Capítulo XII: Para siempre

- Seguro que todo saldrá bien – todos se giraron hacia la voz, Tomoyo sostenía su cámara de video con la mano izquierda y la derecha le descansaba en el pecho, sus ojos centelleaban y sus mejillas estaban bañadas en lágrimas – pase lo que pase, todo saldrá bien, porque esto que sentimos todos es algo que siempre hemos tenido dentro del corazón y por mucho que retrocedamos, por mucho que olvidemos, siempre tendremos estos sentimientos.

Eriol se acercó a ella y la abrazó tiernamente, que gran amiga y amante era y tenía toda la razón, un amor que siempre ha vivido dentro del alma, nunca se perderá.

Sakura los miraba no muy convencida… volver a empezar, perder todo lo que tanto le había costado, eso era tan triste, tan espantoso, tan injusto, no, no quería, se negaba a aceptarlo; sintió un perfume suave a hierba mojada y flores silvestres y al alzar la vista se encontró con el bello rostro de Shaoran, éste la sonreía como lo había hecho antes, con todo su amor y dulzura, dejó que la abrazara y entonces lo comprendió, entendió las palabras de Tomoyo y el mensaje que Shaoran le había transmitido con su sonrisa.

- Todo saldrá bien – sonrió Sakura mientras nuevamente las lágrimas asomaban por sus ojos y acariciaban dulcemente su rostro.

Shaoran suspiró y se acercó a Fuutie, la niebla negra, miró por última vez su llave de la luna y echó un vistazo a sus dos guardianes, les sonrió y con un rápido movimiento depositó la llave en la mano de la niebla negra, por miedo a que en el último momento se pudiera arrepentir.

Una leve luz empezó a rodear todas las viejas atracciones y acercarse a ellos, una luz cálida y suave que se acercaba lentamente, como acariciando el suelo, Sakura no se sintió amenazada, al contrarío, la esperaba y pronto se vio rodeada por ella, su cuerpo se elevó del suelo y empezó a flotar en medio de esa luz cálida, ya no sentía nada, ni pensaba, sólo se sentía muy bien, tranquila, relajada, cerró los ojos y sonrió, nada la preocupaba, nada la entristecía, nada la atormentaba…

- Tic-tic-tic, tic-tic-tic, tic-tic-tic… - Sakura alzó su almohada por encima de su cabeza y le dio fuertemente al despertador para que se callara y volvió a quedarse dormida.

- Noooooooo – se levantó sobresaltada, miró el reloj, tan sólo quedaban quince minutos para que empezaran las clases, volvería a llegar tarde.

- ¡Monstruo! – Touya golpeaba con fuerza la puerta de su dormitorio – ahora si que batirás el récord.

- Nooooo – Sakura se levantó de la cama precipitadamente, se puso el uniforme y salió corriendo al cuarto de baño para asearse – llegaré tardísimo – ahora faltaban diez minutos, cogió su comida, bebió un poco de zumo de naranja – adiós papá, cuando llegue ya haré la cama – cogió una tortita de su plato, le dio un beso a su padre y se puso la comida en la boca.

- No corras Sakura, podrías hacerte daño – la advirtió su padre siguiéndola hasta la salida.

- Hasta luego papá – despidió Sakura alejándose con sus patines, en la esquina cogería más velocidad.

- Adiós Sakura, que tengas un buen día – sonrió Fujitaka y entró dentro la casa para poder hacer la cama a su hija.

- ¡Bieeeeeeeen! – sonrió Chiharu – tiempo récord Sakura.

- Muy bien Sakura – sonrió Naoko con el cronómetro en la mano – diez segundos menos, hoy si que has venido rápida.

Sakura respiraba con dificultad, dejó su maletín a un lado del pupitre mientras aceptaba un pañuelo que le ofrecía Rika para limpiarse el sudor.

- Hoy sí que pensé que no llegaría… - susurró exhausta.

- ¿Es que no te pones despertador?

- Sí, sí, incluso hay veces que se pone el despertador de su padre y el de su hermano, pero siempre llega tarde – sonrió Chiharu.

- Vaya…

De pronto Sakura dio cuenta de que esa voz…

- ¡Asukaaaaaaa! – se levantó rápidamente y se acercó a la muchacha de las gafas.

- ¿Qué pasa? – se asustó ésta retrocediendo.

- ¡Sakura! – Tomoyo se acercó a ella – estás muy cansada, ven conmigo, iremos a respirar un poco de aire fresco – y la arrastró hasta la última ventana.

- ¡Tomoyo! – Sakura se apoyó a la ventana, comprobando que no se había equivocado y que había ido al instituto.

- No hemos retrocedido en el tiempo, hoy es lunes…

- Nada de lo que dijeron las sacerdotisas se ha cumplido, no he perdido ningún recuerdo… - entonces cayó en la cuenta - ¿Dónde están Shaoran y Eriol? – Tomoyo negó con la cabeza.

¿Y si ellos si que habían perdido todos sus recuerdos? ¿sólo ellas seguían en el presente? ¿qué es lo que estaba pasando?

- Vaya… Eriol y Shaoran se están retrasando mucho ¿no creéis? – oyeron comentar a Naoko, Sakura y Tomoyo intercambiaron sus miradas.

- Si… y es muy extraño… - dijo Rika.

En esos momentos apareció el profesor y todos se sentaron en sus respectivos pupitres.

- Entonces… nadie a perdido los recuerdos… - le susurró Sakura a Tomoyo, ésta la miró con un hilo de preocupación reflejado en sus ojos ¿qué estaría pasando?

- Tomoyo y Sakura están muy raras ¿no creéis? - Chiharu se llevó los palillos a la boca.

- Sí, es como si les preocupara algo... - comentó Rika siguiéndolas con la mirada mientras se alejaban del grupo.

- ¿Y que me decís de que tanto Shaoran como Eriol no hayan venido al instituto? - volvió a comentar Chiharu.

- Eso es aún más extraño - dijo Naoko.

- Pero si Sakura es la novia de Shaoran, no entiendo porque no sabe que le pasa - dijo Asuka algo enfurecida.

Todas la miraron, sabían perfectamente a que venía su ironía, pero no pensaban que se lo tomaría tan mal, podría ser que, al fin de cuentas, no hubiera sido un simple enamoramiento a primera vista... pobrecita Asuka, pensó Rika.

- Lo siento... - susurró esta bajando la vista - es que...

- Algún día - Rika se acercó a ella con una dulce sonrisa - encontraremos un chico maravilloso que nos amará por encima de todo y nosotras lo querremos igual. - Asuka la miró y sonrió.

- Sí - afirmó con la cabeza - estoy segura que sí.

- Bueno... al menos espero que tengáis más suerte que la mía - murmuró Chiharu.

Todas se echaron a reír pues sabían perfectamente que ambos se amaban con locura.

- Shaoran… las chicas estarán preocupadas por nosotros, sería mejor ir al instituto…

- Déjame solo – susurró éste.

- Shaoran…

- ¡Que me dejes solo! – se giró hacia él lleno de rabia y dolor, sus ojos estaban abarrotados de lágrimas - ¡Tú no puedes comprenderlo! – se cubrió los ojos con las manos y calló de rodillas al suelo.

- Shaoran… - susurró Eriol impotente – claro que te entiendo, pero ha sido lo mejor…

- ¿Lo mejor? ¿Para quien? ¿Para ti? – aulló de ira – ahora si… que ya no me queda nada…

- Eso no es cierto – se acercó a él lentamente – tienes a Sakura, el amor que sentís el uno por el otro es suficientemente grande para…

- ¿Para que? – lo interrumpió irónico - ¿Para sustituir una familia? ¿Para sustituir una madre? – soltó una carcajada – no me hables de amor…

- No te hundas – Eriol lo cogió por los hombros – Shaoran, por favor, no te vuelvas a hundir en tu dolor… ya lo sabías, todo esto, lo sabías desde hace dos años…

- Tú no puedes comprenderlo… - Shaoran se levantó torpemente y dejó a Eriol sólo en el salón.

La brisa empezaba adquirir un tono más cálido, en otros momentos, Sakura se hubiera sentido feliz al sentirla en su rostro, como la primera señal que la primavera estaba asomando en ese nuevo año… pero en ese momento, sentía como la brisa le arañaba la cara cuando trataba de coger más velocidad, Tomoyo la seguía de cerca, haciendo grandes esfuerzos por alcanzarla.

Cuando llegó a la puerta, llamó antes de esperar a que Tomoyo la alcanzara, Nakuru salió lentamente para recibirlas, había en su mirada algo que no era normal en ella, como… tristeza… eso asustó mucho a Sakura.

- Buenas tardes chicas – sonrió levemente, como forzosa.

- ¿Y Shaoran?

- ¿Y Eriol? – preguntó Tomoyo después de su amiga.

Nakuru no dijo nada, se limitó a bajar la mirada lentamente, Sakura se abrió paso y entró en la mansión de los Li, se dirigió directamente al salón donde encontró a Eriol.

- ¡Eriol! ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Shaoran?

Éste señaló hacia el jardín interior, sus ojos estaban llenos de oscuridad, Sakura corrió para ir a buscar al chico que tanto amaba.

- ¡Eriol! – Tomoyo apareció de pronto, éste la miró y trató de sonreír, pero sólo le salió una mueca - ¿Qué ha pasado Eriol?

- Todo iba a producirse como las sacerdotisas anunciaron…

- ¿Iba?

- Exacto, cuando nuestros cuerpos y nuestras mentes estaban apunto de volver atrás y perder todos nuestros recuerdos, la madre de Shaoran apareció – en ese momento se calló, algo muy triste y amargo estaba a punto de surgir de sus labios, Tomoyo no estaba segura de quererlo oír – el alma de la madre de Shaoran apareció… y ofreció su vida a cambio de que no perdiéramos nuestros recuerdos… - anunció finalmente, pequeñas lágrimas empezaron asomar por sus ojos.

- Entonces…

- Tres vidas han sido necesarias sacrificar por nuestra alegría, por nuestro bien estar – dijo indignado - ¿Y si yo soy la reencarnación de Clow Read? ¡¿Por qué no he sido capaz de hacer algo?! ¡¿Por qué?!

- Eriol – Tomoyo lo abrazó para consolarlo – no eres más que un muchacho joven, por mucho que seas la reencarnación de un mago poderoso, tú no eres él – se miraron – tú eres tú… y estoy segura que con tu forma de ser, lograrás que Shaoran salga adelante – sonrió sinceramente – seguro que todo saldrá bien.

Y Eriol no tubo que sentir nada más para quedarse completamente convencido, sonrió dulcemente recuperando su atractivo rostro y besó tiernamente a Tomoyo, que gran maestra había resultado ser.

- Shaoran… - Sakura se acercó lentamente a él, éste estaba sentado sobre el césped del jardín interior de la mansión, frente una fuente que chapoteba lentamente, al menos, así le pareció a Sakura en ese momento. – Shaoran… - no podría soportar otra vez esa nueva indiferencia, otra vez no – por favor…

- Todo a mi alrededor se desvanece… todo… ¡ya basta! – se tapó los oídos y rompió en llanto nuevamente.

Sakura no sabía que hacer, por un lado anhelaba abrazarlo y consolarlo, demostrarle que ella estaba allí, que nunca más volvería a estar sólo, pero por otro lado, quería correr, salir de allí, salir de esa brisa que la arañaba, de esa fuente que chillaba desespera, de esa nueva indiferencia…

- Shaoran… - cayó de rodillas a su lado, no pudo aguantar más, y las lágrimas empezaron acariciar sus mejillas – Shaoran… - éste lo miró, tenía los ojos rojos y grandes ojeras bajo ellos, supuso que no había podido dormir en toda la noche, pero en cambio, estaba más bello que nunca.

- Eriol dice que no me hunda de nuevo… - sonrió irónicamente – pero él no entiende lo que significa para mi perder a mi madre de nuevo, ella se sacrificó por nosotros – la miró desesperado - ¡se sacrificó por mi! Y yo… nunca… - los llantos le ahogaban las palabras – nunca… le di las gracias… por todas las veces...

Finalmente Sakura ya no tubo más miedo, lo abrazó intensamente y sonrió por encima de sus lágrimas.

- Yo no sabría decirte mucho… pues mi mamá murió cuando yo era muy pequeña, pero, el hecho de que tu madre haya regresado para salvarte, para salvarnos a todos, es como un mensaje de que acepta tus gracias y que te entrega todo su amor…

- Por última vez – susurró éste.

- Pero hasta siempre.

Shaoran se separó de ella y la miró, lentamente dibujó una pequeña sonrisa en sus labios y le acarició el rostro, la besó con dulzura y se abrazaron fuertemente, ahora sí que todo había terminado, ahora sí que la cálida brisa le acariciaba las mejillas, que las gotas de agua de la fuente caían graciosamente sobre la piedra creando una agradable sinfonía, ahora sí que volvía a sentir el ese perfume suave a hierba mojada y flores silvestres… la fragancia que desprendía el cuerpo de su amado.

Porque todos aquellos que se van siempre permanecerán en nuestro corazón, pase lo que pase… y nunca, nunca jamás, pierdas las esperanzas.

FIN

Notas de la autora

Ahora sí que Doble Carta terminó espero que el final les sea de su agrado y bueno... no quiero comentar nada, pues está más que claro... por cierto, cualquier comentario, crítica o apoyo moral (se ha terminado mi fic TT) no dudéis en mandarme un mail: andrayana13hotmail.com