¡¡Hola a todos!!:

¡Sorpresaaaaaaaaaa! Síiiii, aquí estoy dando la lata de nuevo. Ejem. Bien, se suponía que había terminado la historia pero, como que me dio pena terminarlo y... le hacía falta un final más... ¿final? ¬¬ ¿Se entiende?

Bueno, ya que he regresado, respondo aquí a vuestros reviews. Gracias por escribirme, pese a que el fic hubiese acabado, me alegró saber que os gustó el final. Ya únicamente me queda rogar a los cielos que esta secuela no destroce lo anterior. ¡Sería deprimente!

Nima jaganashi: ¡Eihh! No pasa nada, te agradezco más de lo que puedas pensar tu sinceridad. Como ya dije, a mi no me convenció demasiado el final... Espero que si lees esta secuela te guste más. ¡Un saludo y gracias por leer!

Gala Snape: ¡Hola, Gala! Ni siquiera ahora explico como reacciona Lucius... aunque si lees la secuela, te darás cuenta de que muy bien no le sentó, ¡desde luego! ¡No sabes lo feliz que me hace saber que disfrutaste leyéndolo! Ya ves, lo acabé pero... me dio pena y decidí ponerle un final. Ojalá también te guste la secuela. ¡Un saludo!

Enide-Kant-BlackBlueFox: ¡¡Hola!! ¿De veras te gustó? No sabría decirte el porqué... pero me sorprendió un poco saber que no te gustan mucho los Draco/Harry. Quizá se deba al hecho de saber que te encargas de la Orden Draconiana (y hablando de ella... hace tiempo que vengo pensarme en unirme a ella, pero no logré encontrarla en la web. ¿Me ayudas?) Es un alivio saber que te gustó, ojalá la continuación también lo haga. ¡Un beso!

Uialwen: Ejem, deseos cumplidos, aquí tienes la secuela que querías . ¡Uiih! Me voy a sonrojar... ¿yo genial? ¡Eso dista mucho de la realidad, amiga! Espero que la secuela sea de tu agrado, que llene ese vacío que quedó tras el último capítulo. ¡Un saludo!

Niña: ¡¡Bien!! ¡Te gusto! Síii, Draco parecía un loco en el último capítulo, es que una vez se decidió a decir la verdad, pues como que no se calló nada. Jejjee, la burrada que dice Draco a Harry acerca de que es el niño por el que vive él... no sé, de repente me llegó la frase y, aunque era una paranoia, me hizo gracia y la puse, ¡eaa! Me alegra saber que te hizo reír... Me encanta que te encante, descuida . Espero que esta secuela no destroce el fic... ¬¬

Naomi: La verdad, cuando vi tus reviews... me pregunté que te pasaba. ¡Tres reviews iguales! No que me queje, la verdad y luego otro más. Con los primeros me quedé bastante pillada, porque decías: ¿por donde empiezo?´, y ahí acababan. Me quedé pensando... pues sí que no sabe cómo empezar... de hecho parece que se decidió por ni hacerlo finalmente ''. Bromas aparte (que exagero, no fue así tampoco), hablando ya del fic ¬¬', pues... ¿corto? El último capítulo fue más largo, pero bueno... que aquí tienes más, aunque ahora sí que sí, termina ya. Lo de enamorarse sin darse cuenta... bien, me refería a que, no sabes ni explicarte cuándo ni porqué te enamoras de esa persona. Simplemente un día te das cuenta de que estas enamorado y... ¡sorpresa!, ¿cómo fue? Es una forma de decir que Harry se enamoró de Draco, algo que jamás se hubiese imaginado. Muchas gracias por estar ahí, Naomi, me alegra saberlo. ¡Un saludo!

Paola: Síiiiiiii, yo me quedé igual cuando terminé. Bien, los últimos párrafos no me convencían, pero además, tal y como tú decías, quedaba algo en el aire. Pensé si no sería el hecho de no saber si les iría bien o no... Así que hice esta secuela, para saber qué ocurrió después. No sé si sería eso lo que faltaba, pero en cualquier caso espero que te guste. ¡Saludos!

Amaly Malfoy: ¡Síii, mi linda parejita! Saben que lo pasarán mal pero... si están juntos, no es tan malo para ellos. ¡Ojalá te guste esta secuela (si la lees, jajaja, claro)! Aquí se sabrá si mereció la pena la decisión que tomaron .

Liwk: ¡Buenas! ¡Ohhh, me harás sonrojar! Qué dichosa me hace el saber que te gustó, y que te hizo tomar decisiones... algo que me sorprendió pero... Bueno, gracias por tus palabras, me animaron mucho, a decir verdad. ¿Te leerás No estás solo? Uff, qué peligro, en especial ahora que no logro escribir una continuación ¬¬, qué mal. Pero bueno... gracias por todo, por leer y por hacerme saber tu opinión. Si lees esta secuela, espero que te guste. ¡Un beso!

Y ahora, me queda decir que esta secuela va dedicada a todos los que leísteis el fic, y en especial a mi amiga Uialwen, que deseaba que hubiese una continuación. ¡Para vosotros, espero que lo disfrutéis, de veras!

Secuela.

Miro el reloj de pulsera, las once y cuarenta y cinco de la noche. Falta un cuarto de hora para medianoche.

Giro la cabeza para mirar a la persona que, sentada a mi lado, habla con expresión serena. Me fijo en su perfil, estudiándolo con detenimiento, sin prisas, como si antes jamás lo hubiese hecho, como si fuese la primera vez. El rostro ligeramente alargado, el rubio cabello cayendo libremente por su frente, la iris del color de nubes tormentosas, la nariz fina y recta, los labios delgados y poseedores de un atrayente tono rosado. Es hermoso, más que atractivo. Es simplemente divino. ¡Y qué éxito tiene! Las chicas (y también mujeres maduras, ¡qué demonios!), al igual que un buen número de chicos, lo idolatran, se derriten con tan sólo una de sus miradas, o con el sonido de cualquier palabra pronunciada por sus labios. ¡Pero si a veces incluso se desmayan nada más verlo! Qué mal, pobres chicas... tanto que hacen para ver a su ídolo en persona y, nada más conseguirlo, plaf, al suelo, como si les hubiesen echado un avada kedabra. Sin necesidad de varita alguna, un poder que emana de su persona y que sin más impacta en todos. ¡Qué exitazo! Ni el mismísimo Voldemort tuvo jamás semejante efecto sobre los demás; no dudo que habría estado celoso... de estar vivo.

Bajo la mirada. Su hermoso cuello de piel clara se halla escondido bajo el cuello de tortuga de su negro jersey. Continúo descendiendo hasta detenerme en el pecho. Bajo la ropa, un pecho sin bello, un estómago firme y liso, unos brazos de músculos suficientemente marcados. Un cuerpo perfecto, cuidado además por motivos de trabajo. ¡Ahh, ahí gano yo también! Mucho más que las fans, desde luego.

No hay forma de negarlo: Draco Malfoy en tan solo cuatro años ha conseguido una gran fortuna y una enorme fama, alcanzando un reconocimiento en el mundo muggle mucho mayor del que en cualquier momento pudo llegar a ostentar su padre en el mágico. Su nombre ha cruzado fronteras, mares y océanos, y lo han alzado hasta los cielos, proclamándolo como una estrella.

Si me hubiesen dicho cuando contaba con menos de quince años que Draco Malfoy, el enemigo proclamado de los muggles, trabajaría en un futuro con ellos, y que éstos le adorarían... Bien, en ese caso habría sido yo quien cayese fulminado, a causa de la impresión. ¿Draco Malfoy trabajando como actor?

Pues sí. Draco Malfoy, actor. Y excelente, a decir verdad.

¿Acaso no se vio obligado desde niño a actuar? ¿Sus padres no le obligaron a actuar siempre como un Malfoy, ocultado sus verdaderos sentimientos? Ya desde temprana edad era un experto no sólo en controlar sus emociones, sino en fingir sentimientos inexistentes, o exagerar los suyos de ser necesario. Y por supuesto, poseía talento, algo no adquirido. Sabía meterse en el papel de sus personajes, darles un toque único, de forma natural al interpretarlos les daba una personalidad más creíble de lo que parecía posible en un principio.

Yo lo he visto inmerso en ese mundo, lo he visto en muchísimas ocasiones tras las cámaras, también rodando,... Y me maravillaba con qué entusiasmo trabaja, con un entusiasmo sereno, casi imperceptible, que, sin embargo, para mi que tan bien lo conozco, no pasa desapercibido. Me encantaba su rostro concentrado cuando estudia sus papeles, lo enserio que se tomaba su trabajo, intentando mejorarlo hasta llegar a poco menos que la perfección,...

Sí, se ha ganado a pulso su éxito. Su talento y dedicación, reforzados por su innegable atractivo, hicieron que no pasara desapercibido por mucho tiempo.

Es increíble pero cierto, Draco Mafoy cambió sin proponérselo, sin darse cuenta siquiera, pero en ningún momento perdió ese toque que le hacía tan... tan Draco. Simplemente, cuando ambos, años atrás, tomamos la decisión de comenzar un nuevo camino juntos, su vida dio un cambio brusco.

Al principio mantuvimos en secreto nuestra relación, sin embargo Draco se descubrió en la última batalla en la que me enfrenté contra Voldemort y los mortífagos, lo hizo cuando se colocó a mi lado, dispuesto a morir de ser necesario pero determinado a luchar junto a mi, se descubrió cuando me cogió entre sus brazos cuando caí al suelo bajo un cruciatus de Voldemort y me ayudó a ponerme en pie, también al gritarme palabras de apoyo...

Los meses que siguieron a la batalla fueron difíciles para él. Su madre había muerto en la lucha, su propio padre había intentado luchar contra él al ver que iba contra ellos (aunque en realidad Draco había ido únicamente contra Lord Voldemort), pero al final de la batalla fue hecho preso y llevado a Azcabán, donde aún sigue encerrado. Casi todos los mortífagos habían muerto o sido apresados, por lo que el peligro que suponían para ellos dos era casi nulo. Pero fue doloroso para Draco perder a su madre, así como saber que su padre había estado dispuesto a dañarlo, y quizás incluso a matarlo. Le fue difícil comenzar una nueva vida.

Semanas después de la batalla acabamos nuestros estudios en Hogwarts. Ron y nosotros dos nos fuimos a vivir juntos, algo que al principio no entusiasmó mucho a mi pelirrojo amigo. Por aquel entonces yo temía que Draco fuese infeliz, que se sintiera solo pese a que estar en todo momento a su lado. En cualquier caso, no dudo que se sintió perdido, rodeado por quienes antes fueran sus enemigos, alejado de la peor manera posible de los suyos, intentando luchar contra las reacciones que tenían las personas que le rodeaban al oír su apellido, buscando ser querido pero sin dejar de ser él mismo. Y aunque intenté ayudarle, apoyarle,... le fue difícil. No obstante, el tiempo ayudó.

Antes de lo que cabía esperar se hizo amigo del cabezota de Ron, congenió con Hermione de forma sorprendente, y en cuanto a nosotros, la relación que manteníamos se hizo cada vez más y más fuerte. Y la mayor de las sorpresas llegó cuando, casi de un día para otro, Draco fue a parar en el mundo de los muggles y se adaptó a la perfección a su forma de vida.

Y aquí está, hablando tranquilamente a la pareja que queda frente a él, Ron y Hermione.

-¿Harry?- Draco se ha vuelto de repente, extrañado al darse cuenta de que no le quitaba los ojos de encima.

Sin embargo, la extrañeza desaparece pronto, cuando sus ojos se encuentran con los míos.

Cada uno se pierde en los ojos del otro, olvidándonos de cuanto nos rodea. El sonido del reloj de pared es lo que me hace reaccionar. Poso mi mirada en el reloj, que se halla tras Draco.

-Las doce- apenas un susurro en mis labios.

-Sí, son las doce... ¿Pasa algo?- la voz de Draco suena extrañada y ligeramente preocupada.

Soy consciente de que Draco debe, al igual que nuestros amigos, estar sorprendido por cómo he estado comportándome en los últimos minutos, y por cómo ahora me muestro ausente casi por completo. Puedo sentir sus grises ojos sobre mi. Giro un poco para verlo y nuestras miradas se vuelven a encontrar.

-Hoy hace ocho años... Ocho años desde que comenzamos a estar juntos- ahora mi voz se oye más fuerte, más firme. Ron y Hermione no hacían ningún ruido, permanecen en un silencio absoluto, sin moverse siquiera.

-¿Hoy?- la pregunta de Draco es suave, pero casi de inmediato cambia su actitud y pasa a usar un tono que mezcla seriedad con cierta, y casi imperceptible, nota burlona- Así que hoy hace ocho años del día en que me declaré...

Si aún mi mente estaba en otra parte, esa simple frase de Draco me devuelve a la realidad de golpe. No es la primera vez que dice eso, ¡oh, no! En una ocasión, años atrás, hizo un comentario acerca del día en que comenzamos nuestra relación y, aunque no recuerdo bien cómo ocurrió, terminamos discutiendo cuál de los dos fue el que se declaró. Draco mantenía que fue él el primero, al menos en lo que a aquella noche se refería, en decir que estaba enamorado, mientras que yo sostenía (y aún sostengo) que fui yo, puesto que, si bien anónimo, le envié varios días antes un poema en el que se lo decía, y que, además, cuando le cité y nos vimos por la noche se lo dije en cierto modo, ya que le hice saber que era el autor de ese poema. Pero no llegamos a ningún acuerdo, cada uno se mostró firme en su idea... Y ahora Draco se está burlando de mi, me está provocando...

La sonrisa que aparece en sus labios Draco tiene el efecto de terminar de picarme. ¡Maldición, con lo que me costó decidirme a hacer saber a este maldito Slytherin que estaba enamorado de él para que luego se empeñase en que fue él el primero en reconocer sus sentimientos! Si no fuese por mi, jamás hubiésemos terminado juntos...

-Desde el día en el que nos declaramos, si acaso...- el tono de advertencia en mis palabras resulta evidente.

-No recuerdo que en ningún momento me dijeses estar enamorado de mi- me responde seriamente Draco, decidido a seguir adelante con lo mismo, sin importarle lo más mínimo el hecho de estar en casa de Ron y Hermione y, más aún, que ellos estén delante.

-Draco, te hice saber que yo te había mandado el poema, y en él decía que estaba enamorado de ti...

-Sí- inclina la cabeza levemente, en un gesto condescendiente, pero aún así rebate mis palabras-, pero esa noche no me DIJISTE que estabas enamorado, ¿no es así?

-¡Pero te lo hice saber días antes con el poema!

-¡Ahhh, no!- negó con su mano derecha- Me hiciste saber que alguien desconocido podía estar o bien enamorado o bien burlándose de mi. ¡Sin embargo, en aquel momento no me hiciste saber que era el GRAN Harry Potter quien me lo enviaba!

-Pero lo hice la noche en que te cité, así que me declaré antes que tú.

-¿Eso era declararse? Mandar un poema en el que dices Eihh, estoy enamorado de ti´, y dejar pasar los días antes de decir Ahh, por si no lo sabías... yo soy quien lo escribió´.

No puedo responder, pues antes de abrir siquiera la boca, Ron interviene, levantándose en un rápido movimiento del sofá en el que estaba sentado junto a Hermione.

-¡Eihh, parad ya! ¡Parecéis niños chicos! Hermione y yo jamás nos ponemos tan pesados cuando discutimos.

-Sí, claro...- Draco hace rodar sus ojos, antes de mirar seriamente a Ron- Pero hace unos años, erais inaguantables...

Algo molesto por la discusión con Draco, la intervención de Ron me fastidia aún un poco más, por lo que no puedo evitar poner mi granito de arena contra él.

-Y por supuesto, ahora normalmente no lleváis vuestras peleas muy lejos, por que cuando veis que no os vais a poner de acuerdo enseguida os retiráis a vuestras habitaciones y allí lo solucionáis...

Hermione evita la mirada de Draco y la mía, claramente incómoda ante mi afirmación, mientras que Ron no puede evitar sonrojarse mientras me mira algo sorprendido por mis palabras. A mi lado, Draco asiente con la cabeza, completamente divertido, algo que se nota al ver la sonrisa burlona bailando en sus labios. Pero casi de inmediato, gira la cabeza hacia mi, y me mira con una ceja alzada.

-¡Es una excelente idea!

-Ehhh... ¿El qué?- estoy desconcertado por su afirmación.

-Pues, por supuesto, ¡el solucionarlo en la cama!

Ahora soy yo el que se sonroja. Y sin más, Draco se levanta de golpe del sofá y me hace levantarme también. Hecho esto, me arrastra rápidamente hacia la chimenea del salón. Como puedo, intento mirar por encima de uno de mis hombros, con lo que consiguió ver a mi amiga sonriendo y a mi amigo con la mirada perdida en el techo, en un claro gesto de no he oído nada´.

Draco me hace coger polvos flu y me empuja hasta meterme en la chimenea (por poco no me rompe la cabeza ¬¬). Luego, se gira y habla rápidamente a Ron y Hermione.

-Siento dejaros tan pronto, pero debemos resolver nuestros problemas... Ya sabéis- vuelve a girarse para mirarme- Venga, ¡vete a casa!- parece bastante impaciente.

Resignado, me despido rápidamente de mis amigos, tiro los polvos flu al suelo de la chimenea y grito el nombre de nuestra casa. Antes de comenzar a viajar a toda velocidad, alcanzo a oír cómo Draco habla de nuevo a Ron y Hermione.

-Mañana os venís a comer a casa, ¿de acuerdo? Hoy no, que estaremos ocupados celebrando nuestro aniver...

Plaf. Después de tantos años, finalmente he logrado mantenerme de pie tras salir disparado de la chimenea. Quizá mis diarios entrenamientos de Quiddith me han ayudado... manteniéndome en forma.

Plaf. Draco llega, y me mira con una amplia sonrisa en los labios. Sus ojos grises van descendiendo por mi cuerpo, lentamente, y luego vuelven a recorrerlo, esta vez de abajo a arriba. Deja de mirarme un momento para mirarse a sí mismo rápidamente. Pero pronto fija una vez más sus ojos en los míos. Con un solo paso queda junto a mi, pasa sus brazos por mi cintura, acercando nuestros cuerpos.

-Te quiero.

-Y yo a ti- es mi repuesta.

Dejo descansar la cabeza sobre uno de sus hombros, estrechando el abrazo.

-¡Yo he sido el primero!- bromea Draco.

Un gemido escapa por entre mis labios ante esas palabras. Bien, me han hecho gracia, pero no pienso decírselo.

-¿Qué? ¿¡No estás de acuerdo!? Pues si es así... ¿qué te parece si nos ponemos de acuerdo en la ducha? Estamos completamente sucios...

-Porque en vez de aparecernos- me separo de Draco-, te decidiste por usar los malditos polvos flu... no sé porqué.

-No importa. Pero si quieres también podemos discutir sobre los medios de viajar mágicos. En la ducha, por supuesto.

-¡No tienes remedio!- fijo mi mirada en el techo, desesperado. Cuando quiere es inaguantable...

-Ven, Harry- me coge una de las manos y tira un poco de mi brazo, en dirección al pasillo que lleva hasta el cuarto de baño-. Vamos a celebrar nuestro aniversario- me dice en un susurro.

Me fijo en esos grises ojos, que ahora mismo se ven brillantes, y me miraban con cariño, con amor. ¿Es Draco feliz a mi lado? ¿No se arrepiente hoy día de dejar en un pasado todo lo que en ese momento tenía por estar conmigo? Parece que no, y eso me hace dichoso. Me alegra ver que es feliz, que disfruta de la vida como yo mismo lo hago, saber que la elección que una noche tomamos mereció la pena. Ahora me alegro, como un loco, de en su momento tener el valor de decirle la verdad.

Me dejo arrastrar por él hasta el baño, con una sonrisa en los labios. Cuando la puerta se cierra tras nosotros, me acerco a Draco y beso sus labios, tras unos segundos rompo el beso y lo miro a los ojos.

-Te amo.

-Y yo a ti.

Le abrazo. Si no fuese por él... no conocería la felicidad que ahora conozco. Le estoy agradecido, porque él también supo decir la verdad, porque también él tuvo el valor de ser sincero. Le amo por cómo es, y por cómo dejó todo por mi, por tan sólo una promesa de amor.

-¿Eres feliz?- no puedo evitar preguntarlo. Necesito oírlo de su propia boca, que me lo diga él, necesito verlo en sus ojos.

-No dudes ni por un instante, Harry, que la elección que tomé una noche, hace hoy ocho años, fue la más importante y la más acertada de toda mi vida. Eres lo que más amo, y no te dejaría por nada.

-Yo te amo... tú me amas- le sonrío, soy feliz -. Bien, eso me basta.

---------------------------------------------------------------

Ahora sí... FIN.

Bueno, aquí terminó. No sé si hice bien en hacer esta secuela, o si quedó más o menos en condiciones. Como sea, me parecía que "necesitábamos" saber qué ocurría con ellos dos.

Tengo la esperanza de que, una vez más, me dejéis vuestras opiniones. Si me llega algún correo o review (¡sed buenos!) pues... ahora sí que la respuesta la pondría en No estás solo, ¿conforme?

Creo que no me queda nada más por decir, salvo lo de siempre: GRACIAS POR ESTAR AHÍ.

Un beso para todos, Meiko-Malfoy.