'Tus ojos encontraron los míos.
Nos miramos, y nos acercamos.
Y nos besamos....'
Bakura tomaba fuertemente las riendas de su caballo, mientras que entre sus brazos, se encontraba el joven dios, con su usual tapado largo y grande, color azulado. La mirada perdida del ladrón, lo hizo desviar un poco de su camino, pero luego lo retomó, dirigiéndose otra vez hacía la ciudad, para descansar, beber y comer algo.
-¿Bakura?
'¿Sabías qué eres hermoso?'
-¿Si?
'Tus ojos violetas son un raro color de ojos, pero me fascinan. Son muy bellos, cómo tu...'
-¿A dónde nos dirigimos ahora?
-A la ciudad.
-Entiendo. ¿Nos quedaremos mucho tiempo?-preguntó, recargándose en el pecho del ladrón.
-No...Sólo el necesario...-dijo, cómo si le estuviera hablando a ninguno en particular.
-Quiero quedarme contigo siempre, Bakura.-afirmó el dios, abrazando a su compañero por la cintura suavemente, recargando su cabeza sobre su pecho.
-Cómo quieras. Es tu decisión.
-¿Tu quieres quedarte conmigo siempre Bakura?
-Eso, lo decidiré con el tiempo...
'Tus labios son tan suavesTus ojos son tan cálidos,
Igual que tu corazón
Que ha devorado toda oscuridad dentro mi
Quiero que me ames, quiero amarte
Quiero que me tomes...
Y que me hagas tuyo...'
~*~
Todos viraban para ver a ambos jóvenes caminar por la calle. Miraban con curiosidad, al chico albino de cabellos largos, y piel blanca, cómo la más fina porcelana. Muchos murmuraban cosas malas sobre él, cómo que será una desgracia para este reino, otros, sólo expresaban deseos por el chico tan hermoso.
Entrando en un bar, ambos pronto captaron la atención de todos. Por Bakura, que lo reconocieron por su cicatriz, como el Rey de los Ladrones, y a Ryo, sólo por su deseadora belleza que radiaba fuertemente. Se sentaron en la mesa más alejada del resto, ya que Bakura detestaba estar cerca de gente cómo aquella.
Luego de unos largos minutos, entraron dentro del pequeño bar, tres sacerdotes. Todos los miraron, incluyendo Bakura, y se preguntaron qué demonios hacían tres sacerdotes, con algunos soldados, en el pueblo.
Buscando con la mirada, uno de ellos señaló la mesa de Bakura y Ryo, haciendo que ambos se miraran con ojos llenos de confusión. Uno de ellos sonrió maliciosamente, cosa que al ladrón no le agradó.
'Ellos vinieron por ti,
pero yo no los dejaré ir por ti.
Tu ya eres mío, aunque no lo sepas aún.
Yo soy tuyo, aunque no lo sepas aún...'
Los tres soldados y sacerdotes se acercaron a la mesa, con unas intenciones que a Bakura no le gustaron tanto.
-¿Y si me niego a ir con ustedes?-declaró el dios, ya que querían llevárselo al palacio.
-Me temo que no tiene elección.
-Yo no lo creería así, señor sacerdote.-contestó Ryo, con una fiera y desafiante mirada.
Antes de que los soldados pudieran apresarlo, el joven dios logró apartar a los tres juntos, impresionando a todo el mundo, pero más aún a Bakura, que se quedó un pedazo de pan en la boca.
Con sus delicados pero fuertes puños, Ryo terminó con los tres soldados, murmurando un "Patéticos...." Se tronó los nudillos, y miró de reojo a los sacerdotes, que salieron del bar rápidamente. El dios se volvió a su lugar, y como si nada hubiera ocurrido, siguió con su comida.
~*~
-¡Me las pagará! ¡Nos humilló a los tres ahí adentro!-bramó un sacerdote, golpeando la mesa con su puño cerrado.
-Tranquilo. Pronto lo tendremos. El faraón estaría muy feliz de tenerlo cómo esclavo....
-Lo sabemos. Pero se nos fue difícil. Pensé que con tres soldados iba a ser suficiente. Ese chiquillo tiene más fuerza del que la creíamos.
-Pues...-dijo una voz desde la puerta, fuerte y seria.-...Me gustaría mucho enfrentarme con ese chico, y traerlo aquí.
-¡Seth! ¿¡Acaso te burlas de nosotros?!
-Más o menos...-dijo divertidamente, con una sonrisa.
-¡¡C"MO TE ATREVES!!-gritó furioso uno de ellos, abalanzándose contra el joven.
'Sus garras, sus dientes, sus ojos...
Tan peligrosos, cómo la Muerte misma.
Su gran poder, su gran belleza, su ferocidad...
No hay criatura en este mundo que se le igual al
Gran Dragón
Sólo permanecerá,
Con la persona que le corresponda, que sólo
Pueda contener y controlar todo su inmenso,
Poderoso y hermoso poder destructivo...'
Detrás del joven sacerdote, salió una especie de dragón blanco, que, dando un fuerte y feroz rugido, hizo que el otro hombre, se detuviera al instante. Seth rió a carcajadas, y salió de la habitación, con el dragón siguiéndole a paso firme.
~*~
-¿Y ese de allí?
-Ese es barato. Podremos quedarnos ahí unos días antes de irnos. ¿Qué te parece?
-¡Excelente!
Ambos albinos entraron y rentaron una habitación, y la sorpresa fue de que sólo había una cama en ella. Bakura resopló, y Ryo rió alegremente. Entró en la pieza y se recostó sobre la cama boca arriba, sonriendo. Corrió su tapado y dejó al descubierto sus largas y fuertes piernas, semi flexionadas. Moviéndolas suavemente, para una mejor posición, dio un suave gemido, antes de cerrar sus ojos, y suspirar.
Bakura se acercó, cuando supo que el dios estaba profundamente dormido. Colocó su mano sobre la rodilla de Ryo, y la fue deslizando hacía arriba y debajo de toda su pierna, sintiendo la suave piel del dios, que gimió en sueños, haciendo unas muecas.
-Que piel más suave.....
Bakura se colocó sobre el cuerpo dormido, y lo admiró desde otro ángulo, haciendo que se sonrojara al ver tan hermosa belleza frente a él.
-Es tan hermoso...Nunca he visto semejante belleza...
Se recostó sobre el, inhalando la preciada esencia del joven dios, haciéndolo gemir. Gentilmente acarició las pálidas mejillas de Ryo, deleitándose con semejante suavidad.
-Me quedaré por siempre a tu lado, mi hermoso dios lunar....
'Tu brillo me deslumbró,
y mi oscuridad, te aterró.
Pero, sin miedo, comenzaste
Lentamente, a hacerla brillar,
Con toda tu luz...'
~*~
-Bakuraaaahhh....-dijo melosamente el dios, al despertar, y encontrarse con su compañero sobre él.
Dio un suave y largo gemido, al sentir el roce de sus piernas con las de Bakura. Abrazó con fuerza al ladrón, impidiendo que se fuera de su lado. Suavemente acariciando la mejilla del moreno, lo fue despertando poco a poco.
El moreno dio un gruñido, antes de estirarse sobre lo que estuviera durmiendo, y bostezó. Abrió sus ojos, y al levantar la mirada, se encontró con los ojos del joven dios que lo miraba divertidamente, con todo su cabello alborotado sobre la almohada, dándole un aire sensual.
-Hola Bakura....-murmuró. El ladrón se sonrosó ante la escena tan sensual, y bajó la mirada.-¿Qué pasa?-preguntó, acariciando el corto y plateado cabello del ladrón.
-Nada, sólo un poco cansado.
-¿Con todo lo que dormiste? Eres un dormilón, Kura....Un hermoso dormilón...-agregó, besando la frente de compañero, y su mejilla izquierda, en donde tenía la cicatriz.
-¿Qué haces?-dijo alarmado el moreno. No estaba acostumbrado a esa clase de tratos.
-Dándote besos. ¿No te gusta?-respondió, sin cambiar su imagen provocativa.
Pero el ladrón no supo que contestar. Lo único que pudo hacer, inconscientemente, fue ir acercando su rostro al del dios lunar, lentamente. Al notar esto, Ryo tomó en sus manos el rostro de Bakura, que sorprendido, abrió sus ojos totalmente. El dios comenzó a acercar rápidamente su rostro al de su compañero, que parecía bastante confundido por la repentina acción. Antes de que el joven dios pudiera besarlo, el ladrón se apartó, con el mismo movimiento, aterrado.
Ryo se detuvo, al no poder besar a su compañero. Abrió sutilmente sus ojos, con sus labios entre abiertos, mirando a Bakura, que se encontraba con miedo. Sentía su corazón latir cada vez más rápido y a sonrojarse fuertemente, al ver que Ryo se acercaba a su rostro.
Su cuerpo lo traicionó, pero en su interior sabía que lo que quería.
Quería besar Ryo...
