CAPÍTULO 14: Vertederos de amor
***
Era una auténtica tortura. Tohma llevaba casi 40 minutos hablando sin parar de lo insoportable que era Mika, de lo horrible que había sido vivir con ella, de lo mal que le trataba. . . Al pobre Ryuichi ya le estaba empezando a entrar dolor de cabeza pero, ¿qué remedio?, había accedido a escuchar a su amigo mientras se desahogaba.
- . . . Si es que era como vivir con un agente de la GESTAPO. Siempre quería saber donde estaba, a cada minuto, y me montaba la de dios si daba un paso sin decírselo. Sólo le faltó implantarme un chip localizador subcutáneo de esos – Ryuichi pensó que, si eso era cierto, Mika podría desempeñar a la perfección muchas de las tareas que Tohma le encargaba a K. Como, por ejemplo, vigilarle a él mismo constantemente – Y es una maniática del orden. Tiene tantas manías que es imposible contarlas. Por que, vamos a ver, ¿tú conoces a alguien que ordene los tarros de mermelada por orden alfabético?
- Pero si tú haces lo mismo Tohma. Si notas cuando me he sentado en tu silla porque la dejo dos milímetros más a la derecha o a la izquierda de donde la dejaste tú. Si hasta tienes tus sombreros ordenados por la fecha en que te los compraste.
- No es lo mismo.
- ¿Por qué no?
- ¡Porque no!
- Bueeeeeeeeeeno. . .
- Y es una mandona. No, mandona no, eso es poco. Es una dictadora. ¡Es Hitler! Siempre tiene que organizarle la vida a todo el mundo, siempre tiene que meterse donde no la llaman. . .
- Ejem, ejem. . .
- ¿A qué vienen esas toses? ¬¬
- No. . . a nada. . .
- ¿Y sabes otra cosa que me sacaba de quicio? Acapara las sábanas. Empieza a estirar y a estirar hasta que. . .
- Yuki Eiri está aquí, señor – Dijo la vocecilla del interfono.
- UAAAAAAA, ¡Yuki Eiri! Qué bien, ¿verdad? Supongo que querrás que os dejemos solos. Vamos, vamos, Kumagoro. Ya nos marchamos, no te preocupes – "¡Soy libre! ¡Libre al fin!"
Yuki abrió la puerta para intentar entrar en el despacho, pero antes tuvo que dejar salir a un Ryuichi pegando saltos con su peluche en la cabeza ¬¬U
- Eiri-san, me alegra verte por aquí. Siéntate, por favor ^_^
Yuki no hizo caso de la invitación. Se quedó de pie a medio camino entre la puerta y el escritorio, mirando a Tohma con una cara más seria de lo normal.
- Shuichi me ha contado lo que pasó anoche con Aizawa – Soltó, sin dar ningún rodeo.
- Vaya. . . – Tohma se recostó en su sillón – las buenas noticias vuelan.
- Haciendo amigos para variar, ¿no, Seguchi?
- Sí. Ya me conoces, es. . . parte de mi encanto ^_^
- No tiene ninguna gracia.
- Oh, y yo que pensaba que eso te haría feliz, dado que ya no es a Shindou- kun a quien Aizawa quiere hacer daño.
- Estoy hablando muy en serio, Seguchi. Aizawa no es a alguien que te convenga tener como enemigo. Si se ha propuesto hundirte, no se detendrá ante nada para conseguirlo. Puede que parezca que no puede hacer nada contra ti, pero si descubre algo que pueda usar en tu contra, lo que sea, no te quepa duda de que lo utilizará. No tiene ningún tipo de escrúpulos ni nada que perder, Seguchi. Ten cuidado.
Tohma escuchó todo aquello con una sonrisa divertida. Como si él no lo supiera. . . Se balanceó un poco en el sillón, pasándose la estilográfica que tenía en la mano por los labios. Dirigió a Yuki una mirada golosa.
- Yo creo que el que debe tener cuidado eres tú, Eiri-san, o empezaré a pensar. . . que te preocupas por mí.
Yuki sintió una leve oleada de repulsión. Se dio media vuelta, no pensaba quedarse allí ni un segundo más de lo necesario.
- No sé para qué me molesto. No se puede hablar contigo – Resopló, y se fue tan de pronto como había llegado.
Seguchi se quedó otra vez solo en su despacho. La mirada traviesa y la sonrisa habían desaparecido, solo quedaba una sombra de resentimiento en su cara. "Yo sí que no sé por qué me molesto."
***//~~~
Yuki conducía de vuelta a su casa. La sensación de malestar que le había dejado la conversación con Seguchi aún seguía ahí. Se revolvía en el asiento del coche, incómodo en su propia piel.
Estaban pasando muchas cosas a la vez aquellos días, y todas muy raras. Cosas con las qué, a primera vista, él parecía no tener nada que ver, pero en las qué inevitablemente, acababa apareciendo su nombre.
Shuichi no le había contado sólo lo del aparcamiento, también le explicó aquello de "¿Ya no quieres tanto a Yuki Eiri?", pidiéndole una y otra vez que le explicara por qué Aizawa había dicho eso. Precisamente eso quería saber él. . .
Encima el capullo de Aizawa no era el único que se dedicaba a decir estupideces. Recordó a Mika balbuceando entre sollozos que quería ser como él. . . Que cayera un rayo del cielo y le carbonizara en aquel mismo instante si aquello tenía algún sentido.
Y por si todo eso no había sido suficiente. . . Yuki pisó furiosamente el acelerador al recordar la manera tan repugnante en la que acababa de mirarle Seguchi, conduciendo a una velocidad absurdamente temeraria para ir por las calles de la ciudad.
***//~~~
Ya era de noche. No le quedaba nada más por hacer. Tohma, con el abrigo y los guantes puestos, listo para marcharse, se resistía a abandonar su mesa de trabajo.
No le apetecía nada irse a su casa. ¿Qué haría cuando llegara allí? ¿Mirar al techo? Tampoco le apetecía quedarse a dormir en el despacho, aunque no era la primera vez que lo hacía. Pero claro, una cosa era quedarse a dormir allí sabiendo que hay alguien es casa preguntándose POR QUÉ te has quedado allí, y otra muy distinta, quedarse precisamente porque no hay nadie esperándote en ningún sitio. Suspiró con abatimiento.
Oh, que asqueado estaba de todo. No tenía ganas de hacer nada. La conversación con Yuki de aquella tarde había acabado de sumirle en la más absoluta de las depresiones. O tal vez no. . .
Había tenido una idea. Se retó a sí mismo a ver si podía deprimirse todavía un poco más.
Cogió el coche y se dirigió al local donde Mika solía ir con frecuencia. El dueño le recibió con una amplia sonrisa, no en vano ellos dos eran sus mejores clientes. Seguchi no se molestó en responder con otra sonrisa.
- Buenas noches, señor. ¿Qué será?
- Whisky.
El barman sirvió la copa, dejando la botella en la barra a disposición de Tohma. Era uno de los tratos de favor que recibía en aquel local.
- ¿Cómo está su esposa? Hace tiempo que viene por aquí.
- ¿Mi esposa? ¡Ui, mi esposa está estupendamente! ¡Vamos, es que no se lo puede ni imaginar!
- Ah. . . Pues. . . pues me alegro ^^'' – No se esperaba una respuesta tan efusiva.
Tohma cogió el vaso y le dio la espalda, enfurruñado, apoyando los codos en la barra. Había acertado, aquello era realmente deprimente.
Miró a su alrededor. Era el único que estaba solo. Le vino a la cabeza la letra de una canción, "Barras de bar, vertederos de amor. . ." No, aquel no era el tipo de sitio donde las almas solitarias irían a ahogar sus penas. El resto de la gente, en parejas o en grupos de cuatro o cinco personas, charlaban y reían entre la capa de humo que, indefectiblemente, se forma en el interior de todos lo bares. El murmullo de las conversaciones, más el ruido de vasos y botellas al chocar entre sí, formaba una animada música de fondo, que hacía que se sintiera todavía más excluido. Mika iba a aquel sitio mucho más que él. Cuando no la acompañaba, ¿también era la única que estaba sola? Seguramente por eso se había hecho tan amiga del dueño. Dio otro sorbo.
Se fijó en un pequeño escenario al fondo del local, poco más que una tarima de madera, donde unos cuantos instrumentos descansaban tranquilamente apoyados en sus soportes. Le dio la impresión que aquel escenario diminuto era como una mesa más, donde los instrumentos, como otro grupo de clientes cualesquiera, tenían su propia conversación, recordándole una vez más, que todo el mundo tenía compañía menos él.
- ¿Hoy no hay actuación? – Algunas noches, en aquel local se daban pequeños conciertos de jazz o rythem & blues. Mika no se perdía casi ninguno. Él la había acompañado algunas veces, pero normalmente estaba demasiado ocupado para hacerlo.
- No señor, son los jueves.
- Los jueves. . . – Volvió a llevarse el vaso a los labios - ¿Le importa si. . .? – Preguntó al barman, señalando al piano de encima de la tarima.
El dueño casi no pudo ocultar su emoción. ¿Qué si le importaba? ¿Qué si le importaba que Seguchi Tohma diera un concierto improvisado en su local? ¡Por el amor de dios, esas cosas ni se preguntan!
- Oh, por supuesto que no, señor. Será un honor – Contestó, con una sonrisa de oreja a oreja. Lo que no se esperaba, de todos modos, era que Tohma cogiera el vaso y la botella y se los llevara con él al escenario. "Bueno, es igual. Que haga lo que le parezca. ¡Seguchi Tohma va a tocar en mi local! Jojojo ^o^"
Se sentó en el taburete del piano. Su presencia sobre la tarima despertó un ligero murmullo entre los clientes, que no esperaban música aquella noche. Ajeno a todo eso, dejó la botella a sus pies y el vaso sobre el piano, al extremo del teclado. Echó un vistazo a las teclas amarillentas, aquel piano tenía aspecto de haber sufrido mucho. "Bueno, veamos qué tal suena" Colocó los dedos sobre las teclas y, tras pensárselo un momento, empezó a tocar "But not for me"
***//~~~
La música de su teléfono móvil la sobresaltó. Estaba profundamente dormida, cosa nada extraña porque era más de la una de la madrugada.
- Ñm, ñm. . . ¿Sí? . . . Ah, buenas no. . . No, no pasa nada, dígame. . . – Era el dueño del local. Mika le había dado su número porque a veces organizaba pequeñas fiestas o reuniones de trabajo más informales allí - ¡¿Cómo dice?! – Mika se sentó en la cama, frotándose los ojos, haciendo todos los esfuerzos posibles por acabar de despertarse y comprender del todo lo que aquel hombre le estaba diciendo – Oiga, ¿y está seguro de que es él?. . . No, claro, claro. . . Sí, yo le comprendo perfectamente, pero me temo que no puedo hacer nada al respecto. . . No, lo siento pero me es imposible, haga lo que crea más conveniente. . . De acuerdo, mire, em. . . llamé a este número – Le dio el número de Yuki – y pregunte por Yuki Eiri. . . Sí, ese Yuki Eiri, sí. . . Creo que él podrá ayudarle, y si no, haga lo que tenga que hacer. Buenas noches – Y sin más, colgó.
Apagó la luz y volvió a acostarse, tapándose hasta las orejas, de muy mal humor.
Aquella tarde, mientras miraba la pequeña televisión de su cuarto, había visto la publicidad del concierto de Bad Luck y Nittle Grasper. La prensa había ido a entrevistar a los miembros de Bad Luck "in situ", al final de uno de los ensayos, que eso al público siempre le gusta mucho. Y allí estaba Tohma también, a las puertas de la sala Ruido, contestando a las preguntas de la prensa como si nada inusual estuviera pasando en su vida, y después se marchó repartiendo sonrisas, saludos y algún que otro autógrafo entre los chavales que se habían agolpado en la entrada del local.
O sea, que ella estaba allí, amargándose como una estúpida, llorando sin parar durante todo el día y preguntándose que podría haber hecho para evitar todo aquello, y él se dedicaba a dar conciertos por ahí como si nada. "Pues muy bien, Tohma. Ya que no me necesitas para nada, que se ocupe de ti tu querido Eiri."
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Me parece que el capítulo anterior no fue muy del gusto de algunos consumidores ^^' No me extraña, la verdad, yo soy la primera en reconocer que era una animalada. Pero todo quedará justificado, os lo prometo. Y es cierto que esto ya tiene poco que ver con lo del compromiso, pero es que eso era la idea inicial. Como ya dije, la continuación de la historia se me ocurrió después.
Respecto a este capítulo, lo de los conciertos en el local es una inventada como un piano (y nunca mejor dicho), por supuesto, pero como vi que en el bar aquel tenía posters de conciertos de jazz y cosas así (un local de esos que a mí me gustan, jeje ^_~), pues pensé que podría ser posible. Me lo vais a perdonar, ¿no? Vale la pena por un conciertillo improvisado de Tohma, creo yo ^_^
Por si a alguien le pica la curiosidad, la canción que recuerda Tohma y que da título a este capítulo es de El Último de la Fila, y la canción se llama "Insurrección". "But not for me" es un tema de George Gershwin que ha interpretado mucha gente. Personalmente, mi versión favorita es la de Diana Krall.
¡Ah, por cierto! Si se diera la casualidad de que por ahí hay alguien que ordena los tarros de mermelada por orden alfabético, que no se me enfade, ¿eh?, que los desordenados crónicos como yo, cualquier intento de mantener el orden lo consideramos una hazaña ^_^
Y aquí me despido. Os dejo con la intriga de saber qué a pasado con Tohma XD y os advierto que sigo con mi reto¡¡¡
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Era una auténtica tortura. Tohma llevaba casi 40 minutos hablando sin parar de lo insoportable que era Mika, de lo horrible que había sido vivir con ella, de lo mal que le trataba. . . Al pobre Ryuichi ya le estaba empezando a entrar dolor de cabeza pero, ¿qué remedio?, había accedido a escuchar a su amigo mientras se desahogaba.
- . . . Si es que era como vivir con un agente de la GESTAPO. Siempre quería saber donde estaba, a cada minuto, y me montaba la de dios si daba un paso sin decírselo. Sólo le faltó implantarme un chip localizador subcutáneo de esos – Ryuichi pensó que, si eso era cierto, Mika podría desempeñar a la perfección muchas de las tareas que Tohma le encargaba a K. Como, por ejemplo, vigilarle a él mismo constantemente – Y es una maniática del orden. Tiene tantas manías que es imposible contarlas. Por que, vamos a ver, ¿tú conoces a alguien que ordene los tarros de mermelada por orden alfabético?
- Pero si tú haces lo mismo Tohma. Si notas cuando me he sentado en tu silla porque la dejo dos milímetros más a la derecha o a la izquierda de donde la dejaste tú. Si hasta tienes tus sombreros ordenados por la fecha en que te los compraste.
- No es lo mismo.
- ¿Por qué no?
- ¡Porque no!
- Bueeeeeeeeeeno. . .
- Y es una mandona. No, mandona no, eso es poco. Es una dictadora. ¡Es Hitler! Siempre tiene que organizarle la vida a todo el mundo, siempre tiene que meterse donde no la llaman. . .
- Ejem, ejem. . .
- ¿A qué vienen esas toses? ¬¬
- No. . . a nada. . .
- ¿Y sabes otra cosa que me sacaba de quicio? Acapara las sábanas. Empieza a estirar y a estirar hasta que. . .
- Yuki Eiri está aquí, señor – Dijo la vocecilla del interfono.
- UAAAAAAA, ¡Yuki Eiri! Qué bien, ¿verdad? Supongo que querrás que os dejemos solos. Vamos, vamos, Kumagoro. Ya nos marchamos, no te preocupes – "¡Soy libre! ¡Libre al fin!"
Yuki abrió la puerta para intentar entrar en el despacho, pero antes tuvo que dejar salir a un Ryuichi pegando saltos con su peluche en la cabeza ¬¬U
- Eiri-san, me alegra verte por aquí. Siéntate, por favor ^_^
Yuki no hizo caso de la invitación. Se quedó de pie a medio camino entre la puerta y el escritorio, mirando a Tohma con una cara más seria de lo normal.
- Shuichi me ha contado lo que pasó anoche con Aizawa – Soltó, sin dar ningún rodeo.
- Vaya. . . – Tohma se recostó en su sillón – las buenas noticias vuelan.
- Haciendo amigos para variar, ¿no, Seguchi?
- Sí. Ya me conoces, es. . . parte de mi encanto ^_^
- No tiene ninguna gracia.
- Oh, y yo que pensaba que eso te haría feliz, dado que ya no es a Shindou- kun a quien Aizawa quiere hacer daño.
- Estoy hablando muy en serio, Seguchi. Aizawa no es a alguien que te convenga tener como enemigo. Si se ha propuesto hundirte, no se detendrá ante nada para conseguirlo. Puede que parezca que no puede hacer nada contra ti, pero si descubre algo que pueda usar en tu contra, lo que sea, no te quepa duda de que lo utilizará. No tiene ningún tipo de escrúpulos ni nada que perder, Seguchi. Ten cuidado.
Tohma escuchó todo aquello con una sonrisa divertida. Como si él no lo supiera. . . Se balanceó un poco en el sillón, pasándose la estilográfica que tenía en la mano por los labios. Dirigió a Yuki una mirada golosa.
- Yo creo que el que debe tener cuidado eres tú, Eiri-san, o empezaré a pensar. . . que te preocupas por mí.
Yuki sintió una leve oleada de repulsión. Se dio media vuelta, no pensaba quedarse allí ni un segundo más de lo necesario.
- No sé para qué me molesto. No se puede hablar contigo – Resopló, y se fue tan de pronto como había llegado.
Seguchi se quedó otra vez solo en su despacho. La mirada traviesa y la sonrisa habían desaparecido, solo quedaba una sombra de resentimiento en su cara. "Yo sí que no sé por qué me molesto."
***//~~~
Yuki conducía de vuelta a su casa. La sensación de malestar que le había dejado la conversación con Seguchi aún seguía ahí. Se revolvía en el asiento del coche, incómodo en su propia piel.
Estaban pasando muchas cosas a la vez aquellos días, y todas muy raras. Cosas con las qué, a primera vista, él parecía no tener nada que ver, pero en las qué inevitablemente, acababa apareciendo su nombre.
Shuichi no le había contado sólo lo del aparcamiento, también le explicó aquello de "¿Ya no quieres tanto a Yuki Eiri?", pidiéndole una y otra vez que le explicara por qué Aizawa había dicho eso. Precisamente eso quería saber él. . .
Encima el capullo de Aizawa no era el único que se dedicaba a decir estupideces. Recordó a Mika balbuceando entre sollozos que quería ser como él. . . Que cayera un rayo del cielo y le carbonizara en aquel mismo instante si aquello tenía algún sentido.
Y por si todo eso no había sido suficiente. . . Yuki pisó furiosamente el acelerador al recordar la manera tan repugnante en la que acababa de mirarle Seguchi, conduciendo a una velocidad absurdamente temeraria para ir por las calles de la ciudad.
***//~~~
Ya era de noche. No le quedaba nada más por hacer. Tohma, con el abrigo y los guantes puestos, listo para marcharse, se resistía a abandonar su mesa de trabajo.
No le apetecía nada irse a su casa. ¿Qué haría cuando llegara allí? ¿Mirar al techo? Tampoco le apetecía quedarse a dormir en el despacho, aunque no era la primera vez que lo hacía. Pero claro, una cosa era quedarse a dormir allí sabiendo que hay alguien es casa preguntándose POR QUÉ te has quedado allí, y otra muy distinta, quedarse precisamente porque no hay nadie esperándote en ningún sitio. Suspiró con abatimiento.
Oh, que asqueado estaba de todo. No tenía ganas de hacer nada. La conversación con Yuki de aquella tarde había acabado de sumirle en la más absoluta de las depresiones. O tal vez no. . .
Había tenido una idea. Se retó a sí mismo a ver si podía deprimirse todavía un poco más.
Cogió el coche y se dirigió al local donde Mika solía ir con frecuencia. El dueño le recibió con una amplia sonrisa, no en vano ellos dos eran sus mejores clientes. Seguchi no se molestó en responder con otra sonrisa.
- Buenas noches, señor. ¿Qué será?
- Whisky.
El barman sirvió la copa, dejando la botella en la barra a disposición de Tohma. Era uno de los tratos de favor que recibía en aquel local.
- ¿Cómo está su esposa? Hace tiempo que viene por aquí.
- ¿Mi esposa? ¡Ui, mi esposa está estupendamente! ¡Vamos, es que no se lo puede ni imaginar!
- Ah. . . Pues. . . pues me alegro ^^'' – No se esperaba una respuesta tan efusiva.
Tohma cogió el vaso y le dio la espalda, enfurruñado, apoyando los codos en la barra. Había acertado, aquello era realmente deprimente.
Miró a su alrededor. Era el único que estaba solo. Le vino a la cabeza la letra de una canción, "Barras de bar, vertederos de amor. . ." No, aquel no era el tipo de sitio donde las almas solitarias irían a ahogar sus penas. El resto de la gente, en parejas o en grupos de cuatro o cinco personas, charlaban y reían entre la capa de humo que, indefectiblemente, se forma en el interior de todos lo bares. El murmullo de las conversaciones, más el ruido de vasos y botellas al chocar entre sí, formaba una animada música de fondo, que hacía que se sintiera todavía más excluido. Mika iba a aquel sitio mucho más que él. Cuando no la acompañaba, ¿también era la única que estaba sola? Seguramente por eso se había hecho tan amiga del dueño. Dio otro sorbo.
Se fijó en un pequeño escenario al fondo del local, poco más que una tarima de madera, donde unos cuantos instrumentos descansaban tranquilamente apoyados en sus soportes. Le dio la impresión que aquel escenario diminuto era como una mesa más, donde los instrumentos, como otro grupo de clientes cualesquiera, tenían su propia conversación, recordándole una vez más, que todo el mundo tenía compañía menos él.
- ¿Hoy no hay actuación? – Algunas noches, en aquel local se daban pequeños conciertos de jazz o rythem & blues. Mika no se perdía casi ninguno. Él la había acompañado algunas veces, pero normalmente estaba demasiado ocupado para hacerlo.
- No señor, son los jueves.
- Los jueves. . . – Volvió a llevarse el vaso a los labios - ¿Le importa si. . .? – Preguntó al barman, señalando al piano de encima de la tarima.
El dueño casi no pudo ocultar su emoción. ¿Qué si le importaba? ¿Qué si le importaba que Seguchi Tohma diera un concierto improvisado en su local? ¡Por el amor de dios, esas cosas ni se preguntan!
- Oh, por supuesto que no, señor. Será un honor – Contestó, con una sonrisa de oreja a oreja. Lo que no se esperaba, de todos modos, era que Tohma cogiera el vaso y la botella y se los llevara con él al escenario. "Bueno, es igual. Que haga lo que le parezca. ¡Seguchi Tohma va a tocar en mi local! Jojojo ^o^"
Se sentó en el taburete del piano. Su presencia sobre la tarima despertó un ligero murmullo entre los clientes, que no esperaban música aquella noche. Ajeno a todo eso, dejó la botella a sus pies y el vaso sobre el piano, al extremo del teclado. Echó un vistazo a las teclas amarillentas, aquel piano tenía aspecto de haber sufrido mucho. "Bueno, veamos qué tal suena" Colocó los dedos sobre las teclas y, tras pensárselo un momento, empezó a tocar "But not for me"
***//~~~
La música de su teléfono móvil la sobresaltó. Estaba profundamente dormida, cosa nada extraña porque era más de la una de la madrugada.
- Ñm, ñm. . . ¿Sí? . . . Ah, buenas no. . . No, no pasa nada, dígame. . . – Era el dueño del local. Mika le había dado su número porque a veces organizaba pequeñas fiestas o reuniones de trabajo más informales allí - ¡¿Cómo dice?! – Mika se sentó en la cama, frotándose los ojos, haciendo todos los esfuerzos posibles por acabar de despertarse y comprender del todo lo que aquel hombre le estaba diciendo – Oiga, ¿y está seguro de que es él?. . . No, claro, claro. . . Sí, yo le comprendo perfectamente, pero me temo que no puedo hacer nada al respecto. . . No, lo siento pero me es imposible, haga lo que crea más conveniente. . . De acuerdo, mire, em. . . llamé a este número – Le dio el número de Yuki – y pregunte por Yuki Eiri. . . Sí, ese Yuki Eiri, sí. . . Creo que él podrá ayudarle, y si no, haga lo que tenga que hacer. Buenas noches – Y sin más, colgó.
Apagó la luz y volvió a acostarse, tapándose hasta las orejas, de muy mal humor.
Aquella tarde, mientras miraba la pequeña televisión de su cuarto, había visto la publicidad del concierto de Bad Luck y Nittle Grasper. La prensa había ido a entrevistar a los miembros de Bad Luck "in situ", al final de uno de los ensayos, que eso al público siempre le gusta mucho. Y allí estaba Tohma también, a las puertas de la sala Ruido, contestando a las preguntas de la prensa como si nada inusual estuviera pasando en su vida, y después se marchó repartiendo sonrisas, saludos y algún que otro autógrafo entre los chavales que se habían agolpado en la entrada del local.
O sea, que ella estaba allí, amargándose como una estúpida, llorando sin parar durante todo el día y preguntándose que podría haber hecho para evitar todo aquello, y él se dedicaba a dar conciertos por ahí como si nada. "Pues muy bien, Tohma. Ya que no me necesitas para nada, que se ocupe de ti tu querido Eiri."
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Me parece que el capítulo anterior no fue muy del gusto de algunos consumidores ^^' No me extraña, la verdad, yo soy la primera en reconocer que era una animalada. Pero todo quedará justificado, os lo prometo. Y es cierto que esto ya tiene poco que ver con lo del compromiso, pero es que eso era la idea inicial. Como ya dije, la continuación de la historia se me ocurrió después.
Respecto a este capítulo, lo de los conciertos en el local es una inventada como un piano (y nunca mejor dicho), por supuesto, pero como vi que en el bar aquel tenía posters de conciertos de jazz y cosas así (un local de esos que a mí me gustan, jeje ^_~), pues pensé que podría ser posible. Me lo vais a perdonar, ¿no? Vale la pena por un conciertillo improvisado de Tohma, creo yo ^_^
Por si a alguien le pica la curiosidad, la canción que recuerda Tohma y que da título a este capítulo es de El Último de la Fila, y la canción se llama "Insurrección". "But not for me" es un tema de George Gershwin que ha interpretado mucha gente. Personalmente, mi versión favorita es la de Diana Krall.
¡Ah, por cierto! Si se diera la casualidad de que por ahí hay alguien que ordena los tarros de mermelada por orden alfabético, que no se me enfade, ¿eh?, que los desordenados crónicos como yo, cualquier intento de mantener el orden lo consideramos una hazaña ^_^
Y aquí me despido. Os dejo con la intriga de saber qué a pasado con Tohma XD y os advierto que sigo con mi reto¡¡¡
