Capítulo XI: La batalla final

Siempre le había parecido muy acogedora su casa, ya quedaban muy pocas con esa estructura tan antigua y sin embargo se veía tan lozana. Cruzó la entrada y el silencio lo envolvió, estar dentro era como traspasar la barrera de la realidad, como entrar en un mundo mágico y misterioso, anduvo por el camino empedrado hasta la puerta de entrada y la golpeó varias veces con el nudillo, esperó silenciosamente, algo nervioso, pero decidido… no escuchó respuesta, volvió a golpear la puerta, pero esta vez más fuerte, entonces comprobó si podría estar abierta, la puerta se deslizó con un débil chillido de queja, necesitaba un poco de aceite; Touya se desplazó dentro de la casa, la oscuridad envolvía todo el interior, se quitó los zapatos y pisó el parquet sigilosamente, buscó por la cocina, el salón e incluso lo llamó al baño, cuando se disponía a comprobar los dormitorios, oyó un ruido en el patio trasero, así que se dirigió al salón, retiró las cortinas y allí estaba, podando un rosal un tanto seco; deslizó la puerta de cristal y se quedó quieto observándolo, éste no parecía percatarse de su presencia en la casa, estaba completamente absorto en su labor de jardinero.

- Yuki… - susurró Touya.

Éste se giró lentamente con una pequeña sonrisa, dejó las tijeras en el suelo y se levantó para poderlo ver mejor, manteniendo con él su sonrisa.

- Touya ¿has venido a buscar los libros que me dejaste? – éste no dijo nada, seguía en la entrada al jardín, quieto y sujetando la puerta con fuerza, como su fuera a caer - ¿Touya? – lentamente empezó a borrar su sonrisa ¿a que habría venido?

Touya lo miró profundamente y bajó a su mismo nivel, al jardín, se acercó lentamente a Yukito y le acarició una de sus mejillas, sonrió débilmente y lo abrazó.

- Perdóname… - le susurró al oído, Yukito, con los ojos muy abiertos por la sorpresa, respiraba con dificultad – yo también te quiero – Yukito se estremeció al oír al fin esas palabras que jamás se hubiera pensado poder oír en su vida, sonrojado cerró los ojos y dejó que lo siguiera abrazando en silencio, al fin Touya había perdido el miedo.

Un escalofrío recorrió la espalda de Shaoran mientras esperaba que Sakura, Tomoyo y Eriol salieran de una heladería, miró ambos lados pero no encontró nada extraño, simplemente gente que iba y venía tranquilamente tú eres nuestro guía en el más allá, reúnete con nosotras esa voz lo puso en alerta ¿había sido su imaginación? ¿o lo había oído perfectamente? ¿guía del más allá? ¿Quién? Eriol salió corriendo de la heladería y se acercó a Shaoran algo preocupado.

- ¿Tú también lo has sentido? – Eriol afirmó con la cabeza.

- Estaba junto con Tomoyo, cuando de pronto he sentido unas presencias…

- ¡Eriol! ¿Qué pasa? – Sakura y Tomoyo salieron con los helados apresuradamente y algo asustadas por la reacción de Eriol.

- ¿Pero lo has oído? – Shaoran ignoró a las dos chicas.

- ¿Oír que? – Eriol se tranquilizó al ver que no había sucedido nada, pero se extrañó ante las palabras de Shaoran.

- Esas palabras… - reúnete con nosotras, ayúdanos a encontrar el camino esas voces lo interrumpieron - ¿lo habéis oído?

- ¿El que? – Sakura se acercó a él lentamente, algo asustada.

- Las voces… - lo miraron extrañado – son voces… como… voces de mujeres… y hablan de un guía y un camino… - sólo tú tienes la llave, reúnete con nosotras y entréganos las manifestaciones - ¿es que no lo oís? ¡Van a volverme loco! – aulló Shaoran tapándose los oídos.

- Yo sólo noto unas presencias… pero no oigo nada – le comentó Eriol a Sakura, ésta afirmó con la cabeza mientras sujetaba a Shaoran.

De pronto, éste se separó de Sakura y empezó a correr. Los demás no se lo pensaron dos veces y salieron detrás de Shaoran; éste corría muy deprisa, sabía perfectamente donde iba, era como si estuviera poseído, hasta que finalmente llegaron al viejo parque de atracciones, abandonado debido al nuevo que había hecho donde antes había estado la mansión de Eriol.

El sol ya empezó a ocultarse y pronto, las viejas atracciones empezaron a llenarse de sombras, Shaoran jadeaba muy quieto, como esperando algo. En pocos segundos, los respectivos guardianes se reunieron con sus amos. Sakuró logró desviar la mirada de Shaoran para encontrarse con la de Kero.

- Hemos sentidos unas presencias – dijo el oso alado – y no hemos dudado ni un momento en venir.

- ¿Cómo sabíais que era en el parque de atracciones? – preguntó Tomoyo.

- No sé – Kero se extrañó de sus propias palabras – lo hemos sentido, como si alguien nos guiara.

De pronto todo su alrededor empezó adquirir un color rojizo, sofocante, les quitaba la respiración, una niebla roja que recorría cada rincón lentamente, hasta que se paró de golpe y con gran velocidad se concentró en un punto; había cogido la forma de una bola cristal con humo rojo, esperaron alarmados… ¿Qué estaría tramando esa cosa? Hasta que al fin explotó y se dirigió a ellos, Sakura transformó la carta escudo y los protegió a todos, la niebla se concentró alrededor del escudo, esperando a que alguien saliera, Sakura no se lo pensó dos veces y transformo la carta agua, pero antes de que pudiera transformar la niebla roja, apareció la carta agua enemiga para protegerla, la niebla roja se materializó para que pudieran comprobar que era la carta fuego, Sakura lo había adivinado.

- ¿Cómo lo has sabido? – le preguntó Kero.

- Por el calor… y porque sólo nos quedan cuatro cartas posibles… - susurró ésta observando las dos cartas que se volvían a convertir en niebla. - ¿Y si las atacamos las dos a la vez? – dijo de pronto Sakura

- Bien… convocaremos al fuego y al agua a la vez – afirmó Eriol.

Eriol y Shaoran transformaron sus colgantes en sus respectivas varas y los tres convocaron a la vez el agua y el fuego; se unieron y atacaron por separado a las dos nieblas, derrotándolas y tirándolas al suelo con su verdadera apariencia, Eriol se dio prisa a cerrarlas y fueron a para a manos de Sakura, ésta quitó el escudo.

A su alrededor ya no presentían ninguna fuerza misteriosa, simplemente una gran tensión que se concentraba a cada esquina, a cada atracción abandonada, no se había terminado y aún les quedaban dos cartas.

- ¡Atención! – gritó alguien detrás de ellos - ¡Prestadme todos un poco de atención! – era Tomoyo que alzaba las manos - ¡Acercaros, rápido!

Asustados corrieron hacia Tomoyo

- ¿Son las dos últimas cartas? – le preguntó Eriol y se quedaron de piedra al ver que los esperaba al lado de una gran furgoneta.

- To… Tomoyo… ¿Qué significa esto? – sonrió Sakura sin saber que hacer.

- Hasta ahora me he limitado a firmar vuestras aventuras sin quejarme… pero ahora os vais a poner el vestido de combate que os hice a todos. – sollozó.

- Pero Tomoyo… ahora no es el mejor momento para…

- Hay ¡Los hice con tanta ilusión! – ignoró Tomoyo a Eriol, mirando al cielo con los ojos llenos de lágrimas.

- Vale… nos los pondremos… - dijo Sakura entrando la primera a la furgoneta.

En menos de diez minutos ya los tenía a todos vestidos, incluido Yue que murmuraba algo incomprensible.

- Ya estáis listos – Tomoyo se paseaba con su cámara arriba y abajo, firmándolo todo - estáis guapísimos – sonrió Tomoyo llena de excitación.

Y allí estaban, volvieron a sentir otra vez las presencias bienvenido guía, todo está preparado Shaoran se tapó los oídos, esas voces eran muy agudas y se le clavaban en las orejas como agujas.

- ¡Shaoran! – Sakura corrió hacia él y lo cogió de un brazo.

- ¡Que se callen! ¡Haced que se callen! – aullaba éste lleno de dolor.

Sakura miró a Eriol muy preocupada, éste afirmó con la cabeza.

- ¡Luz! ¡Oscuridad! Manifestaros frente a nosotros – y así lo hicieron, aparecieron las dos cartas frente a ellos, inmóviles.

- ¡Ahora Eriol! ¡Enciérralas!

Eriol afirmó con la cabeza, las apuntó con su vara pero si se inmutaron, permanecían allí, quietas como estatuas, como si estuvieran esperando algo es imposible

- ¡Ah! – Shaoran volvió a sentir las voces.

- ¡Shaoran!

Devuélvenos nuestra fuentes de poderes y guíanos al más all Shaoran aullaba de dolor mientras todos miraban a su alrededor, no podían oír nada, pero sentía una presencias sólo tú puedes liberarnos de este mundo, llévanos al más all

- ¡Vasta! – gritó Sharoan y convocó el airé atacando a un puno determinado, lo que parecía la nada, topo contra alguna cosa invisible.

Otra vez la niebla rojiza apareció, pero en vez de atacarlos de nuevo empezó a materializar la figura de alguien, una mujer; la niebla le cubrió el cuerpo como un vestido y la chica abrió los ojos lentamente, eran profundamente rojos.

- Shiefa… - susurró Shaoran - ¡Shiefa! – aulló a la muchacha.

- Tú eres nuestro guía… ayúdanos a salir de este mundo y llévanos al más allá… - dijo la chica.

Lentamente, en tres puntos distintos, empezaron a surgir tres nieblas más, una azul, otra amarilla y otra negra; las tres también se materializaron exactamente como la primera, en tres muchacha situadas alrededor de las dos cartas, que seguían inmóviles.

- ¡Devolvednos nuestra fuente de poderes! – aulló la de la niebla negra.

- La necesitamos para sobrevivir al largo camino… - dijo la chica de la niebla azul.

- Debemos regresar al más allá. – terminó la última de las cuatro, la amarilla.

- ¿Quién sois? ¿Qué queréis? ¿Quién es vuestro guía? – aulló Kero.

- Son… - lágrimas empezaron a caer por los ojos de Shaoran –son… son… son mis hermanas…

- ¡Que! – aullaron todos a la vez y muy sorprendidos.

- ¡Devolvednos nuestra fuente de poderes! – la chica de la niebla negra, Fuutie, extendió los brazos y de sus manos salió niebla negra que iba directa a atacarlos.

Pero antes de que la niebla negra pudiera hacerles daño, con gran rapidez, la chica de la niebla amarilla, Fanren, lanzó su niebla hacia Shaoran que lo envolvió en una burbuja y lo apartó de los demás; antes de que se pudieran dar cuenta, ya tenían la niebla negra encima que los cubrió estrujando sus cuerpos.

Sakura manifestó el aire y apartó la niebla, Eriol se dio prisa a manifestar la sombra para cerrarla y destruirla. Fuutie, la niebla negra, se limpió la boca y los miró con rabia.

- Veo que va ha ser más difícil de lo que parece… - pensó en voz alta.

- ¡Pero que te pasa! ¡Casi destruyes a nuestro guía! – aulló Fanren, la niebla amarilla.

- De todos modos, hay que recuperar nuestra fuente de poderes para poder regresar. – observó Feimei, la niebla azul, que se lo había mirado todo desde una distancia prudencial. – ¡los atacaremos todas a la vez!

- ¡No! – Shaoran intentaba liberarse de su burbuja, pero le era completamente imposible y allí dentro los duendes no tenían poder alguno.

- ¡Adelante! Tenemos que destruirlas – aulló Yue, Kero afirmó con la cabeza y se transformó en Cerberus.

Volaron con gran velocidad directas a ellas y las atacaron a la vez, éstas se defendían con dificultad, era como su estuvieran muy cansadas y les fallaran las fuerzas, los guardianes del sol también se apuntaron al ataque, al igual que Nees Lluna, mientras que Neko Sun se dirigía a su señor para poderlo liberar de su jaula de niebla.

Si atacaban a una de las hermanas, aparecía otra dispuesta a defenderla, Rubby Moon atacó a Fuutie con sus gemas de energía, pero ésta la contrarrestaba con su niebla negra, hizo una espada de niebla y la atacó con velocidad, Rubby Moon no pudo escaparse y le cortó en una mejilla, ésta aulló de dolor. Yue manifestó su espada de luz y atacó a Fuutie para proteger a la guardiana de la llave del sol, ambos eran muy hábiles con las espadas y parecían predecir los movimientos de cada uno. Nees Lluna atacó a Fanren, la niebla amarilla, con sus gemas de poder, Fanren intentó protegerse, pero algunas gemas la tocaron y la debilitaron, cayendo al suelo medio desmayada. Cerberus atacó Feimei, la niebla azul, pero antes contrarrestó su bocanada de fuego con su niebla que se transformó en agua, Spinel Sun, a su vez, atacó de la misma forma a Shiefa, la niebla roja, esta se defendió con su niebla convertida en llamas de fuego.

Eriol y Sakura se lo miraban todo, a la expectativa y tratando de proteger a Tomoyo, una llama de fuego salió disparada hacia ellos y Eriol la apagó con su vara, convocando el agua.

- Debemos hacer algo – le susurró Sakura a Eriol. - ¡Tenemos que ayudarlos!

- Sí… ¿pero qué? No podemos dejar a Tomoyo sola… - aulló Eriol protegiendo a su chica.

Sakura transformó la carta escudo que envolvió a Tomoyo, ésta estaba asustada, pero seguía firmándolo todo. De esta forma los dos señores pudieron alejarse de ella; se situaron debajo de la acción viendo como Fuutie, la niebla negra, la que parecía más poderosa, podía con Yue y Rubby Moon a la vez, cada vez les ganaba más terreno y cuando estaba a punto de envolverlos de nuevo con su niebla, Eriol intervino con el viento, y la alejó de los guardianes de la luna. Sakura y Eriol se pusieron en posición para atacarlas a la vez con el viento, y aprovechando que los otros tres guardianes las concentraban en un punto, los señores manifestaron sus poderes y las atacaron a la vez, pero antes del impacto, Shaoran, que había logrado liberarse de la burbuja, se interpuso entre el ataque y las nieblas y lo paró, pero era el más débil de los tres, pues aún no había aprendido a controlar su poder y lo hirieron gravemente, éste calló al suelo.

- ¡Shaoran! – gritó Sakura corriendo hacia él, pero Fuutie la paró - ¡aléjate de él!

- ¡No! Él es nuestro guía y vosotros lo habéis herido – aulló ésta llena de rabia mientras Fanren levantaba a Shaoran del suelo y lo estrujaba contra su cuerpo.

- ¡Señor! – sus guardianes fueron directos a atacar a las nieblas, lograron derrotar a la niebla negra y cuando estaba dispuestos a atacar a las otras tres, Shaoran logró ponerse en pie.

- ¡No! – los guardianes de la llave de la Luna obedecieron a su señor y se quedaron quietos. - ¡No quiero que las toquéis! ¡¿Me habéis oído?! – les gritó a los demás. Las miró con los ojos entrecerrados y estas se pusieron a su alrededor - ¿Qué queréis de mí?

- Tú eres nuestro guía, debes ayudarnos a regresar… - le comentó Shiefa, la niebla roja.

- ¿Regresar a donde?

- Al más allá – Feimei, la niebla azul señaló el cielo – donde debemos estar.

- Pero… ¿estáis vivas? – preguntó Shaoran.

- No… nosotras somos las cuatro sacerdotisas del oráculo del Universo – le contó Fanren, con dificultad – fuimos transportadas a este mundo y nos arrebataron nuestra fuente de poder, sin ella no podemos regresar…

- Debemos recuperarla, sino desapareceremos…

- Pero vosotras… sois… mis hermanas…

- No – Fuutie negó con la cabeza – nosotras somos su alma, tenemos sus apariencias, y en cierto modo podríamos decir que somos ellas, pero no…

- Necesitamos regresar al más allá, nosotras somos las encargadas de mantener el bien y el mal en equilibrio, sin nosotras…

- Podría ser el fin del mundo.

- ¿Y que pinto yo en todo esto? – aulló Shaoran.

- Cuando recibiste la llave de la Luna y aparecieron los dos guardianes, nuestros poderes nos fueron arrebatados y escampados por este mundo, nosotras fuimos a buscarlos, pero ya era demasiado tarde, ellos nos los quitaron y los convirtieron en cartas.

- Esas cartas delimitan nuestros poderes, sino nos los devolvéis, desapareceremos y se romperá el equilibrio entre el bien y el mal…

- Muerte… - susurró Eriol, recordando su sueño.

Éste no se lo pensó dos veces y liberó todas sus cartas, devolviendo los poderes a las cuatro almas de las hermanas de Shaoran. Éstas recuperaron sus poderes y la niebla que las rodeaba desapareció apareciendo sus vestidos y atuendos, la luz y la oscuridad, que había permanecido quietas, entraron en sus cuerpos y en la frente les aparecieron un ojo a cada una de sus respectivos colores.

- Ahora debes guiarnos – dijo Fanren, con el ojo amarillo, sus voces, antes agudas y estridentes, ahora eran como una dulce melodía sueva y armoniosa.

- ¿Guiaros? ¿Cómo?

- Entréganos la llave de la Luna – Fuutie le tendió la mano, éste aún seguía con su vara transformada.

Volvió a convertirla en un colgante y cuando estaba a punto de dársela se paró en seco.

- Cuando Wei me entregó la llave, aparecieron mis dos guardianes… ¿Qué pasará cuando os la entregue?

- Que desaparecerán.

- ¡No! – aulló Sakura, mientras Neessy se cubría su boca con sus manitas, ya convertida de nuevo en una hada.

- Pero… - Shaoran no lo tenía muy claro, no quería perder a sus guardianes.

- Y eso no es todo – dijo Fanren – en el momento que nos des la llave, el tiempo volverá atrás, hasta el accidente de avión y tu madre morirá también, pues su alma es el guía…

- Y todos perderéis vuestros recuerdos. – concluyó Feimei.

- ¡Pero dijisteis que yo era el vuestro guía! – aulló Shaoran.

- Y lo eres… debes entregarnos la llave de la Luna y guiarnos hasta el momento del accidente, allí el alma de tu madre será tu relevo y volverás aquí, a tu mundo… pero esta vez sin tu madre y sin la llave.

- Pero… - Sakura se acercó a ellas – entonces… todo lo que hemos vivido hasta ahora… nuestros sentimientos, las reconciliaciones, nuestros nuevos amigos…

- Desaparecerán vuestros recuerdos y la historia cambiar

- ¡¿Y que pasará con Neessy y Neko-chan?!

- No los recordaréis…

- ¡No! – Sakura se abrazó a Sharoan – no quiero que el tiempo vuelva atrás ¡No!

- Si nosotras no regresamos, el equilibrio entre el bien y el mal se destruirá y reinará el caos y el miedo ¿Lo permitiréis?

- Señor… - Neko-chan se acercó a Shaoran - ¿Qué es todas una vida de sufrimiento compara con un año maravilloso?

- Pero… Neko-chan… - Shaoran no quería, no podía…

- Mi señor – Nees se acercó a ellos – aunque desaparezcamos, siempre lo recordaremos – y pequeñas lágrimas de cristal bajaron por las mejillas de la hada.

- ¿Y ya está? ¿Debo resignarme a perderlo todo, mis recuerdos ¡a mi madre! Por este mundo hipócrita y cruel?

- Los hombres no son tan malos… puede que sepan convivir… que sepan… - Eriol se acercó a ellos pensando en voz alta, deseaba encontrar una alternativa.

- Tuya es la decisión – le dijo Fuutie a Shaoran.

Fanren se acercó a él y le acarició una mejilla.

- Piénsalo bien, de tu decisión depende este mundo y todo lo que te rodea.

Perder todo lo que amaba, sus guardianes, su madre… el amor de Sakura que tanto le había constado alcanzar, su amistad con Eriol… perderlo todo a cambio de salvar una humanidad que no se lo merecía… ¿Qué debía hacer? ¿Cuál era el buen camino? ¿Es que no había otra solución?

Notas de la autora

--' jorrrr, he sudado la gota gorda con este capítulo, entre que mi musa iba y venía y en las escenas más delicadas me dejaba colgada, no paraba de pensar que este es el penúltimo capítulo TT que triste…

No hago ningún comentario del capítulo, pues está muy claro, ahora solo falta esperar el desenlace que pronto llegará adiós y hasta pronto.