¡¡Ohayo!!
Agradezco los reviews de:
Aredhel Alcarin: Me alegro que te guste el fic. Tranquila, es que las guerras son algo tan asqueroso que no sabía buscarle el lado cómico (y además cuando hay que ponerse seria me pongo seria :P). Waaah... Bueno, tal como están las cosas veo la propuesta un poco difícil de realizar... U. Muchas gracias.
Amber: Jeje... Que Martina fuera una espía no es improvisado (no podía quedarse al margen hasta el final de la historia... ) pero... es que por mas que lo intentaba no me la imaginaba luchando, así que la puse al margen de la batalla. U Bueno... Todo puede ser... es posible que lo haga para librarse de ella... pero también puede que no... :P. Gracias por el Review .
Besos para el resto .
Los personajes son de mi amigo Kanzi (Kanzaka :P) menos Téride que es de mi... Ay... me olvidaba de que Téride ya no está... que pena ¿no? UUUUUUAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJA... (Risa Maléfica UU¬¬).
Historia por aquí...
PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP
Martina oía cada vez mas fuerte el jadeo del lobo y notaba que se acercaba solemnemente, pero de repente, el animal se detuvo.
La Reina de Zoana levantó temerosamente la vista y descubrió que la bestia se había sentado sobre sus cuartos traseros y la miraba tan profundamente que a la monarca le pareció que estaba escudriñando en lo mas profundo de su alma.
- ¡¡AAAAYYYYYYY!!¡¡No me mires asíííííííí!!- se quejó la reina agitando los brazos delante suyo.
A todos los lobos les cayó una gota de sudor por la nuca.
El lobo que estaba delante suyo acercó su hocico a la reina. El animal olfateó un poco y después, sin previo aviso, echó la cabeza para atrás y emitió un largo y agudo aullido que obligó a Martina a taparse los oídos y cerrar los ojos. Cuando los volvió a abrir, los lobos habían desaparecido.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
- Hola, ya estoy aquí - oyó Sherra que decía a sus espaldas una voz, por desgracia, conocida.
- Por mí te podías haber quedado dónde estabas.- contestó la generala de Dynast con desprecio.
- Vaya, vaya, Sherra... Veo que sigues igual de malhumorada que siempre.
La aludida se controló visiblemente para no cortarle la cabeza a Zeros, así que cambió de tema.
- ¿Dónde te habías metido durante estas dos semanas?- preguntó.
- Estaba recuperándome- dijo Zeros sonriente.- Inverse tiene una espada increíblemente peligrosa, actúa como un veneno. Es algo muy extraño...
- Nos traerá problemas.- dedujo Sherra después de un momento de silencio. Zeros chasqueó la lengua y negó con el dedo.
- Ahora ya no. Tenemos esto.
Sherra miró extrañada al pequeño objeto que sostenía Zeros en una de sus manos.
- ¿Y que diablos es?- preguntó de mala manera.
- Es un amplificador. Parecido a los talismanes Demon Blood, pero mas fácil de usar. Sirve para...
- Ya sé para lo que sirve, imbécil, no hace falta que me lo expliques- Le cortó la generala.
- Sherra ¿Ha habido algo nuevo en estas últimas semanas?- preguntó seriamente el demonio.
- Sí. Se ve que esa tal Inverse ha recibido un golpe en la cabeza y ha accedido a una segunda batalla para decidir definitivamente quien gana esta guerra.- Sherra hizo una mueca parecida a una sonrisa.- Se le ha ido la olla.
Zeros abrió la boca para hablar, pero de repente, un aullido helado y lastimero se oyó a lo lejos.
- ¿Qué ha sido eso, Zeros?¡Ha sonado por el bosque!- exclamó Sherra alarmada.
- Eso es un lobo y sí... Parece que se ha oído por el bosque... – contestó Zeros en tono burlón.
- ¡¡¡IMBÉCIL!!!¡¡¡ESO YA LO SE!!!¡¡DIME QUE RABANOS SIGNIFICA!!
- ¿Eh?¿Y porqué tendría que saber yo lo que dice un lobo?- sonrió Zeros inocentemente.
Sherra desenvainó la espada histérica.
- ¡¡PORQUE SON LOS ESPIAS DE ZELLAS, SO GILIRFGUKHFGJL!!¡¡¿SI TU NO SABES LO QUE DICEN, QUIEN LECHES LO VA A SABER!!?
- Ok, ok... no te pongas así - dijo Zeros riéndose con una gota de sudor cayéndole por la cabeza.- Dice que el ejército enemigo quiere enviar un espía.
Sherra le miró atónita. ¿Un espía?¿En un campamento de demonios?¡Realmente debían estar muy desesperados para hacer algo así! La generala sonrió maliciosamente. ¡Que se desesperasen! Así más se podrían alimentar de su sufrimiento y más sabrosos serían.
- Le dejaremos que venga... – dijo Sherra.
- Te olvidas de quién manda aquí.- dijo Zeros con una diabólica sonrisa en los labios y los ojos abiertos.
- ¿Entonces qué hacemos?- preguntó la generala mirando al sacerdote de reojo (y con la vena de la sien muy marcada).
- Le dejaremos que venga.- dijo Zeros con una risita mientras Sherra caía al suelo de culo.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Martina se levantó asombrada.
- Habría jurado que estaban aquí...- murmuró. Luego se encogió de hombros – A lo mejor han sido imaginaciones mías...- Murmuró, pero al ver una cola de uno de los lobos sobresaliendo de un arbusto le cayó una gran gota por la sien...
Comenzó a vagar de nuevo sin rumbo ni dirección concreta, pero esa horrible sensación que le decía que alguien la estaba observando ya no la acompañaba y se sintió mucho mas tranquila.
Pasear por ese bosque empezó a parecerle, incluso agradable.
Los rayos de luna se filtraban entre las ramas de los árboles y le daban al bosque un toque romántico. Empezó a pensar en Zangulus de nuevo. Estaba segura de que Zeros lo retenía en alguna parte pero... ¿dónde?. Recordó que se había metido en este embrollo precisamente porque había desaparecido ése día que ya parecía (y era) tan lejano.
La capa seguía enredándose en las ramas, pero ya no le importaba volver atrás.
El tiempo pasaba y notaba que se escurría como el agua de un río. Tal vez Luna y los otros estuvieran preocupados por ella...
- ¡Porqué me tiene que pasar esto a mííííí...!- se lamentó mientras dos ríos de lágrimas le caían por las mejillas.
Entonces oyó unos pasos y unos ruidos que parecían gruñidos y se agachó asustada ente unos arbustos... justo unos segundos antes de que dos orcos aparecieran de entre el follaje.
- ¿Qué pasa Gronf?- dijo el que parecía más estúpido de los dos.
- ¡Sssshhhhhhh!- chistó Gronf muy fuertemente.- Calla, imbécil. Aquí hay alguien.- dijo olfateando el aire.
- ¿A sí?
- Sí.
- ¿Y quien es?- preguntó "el imbécil"
- ¿Cómo quieres que lo sepa?- dijo Gronf.
- ¿Entonces cómo sabes que hay alguien?
- Lo se y punto- dijo el Gronf muy enfadado.- Cállate y búscalo. Tal vez la generala nos deje comérnoslo si se lo llevamos.
De repente a Martina se le ocurrió una idea. Algo que había aprendido en un libro que había leído hacía mucho tiempo.
Carraspeó levemente y puso la voz lo mas grabe que pudo.
- ¿Pero realmente hay alguien?- preguntó ella misma.
- ¡¡Te he dicho que te calles, imbécil!!- farfulló Gronf.
- Pero Gronf... Yo no he sido...
- ¿Entonces quien ha sido?
- No se... Tal vez un fantasma... – dijo "el imbécil".
- No seas idiota.
- No soy idiota, aquí no hay nadie.- dijo Martina un poco mas agudamente que la primera vez. Los dos orcos se miraron y sonrieron maliciosamente.
- ¿Seguro que no hay nadie, imbécil?- preguntó Gronf.
- Seguro- dijo Martina empezando a enfadarse.
- Pues yo creo que SÍ hay alguien... – dijo de nuevo Gronf.
Harta de esa conversación absurda Martina se levantó de donde estaba agachada.
- ¡¡QUE TE DIGO QUE NO HAY NADIE, PESADO!!- gritó.
Los orcos se la quedaron mirando mientras babeaban al pensar en lo deliciosa que estaría su carne...
Martina emitió tal chillido que pareció por un momento una cantante de ópera (solo que desafinando un poco más) y empezó a correr lo mas rápido que le permitían las piernas. Los orcos se lanzaron a la carrera detrás de ella rápidamente.
La reina notaba que le pisaban los talones, y podía oler el aliento de esas criaturas en la nuca (que por cierto, era tan fétido que pronto le costó respirar).
La monarca siguió corriendo y corriendo, pero pronto empezó a cansarse y los pies empezaron a no querer separarse del suelo...
Gronf y "imbécil" avanzaban muy rápido para el peso que tenían y veían mucho mejor en la oscuridad, además no llevaban ninguna capa que les molestase al correr.
Cuando Martina comenzaba a creer que no salía de esta, tropezó con una raíz y cayó de bruces. Los dos seres la miraron con ansias asesinas (y, por lo que parece, con mucha hambre).
De repente, cuando Gronf acercó su sucia mano para coger a la reina, otro aullido potente y agudo resonó en todo el bosque.
Un escalofrío pareció recorrer el cuerpo de ambos seres que se miraron con una expresión extraña. Hubo un momento de confusión en el que los orcos decidieron hacer caso omiso del lobo y miraron de nuevo a Martina... Pero el lobo volvió a aullar.
Gronf y "El Imbécil" miraron hacia arriba con cara de espanto.
- GGRRRR... Tenemos que irnos...- dijo Gronf.
- Gronf, la chica ha desaparecido.- dijo sorprendido "el imbécil" señalando el lugar dónde segundos antes se encontraba Martina.
- ¿QUÉ?¡¡MALDITA SEA!!- gritó Gronf.- ¡Se ha escapado!¡¡ESCUCHA!!¡¡HOY TE SALVAS, PERO TE ATRAPAREMOS!!¡¡PUEDES ESTAR SEGURA!!
Martina oyó cómo se daban la vuelta y se marchaban... Asomó la cabeza por detrás de un arbusto. Un camino de pisadas se abría paso entre la espesura del bosque.
La reina se quedó un rato en silencio. Respirando profundamente... El mal trago que había pasado no se le iba a borrar de la memoria así como así. Si no llega a ser por ese lobo...
Se levantó lentamente del suelo y observó durante un rato las pisadas de los dos orcos. El lobo los había llamado y, además esos orcos eran como los que había en la batalla de hacía dos semanas, así que...
- ¡¡Seguro que se han ido hacia donde están los malos!!- dijo Martina animada.-¡Voy a seguirlos!- decidió.
Los rastrojos chafados le indicaban qué camino debía tomar y, a pesar de la tenue luz, podía seguirlos fácilmente.
Atravesó el pequeño sendero que habían dejado los orcos tras de sí hasta que de repente, vio luces de antorchas y hogueras entre los árboles. Decidió intentar camuflarse entre las sombras.
Podía oír los murmullos de miles de orcos, trolls y otras "cosas" que formaban un inmenso ejército (a pesar de que Luna había destruido a gran parte de ellos). También había seres de forma semi-humanoide (y algunos ni eso) que constituían el sector más silencioso y el más numeroso del grupo: Demonios.
De repente, un hombre y una mujer salieron de una de las tiendas. La mujer llevaba el pelo recogido en una trenza y tenía el cabello de color azul, mientras que el hombre llevaba el cabello cortado a la altura de los hombros.
Martina frunció el ceño.
- ¡¡Señores!!- gritó Sherra.- Les hemos reunido para comunicarles cual será la estrategia que utilizaremos dentro de dos días para la siguiente batalla.
Hubieron gritos de aprobación.
- Esta vez, no utilizaremos el ataque frontal, sino que será un ataque por sorpresa. Habrán tres grupos: El numero 1 se situará enfrente del ejército enemigo, haciendo de señuelo. Estará constituido principalmente por trasgos y algunos trolls.- siguió anunciando Sherra.- El grupo 2 y el 3 estarán escondidos uno a cada flanco del ejército enemigo. Escondidos entre los lindes del bosque. Saldrán cuando demos la señal que será un aullido del lobo que acompañe a cada unidad. ¿¿HA QUEDADO CLARO??.
- ¡¡SI SEÑOR!!- respondieron todos al unísono.
- Señor-a señor-a... – murmuró Sherra malhumorada. Zeros sonrió.
Martina estaba ahora escondida dentro de un barril de manzanas y observaba por un agujero que había en él.
- Bien señores- dijo el demonio.- Yo no puedo decir nada, porque ya lo ha explicado todo la señor-a Sherra.- hubo murmullos de diversión.- Sólo quiero comunicarles que han enviado espías. Si alguien ha visto algo sospechoso, que venga a comunicárnoslo inmediatamente.- dijo Zeros.
Por un segundo, a Martina le pareció que el demonio miraba fijamente dónde estaba ella, pero al momento siguiente, su vista estaba dirigida hacia otro lugar. "Que extraño..." pensó Martina, pero lo cierto es que no le dio mucha importancia al hecho.
Una vez que ambos se retiraron, hubo una gran relajación general y el grupo se dispersó.
Pronto comenzaron a haber peleas entre los diferentes seres y otros empezaron a emborracharse. La monarca se preguntó si Gronf y "El imbécil" le habrían delatado.
- Oye, oye Gronf.- oyó que decía una voz fuera del barril (Hablando del ruin de Roma...).- ¿No vamos a decir nada sobre la que hemos visto en el bosque?
Por toda respuesta, Gronf soltó un gruñido.
- No.- dijo mientras se apoyaba en el barril en el que estaba escondida Martina. Ésta empezó a sudar mucho. – Hay que ser más imbécil que tú para venir aquí viendo que casi la matamos.
Una mano se metió en el barril y empezó a tantear buscando algo qué llevarse. Rápidamente Martina cogió una manzana y se la dio. La mano desapareció del barril.
- Pero se me ha ocurrido una idea.- Continuó Gronf.
- ¿Qué idea?¿qué idea?- preguntó tontamente "el imbécil".
- Podemos ir a buscarla ahora ¿qué te parece? Y así practicamos un poco para la batalla de pasado mañana.
- Sí, sí... Buena idea. – dijo "el imbécil"y Martina los oyó alejarse.
La reina de Zoana miró de nuevo por el agujero. No parecía que nadie estuviera mirando. Los demonios iban a la suya y entre las peleas y los borrachos, nadie le prestaba atención a un barril de manzanas. Pero para pasar más desapercibida, tumbó el barril y se alejó de él arrastrándose por el suelo.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
El pequeño escudo de Zomelster aguardaba su llegada.
Estaba ahí, encima de la mesa para que regresara su legítima dueña y lo tomara de nuevo entre sus manos, liberándolo de su cautiverio entre las garras de los malvados demonios.
De pronto, una sombra se cernió sobre él. Martina estaba emocionada. ¡Iba a triunfar en su importante misión! Y lo mas importante: ¡Iba a recuperar a su Zomelster! Sabía que no era tanto como volver a ver a su marido, pero era un primer paso.
Cuando las manos de la reina ya rozaban el escudo, alguien le cogió de los hombros.
- Hola Martina...- susurró a su oído una voz burlona e "inocente".
La aludida se giró bruscamente encontrándose frente a frente con el supuesto raptor de su marido: Zeros.
La monarca se quedó paralizada: Justo cuando iba a conseguir su misión alguien la descubría. Y no alguien cualquiera, sino el mismísimo general del ejército enemigo.
Una fría gota de sudor recorrió su espalda. Tragó saliva.
- ¿Nos venías a visitar?- sonrió Zeros ladeando la cabeza graciosamente.
Martina permaneció callada, pero miró de reojo hacia atrás dónde estaba el escudo.
- ¡Oh!¿No me digas que la espía eras tu?- dijo Zeros como si se acabara de dar cuenta de ello.- Vaya, vaya...
La reina se quedó en silencio, obviamente demasiado sorprendida y asustada como para decir algo.
Zeros cogió el pequeño escudo de encima de la mesa y lo colocó delicadamente dentro de la bandolera (que a pesar de las apariencias, no dejaba de ser parte del mismo demonio).
- Lo siento... pero de momento, esto me lo quedo yo... No te importa ¿verdad?- dijo Zeros con una pícara sonrisa.
- ¡¡¡ZEROS!!!-Se oyó que decía una atronadora voz fuera de la tienda.
De repente, todo pasó muy deprisa. Al tiempo que una sombra se abalanzaba hacia la entrada de la tienda, Zeros puso una mano encima de la cabeza de Martina e hizo que la reina se agachara y se quedara escondida dentro de un pequeño armarito.
- ¡¡Zeros!!
- ¿Sí, Sherra?- dijo Zeros con su típica voz burlesca.
- ¿Con quien hablabas?- preguntó la Generala de Dynast entrecerrando los ojos.
Martina tragó saliva y durante un momento pensó que su perdición había llegado. Pero había olvidado que Zeros era un demonio y que, a diferencia de ella, sabía mentir.
- Pensaba en voz alta.- contestó con una sonrisa.
La reina suspiró aliviada. Pero en esta ocasión también olvidó algo, y era que Sherra también era un demonio.
- No me lo creo.- dijo Sherra recelosa. Zeros levantó una ceja.
- ¿Crees que yo te mentiría?- dijo el demonio con guasa.
- Obviamente, sí. – contestó la generala.- De un tiempo a esta parte te estás comportando de un modo muy sospechoso... Puede que mi Señor no se entere, pero yo no soy ciega. Te lo preguntaré sólo una vez: ¿Qué estás tramando?
Zeros sonrió.
- Eso... es un secreto...
- Tú lo has querido- dijo Sherra al tiempo que desenvainaba la espada.
El acero de Sherra pasó muy cerca del rostro de Zeros en un rápido movimiento, pero su destino final fue la mesa que quedó partida en dos limpiamente. El demonio ni siquiera se había inmutado.
- Te he dicho- dijo Zeros abriendo los ojos.- Que aquí no hay nadie aparte de nosotros dos.
Sherra estaba desconcertada. Obviamente había sentido las emociones de Martina, pero había pensado que estaba debajo de la mesa. La Reina de Zoana había salvado el pellejo por un pelo.
Sherra gruñó pero no dijo nada. Miró a Zeros desafiante y acto seguido se fue por donde había venido.
Zeros abrió rápidamente el armario, cogió bruscamente a Martina por un brazo y la llevó hacia la entrada de la tienda. Una vez allí, la reina se zafó del demonio.
- Ayyyy... – se quejó tontamente Martina.
- ¡Corre!- susurró Zeros.- ¡¡Vamos!!¡¡Antes de que cambie de opinión!!
Martina no tardó ni un segundo en obedecer. Le importaba un comino no haber recuperado el escudo. Ahora la poseía ese sentimiento egoísta de todo ser humano cuando está en peligro mortal. Ése que le impulsaba a salvar la vida.
No le costó mucho llegar al bosque sin ser vista, ya que las tiendas estaban cerca de los lindes. Una vez llegó allí no dejó de correr.
Surgió de nuevo el miedo en su corazón a pesar de que sabía que estaba lejos del peligro.
Una luz rojiza iluminó su rostro y entre los árboles pudo ver que el sol aparecía ya en el horizonte. Estaba tan distraída que tropezó y cayó al suelo.
Una risa cruel le heló la sangre.
- JAJAJAJAJAJAJA... ¡¡Has picado, niñata!!- dijo una voz ya conocida.
Martina se giró aterrada. Gronf y "el imbécil" la habían estado esperando en el bosque. La reina no pudo evitar gritar cuando Gronf quiso ponerle una de sus sucias manos encima.
- ¡¡Estate quieta!!¡¡Debiste haber escapado cuando pudiste!! JAJAJAJAJA...
La monarca vio una sombra detrás de los dos orcos que ahora reían compulsivamente. La figura levantó un dedo y señaló a los dos seres. Acto seguido explotaron llenando a la reina de sangre de pies a cabeza.
Martina miró al responsable de tal atrocidad y se encontró con Zeros.
Pero éste no era el Zeros que ella había conocido, sino que se trataba de un auténtico demonio. La sangre chorreando por su rostro y sus liláceos cabellos. La mirada llena de odio, pero sin embargo con saña y alevosía.
Hubieron unos segundos de silencio en los que Martina parecía haber entrado en un profundo trance. Zeros entrecerró sus amatistas ojos y también la señaló a ella en señal de amenaza. La monarca reaccionó a tiempo y salió corriendo lo mas rápidamente que podía.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
La mañana no estaba aún muy avanzada y se estaba a gusto bajo el calor del astro Rey.
Reena, Gaudy, Zelgadis y Amelia estaban sentados entre las altas espigas de trigo al lado del campamento.
Las heridas que habían recibido de Sherra ya estaban prácticamente curadas gracias a la ayuda de Sylpheel, que aún intentaba rehabilitar a algunos heridos.
Luna parecía inmersa totalmente en una especie de estrategia por si Martina fracasaba en su misión. "Hay que estar preparado para todo" decía, y se pasaba los días metida en una tienda pensando cómo un ejército de menos de 180 dragones dorados podría vencer a otro de miles de demonios.
Filia también se pasaba los días encerrada en la tienda que compartía con Reena, Amelia, Martina y Luna. Dejando que el tiempo se escurriera entre sus dedos y se perdiera para siempre en el profundo océano del tiempo.
Y es que la dragón dorado no levantaba cabeza. Desde la muerte de Téride había perdido toda esa aura de felicidad e infantilismo que solían rodearla incluso en los momentos más difíciles. Parecía que, con la muerte del dragón también hubiera muerto una parte importante del alma de Filia... Eso sin contar la desaparición de Val.
Hoy por hoy, la única esperanza de conseguir vencer en esa batalla y vengarse por todo el mal que Zeros estaba provocando, era que Martina trajera el amplificador... y eso era mas difícil que matar un cerdo a besos.
- WWWAAAAHHHH... –Suspiró Gaudy tumbándose sobre la hierba y las espigas.- Que bien he desayunado...
- Yo tambiéééééén... No puedo mááás... –dijo Reena tumbándose también.
- Que suerte que convencimos a Sylpheel para que viniera ¿verdad?- dijo Amelia.- Si no fuera por ella ahora seguramente...
- ¡¡¡¡Calla, callaaaa!!!- pidió Reena molesta.- Ahora no es momento de pensar en esas cosas.
- Eso es verdad, Amelia... Hoy hace un día muy bonito como para pensar en eso... – dijo Gaudy tranquilamente.
- No, si yo no digo nada... Solo estaba comentando que es una suerte que Sylpheel esté aquí.
La princesa se tumbó también en la hierba obligando a Zelgadis a hacer lo mismo que ella. Los cuatro suspiraron a la vez...
Se estaba tan bien bajo ese solecito que Gaudy se adormiló y, al ponerse de lado como solía hacer para dormir, puso una de sus manos encima de uno de los pechos de Reena.
A lo cual vino la típica rabieta de la pelirroja.
- GGGGGNNNNNJJJJ... ¡¡¡COMO VUELVAS A HACER ESO TE CORTO LAS MANOOOOS!!!
- Go ziedddto Grrreeenaaaa...- intentó decir el rubio.
- ¿Qué hacéis?- dijo una dulce voz por detrás suyo.
Los cuatro humanos se giraron.
- ¡Sylpheel!¡Filia!¿Qué hacéis aquí?- preguntó encantada Reena.
- ¡Ejem! Te has olvidado de decir "¡Amada hermana!"- dijo Luna con la vena de la sien marcada.
La pelirroja empezó a reír tontamente mientras una gota de sudor corría por su frente.
Filia, Syl y Luna se sentaron también entre el trigo.
- ¿Cómo va esa estrategia, Luna?- habló por primera vez, Zelgadis. La Caballero de Cephied suspiró.
- Si te soy sincera, fatal. No hay suficiente gente y por muy buena que sea una estrategia, estamos en una grabe desventaja numérica. Y yo no puedo hacer milagros.
- Luna- dijo tímidamente Sylpheel- La mayoría de los heridos ya están curados. Si eso sirve de algo...
- Muchas gracias, Syl, pero de todos modos ya estábamos en desventaja. Además, ha habido muchos muertos... y eso no se puede recuperar así como así...
Amelia, al oír este comentario hizo gestos a Luna para que se callara mientras señalaba a Filia, que estaba totalmente en actitud contemplativa.
- Filia... ¡Filia!- llamó Reena.
- ¿Qué?- dijo Filia distraídamente.
- ¿Estás bien?
- S... Sí... – contestó la dragona. Y acto seguido se quedó de nuevo ensimismada.
- Filia.- llamó Syl. La dragona la miró tristemente.- Si quieres decirnos algo, nosotros te escuchamos.
Filia sonrió con tristeza y dijo con una voz casi inaudible "Gracias", pero de nuevo se quedó ensimismada mirando el lejano horizonte.
De repente, Gaudy (que, como siempre estaba distraído y no se enteraba de nada), señaló hacia los lindes del bosque.
- ¡Mirad!¿Esa no es...?¿Cómo se llamaba?¡¡Sí, esa que había ido a buscar eso...!!¿Qué era?¡Bueno esa...!¿Cómo era su nombre...?
- ¡¡Martina!!- gritó Luna con sorpresa.
- ¡¡Sí, esa, esa!!- dijo Gaudy.
La reina avanzó corriendo un trecho más, y luego se desplomó en el suelo.
- ¡Martina!
- ¡¿Martina!?
- Martina...
- Basta, basta... dejadla respirar...- dijo Luna apartando al corrillo que se había formado alrededor de la exhausta reina.
- Martina... ¿Tienes el amplificador?- dijo Luna suavemente. La reina negó con la cabeza.
Luna puso cara de estar desolada y los otros la acompañaron momentos después. Sólo había una cara diferente, que estaba preocupada por la reina. Era la de Sylpheel.
- ¡Martina!¡Martina!¿Estás bien?¡Estás llena de sangre!
- No es mía... Ha sido... Zeros...
- ¿ZEROS?- gritó de repente Filia.- Luna ¿No se suponía que tu espada actuaba como un veneno para los demonios?
- Obviamente, los demonios tienen sus propios métodos para recuperarse de cosas así... – admitió Luna.
Martina intentó levantarse del suelo... Y entonces lo notó.
Se palpó los pechos asombrada ante la atónita mirada de todos (que le miraban con una gota de sudor en la cabeza).
Metió la mano por el escote del sujetador amarillo y negro y de él saco... ¡¡¡EL ESCUDO!!!
Todos se quedaron pasmados.
Luego hubo un grito de alegría y después todo fueron abrazos y felicitaciones para Martina.
- No ha sido nada... En realidad fue muy fácil... – se pavoneaba la reina.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Ahora que ya casi lo tenían todo solucionado (obviamente Martina había rebelado la estrategia que utilizarían los demonios), había un pequeño problema.
Ese amplificador era muy diferente en cuanto a uso que las Demon Blood o la piedra filosofal. Se lanzaba un hechizo y este lo amplificaba a niveles inconmensurables. Lo cual podía ser muy útil, pero también muy peligroso. Si se utilizaba un hechizo demasiado poderoso, era posible destruir el mundo... ¿Cómo era que los demonios no lo habían utilizado? Tenían la victoria en sus manos. Por fin sus deseos de destruir el mundo se verían resueltos, y sin embargo...
En fin... no era momento de preocuparse de porqué los demonios no lo habían utilizado. Tenían otro problema, y era que esa cosa sólo la podía usar una persona cada vez y de esta manera no acabarían nunca...
- Así que ahora tenemos otro problema.- dijo Luna cuando hubo expuesto esa misma teoría.
- Luna- llamó Amelia.
- Dime Amelia.- dijo Luna. Amelia le susurró algo al oído y Luna contestó algo como: "Sí, creo que sí..."
La princesa dio un saltito de alegría y sonrió.
- Chicos, ya tengo la solución.- dijo.
PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP
Bueno... ¿Qué os pareció este?
Vaaale... no es excesivamente humorístico, pero es que mi sentido del humor es muy limitado... .U Por lo menos Martina ha vuelto a recuperar el protagonismo... un poquito...
En fin... Please... Reviews... Los necesito como al aire que respiiiro... .
PD: Por cierto, ya se que tardé un poco mas de lo habitual, pero es que estaba de viaje :P
Besos como ballenatos del ama de las bestias:
Zelas Metallium.
Agradezco los reviews de:
Aredhel Alcarin: Me alegro que te guste el fic. Tranquila, es que las guerras son algo tan asqueroso que no sabía buscarle el lado cómico (y además cuando hay que ponerse seria me pongo seria :P). Waaah... Bueno, tal como están las cosas veo la propuesta un poco difícil de realizar... U. Muchas gracias.
Amber: Jeje... Que Martina fuera una espía no es improvisado (no podía quedarse al margen hasta el final de la historia... ) pero... es que por mas que lo intentaba no me la imaginaba luchando, así que la puse al margen de la batalla. U Bueno... Todo puede ser... es posible que lo haga para librarse de ella... pero también puede que no... :P. Gracias por el Review .
Besos para el resto .
Los personajes son de mi amigo Kanzi (Kanzaka :P) menos Téride que es de mi... Ay... me olvidaba de que Téride ya no está... que pena ¿no? UUUUUUAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJA... (Risa Maléfica UU¬¬).
Historia por aquí...
PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP
Martina oía cada vez mas fuerte el jadeo del lobo y notaba que se acercaba solemnemente, pero de repente, el animal se detuvo.
La Reina de Zoana levantó temerosamente la vista y descubrió que la bestia se había sentado sobre sus cuartos traseros y la miraba tan profundamente que a la monarca le pareció que estaba escudriñando en lo mas profundo de su alma.
- ¡¡AAAAYYYYYYY!!¡¡No me mires asíííííííí!!- se quejó la reina agitando los brazos delante suyo.
A todos los lobos les cayó una gota de sudor por la nuca.
El lobo que estaba delante suyo acercó su hocico a la reina. El animal olfateó un poco y después, sin previo aviso, echó la cabeza para atrás y emitió un largo y agudo aullido que obligó a Martina a taparse los oídos y cerrar los ojos. Cuando los volvió a abrir, los lobos habían desaparecido.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
- Hola, ya estoy aquí - oyó Sherra que decía a sus espaldas una voz, por desgracia, conocida.
- Por mí te podías haber quedado dónde estabas.- contestó la generala de Dynast con desprecio.
- Vaya, vaya, Sherra... Veo que sigues igual de malhumorada que siempre.
La aludida se controló visiblemente para no cortarle la cabeza a Zeros, así que cambió de tema.
- ¿Dónde te habías metido durante estas dos semanas?- preguntó.
- Estaba recuperándome- dijo Zeros sonriente.- Inverse tiene una espada increíblemente peligrosa, actúa como un veneno. Es algo muy extraño...
- Nos traerá problemas.- dedujo Sherra después de un momento de silencio. Zeros chasqueó la lengua y negó con el dedo.
- Ahora ya no. Tenemos esto.
Sherra miró extrañada al pequeño objeto que sostenía Zeros en una de sus manos.
- ¿Y que diablos es?- preguntó de mala manera.
- Es un amplificador. Parecido a los talismanes Demon Blood, pero mas fácil de usar. Sirve para...
- Ya sé para lo que sirve, imbécil, no hace falta que me lo expliques- Le cortó la generala.
- Sherra ¿Ha habido algo nuevo en estas últimas semanas?- preguntó seriamente el demonio.
- Sí. Se ve que esa tal Inverse ha recibido un golpe en la cabeza y ha accedido a una segunda batalla para decidir definitivamente quien gana esta guerra.- Sherra hizo una mueca parecida a una sonrisa.- Se le ha ido la olla.
Zeros abrió la boca para hablar, pero de repente, un aullido helado y lastimero se oyó a lo lejos.
- ¿Qué ha sido eso, Zeros?¡Ha sonado por el bosque!- exclamó Sherra alarmada.
- Eso es un lobo y sí... Parece que se ha oído por el bosque... – contestó Zeros en tono burlón.
- ¡¡¡IMBÉCIL!!!¡¡¡ESO YA LO SE!!!¡¡DIME QUE RABANOS SIGNIFICA!!
- ¿Eh?¿Y porqué tendría que saber yo lo que dice un lobo?- sonrió Zeros inocentemente.
Sherra desenvainó la espada histérica.
- ¡¡PORQUE SON LOS ESPIAS DE ZELLAS, SO GILIRFGUKHFGJL!!¡¡¿SI TU NO SABES LO QUE DICEN, QUIEN LECHES LO VA A SABER!!?
- Ok, ok... no te pongas así - dijo Zeros riéndose con una gota de sudor cayéndole por la cabeza.- Dice que el ejército enemigo quiere enviar un espía.
Sherra le miró atónita. ¿Un espía?¿En un campamento de demonios?¡Realmente debían estar muy desesperados para hacer algo así! La generala sonrió maliciosamente. ¡Que se desesperasen! Así más se podrían alimentar de su sufrimiento y más sabrosos serían.
- Le dejaremos que venga... – dijo Sherra.
- Te olvidas de quién manda aquí.- dijo Zeros con una diabólica sonrisa en los labios y los ojos abiertos.
- ¿Entonces qué hacemos?- preguntó la generala mirando al sacerdote de reojo (y con la vena de la sien muy marcada).
- Le dejaremos que venga.- dijo Zeros con una risita mientras Sherra caía al suelo de culo.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Martina se levantó asombrada.
- Habría jurado que estaban aquí...- murmuró. Luego se encogió de hombros – A lo mejor han sido imaginaciones mías...- Murmuró, pero al ver una cola de uno de los lobos sobresaliendo de un arbusto le cayó una gran gota por la sien...
Comenzó a vagar de nuevo sin rumbo ni dirección concreta, pero esa horrible sensación que le decía que alguien la estaba observando ya no la acompañaba y se sintió mucho mas tranquila.
Pasear por ese bosque empezó a parecerle, incluso agradable.
Los rayos de luna se filtraban entre las ramas de los árboles y le daban al bosque un toque romántico. Empezó a pensar en Zangulus de nuevo. Estaba segura de que Zeros lo retenía en alguna parte pero... ¿dónde?. Recordó que se había metido en este embrollo precisamente porque había desaparecido ése día que ya parecía (y era) tan lejano.
La capa seguía enredándose en las ramas, pero ya no le importaba volver atrás.
El tiempo pasaba y notaba que se escurría como el agua de un río. Tal vez Luna y los otros estuvieran preocupados por ella...
- ¡Porqué me tiene que pasar esto a mííííí...!- se lamentó mientras dos ríos de lágrimas le caían por las mejillas.
Entonces oyó unos pasos y unos ruidos que parecían gruñidos y se agachó asustada ente unos arbustos... justo unos segundos antes de que dos orcos aparecieran de entre el follaje.
- ¿Qué pasa Gronf?- dijo el que parecía más estúpido de los dos.
- ¡Sssshhhhhhh!- chistó Gronf muy fuertemente.- Calla, imbécil. Aquí hay alguien.- dijo olfateando el aire.
- ¿A sí?
- Sí.
- ¿Y quien es?- preguntó "el imbécil"
- ¿Cómo quieres que lo sepa?- dijo Gronf.
- ¿Entonces cómo sabes que hay alguien?
- Lo se y punto- dijo el Gronf muy enfadado.- Cállate y búscalo. Tal vez la generala nos deje comérnoslo si se lo llevamos.
De repente a Martina se le ocurrió una idea. Algo que había aprendido en un libro que había leído hacía mucho tiempo.
Carraspeó levemente y puso la voz lo mas grabe que pudo.
- ¿Pero realmente hay alguien?- preguntó ella misma.
- ¡¡Te he dicho que te calles, imbécil!!- farfulló Gronf.
- Pero Gronf... Yo no he sido...
- ¿Entonces quien ha sido?
- No se... Tal vez un fantasma... – dijo "el imbécil".
- No seas idiota.
- No soy idiota, aquí no hay nadie.- dijo Martina un poco mas agudamente que la primera vez. Los dos orcos se miraron y sonrieron maliciosamente.
- ¿Seguro que no hay nadie, imbécil?- preguntó Gronf.
- Seguro- dijo Martina empezando a enfadarse.
- Pues yo creo que SÍ hay alguien... – dijo de nuevo Gronf.
Harta de esa conversación absurda Martina se levantó de donde estaba agachada.
- ¡¡QUE TE DIGO QUE NO HAY NADIE, PESADO!!- gritó.
Los orcos se la quedaron mirando mientras babeaban al pensar en lo deliciosa que estaría su carne...
Martina emitió tal chillido que pareció por un momento una cantante de ópera (solo que desafinando un poco más) y empezó a correr lo mas rápido que le permitían las piernas. Los orcos se lanzaron a la carrera detrás de ella rápidamente.
La reina notaba que le pisaban los talones, y podía oler el aliento de esas criaturas en la nuca (que por cierto, era tan fétido que pronto le costó respirar).
La monarca siguió corriendo y corriendo, pero pronto empezó a cansarse y los pies empezaron a no querer separarse del suelo...
Gronf y "imbécil" avanzaban muy rápido para el peso que tenían y veían mucho mejor en la oscuridad, además no llevaban ninguna capa que les molestase al correr.
Cuando Martina comenzaba a creer que no salía de esta, tropezó con una raíz y cayó de bruces. Los dos seres la miraron con ansias asesinas (y, por lo que parece, con mucha hambre).
De repente, cuando Gronf acercó su sucia mano para coger a la reina, otro aullido potente y agudo resonó en todo el bosque.
Un escalofrío pareció recorrer el cuerpo de ambos seres que se miraron con una expresión extraña. Hubo un momento de confusión en el que los orcos decidieron hacer caso omiso del lobo y miraron de nuevo a Martina... Pero el lobo volvió a aullar.
Gronf y "El Imbécil" miraron hacia arriba con cara de espanto.
- GGRRRR... Tenemos que irnos...- dijo Gronf.
- Gronf, la chica ha desaparecido.- dijo sorprendido "el imbécil" señalando el lugar dónde segundos antes se encontraba Martina.
- ¿QUÉ?¡¡MALDITA SEA!!- gritó Gronf.- ¡Se ha escapado!¡¡ESCUCHA!!¡¡HOY TE SALVAS, PERO TE ATRAPAREMOS!!¡¡PUEDES ESTAR SEGURA!!
Martina oyó cómo se daban la vuelta y se marchaban... Asomó la cabeza por detrás de un arbusto. Un camino de pisadas se abría paso entre la espesura del bosque.
La reina se quedó un rato en silencio. Respirando profundamente... El mal trago que había pasado no se le iba a borrar de la memoria así como así. Si no llega a ser por ese lobo...
Se levantó lentamente del suelo y observó durante un rato las pisadas de los dos orcos. El lobo los había llamado y, además esos orcos eran como los que había en la batalla de hacía dos semanas, así que...
- ¡¡Seguro que se han ido hacia donde están los malos!!- dijo Martina animada.-¡Voy a seguirlos!- decidió.
Los rastrojos chafados le indicaban qué camino debía tomar y, a pesar de la tenue luz, podía seguirlos fácilmente.
Atravesó el pequeño sendero que habían dejado los orcos tras de sí hasta que de repente, vio luces de antorchas y hogueras entre los árboles. Decidió intentar camuflarse entre las sombras.
Podía oír los murmullos de miles de orcos, trolls y otras "cosas" que formaban un inmenso ejército (a pesar de que Luna había destruido a gran parte de ellos). También había seres de forma semi-humanoide (y algunos ni eso) que constituían el sector más silencioso y el más numeroso del grupo: Demonios.
De repente, un hombre y una mujer salieron de una de las tiendas. La mujer llevaba el pelo recogido en una trenza y tenía el cabello de color azul, mientras que el hombre llevaba el cabello cortado a la altura de los hombros.
Martina frunció el ceño.
- ¡¡Señores!!- gritó Sherra.- Les hemos reunido para comunicarles cual será la estrategia que utilizaremos dentro de dos días para la siguiente batalla.
Hubieron gritos de aprobación.
- Esta vez, no utilizaremos el ataque frontal, sino que será un ataque por sorpresa. Habrán tres grupos: El numero 1 se situará enfrente del ejército enemigo, haciendo de señuelo. Estará constituido principalmente por trasgos y algunos trolls.- siguió anunciando Sherra.- El grupo 2 y el 3 estarán escondidos uno a cada flanco del ejército enemigo. Escondidos entre los lindes del bosque. Saldrán cuando demos la señal que será un aullido del lobo que acompañe a cada unidad. ¿¿HA QUEDADO CLARO??.
- ¡¡SI SEÑOR!!- respondieron todos al unísono.
- Señor-a señor-a... – murmuró Sherra malhumorada. Zeros sonrió.
Martina estaba ahora escondida dentro de un barril de manzanas y observaba por un agujero que había en él.
- Bien señores- dijo el demonio.- Yo no puedo decir nada, porque ya lo ha explicado todo la señor-a Sherra.- hubo murmullos de diversión.- Sólo quiero comunicarles que han enviado espías. Si alguien ha visto algo sospechoso, que venga a comunicárnoslo inmediatamente.- dijo Zeros.
Por un segundo, a Martina le pareció que el demonio miraba fijamente dónde estaba ella, pero al momento siguiente, su vista estaba dirigida hacia otro lugar. "Que extraño..." pensó Martina, pero lo cierto es que no le dio mucha importancia al hecho.
Una vez que ambos se retiraron, hubo una gran relajación general y el grupo se dispersó.
Pronto comenzaron a haber peleas entre los diferentes seres y otros empezaron a emborracharse. La monarca se preguntó si Gronf y "El imbécil" le habrían delatado.
- Oye, oye Gronf.- oyó que decía una voz fuera del barril (Hablando del ruin de Roma...).- ¿No vamos a decir nada sobre la que hemos visto en el bosque?
Por toda respuesta, Gronf soltó un gruñido.
- No.- dijo mientras se apoyaba en el barril en el que estaba escondida Martina. Ésta empezó a sudar mucho. – Hay que ser más imbécil que tú para venir aquí viendo que casi la matamos.
Una mano se metió en el barril y empezó a tantear buscando algo qué llevarse. Rápidamente Martina cogió una manzana y se la dio. La mano desapareció del barril.
- Pero se me ha ocurrido una idea.- Continuó Gronf.
- ¿Qué idea?¿qué idea?- preguntó tontamente "el imbécil".
- Podemos ir a buscarla ahora ¿qué te parece? Y así practicamos un poco para la batalla de pasado mañana.
- Sí, sí... Buena idea. – dijo "el imbécil"y Martina los oyó alejarse.
La reina de Zoana miró de nuevo por el agujero. No parecía que nadie estuviera mirando. Los demonios iban a la suya y entre las peleas y los borrachos, nadie le prestaba atención a un barril de manzanas. Pero para pasar más desapercibida, tumbó el barril y se alejó de él arrastrándose por el suelo.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
El pequeño escudo de Zomelster aguardaba su llegada.
Estaba ahí, encima de la mesa para que regresara su legítima dueña y lo tomara de nuevo entre sus manos, liberándolo de su cautiverio entre las garras de los malvados demonios.
De pronto, una sombra se cernió sobre él. Martina estaba emocionada. ¡Iba a triunfar en su importante misión! Y lo mas importante: ¡Iba a recuperar a su Zomelster! Sabía que no era tanto como volver a ver a su marido, pero era un primer paso.
Cuando las manos de la reina ya rozaban el escudo, alguien le cogió de los hombros.
- Hola Martina...- susurró a su oído una voz burlona e "inocente".
La aludida se giró bruscamente encontrándose frente a frente con el supuesto raptor de su marido: Zeros.
La monarca se quedó paralizada: Justo cuando iba a conseguir su misión alguien la descubría. Y no alguien cualquiera, sino el mismísimo general del ejército enemigo.
Una fría gota de sudor recorrió su espalda. Tragó saliva.
- ¿Nos venías a visitar?- sonrió Zeros ladeando la cabeza graciosamente.
Martina permaneció callada, pero miró de reojo hacia atrás dónde estaba el escudo.
- ¡Oh!¿No me digas que la espía eras tu?- dijo Zeros como si se acabara de dar cuenta de ello.- Vaya, vaya...
La reina se quedó en silencio, obviamente demasiado sorprendida y asustada como para decir algo.
Zeros cogió el pequeño escudo de encima de la mesa y lo colocó delicadamente dentro de la bandolera (que a pesar de las apariencias, no dejaba de ser parte del mismo demonio).
- Lo siento... pero de momento, esto me lo quedo yo... No te importa ¿verdad?- dijo Zeros con una pícara sonrisa.
- ¡¡¡ZEROS!!!-Se oyó que decía una atronadora voz fuera de la tienda.
De repente, todo pasó muy deprisa. Al tiempo que una sombra se abalanzaba hacia la entrada de la tienda, Zeros puso una mano encima de la cabeza de Martina e hizo que la reina se agachara y se quedara escondida dentro de un pequeño armarito.
- ¡¡Zeros!!
- ¿Sí, Sherra?- dijo Zeros con su típica voz burlesca.
- ¿Con quien hablabas?- preguntó la Generala de Dynast entrecerrando los ojos.
Martina tragó saliva y durante un momento pensó que su perdición había llegado. Pero había olvidado que Zeros era un demonio y que, a diferencia de ella, sabía mentir.
- Pensaba en voz alta.- contestó con una sonrisa.
La reina suspiró aliviada. Pero en esta ocasión también olvidó algo, y era que Sherra también era un demonio.
- No me lo creo.- dijo Sherra recelosa. Zeros levantó una ceja.
- ¿Crees que yo te mentiría?- dijo el demonio con guasa.
- Obviamente, sí. – contestó la generala.- De un tiempo a esta parte te estás comportando de un modo muy sospechoso... Puede que mi Señor no se entere, pero yo no soy ciega. Te lo preguntaré sólo una vez: ¿Qué estás tramando?
Zeros sonrió.
- Eso... es un secreto...
- Tú lo has querido- dijo Sherra al tiempo que desenvainaba la espada.
El acero de Sherra pasó muy cerca del rostro de Zeros en un rápido movimiento, pero su destino final fue la mesa que quedó partida en dos limpiamente. El demonio ni siquiera se había inmutado.
- Te he dicho- dijo Zeros abriendo los ojos.- Que aquí no hay nadie aparte de nosotros dos.
Sherra estaba desconcertada. Obviamente había sentido las emociones de Martina, pero había pensado que estaba debajo de la mesa. La Reina de Zoana había salvado el pellejo por un pelo.
Sherra gruñó pero no dijo nada. Miró a Zeros desafiante y acto seguido se fue por donde había venido.
Zeros abrió rápidamente el armario, cogió bruscamente a Martina por un brazo y la llevó hacia la entrada de la tienda. Una vez allí, la reina se zafó del demonio.
- Ayyyy... – se quejó tontamente Martina.
- ¡Corre!- susurró Zeros.- ¡¡Vamos!!¡¡Antes de que cambie de opinión!!
Martina no tardó ni un segundo en obedecer. Le importaba un comino no haber recuperado el escudo. Ahora la poseía ese sentimiento egoísta de todo ser humano cuando está en peligro mortal. Ése que le impulsaba a salvar la vida.
No le costó mucho llegar al bosque sin ser vista, ya que las tiendas estaban cerca de los lindes. Una vez llegó allí no dejó de correr.
Surgió de nuevo el miedo en su corazón a pesar de que sabía que estaba lejos del peligro.
Una luz rojiza iluminó su rostro y entre los árboles pudo ver que el sol aparecía ya en el horizonte. Estaba tan distraída que tropezó y cayó al suelo.
Una risa cruel le heló la sangre.
- JAJAJAJAJAJAJA... ¡¡Has picado, niñata!!- dijo una voz ya conocida.
Martina se giró aterrada. Gronf y "el imbécil" la habían estado esperando en el bosque. La reina no pudo evitar gritar cuando Gronf quiso ponerle una de sus sucias manos encima.
- ¡¡Estate quieta!!¡¡Debiste haber escapado cuando pudiste!! JAJAJAJAJA...
La monarca vio una sombra detrás de los dos orcos que ahora reían compulsivamente. La figura levantó un dedo y señaló a los dos seres. Acto seguido explotaron llenando a la reina de sangre de pies a cabeza.
Martina miró al responsable de tal atrocidad y se encontró con Zeros.
Pero éste no era el Zeros que ella había conocido, sino que se trataba de un auténtico demonio. La sangre chorreando por su rostro y sus liláceos cabellos. La mirada llena de odio, pero sin embargo con saña y alevosía.
Hubieron unos segundos de silencio en los que Martina parecía haber entrado en un profundo trance. Zeros entrecerró sus amatistas ojos y también la señaló a ella en señal de amenaza. La monarca reaccionó a tiempo y salió corriendo lo mas rápidamente que podía.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
La mañana no estaba aún muy avanzada y se estaba a gusto bajo el calor del astro Rey.
Reena, Gaudy, Zelgadis y Amelia estaban sentados entre las altas espigas de trigo al lado del campamento.
Las heridas que habían recibido de Sherra ya estaban prácticamente curadas gracias a la ayuda de Sylpheel, que aún intentaba rehabilitar a algunos heridos.
Luna parecía inmersa totalmente en una especie de estrategia por si Martina fracasaba en su misión. "Hay que estar preparado para todo" decía, y se pasaba los días metida en una tienda pensando cómo un ejército de menos de 180 dragones dorados podría vencer a otro de miles de demonios.
Filia también se pasaba los días encerrada en la tienda que compartía con Reena, Amelia, Martina y Luna. Dejando que el tiempo se escurriera entre sus dedos y se perdiera para siempre en el profundo océano del tiempo.
Y es que la dragón dorado no levantaba cabeza. Desde la muerte de Téride había perdido toda esa aura de felicidad e infantilismo que solían rodearla incluso en los momentos más difíciles. Parecía que, con la muerte del dragón también hubiera muerto una parte importante del alma de Filia... Eso sin contar la desaparición de Val.
Hoy por hoy, la única esperanza de conseguir vencer en esa batalla y vengarse por todo el mal que Zeros estaba provocando, era que Martina trajera el amplificador... y eso era mas difícil que matar un cerdo a besos.
- WWWAAAAHHHH... –Suspiró Gaudy tumbándose sobre la hierba y las espigas.- Que bien he desayunado...
- Yo tambiéééééén... No puedo mááás... –dijo Reena tumbándose también.
- Que suerte que convencimos a Sylpheel para que viniera ¿verdad?- dijo Amelia.- Si no fuera por ella ahora seguramente...
- ¡¡¡¡Calla, callaaaa!!!- pidió Reena molesta.- Ahora no es momento de pensar en esas cosas.
- Eso es verdad, Amelia... Hoy hace un día muy bonito como para pensar en eso... – dijo Gaudy tranquilamente.
- No, si yo no digo nada... Solo estaba comentando que es una suerte que Sylpheel esté aquí.
La princesa se tumbó también en la hierba obligando a Zelgadis a hacer lo mismo que ella. Los cuatro suspiraron a la vez...
Se estaba tan bien bajo ese solecito que Gaudy se adormiló y, al ponerse de lado como solía hacer para dormir, puso una de sus manos encima de uno de los pechos de Reena.
A lo cual vino la típica rabieta de la pelirroja.
- GGGGGNNNNNJJJJ... ¡¡¡COMO VUELVAS A HACER ESO TE CORTO LAS MANOOOOS!!!
- Go ziedddto Grrreeenaaaa...- intentó decir el rubio.
- ¿Qué hacéis?- dijo una dulce voz por detrás suyo.
Los cuatro humanos se giraron.
- ¡Sylpheel!¡Filia!¿Qué hacéis aquí?- preguntó encantada Reena.
- ¡Ejem! Te has olvidado de decir "¡Amada hermana!"- dijo Luna con la vena de la sien marcada.
La pelirroja empezó a reír tontamente mientras una gota de sudor corría por su frente.
Filia, Syl y Luna se sentaron también entre el trigo.
- ¿Cómo va esa estrategia, Luna?- habló por primera vez, Zelgadis. La Caballero de Cephied suspiró.
- Si te soy sincera, fatal. No hay suficiente gente y por muy buena que sea una estrategia, estamos en una grabe desventaja numérica. Y yo no puedo hacer milagros.
- Luna- dijo tímidamente Sylpheel- La mayoría de los heridos ya están curados. Si eso sirve de algo...
- Muchas gracias, Syl, pero de todos modos ya estábamos en desventaja. Además, ha habido muchos muertos... y eso no se puede recuperar así como así...
Amelia, al oír este comentario hizo gestos a Luna para que se callara mientras señalaba a Filia, que estaba totalmente en actitud contemplativa.
- Filia... ¡Filia!- llamó Reena.
- ¿Qué?- dijo Filia distraídamente.
- ¿Estás bien?
- S... Sí... – contestó la dragona. Y acto seguido se quedó de nuevo ensimismada.
- Filia.- llamó Syl. La dragona la miró tristemente.- Si quieres decirnos algo, nosotros te escuchamos.
Filia sonrió con tristeza y dijo con una voz casi inaudible "Gracias", pero de nuevo se quedó ensimismada mirando el lejano horizonte.
De repente, Gaudy (que, como siempre estaba distraído y no se enteraba de nada), señaló hacia los lindes del bosque.
- ¡Mirad!¿Esa no es...?¿Cómo se llamaba?¡¡Sí, esa que había ido a buscar eso...!!¿Qué era?¡Bueno esa...!¿Cómo era su nombre...?
- ¡¡Martina!!- gritó Luna con sorpresa.
- ¡¡Sí, esa, esa!!- dijo Gaudy.
La reina avanzó corriendo un trecho más, y luego se desplomó en el suelo.
- ¡Martina!
- ¡¿Martina!?
- Martina...
- Basta, basta... dejadla respirar...- dijo Luna apartando al corrillo que se había formado alrededor de la exhausta reina.
- Martina... ¿Tienes el amplificador?- dijo Luna suavemente. La reina negó con la cabeza.
Luna puso cara de estar desolada y los otros la acompañaron momentos después. Sólo había una cara diferente, que estaba preocupada por la reina. Era la de Sylpheel.
- ¡Martina!¡Martina!¿Estás bien?¡Estás llena de sangre!
- No es mía... Ha sido... Zeros...
- ¿ZEROS?- gritó de repente Filia.- Luna ¿No se suponía que tu espada actuaba como un veneno para los demonios?
- Obviamente, los demonios tienen sus propios métodos para recuperarse de cosas así... – admitió Luna.
Martina intentó levantarse del suelo... Y entonces lo notó.
Se palpó los pechos asombrada ante la atónita mirada de todos (que le miraban con una gota de sudor en la cabeza).
Metió la mano por el escote del sujetador amarillo y negro y de él saco... ¡¡¡EL ESCUDO!!!
Todos se quedaron pasmados.
Luego hubo un grito de alegría y después todo fueron abrazos y felicitaciones para Martina.
- No ha sido nada... En realidad fue muy fácil... – se pavoneaba la reina.
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Ahora que ya casi lo tenían todo solucionado (obviamente Martina había rebelado la estrategia que utilizarían los demonios), había un pequeño problema.
Ese amplificador era muy diferente en cuanto a uso que las Demon Blood o la piedra filosofal. Se lanzaba un hechizo y este lo amplificaba a niveles inconmensurables. Lo cual podía ser muy útil, pero también muy peligroso. Si se utilizaba un hechizo demasiado poderoso, era posible destruir el mundo... ¿Cómo era que los demonios no lo habían utilizado? Tenían la victoria en sus manos. Por fin sus deseos de destruir el mundo se verían resueltos, y sin embargo...
En fin... no era momento de preocuparse de porqué los demonios no lo habían utilizado. Tenían otro problema, y era que esa cosa sólo la podía usar una persona cada vez y de esta manera no acabarían nunca...
- Así que ahora tenemos otro problema.- dijo Luna cuando hubo expuesto esa misma teoría.
- Luna- llamó Amelia.
- Dime Amelia.- dijo Luna. Amelia le susurró algo al oído y Luna contestó algo como: "Sí, creo que sí..."
La princesa dio un saltito de alegría y sonrió.
- Chicos, ya tengo la solución.- dijo.
PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP
Bueno... ¿Qué os pareció este?
Vaaale... no es excesivamente humorístico, pero es que mi sentido del humor es muy limitado... .U Por lo menos Martina ha vuelto a recuperar el protagonismo... un poquito...
En fin... Please... Reviews... Los necesito como al aire que respiiiro... .
PD: Por cierto, ya se que tardé un poco mas de lo habitual, pero es que estaba de viaje :P
Besos como ballenatos del ama de las bestias:
Zelas Metallium.
