Dorado y cálido
por Karoru Metallium
Epílogo
Aquí estoy, ya ven que no me pude resistir xDD. POVs alternos, fluff (we'll be happy together forever xD), lemon. Chicos, aprendan a escribir como estoy aprendiendo yo, poco a poco; no copien, que eso es feo y a la larga siempre te pillan...
Abro los ojos y me fijo en el reloj despertador. Las cuatro y media de la mañana, y sé que no podré seguir durmiendo, que debo levantarme; es un hábito que tengo desde que era niño, cuando me levantaba de madrugada para estudiar. Por más cansado que esté, eso es lo más tarde que puedo dormir.
Tengo algo de frío, la piel que no está cubierta por los boxers está helada, y descubro que, como siempre, 'alguien' ha tomado las sábanas para él solo.
Estás hecho un ovillo a mi lado, profundamente dormido, pero cuando me muevo gruñes -sin despertarte- y tiras de las sábanas hasta que tu cabeza está cubierta, retornando a tu dichoso sueño. Si estuvieras trabajando aún en el periódico ya tendrías que haberte levantado hace media hora; pero como ya no trabajas allí y puedes dormir hasta las seis, aprovechas lo más que puedes.
Sintiendo ganas de hacerte rabiar y tiro de las sábanas hasta descubrirte. Pero todo lo que obtengo es otro gruñido, tiras de las sábanas de nuevo y vuelves a caer en un sueño profundo, con ese leve ronquido que ahora anima todas mis noches. Y capitalizando todas las sábanas, como de costumbre, típico Joey.
Casi sin querer me inclino hacia ti, hundiendo mi rostro en la parte de la sábana que cubre tu rostro, buscando en la penumbra. Cálido, con el aroma familiar que es tan tuyo, mezcla de crema de afeitar y jabón mezclado con débiles rastros de transpiración. Ya que te he respirado, vivo y cálido a mi lado, puedo levantarme y me dirijo al cuarto de baño.
Hoy es un día especial.
Es raro que despierte y lo encuentre a mi lado, porque se levanta tan temprano como yo lo hacía cuando trabajaba distribuyendo periódicos; y el día de hoy no es diferente a los demás, aunque yo sé cuán especial es este día.
Porque precisamente hoy hace un año que estuvimos juntos por primera vez, hoy hace un año que comenzó a existir el nosotros, aunque en ese momento no lo supiéramos. Las cosas no han sido fáciles, qué va. Pero seguimos juntos, y lo seguiremos estando por mucho tiempo, si se puede hasta que la muerte nos separe, aunque suene cursi.
¡Uy, suena cursi de veras!
Pero es verdad, hemos superado muchas cosas y creo que cualquier problema que venga no será tan difícil de resolver como todo lo que ya hemos dejado atrás.
Hasta el viejo Tris parece haber entendido por fin que lo que hay entre nosotros es más fuerte de lo que cualquiera hubiera podido pensar; no es que lo acepte y esté contento, pero al menos se ha calmado y contesta cuando lo saludo. Porque ahora ha comenzado a dirigirme la palabra... se pasó meses sin hablarme después de que Seto lo golpeó y le rompió la nariz.
Mientras me ducho y me visto, consciente de que Seto debe estar en el despacho adjunto trabajando, pienso que han pasado la mar de cosas y hemos sobrevivido a todas. A mi padre casi le dio un infarto cuando le di la noticia, pero no atinó a regañarme ni tampoco intentó golpearme; la impresión lo dejó casi en estado catatónico por un par de días, y cuando la historia saltó a los diarios se puso tan mal que mi madre (que no lo podía ver ni escrito ni pintado) apareció en casa para cuidarle.
Ella... bueno, supongo que no la juzgué bien, porque se ha portado de lo más bien con todos: no se alteró con la noticia y está en mejores términos con mi viejo, que está metido en un tratamiento de desintoxicación... sin saber que Seto lo está pagando, claro, porque eso podría provocarle otro infarto. Yo no me opuse a que le pagara el tratamiento porque el cielo sabe que a mi viejo le hacía falta y ando siempre sin dinero, porque casi todo lo que gano en el trabajo va directo al banco para reunir el pago del trimestre en el instituto.
Seto me prestó para comprar mi primera cámara y en un par de meses conseguí trabajo y pude pagarle el préstamo; estoy feliz de haber encontrado algo en lo que soy realmente bueno y que me satisface, y lo logré gracias a él. Como vivo en su casa no tengo que preocuparme por el alquiler o la comida, aunque a veces me siento como un zángano... él me dice que no sea idiota, porque si bien dependo de su ayuda, trabajo muy duro para merecérmela y no precisamente en la cama, como llegaron a decir en las columnas de chismes.
Lo de la prensa ha sido durísimo, uf... en los primeros meses desde que lo nuestro se hizo público me perseguían, y también a mi familia; pero poco a poco las cosas se han ido calmando y los chismosos han encontrado otros escándalos a los que hincarle el diente. Tengo que admitir que la noticia de que el poderoso director de Kaiba Corp era gay y se había emparejado con un 'perro callejero' -como llegó a llamarme cierto columnista al que Seto demandó por difamación y tuvo que retractarse públicamente; ¿porqué la gente tiende a identificarme con los caninos? Grr...-, tenía el potencial para convertirse en el escándalo del milenio. Y lo fue, por un tiempo. Menos mal que la frase "sin comentarios" sirve para todo.
Serenity no se desmayó cuando se lo dije, pero poco le faltó a la pobre. Yo sabía que iba a aceptar mi decisión, porque me quiere; pero yo quería que, más que aceptarla, supiera que soy feliz y estuviera contenta por mí. Y lo está. Y como Seto se porta decentemente -ojo, que no amablemente- con mi familia las pocas veces que se los tropieza, pues miel sobre hojuelas.
Recojo el bolso con mi equipo; tengo clases temprano y trabajo en la tarde, así que no voy a volver sino hasta la noche. Paso por el despacho y me despido de Seto rápidamente, a lo que él como de costumbre contesta con un gruñido. Tendrían que haber visto la cara que puso la primera vez que traté de despedirme de él con un beso; el tipo casi me mata, y entendí el mensaje: él no es romántico, yo tampoco, y no tengo porqué forzar las cosas porque de todas maneras esta relación no es considerada precisamente 'normal'.
Me pregunto si él recuerda qué día es hoy.
Paso por la cocina y le doy los buenos días a Mokuba y a la cocinera mientras me atraganto de tostadas, y con la misma velocidad me despido y salgo antes de que el pequeño -ya no tan pequeño- me suelte una de las suyas. He caminado ya dos cuadras...
¡Mierda! ¡Me he dejado otra vez las notas en casa! Ahora tengo que volver, y si Seto todavía no ha salido me va a obsequiar con uno de sus "comentarios". Y si Mokuba me ve... ay no, me va a estar fastidiando hasta Navidad... ¡piensa, Joey, piensa!
¡Ya sé! Entro por la puerta lateral lo más natural que pueda para que no sospechen nada, subo hasta la habitación, recojo el portafolios y vuelvo a salir sin que me vean...
Hombre, por supuesto, nada sale nunca como uno quiere. Ya he recogido el portafolios con mis notas del escritorio y estoy a punto de salir... y justo en ese instante Seto abre la puerta de comunicación entre las habitaciones, descubriéndome y haciendo que suelte el portafolio. Las hojas se desparraman por el suelo.
Se queda parado en el umbral, con esa sonrisita sarcástica que me divide entre el deseo de borrársela con un golpe o con un beso.
- ¿Qué pasa? ¿El perrito ha dejado la pelota de nuevo y ha vuelto a buscarla?
- ¡Grrr! - gruño, agachándome para recoger las hojas, enfadado - ¡Seto! ¡Si me sigues fastidiando te voy a partir la cara! - casi me da un infarto cuando la voz de Seto suena justo en mi oído, y puedo sentir su aliento cálido agitando mis cabellos y su cuerpo muy cerca del mío.
No es que vivamos haciendo el amor todos los santos días... ayer y anteayer los dos estábamos muy cansados como para hacer otra cosa en la cama que no fuera dormir, y ahora el muy pelma está provocándome.
- Me vas a partir la cara, ¿hmm? Y dime: ¿eso va a ser antes, o después de que te haga aullar como el perro que eres? - listo, está usando el tono de voz que tengo clasificado como "sexo en estado puro", y que no falla en ponerme como una gelatina. Sí, soy masoquista, ¿y qué? Tengo ganas de mandarlo todo al carajo, echármele encima y olvidarme de su trabajo y de mis clases...
¡Mis clases! ¡Las notas! ¡TENGO EXAMEN!
- ¡Coño, Seto! ¿Tienes que ponerte en modo "hagámoslo" justo ahora? ¡Que tengo examen y necesito mis notas! ¿Quieres que me suspendan?
El tipo es de lo más raro, se los juro. En menos que canta un gallo se aparta de mí como si le hubiera dado un toque eléctrico, y cuando me volteo puedo ver, a través de la puerta entre las habitaciones que ha quedado abierta, que ha vuelto a sentarse en su jodido escritorio y comenzado a teclear de nuevo en su jodida computadora. Sin prestarme la menor atención, claro.
Uno juraría que el tipo tiene un interruptor incorporado, porque se enciende y apaga a voluntad. Yo no tengo esa suerte, porque el muy pelma me ha encendido, y como de costumbre, soy incapaz de apagarme solo sabiendo que él está allí, al alcance de mi mano.
Logro recoger las hojas y acomodarlas de nuevo en el portafolios, y entonces me detengo junto a él. Parece estar concentradísimo en lo que sea que está haciendo, y no me mira siquiera.
- Oye, Seto... no te habrás enfadado por lo que te dije, ¿verdad?
Esos ojazos azules que me dejan sin respiración se clavan en mí, y el dueño de los susodichos se levanta del escritorio, aproximándose tanto que empiezo a temblar.
- Y... si estuviera enfadado, ¿qué harías para contentarme? - su voz es tan ronca que casi no la reconocería, de no ser porque he escuchado muchas veces ese tono... cuando estamos en la cama.
- Lo que tú quisieras - le respondo, muy bajito.
Listo. Allá rodaron todos mis buenos propósitos para este día...
Estando tan cerca, puedo ver que tus ojos castaños tienen pequeñas chispas de oro y verde. De lejos engañan, son puros pozos de miel; pero al verlos siempre tan cerca de los míos, ardiendo de deseo y rasgados por el éxtasis, conozco sus verdaderos colores.
Aspiro profundamente el aire lleno de ti, y tus labios se separan levemente, como si fueras a hablar; entonces doy un paso hacia delante, reduciendo a nada la distancia entre nosotros.
Una de mis manos se enrosca en tu cintura y la otra viaja hacia arriba, hasta acunar tu cabeza, el espeso cabello rubio brillante y suave entre mis dedos, y te beso.
Mis brazos te rodean y te moldean contra mi cuerpo; mis manos se deslizan por los planos de tu espalda, descienden por tus flancos, metiéndose entre tu piel y esos pantalones ridículamente bajos que usas, aprietan tus nalgas. Las yemas de mis dedos tocan la delicada piel allí, y tus músculos se contraen en una mezcla de anticipación y resistencia.
- No... tenemos tiempo para esto...
Un calor suave y tembloroso y a la vez duro y firme, la sensación de tu cuerpo contra el mío. Caderas afiladas y esbeltas presionadas contra las mías, un jadeo medio indignado; ojos castaños agrandados y honestos.
Con la facilidad de la práctica, ya me he deshecho de tus pantalones y los míos y trato de quitarte la camiseta mientras te empujo hacia la cama que compartimos todas las noches.
- Claro que tenemos tiempo. Tengo tu horario. No entras sino hasta dentro de hora y media - caemos en un revoltijo de brazos y piernas y no puedo evitar reír entre dientes al ver tu cara enrojecida y tus pupilas dilatadas.
- ¡Pero yo quería pasar antes por la tienda saludando a Yugi! - te quejas haciendo pucheros, casi sin aliento; pero no te hago caso, porque puedo sentir perfectamente la prueba de que no te importa un bledo no ver a tu amigo hoy, en la erección que se presiona contra mi cadera.
- Ya lo harás después que salgas del trabajo - lanzo un brazo hacia la mesita, buscando el lubricante, y en mi prisa tropiezo con algo que cae al suelo haciéndose trizas. El reloj despertador, otra vez.
- ¡Seto! Es el octavo reloj que rompes, y contando... un día de éstos vas a echar la casa abajo - te burlas, jadeando.
- No, de eso ya te encargarás tú con tus gritos - respondo con malicia. Ya mis dedos están lubricados, y no me importa que en el proceso las sábanas hayan quedado hechas un desastre. Sin mayores preámbulos, con una mano acaricio tu miembro erecto y los dedos de la otra los inserto en tu cuerpo uno por uno, haciéndolos girar dentro en una caricia suave y provocadora que te hace temblar.
Mi mundo parece contraerse hasta convertirse en la nada de mis sentidos captando las sensaciones, en el sentimiento de cuán verdaderamente correcto y bueno es esto, tú y yo.
Tensas los músculos respondiendo a la doble estimulación, buscando más placer; pero yo continúo con las caricias ligeras, jugando contigo, ignorando tu frustración y mi propio deseo. Un sonido ronco y gutural brota de tu garganta cuando presiono otro dedo dentro de ti, buscando, encontrando y frotando; tus caderas se mueven desesperadamente y la presión de tu cuerpo sobre mis dedos es casi brutal.
Consigo lo que deseo cuando al fin mi nombre surge una y otra vez entre jadeos, casi a gritos, y te doy lo que deseas, masajeando el punto justo dentro de tu cuerpo con fuerza. Casi me duele retirar mi mano y escuchar el leve gemido, casi un sollozo de abandono, que brota de tus labios cuando lo hago; pero ya estoy posicionándome entre tus piernas, levantándolas hasta que tus pantorrillas reposan sobre mis hombros, antes de deslizarme dentro de ti muy lentamente.
La fuerte presión de tus músculos casi me pierde y apenas puedo respirar... te siento tan estrecho, como si no hubiéramos hechos esto ya tantas veces que no puedo contarlas, y no puedo evitar gemir cuando empujas con tus caderas, haciéndome penetrarte por completo en un solo movimiento.
Estás unido a mí, debajo de mí, frente a mí, con la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta en un grito silencioso, y es una imagen que llevaré conmigo el resto de mi vida; algo que jamás podré olvidar, que jamás querré olvidar. Tu expresión tan abierta y llena de emoción, los ojos fuertemente apretados mientras ambos nos ajustamos el uno al otro... mi mano acaricia tu mejilla.
- Mírame, Joey - te pido, jadeando. Abres los ojos, y son casi negros, las pupilas dilatadas por las sensaciones - ¿Recuerdas qué día es hoy?
Tus ojos se agrandan y leo en ellos sorpresa y alegría; pensaste que yo no lo recordaría. Está bien, sé que no somos del tipo romántico pasteloso, pero una fecha así es especial y jamás la olvidaría.
- Nuestro aniversario - dices entrecortadamente.
- Feliz aniversario... Joey...
- Feliz... aniversario.... Seto - jadeas y me aprietas, haciéndome perder el poco control que aún conservaba, urgiéndome e invitándome a penetrar más profundamente en tu cuerpo, suspirando con cada movimiento que provoca olas de placer, moviendo tus caderas contra las mías.
Jadeo, mi cuerpo respondiendo a la oferta del tuyo con todas sus fuerzas, arqueándose en contrapunto a tus movimientos, dándote lo que deseas y más hasta alcanzar el clímax.
Permanecemos abrazados, y nos toma un buen rato reunir las energías suficientes para movernos de nuevo, casi arrastrándonos hasta el cuarto de baño para tomar juntos una ducha. Ya más despejado, me visto mientras tú vas a tu habitación a hacer lo propio; luego quito las sábanas de la cama y las coloco con la ropa sucia.
Eso me avergonzó las primeras veces, pero a la larga dejó de importarme lo que piensen al respecto las cuatro personas que componen el servicio indispensable de la casa; no será tan malo, porque a pesar de todo el trabajo extra que les das dejando tu ropa y tus cosas tiradas por todas partes, es evidente que te adoran. Cómo no, si me has mejorado el humor... nunca he maltratado al servicio, pero tampoco he sido amable; y tu influencia ha comenzado a cambiar eso.
Ya vestido, entras y sales del despacho a la carrera, con el cabello mojado y despeinado y cargando el portafolios y la bolsa con tu equipo.
- ¡Me voy ya! - gritas, y cuando creo que vas a seguir de largo, te detienes y me plantas un beso kilométrico que me deja sin aliento - ¡Nos vemos esta noche, Seto! - no puedo creerlo, me guiñas un ojo y luego sales como alma que lleva el diablo.
Me asomo a la ventana del despacho a tiempo para verte cruzando a toda pastilla el jardín hacia la verja principal, y no puedo evitar que una sonrisa estúpida -s que es estúpida- se extienda por mi rostro. Tú eres único y eres mío.
No es tanto el sexo como el hecho de que soy adicto a la cercanía, al sentimiento de ser amado, de ser digno de confianza, de que todo lo que importa es que estamos juntos.
Sé que podría vivir sin la intimidad creada por tu calor y el contacto, sin los sentimientos que se suman al simple confort animal de tu compañía, sin escuchar el sonido de tu respiración o sentir el golpeteo de tu corazón contra el mío. Pero no sería vida, porque estaría vacía... más vacía de lo que estuvo antes.
Porque sólo contigo estoy completo.
For where thou art, there is the world itself, and where thou art not, desolation.
Finis
N.A.: No me pude resistir e hice un epílogo. Más bien corto, lo sé, y lleno de fluff; pero me pareció adecuado para las circunstancias, no sé porqué. Ah, la frase es de Shakespeare y la traducción (rough) es: Porque donde tú estás está el mundo, y donde tú no estás hay desolación.
Gracias a mis reviewers: Dreigon (me alegra que te haya gustado, y gracias por el cumplido . Yo creo que para hacer un buen POV lo único que se necesita es conocer bien los rasgos básicos de personalidad... y querer al personaje xD), Milharu (muchísimas gracias), Tyci (gracias a ti, y ya ves que no pude resistirme a ponerle el epílogo), Ellya2, Ryo Asakura, Escila, Luna Lovegood (Cho, eres tú, ¿verdad? xD), Ashura, Ken-Ohki, Aome-sama, Tenshi, Haima (gracias... entonces me parece que vas a matarme, porque mi siguiente fic empareja a Seto con otra persona xD), Sonomi (xDDD), Akima, Kendra Duvoa, Kitten-chan, María (¿Diabla? ¿YO? xDD), Hikaremi (lo importante es intentarlo y permitir que otros vean lo que hemos hecho y opinen; has dado el primer paso ), Águila Fanel, Gochi Glay Lover, Yaired (Gracias! por supuesto que sí, por eso dejé claro que iba a hacer un epílogo, aunque no sabía cuándo, porque tengo varios fics... tu idea del Tris despechado se parece a las de mi amiga María, que inventa unas dignas de Delia Fiallo xDDD), Itzukiai (gracias, pues aki tienes el epílogo ), Syd-Pierrot (gracias por leerlo, me alegro mucho que te haya gustado).
