Amuleto del Tiempo 1: La Época de los Fundadores
Esta es una traducción realizada con la autorización expresa de la autora.
Nombre original: "Amulet of Time 1: The Age of the Founders"
Autor: Luna the Moonmonster
Disclaimer: Todas las cosas relacionadas con Harry Potter pertenecen a J K Rowling.
Capítulo Veinticuatro - Descubrimientos en Hogsmeade
La siguiente mañana, Harry tuvo que levantarse especialmente temprano. No era que le importara, ya que siempre se levantaba temprano el día siguiente a navidad. Sin embargo, necesitaba darse prisa debido a que tenía una lección extra planeada con Lolide, y quería terminarla antes de ir a Hogsmeade. Se apresuró a salir por la puerta con sólo diez minutos disponibles, apenas para llegar a la enfermería a tiempo. Lolide había programado lecciones extra durante las vacaciones, ya que era un tema especial. Ella sabía que sería más bien agotador, por lo que quería que él estuviera un día entero sin realizar poca o ninguna magia para recuperarse. Hoy, Harry aprendería el difícil arte de la Magia del Alma.
La Magia del Alma era un poderoso arte conocido únicamente por los elfos. En los momentos de su máximo poder, Voldemort había intentado descubrir sus secretos, pero no lo había conseguido. La Magia del Alma era muy poderosa, y pocos podían controlarla. Debido al increíble éxito de Harry con la magia de los elfos, Lolide había considerado enseñársela. La idea básica de la Magia del Alma era manipular el alma de una persona. El alma podía extraerse de un cuerpo y colocarse en otro, cambiar por completo, destruir e incluso recuperar de un Dementor y colocarse en un cuerpo. Harry pensó que sería algo útil de saber, sobre todo si Sirius alguna vez era atrapado. Después de todo, no había ninguna garantía de que Colagusano aún estuviera preso cuando regresara. Si Sirius era atrapado alguna vez, se le daría el Beso del Dementor. Por lo menos de esta manera, Harry podría ayudarlo si eso pasara. La Magia del Alma, decidió, también podía ser la única manera de destruir a Voldemort. Si como sospechaba, el Señor Oscuro había logrado la inmortalidad, entonces una simple Maldición Asesina no haría el trabajo. Destruir su alma sería, tal vez, la única opción.
En cuanto llegó, Harry echó una mirada rápida alrededor de la enfermería para ver si Gryffindor todavía estaba allí. Para su desilusión, el fundador parecía haber salido, y no había ninguna señal de Simbi o de Nirah. Cuando estaba a punto de buscar las serpientes perdidas más detenidamente, Lolide salió de su oficina y lo indujo a tomar asiento.
- "Hola Harry. Hoy te enseñare en anglosajón, porque aunque sé que has aprendido bastante de mi idioma, creo que este tema necesita un poco más de cuidado. Si no me entiendes totalmente, y cometes un error, será muy serio. Ahora, necesito que te relajes y medites. Empezaremos con la manipulación del alma..."
Los dos pasaron las siguientes dos horas trabajando en la Magia del Alma. Harry recogió la idea básica bastante rápido, pero estaba limitado, ya que no podía probar esta magia en la practica. No podía probar destruir un alma, ya que no tenía nadie con quien practicarlo. También sabía que no tenía derecho para usar a alguien como conejillo de indias. Lo había aprendido todo en la teoría, pero tendría que aprender la parte práctica como y cuando necesitara usarla.
* ~ * ~ *
A las nueve, Harry estaba sentado en el Gran Vestíbulo con Gallatea, planeando su día en Hogsmeade. Gallatea le hablaba de las tiendas que había allí en este tiempo, y Harry le respondía contándole su versión de Hogsmeade. Para su sorpresa, Honeydukes existía en el tiempo de Gallatea, sólo que vendía cosas diferentes en los años noventa. A las nueve treinta, el par se levantó de su mesa y se dirigió hacia el Vestíbulo de Entrada, donde se encontraron con el resto del grupo. Saliendo juntos, subieron a los carruajes que los llevarían a Hogsmeade. Harry dudó un poco, mirando los grandes caballos negros que tiraban lo que había pensado antes que eran carruajes sin caballo. Eran idénticos a la forma animaga de Ron. Recordando la muerte de Cedric, comprendió porque podía ver a los thestrals ahora. Con una sonrisa triste, siguió a los otros en el carruaje y esperó que arribaran a Hogsmeade. Cuando estuvieron allí, por voto unánime, se dirigieron derecho a Honeydukes. Harry andaba al lado de Ron, pensando en la tienda de su tiempo.
- "Hey Ron, piensas que el pasaje bajo Honeydukes este allí todavía? Si es así, podemos salir furtivamente durante la noche y conseguir suministros de dulces!"
- "¡Buen punto, compañero! Antes de partir tenemos que abastecernos de los dulces de esta época. No podremos conseguirlos cuando regresemos a casa, y valdrían una fortuna!"
- "Es cierto, y tenemos suficiente dinero para conseguir suministros para una vida."
En esos momentos los siete habían alcanzado la tienda y entraban por la puerta. Las muchachas se dirigieron directamente hacia la pared de chocolate que se encontraba a un lado, mientras que los muchachos prefirieron la sección de novedades. Ron y Harry tenían la época de sus vidas. Le hablaban a Ardwick sobre todos los dulces que tenían en su tiempo, excluyendo aquellos que le habían dado a Gallatea para su cumpleaños. Ardwick estuvo particularmente asqueado cuando escuchó hablar de pirulíes con sabor a sangre, pero realmente quiso probar algún helado levitador. Los muchachos se volvieron a los estantes y Harry y Ron empezaron a tomar de todo, leyendo las descripciones de cada cosa.
- "Dragones de jalea, respira fuego por treinta minutos."
- "Pergamino de azúcar, para cuando quieres comer tu tarea."
- "Caballeros masticables, siempre deseaste morder sus cabezas? Ahora puedes!"
- "Tinta comestible, deja salir un tentador aroma que mantendrá a tus maestros distraídos."
- "Caramelos de tortuga, te hace ganar cualquier carrera, sin importar su duración."
Después, escogieron un poco de todo y revisó para ver lo de que las muchachas deseaban. Ginny debatía los méritos de los Malvaviscos de Mandrágora con Christabel, y Hermione le hablaba a Gallatea sobre las propiedades medicinales del chocolate. Ron se acerco e interrumpió sus conversaciones.
- "Están listas?"
Las inclinaciones que recibió le confirmaron que estaban preparados para seguir a la próxima tienda. Harry subió sus compras al mostrador y entregó un galeón para pagar. El tendero casi se desmaya.
- "Señor, lo siento, pero yo no puedo dar cambio de esto. Es mucho dinero. Tiene algo más pequeño?"
Harry excavó el fondo de su bolsa de dinero y encontró un sickel de plata sobrante de sus compras en el Callejón Diagon.
- "Esta esto mejor?"
El tendero asintió, pero aún así encontró difícil encontrar suficiente cambio para la moneda. Luego, Ron tuvo que añadir sus compras a la factura para disminuir la cantidad de cambio, de modo que el tendero lo pudiera manejar. Cuando el grupo salió de la tienda, el dueño les dirigió una mirada inquisitiva, preguntándose porque un grupo de estudiantes llevaba tanto dinero con ellos.
* ~ * ~ *
La siguiente tienda a la que los estudiantes se dirigieron era una que los cuatro viajeros del tiempo habían querido visitar desde la noche anterior. Cuando observaron en la vitrina, pudieron ver algunas antigüedades, incluso mobiliario y ornamentos. Entraron y encontraron que era mucho más grande de lo que parecía desde el exterior. Para el deleite de Hermione, había una esquina entera dedicada a libros raros. Las otras muchachas se dirigieron hacia la sección de joyería para admirar varias bisuterías y brazaletes en venta. Por otro lado, Harry, Ron y Ardwick, fueron al mostrador, dónde un anciano arrugado se encontraba sentado. Le recordaba un poco a Harry el hombre de la librería del Callejón Knockturn dónde había comprado su libro de pársel. Ron fue el primero en avanzar.
- "Disculpe, señor, a mis amigos y a mí nos gustaría hacer una compra, pero no sabemos dónde encontrar lo que necesitamos."
El hombre les dirigió una mirada inquisitiva, como intentando deducir si los estudiantes podían permitirse el lujo de algo de lo que él tenía puesto en venta.
- "Y que es lo que los jóvenes desean encontrar buscando en un establecimiento como este?"
Ron y Harry se dieron miradas nerviosas antes de que el pelirrojo se volviera al dueño.
- "Nos han dicho que en esta tienda se están vendiendo unos collares que anulan los efectos de...," y aquí Ron observó a Ardwick para confirmar la terminología, "... las Tres Grandes,"
El anciano empezó a reírse inmediatamente. No era sólo una risita, era una completa explosión de carcajadas. Observó a los estudiantes que se encontraban de pie ante él y habló.
- "Ése es un buen chiste, jovencito. Tres estudiantes detrás de uno de esos collares. ¡Ha! Comprendes que cada uno cuesta cinco galeones?"
- "Desde luego, y estamos preparados para pagar ese precio."
Harry llamó a Ginny y a Hermione, permitiéndoles saber que estaban consiguiendo algo. El hombre todavía parecía escéptico, pero estaba deseoso de mostrarles uno de los collares.
- "Traeré uno para que lo observen, pero no entregare nada hasta que haya visto su dinero. No me arriesgaré a que pongan sus manos en él, sólo para escapar sin pagar."
Cuando regresó de su cuarto trasero, sostuvo una cadena de oro terminado con un estupendo cristal azul. El cristal brillaba siempre ligeramente, y los adolescentes podían sentir el poder que irradiaba.
- "Bien, éste es el collar neutralizador para protegerse contra las Tres Grandes. Pueden ver el exquisito arte y sin duda pueden sentir su poder. La cadena viene encantada para hacerlo irrompible, y una vez se ha puesto alrededor de su cuello, sólo la persona que lo puso allí puede quitarlo. Esto es para protegerlo contra ladrones. Los encantos son permanentes y no pueden romperse. Las propiedades del propio cristal son a prueba de manipulaciones también. Como pueden ver, bien vale la pena cinco galeones."
- "Cuántos tiene, señor", preguntó Hermione.
- "Tengo los únicos cinco que no tienen dueño. Los otros cinco pertenecen al creador y a los cuatro de Hogwarts."
- "Nos gustaría comprar cuatro de ellos, por favor", le dijo Ginny al hombre.
- "Los entregaré sólo cuando haya visto el oro, y también quiero asegurarme que no es falso."
El grupo estuvo rápidamente de acuerdo y entregó su dinero. Los otros ocupantes del recinto miraron fijamente asustados de ver enseguida veinte galeones. El hombre llevó el dinero a la parte de atrás para asegurarse que era real y para recoger los otros collares. Mientras estaba lejos, Ginny se acercó a dónde Harry estaba de pie y le dijo en voz baja.
- "Harry, tengo el presentimiento de que debes comprar el otro collar."
- "Para qué, Gin?", preguntó el muchacho confundido.
- "No lo sé... Sólo tengo el presentimiento de que en un par de años necesitarás regalarle uno a alguien. Realmente no puedo explicarlo."
- "Bien, Gin, confío en ti. Pero regresaré más tarde cuando todos los demás estén ocupados."
En esos momentos el hombre regresaba y, satisfecho de que el dinero era genuino, entregó los cuatro cristales. Cada uno se puso uno en sus cuellos y el encanto de cierre con llave hizo efecto. Para probar los encantos, cada uno de ellos intentó quitarle a los otros el collar, sin éxito. Agradeciendo al hombre, dejaron la tienda y regresaron calle abajo.
* ~ * ~ *
Su siguiente parada fue la tienda de disfraces, enfrente a la taberna. La vitrina de la ventana mostraba una gran variedad de disfraces, en diferentes estilos y colores. Harry tocó con el codo a su novia en un costado y le susurró al oído.
- "De qué quieres ir, 'Tea?"
- "No estoy segura, Harry, puedes pensar en algo?"
- "Tengo la idea perfecta, y no involucra comprar ningún disfraz."
- "De verdad?"
- "¡Sip! Tengo todo lo que necesitamos en el castillo."
- "Sabes de qué van a ir los demás?"
- "No, aunque lo averiguaré."
Harry se dirigió dónde se encontraban el resto de sus amigos.
- "Han escogido sus disfraces, chicos?"
- "Esos cuatro," dijo Christabel, cabeceando en dirección de Ginny, Ron, Hermione y Ardwick, "Pero yo no estoy segura. Me invitó al baile un sexto año de Hufflepuff, por lo que tendría que preguntarle para que podamos ir a juego."
Harry regresó donde Gallatea.
- "'Tea, hay algo que necesito ir y hacer. Podrías ayudar a esos cuatro a escoger las cosas para sus disfraces? Regresaré en diez minutos."
Gallatea apenas asintió y besó a su novio en la mejilla antes de ir con sus amigos. Harry salió y regresó a la tienda de antigüedades. En cuanto entró, el anciano hombre estuvo a su lado.
- "De regreso ya, joven señor? Hubo algún problema con sus compras?"
- "No, señor. Sólo regresé para comprar el último collar."
- "Tienes otros cinco galeones de reserva? Tu familia debe ser de otra parte del mundo. No conozco ningún mago con tal riqueza en Europa."
- "Tiene razón, soy de bastante lejos. Puedo comprar el otro collar? Es para un regalo."
- "Dios mío, que regalo tan generoso será, joven amo. Solamente iré y lo conseguiré para usted."
Cuando el anciano hombre entró a la parte trasera de la tienda, Harry sacó su bolsa de dinero y saco cinco galeones más. Se ha ido la quinta parte de mi dinero, pensó, pero bien vale la pena. Sin embargo, cuando vayamos al próximo lapso de tiempo, debo tener algún dinero en Gringotts por los derechos del quidditch.
Una vez el anciano volvió, él inspeccionó el cristal, entregó el dinero y rápidamente salió de la tienda para encontrarse con sus amigos.
* ~ * ~ *
Su última parada en Hogsmeade fue la taberna ubicada al frente de la tienda de desfraces. Gallatea, diciendo que conseguiría la primera ronda, fue a la barra y regreso unos minutos después con una bandeja repleta con los vasos de cerveza de mantequilla.
- "Entonces, disfrutaron su día fuera?", preguntó mientras se sentaba.
Todos hicieron sonidos de estar de acuerdo, antes de que Ginny se decidiera a hablar.
- "Creo que tuvimos un día productivo. Estos collares serán útiles al regresar a casa, sobre todo para Harry. Es decir, es el único que ha enfrentado a Tú-sabes-quién..."
- "Ginny!"
- "... lo siento, Voldemort, varias veces y ha vivido para contarlo. La próxima vez, puede que no tenga tanta suerte. Por lo menos los cristales ofrecerán alguna protección, sobre todo si intenta usar la Maldición Asesina de nuevo."
El grupo gastó el resto de la tarde bebiendo cerveza de mantequilla y conversando como adolescentes normales. Poco sabían de lo que pasaría al regresar al castillo...
