Notas: Antes que nada, quisiera disculparme por haber tardado tanto con este capitulo. Espero sepan disculpar mi falta de inspiración de los últimos meses, y poder compensarlos con este capitulo.
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Chapter 3: Sleepy
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El día había comenzado con un sol radiante. Los árboles de cerezo del parque estaban desnudos, pero no debía faltar mucho para que se cubrieran de pequeñas flores sonrosadas. En medio de ellos y de la gente estaba Tsuzuki, sentado en el borde de una fuente redonda, mirando el agua manar de las pequeñas vasijas que sostenían los querubines de piedra.
Tsuzuki ya llevaba esperando bastante. No era que Hisoka estuviera atrasado, si no que él había llegado mucho antes del horario acordado. Había pasado una noche muy mala, y había dormido de a ratos, así que en vez de quedarse dando vueltas en la cama prefirió levantarse temprano. Se notaban en sus ojos amatistas signos claros de cansancio.
No se arrepentía de habérselo dicho, pero a pesar de pensar que era imposible que le correspondiera, se había hecho algunas ilusiones.
- Como si hubiera sido posible. - pensó - Sé que me ve como algo más que un compañero, pero no más que como su amigo. Además se lo dije muy abruptamente, debe estar enojado conmigo. ¡¡Argh!! -gritó en voz alta, agarrándose la cabeza con ambas manos, y haciendo que varias de las personas del parque lo miraran como a un loco - Debí haber ideado un verdadero plan, y no esa tontería de marcar un día del calendario. Todo me sale mal... soy un baka... Encima con la confusión de anoche pude haberlo besado (aunque me costara unos cuantos golpes) pero no tuve el coraje, y me desvié hacia su frente... Soy un baka - repitió en forma chibi, con ríos de lagrimas saliendo de sus ojos.
De todas formas, debí suponer que no le gustarían los hombres, a él le gustó Tsubaki-hime... ¿Podrá algún día sentir algo por mí?
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Hisoka se estaba dirigiendo al parque. El también había dormido mal. Le había dado vueltas al asunto toda la noche, pero siempre llegaba a su testaruda teoría: Tsuzuki iba a terminar odiándolo, y él iba a querer morirse para, esta vez, sumirse en la oscuridad.
Como acostumbraba desde hacía unos meses, había salido con el estomago vacío. Desde que se había dado cuenta de los sentimientos de Tsuzuki, casi no comía, y estaba seguro de haber perdido algunos kilos, aunque no se le notaran. Sus propias emociones mezcladas con su miedo y sus dudas le provocaban un gigantesco nudo en el estomago, y no soportaba tragar nada.
Ya había llegado al parque, y lo recorrió con la vista buscando la fuente en la que habían acordado. Allí estaba él, tan hermoso como siempre. Sin dejar que el rubor tiñera sus mejillas ante sus pensamientos, se acercó lentamente, portando su máscara de hielo, y notando los sentimientos de tristeza que fluían abiertamente de Tsuzuki.
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En un cuarto en el que no entraba la luz del día, entre probetas llenas de sangre, un ojo de vidrio resplandecía en la oscuridad.
- Tu sabes que existo, Tsuzuki... no poseo un cuerpo inmortal, solo un cuerpo casi tan resistente como el tuyo. Pero mis nuevos experimentos tarde o temprano brindarán sus frutos. Un cuerpo inmortal... mi nueva fuerza... pronto me encontraré contigo... mi amado...
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El shinigami de ojos amatistas esbozó una sonrisa cálida al verlo, en cambio Hisoka mantuvo su semblante y se limitó a responder a su saludo.
Salvo por un comentario de Tsuzuki con respecto al clima, se dirigieron a la clínica en total silencio. Esta parecía un simple hospital privado, con sus muros blancos y el amplio jardín que lo rodeaba en toda su extensión.
Al entrar (no sin antes ponerse Tsuzuki una bata de médico para interpretar su papel) los atendió en la recepción una enfermera muy amable. Esta apenas miró sus identificaciones falsas, y no tuvo problema en acompañarlos hasta la puerta de la habitación correspondiente, en la zona de mayor seguridad de la clínica.
- En realidad no sé por qué lo mantienen en esta zona, -dijo mientras abría la puerta- quiero decir, sé lo que hizo, pero desde que lo trajeron Seigawa no ha movido un músculo, y no ha hecho nada violento. Los dejaré solos, si necesitan algo estaré aquí afuera.
Tsuzuki le agradeció y se apresuró a seguir a Hisoka al interior de la habitación. Tohru estaba sentado en el borde de la cama, el único mueble de la habitación (seguramente alguna enfermera lo había puesto en esa posición), con la cabeza gacha y la vista fijada en el vacío. El cabello rojo oscuro le cubría las mejillas, aunque se notaban los pómulos sobresalientes de su rostro que delataban la flaqueza de su cuerpo, muy oculta bajo el grueso chaleco de seguridad.
- ¿Puedes notar algo? - Preguntó Tsuzuki.
- No me llega ninguna emoción. Tal vez si lo toco y busco en su mente...
- Quizás deberíamos tratar de hacerlo hablar antes.
- No creo que funcione - dijo con cara escéptica.
Tsuzuki se acercó a Tohru y se puso de cuclillas delante suyo, buscando ponerse en el punto de visión del chico, y le corrió un poco el cabello de los ojos negros.
- Tohru, queremos saber por qué lo hiciste, qué te sucedió, ¿Puedes oírme? - preguntó. Sin embargo su rostro permanecía impasible.
Al ver que verdaderamente no servía de nada hablarle, se levantó y se hizo a un lado, tal como Hisoka le indicaba con un gesto.
Se acercó y, al posar su mano en el hombro del chico, éste levantó rápidamente la cabeza, mirándolo fijamente, y sus ojos verdes se perdieron en los dos pozos negros de su alma.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . r o d e a d o d e o s c u r i d a d . . .
. . . i g u a l d e n e g r a q u e s u s o j o s . . . . . .
. . . . . . d o n d e . . . ?
. . . e s t e v a c í o . . . . . .
. . . . . . i g u a l q u e m i v i d a , . . .
. . . d i f e r e n t e a m i m u e r t e . . . . . .
. . . . . . l o s s e n t i m i e n t o s . . .
. . . o d i o . . . . . .
. . . . . . m i e d o . . .
. . . c a r i ñ o ? . . . . . .
. . . . . . s o l e d a d . . .
. . . p e r o n o s ó l o f l u y e n a t r a v é s m í o . . . . . .
. . . . . . s i n o t a m b i é n a t r a v é s d e é l . . .
. . . a c a s o . . . . . .
. . . . . . é l e s . . . ?
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Hisoka despertó. La luz que entraba a la habitación le lastimaba los ojos, y se los cubrió con la mano. No estaba en su casa ni en el apartamento de Tsuzuki, así que esa debía ser una de las habitaciones del hotel en el que se quedarían en la ciudad. Se estaba sentando en la cama cuando escuchó que abrían la puerta.
- ¿Estás mejor? - Le preguntó Tsuzuki, sorprendiéndose de encontrarlo despierto.
- Sí - Respondió secamente. No quería decirle que se sentía muy débil. Las manos le temblaban un poco, y se había mareado al sentarse.
- Debes estar cansado... - Dijo leyéndoselo en los ojos.
- ...
- Traje algo de comer, te compré algo liviano.
- ¿Acaso ya es la hora del almuerzo? ¿Qué hora es?- No pensaba que podía haberse hecho tan tarde.
- Es mediodía.
- El jefe dijo que teníamos que llevarle los reportes al mediodía -dijo intentando levantarse- debemos irnos.
Tsuzuki lo tomó de los hombros para que no se moviera de la cama, y le sonrió calidamente. Hisoka pudo sentir esa calidez no solo en la sonrisa, si no también en las emociones que entraban en su cuerpo. No pudo evitar sonrojarse un poco.
- No te preocupes, ya llamé a la oficina, y me dijeron que vayamos cuando estés mejor. Tu salud es mas importante.
En ese momento se dio cuenta de que le estaba hablando muy de cerca, y un poco avergonzado se volteó, buscando la comida en las bolsas que había traído.
- Tsuzuki, ese chico es...-
- Tu almuerzo- lo interrumpió Tsuzuki, colocándole delante un plato con pollo y ensalada- Ya me contarás luego.
- ¡Pero es importante!- Dijo tomando el plato, tratando de que no se le notara el temblor de las manos - Ese chico... también es un émpata...
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Bueno, espero que les haya gustado este capitulo. Les agradezco a todos los que me dejaron sus reviews, y si tu no me dejaste ninguno ¡¡¡hazlo ahora!!
Prometo que no voy a tardar tanto con el próximo capitulo, y no se preocupen, no pienso dejar la historia colgada (ya tengo pensado el final, así que no voy parar hasta escribirlo )
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Chapter 3: Sleepy
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El día había comenzado con un sol radiante. Los árboles de cerezo del parque estaban desnudos, pero no debía faltar mucho para que se cubrieran de pequeñas flores sonrosadas. En medio de ellos y de la gente estaba Tsuzuki, sentado en el borde de una fuente redonda, mirando el agua manar de las pequeñas vasijas que sostenían los querubines de piedra.
Tsuzuki ya llevaba esperando bastante. No era que Hisoka estuviera atrasado, si no que él había llegado mucho antes del horario acordado. Había pasado una noche muy mala, y había dormido de a ratos, así que en vez de quedarse dando vueltas en la cama prefirió levantarse temprano. Se notaban en sus ojos amatistas signos claros de cansancio.
No se arrepentía de habérselo dicho, pero a pesar de pensar que era imposible que le correspondiera, se había hecho algunas ilusiones.
- Como si hubiera sido posible. - pensó - Sé que me ve como algo más que un compañero, pero no más que como su amigo. Además se lo dije muy abruptamente, debe estar enojado conmigo. ¡¡Argh!! -gritó en voz alta, agarrándose la cabeza con ambas manos, y haciendo que varias de las personas del parque lo miraran como a un loco - Debí haber ideado un verdadero plan, y no esa tontería de marcar un día del calendario. Todo me sale mal... soy un baka... Encima con la confusión de anoche pude haberlo besado (aunque me costara unos cuantos golpes) pero no tuve el coraje, y me desvié hacia su frente... Soy un baka - repitió en forma chibi, con ríos de lagrimas saliendo de sus ojos.
De todas formas, debí suponer que no le gustarían los hombres, a él le gustó Tsubaki-hime... ¿Podrá algún día sentir algo por mí?
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Hisoka se estaba dirigiendo al parque. El también había dormido mal. Le había dado vueltas al asunto toda la noche, pero siempre llegaba a su testaruda teoría: Tsuzuki iba a terminar odiándolo, y él iba a querer morirse para, esta vez, sumirse en la oscuridad.
Como acostumbraba desde hacía unos meses, había salido con el estomago vacío. Desde que se había dado cuenta de los sentimientos de Tsuzuki, casi no comía, y estaba seguro de haber perdido algunos kilos, aunque no se le notaran. Sus propias emociones mezcladas con su miedo y sus dudas le provocaban un gigantesco nudo en el estomago, y no soportaba tragar nada.
Ya había llegado al parque, y lo recorrió con la vista buscando la fuente en la que habían acordado. Allí estaba él, tan hermoso como siempre. Sin dejar que el rubor tiñera sus mejillas ante sus pensamientos, se acercó lentamente, portando su máscara de hielo, y notando los sentimientos de tristeza que fluían abiertamente de Tsuzuki.
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En un cuarto en el que no entraba la luz del día, entre probetas llenas de sangre, un ojo de vidrio resplandecía en la oscuridad.
- Tu sabes que existo, Tsuzuki... no poseo un cuerpo inmortal, solo un cuerpo casi tan resistente como el tuyo. Pero mis nuevos experimentos tarde o temprano brindarán sus frutos. Un cuerpo inmortal... mi nueva fuerza... pronto me encontraré contigo... mi amado...
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El shinigami de ojos amatistas esbozó una sonrisa cálida al verlo, en cambio Hisoka mantuvo su semblante y se limitó a responder a su saludo.
Salvo por un comentario de Tsuzuki con respecto al clima, se dirigieron a la clínica en total silencio. Esta parecía un simple hospital privado, con sus muros blancos y el amplio jardín que lo rodeaba en toda su extensión.
Al entrar (no sin antes ponerse Tsuzuki una bata de médico para interpretar su papel) los atendió en la recepción una enfermera muy amable. Esta apenas miró sus identificaciones falsas, y no tuvo problema en acompañarlos hasta la puerta de la habitación correspondiente, en la zona de mayor seguridad de la clínica.
- En realidad no sé por qué lo mantienen en esta zona, -dijo mientras abría la puerta- quiero decir, sé lo que hizo, pero desde que lo trajeron Seigawa no ha movido un músculo, y no ha hecho nada violento. Los dejaré solos, si necesitan algo estaré aquí afuera.
Tsuzuki le agradeció y se apresuró a seguir a Hisoka al interior de la habitación. Tohru estaba sentado en el borde de la cama, el único mueble de la habitación (seguramente alguna enfermera lo había puesto en esa posición), con la cabeza gacha y la vista fijada en el vacío. El cabello rojo oscuro le cubría las mejillas, aunque se notaban los pómulos sobresalientes de su rostro que delataban la flaqueza de su cuerpo, muy oculta bajo el grueso chaleco de seguridad.
- ¿Puedes notar algo? - Preguntó Tsuzuki.
- No me llega ninguna emoción. Tal vez si lo toco y busco en su mente...
- Quizás deberíamos tratar de hacerlo hablar antes.
- No creo que funcione - dijo con cara escéptica.
Tsuzuki se acercó a Tohru y se puso de cuclillas delante suyo, buscando ponerse en el punto de visión del chico, y le corrió un poco el cabello de los ojos negros.
- Tohru, queremos saber por qué lo hiciste, qué te sucedió, ¿Puedes oírme? - preguntó. Sin embargo su rostro permanecía impasible.
Al ver que verdaderamente no servía de nada hablarle, se levantó y se hizo a un lado, tal como Hisoka le indicaba con un gesto.
Se acercó y, al posar su mano en el hombro del chico, éste levantó rápidamente la cabeza, mirándolo fijamente, y sus ojos verdes se perdieron en los dos pozos negros de su alma.
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Hisoka despertó. La luz que entraba a la habitación le lastimaba los ojos, y se los cubrió con la mano. No estaba en su casa ni en el apartamento de Tsuzuki, así que esa debía ser una de las habitaciones del hotel en el que se quedarían en la ciudad. Se estaba sentando en la cama cuando escuchó que abrían la puerta.
- ¿Estás mejor? - Le preguntó Tsuzuki, sorprendiéndose de encontrarlo despierto.
- Sí - Respondió secamente. No quería decirle que se sentía muy débil. Las manos le temblaban un poco, y se había mareado al sentarse.
- Debes estar cansado... - Dijo leyéndoselo en los ojos.
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- Traje algo de comer, te compré algo liviano.
- ¿Acaso ya es la hora del almuerzo? ¿Qué hora es?- No pensaba que podía haberse hecho tan tarde.
- Es mediodía.
- El jefe dijo que teníamos que llevarle los reportes al mediodía -dijo intentando levantarse- debemos irnos.
Tsuzuki lo tomó de los hombros para que no se moviera de la cama, y le sonrió calidamente. Hisoka pudo sentir esa calidez no solo en la sonrisa, si no también en las emociones que entraban en su cuerpo. No pudo evitar sonrojarse un poco.
- No te preocupes, ya llamé a la oficina, y me dijeron que vayamos cuando estés mejor. Tu salud es mas importante.
En ese momento se dio cuenta de que le estaba hablando muy de cerca, y un poco avergonzado se volteó, buscando la comida en las bolsas que había traído.
- Tsuzuki, ese chico es...-
- Tu almuerzo- lo interrumpió Tsuzuki, colocándole delante un plato con pollo y ensalada- Ya me contarás luego.
- ¡Pero es importante!- Dijo tomando el plato, tratando de que no se le notara el temblor de las manos - Ese chico... también es un émpata...
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Bueno, espero que les haya gustado este capitulo. Les agradezco a todos los que me dejaron sus reviews, y si tu no me dejaste ninguno ¡¡¡hazlo ahora!!
Prometo que no voy a tardar tanto con el próximo capitulo, y no se preocupen, no pienso dejar la historia colgada (ya tengo pensado el final, así que no voy parar hasta escribirlo )
