CAPÍTULO 8: Las cosas que echamos de menos

***

Le despertaron los primeros rayos de sol cayendo directamente sobre su cara. Mika era la que corría las cortinas todas las noches antes de irse a dormir, y como él siempre llegaba más tarde, no había desarrollado esa costumbre. Dando manotazos sobre la mesita de noche, alcanzó el despertador. Las 6:07. Era demasiado temprano, incluso para él. Volvió a dejarse caer en la cama. . . encontrándose extrañamente ancho. ¿Dónde estaba Mika? No había signos de que hubiera dormido allí en toda la noche. . . ¡Oh, no! Entonces, no lo había soñado. El lamentable episodio de Mika travestida arrancándole la ropa había sido real. Claro, por eso no había vuelto a la cama. Debía de estar avergonzada, pobrecita. En fin, tendría que ir a hablar con ella.

Cualquiera que hubiera visto a Tohma en ese momento, con el pelo revuelto, frotándose los ojos, descalzo por el pasillo con su pijama de seda verde, hubiera pensado que no tenía más de doce años. En el salón no había nadie, sólo los restos de la cena frustrada. Vaya, pensó que tal vez se habría quedado a dormir en el sofá. Probó en la cocina, y allí sí. Ahí estaba Mika, vestida (de persona) y arreglada, acabándose un opíparo desayuno. Tohma sintió un escalofrío al volver a ver aquel color de pelo tan espantoso. "Muy bien, lo primero que voy a hacer hoy va a ser meterla de cabeza en una peluquería a que le quiten ese rubio de bote. No puedo permitir que nadie la vea con esas pintas. Ah, y tengo que decirle a mi secretaria que me consiga unas flores y unos bombones."

- Buenos días. . . cariño.

- Ah, ya te has despertado. Buenos días ^_^ - Sí, sí, es Mika la que sonríe.

- Escucha Mika, sobre lo de anoche. . .

- Oh, no te preocupes por eso. Te aseguro que no se volverá a repetir, jiji.

- Espléndido, espléndido. Pero quiero que sepas que no estoy en. . .

- Sí, sí, ves contándomelo, que te escucho ^_^ – Mika había acabado de desayunar y se había puesto de pie, saliendo de la cocina y dejándole con la palabra en la boca.

Tohma, ahogando una pequeña llamarada de ira provocada por semejante falta de educación, la siguió por el pasillo.

- Lo que te quería decir, Mika, es que no estoy enfadado en absoluto. No tienes nada de que avergonzarte, ¿de acuerdo? Haremos como si nunca hubiera sucedido y ya está – Mika entró en el dormitorio – Mira, yo comprendo que a veces la rutina puede ser muy dura, sobre todo en un matrimonio, y. . . bueno, ¿para qué negarlo?, yo tampoco colaboro mucho – Sacó de la parte de arriba del armario una bolsa de viaje y metió algo de ropa dentro – porque no estoy casi nunca en casa, nos vemos poco y hace mucho que no salimos, como tú dices – Mika iba de acá para allá dentro de la habitación, metiendo cosas en la bolsa, por lo que Seguchi se veía obligado a dar vueltas sobre sí mismo para hablar con ella – Pero querida, tú también debes comprender. . . ¿Puedes hacer el favor de estarte quieta?

- Ah, perdona. Pero te estaba escuchando, de verdad ^_^

- Bien, ¿hay algo que quieras decirme tú?

- No. ¡Bueno, sí! Adiós ^_^

- ¿A- adiós? o.o''

- Sí, me voy ^_^

- ¿A dónde?

- Oh, aún no lo sé. Pero bueno, eso es lo de menos – Volvió a salir de la habitación.

- ¿Cómo que no lo. . .? ¿De qué me estás hablando? ¡Oye, y no te vayas mientras te estoy hablando!

- Pero si ya no tenemos nada más que decirnos, Tohma – Se metió en el garaje. Tohma venía corriendo tras ella. Llegó justo cuando Mika abría la puerta de su coche.

- Mika, por favor, escucha un momento – Le tomó las manos entre las suyas y empezó a hablarle como si ella tuviera cinco años – Mira, ahora vas a tranquilizarte, nos sentaremos y hablaremos de esto como personas civilizadas, ¿vale? Llegaré un poco más tarde al trabajo, pero no pasa nada.

- No, si yo estoy la mar de tranquila. Eres tú el que parece un poco alterado.

- ¡EN LA VIDA HE ESTADO MÁS TRANQUILO! ¡Y AHORA MISMO VAS A EXPLICARME QUÉ ES ESO DE QUE TE VAS!

- Pues eso, que me voy. Que me voy de esta casa. Que te dejo, vaya ^_^

Se metió en el coche. Una vez lo hubo puesto en marcha, bajó la ventanilla.

- Escucha, no creo que lo hagas, pero lo menciono. No me busques. Te diría también que no me sigas, pero sé que no irás a ningún sitio vestido así ^_^ Que te vaya muy bien, Tohma – Y se fue, diciéndole adiós con la mano por la ventanilla del coche.

Tohma se quedó allí inmóvil mirando como el coche se alejaba. Necesitó cinco minutos más para procesar lo que acababa de ocurrir, tras los cuales, decidió que no dedicaría ni un segundo de su tiempo a preocuparse por aquello. Ya volvería cuando se le hubiera pasado la rabieta. Si lo que pretendía era llamar su atención, se iba a llevar un buen chasco. "Eso sí, cuando vuelva me va a oír, porque esta no se la pienso perdonar así como así. Que ya está bien de tonterías, hombre. ¡Y pobre de ella como se le ocurra aparecer por la empresa con esos pelos!"

Volvió a la cocina. Tazas, platos y todo lo que Mika había utilizado para prepararse el desayuno seguía allí, esperando que alguien recogiera y fregara. "¡Pero qué tía, se larga y lo deja todo por en medio! ¡¡Y encima no ha preparado nada para mí!!" (Como podemos observar, Tohma sigue convencido de que Mika volverá en cuanto se ponga el sol, suplicando su clemencia)

***//~~~

Se hospedó en un pequeño motel de las afueras. En el hipotético caso de que Tohma decidiera buscarla, pensaría que se habría instalado en algún bonito hotel de cinco estrellas, nunca en un sitio como ese.

El dueño, que hacía las veces de recepcionista, casi se cae de culo cuando la vio entrar. Sus clientes habituales eran grupos de estudiantes mochileros que alquilaban una habitación doble por cada cinco personas, jamás había puesto los pies en su casa un pedazo de señora vestida de Armani como aquella. "Se le sale la clase por los cuatro costados. Aquí hay pasta, ¡lo huelo! Es curioso. . . con ese estilazo. . . y que lleve un peinado tan feo."

La acompañó a la habitación él mismo. No era muy grande, pero ya estaba bien, y limpia.

- ¿Tiene todo lo que necesita? Si desea algo, no tiene más que avisarme. ¿Quiere que le deshaga el equipaje? Si lo desea, tenemos servicio de habitaciones y podemos. . . – No podía dejar pasar esta oportunidad. Pensaba sacarle todos los extras que pudiera. Cosas así sólo pasan una vez en la vida.

- No necesito nada, gracias – Y con un movimiento de la mano, le indicó que se fuera.

Se estiró en la cama. En la habitación había mucho silencio, demasiado. Normalmente, lo primero que hacía al llegar a casa era poner música, más que nada para que le hiciera compañía. Pensó en la colección de discos que había dejado allí. . .

Cada vez que Tohma rompía una promesa, le hacía un regalo. Al principio había funcionado, pero al notar la progresiva indiferencia con la que Mika recibía vestidos de marca, complementos exclusivos de edición limitada y joyas por las que le constaba que Noriko hubiera vendido su alma (Todo carísimo, que tacaño no lo había sido nunca), cambió hábilmente de estrategia. Empezó a regalarle discos. Jazz y blues, en vinilo, auténticas piezas de coleccionista dificilísimas de encontrar. Sabía muy bien que, pese a todo, eso siempre le haría ilusión. A base de plantones, vacaciones canceladas en el último momento y espectáculos a los que al final tenía que ir sola, había llegado a acumular una colección que pondría verde de envidia a cualquier melómano. Los tenía a todos. Ella Fitzgerald, Nina Simone, Louis Armstrong, Miles Davis. . . Y ahora los echaba de menos.

Son curiosas las cosas que echamos de menos. Siempre son las que menos esperábamos.

***//~~~

Evidentemente, Mika no volvió a casa esa noche, y Tohma pensó en lo suertudo que era de tener toda la cama para él solo. El segundo día tampoco pasó ni dos minutos seguidos pensando en su mujer. El tercero, empezó a mosquearse.

En la empresa nadie sabía nada. Para alivio de Seguchi, Mika no había aparecido por allí para avergonzarle con aquel peinado tan vulgar, y como Mika se acupaba de los trámites burocráticos y casi no se relacionaba con el resto de la plantilla, nadie notó su ausencia.

Si aquella insensata pensaba iniciar una guerra de desgaste contra él, es que era mucho más estúpida de lo que creía. Gran parte de lo que había conseguido había sido gracias a su extraordinaria paciencia, y no iba a ser Mika la que terminara con ella. Pero una cosa tenía que reconocer: cinco días ya sin saber nada de su mujer empezaban a ser preocupantes. . . pero sólo un poco, que conste. ¿Y si le había pasado algo? Seguro que estaba mucho más alterada de lo que aparentaba cuando cogió el coche. ¿Y si conduciendo en ese estado nervioso había tenido un accidente? Absurdo. En cualquier hospital la habrían reconocido y le hubieran avisado al instante. Tal vez se hubiera marchado a Kyoto. . . No, tampoco. Su padre nunca consentiría que se separara. Le hubiera faltado tiempo para llamarle y decirle que qué clase de marido era él, que consentía que su mujer se fuera de casa así como así. ¡¿Dónde se había metido aquella histérica?!

- ¿Le parece bien, señor?

- ¿Eh?

- Qué si está de acuerdo, señor presidente – Era K, que había ido para comentarle la siguiente actuación que había organizado para Bad Luck, pero a las diez palabras, Seguchi había desconectado.

- Sí, sí. . . Perfecto, adelante – O sea, que acababa de dar su consentimiento para algo de lo que no había escuchado absolutamente a nada. ¡Maldita Mika! Eso sí que no, no pensaba consentir que sus tonterías le influyeran en el trabajo. ¡De ninguna manera!

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Y así empieza la competición de a ver quién es más chulo ¿Quién creéis que ganará? XD

Tu opción también estaba muy bien Rikku-tomoe, muy radical XDDDDDDDD Pero. . . si me llego a cargar a Yuki, me sé de una cuantas que me escabechan ^^'''' De todos modos, tengo pensado liarla bien sin matar a nadie. . . al menos de momento XD~

Me despido ya. Muchas gracias otra vez por vuestros rw, y recordad: Haced siempre caso a los vasos cuando os hablen, que los vasos son buenos, los vasos son sabios XDDDDDDDDDD