espadachín por el cuello y empezar a ahogarlo. - ¡¡¡¿¿QUEEE??!!¿¿¡¡TE LO HAS PASADO BIEN EN EL AGUA??!!¿¿EEEHHH??¡¡¡¿¿¿MIENTRAS NOSOTRAS NOS ASÁBAMOS DE CALOR AQUÍ EN MEDIO, GUARDANDO UN SITIO!!!???¿¿¿EEEEHHH???.

Gaudy hacía intentos por hablar.

- N... no Reena... es que... yo no... en el agua... ¡¡ay, me haces daño!!... En el agua... hay... mucha... mucha mas... mucha mas gente... - Reena lo soltó al acto.

- ¿¿¿QUEEEEEEEE???- preguntó incrédula.

Gaudy se frotaba el cuello. Había caído en la arena la que se le pegaba al cuerpo gracias al agua.

- Pues que en el agua hay mucha mas gente, Reena. Ni siquiera me he podido bañar.

- Eres una... ¡¡¡ MEDUSA!!! -gritó la hechicera.-¿¿¿¡¡¡Entonces porqué vienes mojado!!!???

- Es que me he puesto a sudar, porque con esta calor... y hay tanta gente...

Reena se calmó un poco, aún así estaba un poco desconforme. No podría creer que había tanta gente hasta que no lo viera por ella misma.

Se giró para decirle a Martina que se quedara vigilado su sitio pero la reina de Zoana estaba ayudando al hombre de las gafas a hacer el crucigrama, y ya les habían quitado el sitio.

- ¡¡¡¡¿¿¿PERO QUE HACEEEEES!!!!??? - bramó la hechicera.

- Estoy ayudando a hacer un crucigrama.- respondió Martina sencillamente. Esto puso más histérica a Reena.

-¿¿¿¡¡¡¡Y POR ESO HAS DEJADO QUE NOS QUITEN EL SITIO???!!!- dijo señalando a la pareja de enamorados que se habían instalado en su lugar.

- Es que me lo pidieron por favor.- se excusó Martina con evidente miedo en la voz.

En un radio de veinticinco kilómetros, se pudo oír la explosión provocada por Reena.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

No muy lejos de allí, una pareja hacía una cola de una hora en un chiringuito, con el fin de comprarse un helado.

Amelia sufría por Zel. La quimera estaba chorreando de sudor, por que la capa y el traje le debían de estar dando un calor insoportable.

La princesa había propuesto varias veces de marcharse sin comprar nada, pero Zelgadis rechazó la oferta.

Ya se encontraban mas cerca de la caja. Dónde dos mujeres y un hombre, no se decidían y mareaban a la dependienta.

- ¿Y el extra-grande de fresa lo tienen?

-Sí, es éste.- Se lo enseñaba en la carta.

- Uy... que grande... yo creía que era mas pequeño.

- Señora, es un extra-grande. Extra Grande. No pequeño. Si fuera pequeño, se llamaría Extra Pequeño- murmuraba Zel en tono de queja. Amelia sonrió.

-¿Y el mediano de nata y vainilla, con bolas de chocolate y caramelo por encima?

-¿Perdone?- dijo la dependienta.

- El mediano con guarnición de patatas y alitas de pollo con salsa brava por encima.- Murmuró de nuevo Zel. La sonrisa de Amelia se hizo más amplia.

- El mediano de vainilla, con bolas de chocolate y untado de caramelo.

La dependienta asintió con la cabeza, se giró, y apareció con un cucurucho de vainilla, escarchada de caramelo y rodeada de bolitas de chocolate.

- ¡¡Ay no!! -dijo una de las señoras- Le he dicho con nata.

- ¿Y las patatas?¡¡Se las ha olvidado!!- dijo Zel un poco mas alto esta vez. Amelia soltó una pequeña risa.

- Perdone, pero yo no he oído nata.- dijo la dependienta ya harta.

- Uy pues yo he dicho con nata ¿a que sí?- dijo la mujer buscando apoyo.

- Claro que sí, mujer- dijo Zel, casi sin contener la risa. Amelia intentaba no reírse, pero sin éxito. Mucha gente empezaba ya a mirarlos.

- A ver... repítanme de qué lo quieren.- dijo la dependienta intentando no perder la paciencia.

- Mira, niña. Uno mediano de nata y vainilla con bolas de chocolate y caramelo por encima. Otro de fresa con nata en una tarrina de tamaño maxi. Y otro con chocolate banco y trocitos de almendra con vainilla alrededor.

- ¿Te has "enterao"?- dijo Zel al borde de un ataque. Amelia y él reían a mandíbula batiente, parecían dos locos.

Las dos señoras y el hombre, dejaron a la pobre dependienta después de haber pagado, y ahora le tocaba a otras personas.

Zel y Amelia fueron recuperando la compostura. Ella aún se reía cuando le miró.

La quimera se había ruborizado un poco por debajo de su piel de roca, y a ella le pareció la persona mas bella que había visto nunca.

Zel la miró a su vez, pero no dijo nada. Solo sonreía y parecía contento. Ella bajó la vista y se volvió a centrar en los helados mientras pensaba que con nadie mas podría ser tan feliz.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

No se podía andar. El problema no solo radicaba en el hecho de que hubiera gente, sino en que la mayoría, estaba tirada por el suelo, y resultaba difícil andar sin pisar a nadie.

Hacía cosa de un penoso y largo cuarto de hora que Reena, Gaudy y Martina intentaban llegar a la orilla.

Al principio, incluso Reena se había disculpado al tratar de pasar por encima de la gente o cuando le daba empujones, pero ya hacía un buen rato que los tres habían preferido dejar las cortesías para otro momento.

Martina estaba harta de tanta gente. Además el aire estaba cargado de olor a humanidad y eso era una de las múltiples cosas que la reina detestaba.

Miraba alrededor para ver si, entre tanta gente veía a Zeros. Reena le había dicho entre risas que era una idea estúpida e incluso ella misma se decía que era una tontería, pero tenía que asegurarse.

Se imaginaba qué haría cuando se encontrara delante suyo a Zeros. Para empezar, sacaría el escudo de Zomelster, luego le diría "Tú has secuestrado a mi querido Zangulus, ahora te vas a enterar", por último recitaría una maldición que caería sobre el demonio y éste desaparecería entre humo y gritos. "Así será" se dijo satisfecha.

De repente, notó que pisaba un líquido tibio y oyó un pequeño chapoteo. Salió de sus ensoñaciones y miró a sus pies.

Allí nadie estaba sentado ni tumbado en las toallas, pero seguía sin caber un alfiler entre toda esa masa humana y entonces comprendió. Buscó nerviosa con la mirada a Reena y a Gaudy. La pelirroja estaba un poco por detrás de ellos, y se peleaba con un hombre porque le había empujado, pero Gaudy se encontraba a su lado y miraba a la pelirroja con aprehensión.

- Reena -llamó la reina.

- ...Y USTED NO DEBERIA... ¿¿¡¡QUÉ QUIERES??!!- contestó la aludida muy enfadada.

- Me parece... me parece que ya hemos encontrado la orilla, Reena- Dijo Gaudy. La pelirroja lo miró extrañada y dejó su discusión a un lado.

- ¿Qué?

- Pues que nosotros ya estamos en la orilla.- Dijo de nuevo Gaudy señalando a sus pies.

Reena miró a los pies del guerrero. Primero pareció desconcertada. Luego sorprendida, y por último, su cara fue adquiriendo un color rosado, mientras sus facciones se contraían en una mueca de ira.

Sin embargo, cuando iba a hablar, en el momento en que iba a ponerse a gritar como una histérica, alguien lo hizo por ella, y, sin saber de dónde, una avalancha de gente salió del agua a todo correr, arrastrando a Martina, a Gaudy y a Reena y tirándolos al suelo.

Martina oía los gritos de la gente que le pisaba la espalda. Muchos se tropezaban con ella y caían a su lado, pero ella no los podía ver, ya que estaba cegada por la arena que se le metía en los ojos.

De repente fue presa por la angustia. No podía ver, y prácticamente tampoco podía respirar. Le dolía la cabeza, ya que se la habían pisado varias veces. Se encogió todo lo que pudo, pero seguía notando las pisadas de las personas que la arrollaban sin piedad.

Alguien le pisó en las costillas, y vio las estrellas, el dolor cegó también sus oídos y no podía escuchar los gritos que profería la gente. Alguien le volvió a pisar en las costillas, el dolor se hizo insoportable y tubo que gritar a la par de la gente pasaba encima de ella.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Seguían en la cafetería, pero ya no reían. El calor asfixiaba a Zel, y casi no podía respirar, aún así, estaban a punto de llegar al mostrador, Solo había dos personas por delante de ellos.

Amelia sufría muchísimo por Zel, pero abandonar ahora que les faltaba tan poco por llegar, sería un crimen. Porque entonces Zel habría sufrido para nada.

Le tocaba a las cuatro muchachas que iban delante suyo, no tendrían mas de trece años, excepto una, que, aunque era la mas bajita, parecía la mas mayor, fue esta quien habló.

- A ver... - comenzó.- Un cucurucho de vainilla con bolas de chocolate y trufa... ¿vosotras qué queríais?- preguntó con una sonrisa traviesa.

- Yo una copa grande de nata con caramelo por debajo y trocitos de nuez por encima- continuó la que tenía el pelo mas largo.

- Yo lo mismo- dijo una de gafas mirando a la que había hablado antes y luciendo una gran sonrisa.

- Pues yo un helado de fresa con nata por encima y trocitos de nuez.- dijo la cuarta, que era la mas rechoncha.

Amelia las miraba fijamente. Oía lo que decían, pero no lo escuchaba realmente. Sólo observaba el comportamiento de cada una de ellas, como algo realmente curioso y sin sentido. Sacudió la cabeza... el calor le estaba afectando en la cabeza y pensaba cosas que estaban fuera de lugar.

Las muchachas pagaron mientras reían de alguna gracia que había dicho la mas mayor, así que ahora... por fin... después de tanto tiempo de hacer cola en ese antro de mala muerte... ¡¡¡LES TOCABA A ELLOS!!!

Amelia abrió la boca emocionada, pero justo en el momento en el que iba a realizar su pedido, se oyó un fuerte estruendo, y una gran cantidad de gente entró en la tienda gritando aterrada.

Zel, no podía creer lo que pasaba. Cogió a un hombre por los hombros.

- ¿Qué pasa?- preguntó secamente Zel.

- ¡¡UN DRAGÓN!!¡¡HAY UN DRAGÓN!!- decía histérico.

- ¿Dónde?- preguntó de nuevo una asombrada quimera.

- ¡¡EN LA PLAYA!!¡¡HA SALIDO DEL AGUA!!

Zelgadis miró a Amelia y, como un rayo, un pensamiento en común pasó por sus cabezas. Ella asintió, y salieron levitando del concurrido local.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Martina gritaba. No sabía si podría soportar algún pisotón mas.

Cuando ya estaba al borde del desmayo, notó que unos brazos fuertes le cogían por las axilas y la levantaban en el aire cogiéndola en brazos.

Martina, después del horror de ser pisoteada y a causa del dolor, veía borroso y sus pensamientos eran confusos.

- ¿Zangulus?- preguntó débilmente.

El aire le dio en la cara a Martina, pero el hombre que la había salvado no contestó a su pregunta.

Sintió que la dejaban en una gran roca y vio un resplandor. Una luz blanca...

De pronto comenzó a sentirse mejor, y la visión fue haciéndose mas nítida hasta que descubrió a Zelgadis a su lado con las manos extendidas sobre su torso...

- ¡¡¡¡PERVERTIDO!!!!- gritó Martina apartándose de un salto.-¡¡¡¡¿¿CÓMO TE ATREVES A ABUSAR DE UNA INDEFENSA CHICA COMO YO, QUE ADEMÁS ESTÁ CASADA!!!??

Zel estaba pasmado a la par que enfadado.

- NO ESTABA ABUSANDO DE NADIE, SOLO TE ESTABA CURANDO LAS COSTILLAS - gritó para añadir luego mas calmado- ¡¡Encima que te salvo de morir aplastada...!!

La quimera se levantó y se dispuso a levitar de nuevo.

-¿A dónde vas?- preguntó la reina de Zoana severamente.

- Voy a ayudar a Reena con el dragón.

- ¿Qué... qué dragón?

- Ese dragón.

Zel señaló al horizonte azul del mar y allí, emergiendo y sumergiéndose en el agua, se hallaba un dragón de un azul oscuro con unos ojos amarillos y rasgados que infundaban temor.

Alrededor de la bestia, Martina pudo ver a Reena y a Amelia cogiendo a la gente que estaba en el agua y llevándola a la orilla, mientras Gaudy, luchaba contra el animal con una espada rota.

De repente Martina se sintió inútil.

- Me voy- anunció Zelgadis.

-¿Y yo qué hago?- preguntó la monarca en tono culpable.

- De momento quédate aquí.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Reena depositó en la arena a una niñita asustada de rubios cabellos que corrió con su madre en cuanto sus pies tocaron el suelo.

Amelia se acercó a ella llevando consigo a un hombre de gran corpulencia.

- Reena, no podemos dejar a Gaudy solo.

- Ya lo se -admitió la hechicera- pero si no sacamos a la gente del agua el dragón los aplastará.

- Una de las dos debería ir a ayudarlo.- dijo Amelia.

Entonces vino Zelgadis.

- He dejado a Martina allí.-dijo señalando un saliente.

-¿Cómo está?- se preocupó Amelia.

- Sigue tan loca como siempre.

Reena miró hacia el dragón. Gaudy se había situado detrás de la cabeza de la bestia y ésta la echaba para atrás mientras abría y cerraba las fauces como un pez fuera del agua.

El dragón se movía pesadamente por la superficie del agua, sacudiendo la cabeza hacia los lados. La gente que estaba aún en el agua, se esforzaba por no ser aplastada por una de las aletas del dragón, y las olas que éste provocaba, sumergían a mas de uno en el agua.

- Amelia, Zel, id sacando a la gente del agua. Yo iré a ayudar a Gaudy.- dijo Reena apresuradamente. Zel y Amelia asintieron.

La hechicera no podía utilizar el Drag Slave mientras levitaba, y tampoco mientras hubiera gente dentro del agua, tendría que esperar, pero no se iba a quedar de brazos cruzados viendo como Gaudy luchaba contra el animal.

Se acercó al espadachín, que se sujetaba al cuello de la bestia. El rubio parecía exhausto y había dejado caer la maltrecha espada.

Reena se acercó a él y lo cogió por la cintura. El espadachín se asustó al principio, pero al ver que se trataba de su compañera, sonrió y dejó que lo llevara al saliente dónde estaba Martina.

- Reena... - dijo el espadachín.

- Quédate aquí, Gaudy. Ya has hecho bastante.- dijo dulcemente la hechicera que, acto seguido, se elevó en el aire.

Martina se acercó al espadachín que observaba a Reena. El dragón, al verse liberado de Gaudy, había empezado a buscarlo, y, en esos momentos, miraba hacia allí.

Reena dio varias vueltas alrededor de la bestia, sin lograr distraerla. El animal se aproximó hacia el saliente y Gaudy cogió un palo a modo de espada y se puso en guardia, mientras Reena lanzaba al animal hechizos poco poderosos para captar su atención.

Martina estaba asustada, no sabía qué podía pasar si el dragón llegaba al saliente.

En esos momentos, Zelgadis y Amelia terminaron de evacuar a la gente, y se aproximaron levitando hacia el saliente. Reena los siguió.

- ¡¡Bien!!- exclamó la hechicera.- ¡¡Ha llegado la hora!!.

Cerró los ojos y puso las manos una delante de la otra, una luz rojiza empezó a brotar de ellas. El animal se acercaba.

-* Oscuro como el crepúsculo... rojo como la sangre que fluye... enterrado en la corriente del tiempo... a la grandeza de tu nombre... juro aquí servir a la oscuridad... y todos los estúpidos que osen oponérsenos... serán destruidos por el poder... que tanto tú como yo poseemos... - Reena abrió los ojos y con una expresión de fiereza culminó el hechizo.- ¡¡¡DRAG SLAVEEEEEEEEEEEEE!!!.

Por un momento, una luz de un color tan rojo como la sangre, inundó la vista de Martina. Después, el grito ensordecedor de la bestia herida por el hechizo de Reena llegó a sus oídos.

Reena sonreía triunfante en medio de la explosión, pero el dragón aún no había dicho su última palabra.

En un último intento por derribar a su oponente, la bestia propinó un coletazo al saliente y los cinco ocupantes salieron despedidos.

Lo último que pudo recordar Martina, fue la onda expansiva del ataque de Reena cubriendo al maltrecho dragón.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Blanco...

Olía muy bien. A hierbas aromáticas. Era un olor intenso pero agradable. Abrió los ojos.

Blanco...

Una tenue luz alumbraba lo que parecía ser un techo. Lo único que sabía Martina era que estaba tumbada en alguna parte, pero no recordaba nada.

Blanco...

Un rostro desconocido entró en su campo de visión. Era el rostro de un viejo arrugado y entrado en años.

- ¿Estoy en el mar del caos?- preguntó Martina.

El hombre rió.

- No... Estas en mi casa, jovencita.

De repente Martina lo recordó todo. El dragón acercándose... la gente aplastándola... la historia del tabernero... Sylpheel... la boda... el mensajero de Saillune... El lobo del templo... la desaparición de su marido... ¡¡Todo!!

Se levantó súbitamente y se vio sentada en una cama con un camisón blanco por encima de su bañador. Las bolsas, tanto suya como las de sus compañeros, estaban puestas en un rincón.

Pudo ver a Reena y a Amelia descansando en sendas camas a su lado.

Zel apareció de repente en la puerta de la habitación.

- ¿¡Que está pasando aquí?!

El desconocido sonrió. Zel se abalanzó hacia Amelia y empezó a sacudirla levemente mientras susurraba repetidas veces su nombre.

Al fin la princesa se Saillune despertó, al tiempo que Reena.

Gaudy apareció también por la puerta con cara de no saber ni su propio nombre.

- ¿Qué estamos haciendo aquí?- preguntó Amelia mientras miraba a su alrededor.

- Os encontré tirados en medio de mi cala. Los cinco estabais desmayados, y me costó mucho trabajo traeros aquí. Hace dos días que estáis inconscientes... un poco mas y llamo a un curandero. - explicó el hombre como quien explica lo que ha comido ese medio día.

- ¿Su cala?- preguntó Reena con un tono de excitación en la voz.

- Sí... estáis en cala-medusa. Mi casa.- dijo el hombre señalando la ventana.

En efecto, a través de la ventana, se podía ver una pequeña cala desierta. A Reena se le llenaron los ojos de estrellitas. Después de lo que habían vivido, eso era el paraíso terrenal.

- ¿¿Podemos quedarnos??Por favoooooor... por favooooor...

El hombre pareció pensárselo.

- Mmmmmm... Está bien... podéis quedaros una temporada como mis huéspedes.- dijo el hombre.

Reena empezó a dar saltos de alegría ante la mirada de "que morro..." de sus compañeros.

- Pero tendréis que limpiar lo que manchéis. - objetó el hombre. Reena paró sus saltos en seco.

- ¿¿¿Eeeeeehhh??? Bueno... estamos dispuestos a eso...

- Y tendréis que haceros la comida... - siguió el hombre.

- Mmmmmm... Está bien... Lo haremos. - dijo Reena un poco molesta.

- Y lavaros la ropa, y fregar vuestros platos, y tirar la basura, ir a comprar, limpiar la cala...

Y mientras el hombre seguía añadiendo tareas, y Reena se iba poniendo mas nerviosa, los pensamientos de Martina regresaron a Zangulus, preguntándose dónde estaría ahora el rey de Zoana.

*************

*Hechizo sacado de Slayers Premium. Depende de la traducción es diferente así que me desentiendo de recriminaciones y de malentendidos :P

¡¡¡Heyyy!!!¡¡¡Por fin termino!!! Uf... he de reconocer que me ha costado...

¿Qué os ha parecido el capítulo? Supongo que ha tenido un poco mas de acción... aunque no se han resuelto muchas cosas... ^ ^U

En fin... quiero reviews. Los necesito. Son precarios.¡¡Me nutro de ellos!! XD (aunque si queréis también me conformo con un mail a: labestiamayor_zelas@hotmail.com ¿ok?)

Besos como "dragones del caos" del ama de las bestias:

Zelas Metallium.