¡¡Ohayo!!

Buenas, ya estamos aquí, en un nuevo episodio de "El Nuevo Viaje" (parezco una presentadora de televisión, diciendo esto).

¡¡Empezamos con la sección de agradecimientos!! ^^U

Nadesiko: Así que te gusta Téride ¿eh? XD. A mí también... XDD Bueno, la verdad es que puestos a que este fic sea un poco... "fuera de lo común", ¿qué mas da sustituir el romance de Xel/Fi, por uno que sea Té/Fi? XD (Eso de Té/Fi, parece que sea el Té y Filia XD). Bueno... eso de "días oscuros" aparte de ponerlo porque se me fue un poco la mano al escribir, era por lo de la guerra. La verdad es que a mí no me gustaría verme involucrada en una situación como la de ellos... por eso lo puse... ^^U

Linita Gabriev: ^ ^ Vaya, vaya... cómo se nota que hay público femenino... ¿a todas nos gusta Téride? (Bueno, lo siento... en realidad sólo dijiste que te cae bien... y además no hay personaje que me invente que pueda superar a Xellos. XD). Gracias por el apoyo ^^.

Cass Metallium: ¿Xellos y Filia? No se, no se... en este fic andan un poco peleadillos ¿no? Aunque, claro, si aparecen Milgazia y Téride, siempre se puede hacer un arreglo, y quedarse, Filia con Xellos, Milgazia con Téride y Reena con Zangulus, pero entonces... ¿Con quién se queda Martina? XD.

Llegamos a la sección de "gente perdida a la que se le mandan recuerdos" que son: Blossom Inverse; Amber; Raven; Masaki y Suissei (si no me he olvidado de alguien...).

Así terminamos el programa de hoy, diciéndoles a todos los espectadores, que no se olviden de que los personajes son propiedad de Kanzaka y otras hierbas ;) .

Os dejo con el fic ;P

*************

El viento era demasiado frío para la "delicada" piel de la reina de Zoana.

En realidad cuando vas a unos miles de pies por encima del nivel del mar, el viento es muy frío. Eso sin añadir la velocidad a la que volaba Filia.

Llevaban seis horas de viaje y aún no habían llegado a Zefilia. No obstante, no debía faltar mucho.

Filia llevaba encima suyo a Martina y a Reena, mientras que en Téride, montaban Amelia, Zelgadis y Gaudy.

Filia, a pesar de estar convertida en dragón tenía un aspecto horrible. No había dormido ni una hora después de tres días sin pegar ojo, y además la obligaban a volar a toda prisa hacia la otra punta del territorio de dentro de la barrera, con pasajeros encima.

Reena temía por si la dragona se quedaba dormida y caía al vacío, pero nada podía hacer por ella en tal caso.

Martina miró a Reena con cierto temor, ya que la hechicera estaba de muy mal humor desde que habían empezado el viaje hacia Zefilia, sin embargo Reena parecía estar pensando en otra cosa...

- Filia... dime la verdad: ¿Qué hay entre Téride y tú?.

Hubo una gran turbulencia que casi hace caer a Martina.

- ¿¿QUEEEE?? –preguntó la dragona con incredulidad.

- Lo que has oído.- dijo Reena con impaciencia.- No me dirás que sois solo amigos...

- ¿Es que crees que hay algo mas?- preguntó Filia escandalizada.

-¡¡Claro que sí!!- intervino Martina.- Todos sabemos que estáis enamorados.- añadió con estrellitas en los ojos.

Si hubiesen puesto un tomate maduro al lado de la cara de Filia, hubiese sido difícil diferenciar cual era cual.

- ¡¡Eh!! –exclamó Reena- ¡¡Eso es lo mismo que me dijiste a mí en la batalla contra Fibrizzo!!¡¿Qué pasa!?¿Se lo dices a todo el mundo?- le reprochó a la reina de Zoana con evidente enfado.

- A todos los que no saben reconocer su amor... –respondió Martina juntando las manos cómo si estuviera rezando, al tiempo que le salían de los ojos corazoncitos, y a su alrededor todo se volvía de color rosa.

Reena la miró de reojo y con la vena de la sien hinchada, pero de repente, Téride se puso al lado suyo.

- ¡¡Hola!!- saludó con su típica aura infantil.

- ¡¡Mira Filia!!¡¡Hablando del rey de roma!!- dijo Reena.

Amelia, que se pudo imaginar de qué habían estado hablando por el simple hecho de ver a Filia mas roja que un pimiento, miró a Reena con aire enfadado, mientras Zel los observaba de reojo. Gaudy, cómo es lógico, no sabía de que iba todo eso y se limitó a saludar alegremente.

Téride, al igual que el espadachín, no se enteró de nada.

- ¿Estabais hablando de mí?- dijo al tiempo que miraba hacia delante para no desviarse.

- Sí... precisamente estábamos comentando... ¡¡¡FILIA!!!¡¡COMO VUELVAS A HACER ESO TE DEJO SECA!!- dijo Reena.

Filia se había dejado caer un par de metros para hacer callar a Reena.

- ¿Falta mucho?- dijo Martina.

- Eso... ¿falta mucho? Tengo ganas de estirar las piernas... – dijo Amelia

- No – sonrió Téride.- Ya llegamos... Atravesaremos esas nubes, y entonces aterrizaremos ¿qué dices, Filia?.

- De acuerdo.

- Bien... pues hasta luego...

Martina perdió de vista al dragón y a sus ocupantes detrás de la densas nubes. Nunca se había preguntado qué se sentiría al atravesar una nube... Pronto lo sabía.

Cerró los ojos. Siempre había creído que las nubes eran como el algodón, que se podrían tocar pero que no serían muy difíciles de atravesar. Que serían de un material suave y cálido... Pero se llevó una gran decepción.

De repente, notó mucho frío, y sintió que se le mojaba el cuerpo. Además, no podía tocar las nubes, es más, ni siquiera parecían estar a su alcance.

El frío empezó a hacer que deseara que aquello acabara pronto, y se revolvió dentro de su capa, en la cual estaba envuelta.

De repente, una tenue luz, que se hizo cada vez mas intensa, apareció en medio de toda aquella agua en forma de gas.

La luz la cegó durante unos segundos, y después pudo ver a Téride, que volaba con ligereza a pesar de su tamaño, con sus ocupantes encima.

Abajo, a una gran distancia de donde ellos estaban, se extendía el reino de Zefilia.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- Reena, deberías decirnos dónde está el restaurante de tu hermana.- dijo Amelia un tanto perdida.

Desde que habían aterrizado en un campo de acelgas que había por allí, a Reena le habían aparecido unas ojeras mas grandes que las que Filia tenía a causa del cansancio.

La hechicera tenía un aspecto febril e iba como un zombi, arrastrándose por todas las calles de la ciudad.

- Reena... ¿Estás bien?- preguntó su guardián preocupado.

La hechicera no contestó, se limitó a seguir arrastrándose hasta que llegó a la puerta de una taberna dónde se dejó caer.

- Reena ¿Es esta el local dónde trabaja tu hermana?- preguntó Zelgadis al guiñapo pelirrojo que había en el suelo. Un gruñido confirmó la respuesta.

- Bien... Vamos allá.- dijo Téride.

- ¡¡En nombre de la justicia!!- (¿hace falta decir quién lo dijo?).

Empujaron la puerta.

El lugar no estaba muy limpio. En realidad el local estaba tan sucio como una pocilga (o incluso mas). El suelo, las paredes, y en definitiva, todo lo que había por ahí estaba lleno de grasa y suciedad.

Amelia, Zel, Martina y Téride, que habían entrado mientras Gaudy y Filia intentaban hacer "resucitar" a Reena, se dirigieron hacia la mugrienta barra y al sucio tabernero.

- Perdone, señor, estamos buscando a alguien que trabaja aquí... ¿nos podría ayudar?- dijo Amelia.

El hombre se limitó a mirarla con lascivia, lo que turbó mas a Zelgadis, que a la propia Amelia.

- ¿Se puede saber qué está mirando? –soltó Zelgadis a la defensiva.

- Tranquilo, Zel. Déjame a mí... – susurró Amelia. Zel la miró entre curioso y enfadado, y de mala gana, la dejó hablar.

- Estamos buscando a Luna Inverse... ¿Sabe dónde está?- intentó de nuevo la princesa.

- ¿Y a quién le importa?- dijo el hombre de muy malos modos.

Zel gruñó. Y entonces entró en escena Téride.

- Es que estamos buscándola porque... em... se... se ha muerto.- dijo entrecortadamente.

Todos lo miraron de reojo mientras les caía una gota de sudor por la sien.

- ¿Se ha muerto?- repitió el hombre incrédulo.

- Lo que quería decir mi amigo es que se ha muerto... su abuela.- dijo Amelia.

Más gotas de sudor por parte de los presentes.

El hombre suspiró ante tal panda de incompetentes que ni siquiera sabían mentir...

- No sé dónde está, ni me importa. Esa guarra presentó la dimisión hace ya cinco años... no he vuelto a saber de ella.

Los cuatro se quedaron un tanto desilusionados, le dieron las gracias al hombre y salieron de ese antro de mala muerte.

Filia y Gaudy seguían intentando animar a Reena. Bueno, en realidad Gaudy era el que intentaba animarla, porque Filia estaba tan cansada que casi se queda dormida de pie.

- Malas noticias –anunció Zelgadis.- Luna ya no trabaja aquí.

- ¡¡¡EEEEHHHH!!!¡¡ENTONCES NO HACE FALTA BUSCARLA MAS!!¡¡VAMONOS!!- gritó Reena resurgiendo de sus cenizas, como el ave Fénix.

Sin embargo, Téride la cogió por una de las grandes hombreras que llevaba la hechicera.

- ¡¡No podemos irnos!!- dijo con la vena de la sien marcada.-¡¡¡SI NO LA ENCONTRAMOS MORIRAN MUCHOS DRAGONES!!!¡¡NO PODEMOS IRNOS SIN ELLAAAAA!! – gritó el dragón dorado mientras su cabeza parecía hacerse diez veces mas grande de lo normal.

- Ah... – dijo Filia de repente.- Yo sé... dónde vive...

-¡¡¡¿¿¿EEEEEEEEHHHHHHHH!!!???- gritaron todos al unísono (menos Gaudy).

- Yo le avisé... de lo de la profecía del oráculo... de la destrucción... –dijo Filia sonriente pero cansada.

- ¡¡¿¿Y PORQUE NO LO HABIAS DICHO ANTES!!??- gritó Téride.

Filia pareció molesta.

- Nadie me lo había preguntado...

Todos cayeron al suelo.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Martina no había visto una casa como esa.

Era sencilla, pero muy bonita. Hecha de piedra, mientras que los marcos de las ventanas y la puerta principal eran de madera, al igual que una barandilla que había en el porche y el suelo del mismo.

La madera resaltaba con el color gris de la piedra, y tras alguna ventana se podían ver cortinas traslúcidas de color beige.

- No estará en casa...- dijo Filia.- Me costó mucho encontrarla... Tendremos que esperarnos a la noche...

Reena estaba por los suelos tirada, arrastrándose como buenamente podía...

- No importa, llamaremos por si acaso. – dijo Téride. Y acto seguido picó a la puerta.

No oyeron nada...

Estuvieron un rato escuchando con nerviosismo, pero parecía ser que Luna no se encontraba en casa.

Cuando ya se giraban para irse, se oyó el ruido de una cerradura y la puerta se abrió...

Por el marco de ésta, apareció una mujer que pasaba de los veinticinco*. Sus cabellos eran de corte recto y le llegaban por debajo de los hombros. Eran de un extraño color entre el negro y el lila. Sus ojos estaban ocultos por un largo flequillo, lo cual hacía que fuera difícil deducir qué pasaba por su mente.

Sus ropajes eran los de una camarera, con una falda algo corta, una camiseta azul con volantes muy grandes en las mangas, y una camisa blanca muy ajustada que no llegaba a la barriga. Lo curioso es que, al contrario que a su hermana menor, la camisa de Luna parecía mucho mas rellena.

En realidad, nada en su físico indicaba que fuera hermana de la pelirroja hechicera Reena Inverse.

Hubo unos momentos de tenso silencio hasta que Luna Inverse habló.

- Muy bien... no sé qué han venido a vender, pero no lo quiero, así que ya se están marchando de la puerta de mi casa.

- N... no... he... hemos venido para... – intentó decir Téride. Pero Luna lo cortó.

- No. No me importa que hayan sacado una nueva promoción, o que hayan rebajas, o lo que... Un momento... – dijo Luna examinando con la mirada a Téride.- Tú no eres humano ¿verdad?

- ¡¡Ya era hora!!- dijo el dragón airado.

- Hola... señorita Luna...- dijo Filia medio sonámbula.

Luna pareció sorprenderse. No solo de ver a la dragona, sino de encontrarla en ese estado. Pero sus sorpresas no acabaron ahí, porque, detrás de Amelia, pudo ver unos cabellos rojizos inconfundibles.

- ¡Reena...!- murmuró.

La hechicera tirada en el suelo soltó un gemido que sonó parecido a un "hola"... pero su significado real... bueno... eso nunca lo supieron...

Luna se acercó a su hermana extendiendo los brazos delante suyo.

-¡¡Reena!!- dijo Luna mientras todo se volvía rosa y se acercaba a su hermana.

- Nghhh... Ngghooooo... – dijo la hechicera levantándose y echándose para atrás, intentando salir fuera del alcance de su hermana mayor.

- Reena... – repitió ésta.

Y cuando parecía que Luna le iba a dar un tierno abrazo...

¡¡¡CLONCK!!!

Luna le dio tal collejón a Reena en la cabeza, que ésta cayó al suelo con un chichón en el lugar del golpe. Acto seguido, Luna empezó a ahogarla con una de las llaves que solía utilizar la hechicera. Todos los presentes contemplaron la escena con una gota de sudor en la frente.

- ¿¿¡¡COMO TÚ POR AQUÍ, HERMANITA??!!

- Ya... ya vezzzzz... ghgghgggghhh...

- ¡¡¿¿HAS VENIDO A ENSEÑARLES COMO ME DUCHO??!! –gritó Luna. Parecía como si unas luces de color rojo aparecieran por detrás de su flequillo. Las gotas de sudor de los presentes se hicieron más grandes...

Cuando Luna terminó de apalizar a su hermana, se giró con una sonrisa de oreja a oreja y les indicó que la siguieran, lo cual hizo que sudaran aún más, si eso era posible.

Los seis humanos y los dos dragones dorados, entraron a la casa.

Martina quedó maravillada ante el buen gusto de Luna al poner tal decoración.

Predominaban los tonos beige en los tejidos (manteles, cortinas, etc.) y los muebles oscuros, le daban un toque hogareño. Las paredes, sin embargo eran de piedra gris.

Se sentaron todos en los sillones del salón, que eran realmente cómodos.

- Muy bien... Yo soy Luna Inverse, como seguro que ya sabrán todos los que están aquí. Me gustaría saber quien sois vosotros. Por supuesto a la señorita Filia Ul Copt, ya la conozco...

Se miraron para ver quién empezaba. Amelia fue la primera en decidirse.

- Yo soy Amelia Wil Tesla Saillune, la princesa de Saillune, la capital de la magia blanca. Es un placer conocerla... - dijo en tono solemne. Luna pareció examinarla detrás de su espeso flequillo.

- Lo mismo digo- respondió la camarera.

- Yo soy Zelgadis Graywords.- dijo Zelgadis secamente. Luna también lo examinó con la mirada.

- Mi nombre es Téride. Mensajero del clan de dragones de las montañas de Kaatar.

- Y yo – dijo Martina en su considerable tono de voz.- Soy Martina Zoana Mel Navratilova, la reina de Zoana, esposa de Zangulus, el Rey, que ha sido secuestrado por ese demonio Zeros que...

- ENCANTADA.- gritó Luna, para cortar a Martina, que se sentó enfadada.- ¿Y usted quien es?- preguntó a Gaudy.

- Yo soy Guady, el guardián de Reena.- dijo el espadachín con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿El guardián?- repitió Luna. Las palabras del rubio parecían haberle interesado.- ¿Y qué clase de guardián es el que no lleva espada?

- ¿Eh?¡Ah! Es que como se la di a Sirius después de luchar contra... contra el oscuro ese, me quedé sin espada y ahora estamos buscando una.- contestó Gaudy con una sonrisa. Reena se revolvía el pelo frenéticamente con una gota de sudor en la sien.

- Están buscando una espada desde hace cuatro años... y seguro que no cobra ni una mísera moneda de plata... – murmuró Luna. Acto seguido miró a su hermana con una sonrisa que, en vez de la caballero de Cephied, parecía el ama del infierno.

Una gota de sudor resbaló de nuevo por la nuca de los presentes.

- Perdone... ¿de verdad que usted es la caballero de Cephied?- preguntó Téride.

Luna lo miró con reproche.

- ¿Es por eso por lo que han venido?- dijo la camarera.- Pues mi respuesta a todas las propuestas que quieran hacerme es no.

Todos se quedaron callados durante unos momentos, para después empezar a hablar todos a la vez, sin orden ni concierto. Luna levantó la mano.

- No pienso ir a ningún sitio, ni luchar contra nadie. No escucharé nada de lo que me digáis porque no voy a participar.- dijo Luna.

- Pero ¿por qué? –preguntó Téride al borde de la histeria.

- Tengo mis propios motivos. - fue la sencilla respuesta.

Téride estaba desesperado. Había encontrado a Reena Inverse y a su grupo, pero sentía que toda ayuda sería insuficiente. Por eso necesitaban a alguien poderoso. Sabía que las pérdidas que iban a tener no iban a poder ser sustituidas, y deseaba que fueran las menos posibles.

- Por favor... – rogó.

- No.

- Sólo escuche lo que tengo que decirle. Se lo suplico.

- ¿Es que no lo he dejado suficientemente claro?- dijo Luna.- No deseo involucrarme. Cualquiera que sea vuestro problema, no me incumbe. Así que no. Lo siento, pero no.

Las últimas esperanzas del dragón dorado se esfumaron como si de un sueño se tratase. Si al menos quisiera escucharle...

- Señorita Luna...- Filia intervino por primera vez desde que habían entrado en la casa.- Admiro su decisión de no tomar parte en una guerra entre dragones y demonios, que supondrá la destrucción del mundo si éstos últimos consiguen la victoria. Pero creemos que es necesario luchar por la vida y la existencia de este mundo. Para que las fuerzas del orden y el caos sigan equilibradas. Si, al menos, escucha nuestras condiciones, tal vez podamos evitar muchas desgracias.

Todos se quedaron impresionados con la explicación de Filia. Luna, sin embargo, permaneció en silencio con la cabeza agachada.

Por fin, la camarera habló.

- Así que una guerra entre dragones y demonios... ¿Qué es esta vez? Quieren hacer venir a este mundo a Azul Caótico ¿o qué?.

Una luz de esperanza se iluminó en el horizonte.

Téride informó de lo ocurrido a Luna. Del secuestro de Val y lo de los pequeños enfrentamientos entre dragones y demonios hasta ahora.

Entre Amelia y Zelgadis, explicaron los hechos relacionados con Zeros Metallium y sus recientes acciones.

Para cuando terminaron, ya estaba anocheciendo. Filia se había quedado dormida en el sofá, y Reena parecía haber perdido todo miedo a su hermana (sólo lo parecía).

- Esto no me gusta...- pensó Luna en voz alta.

Se quedaron callados un buen rato, hasta que Luna se levantó.

- Señorita Luna- llamó Téride. Luna se giró.- Entonces... ¿Vendrá con nosotros?.

Luna lo observó detenidamente. El dragón la miraba con ojos suplicantes, como si ella fuera su última esperanza. Su aspecto original de un niño mayor, se había convertido en una máscara de adulto que escondía emociones demasiado intensas para ser comprendidas por un humano.

La camarera suspiró.

- Está bien... Sí. Iré a luchar.

Y de repente, la expresión de Téride se tornó risueña e infantil, como siempre había sido. Amelia y Zelgadis se sonrieron. Gaudy no pareció enterarse de nada, y Reena se había llevado las manos a la cabeza y deseaba que esto no estuviera pasando.

La mirada de Luna pasó de Martina, que estaba mas aburrida que una ostra, a Filia, que dormía plácidamente en el sofá.

La camarera suspiró.

- Haced el favor de llevarla a una habitación...

Todos miraron a Filia.

- Yo la llevaré- se ofreció Téride cogiendo en brazos a la dragón dorado.

- Cuidadito con lo que hacemos ¿eh?- dijo Reena pícaramente.

El dragón dorado enrojeció tanto que en vez de dorado, hubiese sido mas acertado llamarle morado.

- Reena... cuidadito tú con lo que dices...- advirtió Luna crujiéndose los dedos.

Reena tragó saliva y asintió con la cabeza.

- Es mejor que nos vayamos a dormir... Mañana partiremos. – anunció la camarera.

- Pero... señorita Luna- dijo Amelia.- ¿No tiene que trabajar mañana?.

- ¡Ah! No... acababa de pedir vacaciones... Y me las habéis arruinado.

Todos tragaron saliva y rieron nerviosamente.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Martina no podía dormir.

Era demasiado lo que había vivido últimamente, y no podía conciliar el sueño. Miró con envidia desde su cama improvisada a Reena, Amelia y Filia, que dormían como angelitos.

Luna, aún no había subido a dormir. Parecía que se estuviera preparando de algún modo para lo que se avecinaba.

Oyó unas fuertes pisadas en el pasillo, que no correspondían a la camarera. Carcomida por la curiosidad, la reina de Zoana, se levantó todo lo sigilosamente que pudo y siguió a la persona que había oído.

Antes de bajar las escaleras, oyó unas voces.

- Hola.-era la voz de Gaudy, que era el que se había levantado.

No hubo respuesta.

- ¿Qué haces?- preguntó el espadachín.

- Estoy preparando las armas que llevaré. – dijo la voz de Luna.

- ¿Dos espadas?.

- Sí.

Silencio. Martina agudizó el oído para ver si decían algo, pero lo único que podía oír, era el chisporroteo del fuego en la chimenea.

- Yo estoy buscando una espada.- dijo el rubio con tono desenfadado.

- Lo sé.- admitió Luna.

Se oyó un rumor, como si las dos personas se movieran de sus respectivos lugares. Martina no se movió del sitio por temor a que le descubrieran.

- ¿Quieres proteger a mi hermana, a cambio incluso de tu vida y de tu existencia?¿Cambiarias tu vida por la de ella y serías como su sombra, si pudieras?¿A qué estás dispuesto?¿Por qué vas a luchar, Gaudy Gabriev?

Martina pensó que Gaudy diría que no lo sabía, como siempre. Que no entendía lo que Luna le estaba preguntando, pero no fue así.

- Estoy dispuesto a sacrificar mi vida por la de Reena. No me preguntes porqué, pero quiero estar siempre a su lado. Es irritante y testaruda, pero quiero estar con ella... Para siempre. Por eso voy a luchar...

Gaudy había contestado con decisión, claramente. Después, de nuevo silencio.

Martina estaba impresionada.

- Esta espada- dijo al fin Luna.- Es muy especial. Es una espada perteneciente a una casta de dragones. Bendecida por el poder del dios dragón del Agua. Hecha para acabar con todos aquellos que osen poner en peligro la vida de este mundo. A partir de ahora, te concedo esta espada, a ti, Gaudy Gabriev, para que con ella, no solo protejas a mi hermana, sino también a este mundo.

Hubo un breve silencio en el que Martina no podía creer lo que estaba pasando. ¿Luna le estaba dando una espada a Gaudy para que protegiera a su hermana y al mundo? Era imposible.

- ¿Me la das?- dijo Gaudy emocionado.

No hubo respuesta oral por parte de Luna.

- Gracias – dijo el rubio.- Muchas gracias. Parece una buena espada.

Martina estuvo a punto de caer al suelo, y se hubieran dado cuenta de su preséncia si Luna no se hubiese caído de culo...

- Lo es... lo es...- dijo la camarera con voz de circunstancias.

- Muchas gracias.- repitió el espadachín. Acto seguido bostezó.- Bueno.. me voy a dormir, me ha dado sueño...

Martina, al oír esto, salió disparada hacia su habitación, y rápidamente se metió en la cama y se hizo la dormida. Aunque le fue difícil contener la entrecortada respiración, hasta que oyó a Gaudy pasar por delante de la habitación.

Se quedó un buen rato más despierta, pensando en Zangulus y en su castillo de Zoana. En las cosas que haría al llegar allí y en cuanto echaba de menos su antigua vida.

Poco a poco, el sueño la venció y, al final, se quedó plácidamente dormida.

*************

*No tengo ni idea de la edad de Luna ^^U.

Bueno. Luna ya ha entrado en escena (snif... por fin). Tenía unas ganas locas de sacar a éste personaje en escena... por algún extraño motivo, Luna no me cae mal del todo... ^^.

En fin... espero reviews contándome qué os ha parecido.

Y si no, al menos mandad un mail a: labestiamayor_zelas@hotmail.com dejando constancia de que habéis pasado por aquí.

Besos como mastodontes del ama de las bestias:

Zelas Metallium.