-Seth, ¿Qué fue lo de anoche? Ese chico se me hacía familiar.
-¿Por qué lo dice?
-Siento, cómo si lo conozco de alguna parte.-contestó el faraón, mirando hacía la nada.
-¿Está seguro de eso?
-Si.-contestó levantándose de su trono.
-¿A dónde irá?
-Ven conmigo. Sólo quiero estar seguro. Sé que lo he visto, tal vez en los murales del palacio...-se dijo a sí mismo el faraón.
~*~
Mahaado miró el mural con detalle, a su lado, su aprendiz, que igual lo miraba con detalle. Mana recorrió con sumo interés el mural de los dioses, memorizándose todo lo que podía sobre ellos.
-Maestro, ¿Quién es ese?-dijo la chica, señalando a cierto dios.
-Ese es el dios de la luna, Mana, el dios Jue.-contestó Mahaado, lentamente tocando la piedra en la cual estaba tallado un chico con cabello largo, con un gran tapado.
-Maestro, ¿Qué le ocurre? ¿Por qué se puso triste de repente?
-Nada Mana. Sólo un simple recuerdo...-contestó mirando fijamente el mural, con melancolía.
-¡Oh! ¡Hola Mahaado!-dijo alegremente Atemu.
-Mi señor, buenos días.
-¡Buenos días faraón!-dijo alegremente Mana. Pero al ver la cara del chico, dijo.-¿Le ocurre algo?
-Nada...-contestó, evadiendo la pregunta, para dirigirse al mural de los dioses.
-¿Qué pasó, Seth?
-No lo sé. Me dijo que el chico que supuestamente iría a ser su esclavo, saltó por la ventana junto con un halcón. Dice que lo ha de conocer de alguna parte, y me obligó a venir aquí.-explicó un poco enojado Seth.
-¿Conocido? ¿Por qué habría de decir eso?-dijo Mahaado, sorprendido.
-¿Y yo qué voy a saber qué es lo que pasa en la cabeza del faraón?-dijo en susurro, para que Atemu no escuchara.
-¿Y piensas qué yo si?
-Eres su mejor amigo...
-Eso no tiene nada que ver...
-Deberías saber cómo es...
Mientras Mahaado y Seth discutían, Atemu y Mana buscaban al dios de la descripción del faraón. Mirando el mural, la chica rió. Le señaló al chico con la mano, a un joven dios con cabellos largos, y un gran tapado. Atemu dio un quejido, haciendo que Mahaado y Seth dejaran de discutir.
Ambos se acercaron, y a Ojos Azules se le abrieron los ojos como platos.
~*~
-¡¡No!! ¡¡Bakura!! ¡¡Deja de mojarme!!-rió fuertemente el chico.
-¡¡Intenta detenerme!!-dijo el ladrón, mientras salpicaba a su amado, desde la orilla.
-¡¡Ahora verás!!
Dicho esto, el joven dios se lanzó sobre su compañero, ambos cayendo dentro del Río Nilo, riendo a carcajadas. Salieron del agua mojados, y se sentaron sobre unas rocas a la sombra de los árboles que bordeaban el río, mientras sus caballos comían. Más allá, se veían cómo los cocodrilos descansaban en las orillas tomando sol, con sus grandes quijadas abiertas.
-Es un bello día.-dijo Ryo, mirando al cielo.
-Si. Al parecer, nada puede estropearlo...
~*~
-Con qué un dios lunar...-dijo Seth, mientras miraba su cetro del milenio.-No parecía de tanta edad....Debe ser aún un inexperto...-sonrió maliciosamente.-Un dios lunar cómo él no estaría nada mal...
~*~
La luna se encontraba más brillante de lo normal esa clara y oscura noche. Atemu miraba por la ventana de su habitación como el astro radiaba fuertemente su plateada luz por todo su reino y el desierto. Las estrellas deslumbraban tanto cómo la luna. El faraón suspiró, y su mirada se concentró en el río que atravesaba todo su reino.
En eso divisa a lo que parece ser un joven chico con cabellos plateados y piel clara, bañarse en el medio del río. Tarareaba una suave canción, pero era fácilmente perceptible, cómo si quisiera que alguien lo oyera desde lejos.
Un halcón pasó volando muy cerca de su vista, que se dirigía lentamente hacía el chico. El ave brilló de un dorado pálido, antes de transformarse en un joven alto, con cabello negro, tez clara, vistiendo la típica falda hasta las rodillas.
-¡Horus!-dijo entusiasmado el joven dios.-¿Qué haces aquí?
-Pasaba a saludarte. No has vuelto a nuestro templo en varios días. Estoy aburrido.-dijo, abriendo sus ojos verdes. (N/A: Adivinaron. Duke) Pero Ryo sólo le sonrió.
-Lo lamento, Horus. Pero quisiera quedarme aquí todo lo que pueda. Bakura y yo queremos estar juntos, pase lo que pase. Me siento muy feliz a su lado.
-¿O sea qué te quedarás aquí en el mundo humano tiempo indefinido?
-Así es.
Atemu tapaba su boca con sus manos, con sus ojos abiertos cómo platos, y se repetía continuamente "No tendría que estar viendo y escuchando estas cosas..."
-¡Pero me aburro!-se quejó Horus.
-Lo sé, y lo lamento, pero no puedo hacer nada. Me gustaría volver, pero Bakura no puede entrar a nuestro templo, porque no es un ser divino cómo nosotros.
"¿Bakura? ¿Touzoko? ¡Es el ladrón que robó la tumba de mi padre!" se dijo Atemu, mientras veía cómo el dios de los cielos se transformaba nuevamente en halcón, y se alejaba del joven dios lunar.
Ryo siguió cantando, hasta que alguien entró en las aguas del Nilo, con su cabello plateado corto, brillando a la luz de la luna. Atemu lo reconoció como al ladrón de la tumba de su padre, puesto que su cicatriz, muy pequeña desde esa altura, se veía fácilmente, porque el brillo lunar era muy intenso.
El faraón se adentro en su habitación, y sin más, se recostó en su cama.
~*~
La cicatriz de Bakura brillaba intensamente ante la luz lunar. Ryo se acercó a su amado, y lo abrazó fuertemente. Salieron del río después de varios minutos, dirigiéndose a la guarida.
Se secaron y se recostaron desnudos sobre la cama del ladrón, mirándose fijamente a los ojos, mientras que sus caricias lentamente los dejaban dormidos.
Horus miraba a los dos enamorados, desde lo alto del templo con una enorme sonrisa en su rostro, sabiendo que su mejor amigo había conseguido al fin a alguien que lo amara. Malik salió de atrás de Duke, sorprendiéndolo.
-¡¡AAAARRRRRGGGGG!! ¡¡¡¡¡MALIK ISHTAR!!!!-gritó.
-¡¡HORUS!! ¡¡QUE GUSTO VERTE!!-dijo jovialmente Malik.
-¡¿CUÁNTAS VECES TE HE DICHO QUE NO HAGAS ESO!?
-No lo sé. Quizá....¿Unas mil?
-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!! ¡¡VOY A MATARTE!!
-Si lo matas, me quedaré sin dios de la Mesopotamia, Horus.
-¡¡Pero Ra!! ¡¡Ya estoy hasta los nervios con este chico!!-protestó Horus.
-Lo sé, lo sé.-dijo calmadamente, mientras bajaba las escaleras.-Si tanto te saca de tus casillas, cómo es que Isis y Thot lo pueden aguantar...
-Ellos son sus hermanos. Yo no lo soy. Además, Isis es mi madre, con lo cuál haría a Malik mi tío.
-¿Entonces de qué te quejas?-dijo Ra, abrazando a Malik.
-¡¡Me molesta mucho!!
-Pues acostúmbrate...Soy tu tío. Y puedo ser MUUUUY pesado...
Duke suspiró en desaprobación, antes de alejarse de la sala.
~*~
El sol salió y con sus brillantes rayos iluminó la cara del joven dios, que se dio media vuelta, para poder evitarlos. Mariku entró por la puerta, admirando a los dos enamorados dormir en los brazos del otro. Rió por lo bajo, y acarició los cabellos de Ryo, haciendo que gimiera, acurrucándose más en los brazos de Bakura, que los cerró en torno a este.
Ra miró con detalle a ambos chicos. Era simplemente sorprendente cómo Touzoko se le parecía tanto al joven dios lunar. Era lógico que no eran iguales, pero su parecido era increíble.
-Cómo dicen en el reino de Malik. La mitad de uno siempre es compatible con la otra...-dicho esto, se desvaneció en los brillantes rayos del sol.
'Cada vez que te miro,
siento cómo si me viera a un espejo,
pero, tan diferentes, nos vemos.
Yo miro en el espejo,
Y me devuelve tu reflejo...'
