Ohayooooo...

Bienvenidoooos a un nuevo chapi de este penoso fic :P (parezco una presentadora... U.).

Agradecimientos a:

Raven: Jejejejeje... No me extraña que lo de los orcos te de sensación de deja vu... :P. Pero los orcos no son tan tontos como los trolls (claro... se me olvidó decir que en el "Libro" que leyó Martina, se engañaba a tres trolls y no a dos orcos... :P). ¿Te mosquea la actitud de Zeros? Jujuju... pues no ha sido nada... Gracias por el review :)

Aredhel: U ¿A maullar? Hombre... a lo mejor eso asustaba a los orcos... XD Gracias por las felicitaciones (y por el review :P)

En fin... lo de siempre... Estos personajes son de mi amiguito "Kan" (Kanzaka) etc, etc, etc.

Vaaale, vale... ya os dejo leer... :P

PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP

Las partículas de polvo se metían en los ojos de todo aquel que no los tuviera cerrados. El fuerte viento traía consigo el aroma de la batalla. La sensación de nerviosismo se podía respirar en el ambiente.

Esperaban la aparición del reducido ejército de dragones dorados que quedaría destruido y dividido de una vez por todas. Por fin, las fuerzas de la oscuridad serían las vencedoras de una decisiva contienda, aún cuando las anteriores veces todo había quedado en tablas.

El dulce aroma de la muerte que volaba sobre sus cabezas la hizo sonreír levemente y pensar en el crujido que hacían los huesos al romperse bajo el filo de su acero. Sería delicioso tomarse una dulce venganza sobre el espadachín rubio y la chica pelirroja. En cuanto a Luna... Nunca jamás se volvería a reír de ella. Nunca...

Miró hacia el cielo nublado que cubría toda aquella inmensa tierra. Ya no lo volvería a ver jamás. Por fin podrían cumplir su ancestral legado de destruirlo todo y mandar a todos los seres (incluidos ellos) a tomar viento... Eran kamikazes que debían su miserable existencia de incorruptible obediencia a la destrucción de todo aquello que tuviera vida. Su propia vida era asquerosamente servil y no podían hacer mas que obedecer...

Subordinados de los subordinados de un subordinado de la gran madre que lo creó todo, que parecía no querer que cumplieran su propósito. Libertad era una palabra demasiado grande para tomarla a la ligera, y mientras más débiles eran menos libertad tenían y menos deseaban tener, pero mientras más fuertes eran, más arraigados estaban a sus superiores... ¿Qué hacer? Era un círculo vicioso. Y la traición apenas existía en los más poderosos. Esa miserable tortura debía acabar, pero alguien debía pagar por ello, fueran culpables o inocentes... Todos debían morir.

Así empezó todo y así acabaría algún día que, a juzgar por las apariencias, no parecía muy lejano.

El suave murmullo de unas pequeñas gotas de lluvia hizo que volviera a la realidad.

Miró a Zeros, que estaba a su lado. Sonriente, como siempre, el demonio parecía confiado y seguro de sí mismo, lo cual hizo que se sintiera más segura, si cabe.

De repente, como si de seis fantasmas se tratase, aparecieron seis lejanas figuras a lo largo del valle.

Sherra observó, con los ojos entornados, que no había nadie a parte de esas seis personas que ahora cruzaban el valle con paso seguro y rápido.

- ¿Qué es esto?- Preguntó al aire la generala entre enfadada y sorprendida. Miró a Zeros y éste se encogió de hombros, pero no dijo nada. Ni siquiera modificó la expresión de su rostro.

Cuatro de las seis personas se detuvieron a mitad de camino del centro del valle y las otras dos siguieron andando.

- Vamos.- dijo Zeros y se teletransportó hacia la mitad de la hondonada. Sherra le siguió.

Se encontraron frente a frente con las figuras de "La famosa y hermosa chica hechicera Reena Inverse" y la "Caballero de Cephied Luna Inverse", ambas con una expresión neutra en el rostro.

A pesar de ello, las dos desprendían una sensación de seguridad que no le gustó nada a la Generala de Dynast.

- ¿Habéis venido a rendiros?- preguntó Sherra fingiendo que no había notado ese aura de seguridad en ambas humanas.

Reena y Luna se miraron.

- Los dragones dorados no quieren luchar.- admitió Luna.

- Hemos venido a luchar nosotros seis.- añadió Reena.

Sherra soltó una risita y Zeros levantó una ceja.

- ¿Qué los dragones DORADOS no quieren LUCHAR?- dijo Zeros con voz incrédula (haciendo hincapié en las palabras que están en mayúscula).

- Si queréis engañarnos os va a hacer falta algo más que un guión. Sois unas pésimas actrices.- dijo Sherra con una sonrisa que casi parecía una mueca.

Las dos hermanas se volvieron a mirar en un gesto de complicidad.

- Te dije que no se lo creerían.- dijo Reena encogiéndose de hombros y levantando una ceja.

- Cierto... – admitió Luna.- Escuchad: -dijo a los demonios.- Los dragones dorados no quieren luchar, me da igual si lo creéis o no, es la verdad. Por el contrario, nosotros seis hemos venido con otros propósitos. Protegeremos este mundo con nuestra vida si hace falta.

Hubo unos momentos de silencio.

- Muy emotivo.- dijo al fin Sherra.- Pero os olvidáis de que vosotros sois solo seis, mientras que nosotros somos más de mil y además tenemos el amplificador. Sólo una pregunta, por curiosidad: ¿cómo pensáis ganarnos?

Las dos humanas se miraron de nuevo, pero esta vez con un gesto de incredulidad. Sherra notó que luego miraron a Zeros de reojo.

- ¿Qué pasa?- preguntó enfadada la generala.

- No se.- dijo el demonio encogiéndose de hombros sin dejar de sonreír.

- Bien, al menos lo intentaremos.- dijo Luna mirando aún curiosamente al más poderoso sirviente del "Señor" de las bestias.

Cada uno se fue por su lado. Sherra aún pensaba contrariada en la actitud de ambas humanas cuando se situó en su posición.

Esperó un momento y saboreó la tensión del ambiente. Tratándose de esos humanos, tal vez sí que se trataría de una batalla interesante.

Levantó una mano, y dio la señal.

Un incontable número de orcos y otros seres se abalanzó hacia el grupo de los seis humanos pero, cuando no habían corrido ni dos metros, un fuerte grito se escuchó. Un grito que más bien pareció un trueno.

- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHOOOOOOOOORAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!

De repente, en el cielo apareció una densa nube dorada y unos rayos cayeron en todas direcciones. Eran cientos de alientos de fuego que proferían los dragones dorados hacia los lindes del bosque (dónde estaba la mayoría del ejército demoníaco) y el grupo de trolls y orcos que avanzaba hacia los humanos incontrolablemente

Los demonios escondidos en los lindes del bosque, salieron antes de tiempo y todo el plan trazado cuidadosamente por Sherra se desmoronó rápidamente. Los orcos y los trolls, viendo que estaban siendo aniquilados, empezaron a huir en todas direcciones, y muchos de ellos caían bajo un infalible rayo proferido por un dragón.

Por primera vez en mucho, mucho tiempo, Sherra no supo qué hacer. Y eso era frustrante.

Buscó a Zeros con la mirada, pero no lo encontró por ningún lado y su instinto le dijo que, el muy cobarde, había huido. De repente su vista se dirigió a los humanos que estaban en medio de ese extraño caos organizado atacando de vez en cuando a algún demonio que se les acercaba.

La generala de Dynast desenfundó la espada y se dirigió gritando y lo mas rápido que podía hacia el pequeño grupo.

- ¡¡¡OS MATAREEEEEE!!!.

La primera estocada iba hacia Luna pero, en el último momento, justo cuando iba a dar una estocada, Amelia se puso en medio.

La princesa alzó un objeto delante de su rostro y...

- ¡¡¡¡¡¡LA VIDA ES MARAVILLOOOOOOSAAAAAAAAAA!!!!!- se oyó por todo el valle.

Todo el caos y la confusión paró de repente mientras Sherra y los otros demonios miraban a la Princesa de Saillune con los ojos como platos. La chica continuó.

- ¡¡¡¡¡¡¡OOOHHH!!!!!¡¡¡¡QUÉ MARAVILLOSA ES LA VIIIIDAAAAAA!!!!!

La voz de Amelia resonaba por todo el valle (y más allá) gracias al amplificador. Esa era la famosa solución que habían hallado: Un "ataque espiritual".

Todos los demonios cayeron de culo (Sherra incluida).

- Pe... ¿pero que...?- balbuceó la generala.

- ¡¡¡¡JAJAJAJAJA!!!!- Tronó la voz de Amelia.- ¡¡¡A LOS DEMONIOS OS GUSTAN LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS, ASÍ QUE LA VIDA Y EL AMOR OS PARECEN DE LO MAS ASQUEROSO!!!¡¡JAJAJAJAJAJA!!

A todos los demonios les cayó una gota por la nuca.

- ¡¡¡¡Y AHORA PREPARAOS PARA MI CANCIÓN!!!!- Anunció Amelia.

- ¿Qué canción?- preguntó Luna extrañada. A Reena le caía una gota de sudor por la sien y parecía estar pasando bastante vergüenza.

- Ya verás, ya... – contestó la hechicera.

- ¡¡¡LA VIDA ES MARAVOLLOOOOOSAAAAAA!!!¡¡¡ES MARAVILLOSA A TU LAAAAAADOOOOOOOOOOO!!!.

De repente, todos los demonios se empezaron a sujetar la cabeza mientras, los que estaban levitando, caían al suelo.

Sherra no pudo evitar ponerse de un color morado y que le entraran nauseas gracias a la cursi canción de la princesa de Saillune.

Entonces la reina Martina entró en escena.

- ¡¡Yo también quiero!!- pidió. Y Amelia le cedió el amplificador.

- ¡¡¡OOOOOJOJOJOJOJOJOJO...!!!- rió la reina.

Todos se quedaron expectantes para ver qué diría a continuación.

- ¡¡¡¡¡OOOOOOJOJOJOJOJOJJOOJOJO...!!!!- Siguió riendo la monarca al ver que no se le ocurría nada qué decir. Todos (absolutamente todos) cayeron al suelo con grandes gotas en la cabeza.

- ¡¡¡TRAE AQUÍ!!!- Dijo Reena mientras arrebataba el pequeño escudo de las manos de la monarca.

- ¡¡¡LA VIDA ES MARAVILLOSA!!!¡¡¡ES TAN BELLA, LA VIDA...!!!¡¡¡OOOOOHHH!!!¡¡¡OOOOHHHHH!!!¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!¡¡¡GAUDY , MALDITA MEDUSA DESCEREBRADA, VUELVE A TOCARME EL TRASERO Y TE DEJO SIN MANOOOOOOOS!!!.

Definitivamente, Reena no era la más adecuada para tener el amplificador.

El objeto pasó a manos del sumiso Zelgadis.

- Va, Zel, di algo.- le animó Amelia.

- Ten, Luna, te lo dejo a ti.- dijo Zel. A Amelia le cayó una gran gota por la sien.

Luna se quedó mirando el pequeño objeto y observó que los demonios empezaban a recuperarse. De repente Filia aterrizó a su lado y le arrebató el objeto. La dragona tenía tal expresión de seguridad en el rostro que Luna no osó decir nada.

De repente la dragón dorado se sonrojó y cerró los ojos, sonriendo como si algo muy hermoso le hubiera sucedido.

-¡¡¡¡TERIDE, AMOR MIIIIIIOOOOOOOO!!!!- gritó la dragona. Después se giró hacia Luna con mirada diabólica. A la dragona le cayó una gota por la sien- Esto es una dulce venganza...- admitió Filia.

- ¡¡¡¡OOOOHHHH!!!!¡¡¡¡QUE HERMOSO ES EL AMOR!!!¡¡¡¡EL AMOR TE HACE PENSAR QUE LA VIDA...!!!- Los demonios negaban con la cabeza deseando que la dragona no continuara.- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡EEEEES MARAVILLOOOOOSAAAAAAAAAA!!!!

Sherra no podía más... debía escapar... Pero le daba rabia que Zeros hubiera huido.

- ¡¡¡¡Maldita rata de cloaca!!!!- masculló Sherra. Y entonces, como si le hubiera oído, Zeros apareció delante suyo.

El demonio tenía unos grandes tapones que le sobresalían de las orejas y eran el doble de grandes que su cabeza.

- ¡¡Hola Sherra!!- saludó alegremente.

- Maldito...- dijo entre dientes la generala de Dynast.

- ¿Qué?- preguntó Zeros acercando uno de sus entaponados oídos. – Es que no oigo, Sherra, perdona.

- Traidor... – susurró Sherra.

- No insistas, Sherra, que no te oigo.- sonrió el demonio.- Bueno, yo me voy, que tengo otras cosillas que hacer... Adiós.

Zeros se dio media vuelta y, simplemente, desapareció.

La generala gruñó y observó a su alrededor. Los gritos a favor de la vida estaban causando estragos entre los demonios. A algunos de los de más bajo nivel, les empezaba a explotar la cabeza y otros quedaban inertes en el sitio. Otros, simplemente huían.

La generala de Dynast maldijo de nuevo en voz baja y, lanzando una intensa de odio hacia los seis humanos y la dragona, se retiró de la batalla.

Rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr rrrrrrrrrrrrrrrrrrr

Contaban a los dragones y miraban el desolador paisaje que había quedado tras los ataques de éstos.

No había ni rastro de los demonios que habían perecido en la "batalla" y la mayoría de los orcos, trolls y demás, habían huido hacia tierras más tranquilas.

El cielo estaba nublado y había decidido dejar de erosionar el suelo con su dulces gotas de agua.

Reena se sentó en la húmeda moqueta verde de fina hierba que cubría la tierra. Sus ojos del color del fuego, observaron las lejanas montañas y los restos de los árboles que habían quedado.

Notó que Filia se sentaba a su lado.

- ¿Estás bien?- dijo Reena.

- Sí.

- Siento que esto no te haya servido de nada.- dijo Reena con tristeza.

- No importa...

- No te preocupes.- dijo Reena con una tierna sonrisa.- Todo saldrá bien...

Esos bellos ojos azules que poseía la dragona la miraron, tristes. Después hicieron un gran esfuerzo para sonreír, y luego... se sumieron en un profundo letargo. Observando fijamente el horizonte lejano.

Gaudy se acercó junto con Martina, Amelia, Zelgadis, Luna y Milgazia.

- ¡¡Ha sido fantástico, Filia!!¡¡Lo has hecho muy bien!!- dijo la princesa con vitalidad. La dragona hizo un intento de sonrisa.

- Bueno, ha sido muy raro ¿no?- dijo Luna pensando.- No estabas muy bien y sin embargo... Te has puesto muy contenta de repente.

- Tal vez haya sido una especie de lapsus.- Dijo una voz dulce por detrás de ellos.

- ¡¡Sylpheel!!- dijeron a coro.

- Puede que hayas estado tan triste que, al ver una situación divertida te hayas trastocado temporalmente y hayas empezado a reírte y a comportarte de modo extraño.

De repente una risa se oyó a espaldas de Syl.

- ¡¡Pero si siempre ha estado trastocada!!

- ¡¡¡ZEROS!!!- dijeron de nuevo todos a coro y al tiempo que preparaban diferentes conjuros.

- Tranquilos, que he venido en son de...

- ¡¡¡¡¡¡QUE HERMOSA ES LA VIDA!!!!!!- dijo Filia que en una fracción de segundo se había desplazado hacia el demonio y le había gritado en el oído.

Zeros cayó al suelo con los ojos en espiral, por suerte, como Filia no había dicho esto realmente contenta, el demonio no tardó mucho en recuperarse. Por primera vez, no era Reena la que recibía al demonio (sin embargo, el saludo no había sido más cariñoso que los que le ofrecía la pelirroja).

Dos minutos después del accidente los siete humanos y los dos dragones dorados miraban al demonio con aversión.

- ¡Genial!¡Muy bien!¡¡Ha sido impresionante!! No esperaba menos de vosotros.- admitió, con una risita, Zeros.

- ¡¿De que estás hablando!?¡¡Te recuerdo que eres del lado contrario!!- chillo Reena con una gota en la sien.

- ¡Ah!¡Es cierto! He de explicaros algunas cosillas... Pero... antes he de... sí... será lo mejor...

- ¡¿Qué diablos estás murmurando!?- dijo Reena.

- Con permiso... – y el demonio desapareció.

- ¡¡¡MALDITO ZEROS!!!¡¡VEN AQUÍ DEMONIO COBARDICAAAA!!- empezó a gritar Reena.

- No me gusta nada que Zeros venga ahora en son de paz...- reflexionó Milgazia.

- Para mí que intenta traicionarnos de nuevo- masculló Zelgadis.

- Pues yo creo que lo peor ya pasó... No creo que Zeros tenga más intenciones ocultas... – Contradijo Luna.

- Eso no puedes saberlo... Para mí que intenta vengarse... - rebatió Amelia. Luna rió por lo bajo.

- Eso no sería propio de "Los Metallium..."- dijo la caballero de Cephied sonriéndose.

Todos la interrogaron con la mirada pero en ese momento se oyó cantar una voz "Ellos eran cuaaaatro... Y nosotros ooocho... Vaya la paliza que nos arrearon ellos a nosoooootros..." y una risa infantil la acompañaba.

Filia miró incrédula al lugar de donde provenía la voz.

Las lágrimas de emoción surcaron las aterciopeladas mejillas de la dragona cuando vio acercarse a Zeros con Val en los brazos.

El demonio dejó al niño en el suelo cuando éste vio a su madre adoptiva y corrió a su encuentro. La dragona abrazó al niño con fuerza, como si temiera perderlo otra vez y sus ojos lloraban de nuevo. Habían llorado tanto desde que se fue... La alegría (o una gran parte de ésta) regresó al corazón de Filia y dejó bajo la sombra el dolor que le había provocado la muerte de su amado.

Tanto Milgazia, como Reena, Gaudy y todos los demás, miraban enternecidos la imagen (Martina tenía los ojos redondos y unos ríos de lágrimas corrían por su cara), para luego quedar atónitos ante la acción realizada por el demonio (que ya se estaba empezando a poner lila de asco con tanta cursilería). La única que no parecía tan sorprendida, era Luna.

- Val, cariño ¿Estás bien?¿Te han hecho daño?¿Dónde has estado?¿Has comido?

- Si, he comido muuucho...- dijo el niño con una sonrisa.- El señor Zeros me llevó a un sitio muy oscuro.- dijo señalando al demonio que ya empezaba a escurrirse hacia el bosque.- Pero luego me llevó con el tío Milgazia. Pero me aburrí un poco porque no habían muchos niños y no conocía a nadie.

Todos (menos Mil) se asombraron al escuchar esta confesión: ¡Val había estado todo el tiempo en las montañas que Kaatar! Claro... Por eso los otros dragones dorados sabían dónde estaba.

Nunca se hubieran imaginado que Zeros llevaría al hijo de Filia a un lugar seguro, aunque...

- Muy típico de un sirviente de Zelas... – murmuró Luna.

- Val... ¿Dónde te llevó Zeros al principio?- preguntó Reena. El niño la miró con curiosidad con esos encantadores e inocentes ojos ámbar.

- Mama... esta niña me da miedo...- contestó el niño.

La hechicera empezó a gritar... por suerte Gaudy la retuvo para que no le diera de mamporros al niño.

- Hola Val.- saludó Sylpheel alegremente.- Yo soy Sylpheel.

- Y yo – se señaló Amelia.- Me llamo Amelia.

- ¡Y yo soy La Reina de Zoana Martina Zoana Mel Navratilova!- dijo con opulencia la monarca.

Todos la miraron con una gota en la sien.

- Hola Martina.- saludó Val alegremente. Todos cayeron de culo al suelo.

Mientras Martina, Amelia y Sylpheel hablaban amigablemente con el pequeño, los ojos de Filia buscaron al general y sacerdote del Ama de las Bestias.

Entre los árboles pudo entrever la capa del demonio que se internaba bosque adentro. Decidió seguirle. Debía darle las gracias por no haber hecho daño a su hijo. Sin decirle nada a nadie, la dragona siguió a Zeros.

El demonio caminó un rato y después se detuvo frente a un lobo de pelaje blanquecino. Simplemente se quedaron mirándose a los ojos un rato y después el lobo, con un sigilo casi felino, se perdió entre la bruma y las hojas del espeso bosque.

Filia, que había estado medio escondida salió cuando Zeros se quedó solo. El demonio estaba de espaldas a ella, pero sin embargo, habló.

- Vaya, vaya, Filia... ¿ahora, en vez de Martina, eres tú la que te dedicas a espiar?

- No... No es por eso...- de repente Filia se sintió acalorada. Bajó la vista y miró fijamente al suelo. – Yo... bueno... quiero... te quiero dar las gracias... por cuidar de...

- ¡Je!- la cortó Zeros.- Es curioso que me des las gracias, Filia cuando YO maté a ese chico... ¿Cómo se llamaba...?

Filia miró a Zeros casi suplicante. Con una expresión que se encontraba entre el odio y la pena. Luego, miró al suelo.

- ¡Ah, sí...! Téride ¿no?- terminó el demonio. Su voz fue un poco ronca y sus palabras estaban cargadas de odio y algo más... tal vez... tristeza.

- Sí... – asintió Filia.- Pero te agradezco, de todos modos, que no me hayas quitado también a Val. Todo un detalle de tu parte.- ésta última frase vino cargada de dureza. Los ojos del demonio quedaron escondidos por detrás de su flequillo.

Filia se dio media vuelta y desapareció. En la quietud del bosque, un demonio de cabellos violeta y ojos amatista, murmuró algo...

- Lo siento Filia...

rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

El niño de ojos ambarinos miró a su madre adoptiva con expresión triste.

- Lo siento, cariño. – dijo la dragona.

El dragoncito hizo un puchero y miró al suelo.

- ¿Y por que?- preguntó caprichosamente. Estaba en esa edad en la que los niños preguntan el porqué de todo.

- Porque...- Filia se lo pensó un momento. No podía decirle que Zeros lo había matado... Al fin y al cabo su hijo no tenía ni cuatro años... – Porque se ha ido a vivir a otro sitio.

- ¿Y no volverá?- dijo el niño. Filia lo miró con ternura.

- No.

- ¡Jo!- se quejó el niño- Yo quería decirle adiós.

- Ya lo se...- dijo Filia abrazando el pequeño cuerpecito de Val.- Ya lo se...

Mientras tanto, Zeros había emergido de las profundidades del bosque con una sonrisa en el rostro.

- ¡¡Zeros!!- llamó Reena con el ceño fruncido.- ¡¡Dinos ya qué está pasando!!.

- De acuerdo, de acuerdo, Reena... Pero... ¿Qué tal si vamos a otro sitio mejor y os lo explico todo mientras tomamos un helado?- dijo el demonio alegremente.

PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP

¿Sorprendidos? Jejeje... Bueno, no se si a un demonio se le puede vencer de esa manera, pero a juzgar por lo indefenso que se le ve a Zeros cuando Amelia le "ataca" yo diría que sí... :P

Bueno... He accedido (un poco) a la petición de Aredhel Alcarin de poner un poco de Zeros/Filia... "Eso" es el resultado --U Es que no me parecía muy normal que Filia se tirara a los brazos de Zeros cuando Téride había acabado de morir hacía un par de semanas. No se... me parecía un poco fuera de tono. De todos modos espero que haya bastado para que os gustara. U

En fin... ya falta poco para saber porqué demonios Zeros se comporta así... :P Así que... Ya sabéis: La Paciencia es una virtud... :P

Besos como cachalotes del Ama de las Bestias:

Zelas Metallium.