Dorado y cálido

por Karoru Metallium

II

Helado de chocolate

Advertencia: yaoi lemon ahead. Uh, se me había olvidado el disclaimer, pero ustedes saben que los personajes de YGO no me pertenecen, pero el resto sí. Aunque ya me gustaría tener a Kaiba para un día de fiesta...

Whatever. Algunas personas querían saber de la primera vez, ¿no? Principalmente lo que siente Joey; les advierto que aquí está como yo lo veo: una persona pensante, sentimental y leal que no puede evitar que a menudo la boca se le dispare sin pedirle permiso al cerebro xD; pero no un cabeza hueca como suelen retratarlo por ahí.

************************************

De pronto me resulta muy difícil pensar... cada nervio de muy cuerpo reacciona a la cercanía del hombre que está frente a mí. Sus ojos azules están ardiendo, consumiéndome en su fuego; no sólo por la furia, sino también por algo más... al menos eso es lo que me repito una y otra vez.

No sé qué estoy haciendo aquí. Carajo, ni siquiera sé cómo llegué aquí.

Soy un idiota, lo sé. Pero mi mano tiene voluntad propia, y no vacila ni un poquito: se eleva, y las yemas de mis dedos rozan la mejilla suave de Seto Kaiba.

Seto Kaiba, nada menos. Estamos en su habitación. ¿Qué coño hago yo aquí, y cómo es que estoy atreviéndome a hacer esto? Ahora sí que me fregué, ahora es cuando voy a regarla por todo lo alto y sin consideraciones. Siento que el cerebro se me está friendo... ¡no es justo!

Es tan suave... tan suave... tan delicioso. El contacto ligero no es suficiente, quiero más; necesito más. Ignoro sus ojos muy abiertos, me pongo de puntas y lo beso... no hay respuesta, pero tampoco resistencia cuando pruebo su sabor y dejo que mi lengua acaricie sus labios. Es diferente, muy diferente a lo que he sentido al besar a una chica, y no es que hayan sido muchas, lo admito...

Es diferente, sí. Pero un diferente bueno. Se siente tan bien... pero acaba demasiado rápido; mi mano es aprisionada en un puño de acero, y siento que otro puño se estrella contra mi pecho, empujándome hacia atrás.

- ¡No vuelvas a hacer eso JAMÁS! - dice, en esa voz de terciopelo que puede cortar el acero.

Espera, ¿de dónde ha salido eso? ¿Desde cuándo se forman frasecitas poéticas en mi cabeza? Oh, sí, soy un idiota. De nuevo estoy haciendo el oso (¿o el perro?) frente a Kaiba, y aunque esta vez no estamos en público me siento igual de avergonzado que siempre. Pero no puedo detenerme. Las palabras salen solas...

- Pero... - empiezo, sin saber a ciencia cierta qué voy a decir.

- ¡Nada de peros! Mírate, ¡ni siquiera sabes lo que estás haciendo! ¿Estás borracho, o qué?

¿Borracho? ¿Yo? Todo lo que he tomado han sido un par de tragos, o tres, o qué sé yo cuántos, con mis amigos, y estábamos más preocupados de que nos pillaran que de otra cosa. Si el cuerpo me duele es porque está protestando ante la falta de cercanía; protesta porque de pronto se siente solo, como yo.

Bueno, está bien, quizás el alcohol, por poco que sea, me está ayudando con esto de las inhibiciones... pero no estoy borracho. No sé qué hago aquí, pero sé que quiero hacer lo que estábamos haciendo. Uy, eso sonó mal. Ni siquiera yo mismo lo he entendido.

- Sé lo que hago - logro articular, aunque la voz me sale bajita, como si tuviera miedo. Quiero acercarme otra vez, quiero sentir el calor de ese cuerpo otra vez, quiero probar su sabor otra vez.

- Estás loco - murmura, pero sus ojos lo traicionan. Ya no hay frialdad allí, sino un montón de emociones revueltas, luchando. Entre ellas reconozco el miedo, lo reconozco porque lo he sentido muchas veces, incluso ahora puedo sentirlo en la boca del estómago.

Tengo que tragar grueso. ¿Tiene miedo de mí? ¿El todopoderoso y perfecto Seto Kaiba tiene miedo de mí, el bocón de Joey Wheeler, su "perro"? ¿Tiene miedo de lo que acaba de pasar? Hombre, pues yo también, ¿y eso qué? Ya avancé mucho para retroceder ahora.

- No lo estoy... s-sólo hice lo que quería hacer - fantástico, ahora tartamudeo.

Pero me acerco otra vez a él, y de nuevo vuelvo a acariciar su rostro con un dedo tembloroso. Nunca había sentido esto por nadie, y es riquísimo y doloroso a la vez. Kaiba cierra los ojos.

- No hagas esto. No podemos hacer esto.

- ¿Porqué no? - sé que sueno como niño malcriado, pero qué más da. Ya he avanzado más, y estoy acunando su rostro entre mis manos. Estamos tan cerca...

- ¡Porque no está bien! - exclama, arrancándose de mis manos, negándome el contacto que tanto necesito.

- ¿Cómo puede esto estar mal? - no soy el único temblando aquí. Pude sentirlo cuando lo tocaba, pero eso no me satisface; es un consuelo bastante pobre, la verdad. Él abre de nuevo esos increíbles ojos azules y lo que veo en ellos hace que mi corazón dé un triple salto mortal dentro de mi pecho.

Espera... mi corazón. ¿Porqué mi corazón? Puedo ver anhelo, deseo... lujuria en esos ojos, y es también lo que yo siento, con tanta fuerza que me asusta. No debería tener nada que ver con mi corazón, ni con el suyo, ¿o sí?

- ¡Porque siempre hemos sido rivales! ¡Porque lo lamentarás tan pronto acabe, si no es que antes! ¿Necesita más razones ese cerebro tan denso que tienes? - algo parecido a la desesperación ha reemplazado a la usual frialdad de su voz.

- No es suficiente - me escucho y casi no reconozco mi propia voz -, no me importa lo que seamos, y tú no eres adivino para saber si lo lamentaré o no.

Oooooohhh, Joey, tremenda lógica. Eres un genio, hombre.

Ok, yo tampoco lo sé; no estoy seguro. Pero algo muy dentro de mí me dice que no lo lamentaré. He esperado mucho, llevando dentro este sentimiento tan fuerte...

- Por una vez en tu vida hazme caso... vete.

- ¡No! - grito, sin poder contenerme, usando la recién obtenida libertad de mis brazos para ir hacia él y acercarlo de nuevo. Ya no hay resistencia cuando coloco mis brazos alrededor de su cuello y lleno su rostro de besos, recorriendo un camino hasta su boca para capturar sus labios de nuevo. Un leve gruñido es el único sonido que escucho cuando comienzo a besarlo, y no sé si es deseo o desaprobación.

Por todo lo más sagrado. Estoy seduciendo a Seto Kaiba. Estoy seduciendo a un HOMBRE. Nunca lo había hecho, ni siquiera lo había pensado, y no sé si él lo ha pensado o hecho. Y no me importa, al carajo con todo.

Mi cuerpo empieza a temblar cuando él abre su boca y nuestras lenguas se encuentran; con idéntica pasión exploramos el uno la boca del otro, y pronto sus brazos están alrededor de mí, tocándome y acariciándome en cualquier lugar, en todos los lugares, a veces con rudeza, a veces gentilmente. Siento que me envuelve en un abrazo triturador que me deja sin aliento, pero no me importa, porque al instante siguiente todo se nubla ante la sensación de mi dureza apretada contra él.

De pronto, el beso se interrumpe; pero antes de que tenga tiempo de protestar, sus labios se mueven hacia mi garganta, mordisqueando, lamiendo.

Estoy en el paraíso. O al menos se siente así. Podría morir ahora mismo y sería completamente feliz.

- ¿Estás seguro de que quieres esto?

¿Cómo carajo se las arregla para hablar? Porque yo no puedo, estoy más allá de las palabras y me limito a gruñir mientras me separo de él sólo lo absolutamente necesario para continuar la exploración de su pecho.

Logro desabotonar la camisa (condenados botones de la...) y se la quito. Los pantalones le siguen. Su piel tiene un extraño fulgor a la luz de la lámpara en el techo, un fulgor que me incita a deslizar mis manos cuidadosamente sobre ella.

Cuando miro hacia arriba otra vez, nuestros ojos se encuentran, y veo que los suyos están brillando con deseo, y con muchas más emociones que no me atrevo a explorar. Todavía no. Prefiero concentrarme en la tarea que tengo por delante, explorando cada centímetro de su cuerpo.

Él interrumpe mi exploración tirando de mis ropas; yo lo miro, y él enmarca mi cara con sus manos y me besa, no de una manera gentil, sino obsesiva y demandante. Es increíble. Todo mi cuerpo parece estar ardiendo al sentir que finalmente comienza a desvestirme, mucho más rápida y eficientemente de lo que yo se lo hice... me pregunto si lo habrá hecho antes, y los celos casi me ahogan.

Siento que me levanta. A veces olvido que es más alto que yo y evidentemente más fuerte; cuando recobro el uso de un poco de mi cerebro desconectado por el placer, descubro que estoy recostado boca arriba en su cama, y que él está encima de mí.

Aire frío acaricia mi piel, seguido por manos calientes que provocan reacción tras reacción. Alguien está gimiendo.

Soy yo.

Toques, besos, caricias... es un remolino, y mi cuerpo se arquea impaciente hacia su toque, rogando por más. Casi me duele mirar esos ojos llenos de emoción pura y dura cuando él escucha mis ruegos, y sin saber lo que hago separo mis piernas, permitiéndole el acceso; él busca algo en la mesilla y de inmediato siento sus manos en mi piel hipersensible, preparándome.

El calor entre ambos es casi insoportable, y siento que quiero llorar al sentirlo presionado contra mí, demasiado fuerte como para ignorarlo pero no lo suficiente para lo que necesito; sus manos reclamando cada parte de mí, haciéndome gemir aún más fuerte. Sí, definitivamente soy un escandaloso en la cama.

Finalmente lo siento, en un movimiento rápido y suave a la vez; grito, no sé si de dolor o de placer. Y si es de dolor no importa, porque justo en ese momento Seto se mueve, y todo se olvida. Seto. Saboreo su nombre en mi boca, lo pronuncio una y otra vez... soy su amante, puedo llamarlo como me dé la regalada gana.

Me siento flotar cuando sus labios se unen a los míos en otro beso apasionado, y lo escucho murmurar 'hermoso', su aliento caliente acariciando mi oído, antes de empezar a moverse, tomándome profunda y completamente. Es algo que excita y asusta a la vez.

Me ha dicho que soy hermoso, y un orgullo absurdo e infantil me corre por las venas.

Cuando sus labios y dientes marcan mi cuello, y su mano busca mi dureza para aliviarla, el mundo explota a mi alrededor. Su boca está sobre la mía ahora, tragándose el grito que brota de mi garganta cuando oleadas de intenso placer y pura sensación me envuelven.

Sus gemidos, mezclados con los míos, son música para mis oídos. Y lo escucho gemir mi nombre. No 'Wheeler', ni 'idiota', ni 'perrito', sino 'Joey', una y otra vez Joey, mientras veo a través de mis párpados entrecerrados que cierra sus increíbles ojos azules y me sigue en la espiral de placer.

***************************

No sé cuánto tiempo ha pasado, abro mis ojos y vuelvo a la realidad. Él está de pie junto a la cama, ya con los pantalones puestos, y su rostro al mirarme es verdaderamente inescrutable.

¿Y ahora qué? ¿Va a echarme de su casa? ¿Se va a reír de mí? No me importa lo primero, de todos modos tengo que regresar a mi casa antes de que amanezca... pero lo segundo... no sé si podría soportarlo. No ahora.

Él me da la espalda y busca mis ropas desperdigadas por aquí y allá, para luego dármelas.

- Vístete y vete - dice, con aquella voz implacable y fría, sin mirarme a los ojos.

¡¡¡Ah, pero no!!! ¡¡No señor, Seto Kaiba!! Yo no soy una prostituta a la que le pagarás por un par de horas y de la que al instante te olvidarás.

Antes de que me diera la espalda de nuevo vi el miedo en sus ojos, el mismo miedo que yo siento. Me levanto de la cama con dificultad y avanzo hacia él, poniendo una mano en su hombro. Me cuesta bastante moverme, tengo todo el cuerpo adolorido pero satisfecho... y necesito hacerlo comprender que no tiene porqué temer. Necesito hacerlo entender, hacerlo ver que no lamento lo que ha pasado entre nosotros.

Rayos, me siento feliz y no voy a permitir que él lo arruine sólo porque tiene miedo.

El no niega mi contacto, así que lo rodeo para quedar cara a cara y lo abrazo. Él suspira y sus manos vagan por mi espalda, acercándome tanto que puedo sentir el latido de su corazón.

Es tan divino... tan perfecto, este momento. Cuando su frente se posa sobre la mía y nuestros ojos se encuentran, las dudas se desvanecen y puedo sentir la mezcla de emociones que nos une aunque él no lo quiera, y aunque yo pensara que no quería: deseo satisfecho, una especie de felicidad resignada, y... afecto.

No importa que él lo niegue, yo puedo verlo y sentirlo. Hay una corriente de comprensión entre él y yo; quizás no somos tan diferentes después de todo.

No será el romance del milenio, pero ciertamente nuestra relación ha cambiado.

Y al carajo con todo lo demás.

****************************

N.A.: Quizás piensen que le he puesto a Joey un punto de vista muy adulto. Sin embargo, para mí Joey es así: actúa y habla sin pensar muchas veces, pero eso no significa que no tenga seso y que no medite las cosas de vez en cuando... es agresivo en muchos sentidos, y de hecho es él quien incita a Kaiba, aunque sea el uke en la relación sexual; es quien tiene al final la voluntad para no dejar que se pierda lo que existe entre él y Kaiba.

Gracias a las personas que dejaron review y me animaron a seguir: Serena (esa panita ^^), Denisse (sigue escribiendo, que espero siempre por las actualizaciones de tu fic), Suisei (sí, Seto es un ser aparentemente autosuficiente y egoísta... pero capaz de sentir y de admitir que ha necesitado ayuda, al menos de Yugi. Por eso creo que en cuanto a carácter, las faltas de uno y otro se compensan, se equilibran. No sería una relación desigual, por eso creo que me agrada tanto la idea de esta pareja aunque digan que es incompatible), Ken Ohki, Ana Kyouyama (aquí tienes, y gracias al apoyo creo que voy a continuar pronto), Fantasy Krystal, Ashura (ya lo verás en el próximo cap), Muchiko Whip, Cho Chang, Cold-Dark Gaby, M.G. y Naty (me alegro ^^)

El próximo cap ya comenzará a estar en tercera persona y contará con un flashback cómo llegaron a esto, pero por ahora me siento cómoda con los POV ^^. Mis parejas favoritas: Seto/Joey, Seto/Yami, Yami/Yugi... y ya estoy escribiendo una de esta última xDDDDDDDDDDD.