Capítulo IX: Dime a quien amas
Su plumaje era amarillento y algo verdoso, de cola roja, el pico largo y unos graciosos ojos redondos y negros como la noche, Yukito sonrió y bajó la vista hasta el aparador que mostraba bisutería y complementos para las chicas.
- Touya ¿crees que este anillo le gustaría a Sakura? – le preguntó Yukito a Touya, que a su lado, algo ausente de la realidad, esperaba a que Yukito terminara de mirar la tienda.
- A Sakura le gustan todas las tonterías estas – murmuró sin mirarlo, Yukito sonrió y cogió un gracioso anillo en forma de flor de loto de color rosa.
Se encontraban en el famoso mercado de los pájaros de Hong Kong pues Sakura había insistido en mostrárselo a su padre.
- ¿Se lo has comprado? – exclamó Touya al ver que Yukito recibía un paquete del vendedor de la tienda.
- Sí, espero que le guste – Yukito amplió su sonrisa.
- No lo entiendo, siempre la llenas de regalos – Touya hizo una mueca con su boca – es absurdo.
- Quiero darle las gracias por traerme con vosotros… - Yukito alargó la vista hasta la siguiente tienda y vio algo que le llamó la atención - ¡Oh Touya! ¡mira! – lo cogió de la mano y lo arrastró para pararse frente a un reloj de mano. - ¡Que bonito! – tenía forma de flor de cerezo y la cadena era de color verde, los números estaban en chino y las agujas tenían forma de hojas - ¡Se lo podría regalar a Tomoyo!
Touya no dijo nada, miraba el suelo y cada vez estaba más sonrojado, desde que Yukito le había cogido la mano, que no se la había soltado para nada ¿Cómo podía ser que cada vez que estaba cerca de él todo su cuerpo temblaba y Yukito parecía estar tan normal? Eso lo enrabió y le soltó la mano con brusquedad.
- Touya – Yukito lo miró extrañado – lo siento, no me había dado cuenta – Touya no dijo nada y empezó a andar, Yukito miró otra vez el reloj y salió tras de Touya.
- ¡Shaoran! – Meiling se acercó a él - ¿Por qué no has ido con Sakura?
- Es Navidad… que pasen algunas horas solos. – susurró éste.
- Hablando de Navidad ¿Qué vamos hacer nosotros?
- Nada, que Wei prepare una cena y punto. – Shaoran se levantó de la mesa y salió de la sala, Meiling lo siguió.
- He pensado que podríamos volvernos a reunir con la familia…
- ¿Y los Kinomoto?
- Sakura se lo pasará muy bien con los nuestros – Meiling se puso frente a él – ¡Ya verás que divertido! Y volveremos a estar todos juntos.
- ¿Para que? – aulló con brusquedad Shaoran, Meiling se sorprendió – yo no los necesito para nada.
- Pero Shaoran, es nuestra familia.
- ¡No! Tú y Wei sois mi familia, y nadie más – la pasó dispuesto a no escuchar nada más.
Meiling lo siguió con la mirada algo triste y desanimada, cada vez veía más difícil ayudar a su querido primo a que superase su desgracia.
- ¿Otra vez? – dijo una voz detrás de ella, se giró bruscamente para saber quien era.
- ¡Moose! – se sorprendió Meiling.
- ¿Por qué no lo dejas en paz?
- Shaoran necesita ayuda, que estén por él, que…
- Desde que Shaoran regresó a Hong Kong que le vas detrás como un perrito faldero. – la interrumpió acercándose lentamente a ella.
- ¿Cómo? – se indignó Meiling.
- ¿Por qué no lo dejas en paz? ¡Que haga lo que le de la gana! ¡Que se hunda en su propio dolor! Pero no sigas perdiendo el tiempo.
- Estás celoso – afirmó muy segura Meiling.
- Pues claro que estoy celoso ¿Te crees que no sé que te gusta? ¡Hasta un ciego se daría cuenta que estás loca por él! – la miró desafiante – dime Meiling ¿Qué soy yo para ti? ¿Un mero instrumento de diversión?
- ¡Eso no es cierto! – aulló Meiling – Shaoran es mi primo y como tal le quiero mucho y me siento en la obligación moral de ayudarlo.
- ¡Oh, que hermoso! Muy sentimental, la prima modelo.
- Antes no eras así – Moose se sorprendió – me enamoré de ti porque me hacías reír, gracias a tu cariño y dulzura, olvidé a Shaoran… - lágrimas de indignación cayeron por las mejillas de la muchacha – ahora, no te reconozco y lo que veo, no me gusta en absoluto. – y se marchó corriendo para evitar oír nada más.
- Meiling… - Moose se había quedado muy sorprendido.
- Muchas gracias por todo, han sido muy amables – las pequeñas vacaciones en Hong Kong habían llegado a su fin para la familia Kinomoto.
- Ha sido un placer – sonrió Wei a Fujitaka – vuelvan cuando lo deseen, las puertas de esta casan estarán siempre abiertas para ustedes.
- Gracias – sonrió Fujitaka.
- Tal vez llegué una semana después – le comentó Shaoran a Sakura – pero ya volveré, tengo algunas cosas que resolver aún, tened cuidado.
- Sí – le sonrió Sakura. – adiós Meiling, muchas gracias por todo.
- Que tengan un buen viaje – se despidió Meiling.
- ¿Pero donde está Moose? – preguntó de golpe Sakura.
- Ha tenido que hacer un par de cosas urgentemente, me ha dicho que me despida por él. – se apresuró a contestar Meiling, Sakura pareció conforme con esa respuesta.
- ¡Hasta pronto! – se despidió Sakura antes de entrar en el coche que les llevaría al aeropuerto de regreso a Japón.
Shaoran, Wei y Meiling se quedaron en silencio viendo como el coche se alejaba de la residencia Li, Wei los dejó solos con la excusa que aún tenía que hacer la comida.
- ¿Qué ha pasado con Moose? – le preguntó Shaoran a Meiling.
- Nada – respondió seca.
- ¿Nada? Pues no lo parece.
- Shaoran ¿Desde cuando te importa lo que me pueda pasar? – le reprochó Meiling.
- Desde siempre, eres mi prima.
- Tu prima… por supuesto – Meiling le dio la espalda mirando por donde se había ido el coche.
- ¿Meiling? – Shaoran se extrañó mucho por esa contestación - ¿Qué está pasando?
- ¡No! ¿Qué te está pasando a ti? – aulló Meiling – Moose tiene toda la razón, estoy cansada de ir detrás de ti intentando descubrir que te pasa ¡nos llevas a todos por el camino de la amargura! Si tú quieres seguir haciéndote daño, adelante, pero deja tranquilos a los demás. – y lo dejó sólo.
Esas palabras le afectaron más de lo que se podía imaginar, Meiling tenía toda la razón, se había dejado llevar por el dolor y el resentimiento, y con él, todos aquellos que intentaban ayudarlo, había llegado el momento de cambiar, de volver a ser el que fue una vez, pero, se sentía tan culpable.
En Tomoeda todo había transcurrido con tranquilidad, sin ningún tipo de problema ni alboroto. Las tres amigas de Sakura habían decidido salir juntas para pasar un buen rato, solían hacerlo muy frecuentemente desde que Tomoyo y Sakura salían con sus novios, ellos cuatro solos.
- ¿Recibisteis la postal de felicitación de Sakura desde Hong Kong? – preguntó Rika mientras se sentaban en una cafetería.
- Claro, me hizo mucha ilusión que el hecho de estar en Hong Kong no fuera ningún impedimento para felicitarnos el año nuevo – sonrió Chiharu.
- Me pregunto porqué Sakura se habrá marchado a China – dijo de pronto Naoko.
- De vacaciones – contestó Rika tranquilamente.
- No sé, me da que pensar…
- Naoko, tú siempre tan mal pensada – sonrió Rika.
- Yo sé porqué – dijo Chiharu algo más seria de lo normal – me lo contó Yamazaki, pero me pidió que no dijera nada.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Naoko.
- Si Yamazaki te ha dicho que es un secreto, mejor que no digas nada – la advirtió Rika.
- No, no pasa nada, ha vosotras es distinto – Chiharu bajó la voz – resulta que Shaoran se ha quedado medio huérfano.
- ¿Cómo? – preguntó Naoko.
- Su familia murió en un accidente de avión, menos su madre, pero se ve que está muy mal.
- ¡Pero eso es terrible! – aulló Rika.
- Ahora entiendo el cambio de actitud de Shaoran y ese aislamiento – observó Naoko.
- Y Sakura siempre tan buena, habrá ido a Hong Kong hacer compañía a Shaoran, como lo quiere – sonrió Rika.
- Sí, eso si que es amor verdadero – susurró Chiharu – no lo que yo tengo – gruñó.
Y con ese comentario las tres amigas se relajaron un poco después de la mala noticia y decidieron cambiar de tema para poder pasar una agradable tarde.
- ¿Sabías que han salido unos nuevos amuletos? – comentó de pronto Naoko.
- ¿Amuletos? – preguntó Chiharu.
- Sí – afirmó con la cabeza Naoko – cada uno es una flor distinta de cristal y tiene un poder determinado, todas las chicas lo llevan.
- ¡Vaya! – exclamó Chiharu.
- Hay uno que si se lo regalas a un chico, se enamorará de ti – sonrió Naoko – es el que más se vende.
- ¿Te has comprado alguno? – le preguntó Chiharu.
- No – Naoko negó con la cabeza – aún no, quería ir con vosotras para informarnos de los distintos poderes que hace cada flor.
- ¿Pues a que estamos esperando? – sonrió Chiharu encantada con la idea - ¿Vamos Rika?
- Lo siento chicas – dijo Rika algo nerviosa sin motivo – tengo que irme. – se levantó y se puso el abrigo sin dejar de mirar fuera de la terraza.
- ¿Ocurre algo Rika? – le preguntó Naoko.
- No ¡ya os llamaré! – les dijo saliendo a toda prisa.
- ¿Qué le pasa? – le preguntó Chiharu.
- No lo sé, nunca la había visto así.
¿Qué le estaría pasando a Rika? Las dos amigas decidieron dejar lo de los amuletos por otro día, se habían quedado bastante preocupadas por la repentina pisa de Rika.
- ¡Eriol! – éste se giró despacio sin borrar la pequeña sonrisa que tanto le caracterizaba - ¿Sabes algo de Shaoran? ¿Te ha llamado? ¡¿Qué?!
- Buenos días Sakura – sonrió divertido.
- Buenos días Eriol – sonrió algo avergonzada – perdona…
- No importa – suspiró – se tanto como tú.
- Entonces… ¿No te ha llamado? – Eriol negó con la cabeza – ya hace más de una semana que tendría que haber vuelto.
- Bueno – iniciaron su marcha hasta las clases – ya te dijo que tenía algo que resolver, volverá cuando esté listo.
- Sí… pero si al menos llamara… - se lamentó Sakura siguiendo a Eriol de cerca y entrando por fin al recinto del instituto.
Cogió más velocidad al revisar de nuevo la hora que era, ya llegaba treinta minutos tarde, al final el avión se había retrasado y eso le hacía llegar tarde al instituto, cogió con más fuerza la cartera y sin mirar giró por la siguiente esquina que divisó, la que daba a la entrada del edificio, con la mala suerte de toparse con alguien que lo hizo caer al suelo. Éste se frotó la parte lastimada por el impacto y miró la persona que le había hecho caer.
- ¿Sasaki?
- ¡Shaoran! – se sorprendió Rika también en el suelo.
- ¿Qué te pasa? Tú nunca llegas tarde.
- Bueno, tú tampoco… - y no pudo evitarlo y se puso a llorar.
- ¡Sasaki! – se asustó Shaoran levantándose del suelo - ¿Qué sucede?
- No es nada… - susurró Rika intensificando sus llantos.
Shaoran sacó un pañuelo y se lo ofreció, ésta lo cogió, estaba desconsolada y llegar tarde no parecía ser el causante ¿Le habría pasado algo en su casa? Éste le recogió las cosas que se le había caído por el suelo y esperó a que se calmara. Cuando lo hizo la ayudó a levantarse.
- Gracias… - susurró Rika con los ojos llorosos.
- No sé que te sucede Sasaki, pero como buena amiga de Sakura puedes contar conmigo para lo que necesites.
- Muchas gracias… - y eso provocó que volviera a llorar.
- ¿Rika? – repitió Tomoyo sorprendida.
- Sí – afirmó Shaoran - ¿No la habéis notado un poco extraña últimamente?
- ¿Rika? ¡No! Está igual que siempre – sonrió Sakura – pero ¿Por qué lo dices? Por cierto ¿Te parece bonito no haberme llamado? – agitó los brazos – ¡Te podríamos haber ido a buscar al aeropuerto!
- No podía dejar que llegaras tarde… - sonrió levemente éste y eso fue suficiente para que ha Sakura se le cayera la baba. – tengo que ir a la biblioteca a devolver un par de libros.
- Bien – dijo Sakura mientras éste se levantaba de la mesa y salía de la cafetería.
- ¿Por qué nos habrá preguntado por Rika? – pensó de pronto Tomoyo en voz alta.
- Yo también lo encuentro un tanto extraño – dijo Eriol.
- ¿Qué queréis decir con eso? – preguntó Sakura que no lograba enterarse de nada.
Shaoran decidió ir por el este para pasar por el pequeño jardín que tenía la parte trasera de la biblioteca, aunque fuera invierno, adoraba pasar entre los árboles y como su sombra le refrescaba las mejillas brevemente, era en esos pequeños momentos cuando se sentía libre de toda culpa.
- ¡¿Por qué?! – chilló de pronto alguien detrás de unos arbustos, era una voz de chica algo desesperada y muy triste.
- ¿Es que no lo entiendes? Lo nuestro no puede ser…
- ¡No! ¡Eres un cobarde! – esa voz le resultaba familiar y sin darse cuenta se vio avanzando hasta donde procedía la voz para descubrir quien era - ¡Tienes miedo de enfrentarte al mundo! Pensé que me amabas…
- Rika… - ¿Rika y el señor Terada? Eso lo dejó de piedra, que poco se lo había imaginado ¿esos dos eran amantes? – debes entender que lo nuestro no tiene sentido…
- ¡¿Por qué?!
- ¡Por el amor de Dios! ¡Todavía vas al instituto! Eres una cría…
- ¿Qué soy que? – susurró Rika.
- Dejaremos pasar el tiempo – empezó el señor Terada – al menos, hasta que empieces la Universidad, luego, ya veremos lo que realmente sentimos el uno por el otro, hasta entonces debemos dejar de vernos.
- Pero…
- Rika, compréndelo, fue muy hermoso pero me acabo de dar cuenta que realmente no sé si estoy enamorado de ti…
- Yoshiyuki… yo te quiero…
- No puedes saberlo, demos tiempo al tiempo, luego ya veremos…
- ¡No sé si podré esperarte! – le reprochó.
- Pues eso sería lo mejor – y la dejó allí sola, impotente ante todo lo que se le venía encima.
Shaoran decidió salir de su escondite, era absurdo hacer ver que no sabía nada, así que se acercó lentamente hasta Rika, ésta lo miró.
- ¿Lo has oído todo? – éste afirmó con la cabeza y le tendió otro pañuelo pero ésta le mostró el que le había dado por la mañana y se limpió las lágrimas. – yo lo amo ¡le quiero mucho! – y lloró con más intensidad.
- Estoy convencido que él también, pero necesita tiempo… - Rika lo miró y le sonrió, no entendía porque, pero estar cerca de él le daba fuerzas para seguir adelante, se abrazó a Shaoran y éste le devolvió el abrazo con cariño y comprensión, esperando de nuevo hasta que se calmara.
Se sentaron en el césped y mientras Rika se acababa de limpiar las últimas lágrimas, Shaoran observaba las hojas de los árboles como se revolvían las unas con las otras a causa de la fuerza de la brisa algo helada para su gusto.
- Cuando terminé la primaria al fin reuní todo el valor necesario para declararme, al principio no se lo tomó muy bien, pero a base de paciencia logré que saliéramos juntos – sonrió como recordando buenos momentos entre los dos – vivimos un verano precioso y al empezar setiembre nos prometimos seguir igual, hasta que una noche, en su piso… - se sonrojó – pasó lo inevitable – Shaoran no dijo nada, se limitó a seguir observando las hojas de los árboles – supongo que se asustó al ver lo que acaba de hacer y se arrepinti
- Entiendo – susurró Shaoran bajando la cabeza.
- Yo sé que Yoshiyuki me quiere, sólo está asustado… - suspiró - ¿pero a quien pretendo engañar? – no pudo evitar que algunas lágrimas se volvieran a escapar de sus ojos - ¡si pudiera comprender cuanto lo necesito!
- Hasta que no lo pierdes no te das cuenta de lo mucho que puede significar esa persona para ti – dijo de pronto Shaoran – Si él te ama de verdad, no tardará mucho en irte a buscar.
- Tú no lo conoces, es muy cabezón y nunca echará a torcer su brazo.
- Entonces ¿Por qué no tratas de olvidarlo? – Rika lo miró sorprendida – sé que yo sólo soy un chico que no entiende mucho de relaciones sentimentales, pero si él no viene a buscarte, no pierdas el tiempo, hay muchas cosas que puedes hacer…
- Shaoran…
- Te lo digo por experiencia – la miró al fin con una pequeña sonrisa – no dejes escapar todo lo que te ha reservado la vida, luego no podrás volver atrás y te arrepentirás.
- Pero… tú… no sabes lo que significa… Yoshi… yo… - el dolor y las lágrimas le impedían hablar.
- ¡Está bien! – Shaoran se levantó del suelo – tal vez no te sirva para mucho, pero ¡Te invito a un té bien caliente! – Rika lo miró y sonrió levantándose también.
- Me parece muy bien, pero ¿Qué dirá Sakura, no se enfadará?
- No lo creo…
¿Y quien le iba a decir a Rika que esa pequeña conversación les haría muy buenos amigos? Realmente había sido muy injusta al creer saber como era Shaoran, un chico algo tozudo y estúpido, resultó ser cariñoso y comprensivo, ahora entendía el porque Sakura lo amaba con todo su corazón; aunque había algo que la asustaba ¿Qué era ese sentimiento que experimentaba cada vez que estaba cerca de él?
Notas de la autora
¡Ay, ay, ay! Creo que esto se está complicando, haber, recapitulemos, primero tenemos el mal entendido entre Touya y Yukito, luego, el enfado entre Meiling y su misterioso novio, más tarde, ese asunto que Shaoran ha tenido que resolver y ahora, por si fuera poco ¿Rika y Terada? O ¿Rika y Shaoran? Vaya, Sakura necesitará más que la vara y sus cartas para resolver todo esto.
¿Y sabéis que es lo mejor de todo? ¡Pues que yo sé que pasará y vosotros no! ¡Ja, ja! ¿Eso chincha, verdad? Pero hay una solución, ship, esperar el próximo capítulo XD (que mala que soy)
Su plumaje era amarillento y algo verdoso, de cola roja, el pico largo y unos graciosos ojos redondos y negros como la noche, Yukito sonrió y bajó la vista hasta el aparador que mostraba bisutería y complementos para las chicas.
- Touya ¿crees que este anillo le gustaría a Sakura? – le preguntó Yukito a Touya, que a su lado, algo ausente de la realidad, esperaba a que Yukito terminara de mirar la tienda.
- A Sakura le gustan todas las tonterías estas – murmuró sin mirarlo, Yukito sonrió y cogió un gracioso anillo en forma de flor de loto de color rosa.
Se encontraban en el famoso mercado de los pájaros de Hong Kong pues Sakura había insistido en mostrárselo a su padre.
- ¿Se lo has comprado? – exclamó Touya al ver que Yukito recibía un paquete del vendedor de la tienda.
- Sí, espero que le guste – Yukito amplió su sonrisa.
- No lo entiendo, siempre la llenas de regalos – Touya hizo una mueca con su boca – es absurdo.
- Quiero darle las gracias por traerme con vosotros… - Yukito alargó la vista hasta la siguiente tienda y vio algo que le llamó la atención - ¡Oh Touya! ¡mira! – lo cogió de la mano y lo arrastró para pararse frente a un reloj de mano. - ¡Que bonito! – tenía forma de flor de cerezo y la cadena era de color verde, los números estaban en chino y las agujas tenían forma de hojas - ¡Se lo podría regalar a Tomoyo!
Touya no dijo nada, miraba el suelo y cada vez estaba más sonrojado, desde que Yukito le había cogido la mano, que no se la había soltado para nada ¿Cómo podía ser que cada vez que estaba cerca de él todo su cuerpo temblaba y Yukito parecía estar tan normal? Eso lo enrabió y le soltó la mano con brusquedad.
- Touya – Yukito lo miró extrañado – lo siento, no me había dado cuenta – Touya no dijo nada y empezó a andar, Yukito miró otra vez el reloj y salió tras de Touya.
- ¡Shaoran! – Meiling se acercó a él - ¿Por qué no has ido con Sakura?
- Es Navidad… que pasen algunas horas solos. – susurró éste.
- Hablando de Navidad ¿Qué vamos hacer nosotros?
- Nada, que Wei prepare una cena y punto. – Shaoran se levantó de la mesa y salió de la sala, Meiling lo siguió.
- He pensado que podríamos volvernos a reunir con la familia…
- ¿Y los Kinomoto?
- Sakura se lo pasará muy bien con los nuestros – Meiling se puso frente a él – ¡Ya verás que divertido! Y volveremos a estar todos juntos.
- ¿Para que? – aulló con brusquedad Shaoran, Meiling se sorprendió – yo no los necesito para nada.
- Pero Shaoran, es nuestra familia.
- ¡No! Tú y Wei sois mi familia, y nadie más – la pasó dispuesto a no escuchar nada más.
Meiling lo siguió con la mirada algo triste y desanimada, cada vez veía más difícil ayudar a su querido primo a que superase su desgracia.
- ¿Otra vez? – dijo una voz detrás de ella, se giró bruscamente para saber quien era.
- ¡Moose! – se sorprendió Meiling.
- ¿Por qué no lo dejas en paz?
- Shaoran necesita ayuda, que estén por él, que…
- Desde que Shaoran regresó a Hong Kong que le vas detrás como un perrito faldero. – la interrumpió acercándose lentamente a ella.
- ¿Cómo? – se indignó Meiling.
- ¿Por qué no lo dejas en paz? ¡Que haga lo que le de la gana! ¡Que se hunda en su propio dolor! Pero no sigas perdiendo el tiempo.
- Estás celoso – afirmó muy segura Meiling.
- Pues claro que estoy celoso ¿Te crees que no sé que te gusta? ¡Hasta un ciego se daría cuenta que estás loca por él! – la miró desafiante – dime Meiling ¿Qué soy yo para ti? ¿Un mero instrumento de diversión?
- ¡Eso no es cierto! – aulló Meiling – Shaoran es mi primo y como tal le quiero mucho y me siento en la obligación moral de ayudarlo.
- ¡Oh, que hermoso! Muy sentimental, la prima modelo.
- Antes no eras así – Moose se sorprendió – me enamoré de ti porque me hacías reír, gracias a tu cariño y dulzura, olvidé a Shaoran… - lágrimas de indignación cayeron por las mejillas de la muchacha – ahora, no te reconozco y lo que veo, no me gusta en absoluto. – y se marchó corriendo para evitar oír nada más.
- Meiling… - Moose se había quedado muy sorprendido.
- Muchas gracias por todo, han sido muy amables – las pequeñas vacaciones en Hong Kong habían llegado a su fin para la familia Kinomoto.
- Ha sido un placer – sonrió Wei a Fujitaka – vuelvan cuando lo deseen, las puertas de esta casan estarán siempre abiertas para ustedes.
- Gracias – sonrió Fujitaka.
- Tal vez llegué una semana después – le comentó Shaoran a Sakura – pero ya volveré, tengo algunas cosas que resolver aún, tened cuidado.
- Sí – le sonrió Sakura. – adiós Meiling, muchas gracias por todo.
- Que tengan un buen viaje – se despidió Meiling.
- ¿Pero donde está Moose? – preguntó de golpe Sakura.
- Ha tenido que hacer un par de cosas urgentemente, me ha dicho que me despida por él. – se apresuró a contestar Meiling, Sakura pareció conforme con esa respuesta.
- ¡Hasta pronto! – se despidió Sakura antes de entrar en el coche que les llevaría al aeropuerto de regreso a Japón.
Shaoran, Wei y Meiling se quedaron en silencio viendo como el coche se alejaba de la residencia Li, Wei los dejó solos con la excusa que aún tenía que hacer la comida.
- ¿Qué ha pasado con Moose? – le preguntó Shaoran a Meiling.
- Nada – respondió seca.
- ¿Nada? Pues no lo parece.
- Shaoran ¿Desde cuando te importa lo que me pueda pasar? – le reprochó Meiling.
- Desde siempre, eres mi prima.
- Tu prima… por supuesto – Meiling le dio la espalda mirando por donde se había ido el coche.
- ¿Meiling? – Shaoran se extrañó mucho por esa contestación - ¿Qué está pasando?
- ¡No! ¿Qué te está pasando a ti? – aulló Meiling – Moose tiene toda la razón, estoy cansada de ir detrás de ti intentando descubrir que te pasa ¡nos llevas a todos por el camino de la amargura! Si tú quieres seguir haciéndote daño, adelante, pero deja tranquilos a los demás. – y lo dejó sólo.
Esas palabras le afectaron más de lo que se podía imaginar, Meiling tenía toda la razón, se había dejado llevar por el dolor y el resentimiento, y con él, todos aquellos que intentaban ayudarlo, había llegado el momento de cambiar, de volver a ser el que fue una vez, pero, se sentía tan culpable.
En Tomoeda todo había transcurrido con tranquilidad, sin ningún tipo de problema ni alboroto. Las tres amigas de Sakura habían decidido salir juntas para pasar un buen rato, solían hacerlo muy frecuentemente desde que Tomoyo y Sakura salían con sus novios, ellos cuatro solos.
- ¿Recibisteis la postal de felicitación de Sakura desde Hong Kong? – preguntó Rika mientras se sentaban en una cafetería.
- Claro, me hizo mucha ilusión que el hecho de estar en Hong Kong no fuera ningún impedimento para felicitarnos el año nuevo – sonrió Chiharu.
- Me pregunto porqué Sakura se habrá marchado a China – dijo de pronto Naoko.
- De vacaciones – contestó Rika tranquilamente.
- No sé, me da que pensar…
- Naoko, tú siempre tan mal pensada – sonrió Rika.
- Yo sé porqué – dijo Chiharu algo más seria de lo normal – me lo contó Yamazaki, pero me pidió que no dijera nada.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Naoko.
- Si Yamazaki te ha dicho que es un secreto, mejor que no digas nada – la advirtió Rika.
- No, no pasa nada, ha vosotras es distinto – Chiharu bajó la voz – resulta que Shaoran se ha quedado medio huérfano.
- ¿Cómo? – preguntó Naoko.
- Su familia murió en un accidente de avión, menos su madre, pero se ve que está muy mal.
- ¡Pero eso es terrible! – aulló Rika.
- Ahora entiendo el cambio de actitud de Shaoran y ese aislamiento – observó Naoko.
- Y Sakura siempre tan buena, habrá ido a Hong Kong hacer compañía a Shaoran, como lo quiere – sonrió Rika.
- Sí, eso si que es amor verdadero – susurró Chiharu – no lo que yo tengo – gruñó.
Y con ese comentario las tres amigas se relajaron un poco después de la mala noticia y decidieron cambiar de tema para poder pasar una agradable tarde.
- ¿Sabías que han salido unos nuevos amuletos? – comentó de pronto Naoko.
- ¿Amuletos? – preguntó Chiharu.
- Sí – afirmó con la cabeza Naoko – cada uno es una flor distinta de cristal y tiene un poder determinado, todas las chicas lo llevan.
- ¡Vaya! – exclamó Chiharu.
- Hay uno que si se lo regalas a un chico, se enamorará de ti – sonrió Naoko – es el que más se vende.
- ¿Te has comprado alguno? – le preguntó Chiharu.
- No – Naoko negó con la cabeza – aún no, quería ir con vosotras para informarnos de los distintos poderes que hace cada flor.
- ¿Pues a que estamos esperando? – sonrió Chiharu encantada con la idea - ¿Vamos Rika?
- Lo siento chicas – dijo Rika algo nerviosa sin motivo – tengo que irme. – se levantó y se puso el abrigo sin dejar de mirar fuera de la terraza.
- ¿Ocurre algo Rika? – le preguntó Naoko.
- No ¡ya os llamaré! – les dijo saliendo a toda prisa.
- ¿Qué le pasa? – le preguntó Chiharu.
- No lo sé, nunca la había visto así.
¿Qué le estaría pasando a Rika? Las dos amigas decidieron dejar lo de los amuletos por otro día, se habían quedado bastante preocupadas por la repentina pisa de Rika.
- ¡Eriol! – éste se giró despacio sin borrar la pequeña sonrisa que tanto le caracterizaba - ¿Sabes algo de Shaoran? ¿Te ha llamado? ¡¿Qué?!
- Buenos días Sakura – sonrió divertido.
- Buenos días Eriol – sonrió algo avergonzada – perdona…
- No importa – suspiró – se tanto como tú.
- Entonces… ¿No te ha llamado? – Eriol negó con la cabeza – ya hace más de una semana que tendría que haber vuelto.
- Bueno – iniciaron su marcha hasta las clases – ya te dijo que tenía algo que resolver, volverá cuando esté listo.
- Sí… pero si al menos llamara… - se lamentó Sakura siguiendo a Eriol de cerca y entrando por fin al recinto del instituto.
Cogió más velocidad al revisar de nuevo la hora que era, ya llegaba treinta minutos tarde, al final el avión se había retrasado y eso le hacía llegar tarde al instituto, cogió con más fuerza la cartera y sin mirar giró por la siguiente esquina que divisó, la que daba a la entrada del edificio, con la mala suerte de toparse con alguien que lo hizo caer al suelo. Éste se frotó la parte lastimada por el impacto y miró la persona que le había hecho caer.
- ¿Sasaki?
- ¡Shaoran! – se sorprendió Rika también en el suelo.
- ¿Qué te pasa? Tú nunca llegas tarde.
- Bueno, tú tampoco… - y no pudo evitarlo y se puso a llorar.
- ¡Sasaki! – se asustó Shaoran levantándose del suelo - ¿Qué sucede?
- No es nada… - susurró Rika intensificando sus llantos.
Shaoran sacó un pañuelo y se lo ofreció, ésta lo cogió, estaba desconsolada y llegar tarde no parecía ser el causante ¿Le habría pasado algo en su casa? Éste le recogió las cosas que se le había caído por el suelo y esperó a que se calmara. Cuando lo hizo la ayudó a levantarse.
- Gracias… - susurró Rika con los ojos llorosos.
- No sé que te sucede Sasaki, pero como buena amiga de Sakura puedes contar conmigo para lo que necesites.
- Muchas gracias… - y eso provocó que volviera a llorar.
- ¿Rika? – repitió Tomoyo sorprendida.
- Sí – afirmó Shaoran - ¿No la habéis notado un poco extraña últimamente?
- ¿Rika? ¡No! Está igual que siempre – sonrió Sakura – pero ¿Por qué lo dices? Por cierto ¿Te parece bonito no haberme llamado? – agitó los brazos – ¡Te podríamos haber ido a buscar al aeropuerto!
- No podía dejar que llegaras tarde… - sonrió levemente éste y eso fue suficiente para que ha Sakura se le cayera la baba. – tengo que ir a la biblioteca a devolver un par de libros.
- Bien – dijo Sakura mientras éste se levantaba de la mesa y salía de la cafetería.
- ¿Por qué nos habrá preguntado por Rika? – pensó de pronto Tomoyo en voz alta.
- Yo también lo encuentro un tanto extraño – dijo Eriol.
- ¿Qué queréis decir con eso? – preguntó Sakura que no lograba enterarse de nada.
Shaoran decidió ir por el este para pasar por el pequeño jardín que tenía la parte trasera de la biblioteca, aunque fuera invierno, adoraba pasar entre los árboles y como su sombra le refrescaba las mejillas brevemente, era en esos pequeños momentos cuando se sentía libre de toda culpa.
- ¡¿Por qué?! – chilló de pronto alguien detrás de unos arbustos, era una voz de chica algo desesperada y muy triste.
- ¿Es que no lo entiendes? Lo nuestro no puede ser…
- ¡No! ¡Eres un cobarde! – esa voz le resultaba familiar y sin darse cuenta se vio avanzando hasta donde procedía la voz para descubrir quien era - ¡Tienes miedo de enfrentarte al mundo! Pensé que me amabas…
- Rika… - ¿Rika y el señor Terada? Eso lo dejó de piedra, que poco se lo había imaginado ¿esos dos eran amantes? – debes entender que lo nuestro no tiene sentido…
- ¡¿Por qué?!
- ¡Por el amor de Dios! ¡Todavía vas al instituto! Eres una cría…
- ¿Qué soy que? – susurró Rika.
- Dejaremos pasar el tiempo – empezó el señor Terada – al menos, hasta que empieces la Universidad, luego, ya veremos lo que realmente sentimos el uno por el otro, hasta entonces debemos dejar de vernos.
- Pero…
- Rika, compréndelo, fue muy hermoso pero me acabo de dar cuenta que realmente no sé si estoy enamorado de ti…
- Yoshiyuki… yo te quiero…
- No puedes saberlo, demos tiempo al tiempo, luego ya veremos…
- ¡No sé si podré esperarte! – le reprochó.
- Pues eso sería lo mejor – y la dejó allí sola, impotente ante todo lo que se le venía encima.
Shaoran decidió salir de su escondite, era absurdo hacer ver que no sabía nada, así que se acercó lentamente hasta Rika, ésta lo miró.
- ¿Lo has oído todo? – éste afirmó con la cabeza y le tendió otro pañuelo pero ésta le mostró el que le había dado por la mañana y se limpió las lágrimas. – yo lo amo ¡le quiero mucho! – y lloró con más intensidad.
- Estoy convencido que él también, pero necesita tiempo… - Rika lo miró y le sonrió, no entendía porque, pero estar cerca de él le daba fuerzas para seguir adelante, se abrazó a Shaoran y éste le devolvió el abrazo con cariño y comprensión, esperando de nuevo hasta que se calmara.
Se sentaron en el césped y mientras Rika se acababa de limpiar las últimas lágrimas, Shaoran observaba las hojas de los árboles como se revolvían las unas con las otras a causa de la fuerza de la brisa algo helada para su gusto.
- Cuando terminé la primaria al fin reuní todo el valor necesario para declararme, al principio no se lo tomó muy bien, pero a base de paciencia logré que saliéramos juntos – sonrió como recordando buenos momentos entre los dos – vivimos un verano precioso y al empezar setiembre nos prometimos seguir igual, hasta que una noche, en su piso… - se sonrojó – pasó lo inevitable – Shaoran no dijo nada, se limitó a seguir observando las hojas de los árboles – supongo que se asustó al ver lo que acaba de hacer y se arrepinti
- Entiendo – susurró Shaoran bajando la cabeza.
- Yo sé que Yoshiyuki me quiere, sólo está asustado… - suspiró - ¿pero a quien pretendo engañar? – no pudo evitar que algunas lágrimas se volvieran a escapar de sus ojos - ¡si pudiera comprender cuanto lo necesito!
- Hasta que no lo pierdes no te das cuenta de lo mucho que puede significar esa persona para ti – dijo de pronto Shaoran – Si él te ama de verdad, no tardará mucho en irte a buscar.
- Tú no lo conoces, es muy cabezón y nunca echará a torcer su brazo.
- Entonces ¿Por qué no tratas de olvidarlo? – Rika lo miró sorprendida – sé que yo sólo soy un chico que no entiende mucho de relaciones sentimentales, pero si él no viene a buscarte, no pierdas el tiempo, hay muchas cosas que puedes hacer…
- Shaoran…
- Te lo digo por experiencia – la miró al fin con una pequeña sonrisa – no dejes escapar todo lo que te ha reservado la vida, luego no podrás volver atrás y te arrepentirás.
- Pero… tú… no sabes lo que significa… Yoshi… yo… - el dolor y las lágrimas le impedían hablar.
- ¡Está bien! – Shaoran se levantó del suelo – tal vez no te sirva para mucho, pero ¡Te invito a un té bien caliente! – Rika lo miró y sonrió levantándose también.
- Me parece muy bien, pero ¿Qué dirá Sakura, no se enfadará?
- No lo creo…
¿Y quien le iba a decir a Rika que esa pequeña conversación les haría muy buenos amigos? Realmente había sido muy injusta al creer saber como era Shaoran, un chico algo tozudo y estúpido, resultó ser cariñoso y comprensivo, ahora entendía el porque Sakura lo amaba con todo su corazón; aunque había algo que la asustaba ¿Qué era ese sentimiento que experimentaba cada vez que estaba cerca de él?
Notas de la autora
¡Ay, ay, ay! Creo que esto se está complicando, haber, recapitulemos, primero tenemos el mal entendido entre Touya y Yukito, luego, el enfado entre Meiling y su misterioso novio, más tarde, ese asunto que Shaoran ha tenido que resolver y ahora, por si fuera poco ¿Rika y Terada? O ¿Rika y Shaoran? Vaya, Sakura necesitará más que la vara y sus cartas para resolver todo esto.
¿Y sabéis que es lo mejor de todo? ¡Pues que yo sé que pasará y vosotros no! ¡Ja, ja! ¿Eso chincha, verdad? Pero hay una solución, ship, esperar el próximo capítulo XD (que mala que soy)
