Capítulo VII: Amor Confuso
Al acercarse a la esquina, giró sobre sus patines y continuó recto a velocidad media, procurando que no se le cayeran las cosas que había comprado con Tomoyo. Volvió a girar una esquina y decidió aumentar un poco más la velocidad, pues estaba muerta de hambre.
Empezó a trazar un plan de trabajo para ahorrar algo de dinero ya que se acercaba la Navidad a grandes zancadas, y no sólo eso, debía tener en cuenta los cumpleaños que se acercaban, Yukito en diciembre y Rika y su padre en enero, demasiados regalos, eso acabaría con su economía, pero decidió no preocuparse tanto, a Naoko no le importó mucho que el regalo fuera pequeño y además, siempre lograba tener dinero suficiente para todos.
El noviembre en Japón era bastante frío, contando que aún faltaban dos días para que terminara el otoño, pero le gustaba mucho como el frío lograba subir un color rosado a las mejillas de Shaoran que le favorecía mucho, Sakura sonrió sin poder evitar sonrojarse.
Giró la última esquina que la llevaba a su calle y su sonrisa se fue apagando a la vez que reducía la velocidad al encontrar a Yukito plantado delante de su casa, mirando algo ausente una de las ventanas.
Sakura se paró a su lado y le preocupó el hecho que Yukito no se diera cuenta de su presencia.
- Yukito... – susurró su nombre.
Yukito pareció despertar de un sueño muy largo, o mejor dicho, de una pesadilla horrible que le causaba dolor.
- ¡Ah! Hola Sakura – sonrió con esfuerzo - ¿vienes de comprar?
- Sí... Tomoyo dice que es mejor empezar a comprar los regalos de Navidad porque así no tendremos que ir con prisas en el último momento.
- Sí, tiene mucha razón – Yukito se giró hasta situarse frente Sakura – yo ya los tengo todos, menos el de tu padre, que nunca se que comprarle.
- ¡Cualquier cosa le va a gustar Yukito! – se aventuró a decir Sakura mirando esos enormes ojos avellana algo diferentes.
- Lo sé... – sonrió y le acarició una de las mejillas – has crecido mucho Sakura y te has hecho muy hermosa.
- ¿Qué pasa Yukito? – éste apartó la mano y su sonrisa se borró – se que te pasa algo, una cosa que te produce dolor... a mi me lo puedes decir Yukito...
- ¿Tanto se me nota? – volvió a sonreír y miró de nuevo la casa.
- ¿Os habéis enfadado Touya y tú? – Yukito la miró, aún con la sonrisa.
- No, yo nunca me enfado... pero – volvió a mirar la casa – a veces no nos ponemos de acuerdo y se crean una serie de confusiones... – Yukito cerró los ojos y apretó fuerte los puños hasta sentir las uñas clavadas en su carne.
Sakura cambió la expresión de su cara, se puso seria y dio media vuelta dispuesta a entrar en la casa para ir a buscar a su hermano, no permitiría que hicieran sufrir a una persona tan buena como Yukito, aunque fuera Touya.
- ¿Sakura, dónde vas? – le dijo Yukito cogiéndola del brazo con suavidad.
- A buscar a Touya, no permitiré que hayan confusiones entre vosotros dos...
- Sakura... escucha – Yukito la acercó hasta él y le rodeó las mejillas con sus dos manos – gracias pero no hace falta, el único problema es que Touya tiene miedo, y en eso nadie puede ayudarlo, únicamente él solo.
- Yukito...
- Gracias... – y le besó en una de sus mejillas.
Sakura esperó quieta hasta que perdió a Yukito en el horizonte, entró en su casa, se quitó los patines y antes de subir al segundo piso echó un vistazo al salón para ver si estaba Touya, pero no. Miró el tablón de las tareas, su hermano tenía el día libre y le tocaba hacer la cena, su padre estaría hasta tarde en la Universidad.
Lentamente subió las escaleras, se quedó en el último escalón y observó la puerta de la habitación de su hermano, estaba en silenció, llamó a la puerta con dos toques, esperando una respuesta, pero no hubo ninguna; el silencio inundaba la casa. Sakura dejó las bolsas en el suelo y abrió lentamente la puerta, las cortinas estaban corridas y no sólo reinaba el silencio, sino también una oscuridad total.
- ¿Touya? – lo llamó en la oscuridad.
- Ahora no Sakura – dijo su hermano en susurros – déjame solo.
Sakura decidió hacerle caso y salió en silencio; llegó a la habitación y dejó las bolsas encima de la cama, se sentó en su escritorio y miró su reflejo en el pequeño espejo, no le gustaba nada ver a Yukito triste, pero aún menos a su hermano tan diferente.
- ¡Sakura! – Kero salió de su pequeña habitación situada en el último cajón de la mesa de Sakura - ¡Si que has tardado! ¿Ya está hecha la cena? – Sakura no contestó, seguía mirando su imagen.
- Kero...
- ¿Qué pasa Sakura?
- Touya y Yukito... – las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.
- ¡Sakura! – Kero se le acercó volando y se sentó encima del espejo – les he oído, los gritos de Touya llegaban hasta aquí arriba...
- ¿Gritos? ¿Touya ha chillado a Yukito? – Sakura miró sorprendida a Kero, éste afirmó con la cabeza muy serio.
- Sí, Touya había invitado a cenar a Yukito y empezaron a hablar – voló hasta situarse frente a ella – yo no lo oía pero seguro que era algo malo, porque después Touya le decía que se fuera, que no quería volverlo a ver...
- ¡No! – Sakura se asustó - ¿no quiere volverlo a ver?
- Eso era lo que le decía...
Sakura miró por la ventana sin levantarse, esto no podía quedarse así, tenía que hacer todos los posibles para que Touya y Yukito volvieran a hablarse pero... ¿qué habría pasado? ¿qué le había dicho Yukito para que Touya se enfadara de aquella manera?
Tomoyo giró la cabeza y concentró la mirada hacia el edificio del instituto.
- La verdad es que me preocupa mucho.... Touya está muy extraño, cuando llegó mi padre, se sorprendió al verme hacer la cena y se preocupó tanto o más que yo por la actitud de Touya, ayer no salió de la habitación ni comió nada y hoy no ha ido a la Universidad. – Sakura terminó de decir todo esto cuando decidió beber un poco de zumo de naranja.
- ¿Y no sabes que ha pasado?
- No, Yukito no me quiso decir nada y Kero no lo escuchó...
Tomoyo no dijo nada, normalmente tenía respuesta para todo, pero ese día no, y sentadas en una de las mesas de la cafetería del instituto, comían apartadas del grupo, por petición de Sakura.
- Tomoyo... ¿qué hago?
- Se que es muy doloroso Sakura, pero debes mantenerte al margen, como te lo dijo Yukito, confía en él, el amor que sienten el uno por el otro es muy fuerte como para que se rompa por un malentendido.
- Sí, pero...
- ¡Chicas! ¿qué hacéis aquí tan solitas? Vamos a la clase, que se está muy calentito – dijo Chiharu tapándose más fuerte con el abrigo.
- Parece mentida el frío que hace y aún estamos en otoño. – comentó Rika, situada al lado de Naoko que afirmaba con la cabeza.
- Sí, vayamos a la aula – sonrió Tomoyo.
Sakura las siguió, haciéndose paso entre los alumnos que se habían reunido en la cafetería, donde hacía un calorcito agradable.
Al llegar, Yamazaki, Eriol y Shaoran estaban en una esquina hablando, mejor dicho, Yamazaki y Eriol hablaban y de vez en cuando Shaoran asentía con la cabeza.
- ¡Hola chicos! – saludó Chiharu – Que frío hace ¿verdad?
- Sí, mucho – sonrió Eriol.
- Sabíais que... – empezó Yamazaki.
Chiharu lo cogió por el cuello del jersey y empezó a zarandearlo, para que se callara.
- ¡Una sola palabra y te tiro por la ventana!
Todos se pusieron a reír y la tensión y preocupación de Sakura disminuyó un poco, aún así, no podía evitar en pensar, ya sabía que no era su problema y que Yukito le había pedido que no se metiera, pero debía hacer algo, esto no podía seguir así...
- Sakura... – Shaoran se había hecho paso entre el jaleo que había organizado Chiharu - ¿ocurre algo?
- ¿Qué? No – se apresuró a decir Sakura, sorprendida por el hecho de que Shaoran había cambiado tanto que hasta le daba la sensación que podía leer la mente. Shaoran no se quedó muy convencido.
- Vaya... – Shaoran había insistido tanto a Sakura con la mirada, que al final le había dejado que la acompañara hasta su casa y así le contaba lo que le preocupaba.
- Tomoyo dice que no me meta, que haga caso de Yukito y les deje a ellos solos... ¡pero yo no puedo hacer ver que no pasa nada! – se habían desviado del camino hasta llegar al parque de los pingüinos, que ahora estaba completamente vacío, empezando a plantar nueva vegetación para sustituir la que había sido quemada.
Se sentaron en un banco que aún estaba bien, pues la carta Fuego no lo había alcanzado y tampoco se habían molestado a quitarlo de ahí. Era triste observar un parque que normalmente estaba repleto de niños y ahora parecía un desierto.
- Te entiendo – suspiró Shaoran – pero estoy de acuerdo con Tomoyo, Yukito te ha pedido que no te metas y es lo que debes hacer.
- Pero... – Sakura intentaba buscar las palabras necesarias para protestar, pero no las encontraba.
Una brisa helada les revolvió el pelo, Sakura se encogió para cubrirse mejor con el abrigo, hacía demasiado frío para estar sentados en un banco. Shaoran se levantó y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse.
- Si nos quedamos aquí nos congelaremos, te acompañaré hasta tu casa – Sakura lo miró y enrojeció al ver lo guapo que estaba con sus mejillas rosadas por el frío. Shaoran sonrió débilmente, el tema de su sonrisa era algo que aún no había mejorado mucho – tienes las mejillas rosadas por el frío, pareces una muñeca...
Sakura se cubrió las mejillas con sus manos, pero no notó nada, pues llevaba los guantes que entraban con el lote del uniforme, azul celeste para las chicas y azul marino para los chicos; el uniforme había sido modificado ligeramente al paso de los años de cuando lo llevaban Yukito y Touya.
Shaoran abrazó a Sakura dulcemente y esta cerró los ojos con la cabeza apoyada en el pecho de éste.
- Sé como te sientes... – le dijo suavemente – pero también debes pensar en Yukito y en tu hermano, cuando te pidan ayuda será el momento de actuar, pero hasta entonces debes mantenerte apartada, por mucho que te cueste.
Otra brisa helada volvió a pasar con velocidad entre ellos, con tanta potencia que hizo separarlos.
- Que extraño que está el tiempo... – comentó Shaoran.
- ¿Quieres decir que esto puede ser obra de una carta de Wolc?
- No lo sé... – la miró – será mejor que te lleve a casa, hace mucho frío.
Y cogidos de la mano, Shaoran la condujo hasta llegar a su casa, encontrándose con Touya, que regresaba velozmente con la bicicleta, muerto de frío.
- Touya...
Éste no dijo nada, tan siquiera alzó los ojos para mirarlos, lentamente bajó de su vieja bicicleta y la arrastró hasta la entrada. Al levantar la mirada se topó con la de Shaoran, dio un paso atrás, ciertamente encontrarse con esa mirada tan penetrante, daba respeto. Shaoran se preparó para recibir uno de sus insultos, pero a Touya le costó reaccionar y siguió con los ojos clavados en la mirada de Shaoran.
- Touya – éste se asustó al notar que una mano le cogía uno de sus brazos y a duras penas pudo escaparse de la mirada de Shaoran – Touya ¿estás bien?
- Sakura... – la miró y en una fracción de segundo volvió a mirar a Shaoran que ya era tan alto como él - ¿Quién es?
- ¿Cómo? – Sakura se sorprendió - ¿Quién quieres que sea? Shaoran...
Touya entrecerró los ojos y suspiró.
- Sakura... hoy no iré a trabajar – inició de nuevo su camino hasta el porche de la casa – pero tampoco haré la cena, encárgate tú ¿vale? – dejó la bicicleta y se dirigió a la entrada, pero antes se giró de nuevo y se volvió a encontrar con esa mirada penetrante que le provocaban escalofríos, tubo la sensación que podía introducirse en su mente y descubrir sus pensamientos más escondidos. – No arméis mucho ruido, me duele la cabeza – y los dejó solos.
- Está sufriendo mucho – susurró Shaoran – una gran lucha interior – dijo como si pensara en voz alta.
- Sí... y no sé como ayudarlo – se lamentó Sakura.
- Y no lo intentes – le ordenó Shaoran.
Sakura lo miró extrañada, éste miraba la entrada tal que parecía que no hubiera movido la mirada, como analizando y eso la asustó ¿Hasta que punto Shaoran había cambiado?
- Será mejor que me vaya – la miró – mañana hay un examen de matemáticas...
- ¡Examen de matemáticas! – Sakura dejó caer la cartera al suelo - ¡Me había olvidado por completo!
- ¿Quieres que te ayude a estudiar? – preguntó Shaoran a la vez que le recogía la cartera.
- ¿Sí? – Sakura le cogió un brazo - ¡Muchas gracias! – le sonrió y éste no pudo evitar sonrojarse.
Lo arrastró hasta su habitación y a toda prisa preparó el escritorio para ponerse a estudiar, Kero se apartó y miró a Shaoran que seguía los movimientos de Sakura.
- ¡Ya está! – Sakura se sentó en su silla, pero pronto volvió a levantarse y salir de su habitación para volver con otra silla para Shaoran, cuando se sentó de nuevo, otra vez se levantó - ¡Ah! ¡La merienda!
- No Sakura, yo no... – Shaoran quedó cortado con la rápida salida de Sakura.
Éste suspiró y dejó las dos carteras sobre el escritorio, abrió la suya y extrajo un estuche y el libro y la libreta de matemáticas, Kero lo observó hasta que estuvo sentado y preparado para empezar.
- Shaoran... – voló hasta la mesa - ¿puedo hacerte una pregunta? – sorprendido afirmó con la cabeza - ¿De donde sacaste la llave luna?
Shaoran apartó la mirada y presionó con fuerza su porta minas que tenía entre las manos, Kero sintió que se ponía tenso y que ese tema no era de su agrado.
- Me lo dio Wei.
- ¿El mayordomo?
- Sí – apretó con más fuerza el porta minas – mi madre le hizo prometer que cuando le pasara... alguna... cosa... extraña... Wei tendría que entregarme la llave.
- ¿Quién se la dio?
- No lo sé.
- Yo conocía la espada mágica, la espada de los Li – Kero se acercó un poco más a él – pero no conocía la existencia de la llave luna...
Shaoran no dijo nada, continuó con la mirada fija en el libro que tenía delante.
- Y los guardianes de la luna... ¿Cómo aparecieron?
- En el momento en que Wei puso la llave sobre mis manos... aparecieron.
- ¿Y no sabes por qué?
- No.
- ¿Y la reencarnación de Clow Read? – Kero se acercó un poco más a él - ¿Cómo sabía de su existencia?
- Se lo tendrás que preguntar a él – gruñó Shaoran.
- No se porque me preocupo... – Kero se apartó – sigues siendo el mismo mocoso de siempre... no se para que se lamenta tanto Sakura.
- Se lamenta porque tiene que aguantarte.
- ¡Ah! – Kero enrojeció de rabia - ¡mocoso!
- ¿Ya os estáis peleando? – Sakura apareció con una bandeja con tazas de té y trozos de pastel. – No os puedo dejar solos ni un momento...
- ¡Pastel!
- Sólo piensas en la comida... – ironizó Shaoran.
- Y tú ni con eso mocoso... – Kero se puso un trozo de pastel a la boca.
- ¿De que hablabais? – le preguntó Sakura a Shaoran cuando se encontró sentada a su lado.
- De comida... – mintió Shaoran - ¿empezamos?
- Sí. – sonrió Sakura.
Shaoran se tranquilizó al ver que ésta no insistía en el tema, pero lo que no sabía es que más tarde Kero se lo contaría.
- ¡No lo sé! Siempre me preguntas cosas que no sé contestar.
- Sakura… como siempre no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor. – se lamentó Kero.
- ¡Sí me doy cuenta! Touya y Yukito están sufriendo.
- ¿Otra vez? – Kero abrió el cajón donde se encontraba su cama – no insistas Sakura, deja pasar el tiempo, es lo mejor…
- Pero… - un timbre extraño la interrumpió.
- ¿Qué es eso? – preguntó Kero a punto de meterse en su camita – procede de tu cartera…
Sakura abrió la cartera y sacó un móvil de color rosa con divertidos dibujitos en colores pastel.
- Pero… - se extrañó Sakura – aquí pone que me está llamando Tomoyo… ¿Sí? – Sakura contestó a la llamada - ¡Tomoyo! ¿Cómo has puesto tú…? ¡Que! Ahora mismo vamos. – Sakura dejó caer el móvil encima de su cama y cogió su abrigo – Kero, rápido, hay problemas.
Transformó su llave estrella en barita e invocó la carta Volar, se subió en ella y Kero la siguió hasta llegar al parque de atracciones, a esas horas, lleno de gente divirtiéndose, pero en ese momento estaban todos congelados, incluidas las atracciones.
Sakura y Kero se acercaron hasta Tomoyo que la estaba filmando desde que la había visto en el aire.
- ¿Qué ha pasado? – le preguntó Sakura..
- Estaba hablando por teléfono con Eriol cuando él ha sentido un poder que venía del parque de atracciones y me ha colgado, así que les he pedido a mis guardaespaldas que me acercasen hasta aquí y te he llamado.
- ¡Sakura! – Eriol y Shaoran se acercaron a ellas – es otra carta pero me es imposible saber de donde procede.
- ¿Es por eso que hace tanto frío? – preguntó Sakura a Eriol.
- Me temo que sí.
Un largo chillido les llamó la atención, Tomoyo alzó su cámara dispuesta a filmarlo todo. Algo se movía dentro del suelo que estaba congelado y bajo sus pies apareció la carta Hielo.
- ¿Pero que es este monstruo? – chilló Nees.
- ¡Es la carta Hielo! – dijo Spinel.
- ¿Esto es una carta? – aulló Nees acercándose a su señor.
- ¡Es mucho más potente que la Carta que creó Clow Read! – dijo Shaoran apartándose de la Carta y acercándose a Sakura – Bueno, ya sabes que hay que hacer, yo la atraigo hasta ti y tú la sellas.
- Bien – afirmó Sakura cogiendo su barita con las dos manos.
Shaoran empezó a correr, esperando que la carta lo persiguiera, pero ésta hizo caso omiso y se lanzó hasta la persona que tenía más cerca, Eriol; éste la intentó esquivar con el conjuro del aire y una vez más, la carta cambió de sentido y fue a atacar a Sakura. Shaoran se interpuso de nuevo para iniciar el plan, pero la carta lo ignoró atacando a Eriol.
- Pero… ¿Qué ocurre? ¿Por qué no quiere atacarme? – aulló Shaoran.
- Sólo nos ataca a Eriol y a mí – le dijo Sakura.
- ¿Por qué? – gritó Shaoran a la vez que iba en ayuda de Eriol.
Antes de que Eriol usara otro hechizo para escapar de la carta, Shaoran interceptó el ataca, y como esperaba, la carta se paró antes de atacarle, se quedó quieta bajo tierra, entre el hielo que ella misma había creado hasta que localizó a Sakura.
- ¡Eh, nena! – Shaoran fue detrás de la carta - ¡así que sólo atacas a los que tienen poder! – sacó su llave luna - Oh llave que ocultas las fuerzas de la luna, revélate en tu forma verdadera, te lo ordeno por el pacto que me ha sido concedido por los duendes ¡Transformación!
Después de la transformación, la carta se paró en el hielo y fue directa hacia Shaoran, para atacarlo.
- ¡Muy bien! – miró a Sakura - ¡seguimos con el plan trazado! – hizo que la persiguiera hasta pararse en frente de Sakura. - ¡Ahora!
- ¡Carta de Wolc! ¡recupera tu forma original! – hilos de luz rosa salieron de la barita de Sakura, que creció considerablemente y la estrella del centro empezó a rotar con velocidad, esos hilos de luz, envolvieron a la carta Hielo, que había salido del hielo y la encerraron en la carta que fue a parar a manos de ésta.
- ¿Qué ha pasado? – Nees Lluna se acercó hasta su señor.
- Es como si fueran directos a matar a aquellos que poseen el poder de encerrarlas… - susurró Shaoran mirando la carta que tenía Sakura en sus manos.
- No sé si van por libre, o hay alguien que las controla, pero… - Eriol miró a Shaoran – acabamos de entrar en su juego y no parará hasta que nos mate.
- Lástima… - sollozó Tomoyo, todos la miraron asustados – si hubieras llegado unos segundos antes te hubieras podido poner un vestido monísimo que te terminé ayer – y miró a Sakura a punto de llorar.
- Tomoyo… – susurró Sakura.
- … - Shaoran convirtió su barita en la llave luna.
- … bueno, volvamos a casa, que tengo sueño – Kero se acercó a Sakura y ésta usó la carta volar para regresar.
- ¡Nos vemos mañana! – y se fue seguida por Kero.
- ¿Juego? – Shaoran miró de reojo a Eriol, éste sonrió.
Notas de la Autora
¡Ei! Que ya está aquí el séptimo capítulo de Doble Carta (a modo de Shin-Chan) ¿Qué os ha parecido? ¿Sigo bien o empiezo a torcerme? Espero que os haya gustado, pues aún queda mucho para terminar y si os empieza a aburrir no dudéis a decírmelo, pues a mi me pasó con un fanfic de Escaflowne, que tardó más de un año entero en terminarlo y al final, el último capítulo me pareció ¡una patatada! Que indignación.
Pues eso, lo dicho… ¿puntos a comentar? Bueno… tema TouyaYukito, muy majos los dos pero… ¡buaj! Qué no voy a centrarme únicamente en SS y las Cartas ¿verdad? ¿Ustedes me entienden? Pues eso, otro conflicto metido en Doble Carta.
Al acercarse a la esquina, giró sobre sus patines y continuó recto a velocidad media, procurando que no se le cayeran las cosas que había comprado con Tomoyo. Volvió a girar una esquina y decidió aumentar un poco más la velocidad, pues estaba muerta de hambre.
Empezó a trazar un plan de trabajo para ahorrar algo de dinero ya que se acercaba la Navidad a grandes zancadas, y no sólo eso, debía tener en cuenta los cumpleaños que se acercaban, Yukito en diciembre y Rika y su padre en enero, demasiados regalos, eso acabaría con su economía, pero decidió no preocuparse tanto, a Naoko no le importó mucho que el regalo fuera pequeño y además, siempre lograba tener dinero suficiente para todos.
El noviembre en Japón era bastante frío, contando que aún faltaban dos días para que terminara el otoño, pero le gustaba mucho como el frío lograba subir un color rosado a las mejillas de Shaoran que le favorecía mucho, Sakura sonrió sin poder evitar sonrojarse.
Giró la última esquina que la llevaba a su calle y su sonrisa se fue apagando a la vez que reducía la velocidad al encontrar a Yukito plantado delante de su casa, mirando algo ausente una de las ventanas.
Sakura se paró a su lado y le preocupó el hecho que Yukito no se diera cuenta de su presencia.
- Yukito... – susurró su nombre.
Yukito pareció despertar de un sueño muy largo, o mejor dicho, de una pesadilla horrible que le causaba dolor.
- ¡Ah! Hola Sakura – sonrió con esfuerzo - ¿vienes de comprar?
- Sí... Tomoyo dice que es mejor empezar a comprar los regalos de Navidad porque así no tendremos que ir con prisas en el último momento.
- Sí, tiene mucha razón – Yukito se giró hasta situarse frente Sakura – yo ya los tengo todos, menos el de tu padre, que nunca se que comprarle.
- ¡Cualquier cosa le va a gustar Yukito! – se aventuró a decir Sakura mirando esos enormes ojos avellana algo diferentes.
- Lo sé... – sonrió y le acarició una de las mejillas – has crecido mucho Sakura y te has hecho muy hermosa.
- ¿Qué pasa Yukito? – éste apartó la mano y su sonrisa se borró – se que te pasa algo, una cosa que te produce dolor... a mi me lo puedes decir Yukito...
- ¿Tanto se me nota? – volvió a sonreír y miró de nuevo la casa.
- ¿Os habéis enfadado Touya y tú? – Yukito la miró, aún con la sonrisa.
- No, yo nunca me enfado... pero – volvió a mirar la casa – a veces no nos ponemos de acuerdo y se crean una serie de confusiones... – Yukito cerró los ojos y apretó fuerte los puños hasta sentir las uñas clavadas en su carne.
Sakura cambió la expresión de su cara, se puso seria y dio media vuelta dispuesta a entrar en la casa para ir a buscar a su hermano, no permitiría que hicieran sufrir a una persona tan buena como Yukito, aunque fuera Touya.
- ¿Sakura, dónde vas? – le dijo Yukito cogiéndola del brazo con suavidad.
- A buscar a Touya, no permitiré que hayan confusiones entre vosotros dos...
- Sakura... escucha – Yukito la acercó hasta él y le rodeó las mejillas con sus dos manos – gracias pero no hace falta, el único problema es que Touya tiene miedo, y en eso nadie puede ayudarlo, únicamente él solo.
- Yukito...
- Gracias... – y le besó en una de sus mejillas.
Sakura esperó quieta hasta que perdió a Yukito en el horizonte, entró en su casa, se quitó los patines y antes de subir al segundo piso echó un vistazo al salón para ver si estaba Touya, pero no. Miró el tablón de las tareas, su hermano tenía el día libre y le tocaba hacer la cena, su padre estaría hasta tarde en la Universidad.
Lentamente subió las escaleras, se quedó en el último escalón y observó la puerta de la habitación de su hermano, estaba en silenció, llamó a la puerta con dos toques, esperando una respuesta, pero no hubo ninguna; el silencio inundaba la casa. Sakura dejó las bolsas en el suelo y abrió lentamente la puerta, las cortinas estaban corridas y no sólo reinaba el silencio, sino también una oscuridad total.
- ¿Touya? – lo llamó en la oscuridad.
- Ahora no Sakura – dijo su hermano en susurros – déjame solo.
Sakura decidió hacerle caso y salió en silencio; llegó a la habitación y dejó las bolsas encima de la cama, se sentó en su escritorio y miró su reflejo en el pequeño espejo, no le gustaba nada ver a Yukito triste, pero aún menos a su hermano tan diferente.
- ¡Sakura! – Kero salió de su pequeña habitación situada en el último cajón de la mesa de Sakura - ¡Si que has tardado! ¿Ya está hecha la cena? – Sakura no contestó, seguía mirando su imagen.
- Kero...
- ¿Qué pasa Sakura?
- Touya y Yukito... – las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.
- ¡Sakura! – Kero se le acercó volando y se sentó encima del espejo – les he oído, los gritos de Touya llegaban hasta aquí arriba...
- ¿Gritos? ¿Touya ha chillado a Yukito? – Sakura miró sorprendida a Kero, éste afirmó con la cabeza muy serio.
- Sí, Touya había invitado a cenar a Yukito y empezaron a hablar – voló hasta situarse frente a ella – yo no lo oía pero seguro que era algo malo, porque después Touya le decía que se fuera, que no quería volverlo a ver...
- ¡No! – Sakura se asustó - ¿no quiere volverlo a ver?
- Eso era lo que le decía...
Sakura miró por la ventana sin levantarse, esto no podía quedarse así, tenía que hacer todos los posibles para que Touya y Yukito volvieran a hablarse pero... ¿qué habría pasado? ¿qué le había dicho Yukito para que Touya se enfadara de aquella manera?
Tomoyo giró la cabeza y concentró la mirada hacia el edificio del instituto.
- La verdad es que me preocupa mucho.... Touya está muy extraño, cuando llegó mi padre, se sorprendió al verme hacer la cena y se preocupó tanto o más que yo por la actitud de Touya, ayer no salió de la habitación ni comió nada y hoy no ha ido a la Universidad. – Sakura terminó de decir todo esto cuando decidió beber un poco de zumo de naranja.
- ¿Y no sabes que ha pasado?
- No, Yukito no me quiso decir nada y Kero no lo escuchó...
Tomoyo no dijo nada, normalmente tenía respuesta para todo, pero ese día no, y sentadas en una de las mesas de la cafetería del instituto, comían apartadas del grupo, por petición de Sakura.
- Tomoyo... ¿qué hago?
- Se que es muy doloroso Sakura, pero debes mantenerte al margen, como te lo dijo Yukito, confía en él, el amor que sienten el uno por el otro es muy fuerte como para que se rompa por un malentendido.
- Sí, pero...
- ¡Chicas! ¿qué hacéis aquí tan solitas? Vamos a la clase, que se está muy calentito – dijo Chiharu tapándose más fuerte con el abrigo.
- Parece mentida el frío que hace y aún estamos en otoño. – comentó Rika, situada al lado de Naoko que afirmaba con la cabeza.
- Sí, vayamos a la aula – sonrió Tomoyo.
Sakura las siguió, haciéndose paso entre los alumnos que se habían reunido en la cafetería, donde hacía un calorcito agradable.
Al llegar, Yamazaki, Eriol y Shaoran estaban en una esquina hablando, mejor dicho, Yamazaki y Eriol hablaban y de vez en cuando Shaoran asentía con la cabeza.
- ¡Hola chicos! – saludó Chiharu – Que frío hace ¿verdad?
- Sí, mucho – sonrió Eriol.
- Sabíais que... – empezó Yamazaki.
Chiharu lo cogió por el cuello del jersey y empezó a zarandearlo, para que se callara.
- ¡Una sola palabra y te tiro por la ventana!
Todos se pusieron a reír y la tensión y preocupación de Sakura disminuyó un poco, aún así, no podía evitar en pensar, ya sabía que no era su problema y que Yukito le había pedido que no se metiera, pero debía hacer algo, esto no podía seguir así...
- Sakura... – Shaoran se había hecho paso entre el jaleo que había organizado Chiharu - ¿ocurre algo?
- ¿Qué? No – se apresuró a decir Sakura, sorprendida por el hecho de que Shaoran había cambiado tanto que hasta le daba la sensación que podía leer la mente. Shaoran no se quedó muy convencido.
- Vaya... – Shaoran había insistido tanto a Sakura con la mirada, que al final le había dejado que la acompañara hasta su casa y así le contaba lo que le preocupaba.
- Tomoyo dice que no me meta, que haga caso de Yukito y les deje a ellos solos... ¡pero yo no puedo hacer ver que no pasa nada! – se habían desviado del camino hasta llegar al parque de los pingüinos, que ahora estaba completamente vacío, empezando a plantar nueva vegetación para sustituir la que había sido quemada.
Se sentaron en un banco que aún estaba bien, pues la carta Fuego no lo había alcanzado y tampoco se habían molestado a quitarlo de ahí. Era triste observar un parque que normalmente estaba repleto de niños y ahora parecía un desierto.
- Te entiendo – suspiró Shaoran – pero estoy de acuerdo con Tomoyo, Yukito te ha pedido que no te metas y es lo que debes hacer.
- Pero... – Sakura intentaba buscar las palabras necesarias para protestar, pero no las encontraba.
Una brisa helada les revolvió el pelo, Sakura se encogió para cubrirse mejor con el abrigo, hacía demasiado frío para estar sentados en un banco. Shaoran se levantó y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse.
- Si nos quedamos aquí nos congelaremos, te acompañaré hasta tu casa – Sakura lo miró y enrojeció al ver lo guapo que estaba con sus mejillas rosadas por el frío. Shaoran sonrió débilmente, el tema de su sonrisa era algo que aún no había mejorado mucho – tienes las mejillas rosadas por el frío, pareces una muñeca...
Sakura se cubrió las mejillas con sus manos, pero no notó nada, pues llevaba los guantes que entraban con el lote del uniforme, azul celeste para las chicas y azul marino para los chicos; el uniforme había sido modificado ligeramente al paso de los años de cuando lo llevaban Yukito y Touya.
Shaoran abrazó a Sakura dulcemente y esta cerró los ojos con la cabeza apoyada en el pecho de éste.
- Sé como te sientes... – le dijo suavemente – pero también debes pensar en Yukito y en tu hermano, cuando te pidan ayuda será el momento de actuar, pero hasta entonces debes mantenerte apartada, por mucho que te cueste.
Otra brisa helada volvió a pasar con velocidad entre ellos, con tanta potencia que hizo separarlos.
- Que extraño que está el tiempo... – comentó Shaoran.
- ¿Quieres decir que esto puede ser obra de una carta de Wolc?
- No lo sé... – la miró – será mejor que te lleve a casa, hace mucho frío.
Y cogidos de la mano, Shaoran la condujo hasta llegar a su casa, encontrándose con Touya, que regresaba velozmente con la bicicleta, muerto de frío.
- Touya...
Éste no dijo nada, tan siquiera alzó los ojos para mirarlos, lentamente bajó de su vieja bicicleta y la arrastró hasta la entrada. Al levantar la mirada se topó con la de Shaoran, dio un paso atrás, ciertamente encontrarse con esa mirada tan penetrante, daba respeto. Shaoran se preparó para recibir uno de sus insultos, pero a Touya le costó reaccionar y siguió con los ojos clavados en la mirada de Shaoran.
- Touya – éste se asustó al notar que una mano le cogía uno de sus brazos y a duras penas pudo escaparse de la mirada de Shaoran – Touya ¿estás bien?
- Sakura... – la miró y en una fracción de segundo volvió a mirar a Shaoran que ya era tan alto como él - ¿Quién es?
- ¿Cómo? – Sakura se sorprendió - ¿Quién quieres que sea? Shaoran...
Touya entrecerró los ojos y suspiró.
- Sakura... hoy no iré a trabajar – inició de nuevo su camino hasta el porche de la casa – pero tampoco haré la cena, encárgate tú ¿vale? – dejó la bicicleta y se dirigió a la entrada, pero antes se giró de nuevo y se volvió a encontrar con esa mirada penetrante que le provocaban escalofríos, tubo la sensación que podía introducirse en su mente y descubrir sus pensamientos más escondidos. – No arméis mucho ruido, me duele la cabeza – y los dejó solos.
- Está sufriendo mucho – susurró Shaoran – una gran lucha interior – dijo como si pensara en voz alta.
- Sí... y no sé como ayudarlo – se lamentó Sakura.
- Y no lo intentes – le ordenó Shaoran.
Sakura lo miró extrañada, éste miraba la entrada tal que parecía que no hubiera movido la mirada, como analizando y eso la asustó ¿Hasta que punto Shaoran había cambiado?
- Será mejor que me vaya – la miró – mañana hay un examen de matemáticas...
- ¡Examen de matemáticas! – Sakura dejó caer la cartera al suelo - ¡Me había olvidado por completo!
- ¿Quieres que te ayude a estudiar? – preguntó Shaoran a la vez que le recogía la cartera.
- ¿Sí? – Sakura le cogió un brazo - ¡Muchas gracias! – le sonrió y éste no pudo evitar sonrojarse.
Lo arrastró hasta su habitación y a toda prisa preparó el escritorio para ponerse a estudiar, Kero se apartó y miró a Shaoran que seguía los movimientos de Sakura.
- ¡Ya está! – Sakura se sentó en su silla, pero pronto volvió a levantarse y salir de su habitación para volver con otra silla para Shaoran, cuando se sentó de nuevo, otra vez se levantó - ¡Ah! ¡La merienda!
- No Sakura, yo no... – Shaoran quedó cortado con la rápida salida de Sakura.
Éste suspiró y dejó las dos carteras sobre el escritorio, abrió la suya y extrajo un estuche y el libro y la libreta de matemáticas, Kero lo observó hasta que estuvo sentado y preparado para empezar.
- Shaoran... – voló hasta la mesa - ¿puedo hacerte una pregunta? – sorprendido afirmó con la cabeza - ¿De donde sacaste la llave luna?
Shaoran apartó la mirada y presionó con fuerza su porta minas que tenía entre las manos, Kero sintió que se ponía tenso y que ese tema no era de su agrado.
- Me lo dio Wei.
- ¿El mayordomo?
- Sí – apretó con más fuerza el porta minas – mi madre le hizo prometer que cuando le pasara... alguna... cosa... extraña... Wei tendría que entregarme la llave.
- ¿Quién se la dio?
- No lo sé.
- Yo conocía la espada mágica, la espada de los Li – Kero se acercó un poco más a él – pero no conocía la existencia de la llave luna...
Shaoran no dijo nada, continuó con la mirada fija en el libro que tenía delante.
- Y los guardianes de la luna... ¿Cómo aparecieron?
- En el momento en que Wei puso la llave sobre mis manos... aparecieron.
- ¿Y no sabes por qué?
- No.
- ¿Y la reencarnación de Clow Read? – Kero se acercó un poco más a él - ¿Cómo sabía de su existencia?
- Se lo tendrás que preguntar a él – gruñó Shaoran.
- No se porque me preocupo... – Kero se apartó – sigues siendo el mismo mocoso de siempre... no se para que se lamenta tanto Sakura.
- Se lamenta porque tiene que aguantarte.
- ¡Ah! – Kero enrojeció de rabia - ¡mocoso!
- ¿Ya os estáis peleando? – Sakura apareció con una bandeja con tazas de té y trozos de pastel. – No os puedo dejar solos ni un momento...
- ¡Pastel!
- Sólo piensas en la comida... – ironizó Shaoran.
- Y tú ni con eso mocoso... – Kero se puso un trozo de pastel a la boca.
- ¿De que hablabais? – le preguntó Sakura a Shaoran cuando se encontró sentada a su lado.
- De comida... – mintió Shaoran - ¿empezamos?
- Sí. – sonrió Sakura.
Shaoran se tranquilizó al ver que ésta no insistía en el tema, pero lo que no sabía es que más tarde Kero se lo contaría.
- ¡No lo sé! Siempre me preguntas cosas que no sé contestar.
- Sakura… como siempre no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor. – se lamentó Kero.
- ¡Sí me doy cuenta! Touya y Yukito están sufriendo.
- ¿Otra vez? – Kero abrió el cajón donde se encontraba su cama – no insistas Sakura, deja pasar el tiempo, es lo mejor…
- Pero… - un timbre extraño la interrumpió.
- ¿Qué es eso? – preguntó Kero a punto de meterse en su camita – procede de tu cartera…
Sakura abrió la cartera y sacó un móvil de color rosa con divertidos dibujitos en colores pastel.
- Pero… - se extrañó Sakura – aquí pone que me está llamando Tomoyo… ¿Sí? – Sakura contestó a la llamada - ¡Tomoyo! ¿Cómo has puesto tú…? ¡Que! Ahora mismo vamos. – Sakura dejó caer el móvil encima de su cama y cogió su abrigo – Kero, rápido, hay problemas.
Transformó su llave estrella en barita e invocó la carta Volar, se subió en ella y Kero la siguió hasta llegar al parque de atracciones, a esas horas, lleno de gente divirtiéndose, pero en ese momento estaban todos congelados, incluidas las atracciones.
Sakura y Kero se acercaron hasta Tomoyo que la estaba filmando desde que la había visto en el aire.
- ¿Qué ha pasado? – le preguntó Sakura..
- Estaba hablando por teléfono con Eriol cuando él ha sentido un poder que venía del parque de atracciones y me ha colgado, así que les he pedido a mis guardaespaldas que me acercasen hasta aquí y te he llamado.
- ¡Sakura! – Eriol y Shaoran se acercaron a ellas – es otra carta pero me es imposible saber de donde procede.
- ¿Es por eso que hace tanto frío? – preguntó Sakura a Eriol.
- Me temo que sí.
Un largo chillido les llamó la atención, Tomoyo alzó su cámara dispuesta a filmarlo todo. Algo se movía dentro del suelo que estaba congelado y bajo sus pies apareció la carta Hielo.
- ¿Pero que es este monstruo? – chilló Nees.
- ¡Es la carta Hielo! – dijo Spinel.
- ¿Esto es una carta? – aulló Nees acercándose a su señor.
- ¡Es mucho más potente que la Carta que creó Clow Read! – dijo Shaoran apartándose de la Carta y acercándose a Sakura – Bueno, ya sabes que hay que hacer, yo la atraigo hasta ti y tú la sellas.
- Bien – afirmó Sakura cogiendo su barita con las dos manos.
Shaoran empezó a correr, esperando que la carta lo persiguiera, pero ésta hizo caso omiso y se lanzó hasta la persona que tenía más cerca, Eriol; éste la intentó esquivar con el conjuro del aire y una vez más, la carta cambió de sentido y fue a atacar a Sakura. Shaoran se interpuso de nuevo para iniciar el plan, pero la carta lo ignoró atacando a Eriol.
- Pero… ¿Qué ocurre? ¿Por qué no quiere atacarme? – aulló Shaoran.
- Sólo nos ataca a Eriol y a mí – le dijo Sakura.
- ¿Por qué? – gritó Shaoran a la vez que iba en ayuda de Eriol.
Antes de que Eriol usara otro hechizo para escapar de la carta, Shaoran interceptó el ataca, y como esperaba, la carta se paró antes de atacarle, se quedó quieta bajo tierra, entre el hielo que ella misma había creado hasta que localizó a Sakura.
- ¡Eh, nena! – Shaoran fue detrás de la carta - ¡así que sólo atacas a los que tienen poder! – sacó su llave luna - Oh llave que ocultas las fuerzas de la luna, revélate en tu forma verdadera, te lo ordeno por el pacto que me ha sido concedido por los duendes ¡Transformación!
Después de la transformación, la carta se paró en el hielo y fue directa hacia Shaoran, para atacarlo.
- ¡Muy bien! – miró a Sakura - ¡seguimos con el plan trazado! – hizo que la persiguiera hasta pararse en frente de Sakura. - ¡Ahora!
- ¡Carta de Wolc! ¡recupera tu forma original! – hilos de luz rosa salieron de la barita de Sakura, que creció considerablemente y la estrella del centro empezó a rotar con velocidad, esos hilos de luz, envolvieron a la carta Hielo, que había salido del hielo y la encerraron en la carta que fue a parar a manos de ésta.
- ¿Qué ha pasado? – Nees Lluna se acercó hasta su señor.
- Es como si fueran directos a matar a aquellos que poseen el poder de encerrarlas… - susurró Shaoran mirando la carta que tenía Sakura en sus manos.
- No sé si van por libre, o hay alguien que las controla, pero… - Eriol miró a Shaoran – acabamos de entrar en su juego y no parará hasta que nos mate.
- Lástima… - sollozó Tomoyo, todos la miraron asustados – si hubieras llegado unos segundos antes te hubieras podido poner un vestido monísimo que te terminé ayer – y miró a Sakura a punto de llorar.
- Tomoyo… – susurró Sakura.
- … - Shaoran convirtió su barita en la llave luna.
- … bueno, volvamos a casa, que tengo sueño – Kero se acercó a Sakura y ésta usó la carta volar para regresar.
- ¡Nos vemos mañana! – y se fue seguida por Kero.
- ¿Juego? – Shaoran miró de reojo a Eriol, éste sonrió.
Notas de la Autora
¡Ei! Que ya está aquí el séptimo capítulo de Doble Carta (a modo de Shin-Chan) ¿Qué os ha parecido? ¿Sigo bien o empiezo a torcerme? Espero que os haya gustado, pues aún queda mucho para terminar y si os empieza a aburrir no dudéis a decírmelo, pues a mi me pasó con un fanfic de Escaflowne, que tardó más de un año entero en terminarlo y al final, el último capítulo me pareció ¡una patatada! Que indignación.
Pues eso, lo dicho… ¿puntos a comentar? Bueno… tema TouyaYukito, muy majos los dos pero… ¡buaj! Qué no voy a centrarme únicamente en SS y las Cartas ¿verdad? ¿Ustedes me entienden? Pues eso, otro conflicto metido en Doble Carta.
