NO ESTÁ LLOVIENDO, MADRID ESTÁ LLORANDO

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CAPÍTULO 4: El trato

Otra vez a vueltas con aquello. Bueno, al fin y al cabo no lo podía retrasar toda la vida. Precisamente toda la vida había estado comprometido de manera no oficial con ella, y ahora que su carrera ya estaba en marcha y no suponía ningún impedimento, sus padres volvían a insistir en el asunto.

En fin, la decisión final sería de ellos dos, se pusieran como se pusieran sus respectivos padres. Ya encontraría la manera de convencerlos si decidía no casarse, no sería difícil. Le complacía que precisamente Mika, la obediente y siempre correcta Mika, hubiera sido quien dejara claro que antes de decidir nada tenían que hablar ellos dos solos. La cara que había puesto su padre al oírla había sido un poema ^^ Mika se había vuelto tan inflexible. . . No podía culparla, había sido necesario.

Aunque. . . ya eran ganas de hablar, citarle en el parque a aquellas horas de la noche. Hacía aun frío espantoso. Suerte de su enorme abrigo de pieles.

La verdad era que él aún no había decidido nada. No hubiera sido prudente sin escuchar antes todos los puntos de vista. No es que se muriera de ganas por casarse precisamente, pero tampoco le suponía ningún inconveniente. Sencillamente, era un asunto que debía zanjarse.

Matrimonio. . . ¿De verdad creía la gente que un contrato comercial, disfrazado de promesa de amor eterno y otras esperanzas pueriles, podía traer la felicidad a dos personas sólo porque un papel las ataba de por vida? Hacía falta ser iluso.

Pero ya estaba bien de pensamientos cínicos. Mika se acercaba, con su paso firme y seguro y su expresión adusta. Se puso en pie.

- Buenas noches, Mika-san ^_^

- Buenas noches, Tohma.

- Llevas un abrigo muy ligero, Mika. ¿No tienes frío? ¿Quieres que te deje el mío?

- Déjate de galanterías, Tohma. Hablemos de lo que hemos venido a hablar.

Sí señor, directa al grano. En aquellos años de batallar con el pequeño monstruo intratable en el que se había convertido Eiri-san, su pobre Eiri-san, Mika había perdido mucha paciencia y todo su buen humor. Bien, en realidad le gustaba esa actitud.

- Te escucho, Mika-san.

Se sentaron los dos en el banco. Ella estuvo unos instantes callada, mirando al frente, como poniendo en orden todos los puntos que quería exponer. Después empezó a hablar, con decisión, sin titubeos.

- Mira Tohma, yo no quiero ser simplemente una ama de casa y "la señora de". Quiero tener una vida, trabajar, hacer algo. Algo importante.

- Mika-san, tú ya haces algo importante. . .

Mika alzó la mano para hacerle callar, dejando bien claro que no tenía ningunas ganas de tocar ese tema. No, no estaba dispuesta a andarse con tonterías. Ella venía con un propósito bien claro. Iba a proponerle algo que supondría el todo o el nada. No iba a andarse con historias ni necesitaba lisonjas para hacérselo más fácil. Sería mejor adoptar la misma actitud.

- Escucha Tohma. Si no es contigo, mi padre me obligará a casarme con cualquier solterón de mediana edad bien situado que me atará a la pata de la mesa. Y yo no quiero eso. No podré soportarlo – Se giró para mirarle fijamente – Yo te ayudaré con la compañía que quieres fundar, con todos tus proyectos. Sabes que lo haré bien, seré tu mejor aliada. No quiero tener hijos. Ya he comprobado que sería una pésima madre y no quiero que mis hipotéticos hijos me odien por ello, ya he tenido bastante. De todas formas creo que tú tampoco estás muy por la labor en ese tema. Y. . . – Añadió, con una media sonrisa de desencantado cinismo – en cuanto al sexo. . . Bueno, creo que puedo complacerte.

No pudo evitar que su sonrisa se hiciera más amplia. Se podía decir más alto pero no más claro.

- Además – Siguió, poniéndose de pronto melancólica – así podremos cuidar los dos de Eiri-san.

"Vaya. . . Pero que lista eres, pequeña Mika, realmente lista." Una leve pero bien conocida punzada de dolor intentó abrirse paso en su pecho. La ahogó, no era el momento.

En nueve décimas de segundo, la calculadora mente de Tohma Seguchi hizo una lista con los pros y los contras y la tuvo valorada. Mika había dejado las cartas bien visibles sobre la mesa y él no iba a ser menos.

Pese a ser indiscutiblemente la cabeza pensante del grupo, Seguchi era, de los tres miembros de Nittle Grasper, el que menos fans tenía. No era algo que le preocupara, ni mucho menos. Pero si podía mejorarse. . .

Ryuichi gustaba por razone obvias, Noriko por ser tan mona y chispeante. Él tenía unos cuantos adeptos incondicionales a los que había conquistado con su talento como músico y compositor, su carisma, sus agudas respuestas en las entrevistas (que solían dejar al entrevistador con tres palmos de narices cuando las preguntas empezaban a hacerse indiscretas) y, precisamente, por aquella atmósfera de ambigua complejidad que mantenía a distancia al resto de los admiradores de NG.

Y es que Seguchi Tohma tenía al público algo desconcertado. Su carácter imperturbable, dentro y fuera del escenario, y sus maneras de "gentleman", tan finas y correctas, no encajaban con el carácter trasgresor que se esperaba de un artista de éxito. Y si a eso añadimos su vestuario tan. . . digamos. . . "personal" (eso sí que era transgresor¡¡¡), no era difícil comprender que la mayoría de los fans se sintieran confundidos ante aquel extraño personaje. Era, sin duda, mucho más fácil, volcar su entusiasmo en el maravilloso Ryuichi y la adorable Noriko.

De todos modos, él no se había hecho músico para tener hordas de chicas histéricas gritando que querían un hijo suyo. Qué estupidez. Pero le resultaba ligeramente exasperante que se le criticara por algo tan absurdo como resultar "demasiado andrógino", y no quería que algo tan ridículo supusiera un obstáculo en los proyectos que tenía en mente. Mika era una mujer impresionante. Atractiva e inteligente, con muchísimo estilo. Presentarse con ella de la mano en las fiestas sería un triunfo absoluto. Que el público viera que había conseguido una mujer como aquella acallaría cualquier rumor absurdo sobre su persona. No serían pocos los que le envidiaran, jeje.

Otro aspecto muy interesante era algo que ella misma había dicho. Mika sería su mejor aliada. Sí, de eso no le cabía la menor duda. Ella haría lo que fuese por él, siempre estaría a su lado. . . La verdad es que era una idea ciertamente agradable eso de tener siempre a alguien contigo para apoyarte. . .

Además, él. . . Él siempre le había tenido mucho cariño a Mika, la quería mucho. Mika era adorable, sin duda, pero. . . simplemente, no podía perdonarla por ser ella y no Eiri-san.

- ¿Y bien? ¿Qué te parece?

- Me parece, Mika. . . – Thoma la miró, con la mejor de sus sonrisas – que acabamos de hacer un trato ^_^

Se llevó una mano a la boca, mordiendo la punta del dedo corazón de su guante, y tiró de él, despacio, mirándola con aquel mismo brillo subyugante en sus grandes ojos azules con el que la había mirado aquella primera vez en su habitación.

Ni aunque le hubiera hecho un strip-tease completo, Mika no hubiera podido excitarse más.

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El impresionante BMV de Mika no era el tipo de coche que uno espera encontrarse mal escondido en una cuneta, con los cristales empañados y bamboleándose. Pero estaba claro que aquellos dos no podían hacer el amor de otra manera que no fuese furtiva.

Dentro del coche, los labios de Tohma recorrían su cuerpo como lo habían hecho las otras veces, envolviéndola en una nube espesa que le impedía pensar en nada más que no fuera aquel hambre desesperada por obtener más de él. Poco a poco, se iba introduciendo en ella, muy, muy despacio. Entonces, entre jadeos, él empezó a susurrar su nombre.

- Mika. . . Mika. . . Mika, te quiero. . .

Abrió de golpe los ojos en la penumbra del coche. Eso la había hecho volver a la realidad, al menos en parte. Dios, ¿cómo se podía ser tan retorcido? Él sabía cuanto deseaba oírle decir eso, aunque fuera mentira, y sabía el efecto que producirían en ella esas palabras. Dolían y proporcionaban una felicidad inmensa al mismo tiempo. Como la penetración. ¡Maldito Tohma!

- Tohma, ahhh. . . Tohma. . .eres. . . perverso.

Seguchi paró en seco. Se quedó unos segundos completamente quieto, con la cara todavía escondida entre su pelo. Una pequeña risa oscura, de esas que nacen en el abdomen y van subiendo poco a poco, hasta llegar a los labios, para escaparse entre los dientes de forma siniestra, salió de su boca. Alzó la cabeza, dejándola a un palmo escaso por encima de la de ella.

Era espeluznante la expresión que le mostró. Estaba sonriendo, pero aquella sonrisa no tenía nada que ver con la que lucía habitualmente. Era una sonrisa pérfida, que dejaba ver sus pequeños dientes blancos, perfectos, apretados. Los bonitos ojos verdes que tanto la fascinaban, medio cerrados, parecían contener toda la malicia del mundo. Realmente perverso. Daba miedo, y al mismo tiempo resultaba increíblemente excitante. "El ángel caído. . .", pensó una parte del cerebro de Mika.

Era evidente lo que había pasado. Tohma se había quitado la máscara.

- Así que. . . has descubierto que soy perverso, ¿eh, pequeña Mika? – Susurró, pasando una mano por debajo de sus nalgas, levantándola un poco.

Dio una brusca sacudida, haciendo que Mika arqueara la espalda y exhalara un gemido de dolor y placer.

- Eres. . . perverso, y. . . retorcido, y malvado. . . y. . . y un cabrón. ¡Siempre lo has sido y siempre lo he sabido! – Escupió ella.

Seguchi se rió con ganas.

- Vaya, vaya, vaya. . . siempre lo has sabido. . . – Continuaba moviéndose contra ella, sensualmente, mirándola de aquella manera que asustaba y atraía al mismo tiempo - Pues este cabrón perverso y retorcido es con quien te vas a casar, ca-ri-ño (Había de todo menos cariño en aquella palabra). Aún así, ¿lo quieres Mika? – Otra sacudida fuerte y después volvió a quedarse quieto, completamente dentro de ella. Se pasó la lengua por los labios de forma lasciva - ¿Lo quieres, Mika? – Siseó.

Estuvieron unos segundos así, mirándose expectantes. El cerebro de Mika trabajaba a toda velocidad intentando analizar la situación. Tohma dio otra sacudida, más fuerte si cabía que las anteriores.

- AAAAAAAAAHHHHHHHHH. ¡Sí, lo quiero! ¡Dámelo Tohma, dámelo todo! ¡Dámelo! AAAAAHHHH

El coche se llenó de gemidos casi animales. Tohma nunca había sido tan agresivo, nunca se había introducido con tanta fuerza en su cuerpo, y Mika lo estaba adorando. Adoraba cada jadeo en su oído, cada movimiento, adoraba la capa de sudor con la que ya estaba cubierta la espalda de su amante, que la hacía resbaladiza al deslizar sus manos sobre ella y arañarla. Mika hundía los dientes en los hombros de Tohma, agarraba con fuerza los mechones rubios de su cabello, le clavaba los dedos en las nalgas para hacerle empujar más fuerte, y se dejaba llevar, preocupándose sólo de obtener todo aquel placer que Seguchi le proporcionaba. Si Tohma, Tohma Seguchi, se había permitido el lujo de perder el control, ¿por qué no iba a hacerlo ella?

- Mika. . . aaaah. . . Mi. . . ka, hn. . . mmmmm. . .

- Aaaah, Thoma. . . Thoma. . . más. . . Thoma. . . te quiero. . .

¿Cómo no iba a quererlo? Toda la vida le había querido, aunque esa era la primera vez que se lo decía. Y si aquel apaño de matrimonio era la única manera posible de tenerle, bien, estaba dispuesta a aceptarlo. Aunque sólo fuera una pequeña parte de él. . . aunque fuera humillante.

De la garganta de Seguchi salió un ronco y profundo gemido. El andrógino personaje echó la cabeza hacia atrás, sintiendo que la ola de placer obtenida del cálido y compacto cuerpo de Mika subía en forma de escalofrío por su espalda hasta alcanzar su cerebro, haciendo que casi no pudiera ni pensar.

Pero ese estado de enajenación no duró mucho. Al fin y al cabo, se trataba de Tohma. Aún pudo mantener la cabeza lo suficientemente fría como para retirarse a tiempo. Exhausto, se dejó caer pesadamente sobre de su prometida, empapado de sudor, intentando recobrar el aliento. Uf, si a partir de ahora iba a ser siempre así, no estaba nada mal ^^, aunque no fuera con. . . "Bueno, es igual."

Notó como Tohma se derramaba entre sus piernas. Nota mental: Mañana mismo ir al médico a que me receten pastillas anticonceptivas. Bueno, al menos lo de la marcha atrás quedaría superado. Ahora que lo pensaba. . . nunca le había hecho sexo oral. Sí, al menos en lo relativo al sexo, muchas cosas iban a cambiar.

El peso de su cuerpo sobre ella no la ayudaba precisamente controlar su respiración, a ella también le faltaba el aliento, pero quería que se quedara así. Era una placentera sensación sentir el calor que emanaba su piel, tan suave, su aliento en su cuello, el descanso que encontraba tumbado encima de ella. . . Quiso abrazarle, pero no lo hizo.

Una vez repuesto, Tohma se incorporó poco a poco, apoyándose sobre los brazos. Se la quedó mirando un momento, casi divertido. La bonita sonrisa y la mirada tranquila habían vuelto a su cara. Volvía a ser el de siempre.

Estaba completamente despeinado. Los mechones rubios que le caían desordenadamente sobre la frente, húmedos de sudor, se veían casi blancos a la luz de la luna que entraba por las ventanas del coche, la misma luz que hacía brillar el sudor sobre su piel. . . Tan hermoso. . .

- ¿Sabes, Mikarin? Creo que me va a gustar estar casado contigo.

^_^

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Tenía pensado que este fuera el último capítulo, pero se me han estado ocurriendo un par de cosas y puede que la historia de un poco más de sí.

También tenía pensado escribir aquí un par de bromas, pero la verdad es q no estoy de humor. Con vuestro permiso, me vais a permitir un pequeño gesto.

QUIERO DEDICAR ESTE CAPÍTULO A LAS VÍCTIMAS DEL ATENTADO DE MADRID Y A SUS FAMILIAS.

Sé que no es mucho, pero creo que es lo mínimo que puedo hacer. Especialmente porque considero que tengo mucha suerte, hay doscientas personas que no han sido tan afortunadas como yo.