Ohayo n,n

Buenaaaaas... Bienvenidos de nuevo a mi fic n.n

Primero de todo, quiero agradecer sus reviews a:

Aredhel Alcarin: XDD Lo de los demonios ha sido una cosa que siempre he tenido presente... ¿Cómo puede ser que en la historia real no se les ocurra? XDD De nada... Gracias a ti por el review n,n.

Amber: Es que... las ideas de Amelia nunca fallan... XDD Si ha sido divertido leerlo, escribiéndolo me lo pasé pipa... XD :P Bueno... la gracia del fic es esa ¿no? Saber dónde está metido Zangulus :P Pero no te preocupes: ¡¡Aquí está la solución del embrollo!! XD Gracias por el review ;).

Los personajes y otras cosas, por desgracia son propiedad de Hajime Kanzaka (Kanzi para los amigos XD).

Espero que os guste el último capítulo de este alocado fic.

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La caótica y agobiante temporada de los refrescos y los helados casi había terminado y la gente, aburrida del agua y del calor sofocado con el frío contacto de la nata sobre sus bocas, quería regresar a sus casas y tomarse lo que les quedaba de vacaciones tranquilamente en paz.

El verano de ese año se lo había pasado Martina buscando a su marido, y había perdido el tiempo en una guerra en la que, absurdamente, habían muerto muchos dragones.

Para Reena, sólo era una lucha más. Una salvación del mundo que se añadía a su currículum, pero aún después de una batalla, sentía siempre haber perdido una parte del preciado y corto tiempo del que disponían los humanos.

De todos modos, ahora que estaban allí reunidos Martina, Reena, Gaudy, Zelgadis, Amelia, Sylpheel, Luna, Filia, Milgazia, Zeros y Val (¡cuanta gente!), no había suficiente tiempo como para pensar en el tiempo perdido. Querían escuchar a toda costa los argumentos de Zeros para saber el porqué de todo ese embrollo.

- ¿Queréis un helado? Yo invito- dijo el demonio con una ancha sonrisa.

- ¡¡Yo sí!!- dijo Val entusiasmado.

- ¡Tú no!- le reprendió Filia.- que luego te quejas de que te duele la tripa.

- Vamos, Filia, que por uno no le va a pasar nada...

- Sí, mamiiiiii... Por faaaaaaa...- dijo el niño implorante.

- ¡Agh! De acuerdo... Pero uno pequeñito...

- ¡Muy bien! Reena, ¿tú quieres algún...? – empezó el demonio. Pero Reena ya había efectuado su pedido.

- ¡¡TRES DE FRESA Y UNO DE NATA RECUBIERTO DE CARAMELO!!¡¡DOS TARTAS DE TRUFA Y UN PASTEL DE MANZANA!!¡¡O MEJOR DEME EL MENÚ ENTERO DE HELADOS!!

A Zeros le cayó una gota por la sien.

- ¿Qué pasa?¡Con lo que nos has hecho pasar, esto es lo mínimo que puedes hacer para compensarlo!- Dijo airada la pelirroja.

- ¿Con comida?- dijo Zelgadis irónicamente.

- ¿Tienes alguna objeción?- Preguntó Reena con fuego en los ojos.

- No, ninguna.- contestó la quimera con una gota de sudor en la cabeza.

- Bien.- dijo Luna.- Nos gustaría que nos contaras de qué va todo esto. Mi hermana me ha dicho que amenazaste a un camarero y mataste a un mensajero de Saillune... Eso sin contar el secuestro de Val.

-Y de mi Zangulus.- dijo Martina, pero hicieron caso omiso de ella.

- No creo que a Zelas le importe... además tú mismo dijiste que nos lo explicarías.- había proseguido la hermana de Reena.

En ese momento empezaron a servir lo que habían pedido.

El demonio sonrió viendo que el rostro de todos los presentes (menos el de Val, que saboreaba alegremente su helado) se convertía en una máscara de seriedad y tensión. Haciendo gala de sus dotes explicativas, Zeros empezó a hablar.

- Todo empezó justo cuando derrotamos a estrella oscura- dijo mirando de reojo a Val.-. Yo regresé a Wolf Pack para informar a la Señora de las Bestias de lo que había sucedido en esa batalla. Ella había estado esperando una respuesta a la propuesta que le hice a Valgarv: Que se uniese a las tropas de los demonios. No obstante, la respuesta de Valgarv, como ya sabéis, fue no, así que se dedicó a vigilar a los otros Dark Lords.

- A Dolphin y a Dynast.- Afirmó pensativamente Luna.

- Exacto.

- ¿Con qué fin?- preguntó la Caballero de Cephied.

- Hacía tiempo que sospechaba que hacían algo a sus espaldas.- respondió Zeros. Luna rió.

- ¡Eso no es ningún secreto!

- Luna tú... ¿Conoces a toda esta gente?- preguntó Sylpheel mientras se ponía lívida. La hermana de Reena hizo un gesto con la mano que quería decir "Déjalo correr".

- Es una larga historia... – contestó la Caballero de Cephied. Luego se dirigió a Zeros.- Bueno, continúa.

- El Ama de las Bestias, descubrió que estaban intentando destruir el mundo otra vez, lo cual era una idea estúpida. En primer lugar porque Fibrizzo lo había intentado hacía apenas un año y en segundo lugar, porque con sus escasas fuerzas no lograrían nada, y más si Reena Inverse se metía por medio.- el demonio le guiñó un ojo a la hechicera.

- Aunque siendo una idea de Dolphin, no me extraña nada.- dijo Luna con los ojos semi cerrados y una gota en la sien.

- Eso mismo dijo la Señora de las Bestias.- sonrió Zeros.- Pero no era eso lo que le había molestado, sino que lo hicieran a sus espaldas. Así que decidió que les... "Daría una lección". Y decidió aliarse con ellos.

Todos cayeron de culo.

- ¡¡¿COMO QUE SE ALIO CON ELLOS!!?¿NO ESTABA EN CONTRA SUYA?- gritó Reena al demonio sonriente.

- Aún no he acabado, Reena, sé paciente...- dijo Zeros con una enorme gota en la nuca.- Se alió con ellos pero con el propósito de entorpecerles. Es decir: Nuestro fin era ayudaros a vencerles desde su bando.

Se quedaron con la boca muy abierta y los ojos como platos.

- Típico de Zelas... – dijo Luna con una gota de sudor en la sien.

- Eso me recuerda a lo que hace cierto demonio cada vez que no ve...- dijo Reena mirando a Zeros peligrosamente.

- Eso... De tal palo, tal astilla...- dijo malhumorado Milgazia.

- Bueno, pero... ¿eso que tiene que ver con que secuestraras a mi hijo?.- dijo Filia algo agresivamente (Val los miraba alternativamente como si jugaran un partido de tenis).

- Aún no hemos llegado a esa parte.- dijo el demonio abriendo sus brillantes ojos.

- Pues continúa.- le instó Luna.

- Al principio, sobre todo durante los dos primeros años, tuvimos problemas porque ni Dynast ni Dolphin se fiaban, pero poco a poco, la Señora de las bestias fue haciéndose con la confianza de Grauscherra- dijo el demonio abriendo los ojos maliciosamente.- Y entonces, me tocó intervenir a mí. El primer paso era, como ya sabrá mi "amigo" Milgazia, alertar a los dragones de un inminente ataque a las montañas de Kaatar. El fin de ese ataque era, más que nada, intentar debilitar las fuerzas de los dragones y tener más ventaja en las próximas batallas.

- Sí, me acuerdo muy bien de lo que me dijiste cuando no te creí. "No tienes más opción que confiar en m"- dijo el dragón. Zeros sonrió alegremente.- Y después, supongo que nos echaste esa maldición.

- No.- negó el demonio.- La "maldición" era para manteneros calladitos todo el tiempo que estuvierais con Filia.- si las miradas mataran, Zeros habría caído inerte allí mismo.- Además, la idea que había acabado de tener, no habría funcionado.

- Eres despreciable.- le espetó Filia. Zeros se encogió de hombros.

- Soy un demonio...

- Bueno, entonces... déjame adivinar.- dijo Luna.- Hiciste que un mensajero de los dragones dorados fuera a casa de Filia a decirle lo que había pasado y, al cabo de un tiempo, secuestraste a Val para que Filia fuera a pedir ayuda a Reena y, ya de paso, que mi hermana luchara en esta guerra.

- Eso es.- dijo Zeros sonriente.

- Pero... ¿No hubiese sido más fácil decírselo a mi hermana o atacarla, o algo así?- dijo Luna.

- Sí. Pero no hubiese sido tan divertido.- contestó el demonio como si fuera lo mas evidente del mundo.

Todos los presentes cayeron de nuevo al suelo.

- Bueno...- dijo Reena levantándose con dificultad.-¿Y qué pintan aquí el tabernero y el mensajero?

- ¿Y mi marido?- preguntó Martina, de nuevo en vano.

- Ah, eso... – dijo Zeros como si fuera una divertida anécdota.- Cuando secuestré a Val, mi primera reacción fue llevarlo a Wolf Pack, pero...

- ¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿A WOL... A WOL... A-A-A WOLF PAAAAAACK???!!!!- chilló Filia.- ¡¡¡¡¡EN QUE ESTABAS PENSANDO PEDAZO DE BASURA INFECTA!!!!! ¡¡¡SABANDIJA SARNOSA!!! ¡¡¡¿C"MO SE TE OCURRE!!!?- gritaba Filia mientas intentaba sacudir al risueño demonio con su mazo.

- ¡¡BASTA, FILIA!!¡¡DEJALE ACABAR!!- gritaba a su vez, Luna.

La dragona tardó un buen rato en calmarse, cosa que no fue precisamente gracias al demonio, que iba diciendo cosas como: "Hay que ver, Filia... ¿No ves que le estás dando mal ejemplo a tu hijo?" comentarios que servían para agravar más la situación.

- Bueno Zeros... entonces llevaste a Val a Wolf Pack ¿no?- prosiguió Luna cuando, al fin dragona y demonio se hubieron calmado.

- Sí, pero en cuanto lo vio la Señora de las Bestias se enfureció. Se puso de muy mal humor, y cuando pasa eso, todo el mundo quiere pasar desapercibido. Seguramente, los vigías se distrajeron y entonces fue cuando entró el mensajero en Wolf Pack.

-... Y tu Ama te mandó matarlo.- concluyó Reena.

- Nooooo...- dijo Zeros sonriente.- Lo mató ella.

De nuevo todos se quedaron con la boca y los ojos muy abiertos.

- ¿Co-co-co-como que lo mató ella?- dijo a duras penas la princesa de Saillune.

- Resulta que el pobre hombre dio con ella antes que conmigo y, como (ella) se dio cuenta de que se había colado (el mensajero), le dio un repentino ataque de histeria y, sin querer, le partió el cuello. – dijo Zeros como si fuera lo mas normal del mundo.- Luego se dio cuenta de que tenía una carta para mí, y entonces, para atraer a Reena hacia mí, se me ocurrió lo del mensaje en el caballo.

- ¡¡¡¡¿¿COMO QUE LE PARTIO EL CUELLO??!!!¡¡¡PERO SI TENÍA LA CABEZA DEL REVEEEEEES!!!!- gritó Amelia.

Zeros hizo un gesto como restándole importancia. "Da lo mismo" dijo.

- Entonces hemos de suponer que lo del tabernero fue para que Val tuviera comida ¿no?- dijo Reena con una nueva gota de sudor en la sien.

- Premio.- dijo Zeros. Y mirando a Filia –Pero a decir verdad Val estuvo poco tiempo en Wolf Pack, porque se me ocurrió que con otros dragones (aunque fueran dorados) podría estar mucho mejor que conmigo.

- Me tranquiliza saber que tienes un mínimo de decencia.- dijo Filia con la vena de las sien marcada.

- No es que tenga un mínimo de decencia, es que si no lo hacía, la Señora de las Bestias lo iba a matar...- dijo con una sonrisa.

- Era una señora muy mala...- dijo Val a su madre.- Decía muchas palabrotas.

Zeros se echó a reír al tiempo que Filia le miraba con mala cara.

- ¿Y mi marido?- dijo por tercera vez Martina logrando, esta vez, llamar la atención.

- ¡¡Te lo he dicho más de mil veces, Martina!!¡¡A Zangulus no lo ha secuestrado Zeros!!- Dijo Reena malhumorada.

- ¡¡Que sí que lo tiene él!!¿A que sí?- preguntó la monarca al demonio.

- No.- contestó él. La reina se quedó pasmada.

- ¡¡¡JA!!!- rió Reena haciendo notar que era ella la que tenía razón.

- Pero...- dijo la Reina de Zoana desconcertada.- ¿Entonces dónde está mi Zangulus?

Zeros se encogió de hombros y todos miraron a la reina. Se hizo un extraño silencio sólo roto por los mimos que Val le pedía a Filia.

¿Cómo podía ser? Si su Zangulus no estaba secuestrado por ese Zeros, entonces... ¿Dónde diablos estaba?¿Sería verdad que no lo tenía el demonio? Le miró con recelo.

Zeros estaba ya pidiendo la cuenta (todos los helados le iban a costar caros). Los otros empezaban a hablar de otros temas (le preguntaban a Luna cómo era que conocía a Zelas) mientras Milgazia intentaba despedirse de ellos.

De repente, la monarca se dio cuenta de que esa loca aventura emprendida por incontrolables impulsos de buscar a su marido, estaba llegando a su fin. Al menos por parte de sus compañeros.

Reena y Gaudy, habían conseguido una nueva victoria sobre las fuerzas de la oscuridad.

Amelia y Zel, habían comprendido que no debían separarse jamás porque se amaban con la mayor de las pasiones.

Luna había aprendido a no quedarse a la sombra de los problemas, sino a luchar hasta que se acaben las fuerzas. Luchar por sus convicciones y principios... y también por la vida que valía la pena vivir.

Sylpheel había hecho uso de la magia blanca para salvar muchísimas vidas, a pesar de que algunas otras se habían perdido en la gran red que tendía la muerte a los heridos y enfermos.

Milgazia había sobrevivido a otra guerra y habia encontrado una nueva familia, Val y Filia.

Filia, se había percatado de que no estaba sola en el mundo y había experimentado el horror que provocaba la guerra, de la que tanto había oído hablar. También había descubierto el dolor y la desesperación de perder a un hijo.

En cuanto a Zeros... bueno, el demonio, seguramente se había ganado unas buenas vacaciones (y el reconfortante placer que te provoca el que te feliciten por una cosa).

Y Martina. Ella había aprendido muchas cosas. A tener miedo... mucho miedo. A tener cosas en común con alguien. A saber escuchar. A hablar solo cuando es necesario. A esperar el momento oportuno. A tener constancia. A ayudar en momentos críticos. A saber aceptar una derrota. A tener valentía. Pero, sobre todo, había aprendido a echar de menos.

Milgazia se había ido ya y Zeros hizo lo propio. Se levantó de su asiento, cogió el extraño báculo que lo acompañaba a todas partes y con un divertido "Hasta la próxima" les dio la espalda mientras los ojos de todos, pero especialmente los de Filia, se clavaban en su negra capa.

- Ah, un momento.- dijo el demonio girándose.

- ¿Qué quieres, Zeros?- preguntó Reena con una sonrisa traviesa.

- Reena, cuando uses un Drag Slave, hazlo con más cuidado.- dijo aún sonriendo.- Lo digo porque casi le das a la Señora de las Bestias.

Reena puso una expresión más propia de Gaudy que de ella.

- ¿Qué quieres decir?- preguntó la pelirroja confusa.

- ¿Te acuerdas de cierto templo que parecía estar bajo el peso de una maldición?- dijo el demonio, y de pronto, desapareció.

Se quedaron en silencio durante unos segundos.

- Claro, Reena.- dijo Zelgadis.- ¿Te acuerdas del templo de los dragones?

- ¡Sí! Entonces... El lobo que vieron Martina y Gaudy en realidad era Zelas... ¡¡Claro, por eso no los mató!!

Reena y Zelgadis se miraron y se echaron a reír mientras los otros los observaban sin entender.

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- Bueno, aquí nos despedimos, chicos.- dijo Zelgadis con media sonrisa.

- ¿De verdad que no vais a ir a Saillune?- dijo Reena sin poder creérselo.

- No. Vamos a buscar una cura para Zelgadis los dos juntos. Por aquí cerca corre una leyenda que dice que hay un libro que cura todos los males.- informó Amelia.

- Ya, pero ya sabéis que no todo lo que se dice por ahí es cierto.- dijo Reena.

- Tranquilos- dijo Zelgadis.- Si no es verdad, iremos a Saillune, así que si algún día queréis visitarnos... Ya sabéis.

- Y si algún día queréis ir a visitarnos a nosotros, estaremos en la tienda.- dijo Filia.

- ¿¿QUÉ??¿Tú también te vas?- se sorprendió la pelirroja mientras se revolvía el pelo.

- Sí. Ya me he tomado demasiado tiempo de vacaciones.- dijo Filia.

- Adiós.- se despidió Val.

- Adiós.- contestaron todos al unísono. Así, Filia y Val desaparecieron entre la espesa bruma que se levantaba en el camino,

- Nosotros nos vamos también.- anunció Zelgadis.

Amelia se abrazó al cuello de Reena.

- Nos veremos ¿verdad?

- Pues claro que sí, Amelia.- dijo Gaudy.- Cuando os caséis y tengáis un hijito os iremos a ver.

Tanto la princesa como la quimera se pusieron como tomates en cuestión de segundos.

- Oig, sí, que bonito...- dijo Martina.

- Sí, yo también iré a visitaros- dijo una entusiasmada Sylpheel.

- Y cuando vosotros os caséis, nosotros también iremos a visitaros. ¿Eh, Reena?- rebatió Amelia con una mirada pícara.

Gaudy la miró sin entender, pero Reena se sonrojó hasta las orejas.

- Adiós...

- Adiós...

Adiós... qué palabra más triste para una despedida... Adiós...

Anduvieron los cuatro sendero arriba hablando sobre Luna. Al parecer, había ido a hacer una visita a su amiga Zelas.

Reena aún se hacía cruces de cómo la Caballero de Cephied podía ser la mejor amiga de una Dark Lady.

"A veces dos seres opuestos pueden llegar a llevarse bien, aunque sus ideologías o sus misiones en el mundo sean contrarias. Es como lo que dicen: Dos polos opuestos se atraen", había dicho la Caballero.

De todos modos... era muy raro.

Llegaron a un cruce de caminos. Syl y Martina debían seguir el mismo, pero Reena y Gaudy decidieron tomar el otro.

Martina esperó pacientemente a que su amiga se despidiera decentemente de Gaudy y de Reena (sobre todo del espadachín) para proseguir con su viaje. La monarca no esperaba verlos nunca más. Lo único que deseaba, era estar con su marido.

Así, sacerdotisa y reina se convirtieron en dos figuras, dos sombras que andan por el sendero de la tristeza y el olvido.

- ¿Qué vas a hacer, Martina?- preguntó la sacerdotisa.

- ¿Qué?- había pillado a la reina ensimismada.

- Que qué piensas hacer ahora.

- No se... - dijo pensativa la reina.- No se dónde está mi Zangulus... ni tampoco dónde se puede haber metido.- dijo la monarca con un halo de tristeza y de añoranza en la voz. Sylpheel la miró con preocupación.

- Te pediría que vinieras conmigo, pero supongo que si quieres buscar a tu marido enviarás guerreros o algo a buscarlo ¿no? Y para eso tienes que volver a Zoana.

Enviar a guerreros y mensajeros a los reinos vecinos... Eso debía de haber hecho. La reina notó el peso de la ignorancia y el infantilismo sobre los hombros.

- Sí... eso es lo que haré... Muchas gracias...- dijo al fin.

La sacerdotisa sonrió.

- De nada.

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Había llegado la hora de los adioses. Fue menos costoso de lo que Martina pensó en un principio, pero aún así, le parecía que esas promesas de volverse a encontrar algún día tenían poco peso y no tardarían en perderse en el aire y caer en el olvido.

De repente, una de las almenas del castillo, SU castillo, apareció en el horizonte. La monarca corrió insistentemente hasta que el castillo apareció en su totalidad...

Las lagrimas, no teniendo espacio en los ojos, salieron al exterior para acariciar levemente el rostro de la reina. Había echado tanto de menos ese lugar... Recordaba que, al principio del viaje se había prometido mirar al horizonte desde su palacio con tal de apreciar la enorme y bella tierra que ella gobernaba.

Así, al acercarse al castillo, descubrió que todo seguía igual. Tan distraída estaba en el estado de lo que era su hogar, que no se dio cuenta hasta que estuvo dentro del castillo de que los criados la miraban con expresión extraña.

No le importó. Suponía que era normal, al fin y al cabo, se había ido con un caballo y había vuelto sin nada. Ni siquiera con el amplificador, que había sido destruido.

Y de repente, desde su espalda, oyó una voz. La voz con la que había soñado desde que se había ido la primera noche... esa voz que tanto había buscado y echado de menos.

- ¡¡¡MARTINA!!!.

La monarca se giró sin poderlo creer. Delante suyo se encontraba ni mas ni menos que su esposo y Rey de Zoana: Zangulus.

La monarca se echó a sus brazos llorando desconsoladamente.

- ¡¡¡ZANGULUS!!!¡¡Te he echado tanto de menos...!! Fui a buscarte, porque creía que era Zeros, pero cuando lo vi no estabas, y entonces me asusté porque pensé que te había pasado algo malo, pero Syl me dijo que enviara unos guerreros y entonces volví y... BBUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH...

Al esposo de la monarca le caía una gota por la sien.

- Ma... Martina, cariño... No me estoy enterando de nada...

- Snif... snif... ¿Dónde estabas?¡Te fui a buscar porque desapareciste de repente!

- ¿Qué?- dijo desconcertado el rey.- Pero, mi amor, fuiste tú la que desapareciste.

- ¡¡Pero no es verdad!!¡¡Yo me levanté y no estabas en la cama!!

- Eso fue porque había ido a buscar unas flores para ti, mi amor... – contestó Zangulus señalando unas flores que ya estaban podridas en un jarrón.

- OOOOOOOHHHH... ¿De verdaaaaaad?

- Pues claro que sí, amor...

- Lo siento... es que... estaba tan preocupada...

- No importa, cariño, pero la próxima vez espera al menos un día para ir a buscarme.- dijo el rey a modo de regaño.

- Sí... – contestó la reina.

De repente, Zangulus levantó delicadamente la barbilla de Martina y se besaron como no lo hacían desde hacia tanto tiempo.

FIN.

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¡¡¡¡OOOOOOOEEEEEEEEEEHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

¡¡¡¡TERMINADOOOOOO!!!! (Soy Feliiiiz... n,n)

Bueno, espero que os haya gustado :P Por favor, por favor os lo pido, dejadme un review final para contarme qué os ha parecido. n,n

En fin... ya se que lo de Zelas es un poco narcisista ( No he podido contenerme :P) pero espero que la trama os haya gustado.

Ya sabéis, si hay algún cabo suelto (si es que he dejado por ahí algo que me haya olvidado... -. –U) alguna queja, algo que no haya quedado claro y, sobre todo, vuestra opinión mandadme un review o un mail a labestiamayorzelashotmail.com n,n

Por cierto, muchísimas gracias a Linita Gabriev; Suisei Lady Dragon; Raven; Zelda M; Bloosom Inverse; Amber-san; Nadesiko-san; Masaki1; Cass Metallium y Aredhel Alcarin por leer este fic. Porque sin vosotros (y os aseguro que es verdad) lo habría dejado colgado. Vosotros lo habéis hecho posible (ay... que parezco un político XDD).

En serio... Muchísimas, muchísimas gracias a todos.

Con ánimos de que este fic os haya gustado y absolutamente agradecida, muchos, muchos, pero que muchos besos para vosotros de parte del Ama de las Bestias:

Zelas Metallium (también conocida como Kopii Zelas).