¡¡Ohayo!!
Ya estoy otra vez aquí.
Agradecimientos (después de una semana esperando a que se subieran los reviews... ~.~) a:
Linita Gabriev: ^^ Claro que parece ese trozo de Slayers Try... lo saqué de ahí, de cuando Reena y Gaudy ponen cara de zombi... ¿Val/Fi? Pues yo no he leído muchos de esos (por no decir ninguno)... por lo general me he encontrado Xel/Fi... ^^U Por cierto, el zorrito se llama Giras :P
Bloosom Inverse, por sus dos reviews: Jajajaja... sí... la verdad es que Luna es mu maja... me gusta hacer sufrir a Reena... ya es hora de que ella también reciba un poco... (jejeje...). Me encanta que te guste Téride... de verdad... ^^.
Nadesiko: Estoy contigo en cuanto a lo de Gaudy (aunque nunca me había parado a pensarlo, la verdad). Bueno... lo malo de Luna es que me tengo que inventar la personalidad (cosa no muy difícil, en realidad en otros fics lo han hecho por mí ^^U), y me da apuro meter la pata en ese aspecto. En cuanto a Xellos... habrá que esperar un poquito mas... :P
Raven: JAJAJAJAJAJA... ¡¡Lo de la ducha!! Jajajajaja... hombre... no sé... lo hice para confirmar los rumores de que Luna era tan bestia como decía Reena... Y... ¿qué pasa?¿es que ahora no se puede ser rencoroso? XDD Ok... la guerra... bueno, para eso no falta mucho... solo un poco mas y ya verás cómo te gusta (o eso espero). Me muero de ganas de escribirlo... ^^.
Bueno... recuerdos y besos como ballenatos a Masaki, Suisei, Cass Metallium y a Amber.
En fin... los personajes son de Kanzaka y sus amiguitos del bosque, etc, etc, etc.
Os dejo ^^.
*************
- ¿Queréis que vaya a una guerra?
Luna, al día siguiente de ir a buscarla, dijo que necesitaban toda la ayuda posible, pero Téride no quiso que se involucraran más humanos.
No obstante, a Martina se le había ocurrido alguien más que podría ser de ayuda, y ese alguien, era la sacerdotisa de Sairaag, Sylpheel Nels Lahda.
Al principio, la idea había sido rechazada de inmediato, pero después de las súplicas de Martina y Gaudy, a las que más tarde se les unió Amelia, la idea fue aceptada a regañadientes.
No obstante, la reacción de la sacerdotisa no había sido la que Martina había esperado.
- Exacto, Syl. Sabemos que tienes mucho trabajo aquí, pero...
- Reena. ¿Me ves con ganas de ir a una guerra? Las guerras son inhumanas. Es lo peor que puede haber. No pienso participar. – dijo la sacerdotisa al borde de las lágrimas.
- Pliiiis... Porfaaaaa... Syl... Ven con nosotros...
Todos miraron de reojo, mientras una gota de sudor les caía por la sien, a Gaudy y a Martina, que eran los que suplicaban. Reena estaba segura de que había sido Martina la que había propuesto arrodillase delante de Sylpheel y suplicarle que les acompañara. Y a pesar de que la sacerdotisa parecía apurada por la actitud de reina y espadachín, no abandonó su negación.
- No... mi querido Gaudy, no puedo ir... ya sabéis que lo que se me da mejor es la magia blanca...
- Pero sabes utilizar el Drag Slave.- dijo Reena al acto.
- Pero Reena, el Drag Slave es un hechizo muy largo de pronunciar como para utilizarlo en una batalla.- dijo Amelia sin pensar.
Martina y Reena miraron a la princesa con cara de pocos amigos.
- Es verdad, así que no puedo ir... además- dijo Sylpheel- estoy intentando reconstruir Sairaag ¿es que lo habéis olvidado? Yo tengo un trabajo aquí.
Los presentes se quedaron en silencio, sin saber con qué rebatirle. Y entonces, una voz oculta entre las sombras habló por ellos.
- Imagina por un momento- dijo Luna, la propietaria de la voz.- Que consigues hoy mismo terminar de reconstruir la ciudad.
Silencio.
Luna había estado muy callada desde esa mañana, en la que había aparecido vestida con unos pantalones ajustados de color morado y con una camisa marrón desteñida y vieja. A un lado de su cintura y colgada de un cinturón, llevaba una espada larga que Reena jamás había visto.
- Y luego imagina,- prosiguió la camarera- que los demonios consiguen la victoria y destruyen uno a uno, cada pueblo, cada ciudad de cada reino. ¿De que habrá servido el esfuerzo que has realizado por reconstruir tu ciudad, si luego no la defiendes?
Sylpheel se quedó mirando a Luna con asombro. Después agachó la cabeza.
- Pero yo... yo no quiero... no quiero luchar... ¡No sé luchar!- dijo al fin mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas.
- Pero eres sacerdotisa ¿no es cierto?- respondió Luna- Tienes poderes curativos, sabes usar la magia blanca. ¿No te quieres involucrar en una guerra? Pues entonces cuida a los heridos. Tú no participarás, ayudarás a los dragones dorados, ocuparás un puesto en enfermería y ellos- dijo mirando a Téride- tendrán un guerrero más para sus filas.
Todos los presentes se quedaron en silencio. Era la hora de que Sylpheel diera una respuesta.
Los ojos verdes de la sacerdotisa estaban situados ahora detrás de su espeso flequillo de corte recto.
- ¡Ah! Se me olvidaba- dijo Luna rompiendo el tenso silencio- Y también podrás estar con tus amigos, y ayudarles si es necesario.
Sylpheel la miró con los ojos muy abiertos, y luego, se le humedecieron mientras miraba al grupo formado por los cinco humanos: Reena, Gaudy, Amelia, Zelgadis y Martina.
- De acuerdo.- dijo al fin la sacerdotisa- iré con vosotros.
Martina empezó a dar saltitos de alegría y a abrazar a Sylpheel y, por un buen rato, los embargó la felicidad. Iban a estar reunidos de nuevo, y lucharían otra vez juntos, como en los viejos tiempos, que parecía que no iban a volver.
Reena estaba impresionada. Nunca hubiera imaginado que su hermana la ayudaría en algo. Dirigió la vista hacia donde se encontraba la caballero de Cephied, y vio que ésta miraba desde detrás de su flequillo a Téride, que en ese momento, parecía un niño al que le habían negado unos caramelos.
Y sólo entonces Reena entendió, que, tanto la anterior acción de su hermana como su primera negación de ir a la guerra, se debía a que tenía algo en contra de los dragones dorados.
Filia, que estaba al lado del dragón dorado parecía neutral.
- Téride- llamó.
El dragón no contestó.
- Téride, ¿me oyes?.
Téride siguió sin contestar.
- ¡¡Téride!!¡¡No seas crío!!¡¡Te comportas igual que Val!!- dijo Filia muy molesta.
El dragón dorado la miró, pero no modificó su expresión. Filia correspondió a esa mirada con aire enfadado, hasta que Téride desvió otra vez la vista.
Téride era encantador, pero a veces parecía de la edad de Val, y eso la sacaba de quicio. Filia decidió cambiar de táctica.
- Sabes que Luna tiene razón.- dijo.
- No.- dijo él tercamente.
- Claro que sí. Yo conozco mejor que tú a estos humanos, y sé que jamás se aliarían a los demonios, además no podemos despreciar la ayuda.
Téride la miró sorprendido.
- ¿Podemos? Creía... Creía que no querías relacionarte con otros dragones.
Filia se ruborizó.
- Yo... no he dicho eso. Solo... lo que pasa... es... que ahora vamos a luchar juntos, así que...
Téride pareció desilusionarse bastante, pero la siguió mirando con asombro por un buen rato.
Entonces Luna se les acercó.
- No deberías subestimar a los humanos... Somos mas luchadores... – le dijo a Téride con una sonrisa triunfal.
La imagen de Zeros el día en el que secuestró a su hijo pasó por la mente de Filia al mirar a Luna.
Filia se quedó asombrada por haber relacionado a esos dos seres, y pronto cayó en la cuenta de que eran muy parecidos. No solo sus comentarios burlones, sus planes y su manera de hablar era muy similar, sino que también tenían un físico casi idéntico.
Un escalofrío recorrió la espalda de la dragón dorado que sacudió levemente la cabeza.
- ¡¡Muy bien!! Filia, Téride- dijo enérgicamente Reena.-¡¡Vámonos!!
Y, tras quedar cegados por la luz dorada de sendas criaturas, se dirigieron volando hacia las llanuras del oeste del reino de Ralteague.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
La tensión se respiraba en el ambiente.
No quedaba ni un día para la batalla que daría comienzo a la guerra que se avecinaba, y para colmo, Téride había desaparecido de repente y no aparecía por ningún lado.
No solo Milgazia estaba nervioso. Podía ver la desesperación en el rostro de los otros dragones. Además, él no era buen general, capitán, o lo que quiera que mandara en un ejército, y esa falta de autoridad se hacía patente en el improvisado campamento. La descoordinación y el poco entrenamiento destacaban por encima de todo. Y lo peor, era el hecho de ser totalmente conscientes de que la batalla era desigual pues eso les bajaba la moral, porque significaba que jamás volverían a sus hogares.
De repente, mientras Milgazia dejaba pasar las horas en medio de ese campamento caótico (mas que nada, por el desorden), muchos de los dragones levantaron la vista y los más curiosos volaron hacia dos puntos dorados que asomaban por el horizonte.
Milgazia, preocupado por que fuera una trampa les llamó de vuelta, pero no obedecieron a causa de la indisciplina de ese ejército, formado por seres que, prácticamente, no sabían luchar o que se habían olvidado de ello.
Impotente, él también observó los dos puntos, hasta que reconoció a uno de ellos.
Las alas, la forma, el singular color de sus escamas y el rostro del dragón joven que era, le revelaron que era el único pariente vivo de Milgazia, Téride.
Milgazia estuvo a punto de saltar de alegría, hasta que se percató de que otro dragón acompañaba a su sobrino. Una hembra joven que jamás había visto, pero que supuso que sería Filia Ul Copt, la madre de Val. El cual había sido secuestrado por Zeros Metallium, y que en extrañas circunstancias, había llegado a él a través del demonio.
Pronto Téride y Filia aterrizaron entre una gran humareda, y dejaron que los pasajeros, en los cuales Milgazia no había reparado, bajaran de sus lomos. Después, cada uno adoptó su forma humana correspondiente.
Los humanos eran Reena Inverse y sus compañeros de viaje, solo que esta vez, habían tres mujeres más que les acompañaban.
Su sobrino se acercó.
- Chicos, éste es mi tío Milg...
- ¡¡Si es Milgazia!!- dijo Reena afablemente.- Hola, ¿qué tal?
- B... Bien... –atinó a responder el sorprendido dragón.
Zelgadis y Amelia saludaron por su cuenta con cordialidad.
- Reena... ¿quién es este?- preguntó Gaudy. Reena le dio un coscorrón.
- ¡¡Es Milgazia!!¡¡El dragón que custodiaba la Biblia Claire!!¡¡El de las montañas de Kaatar!!
Todos miraban con una gota de sudor en la frente a la pareja, en especial el aludido.
- ¿Qué...?¿Qué hacen ellos aquí...?- preguntó un atónito Milgazia a su sobrino.
- Van a luchar con nosotros, tío.- respondió el dragón con orgullo.
Esa respuesta fue como un trago de reconfortante leche caliente para Milgazia. Pero eso no era todo lo que tenía que escuchar.
- Y estas son: su majestad Martina, la reina de... de...
- Zoana- susurró Martina a Téride.
- Ah, sí... – dijo éste con una gota de sudor en la frente.- de Zoana. La sacerdotisa de la ciudad de Sairaag, Sylpheel, que nos ayudará a cuidar de los heridos. Y esta es la...
- Es un placer, señorita.- le cortó Milgazia. Mientras a Téride se le marcaba la vena de la sien.
- Como iba diciendo... – dijo Téride alzando la voz.- esta es la señorita Luna Inverse, la Caballero de Cephied.
El silencio se apoderó del lugar mientras todos los dragones miraban a Luna. Ésta correspondió a las miradas por detrás de su flequillo, y de repente, los dragones empezaron a saltar de alegría y a gritar con euforia, pues la que ellos consideraban su salvadora, había llegado.
Luna, pareció entre halagada y desconcertada, sin embargo, no dijo nada.
- Téride... ¿a mí no me presentas?- gritó Filia por encima del jaleo.
- No...- dijo Téride mientras la empujaba para salir de allí.- Vámonos rápido...
- Pero... ¿Por qué...?- Empezó Filia, mas la voz de Milgazia los detuvo.
- ¡¡TERIDE!!- Llamó, lo cual hizo que muchos de los dragones se callaran.
El aludido se detuvo con fastidio y se giró con la expresión de un niño al que han pillado haciendo una travesura.
-¿Qué quieres, tío?- dijo cuidadosamente mientras mantenía a Filia escondida detrás suyo.
- ¿No te olvidas de alguien?
- ¿De... De alguieeeen? N... No sé... ¿A qué te refieres?
Milgazia miró a su sobrino de reojo mientras una gota de sudor corría por su frente.
- Téride... deja de comportarte como un niño de tres años y preséntanos a la señorita que escondes detrás de ti.- dijo el dragón resoplando.
Hubieron unas risitas y unos murmullos que hicieron que Téride se ruborizara y bajara la vista.
Filia se sintió mal. Si no le hubiera hecho caso al mismo Téride, ahora no estaría pasando vergüenza.
- Soy Filia Ul Copt.- dijo tendiendo una mano a Milgazia.
- Encantado de conocerla.- dijo Milgazia con un extraño brillo en los ojos mientras le estrechaba la mano.- ¿Ves Téride? No ha costado tanto.- añadió con suspicacia.
Entonces, Filia observó a Téride. Éste ya no estaba rodeado por ese aura infantil que siempre le acompañaba, su expresión era de rabia. A Filia le dio un vuelco el corazón, y también ella sintió rabia hacia Milgazia. No hacía falta humillar más de lo necesario a Téride.
El sobrino de Milgazia iba a decir algo, pero entonces Luna entró en escena.
- Siento interrumpir esta... discusión... familiar... Pero... creo que en este campamento hay mucha faena... Y me temo que la batalla empieza dentro de unos días ¿No es as...?
- Empieza mañana.- dijo Milgazia acongojado.
-¿¿¿¡¡¡MAÑANA!!!??? – gritaron los humanos al unísono.
- Sí...
- ¡¡Pues entonces no hay tiempo que perder!!- Dijo Reena olvidando la presencia de su hermana.- ¡¡Vamos!!¡¡Hay que preparar lanzas, piedras... cualquier objeto arrojadizo!!
Los dragones, a las órdenes de la hechicera, empezaron a correr de un lado a otro, trayendo todo tipo de armas, que, por cierto, eran muy pocas.
Luna mandó a buscar piedras que arrojar a los demonios, y luego preparó lo mejor que pudo, a los torpes dragones para el combate, mientras Reena, Gaudy, Zelgadis y Amelia hacían de ayudantes.
Sylpheel y Martina preparaban material, etc, para ejercer su labor de curanderas.
- He venido a buscar a mi Zangulus, no a luchar en una guerra. Yo tampoco quiero ir a luchar.- había dicho la refinada reina de Zoana. Y entonces Luna, le había mandado ocupar un puesto con Shylpheel.
El día pasó así. Mucho ajetreo, preparativos de última hora y sobre todo, nervios. Nervios, porque ahora que la batalla estaba más equilibrada, empezaban a ver más de cerca el regreso a sus respectivos hogares.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Martina, de nuevo, no podía dormir.
Además, ese día ni siquiera dormía sobre una cama, sino que tenía que tumbarse sobre la tierra húmeda de debajo de la fina tela de su tienda, que compartía con Sylpheel, Reena, Amelia, Filia y Luna, aunque, esta última, como en la noche anterior, no estaba.
Filia también había salido, le tocaba estar de guardia, y Martina recordó que se había ido con sueño. Tal vez le cambiara el puesto, ya que la reina estaba totalmente desvelada y se aburría, mientras que de guardia, al menos podría chafardear.
Se levantó del suelo y se limpió la capa que le había hecho de esterilla y de manta al mismo tiempo.
Reena roncaba y dormía a pierna suelta, lo cual le llamó poderosamente la atención. ¿Cómo podía dormir tan a gusto en un sitio como ese?.
Salió de la tienda y se dirigió a los puestos de guardia, pero cuando iba a llegar a donde estaba Filia, vio que Téride se dirigía hacia allí y decidió esconderse detrás de unos sacos de paja.
Téride se veía malhumorado. Y se sentó en silencio al lado de Filia.
En realidad, Téride no hacía ni cinco minutos que había tenido una nueva discusión con su tío.
Milgazia tenía miedo de que Filia descubriera dónde estaba el pequeño Val y que eso frustrara los desconocidos planes de Zeros. Pues si eso pasaba, ya podían prepararse para lo peor.
Milgazia y Zeros, tenían una especie de trato, aunque Téride no sabía exactamente de qué se trataba. Sólo sabía que no podía decirle nada a Filia, y eso cada vez le dolía mas.
Además se sentía culpable de lo mal que lo estaba pasando Filia con el secuestro de Val. Se sentía como una marioneta, como un muñeco manipulado, no solo por su tío, sino también por el propio Zeros. Sabía que mentía y su peor miedo era que Filia se alejara de él si descubría la verdad. No obstante, cada día estaba más decidido a decirle a Filia dónde estaba su hijo adoptivo y después a suplicarle perdón si era necesario.
- Téride... –llamó Filia con cuidado interrumpiendo los sombríos pensamientos del dragón.
- ¿Qué? –contestó de mala manera.
- Por favor... No te enfades...
- No me enfado.- mintió él.- Lo que pasa es que mi tío me saca de quicio.
- No os lleváis bien ¿Verdad?
- Se piensa que aún soy un niño pequeño y me puede manipular como quiera.- dijo enfadado.
Filia no pudo evitar reírse. Téride la miró atónito.
-¿Qué? –preguntó aún de mas mal humor.
- Téride... Es que a veces te comportas como un niño.- dijo Filia. Téride la miró como si fuera un marciano.
- ¿¿Tú también vas a empezar con eso??- dijo medio gritando. Filia se llevó un dedo a la boca para hacerle callar.
- No grites...- dijo Filia aún entre risas.- Téride... lo que quiero decir es que... tienes unas expresiones infantiles... Y la carita...- dijo acariciándole un poco la cara.- Pareces un niño mayor...
- No me digas eso... – dijo Téride con desesperación.
- Pero Téride... no te preocupes, eso es lo que... te hace más adorable... y... – añadió Filia tímidamente- ...eso es... lo que más me gusta de ti...
El dragón se quedó en silencio mirándola a los ojos mientras se ruborizaba. ¿Significaba eso que él...? No, no podía ser. Él no era más que un mentiroso que no se merecía a la belleza que tenía delante. Pero ella había dicho... Una duda surgió en su corazón, una duda que, a cada segundo se hacía mas grande.
Filia, por su parte, sentía que el corazón le iba a explotar. Ya se lo había dicho... ¿y ahora que?¿Cómo reaccionaría? En esos momentos sólo tenía ojos para el hermoso y dulce rostro de Téride.
Los dorados y bellos ojos del dragón ahora la miraban entre curiosos y asombrados. Filia tenía la extraña sensación de que Téride podía ver dentro de su alma, a través de sus ojos, pero sin embargo, no podía dejar de mirarlos.
- Filia...- dijo Téride.- Júrame que, pase lo que pase, cuando todo esto acabe, nos iremos a vivir juntos. Tú, Val y yo... A algún sitio dónde nadie nos moleste... Donde no tengamos preocupaciones... Y vivamos felices... Para siempre...- dijo al tiempo que se acercaba a ella lentamente.
- Eso solo es una utopía... – dijo Filia también acercándose.
- Pues al menos prométeme que viviremos los tres juntos...
- Te lo prometo.- dijo Filia con una sonrisa. "Realmente" pensó "Téride es como un niño".
Los rostros de ambos dragones se acercaron hasta rozarse con los labios en un beso que apenas duró un segundo, pero en el que se mezclaron sentimientos y emociones y que fue mas importante que cualquier beso que jamás se hubieran dado dos amantes.
- ¿Me quieres?- preguntó Téride.
- Te amo.- contestó Filia sin dudarlo. Él sonrió.
- Yo también te amo.- dijo Téride tiernamente.
Y entonces, se besaron de nuevo. Pero este beso, fue diferente, porque ninguno de los dos dudaban del otro, y porque ya sabían que lo que sentían, era amor.
Martina, que había visto y escuchado todo estaba emocionada. Sus ojos estaban llenos de estrellitas y unos pequeños corazoncitos zumbaban por alrededor de su cabeza mientras todo se volvía de color rosa.
De repente, una mano la cogió por el hombro. Se asustó tanto, que estuvo a punto de gritar y ser descubierta por los dos amantes.
La propietaria de la mano era Luna.
- ¿Se puede saber qué haces aquí? ¡¡Deberías estar durmiendo!!- preguntó la Caballero de Cephied en un susurro.
- No podía dormir. Además tú también estas despierta.
- Me toca guardia ahora. Aunque viendo esto, incluso me sabe mal interrumpir.- sonrió Luna pícaramente.
Martina se quedó en silencio. Ahora Téride tenía un brazo por encima de los hombros de Filia, y ésta se acurrucaba en su pecho. Luna tapó la boca de Martina con la mano para que no hablara.
- Vete a dormir. Mañana habrá mucho trabajo para ti y Sylpheel. Pero ten cuidado de que no te vean, o se darán cuenta de que les hemos estado espiando.- dijo tan bajito que Martina, aún estando a menos de un metro de ella, tubo dificultades para oírla.
Luna se escurrió entre los sacos de paja y avena.
Martina miró a la tierna pareja de nuevo y pronto pudo oír las leves pero audibles pisadas de Luna dirigiéndose hacia ellos. Téride y Filia miraron a sus espaldas.
- ¡Hora del relevo!- dijo Luna apareciendo de entre la oscuridad.
- Buenas noches, señorita Luna.- dijo Filia.
- Llámame Luna a secas, Filia. Después de todo esto que estamos pasando deberíamos dejar las formalidades para otro rato.
Filia se limitó a sonreír mientras Téride y ella se levantaban de su improvisado asiento.
- Buenas noches pareja. – dijo Luna juguetonamente.- ¡Y no tardéis en iros a dormir!
- Buenas noches, Luna. –dijeron los dos dragones.
Martina, decidió seguirlos. Le encantaba chafardear y meterse en la vida privada de los demás, así que se levantó lentamente y, escondiéndose como mejor pudo, fue detrás de ellos.
Sin embargo, y para su decepción, se dirigieron a la tienda que la Reina de Zoana había abandonado hacía un rato.
La pareja se besó y Filia entró en la tienda. Téride se quedó un momento mirando el lugar por dónde había desaparecido Filia, y después dirigió sus pasos hacia su tienda.
Martina, empezó a pensar en Zangulus otra vez. Se preguntaba dónde estaría y si estaría bien. Téride y Filia le habían dado nostalgia, y la preocupación que sentía se convirtió pronto en dolor.
Unas lágrimas surcaron el rostro de la reina mientras miraba la luna llena. Se sacó del escote el escudo de Zomelster y le pidió fuerzas para poder continuar, al fin y al cabo, al día siguiente vería a Zeros, y podría derrotarle con la fuerza del monstruo y con la ayuda de los otros (pensaba cogerle por sorpresa)... o al menos eso era lo que ella pensaba.
Entonces se dio cuenta de que estaba a punto de empezar una guerra que ponía en juego la existencia del mundo, y que morirían muchas personas el día siguiente.
Un aullido se oyó a lo lejos. Feroz, paralizador. Miró alrededor asustada ¿Podía haber lobos en esa zona? Si había demonios, entonces era posible que sí... Un escalofrío recorrió su espalda al recordar el, ahora tan lejano día, en que Gaudy y ella se encararon con un lobo de casi tres metros de alto.
Con una última mirada hacia la oscura explanada en la cual habían acampado, se metió en la tienda para ir a dormir.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Un aullido se escuchó a lo lejos.
- ¿Qué ha sido eso?- dijo una voz malhumorada.
- Un aullido.- contestó otra con mofa.
- Grrrr... eso ya lo sé, imbécil. ¿Qué significa?- dijo la primera.
- Mmmm... pues... a ver...- dijo la otra pensativa.- ¡¡No tengo ni idea!!
A la sombra de la voz malhumorada se le marcó la vena de la sien. Suspiró e intentó contenerse para no atizar a la bromista.
- Te lo pediré solo una vez... ¿Qué demonios ha dicho?
- Veras... Eso es un secreto.- dijo la otra para después empezar a reír tontamente.
La figura de la voz malhumorada cayó al suelo estrepitosamente. Luego se levantó de un salto y le gritó a la otra en el oído.
- ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Los cabellos cuidadosamente peinados de la figura odiada quedaron desordenados.
- Está bien... está bien... – dijo volviéndose a peinar como podía con las manos.- Te diré qué ha dicho.
La figura malhumorada se quedó en silencio.
- Pero solo si te deshaces la trenza.
La figura malhumorada cayó de nuevo al suelo.
- ¡¡¡¡DIMELO YA O TE CORTO EL PELO A LA ALTURA DE LA NUEZ!!!!- dijo mientras empezaba a desenvainar una espada colgada de su cintura.
La otra sombra abrió los ojos haciendo que su expresión risueña se transformara en una mueca de astucia y maldad.
- Dice que la tienen a la Caballero de Cephied.
La otra se detuvo. Envainó de nuevo la espada y miró a la figura bromista.
- Puede traernos problemas... ¡¡¡Enviemos un grupo a que ataque esta noche!!!- dijo la de la voz malhumorada con una sonrisa perversa en los labios.
- No.- rechazó severamente la otra.- Esperemos a mañana. Será... más divertido...- dijo cerrando los ojos de nuevo.
*************
He introducido de nuevo al personaje de Sylpheel a petición de un lector, Masaki. Pero AVISO, este personaje no tiene un papel importante en esta historia, así que difícilmente se escribirá sobre ella.
Bueno... ¡Hey!¿Habéis adivinado quienes son las dos sombras? XD (Por Sabranigudu, lo he vuelto a hacer... otra escenita romántica.... XP) A los que queréis acción, luchas y todo eso... ¡No desesperéis!¡¡Pronto comenzará la batalla!! XD
En fin... espero reviews de todas clases colores y sabores XD. Y si no, un mail a: labestiamayor_zelas@hotmail.com que nada cuesta (o no cuesta nada).
Besos como cachalotes del ama de las bestias:
Zelas Metallium.
Ya estoy otra vez aquí.
Agradecimientos (después de una semana esperando a que se subieran los reviews... ~.~) a:
Linita Gabriev: ^^ Claro que parece ese trozo de Slayers Try... lo saqué de ahí, de cuando Reena y Gaudy ponen cara de zombi... ¿Val/Fi? Pues yo no he leído muchos de esos (por no decir ninguno)... por lo general me he encontrado Xel/Fi... ^^U Por cierto, el zorrito se llama Giras :P
Bloosom Inverse, por sus dos reviews: Jajajaja... sí... la verdad es que Luna es mu maja... me gusta hacer sufrir a Reena... ya es hora de que ella también reciba un poco... (jejeje...). Me encanta que te guste Téride... de verdad... ^^.
Nadesiko: Estoy contigo en cuanto a lo de Gaudy (aunque nunca me había parado a pensarlo, la verdad). Bueno... lo malo de Luna es que me tengo que inventar la personalidad (cosa no muy difícil, en realidad en otros fics lo han hecho por mí ^^U), y me da apuro meter la pata en ese aspecto. En cuanto a Xellos... habrá que esperar un poquito mas... :P
Raven: JAJAJAJAJAJA... ¡¡Lo de la ducha!! Jajajajaja... hombre... no sé... lo hice para confirmar los rumores de que Luna era tan bestia como decía Reena... Y... ¿qué pasa?¿es que ahora no se puede ser rencoroso? XDD Ok... la guerra... bueno, para eso no falta mucho... solo un poco mas y ya verás cómo te gusta (o eso espero). Me muero de ganas de escribirlo... ^^.
Bueno... recuerdos y besos como ballenatos a Masaki, Suisei, Cass Metallium y a Amber.
En fin... los personajes son de Kanzaka y sus amiguitos del bosque, etc, etc, etc.
Os dejo ^^.
*************
- ¿Queréis que vaya a una guerra?
Luna, al día siguiente de ir a buscarla, dijo que necesitaban toda la ayuda posible, pero Téride no quiso que se involucraran más humanos.
No obstante, a Martina se le había ocurrido alguien más que podría ser de ayuda, y ese alguien, era la sacerdotisa de Sairaag, Sylpheel Nels Lahda.
Al principio, la idea había sido rechazada de inmediato, pero después de las súplicas de Martina y Gaudy, a las que más tarde se les unió Amelia, la idea fue aceptada a regañadientes.
No obstante, la reacción de la sacerdotisa no había sido la que Martina había esperado.
- Exacto, Syl. Sabemos que tienes mucho trabajo aquí, pero...
- Reena. ¿Me ves con ganas de ir a una guerra? Las guerras son inhumanas. Es lo peor que puede haber. No pienso participar. – dijo la sacerdotisa al borde de las lágrimas.
- Pliiiis... Porfaaaaa... Syl... Ven con nosotros...
Todos miraron de reojo, mientras una gota de sudor les caía por la sien, a Gaudy y a Martina, que eran los que suplicaban. Reena estaba segura de que había sido Martina la que había propuesto arrodillase delante de Sylpheel y suplicarle que les acompañara. Y a pesar de que la sacerdotisa parecía apurada por la actitud de reina y espadachín, no abandonó su negación.
- No... mi querido Gaudy, no puedo ir... ya sabéis que lo que se me da mejor es la magia blanca...
- Pero sabes utilizar el Drag Slave.- dijo Reena al acto.
- Pero Reena, el Drag Slave es un hechizo muy largo de pronunciar como para utilizarlo en una batalla.- dijo Amelia sin pensar.
Martina y Reena miraron a la princesa con cara de pocos amigos.
- Es verdad, así que no puedo ir... además- dijo Sylpheel- estoy intentando reconstruir Sairaag ¿es que lo habéis olvidado? Yo tengo un trabajo aquí.
Los presentes se quedaron en silencio, sin saber con qué rebatirle. Y entonces, una voz oculta entre las sombras habló por ellos.
- Imagina por un momento- dijo Luna, la propietaria de la voz.- Que consigues hoy mismo terminar de reconstruir la ciudad.
Silencio.
Luna había estado muy callada desde esa mañana, en la que había aparecido vestida con unos pantalones ajustados de color morado y con una camisa marrón desteñida y vieja. A un lado de su cintura y colgada de un cinturón, llevaba una espada larga que Reena jamás había visto.
- Y luego imagina,- prosiguió la camarera- que los demonios consiguen la victoria y destruyen uno a uno, cada pueblo, cada ciudad de cada reino. ¿De que habrá servido el esfuerzo que has realizado por reconstruir tu ciudad, si luego no la defiendes?
Sylpheel se quedó mirando a Luna con asombro. Después agachó la cabeza.
- Pero yo... yo no quiero... no quiero luchar... ¡No sé luchar!- dijo al fin mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas.
- Pero eres sacerdotisa ¿no es cierto?- respondió Luna- Tienes poderes curativos, sabes usar la magia blanca. ¿No te quieres involucrar en una guerra? Pues entonces cuida a los heridos. Tú no participarás, ayudarás a los dragones dorados, ocuparás un puesto en enfermería y ellos- dijo mirando a Téride- tendrán un guerrero más para sus filas.
Todos los presentes se quedaron en silencio. Era la hora de que Sylpheel diera una respuesta.
Los ojos verdes de la sacerdotisa estaban situados ahora detrás de su espeso flequillo de corte recto.
- ¡Ah! Se me olvidaba- dijo Luna rompiendo el tenso silencio- Y también podrás estar con tus amigos, y ayudarles si es necesario.
Sylpheel la miró con los ojos muy abiertos, y luego, se le humedecieron mientras miraba al grupo formado por los cinco humanos: Reena, Gaudy, Amelia, Zelgadis y Martina.
- De acuerdo.- dijo al fin la sacerdotisa- iré con vosotros.
Martina empezó a dar saltitos de alegría y a abrazar a Sylpheel y, por un buen rato, los embargó la felicidad. Iban a estar reunidos de nuevo, y lucharían otra vez juntos, como en los viejos tiempos, que parecía que no iban a volver.
Reena estaba impresionada. Nunca hubiera imaginado que su hermana la ayudaría en algo. Dirigió la vista hacia donde se encontraba la caballero de Cephied, y vio que ésta miraba desde detrás de su flequillo a Téride, que en ese momento, parecía un niño al que le habían negado unos caramelos.
Y sólo entonces Reena entendió, que, tanto la anterior acción de su hermana como su primera negación de ir a la guerra, se debía a que tenía algo en contra de los dragones dorados.
Filia, que estaba al lado del dragón dorado parecía neutral.
- Téride- llamó.
El dragón no contestó.
- Téride, ¿me oyes?.
Téride siguió sin contestar.
- ¡¡Téride!!¡¡No seas crío!!¡¡Te comportas igual que Val!!- dijo Filia muy molesta.
El dragón dorado la miró, pero no modificó su expresión. Filia correspondió a esa mirada con aire enfadado, hasta que Téride desvió otra vez la vista.
Téride era encantador, pero a veces parecía de la edad de Val, y eso la sacaba de quicio. Filia decidió cambiar de táctica.
- Sabes que Luna tiene razón.- dijo.
- No.- dijo él tercamente.
- Claro que sí. Yo conozco mejor que tú a estos humanos, y sé que jamás se aliarían a los demonios, además no podemos despreciar la ayuda.
Téride la miró sorprendido.
- ¿Podemos? Creía... Creía que no querías relacionarte con otros dragones.
Filia se ruborizó.
- Yo... no he dicho eso. Solo... lo que pasa... es... que ahora vamos a luchar juntos, así que...
Téride pareció desilusionarse bastante, pero la siguió mirando con asombro por un buen rato.
Entonces Luna se les acercó.
- No deberías subestimar a los humanos... Somos mas luchadores... – le dijo a Téride con una sonrisa triunfal.
La imagen de Zeros el día en el que secuestró a su hijo pasó por la mente de Filia al mirar a Luna.
Filia se quedó asombrada por haber relacionado a esos dos seres, y pronto cayó en la cuenta de que eran muy parecidos. No solo sus comentarios burlones, sus planes y su manera de hablar era muy similar, sino que también tenían un físico casi idéntico.
Un escalofrío recorrió la espalda de la dragón dorado que sacudió levemente la cabeza.
- ¡¡Muy bien!! Filia, Téride- dijo enérgicamente Reena.-¡¡Vámonos!!
Y, tras quedar cegados por la luz dorada de sendas criaturas, se dirigieron volando hacia las llanuras del oeste del reino de Ralteague.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
La tensión se respiraba en el ambiente.
No quedaba ni un día para la batalla que daría comienzo a la guerra que se avecinaba, y para colmo, Téride había desaparecido de repente y no aparecía por ningún lado.
No solo Milgazia estaba nervioso. Podía ver la desesperación en el rostro de los otros dragones. Además, él no era buen general, capitán, o lo que quiera que mandara en un ejército, y esa falta de autoridad se hacía patente en el improvisado campamento. La descoordinación y el poco entrenamiento destacaban por encima de todo. Y lo peor, era el hecho de ser totalmente conscientes de que la batalla era desigual pues eso les bajaba la moral, porque significaba que jamás volverían a sus hogares.
De repente, mientras Milgazia dejaba pasar las horas en medio de ese campamento caótico (mas que nada, por el desorden), muchos de los dragones levantaron la vista y los más curiosos volaron hacia dos puntos dorados que asomaban por el horizonte.
Milgazia, preocupado por que fuera una trampa les llamó de vuelta, pero no obedecieron a causa de la indisciplina de ese ejército, formado por seres que, prácticamente, no sabían luchar o que se habían olvidado de ello.
Impotente, él también observó los dos puntos, hasta que reconoció a uno de ellos.
Las alas, la forma, el singular color de sus escamas y el rostro del dragón joven que era, le revelaron que era el único pariente vivo de Milgazia, Téride.
Milgazia estuvo a punto de saltar de alegría, hasta que se percató de que otro dragón acompañaba a su sobrino. Una hembra joven que jamás había visto, pero que supuso que sería Filia Ul Copt, la madre de Val. El cual había sido secuestrado por Zeros Metallium, y que en extrañas circunstancias, había llegado a él a través del demonio.
Pronto Téride y Filia aterrizaron entre una gran humareda, y dejaron que los pasajeros, en los cuales Milgazia no había reparado, bajaran de sus lomos. Después, cada uno adoptó su forma humana correspondiente.
Los humanos eran Reena Inverse y sus compañeros de viaje, solo que esta vez, habían tres mujeres más que les acompañaban.
Su sobrino se acercó.
- Chicos, éste es mi tío Milg...
- ¡¡Si es Milgazia!!- dijo Reena afablemente.- Hola, ¿qué tal?
- B... Bien... –atinó a responder el sorprendido dragón.
Zelgadis y Amelia saludaron por su cuenta con cordialidad.
- Reena... ¿quién es este?- preguntó Gaudy. Reena le dio un coscorrón.
- ¡¡Es Milgazia!!¡¡El dragón que custodiaba la Biblia Claire!!¡¡El de las montañas de Kaatar!!
Todos miraban con una gota de sudor en la frente a la pareja, en especial el aludido.
- ¿Qué...?¿Qué hacen ellos aquí...?- preguntó un atónito Milgazia a su sobrino.
- Van a luchar con nosotros, tío.- respondió el dragón con orgullo.
Esa respuesta fue como un trago de reconfortante leche caliente para Milgazia. Pero eso no era todo lo que tenía que escuchar.
- Y estas son: su majestad Martina, la reina de... de...
- Zoana- susurró Martina a Téride.
- Ah, sí... – dijo éste con una gota de sudor en la frente.- de Zoana. La sacerdotisa de la ciudad de Sairaag, Sylpheel, que nos ayudará a cuidar de los heridos. Y esta es la...
- Es un placer, señorita.- le cortó Milgazia. Mientras a Téride se le marcaba la vena de la sien.
- Como iba diciendo... – dijo Téride alzando la voz.- esta es la señorita Luna Inverse, la Caballero de Cephied.
El silencio se apoderó del lugar mientras todos los dragones miraban a Luna. Ésta correspondió a las miradas por detrás de su flequillo, y de repente, los dragones empezaron a saltar de alegría y a gritar con euforia, pues la que ellos consideraban su salvadora, había llegado.
Luna, pareció entre halagada y desconcertada, sin embargo, no dijo nada.
- Téride... ¿a mí no me presentas?- gritó Filia por encima del jaleo.
- No...- dijo Téride mientras la empujaba para salir de allí.- Vámonos rápido...
- Pero... ¿Por qué...?- Empezó Filia, mas la voz de Milgazia los detuvo.
- ¡¡TERIDE!!- Llamó, lo cual hizo que muchos de los dragones se callaran.
El aludido se detuvo con fastidio y se giró con la expresión de un niño al que han pillado haciendo una travesura.
-¿Qué quieres, tío?- dijo cuidadosamente mientras mantenía a Filia escondida detrás suyo.
- ¿No te olvidas de alguien?
- ¿De... De alguieeeen? N... No sé... ¿A qué te refieres?
Milgazia miró a su sobrino de reojo mientras una gota de sudor corría por su frente.
- Téride... deja de comportarte como un niño de tres años y preséntanos a la señorita que escondes detrás de ti.- dijo el dragón resoplando.
Hubieron unas risitas y unos murmullos que hicieron que Téride se ruborizara y bajara la vista.
Filia se sintió mal. Si no le hubiera hecho caso al mismo Téride, ahora no estaría pasando vergüenza.
- Soy Filia Ul Copt.- dijo tendiendo una mano a Milgazia.
- Encantado de conocerla.- dijo Milgazia con un extraño brillo en los ojos mientras le estrechaba la mano.- ¿Ves Téride? No ha costado tanto.- añadió con suspicacia.
Entonces, Filia observó a Téride. Éste ya no estaba rodeado por ese aura infantil que siempre le acompañaba, su expresión era de rabia. A Filia le dio un vuelco el corazón, y también ella sintió rabia hacia Milgazia. No hacía falta humillar más de lo necesario a Téride.
El sobrino de Milgazia iba a decir algo, pero entonces Luna entró en escena.
- Siento interrumpir esta... discusión... familiar... Pero... creo que en este campamento hay mucha faena... Y me temo que la batalla empieza dentro de unos días ¿No es as...?
- Empieza mañana.- dijo Milgazia acongojado.
-¿¿¿¡¡¡MAÑANA!!!??? – gritaron los humanos al unísono.
- Sí...
- ¡¡Pues entonces no hay tiempo que perder!!- Dijo Reena olvidando la presencia de su hermana.- ¡¡Vamos!!¡¡Hay que preparar lanzas, piedras... cualquier objeto arrojadizo!!
Los dragones, a las órdenes de la hechicera, empezaron a correr de un lado a otro, trayendo todo tipo de armas, que, por cierto, eran muy pocas.
Luna mandó a buscar piedras que arrojar a los demonios, y luego preparó lo mejor que pudo, a los torpes dragones para el combate, mientras Reena, Gaudy, Zelgadis y Amelia hacían de ayudantes.
Sylpheel y Martina preparaban material, etc, para ejercer su labor de curanderas.
- He venido a buscar a mi Zangulus, no a luchar en una guerra. Yo tampoco quiero ir a luchar.- había dicho la refinada reina de Zoana. Y entonces Luna, le había mandado ocupar un puesto con Shylpheel.
El día pasó así. Mucho ajetreo, preparativos de última hora y sobre todo, nervios. Nervios, porque ahora que la batalla estaba más equilibrada, empezaban a ver más de cerca el regreso a sus respectivos hogares.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Martina, de nuevo, no podía dormir.
Además, ese día ni siquiera dormía sobre una cama, sino que tenía que tumbarse sobre la tierra húmeda de debajo de la fina tela de su tienda, que compartía con Sylpheel, Reena, Amelia, Filia y Luna, aunque, esta última, como en la noche anterior, no estaba.
Filia también había salido, le tocaba estar de guardia, y Martina recordó que se había ido con sueño. Tal vez le cambiara el puesto, ya que la reina estaba totalmente desvelada y se aburría, mientras que de guardia, al menos podría chafardear.
Se levantó del suelo y se limpió la capa que le había hecho de esterilla y de manta al mismo tiempo.
Reena roncaba y dormía a pierna suelta, lo cual le llamó poderosamente la atención. ¿Cómo podía dormir tan a gusto en un sitio como ese?.
Salió de la tienda y se dirigió a los puestos de guardia, pero cuando iba a llegar a donde estaba Filia, vio que Téride se dirigía hacia allí y decidió esconderse detrás de unos sacos de paja.
Téride se veía malhumorado. Y se sentó en silencio al lado de Filia.
En realidad, Téride no hacía ni cinco minutos que había tenido una nueva discusión con su tío.
Milgazia tenía miedo de que Filia descubriera dónde estaba el pequeño Val y que eso frustrara los desconocidos planes de Zeros. Pues si eso pasaba, ya podían prepararse para lo peor.
Milgazia y Zeros, tenían una especie de trato, aunque Téride no sabía exactamente de qué se trataba. Sólo sabía que no podía decirle nada a Filia, y eso cada vez le dolía mas.
Además se sentía culpable de lo mal que lo estaba pasando Filia con el secuestro de Val. Se sentía como una marioneta, como un muñeco manipulado, no solo por su tío, sino también por el propio Zeros. Sabía que mentía y su peor miedo era que Filia se alejara de él si descubría la verdad. No obstante, cada día estaba más decidido a decirle a Filia dónde estaba su hijo adoptivo y después a suplicarle perdón si era necesario.
- Téride... –llamó Filia con cuidado interrumpiendo los sombríos pensamientos del dragón.
- ¿Qué? –contestó de mala manera.
- Por favor... No te enfades...
- No me enfado.- mintió él.- Lo que pasa es que mi tío me saca de quicio.
- No os lleváis bien ¿Verdad?
- Se piensa que aún soy un niño pequeño y me puede manipular como quiera.- dijo enfadado.
Filia no pudo evitar reírse. Téride la miró atónito.
-¿Qué? –preguntó aún de mas mal humor.
- Téride... Es que a veces te comportas como un niño.- dijo Filia. Téride la miró como si fuera un marciano.
- ¿¿Tú también vas a empezar con eso??- dijo medio gritando. Filia se llevó un dedo a la boca para hacerle callar.
- No grites...- dijo Filia aún entre risas.- Téride... lo que quiero decir es que... tienes unas expresiones infantiles... Y la carita...- dijo acariciándole un poco la cara.- Pareces un niño mayor...
- No me digas eso... – dijo Téride con desesperación.
- Pero Téride... no te preocupes, eso es lo que... te hace más adorable... y... – añadió Filia tímidamente- ...eso es... lo que más me gusta de ti...
El dragón se quedó en silencio mirándola a los ojos mientras se ruborizaba. ¿Significaba eso que él...? No, no podía ser. Él no era más que un mentiroso que no se merecía a la belleza que tenía delante. Pero ella había dicho... Una duda surgió en su corazón, una duda que, a cada segundo se hacía mas grande.
Filia, por su parte, sentía que el corazón le iba a explotar. Ya se lo había dicho... ¿y ahora que?¿Cómo reaccionaría? En esos momentos sólo tenía ojos para el hermoso y dulce rostro de Téride.
Los dorados y bellos ojos del dragón ahora la miraban entre curiosos y asombrados. Filia tenía la extraña sensación de que Téride podía ver dentro de su alma, a través de sus ojos, pero sin embargo, no podía dejar de mirarlos.
- Filia...- dijo Téride.- Júrame que, pase lo que pase, cuando todo esto acabe, nos iremos a vivir juntos. Tú, Val y yo... A algún sitio dónde nadie nos moleste... Donde no tengamos preocupaciones... Y vivamos felices... Para siempre...- dijo al tiempo que se acercaba a ella lentamente.
- Eso solo es una utopía... – dijo Filia también acercándose.
- Pues al menos prométeme que viviremos los tres juntos...
- Te lo prometo.- dijo Filia con una sonrisa. "Realmente" pensó "Téride es como un niño".
Los rostros de ambos dragones se acercaron hasta rozarse con los labios en un beso que apenas duró un segundo, pero en el que se mezclaron sentimientos y emociones y que fue mas importante que cualquier beso que jamás se hubieran dado dos amantes.
- ¿Me quieres?- preguntó Téride.
- Te amo.- contestó Filia sin dudarlo. Él sonrió.
- Yo también te amo.- dijo Téride tiernamente.
Y entonces, se besaron de nuevo. Pero este beso, fue diferente, porque ninguno de los dos dudaban del otro, y porque ya sabían que lo que sentían, era amor.
Martina, que había visto y escuchado todo estaba emocionada. Sus ojos estaban llenos de estrellitas y unos pequeños corazoncitos zumbaban por alrededor de su cabeza mientras todo se volvía de color rosa.
De repente, una mano la cogió por el hombro. Se asustó tanto, que estuvo a punto de gritar y ser descubierta por los dos amantes.
La propietaria de la mano era Luna.
- ¿Se puede saber qué haces aquí? ¡¡Deberías estar durmiendo!!- preguntó la Caballero de Cephied en un susurro.
- No podía dormir. Además tú también estas despierta.
- Me toca guardia ahora. Aunque viendo esto, incluso me sabe mal interrumpir.- sonrió Luna pícaramente.
Martina se quedó en silencio. Ahora Téride tenía un brazo por encima de los hombros de Filia, y ésta se acurrucaba en su pecho. Luna tapó la boca de Martina con la mano para que no hablara.
- Vete a dormir. Mañana habrá mucho trabajo para ti y Sylpheel. Pero ten cuidado de que no te vean, o se darán cuenta de que les hemos estado espiando.- dijo tan bajito que Martina, aún estando a menos de un metro de ella, tubo dificultades para oírla.
Luna se escurrió entre los sacos de paja y avena.
Martina miró a la tierna pareja de nuevo y pronto pudo oír las leves pero audibles pisadas de Luna dirigiéndose hacia ellos. Téride y Filia miraron a sus espaldas.
- ¡Hora del relevo!- dijo Luna apareciendo de entre la oscuridad.
- Buenas noches, señorita Luna.- dijo Filia.
- Llámame Luna a secas, Filia. Después de todo esto que estamos pasando deberíamos dejar las formalidades para otro rato.
Filia se limitó a sonreír mientras Téride y ella se levantaban de su improvisado asiento.
- Buenas noches pareja. – dijo Luna juguetonamente.- ¡Y no tardéis en iros a dormir!
- Buenas noches, Luna. –dijeron los dos dragones.
Martina, decidió seguirlos. Le encantaba chafardear y meterse en la vida privada de los demás, así que se levantó lentamente y, escondiéndose como mejor pudo, fue detrás de ellos.
Sin embargo, y para su decepción, se dirigieron a la tienda que la Reina de Zoana había abandonado hacía un rato.
La pareja se besó y Filia entró en la tienda. Téride se quedó un momento mirando el lugar por dónde había desaparecido Filia, y después dirigió sus pasos hacia su tienda.
Martina, empezó a pensar en Zangulus otra vez. Se preguntaba dónde estaría y si estaría bien. Téride y Filia le habían dado nostalgia, y la preocupación que sentía se convirtió pronto en dolor.
Unas lágrimas surcaron el rostro de la reina mientras miraba la luna llena. Se sacó del escote el escudo de Zomelster y le pidió fuerzas para poder continuar, al fin y al cabo, al día siguiente vería a Zeros, y podría derrotarle con la fuerza del monstruo y con la ayuda de los otros (pensaba cogerle por sorpresa)... o al menos eso era lo que ella pensaba.
Entonces se dio cuenta de que estaba a punto de empezar una guerra que ponía en juego la existencia del mundo, y que morirían muchas personas el día siguiente.
Un aullido se oyó a lo lejos. Feroz, paralizador. Miró alrededor asustada ¿Podía haber lobos en esa zona? Si había demonios, entonces era posible que sí... Un escalofrío recorrió su espalda al recordar el, ahora tan lejano día, en que Gaudy y ella se encararon con un lobo de casi tres metros de alto.
Con una última mirada hacia la oscura explanada en la cual habían acampado, se metió en la tienda para ir a dormir.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Un aullido se escuchó a lo lejos.
- ¿Qué ha sido eso?- dijo una voz malhumorada.
- Un aullido.- contestó otra con mofa.
- Grrrr... eso ya lo sé, imbécil. ¿Qué significa?- dijo la primera.
- Mmmm... pues... a ver...- dijo la otra pensativa.- ¡¡No tengo ni idea!!
A la sombra de la voz malhumorada se le marcó la vena de la sien. Suspiró e intentó contenerse para no atizar a la bromista.
- Te lo pediré solo una vez... ¿Qué demonios ha dicho?
- Veras... Eso es un secreto.- dijo la otra para después empezar a reír tontamente.
La figura de la voz malhumorada cayó al suelo estrepitosamente. Luego se levantó de un salto y le gritó a la otra en el oído.
- ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Los cabellos cuidadosamente peinados de la figura odiada quedaron desordenados.
- Está bien... está bien... – dijo volviéndose a peinar como podía con las manos.- Te diré qué ha dicho.
La figura malhumorada se quedó en silencio.
- Pero solo si te deshaces la trenza.
La figura malhumorada cayó de nuevo al suelo.
- ¡¡¡¡DIMELO YA O TE CORTO EL PELO A LA ALTURA DE LA NUEZ!!!!- dijo mientras empezaba a desenvainar una espada colgada de su cintura.
La otra sombra abrió los ojos haciendo que su expresión risueña se transformara en una mueca de astucia y maldad.
- Dice que la tienen a la Caballero de Cephied.
La otra se detuvo. Envainó de nuevo la espada y miró a la figura bromista.
- Puede traernos problemas... ¡¡¡Enviemos un grupo a que ataque esta noche!!!- dijo la de la voz malhumorada con una sonrisa perversa en los labios.
- No.- rechazó severamente la otra.- Esperemos a mañana. Será... más divertido...- dijo cerrando los ojos de nuevo.
*************
He introducido de nuevo al personaje de Sylpheel a petición de un lector, Masaki. Pero AVISO, este personaje no tiene un papel importante en esta historia, así que difícilmente se escribirá sobre ella.
Bueno... ¡Hey!¿Habéis adivinado quienes son las dos sombras? XD (Por Sabranigudu, lo he vuelto a hacer... otra escenita romántica.... XP) A los que queréis acción, luchas y todo eso... ¡No desesperéis!¡¡Pronto comenzará la batalla!! XD
En fin... espero reviews de todas clases colores y sabores XD. Y si no, un mail a: labestiamayor_zelas@hotmail.com que nada cuesta (o no cuesta nada).
Besos como cachalotes del ama de las bestias:
Zelas Metallium.
