Cuento Bohemio
Capítulo I
Fanfic by Kitzune Alexxx
Era un bello atardecer cuando dos jóvenes llevaban a cabo un último adiós, el más doloroso de la vida de ambos, he aquí una historia de un amor sin barreras...
¿Crees, Quatre, en los juramentos de amor? –cuestiona el joven alto de cabellos castaños y ojos verdes, con firme determinación.
Yo creo, Trowa, en el poder de un padre –contesta dirigiéndole una mirada cargada de dolor el joven rubio desde un pequeño balcón.
¿Te acuerdas de las doradas horas que pasábamos en los grandes bosques de Ehrenfels?
¡Ah! –ahogando un suspiro.
¡No hay que decir más... cuando se ama!
¡Ah! Trowa...
¿Con que todo está decidido? ¿mañana es la boda?
Mañana
¿Y tú amas al nuevo esposo, a Wu Fei, hijo del Rey Chang?
Me caso con él. –evitando encontrarse con su mirada triste.
Puedes casarte con él sin amarlo, puesto que me has amado sin casarte conmigo.
Trowa, tus palabras son duras...
Las tuyas eran falsas
Un día me decías: "Aunque me pidieses mi sangre ó mi vida, Quatre, tú la tendrías."
Y un día tú me dijiste: "Todo lo que quieras de mí, aunque sea mi corazón, aunque sea mi mano, Trowa, tú lo tendrás."
Trowa, yo contaba sin los otros... –repone en tono triste el joven de piel alabastrina.
Quatre yo contaba sin ti... eso es más triste.
Mi padre nos separa.
Dios nos unirá
¡NUNCA! –Con sobresalto en su voz y asustado de la profundidad de sus sentimientos el joven rubio tembló al pronunciar esa palabra.
Quatre, hermoso como siempre, dejó caer la cabeza sobre su mano, calló y se puso a llorar. Una de sus lágrimas cayó abrasadora sobre la frente de Trowa, su triste amante, que suspiraba bajo el balcón de su ventana. El llevó la mano a su frente y recibió esta lágrima "perla caída de los aquamarinos ojos de Quatre" y Trowa vencido ya por el dolor y por el amor, porque mucho amaba Trowa, le dijo con una voz más dulce:
¿Por qué me has hecho venir?
Para cambiar nuestros adioses...
Entonces, adiós, Quatre. –tratando de evitar que se le quebrara la voz y emitiera el llanto.
Y... también para pediros mi anillo de oro
La única cosa que me quedaba de ti.
El niño le dio; el joven le vuelve a tomar.
El joven es muy prudente, el niño lo era menos.
Quatre no dijo nada; pero extendió la mano ahogando un suspiro.
Aquí lo tienes.
Trowa era alto; la ventana estaba baja. Se enderezó sobre la punta de los pies; el rubio deslizó su mano a través de las barras del balcón y Trowa puso el anillo de oro en su dedo meñique.
¡Trowa, tienes un gran corazón!
Yo no sé si eso que dices es verdad Quatre.... pero este corazón te amaba.
Quisiera pedirte todavía una cosa más.
Pídela. –Trowa habló con una voz esperanzada.
Se ha hablado de nosotros mucho; es necesario que vengas a la boda, que estés alegre!... que sonrías...! se verá que ya no me amas. –tratando de ocultar el dolor que le producía siquiera pensar en que llegase a ser verdad lo que pedía.
Para eso... ¡NUNCA!
Lo quiero.
No cuentes con ello, jamás, ¡JAMAS!
Te lo ruego.
Lo has pedido tú... iré. –Con una voz derrotada, evitando que caigan lágrimas de sus ojos.
Gracias, querido Trowa.
Concédeme una gracia a tu vez.
Habla Trowa, que gustoso lo haré.
Bailarás un vals conmigo.
¿Cuál?
El primero después de media noche.
Esta bien
"Amo Quatre, amo Quatre". – decía una voz en el interior de la casa– "¿En dónde se encuentra?"
Aquí estoy, un momento; adiós querido Trowa.
La pequeña mano blanca envió un beso en la sombra. Las luces recorrieron todos los pisos; después las ventanas se cerraron, y se torno negra la casa del príncipe árabe. Sin embargo, Trowa marchaba triste en la oscuridad; atravesó un hermoso puente y siguiendo las riberas sombrías de un gran río, se dirigió lentamente hacia la isla de los Cazadores, que lleva el río en sus húmedos brazos como un canastillo de flores. Quatre se recostó en su lecho, consagrando un último pensamiento al primer amor de sus años juveniles. Reprimió los impulsos de su corazón y quiso dormir. El sueño no vino, y él oyó sonar, una después de otra, las horas de la noche. En el momento de la primera campanada de media noche resonara en la torre de una iglesia cercana, le pareció que alguien había suspirado muy cerca de él. "Es el viento que se queja entre los árboles"
–pensó el príncipe rubio– Pero era una noche de mayo oscura y tranquila; no había ni un soplo en el aire y las tiernas hojas dormían medio plegadas en las ramas inmóviles. Nada turbó ya el silencio. Quatre ocultó su cabeza llena de miedo bajo la almohada, y se durmió pensando.
Continuará...
Este pequeño fic está basado en "Las Tres Flores", traducción de Ignacio Manuel Altamirano, espero que te guste Quatrina, por que esta hecho especialmente para ti...
Capítulo I
Fanfic by Kitzune Alexxx
Era un bello atardecer cuando dos jóvenes llevaban a cabo un último adiós, el más doloroso de la vida de ambos, he aquí una historia de un amor sin barreras...
¿Crees, Quatre, en los juramentos de amor? –cuestiona el joven alto de cabellos castaños y ojos verdes, con firme determinación.
Yo creo, Trowa, en el poder de un padre –contesta dirigiéndole una mirada cargada de dolor el joven rubio desde un pequeño balcón.
¿Te acuerdas de las doradas horas que pasábamos en los grandes bosques de Ehrenfels?
¡Ah! –ahogando un suspiro.
¡No hay que decir más... cuando se ama!
¡Ah! Trowa...
¿Con que todo está decidido? ¿mañana es la boda?
Mañana
¿Y tú amas al nuevo esposo, a Wu Fei, hijo del Rey Chang?
Me caso con él. –evitando encontrarse con su mirada triste.
Puedes casarte con él sin amarlo, puesto que me has amado sin casarte conmigo.
Trowa, tus palabras son duras...
Las tuyas eran falsas
Un día me decías: "Aunque me pidieses mi sangre ó mi vida, Quatre, tú la tendrías."
Y un día tú me dijiste: "Todo lo que quieras de mí, aunque sea mi corazón, aunque sea mi mano, Trowa, tú lo tendrás."
Trowa, yo contaba sin los otros... –repone en tono triste el joven de piel alabastrina.
Quatre yo contaba sin ti... eso es más triste.
Mi padre nos separa.
Dios nos unirá
¡NUNCA! –Con sobresalto en su voz y asustado de la profundidad de sus sentimientos el joven rubio tembló al pronunciar esa palabra.
Quatre, hermoso como siempre, dejó caer la cabeza sobre su mano, calló y se puso a llorar. Una de sus lágrimas cayó abrasadora sobre la frente de Trowa, su triste amante, que suspiraba bajo el balcón de su ventana. El llevó la mano a su frente y recibió esta lágrima "perla caída de los aquamarinos ojos de Quatre" y Trowa vencido ya por el dolor y por el amor, porque mucho amaba Trowa, le dijo con una voz más dulce:
¿Por qué me has hecho venir?
Para cambiar nuestros adioses...
Entonces, adiós, Quatre. –tratando de evitar que se le quebrara la voz y emitiera el llanto.
Y... también para pediros mi anillo de oro
La única cosa que me quedaba de ti.
El niño le dio; el joven le vuelve a tomar.
El joven es muy prudente, el niño lo era menos.
Quatre no dijo nada; pero extendió la mano ahogando un suspiro.
Aquí lo tienes.
Trowa era alto; la ventana estaba baja. Se enderezó sobre la punta de los pies; el rubio deslizó su mano a través de las barras del balcón y Trowa puso el anillo de oro en su dedo meñique.
¡Trowa, tienes un gran corazón!
Yo no sé si eso que dices es verdad Quatre.... pero este corazón te amaba.
Quisiera pedirte todavía una cosa más.
Pídela. –Trowa habló con una voz esperanzada.
Se ha hablado de nosotros mucho; es necesario que vengas a la boda, que estés alegre!... que sonrías...! se verá que ya no me amas. –tratando de ocultar el dolor que le producía siquiera pensar en que llegase a ser verdad lo que pedía.
Para eso... ¡NUNCA!
Lo quiero.
No cuentes con ello, jamás, ¡JAMAS!
Te lo ruego.
Lo has pedido tú... iré. –Con una voz derrotada, evitando que caigan lágrimas de sus ojos.
Gracias, querido Trowa.
Concédeme una gracia a tu vez.
Habla Trowa, que gustoso lo haré.
Bailarás un vals conmigo.
¿Cuál?
El primero después de media noche.
Esta bien
"Amo Quatre, amo Quatre". – decía una voz en el interior de la casa– "¿En dónde se encuentra?"
Aquí estoy, un momento; adiós querido Trowa.
La pequeña mano blanca envió un beso en la sombra. Las luces recorrieron todos los pisos; después las ventanas se cerraron, y se torno negra la casa del príncipe árabe. Sin embargo, Trowa marchaba triste en la oscuridad; atravesó un hermoso puente y siguiendo las riberas sombrías de un gran río, se dirigió lentamente hacia la isla de los Cazadores, que lleva el río en sus húmedos brazos como un canastillo de flores. Quatre se recostó en su lecho, consagrando un último pensamiento al primer amor de sus años juveniles. Reprimió los impulsos de su corazón y quiso dormir. El sueño no vino, y él oyó sonar, una después de otra, las horas de la noche. En el momento de la primera campanada de media noche resonara en la torre de una iglesia cercana, le pareció que alguien había suspirado muy cerca de él. "Es el viento que se queja entre los árboles"
–pensó el príncipe rubio– Pero era una noche de mayo oscura y tranquila; no había ni un soplo en el aire y las tiernas hojas dormían medio plegadas en las ramas inmóviles. Nada turbó ya el silencio. Quatre ocultó su cabeza llena de miedo bajo la almohada, y se durmió pensando.
Continuará...
Este pequeño fic está basado en "Las Tres Flores", traducción de Ignacio Manuel Altamirano, espero que te guste Quatrina, por que esta hecho especialmente para ti...
