Verdades Escondidas. Capítulo 4.

Llorar era tan cansador...

Los ojos ardían y la cabeza dolía. El cuerpo se adormecía en una letanía de punzantes dolores persistentes y molestos.

Pero el cuarto día se elevaba sobre la pequeña casa en las montañas, y no había más razones para quedarse.

-¿Vienes conmigo o no?

-...Si Kyo. Dame un minuto.

El más pequeño, de ahora 16 años, esperaba impaciente. Aquél lugar lo tenía hastiado. Odiaba los recuerdos y las referencias. Odiaba la lápida de piedra que se escondía a poca distancia, en el bosque. Odiaba también el Bey Blade que Mariah le había dado en recuerdo de ese ser que había querido y que ya no estaba. Solo quería alejarse de todo y de todos, y Takao parecía ser el indicado para tomar el papel de 'ultimo en verme antes de irme'. Su maleta y su laptop estaba lista junto a la puerta de salida, y junto al sillón en donde Max estaba en silencio. Durante esos días el rubio no hablaba más que con Kai, y aunque le hubiera dirigido la palabra, él no hubiera contestado. Odiaba a Max.

El dolor estaba demasiado cerca como para notar los profundos cambios que traía en las jóvenes vidas que había tocado.

La Muerte se mantenía en la cocina sonriendo, satisfecha con su última víctima...

Takao apresurado y confuso ordenaba su maleta de forma inútil y torpe. Por primera vez en su vida no sabía qué hacer.

Kyo estaba impaciente y molesto. Los detestaba a todos.

Max se mantenía junto a Kai, ganándose el desprecio de todos en el pueblo natal del fallecido Kon.

Kai se agazapaba en el dormitorio de Rei, embriagándose de aromas y recuerdos.

Rei lloraba junto a Kai, sin hallar las palabras para pedirle que lo dejara libre.

-Kai, los muchachos se van –dijo mecánicamente Mizuhara, viendo con sorpresa, que casi no le importaba –

-Me odian. Por eso se van. No quieren verme.

Pasos indecisos suenan por el pasillo. Los reclamos de Kyo se escuchan a través de la casa, pero los pasos continúan.

-Nosotros nos vamos –dijo lentamente Takao, clavando la vista en Kai -¿Te sientes bien Kai?

-... No...

-¿Necesitas algo?

-Nada que puedas darme Takao... –y entonces levantó la vista con una ligera sonrisa –Pero gracias de todos modos.

Kinomiya se mantuvo quiero unos segundos antes de adelantarse y arrodillarse frente a Hiwatari. Este y Max lo miraban curiosos sin saber que haría.

-Cuando el dolor pase nos reuniremos de nuevo y comeremos en su memoria ¿qué te parece? –preguntó sonriendo. Una lágrima se escapó del ojos carmín y otra del azul –

-...¿No me harás pagar la cuenta verdad? –respondió a su vez el ruso y los tres sonrieron fugazmente –

-No viejo, no lo haré... Porque tu nos cocinarás.

Una corta carcajada antes que el reclamo de Kyo se escuchara aún más fuerte. Un beso en la frente para Kai, un apretón de manos para Max y Kinomiya Takao se alejó de sus amigos.

Luego de un rato, Mizuhara se acercó a Kai y se sentó junto a él.

-¿Y nosotros?

-Puedes irte si quieres –dijo sin culparlo o echarlo –

-Sabes que no lo voy a hacer. Rei nunca lo hubiera hecho.

-No puedes tomar el lugar de Rei.

-...No, eso es cierto. Pero tampoco quiero hacerlo. Ahora tu necesitas de un amigo... no de un amante. –por algún rato estuvieron en silencio uno junto al otro, sin palabras, sin miradas, sin nada. Pero estaban bien así. Max descubrió que el silencio le acomodaba más de lo que creía, y pensó que era bueno estar junto a Kai. –Prepararé algo de comer.

-No tengo hambre, gracias...

-No has comido nada desde el funeral Kai... No queremos otro funeral en Rusia.

-...

Y la habitación nuevamente estaba vacía. Kai casi no estaba ahí. Su mente divagaba en esa sensación embriagante con aroma a Rei... era tan delicioso...

-Te amo Rei...

-'Lo sé... créeme que lo sé...'

-¿Porqué demonios te escucho Rei, eh? –preguntó comenzando a llorar –Estoy volviéndome loco...

-'No Kai.... No estás loco, estoy aquí...'

-Mentira, estás muerto.

-'Si, pero... estoy aquí'

Kai volteó la cara. Odiaba escuchar a Rei en esa habitación, porque su voz sonaba tan triste que parecía sufrir por algo enorme.

-¿Qué tienes Rei? –preguntó al escuchar sollozos –

-'Estoy atrapado...'

-¿Atrapado?

-'Si... en tu corazón...'

Y de pronto, Kai tuvo la sensación de que la voz no era solo una voz... Se levantó y comenzó a ir hacia el balcón, lugar preferido de Rei en la casa .

-¿Rei?

Al otro lado de las cortinas que volaban por el viento... una figura triste y cabizbaja, que parecía sollozar. Kai aguantó el aliento al notar una larga mecha que volaba en su espalda, cubierta de blanco, con un pompón negro en la punta inferior. Las cortinas cada ciertos intervalos lo dejaban ver claramente... y no podía creer lo que veía.

-¿Rei?

Distinto a como lo había visto en la lápida. La imagen de su amado con la ropa llena de sangre y esa expresión vacía golpeó su pecho con tal fuerza que casi perdió el pie. Pero ahora... era diferente... El cielo claro tras su espalda lo hacía ver... casi luminoso. Su cabello brillaba y sus ropas eran de un blanco resplandeciente, adornadas con bordados azules y dorados, como era su costumbre. Se veía tan hermoso... Solo sus ojos no eran visibles. Su largo flequillo, a pesar de volar por el viento, no le permitía observar ese mar ámbar en el que solía perderse cada noche... antes de buscar a otros con quienes distraerse.

-Estás aquí...

-'...Si'

Entonces el suave tintineo le indicó a Kai su presencia... Y Hiwatari se horrorizó al verlas... Cadenas. Negras y azuladas cadena que se cerraban sobre las muñecas de su amado Rei, atándolo a algo que no veía. Los eslabones subían por sus brazos, enrollándose en ellos, y haciéndose cada vez más delgados, hasta unirse en un collar que Kon tenía ceñido al cuello en forma de diminutas y delicadas cadenas.

Rápidamente Kai corrió hacia el balcón, apartando las cortinas de un decidido movimiento. Por un fugaz momento, tuvo a Rei frente a él, como siempre más bajo que él, con ese cabello negro que lo volvía loco, con esa piel morena tan deliciosa, con ese aroma que lo enloquecía. La figura pequeña y delgada de su amado Rei llenó sus ojos por ese pequeño segundo, antes que un rugido espantoso, como un trueno cortara el aire. Kai sintió la casa temblar y cayó al no poder mantener el equilibrio. Entonces su mirada miró hacia el techo, y vio, impresionado, el imponente cuerpo de Driger, con esa cola peluda moviéndose de lado a lado, esos ojos dorados penetrantes y su piel blanca y negra... Y esos colmillos que lo amenazaban...

-Driger...

Y cuando sus ojos volvieron a buscar a Rei, este ya no estaba. Al ver el techo, su bestia tampoco estaba. Y eso lo llenó de una profunda desolación...

-Estoy volviéndome loco.

Se quedó llorando en el suelo del balcón, abrazado a Max y dejando de lado la comida... No era capaz de comer absolutamente nada.

***

[POV Max]

Ya no sé que mas hacer. Kai se hunde cada vez más. Lleva cuatro días sin comer casi nada, y no hace más que llorar. Algunas veces lo he sorprendido hablando con Rei como si estuviera a su lado. Llamé a Mamá, y me dijo que es normal, pero no por mucho tiempo.

Dolor, ira, odio, entendimiento y aceptación

Creo que esas son las cinco fases de la muerte de alguien que amas. Puede ser un largo proceso... algunos jamás pasan del dolor, otros jamás lo aceptan. Me aterra la idea de ver a Kai así... para toda la vida. A Rei no le hubiera gustado... le hubiera hecho todo lo posible por ayudarlo, y yo también quiero hacerlo. Lo he visto sufrir, lo he visto más que nadie...

El proceso del Dolor recién comienza. Para mí y para él...

Continuará.

Notas: cada capítulo es más corto que el anterior. Espero que eso no les moleste demasiado... (aunque a mi si me molestaría... soy viciosa por los capítulos largos). Bien, la verdad es que terminé aquí porque voy a hacer un leve cambio en la manera de narrar en fic, ojalá que les siga gustando. Bien nos vemos el otro fin de semana.

Ishida Rio.

ediciones_ryochan@hotmail.com

nota2: detesto cuando no hago los capítulos uno tras otro. Ya no recuerdo que cambio de narración iba a hacer en el fic. Demonios. Bueno, lo que venga.