Capítulo III: Volver a empezar
Sakura lo miró de reojo y no pudo evitar que el calor se apoderase de su cara, sentía su corazón repicar con mucha fuerza tal que parecía un tambor, a una velocidad exagerada.
- En esta cafetería hacen unos helados muy buenos... – sonrió Eriol – ya no recordaba que aquí en Japón el helado tiene un gusto diferente.
- Espero que sea para mejor – sonrió Tomoyo con afecto.
- Claro...
- ¡Shaoran! – Tomoyo recordó un pequeño detalle, éste la miró después de llevarse el tenedor a la boca – tengo unos vídeos muy divertidos, me gustaría que vinierais todos y así poder verlos juntos, será muy agradable volver a recordar los viejos tiempos.
- ¡Sí! Tengo muchas ganas de verlos – Eriol miró a su amigo con una gran sonrisa - ¿qué piensas Shaoran? ¿vamos ahora?
Shaoran se quitó el tenedor de la boca y cortó otro trozo de su pastel de crema.
- Tengo el vídeo de la obra de teatro que hicimos en quinto de primaria – Tomoyo sonrió.
- ¡La Bella Durmiente! – enrojeció Sakura al recordarlo – pero si no pudimos terminarla por culpa de la carta de la oscuridad...
- El público pensó que era parte de la obra, un final diferente.
- ¡Que divertido! ¿Y salió Shaoran? – preguntó Eriol.
- Claro que sí, hacía el papel principal en la obra.
- ¿De príncipe?
- No, de princesa – Tomoyo y Eriol se pusieron a reír y más tarde se agrupó Sakura.
- Esto no me lo habías contado...
- ¿Nos vamos? – Shaoran terminó su té y buscó entre los bolsillos de su abrigo su cartera, depositando un billete encima la mesa.
- Pero Shaoran... – Eriol dejó de reír frente a la actitud de su amigo; Shaoran, decidido, se dirigió hacia la salida no antes de recoger sus cosas – lo siento, os prometo que en menos de una semana veremos aquel vídeo los cuatro juntos – y antes de marcharse le guiñó un ojo a Tomoyo.
- Que simpático es Eriol... nunca me había fijado en él como... – enrojeció antes de seguir hablando – como un chico... – miró a Sakura – Sakura...
- No pasa nada Tomoyo – la sonrió – creo en Eriol y estoy segura de lo que dice.
- Shaoran... no deberías ser tan duro con Sakura... ella sólo intenta...
- ¡Nada! – Shaoran lo interrumpió.
Eriol decidió callar, juntos volvían a casa, no a la antigua mansión de Eriol, pues había sido sustituida por un parque de atracciones, sino que volvían a una mansión propiedad de los Li, reformada hacía poco.
- Fíjate... ya empieza a oscurecer – Shaoran miró a Eriol con una débil sonrisa – no nos daremos cuenta que tendremos la Navidad encima.
- Shaoran...
La mirada de Shaoran oscureció.
- Una agenda...
- ¿Qué?
- Sakura me regaló una agenda y un lápiz verdes con el signo de ying-yang...
- ¿Sí? – Eriol sonrió con ternura - ¿y tú que le regalaste?
- Una caja de música.
- Shaoran... ¿Por qué haces esto?
- ¿Hacer el qué? – Shaoran se puso a la defensiva.
- Pues aislarte.
- Sí, me aíslo ¿y qué? Al menos no voy de santo feliz por el mundo.
- ¡Shaoran! – Eriol se sintió ofendido. - Lo siento – Shaoran cerró los ojos con fuerza – perdóname, pero me cuesta mucho fingir que no pasa nada...
- ¿Y quien te dice que finjas?
- Eriol, no empieces con la moral y la ética que me pones muy nervioso.
- Últimamente te pones nervioso por todo –– Nakuru salió a recibirles cuando llegaron a su destino – des que volvimos que te han salido todos los males.
- Nakuru... no te metas... – la riñó Eriol dulcemente.
Entraron en una grande sala exquisitamente amueblada pero muy oscura, cuya pequeña luz emanaba de la chimenea.
- Mi señor... ¿cómo fue el primer día? – una especie de leopardo blanco con manchas azules y alas de libélula, del mismo tamaño que Kero, se acercó volando hasta Shaoran.
- A sido muy divertido volver a ver a Sakuura – sonrió Eriol.
- ¿Ya habéis avisado a la actual señora de las cartas del peligro que presentimos? – Spinel apareció detrás de Nakuru que lentamente servía el té.
- Sí – respondió Shaoran.
- ¿Y que dice? – preguntó Nakuru terminado su tarea.
- No le hemos dado mucha importancia – Eriol miró de reojo a Shaoran – además, no estaba muy atenta a mis palabras.
- ¿Entonces, que haremos? – una pequeña hada, del tamaño de una mano, se dirigió a la taza de té que quedaba sin dueño encima de la mesa – si ella es quien tiene el poder de la estrella y no le da importancia ¿Qué pasará?
- Mi querida Neessy... somos nosotros que no le hemos dado mucha importancia – Eriol sonrió a la pequeña hada con alas de libélula.
- ¡No importa! – cerró sus pequeños ojos azules – a mi no me gusta esta actual señora de las cartas...
- Pero si no la conoces... no puedes juzgar a la gente de esta manera – la riñó el leopardo.
- ¡No me gusta y punto! – y le sacó la lengua groseramente.
- Shaoran... ¿no presientes algo extraño? – Eriol se levanto lentamente.
- ¿Eso es una carta de Clow? – preguntó Spinel.
- Sí – Shaoran se dirigió a los grandes ventanales de la sala – pero su magia es negativa...
- Esto no me gusta nada... – dijo el leopardo acercándose a su amo.
- ¡Viene del parque! – chilló Shaoran.
- Tomoyo... – Sakura se volvió a encontrar convencida por Tomoyo para que se pusiera uno de sus vestidos. Esta vez la había disfrazado con un vestido en forma de una campanilla amarilla con tonalidades verdes, de la cabeza le salían unas divertidas antenas.
- También he traído mi cámara de vídeo – y empezó a gravar a Sakura – aún me quedaban muchos vestidos de los cuales no hubo la ocasión que te los pusieras, así que con el paso del tiempo te empezaron a quedar chicos, pero los volví hacer – apartó el ojo del visor - ¡Estás guapísima Sakura!
- Pero Tomoyo... que ya no tengo diez años...
- ¡No importa! Para mí siempre serás mi pequeña y preciosa Sakura...
- ¡Sakura! – las dos se giraron hacia donde procedía la voz – volvemos a empezar. – la sonrió Eriol, Sakura se sonrojó al ver los castaños y profundos ojos de Shaoran que la observaba detenidamente sin omitir un detalle.
- ¡Ah! – gritó Tomoyo.
- ¡¿Qué ocurre?! – gritaron todos alarmados.
- ¡No puede ser!
- ¡¿Qué pasa Tomoyo?! – Sakura se acercó a ella.
- Shaoran – Tomoyo lo miró – Eriol si ha venido con su vestido de lucha pero... ¿y tú vestido de gala?
- Ya no lo tengo – le giró la cara y se sacó una bolita roja del bolsillo. – Debemos ver de donde procede este poder – esa bolita se transformó en una norme espada.
Sakura miró a su alrededor, sí, notaba un poder mágico muy fuerte, un poder familiar pero a la vez oscuro, tenía miedo.
- ¡Kero! ¡Recupera tu forma inicial! – le ordenó Sakura.
- ¡Sí! – y en un momento ese pequeño peluche se transformó en un majestuoso león, y concentrándose, intentó descubrir de donde procedía ese poder.
Al mismo tiempo, Spinel Sun hizo lo mismo.
- Allí – señalaron los dos al mismo tiempo.
Entonces, detrás de unos matorrales del parque, apareció una dragón banco y a toda velocidad se dirigió hacia Spinel Sun, pero Shaoran se interpuso.
- ¡Dios del viento, ven en mi ayuda! – y con mucha potencia consiguió que el dragón retrocediera y cayera de cuatro patas al suelo.
- ¿Una carta de Clow? – preguntó Sakura situándose detrás de Shaoran – pero no puede ser... – y de su bolsillo sacó su carta de Volar – no lo entiendo... ¿Cómo hacemos para sellarla? – le preguntó a Shaoran.
- Recupera tu forma verdadera... – Eriol apuntó con su llave mágica - ¿qué digo ahora?
- Hace el contrario – apareció la pequeña hada detrás de Rubby Moon – como si estuviera frente a un espejo.
- ¿Cómo? – le preguntó Rubby Moon.
La pequeña hada se dirigió volando hasta Sakura y le sacó la carta de las manos, se la enseñó a Shaoran.
- ¿Ves? Es el contrario a las verdaderas cartas de Clow...
- ¡Claro! – exclamó Shaoran – en vez de pronunciar Clow, debes decirlo al revés... ¡Wolc!
- ¡Recupera tu forma verdadera carta de.... Wolc! – pronunció Eriol algo inseguro.
El dragón fue cerrado y sellado en una carta de Clow aparentemente idéntica a la original; esta fue a parar a manos de Shaoran, que sacándole la carta de Sakura de las manos de la hada, las comparó, comprobando su simetría completamente opuesta.
- Como decía Neessy... – se acercó Rubby MMoon – esta carta es el contrario de las Cartas de Clow.
- ¿Pero que significa? – preguntó Sakura.
- Es la parte negativa de las cartas de Clow – observó Eriol – claro que las cartas por si solas pueden llegar a ser muy peligrosas si no están regidas por un señor que sepa manejarlas para bien... pero estas... me asusta el pensar de que son capaces de hacer estas otras...
- ¿Estas otras? – dijo Yue - ¿significa que hay otras como estas?
- Mucho me temo que sí, mi querido Yue – sonrió, volviendo la tranquilidad a Sakura – bueno, en todo caso no nos avancemos a los sucesos, será mejor esperar i observar.
- Nees... devuelve la carta a su señora – le ordenó Shaoran a la pequeña hada, a la vez que su espada volvía a ser una bolita y se la guardaba.
- Ahora se la devuelvo – se dirigió a Sakuura – tampoco me la iba a quedar... es muy fea para mi gusto – y cuando la depositó en las manos de su dueña, le sacó la lengua.
- ¡Escucha! – Cerberus volvió a su forma prestada de Kero – no te consiento que trates así a Sakura – y se situó delante de la hada.
- Kero, está bien, no pasa nada... – Sakura intentó calmarlo.
- ¿Y tú quien eres? ¿Un oso de juguete?
- ¡Yo soy el gran Cerberus! Y no consiento que un hada tan rara como tú se burle de mi.
- ¡Yo no soy una hada rara! Esta es mi forma prestada ¡Yo soy la gran guardiana de la Luna!
- Mentira...
- ¡Es verdad!
- ¡Mentirosa! – Kero cruzó los brazos – De acuerdo... demuéstralo.
- No puedo – dijo la hada bajando la cabeza.
- ¡MENTIROSA! – chilló Kero.
- No, no lo soy, sólo puedo recuperar mi forma de guardián cuando mi señor lo quiera...
- ¿Tu señor? ¿Y quien es? ¿Una flor del país de las hadas raras? – Kero le dio la espalda – eres una mentirosa.
- Kero, ya vasta, no te metas con esta hada – Sakura intentó cortar la discusión.
- ¡Que no soy una hada! Y mi señor es el mejor de todos – se puso las manos a la cintura - ¡el más valiente! ¡el más fuerte! ¡el más inteligente! ¡el más atractivo! ¡el más...!
- ¡Nees! – Shaoran la interrumpió haciendo que callara.
- Lo siento señor...
- ¡QUE! Shaoran Li, este mocoso, ¿es tu señor? – Kero se quedó con la boca abierta.
- Pues sí – la hada se puso a reír – te has quedado impresionado ¿verdad?
- ¡Vasta! – Shaoran la cogió con cuidado con las dos manos – ¡estoy harto de ti!
- Shaoran... – Eriol le apoyo una mano en la espalda – no te enfades con Neessy... sólo intenta hacer lo posible para agradarte.
- Pues a este paso... – apareció el leopardo blanco.
- ¡No! – lo interrumpió Shaoran antes que la pequeña hada pudiera replicar, ya libre de las manos de su señor, y se refugió detrás de Eriol.
- ¡Que bonito! – Sakura se acercó al leopardo con alas de libélula – se parece a ti Kero.
- También tiene una tirada a Spinel – se acercó Tomoyo que sequía gravando con su cámara de vídeo.
- Es el guardián de la llave de la Luna – dijo Eriol.
- ¿La llave de la Luna? – preguntaron al mismo tiempo Sakura y Kero.
- Sí – afirmó Eriol con la cabeza – tiene el símbolo del sol y es el guardián de la puerta que sella el mundo de los duendes.
- ¿Cómo? No entiendo nada... – exclamó Sakura.
- Ya lo entenderás, todo a su debido tiempo – sonrió Eriol – su nombre es Neku-Chan y su forma verdadera es la de Neku Sun... y esta pequeña hada de detrás de mi se llama Nees-Chan y su forma verdadera es Nees Lluna; los dos ni utilizan la magia del oriente ni del occidente, sino la llamada magia de los duendes.
- La magia de los duendes... ¡como dijo Yamazaki! – Sakura miró a Tomoyo.
- Se que parece muy extraño, pero es verdad y su señor es Shaoran, que tiene el poder de la luna, como tú tienes el poder de la estrella y yo el del sol, los tres elementos que forman el oráculo del universo.
- ¿El oráculo del universo?
- Sí, la fuente principal de donde proceden nuestros poderes mágicos.
- Así que tú también tienes una llave mágica, Shaoran – dijo Sakura con admiración.
- No, yo no tengo ninguna llave mágica – cortó Shaoran seco, se guardó la carta y empezó a andar dirección a su casa.
- Hasta mañana chicas – dijo Eriol con una sonrisa a la vez que le volvía a guiñar el ojo a Tomoyo, ésta enrojeció.
- ¡Que estúpido es ese mocoso! Y esa hada rara... ¡ESOS DOS ME SACAN DE QUICIO!
- Que extraño... – Yue desplegó sus enormes alas – la llave de la luna...
- ¿La conoces? – preguntó Sakura.
- Había oído hablar... ¡Bueno! Será mejor que vuelva a tu casa, Touya está esperando a Yukito desde hace mucho rato.
=:Notas de la Autora:=
Fin del tercer capítulo de Doble Carta; tengo varios puntos a comentar... principalmente, este capítulo ha sido un poco lento porque debía aclarar muchos detalles, pero también es divertido. Otro punto que quería comentar es, no se si os habéis fijado, pero siempre procuro no cambiar la personalidad de los personajes, pues no son obra mía y también sería muy triste que lo hiciera... ¿no creéis?
Gracias a todos mis pequeños seguidores de Doble Carta (no os asustéis, no es una despedida, me temo que aún falta bastante de Doble Carta)
Sakura lo miró de reojo y no pudo evitar que el calor se apoderase de su cara, sentía su corazón repicar con mucha fuerza tal que parecía un tambor, a una velocidad exagerada.
- En esta cafetería hacen unos helados muy buenos... – sonrió Eriol – ya no recordaba que aquí en Japón el helado tiene un gusto diferente.
- Espero que sea para mejor – sonrió Tomoyo con afecto.
- Claro...
- ¡Shaoran! – Tomoyo recordó un pequeño detalle, éste la miró después de llevarse el tenedor a la boca – tengo unos vídeos muy divertidos, me gustaría que vinierais todos y así poder verlos juntos, será muy agradable volver a recordar los viejos tiempos.
- ¡Sí! Tengo muchas ganas de verlos – Eriol miró a su amigo con una gran sonrisa - ¿qué piensas Shaoran? ¿vamos ahora?
Shaoran se quitó el tenedor de la boca y cortó otro trozo de su pastel de crema.
- Tengo el vídeo de la obra de teatro que hicimos en quinto de primaria – Tomoyo sonrió.
- ¡La Bella Durmiente! – enrojeció Sakura al recordarlo – pero si no pudimos terminarla por culpa de la carta de la oscuridad...
- El público pensó que era parte de la obra, un final diferente.
- ¡Que divertido! ¿Y salió Shaoran? – preguntó Eriol.
- Claro que sí, hacía el papel principal en la obra.
- ¿De príncipe?
- No, de princesa – Tomoyo y Eriol se pusieron a reír y más tarde se agrupó Sakura.
- Esto no me lo habías contado...
- ¿Nos vamos? – Shaoran terminó su té y buscó entre los bolsillos de su abrigo su cartera, depositando un billete encima la mesa.
- Pero Shaoran... – Eriol dejó de reír frente a la actitud de su amigo; Shaoran, decidido, se dirigió hacia la salida no antes de recoger sus cosas – lo siento, os prometo que en menos de una semana veremos aquel vídeo los cuatro juntos – y antes de marcharse le guiñó un ojo a Tomoyo.
- Que simpático es Eriol... nunca me había fijado en él como... – enrojeció antes de seguir hablando – como un chico... – miró a Sakura – Sakura...
- No pasa nada Tomoyo – la sonrió – creo en Eriol y estoy segura de lo que dice.
- Shaoran... no deberías ser tan duro con Sakura... ella sólo intenta...
- ¡Nada! – Shaoran lo interrumpió.
Eriol decidió callar, juntos volvían a casa, no a la antigua mansión de Eriol, pues había sido sustituida por un parque de atracciones, sino que volvían a una mansión propiedad de los Li, reformada hacía poco.
- Fíjate... ya empieza a oscurecer – Shaoran miró a Eriol con una débil sonrisa – no nos daremos cuenta que tendremos la Navidad encima.
- Shaoran...
La mirada de Shaoran oscureció.
- Una agenda...
- ¿Qué?
- Sakura me regaló una agenda y un lápiz verdes con el signo de ying-yang...
- ¿Sí? – Eriol sonrió con ternura - ¿y tú que le regalaste?
- Una caja de música.
- Shaoran... ¿Por qué haces esto?
- ¿Hacer el qué? – Shaoran se puso a la defensiva.
- Pues aislarte.
- Sí, me aíslo ¿y qué? Al menos no voy de santo feliz por el mundo.
- ¡Shaoran! – Eriol se sintió ofendido. - Lo siento – Shaoran cerró los ojos con fuerza – perdóname, pero me cuesta mucho fingir que no pasa nada...
- ¿Y quien te dice que finjas?
- Eriol, no empieces con la moral y la ética que me pones muy nervioso.
- Últimamente te pones nervioso por todo –– Nakuru salió a recibirles cuando llegaron a su destino – des que volvimos que te han salido todos los males.
- Nakuru... no te metas... – la riñó Eriol dulcemente.
Entraron en una grande sala exquisitamente amueblada pero muy oscura, cuya pequeña luz emanaba de la chimenea.
- Mi señor... ¿cómo fue el primer día? – una especie de leopardo blanco con manchas azules y alas de libélula, del mismo tamaño que Kero, se acercó volando hasta Shaoran.
- A sido muy divertido volver a ver a Sakuura – sonrió Eriol.
- ¿Ya habéis avisado a la actual señora de las cartas del peligro que presentimos? – Spinel apareció detrás de Nakuru que lentamente servía el té.
- Sí – respondió Shaoran.
- ¿Y que dice? – preguntó Nakuru terminado su tarea.
- No le hemos dado mucha importancia – Eriol miró de reojo a Shaoran – además, no estaba muy atenta a mis palabras.
- ¿Entonces, que haremos? – una pequeña hada, del tamaño de una mano, se dirigió a la taza de té que quedaba sin dueño encima de la mesa – si ella es quien tiene el poder de la estrella y no le da importancia ¿Qué pasará?
- Mi querida Neessy... somos nosotros que no le hemos dado mucha importancia – Eriol sonrió a la pequeña hada con alas de libélula.
- ¡No importa! – cerró sus pequeños ojos azules – a mi no me gusta esta actual señora de las cartas...
- Pero si no la conoces... no puedes juzgar a la gente de esta manera – la riñó el leopardo.
- ¡No me gusta y punto! – y le sacó la lengua groseramente.
- Shaoran... ¿no presientes algo extraño? – Eriol se levanto lentamente.
- ¿Eso es una carta de Clow? – preguntó Spinel.
- Sí – Shaoran se dirigió a los grandes ventanales de la sala – pero su magia es negativa...
- Esto no me gusta nada... – dijo el leopardo acercándose a su amo.
- ¡Viene del parque! – chilló Shaoran.
- Tomoyo... – Sakura se volvió a encontrar convencida por Tomoyo para que se pusiera uno de sus vestidos. Esta vez la había disfrazado con un vestido en forma de una campanilla amarilla con tonalidades verdes, de la cabeza le salían unas divertidas antenas.
- También he traído mi cámara de vídeo – y empezó a gravar a Sakura – aún me quedaban muchos vestidos de los cuales no hubo la ocasión que te los pusieras, así que con el paso del tiempo te empezaron a quedar chicos, pero los volví hacer – apartó el ojo del visor - ¡Estás guapísima Sakura!
- Pero Tomoyo... que ya no tengo diez años...
- ¡No importa! Para mí siempre serás mi pequeña y preciosa Sakura...
- ¡Sakura! – las dos se giraron hacia donde procedía la voz – volvemos a empezar. – la sonrió Eriol, Sakura se sonrojó al ver los castaños y profundos ojos de Shaoran que la observaba detenidamente sin omitir un detalle.
- ¡Ah! – gritó Tomoyo.
- ¡¿Qué ocurre?! – gritaron todos alarmados.
- ¡No puede ser!
- ¡¿Qué pasa Tomoyo?! – Sakura se acercó a ella.
- Shaoran – Tomoyo lo miró – Eriol si ha venido con su vestido de lucha pero... ¿y tú vestido de gala?
- Ya no lo tengo – le giró la cara y se sacó una bolita roja del bolsillo. – Debemos ver de donde procede este poder – esa bolita se transformó en una norme espada.
Sakura miró a su alrededor, sí, notaba un poder mágico muy fuerte, un poder familiar pero a la vez oscuro, tenía miedo.
- ¡Kero! ¡Recupera tu forma inicial! – le ordenó Sakura.
- ¡Sí! – y en un momento ese pequeño peluche se transformó en un majestuoso león, y concentrándose, intentó descubrir de donde procedía ese poder.
Al mismo tiempo, Spinel Sun hizo lo mismo.
- Allí – señalaron los dos al mismo tiempo.
Entonces, detrás de unos matorrales del parque, apareció una dragón banco y a toda velocidad se dirigió hacia Spinel Sun, pero Shaoran se interpuso.
- ¡Dios del viento, ven en mi ayuda! – y con mucha potencia consiguió que el dragón retrocediera y cayera de cuatro patas al suelo.
- ¿Una carta de Clow? – preguntó Sakura situándose detrás de Shaoran – pero no puede ser... – y de su bolsillo sacó su carta de Volar – no lo entiendo... ¿Cómo hacemos para sellarla? – le preguntó a Shaoran.
- Recupera tu forma verdadera... – Eriol apuntó con su llave mágica - ¿qué digo ahora?
- Hace el contrario – apareció la pequeña hada detrás de Rubby Moon – como si estuviera frente a un espejo.
- ¿Cómo? – le preguntó Rubby Moon.
La pequeña hada se dirigió volando hasta Sakura y le sacó la carta de las manos, se la enseñó a Shaoran.
- ¿Ves? Es el contrario a las verdaderas cartas de Clow...
- ¡Claro! – exclamó Shaoran – en vez de pronunciar Clow, debes decirlo al revés... ¡Wolc!
- ¡Recupera tu forma verdadera carta de.... Wolc! – pronunció Eriol algo inseguro.
El dragón fue cerrado y sellado en una carta de Clow aparentemente idéntica a la original; esta fue a parar a manos de Shaoran, que sacándole la carta de Sakura de las manos de la hada, las comparó, comprobando su simetría completamente opuesta.
- Como decía Neessy... – se acercó Rubby MMoon – esta carta es el contrario de las Cartas de Clow.
- ¿Pero que significa? – preguntó Sakura.
- Es la parte negativa de las cartas de Clow – observó Eriol – claro que las cartas por si solas pueden llegar a ser muy peligrosas si no están regidas por un señor que sepa manejarlas para bien... pero estas... me asusta el pensar de que son capaces de hacer estas otras...
- ¿Estas otras? – dijo Yue - ¿significa que hay otras como estas?
- Mucho me temo que sí, mi querido Yue – sonrió, volviendo la tranquilidad a Sakura – bueno, en todo caso no nos avancemos a los sucesos, será mejor esperar i observar.
- Nees... devuelve la carta a su señora – le ordenó Shaoran a la pequeña hada, a la vez que su espada volvía a ser una bolita y se la guardaba.
- Ahora se la devuelvo – se dirigió a Sakuura – tampoco me la iba a quedar... es muy fea para mi gusto – y cuando la depositó en las manos de su dueña, le sacó la lengua.
- ¡Escucha! – Cerberus volvió a su forma prestada de Kero – no te consiento que trates así a Sakura – y se situó delante de la hada.
- Kero, está bien, no pasa nada... – Sakura intentó calmarlo.
- ¿Y tú quien eres? ¿Un oso de juguete?
- ¡Yo soy el gran Cerberus! Y no consiento que un hada tan rara como tú se burle de mi.
- ¡Yo no soy una hada rara! Esta es mi forma prestada ¡Yo soy la gran guardiana de la Luna!
- Mentira...
- ¡Es verdad!
- ¡Mentirosa! – Kero cruzó los brazos – De acuerdo... demuéstralo.
- No puedo – dijo la hada bajando la cabeza.
- ¡MENTIROSA! – chilló Kero.
- No, no lo soy, sólo puedo recuperar mi forma de guardián cuando mi señor lo quiera...
- ¿Tu señor? ¿Y quien es? ¿Una flor del país de las hadas raras? – Kero le dio la espalda – eres una mentirosa.
- Kero, ya vasta, no te metas con esta hada – Sakura intentó cortar la discusión.
- ¡Que no soy una hada! Y mi señor es el mejor de todos – se puso las manos a la cintura - ¡el más valiente! ¡el más fuerte! ¡el más inteligente! ¡el más atractivo! ¡el más...!
- ¡Nees! – Shaoran la interrumpió haciendo que callara.
- Lo siento señor...
- ¡QUE! Shaoran Li, este mocoso, ¿es tu señor? – Kero se quedó con la boca abierta.
- Pues sí – la hada se puso a reír – te has quedado impresionado ¿verdad?
- ¡Vasta! – Shaoran la cogió con cuidado con las dos manos – ¡estoy harto de ti!
- Shaoran... – Eriol le apoyo una mano en la espalda – no te enfades con Neessy... sólo intenta hacer lo posible para agradarte.
- Pues a este paso... – apareció el leopardo blanco.
- ¡No! – lo interrumpió Shaoran antes que la pequeña hada pudiera replicar, ya libre de las manos de su señor, y se refugió detrás de Eriol.
- ¡Que bonito! – Sakura se acercó al leopardo con alas de libélula – se parece a ti Kero.
- También tiene una tirada a Spinel – se acercó Tomoyo que sequía gravando con su cámara de vídeo.
- Es el guardián de la llave de la Luna – dijo Eriol.
- ¿La llave de la Luna? – preguntaron al mismo tiempo Sakura y Kero.
- Sí – afirmó Eriol con la cabeza – tiene el símbolo del sol y es el guardián de la puerta que sella el mundo de los duendes.
- ¿Cómo? No entiendo nada... – exclamó Sakura.
- Ya lo entenderás, todo a su debido tiempo – sonrió Eriol – su nombre es Neku-Chan y su forma verdadera es la de Neku Sun... y esta pequeña hada de detrás de mi se llama Nees-Chan y su forma verdadera es Nees Lluna; los dos ni utilizan la magia del oriente ni del occidente, sino la llamada magia de los duendes.
- La magia de los duendes... ¡como dijo Yamazaki! – Sakura miró a Tomoyo.
- Se que parece muy extraño, pero es verdad y su señor es Shaoran, que tiene el poder de la luna, como tú tienes el poder de la estrella y yo el del sol, los tres elementos que forman el oráculo del universo.
- ¿El oráculo del universo?
- Sí, la fuente principal de donde proceden nuestros poderes mágicos.
- Así que tú también tienes una llave mágica, Shaoran – dijo Sakura con admiración.
- No, yo no tengo ninguna llave mágica – cortó Shaoran seco, se guardó la carta y empezó a andar dirección a su casa.
- Hasta mañana chicas – dijo Eriol con una sonrisa a la vez que le volvía a guiñar el ojo a Tomoyo, ésta enrojeció.
- ¡Que estúpido es ese mocoso! Y esa hada rara... ¡ESOS DOS ME SACAN DE QUICIO!
- Que extraño... – Yue desplegó sus enormes alas – la llave de la luna...
- ¿La conoces? – preguntó Sakura.
- Había oído hablar... ¡Bueno! Será mejor que vuelva a tu casa, Touya está esperando a Yukito desde hace mucho rato.
=:Notas de la Autora:=
Fin del tercer capítulo de Doble Carta; tengo varios puntos a comentar... principalmente, este capítulo ha sido un poco lento porque debía aclarar muchos detalles, pero también es divertido. Otro punto que quería comentar es, no se si os habéis fijado, pero siempre procuro no cambiar la personalidad de los personajes, pues no son obra mía y también sería muy triste que lo hiciera... ¿no creéis?
Gracias a todos mis pequeños seguidores de Doble Carta (no os asustéis, no es una despedida, me temo que aún falta bastante de Doble Carta)
