Dorado y cálido

por Karoru Metallium

VII

Intenso y vibrante

Lo siento por los que querían ver de inmediato el desenlace de la escena entre Tristán y Joey, pero le toca el turno a Seto ^^. Advertencia: hay lemon fuerte en este cap, así que aguantarse. Tranquilos que igual se van a enterar de lo que se cocina...

__________________________________________

Miro sin ver las calles iluminadas a través del cristal polarizado de la ventanilla del auto. Nada ha cambiado, y al mismo tiempo todo es diferente. Lo que digo es absurdo, lo sé; pero desde anoche, desde que te miré, desde que te escuché, desde que mandé mi orgullo al diablo y te revelé lo que siento, algo es distinto en mí.

Tú, cachorro, eres sin duda una enfermedad contagiosa. Sólo con un gran esfuerzo de voluntad y mi entrenamiento he logrado concentrarme en mi trabajo durante el día; pero en esos momentos en los que no he estado trabajando, mi mente ha divagado inevitablemente hacia ti, hacia tu rostro y tu voz cuando me dijiste lo que sentías por mí. Y sonrío. Sí, yo, el témpano de hielo, el bastardo Seto Kaiba, sonrío cuando te recuerdo, sintiéndome increíblemente ridículo.

Pero me gusta sentirme así, y supongo que es parte del estar enamorado. Lo admito.

Lo sentía, una parte de mí ya lo sabía; pero sólo ayer, cuando ese maldito Bakura abrió su sucia boca para insinuar cosas sobre ti, lo comprendí. Quise matarlo por atreverse a mirarte, por atreverse a hablar de ti; pero no era sólo el instinto posesivo lo que me empujaba, porque lo que siento por ti no se relaciona sólo con el aspecto físico de nuestra relación.

No llegaste un día, apareciendo de la nada y entrando en mi vida, no; el proceso fue lento, tardó años pero fue inexorable. Ahora eres parte de mi vida, con tu intensidad agridulce, tu cruda, abierta vitalidad emocional y esa inseguridad que te hace aún más querible; eso es más que suficiente, pero no lo es todo. Tú no eres sólo intenso, vibrante y vulnerable, sino todas esas cosas envueltas en un cuerpo alto, esbelto, bien formado, cabello rubio y espeso, un rostro que es una hermosa colección de planos y ángulos, los ojos castaños más dulces y cálidos que he visto en mi vida, una boca que he querido besar desde el primer momento en el que me di cuenta de la increíble criatura que eres.

No eres simplemente atractivo... eres intoxicante. Y el que no se molesta en mirar más allá de tu adorable exterior, no merece ni hablarte siquiera.

Quizás a estas horas ya le habrás dicho a alguno de tus amigos lo que sucede entre nosotros, y la verdad es que no me preocupa demasiado lo que puedan pensar; no es un secreto que nunca me han agradado, ni mucho ni poco. Es probable que hayas escogido como el primer candidato para soltarle la bomba a Yugi: es el más cercano a ti en el sentido amistoso, y también el que tiene la mayor capacidad para comprender la situación y no caer presa de un ataque de histeria o atacarte.

Pero mencionaste una persona a la que le sería más difícil comprender el asunto que a todos los demás: el tal Tristán. Anoche lo dije, y lo dije en serio: me parece que ese chico exagera demasiado en su afán de ser tu mejor amigo, me parece que es demasiado intenso en lo que siente hacia ti... ayer sentí ganas de golpear a Bakura, pero en el rostro del moreno vi impulsos homicidas en verdad. Puede ser que no te hayas dado cuenta, o que si te diste cuenta lo hayas relegado a un rincón de tu mente para no pensar en eso, pero ese chico siente demasiado hacia ti. No soy una autoridad en sentimientos, pero puedo decirlo.

No lo quiero cerca de ti; pero eso tienes que decidirlo tú. Yo no voy a obligarte a nada, aunque tu actitud me dice que si te digo que saltes por un precipicio lo harás... eso me hace sentir poderoso, pero al mismo tiempo me da miedo, porque tener tanto poder sobre ti implica que podría utilizarlo para hacerte daño.

Hay algo simplemente fascinante en la forma en que me miraste anoche, en la completa aceptación y confianza que se reflejaba en tu rostro, en tus ojos. No me pides nada, sólo quieres estar conmigo, quererme, y yo te quiero; por eso decidí decírtelo, porque ya no había razones para ocultarlo. He pasado casi toda mi vida viviendo a medias... puede haberme parecido menos doloroso vivir entregado al deber, con mi hermano como la única luz en la oscuridad, pero realmente esto no ha sido vida. Estoy cansado de no estar realmente vivo, y el deber es una cosa fría y solitaria.

No soy una persona agradable. Las cosas que he vivido me han hecho así, y no puedo cambiar. Pero puedo tratar de ser mejor persona; por mí, por mi hermano y por ti.

Me sobresalto al darme cuenta de que ya estoy en casa; despido al chofer con mi voz seca y fría de siempre, y rápidamente tomo mi portafolios y me dirijo a la puerta. Hace años que Mokuba y yo llegamos al acuerdo de que yo no me quedaría en la oficina después de las nueve de la noche a menos que tuviera algo urgente que terminar... algo así como de vida o muerte, o al menos eso dijo mi pequeño chantajista. Sé que necesito descanso, pero el siempre ha sido la única persona capaz de chantajearme para que deje de lado mi adicción por el trabajo.

Dejo mi portafolios en el estudio de la planta baja y me encamino hacia el cuarto de juegos, quitándome la corbata y la chaqueta por el camino. Mokuba está allí, como siempre absorto en la enorme pantalla del televisor, y me quedo un rato mirándolo. Tiene catorce años, y su apariencia comienza a llamar la atención de las revistas de mujeres a tal punto que casi ha comenzado a competir conmigo por los dudosos títulos del "hombre más sexy" y el "soltero más codiciado", y cuanta estupidez se les ocurre para vender más ejemplares.

Es más que mi hermano, es como mi hijo y estoy orgulloso de él, sabiendo que en gran parte es obra mía. No lo he obligado a nada, siempre ha hecho (más o menos) lo que ha querido, y sin embargo lo he educado bien: es respetuoso, amable, inteligente, muy maduro para su edad y un estudiante aplicado. Tiene todo lo bueno que puede haber en mí, pero sin los traumas y defectos que yo arrastro; y es increíble con la gente, tiene sanas amistades y todos lo adoran.

Como si sintiera que es observado, de pronto gira y me ve parado en la puerta, y un segundo después lo tengo frente a mí, envolviéndome en un abrazo cariñoso.

- ¡Seto! Estaba esperando a que llegaras... quería hablarte - su rostro se enseria de pronto, pero no temo lo que vendrá porque veo la misma luz cariñosa de siempre brillando en sus ojos.

- Yo también quiero hablarte. ¿Nos sentamos? - sugiero, y él de inmediato me suelta y se sienta de nuevo en el sofá; yo ocupo la poltrona justo al lado del sofá y lo miro de frente, sin parpadear.

- Mmm... ¿será que queremos hablar de lo mismo?

Su voz suena algo dubitativa, y no puedo evitar que mi boca se contraiga en una sonrisa.

- No lo sé. Como hablaste primero, creo que deberías empezar y así lo sabremos.

- Bueno yo... - se aclara la garganta - yo quiero hablarte de lo que pasó ayer con Bakura. Nunca te había visto reaccionar así, Seto, parecía... parecía que querías matarlo. Te he visto lleno de rabia en muchas ocasiones, aunque parezcas frío tienes muy mal carácter - una sonrisa leve ilumina su rostro por unos segundos antes de que vuelva a enseriarse -, pero nunca hasta ese punto, y jamás en los últimos cuatro años. Yo... quiero saber qué te molestó tanto...

- Ya lo sabes. Escuchaste lo que esa basura dijo... incluso lo repitió, aunque no con las mismas palabras.

- Sí, lo escuché. Lo que no entendí fue porqué te molestó tanto lo que dijo... después de todo, el principal ofendido era Joey, no tú. Y siempre has fastidiado a Joey, aunque en los últimos años sé que no lo has hecho de corazón ni para ofender, sino sólo para divertirte con su reacción.

Ése es mi hermano, observador y analítico. Me ahorra tener que explicarle muchas cosas; de todos modos, prefiero esperar y ver a qué conclusiones llega por sí sólo.

- La ofensa fue grande, Mokuba; implicaba que el cachorro es un simple pedazo de carne expuesta a su lujuria... o a la de cualquiera de nosotros, dado el caso. ¿Te parece poco motivo para querer golpearlo?

- ¿Fue por lo que dijo de que te gusta Joey, de que lo encuentras atractivo? ¿Te molestó porque insinuó que te gustan los hombres, o porque quería relacionarte con Joey y la idea te da asco? - es listo, de eso no hay duda.

- ¿Te molestaría que alguna de esas alternativas fuera cierta?

- La primera, no - contesta con absoluta sinceridad, sin vacilar -; nadie tiene más derecho que tú a ser feliz, y si encuentras la felicidad con... umm.. alguien del mismo sexo, yo no tengo nada que decir mientras te haga feliz. La segunda podría molestarme porque no me gustaría que despreciases a mis amigos, y Joey es tan valioso como el que más; es digno de la estima de todos porque se la ha ganado a pulso...

- Yo lo sé, Mokuba. No tienes que vendérmelo enumerando sus cualidades - no puedo evitar sonreír de nuevo, y pienso en lo fácil que me es sonreír cada vez. Es obra tuya, cachorro -. Yo no lo desprecio. De hecho, quise partirle la cara a Bakura por atreverse a ofenderlo y a ofenderme hablando de él como si fuese un trozo de carne sin sentimientos.

- ¿A... ofenderte? ¿Por hablar así de Joey? ¿A ti? - su mirada ahora es más intensa.

- Sí, a mí. Hace más de tres semanas que Joey y yo... que salimos juntos - ¡pobre hermano mío! Me mira con los ojos como platos y la mandíbula desencajada, y eso que se lo he dicho de la manera más suave posible. No le he dicho que estoy acostándome contigo, no le he dicho que has venido a la casa unas cuantas veces... en realidad no le he dicho nada.

- ¿QUÉ? - boquea y luego se muerde el labio hasta el punto en el que temo que se haga daño - ¿Cómo es posible? ¿Hablas en serio? Hombre, para qué pregunto, tú siempre hablas en serio, jamás bromeas... ¡cielos!

- Ya lo sabes.

- Pero... ¿cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo es posible? - lo esperaba. Me cree, pero sigue sin querer creerme, y tiene todas las razones para hacerlo. Después de todo, no es como si la relación entre los dos durante estos años hubiera dado pistas para pensar que esto pasaría...

- Simplemente pasó, Mokuba. Y respecto al dónde, Joey ha estado viniendo aquí algunas veces tarde en la noche - le digo, con sinceridad, y veo cómo sus ojos se agrandan de nuevo al comprender las implicaciones de lo que acabo de decir.

- Eh... ummm... entiendo que esto es serio, ¿verdad, Seto? Porque sé que no me lo dirías si no lo fuera, y sé que no le harías daño a Joey intencionalmente, ¿verdad?

Suspiro. Está bien, lo repito: no he sido, ni soy, ni seré nunca una persona agradable, pero el hecho de que mi propio hermano desconfíe de mis motivos en algo tan serio como esto me cae como una tonelada de ladrillos. Estoy cansado de fingir y de ocultar.

- Estás en lo cierto en todo.

- Pero... ¿cómo...? ¿Tú y Joey...? ¡Rayos, es que me parece increíble! Ustedes son tan diferentes, tú eres tan...

- ¿Estirado? ¿Frío? ¿Malvado? ¿Taimado?

- Cielos, Seto, tú entiendes lo que quiero decir... eres muy... bueno, muy cerrado, y él es una persona tan abierta, tan buena, tan...

- Tan Joey - corto, antes de que siga con la retahíla -... y ¿no has pensado que eso precisamente es lo que nos ha acercado? ¿No has pensado que en lugar de ser opuestos, somos complementarios? - vaya, ¿qué ha sido eso? Ni yo lo había pensado antes, pero es cierto. Entre tú y yo, cachorro, hay muchísimo más de lo que puede verse a simple vista, incluso más de lo que puede sentirse.

- Pero... ¿cómo coñ...?

- Cuida tu lenguaje, Mokuba...

- ...quiero decir, ¿estás seguro? ¿No hay otra persona que...?

- Nadie más. Sólo él. Hablemos claro: hasta ahora había tenido sólo encuentros sin importancia, nada en lo que estuvieran implicados sentimientos por mi parte. Ha sucedido ahora, con él, y el hecho de que sea un hombre igual que yo no ha sido suficiente para detenerme, prejuicios o no. No soy el hombre de hojalata de aquel cuento infantil, Mokuba; soy humano y tengo un corazón, y en él siempre has estado tú... y ahora está él también. ¿Lo comprendes?

Por un momento me preocupo al ver que esos ojos inmensos se llenan de lágrimas, pero pronto lo veo sonreír y me doy cuenta de que he dicho algo importante, y de que mi hermano ha reaccionado como la dulce y emotiva criatura que es. Lo que significa que unos segundos después lo tengo prácticamente encima de mí abrazándome con fuerza.

- ¡Me alegro tanto, Seto! - dice, y su sonrisa lo confirma - Mereces ser feliz, y Joey también lo merece, así que no me importa compartir tu corazón - ríe, feliz.

- No va a ser fácil, lo sabes. En cuanto esto se haga público, que quizás sea más pronto que tarde, los medios van a tener una fiesta metiéndose en nuestras vidas, y ocultarlo está fuera de toda discusión. No le he preguntado a Joey si está dispuesto a soportar eso, y no te lo he preguntado a ti. Las preguntas embarazosas y los ataques van a ser la orden del día, Mokuba...

- Y yo las responderé si me da la gana y con todo el aplomo del mundo - contesta mi hermano sin dudar -, y estoy seguro de que Joey también lo hará. Además, eso será mientras dure la novedad, después se meterán con otra cosa... como por ejemplo si estoy saliendo con alguien... - un ligero rubor se extiende por sus mejillas húmedas de lágrimas y sonrío al darme cuenta de que está tratando de decirme algo.

- ¿Qué estás tratando de decirme? ¿Tienes ya pretendientes en potencia y no me has dicho nada?

- Bueno, es que en realidad... yo... no es pretendiente, es una chica que... bueno, ella está en mi clase y apenas me mira, pero... - es divertido verle sonrojado y tartamudeando.

- Te gusta, ¿eh? Tendremos que hacer algo para que te mire. Estás seguro de que no es totalmente miope o algo así? Porque no fijarse en ti requiere bastante esfuerzo, siendo como eres uno de los solteros más codiciados...

- ¡Seto! - protesta, tirándome del cabello, y yo dejo escapar la primera risa abierta y sincera en muchos años.

***********************************

Mokuba se ha ido a dormir después de la conversación que hemos tenido, diciéndome con un guiño que te dé saludos si te veo... el pequeño chantajista es toda una amenaza cuando se pone en modo malicioso. La verdad es que no sé si te veré esta noche, no hemos quedado en nada y aunque te dije que podía llamarme si necesitabas algo, no lo has hecho.

Me sumerjo en los diseños de un nuevo juego hasta que el timbre de la puerta principal me sobresalta; sé que eres tú porque el guardia no habría dejado pasar a nadie más sin pedirme permiso primero, y mucho menos a esta hora. Sabe lo que pasa, pero con la pequeña fortuna que le pago no creo que vaya a ser él precisamente quien riegue la noticia por toda la ciudad.

Miro el reloj del pasillo mientras camino hacia la puerta. Casi las doce, muy tarde incluso para los estándares de llegada del cachorro a la casa.

Abro la puerta y ahí estás, pareciendo algo más nervioso e inquieto que de costumbre, y no puedo contenerme: en un impulso, te tomo del brazo y tiro de ti para hacerte entrar, abrazándote. No sé cómo nos las arreglamos para llegar a mi habitación, ni en qué momento nos quitamos la ropa; todo lo que sé es que de pronto estamos en mi cama y que estoy sobre ti, cubriéndote con mi cuerpo.

Me abrazas y levantas hasta que estamos sentados, tus brazos alrededor de mi cuello, y nos movemos sólo lo suficiente para sentir y no ahogarnos en sensaciones. Un sentimiento abrumador y sofocante nace en mi estómago y se abre, no sé si vaciándome o llenándome; no hay espacio para respirar. Tus manos acunan tu rostro y el mío cuando presionas tu frente contra la mía, bloqueando al resto del mundo.

Me aprietas y jadeo al sentir tu piel contra la mía. Perfección. Ésa es la única palabra que puedo pensar para describirnos juntos. Me perfeccionas, te perfecciono; cuando estamos juntos el mundo parece lejano y defectuoso mientras nosotros estamos en calma, seguros.

Tu erección se presiona contra mi estómago con insistencia, y de pronto cualquier pensamiento de estar arriba vuela de mi mente. Quiero darte esto también, te quiero dentro de mí.

Tus dedos trazan mi columna y tu boca me da la bienvenida. ¿Cómo podría vivir sin esto? ¿Cómo podrías vivir tú? No puedo imaginar siquiera que tú no sientas lo que estoy sintiendo, porque es tan real, tan fuerte que no puede ser sino mutuo. Mis brazos rodean tu cuello y te atraigo hacia mí; si en verdad existiera la magia, simplemente dejaríamos de ser dos personas separadas.

- Te quiero dentro de mí - te digo, y no sólo pienso en la parte física del asunto. Te quiero a ti, dentro de mí, conmigo, para siempre.

Tu mirada es asombrada, incrédula, y sí... asustada. Por supuesto que en el tiempo que hemos estado juntos no te he dado indicaciones de querer ser el uke en esta relación ni una sola vez. Quizás porque nunca lo pensé, jamás lo necesité... hasta ahora. Y me doy cuenta de que no necesito gobernarte, ni que tú me gobiernes a mí, porque somos iguales en esto como en todo; sólo que ahora te necesito dentro de mí, algunas veces será así y otras al contrario.

Y eso no significa necesariamente que vaya a ser pasivo y a simplemente dejarme hacer...

- ¿E-estás s-seguro? - asiento, y te veo sonrojar de tal manera que el tinte rosado se extiende por todo tu cuerpo. No puedo evitar reír un poco, pero mi risa se disipa al verte humedecer los dedos en tu boca y luego al sentirlos tocándome allí. Se siente algo extraño al principio, pero va haciéndose más y más placentero con cada movimiento, hasta que todo lo que puedo hacer es moverme contra esa delicada intrusión queriendo sentir más y más, uno, dos, tres...

Los pensamientos vuelan de mi mente al sentir que te presionas contra mí, todo húmedo por la transpiración, sonrojado y jadeante, y al verte levantar la mirada y preguntarme si estoy listo con una voz extrañamente quebradiza. Te lanzo una mirada burlona que dice "¿bromeas?", y tú te vengas rápidamente haciéndome gemir al sentir que me penetras con lentitud.

Te escucho jadear y maldecir. Siempre tan colorido. Me pregunto por un momento si Mokuba ha aprendido de ti todas las groserías y los tacos que se sabe, que a buen seguro han de ser unos cuantos aunque en mi presencia se porte como un angelito; pero es sólo un pensamiento fugaz. ¿Cómo puedo pensar en otra cosa si estás dentro de mí?

- Dios... maldición... ¡Seto!... diablos... ahhh... - trato de relajarme mientras tú tratas de controlar lo que estás sintiendo.

Pronto comienzas a mover tus caderas, penetrando y acariciando mi carne, y el dolor quemante armoniza perfectamente con el placer pulsante dentro de mí. Estás siendo muy cuidadoso, demasiado, así que te rodeo con una de mis piernas y te atraigo hacia mí con fuerza, al tiempo que presiono hacia abajo. Lanzas un grito inarticulado al sentirte completamente apresado en mi carne, y mi propio gruñido estrangulado te hace eco.

- Por... eso es... maldición...

Respiro profundamente y me ajusto a la invasión, que comienza a sentirse menos como una invasión y más como una... una unión. Todas esas emociones ridículas, idílicas y sin sentido que vienen del sentirse tan conectado a otra persona nublan mi cerebro lógico, mientras tú luchas por mantener siquiera una semblanza de control, los ojos cerrados y la mandíbula apretada. Siento que una sonrisa siniestra se forma en mis labios, contraigo los músculos y tus ojos se abren de pronto, sorprendidos y salvajes.

- Hazlo. Con fuerza - te ordeno, y te basta escuchar mi voz ronca para elevar tus caderas del borde de la cama, apoyándote en ella sólo con un brazo, y atacarme con todas sus fuerzas y con ese entusiasmo que tanto me excita. El movimiento parece incendiar con chispas de éxtasis todo mi cuerpo y mi mano se mueve hacia mi propia erección, adivinando que mi cachorro no tiene en estos instantes capacidad alguna para coordinar sus movimientos; lo dicen tus embestidas deliciosamente erráticas. Me toco siguiendo el mismo ritmo que marcas en mí con tu cuerpo.

Tu rostro se contorsiona de placer mientras aceleras el tempo de tus embestidas, perdiéndote en tu propio paraíso, que soy yo. También acelero el ritmo con el que me toco, sintiendo cómo me aproximo al clímax, algo mareado por la mezcla de sensaciones y respirando por dificultad. Todo mi cuerpo se contrae con fuerza y exploto en mi propia mano, mientras que tú gritas y te mueves profundamente dentro de mí, estallando.

Colapsas en la cama y yo me dejo caer sobre ti. Cuando logramos recuperar el aliento, una vez pasado el momento de la pasión, me muevo hacia un lado sin que mi mano abandone tu cuerpo y veo que frunces el ceño mirando al techo. Siento que algo anda mal.

Pero no digo nada. Sé que estás batallando contigo mismo y por unos momentos te quedas inmóvil en la cama, el único movimiento de tu cuerpo es el de tu pecho al respirar.

Luego te veo moverte, inquieto; lo entiendo porque después de todo, sé que eres constitucionalmente incapaz de estarte quieto por más de treinta segundos. Algo huele mal en el reino de Dinamarca, en el mundo entero, en Domino City... y aquí en esta casa, y sospecho que estás a punto de decírmelo.

- Seto... hoy tuve una discusión con Tristán, le dije lo nuestro, y... - despacio, muy despacio, como si te costara trabajo, tragas y luego vuelves a hablar, tu voz un tanto quebrada - él me preguntó porqué me había enamorado de ti y no de... de él. Me dijo que me quiere, Seto.

¿¿¿¿QUÉ????

****************************************

N.A.: Como siempre, el punto de vista de Seto es más rígido y analítico, pero también más intenso y en cierto sentido muy poético... no tiene la capacidad de Joey para descargarse, aligerar y asimilar las cosas con cierto humor grosero ^^, pero sí es capaz de deconstruir sus sentimientos de una manera casi cartesiana. Ése es el Seto que amo ^^. Gomen por la referencia al Mago de Oz, y espero no haberme pasado con la tormenta de sentimientos y sensaciones, pero me gusta cómo ha quedado.

Gracias a mis reviewers: Merle-chan (gatita ^^), Ken Ohki (¡un chico! great ^^ me alegra que estés tan pendiente de la historia, y espero no haberte hecho sufrir tanto esta vez. Bai!), Ryo-Asakura (=^_^=), Celes (gracias, es lo que trato de hacer), Haima (espero que te haya llegado a ti mi e-mail confirmando que quiero participar en tu site, te lo agradezco mucho), Sonomi (son bellos, ¿verdad?), Janendra (gracias mil), Hikaru, Kendra Duvoa (jeje, sí, fui muy dura, pero es que a nadie le gusta que se apropien de su trabajo ^^), Cho Chang de Black (sí, tuve un bajón de ánimos con esta historia, pero ya ves que decidí seguir adelante ^_~), Amber (te gustan los triángulos, ¿eh? ¡Bandida! xD), Tyci (cuidado que en la serie no pasan estas cosas, Tyci xDDD. Y no sabrás si es fácil o difícil hasta que lo intentes. ¡Inténtalo, mujer! Yo tengo hasta una columna dedicada a ayudar a la gente que quiere escribir ^^), MG (le atinó con todas. Seto es muy observador), Kitten-chan (Bueno, soy de Venezuela en realidad, pero para hablar no importan las distancias y algunos de mis mejores amigos son españoles ^^), Irumi y Hikaremi (bienvenidas, me alegro que les guste, es la primera vez que intento esto de los POV alternos y parece que lo estoy haciendo bien. Gracias!!), RavenTears is dead (yo leí un fic tuyo, pero como suele suceder, ff.net me sacó antes de que terminara la review. Me gustó ^^. Tengo una buena amiga peruana; por cierto, me ha intrigado tu nick desde que lo vi por primera vez, ¿de dónde lo sacaste?), Erichan (cuidado con esas caídas, te puedes lesionar xDD), Suisei Lady Dragon (aún tenemos que saber qué pasó entre Tristán y Joey. De todos modos, lo que dices es cierto: la presencia de Seto en su corazón ha nacido del antagonismo, pero ha crecido en él hasta convertirse en algo tan valioso y verdadero que incluso Tris, si lo quiere, será capaz de comprender. Gracias por los ánimos ^^), Águila Fanel (me alegra que te guste, espero que el próximo fic que haré no te levante roncha, porque es una combinación de esas parejas ^^), Denisse (gracias... como tu nueva historia, la boca de Joey siempre metiéndolo en líos y esta vez MUY gordos. ¿Me dejas pedirle perdón a Seto? Por favor dime que sí xD), Aiko5 (así es la vida ;_; espero que hayas disfrutado de este cap).