CAPÍTULO 19: ES MÍO¡¡

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Yuki estaba en su estudio, preguntándose qué haría su protagonista ahora que había hecho que su amada le abandonase. "A lo mejor se me rebela, me envía a la mierda y se va de copas para ahogar las penas, el muy cabrón. Yo de él haría lo mismo" Estaba algo frustrado porque no se le ocurría como seguir después del giro que acababa de dar a su historia, por eso se sintió casi aliviado cuando sonó el teléfono.

Miró la pantalla del móvil. Era Seguchi. No le apetecía mucho hablar con él, pero eso al menos le distraería un rato de su relato encallado.

- ¿Qué quieres?

- Eiri-san. . . Eiri. . . – La voz de Tohma se oía muy débil, en parte porque le costaba mucho hablar y en parte porque el teléfono seguía en el suelo, y él susurrando a su lado.

- Seguchi, habla más alto. Casi no te oigo.

- Eiri. . . Ruido. . .

- ¿Seguchi, qué dices? ¿Qué te pasa?

- Ven. . . Ruido. . . Rui. . . do. . .

- Seguchi, ¿qué te pasa?. . . ¿Seguchi?. . . ¿Qué demonios pasa? ¡Contesta Seguchi!. . . ¡¡Seguchi!!. . . ¡¡SEGUCHI!!

Por el teléfono seguía sonando la voz ansiosa de Yuki, pero Tohma no podía contestarle, porque se había vuelto a desmayar.

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- ¡Fi, en la fala Ruido, la del confierto!. . . ¡¡Y yo qué fe qué coño a bafado!! Folo fe que Feguchi eftaba jodido, ¿vale?. . .

Yuki conducía a toda velocidad en dirección a la sala de conciertos, con un cigarro entre los dientes. Después de siete u ocho intentos, había conseguido que Mika cogiera el teléfono y ahora le explicaba lo de la extraña llamada de Tohma. A su lado, Shuichi también le contaba lo sucedido a gritos a K, que tampoco daba crédito, de modo que el coche era una auténtica jaula de grillos.

- ¡¡Joder Mika!! ¡¿Y bor qué no cogifte el buto teléfono?!. . . ¡Claro que voy bara allá! Y tú. . .

- ¡¡Yuki, cuidado!!

MEEEEEEEEEEC

Shuichi agarró el volante y lo giró bruscamente justo a tiempo de evitar que se estamparan contra el coche que venía en dirección contraria. Con la alteración propia de la situación, más la conversación histérica que estaba teniendo con su hermana, sin darse cuenta Yuki se había metido en el carril contrario de la autopista.

Llegaron al local, y allí se encontraron a Mika discutiendo acaloradamente con el guardia de seguridad (ACLARACI"N: Para llegar antes que ellos, Mika ha venido conduciendo a la misma velocidad suicida que Yuki, se ha saltado todos los semáforos en rojo que ha encontrado, ha hecho adelantamientos y giros indebidos y casi se lleva por delante a una pareja que cruzaba la calle) El guardia en cuestión, un tipo tranquilo al que le gustaba el turno de noche porque normalmente no suponía casi ninguna complicación, intentaba quitarse de encima a aquella pesada que le gritaba una historia la mar de absurda. No quería buscarse líos, y por supuesto no pensaba abrirle la puerta a aquella histérica, por muy "esposa de no-sé-quien" que dijera ser.

- Venga guapa. . . Vete a casita a dormir, que te está haciendo falta.

Es muy probable que Mika le hubiera sacado los ojos con las uñas después de aquel comentario si Shuichi no llega a intervenir. A él sí que le reconoció el guardia, de tenerle visto en los ensayos. Hablando atropelladamente, consiguió convencerle de que era muy necesario que les abriera la puerta.

Con parsimonia, empezó a sacar el manojo de llaves. Yuki encendió un cigarro con la colilla del anterior para contener sus ganas de partirle la cara a aquel imbécil, que les estaba haciendo perder un tiempo precioso.

- Pero. . . yo no sé donde están las luces. . .

- Aiiiiiiii ¡Es igual, yo sí lo sé! ¡Deprisa, deprisa! – Le apremió Shu, moviendo las piernas frenéticamente como si estuviera corriendo, pero sin moverse del sitio.

- Vale, vale. . . Pero yo no quiero líos, ¿eh? Si el jefe se mosquea, le decís que habéis sido vosotros los qu. . .

- ¡Maldita sea! BRUMM - Mika agarró al guardia por la chaqueta y le estampó contra la pared - ¡¡ABRE LA PUTA PUERTA!!

En dos décimas de segundo, la puerta estuvo abierta de par en par.

- Venga, démonos pri. . . - Mika se giró para apremiar a su hermano y a Shuichi para que la siguieran, y al hacerlo se encontró con. . . ô.o O.OU Al ver a aquella fiera, Shuichi se había llevado un susto de muerte y, de un salto, se encaramó a Yuki, que le sostenía en brazos mientras miraba a su hermana con cara de estar preguntándose si estaba poseída – Imbéciles. . . – Escupió, y se metió en el local.

Entraron a todo correr en la sala. Buscaron a Tohma por todos lados, en el escenario, en los camerinos, en los lavabos, en la sala del control de luces. . . sin resultado. Ya no sabían dónde más buscar, y Mika se iba poniendo cada vez más nerviosa, no pudiendo contener por más tiempo las lágrimas y escuchando a cada instante "ruidos extraños" que le hacían abalanzarse hacia todos los rincones de la sala, pensando que tal vez sería Tohma.

El nombre del maldito Aizawa no dejaba de sonar en el cerebro de Yuki. No sin cierto temor, sugirió que, visto que Seguchi no estaba en el local, bajaran al aparcamiento, al menos para agotar todas las posibilidades.

Tuvieron que bajar las escaleras a oscuras porque Shuichi no sabía dónde estaban esas luces. Al llegar al final de la escalera, Yuki le dijo a Mika que ya iría a mirar él, ella que se quedara con Shu. El recuerdo de la débil voz de Seguchi en el teléfono aún le inquietaba, y Mika no estaba en condiciones de ver según qué cosas. "Pero es una simple precaución. . . estúpida, de cualquier modo. . . porque no ha pasado nada. . . No ha pasado nada. . ."

Entró en el aparcamiento. Había muy poca iluminación, sólo las luces de seguridad, para hacer la escena más tétrica si cabía. Dudó un momento, pero no tenía más opción que meterse en aquella atmósfera hostil y buscar a Seguchi, aunque fuera sólo para ver que no estaba allí. "Porque NO está aquí. ¿Qué va a estar haciendo ese aquí? Sería absurdo, porque a Seguchi NO LE HA PASADO NADA"

Las suelas de sus zapatos resonaban en el aparcamiento, dónde nada se movía excepto Yuki. Temeroso, se asomaba detrás de todos los coches esperando encontrar no sabía bien el qué, y llamándose imbécil después de cada inspección porque estaba claro, clarísimo, que no iba a encontrarse nada raro. . . hasta que vio el coche de Tohma parado en medio de uno de los carriles.

Eso era raro. Le gustara o no, tenía que reconocer que eso era raro. Y más raro todavía era que el sombrero de Tohma estuviera tirado en el suelo junto al coche.

- ¿Seguchi? – Maldita sea, de repente le costaba respirar. No quería acercarse al coche, no quería descubrir qué había pasado, ahora que no cabía duda de que había pasado algo, pero avanzó poco a poco hacia él como un autómata, la vista fija en el sombrero - ¿Seguchi? - ¿Por qué demonios no contestaba? Maldita sea ¡Maldita sea! ¡¡Tenía miedo!! Hacía mucho tiempo que no lo sentía, pero ahora tenía miedo, y maldijo a Tohma por ello, por haberse metido en lo que fuera que se había metido, por haberle hecho ir hasta allí, por llevar sombreros y esas ropas ridículas que se ponía. . . - ¿Seguchi?

Había conseguido llegar hasta el coche. El sombrero le indicaba que debía mirar a su alrededor y ver aquello tan horrible que le había pasado a su amigo, pero Yuki se resistía a hacerlo.

- Oniisan. . . – El último intento. Si la palabra mágica no funcionaba, no le quedaría más remedio que mirar. . . Nada.

No tenía otra opción que seguir las indicaciones del sombrero. Muy despacio, alzó la vista y miró a su izquierda. Tuvo que apoyarse en el coche para mantenerse en pie cuando descubrió aquel espectáculo dantesco.

Frente a él, tirado en el suelo entre dos coches, descubrió por fin a Seguchi. La escena no hubiera podido ser más macabra. Seguchi estaba inconsciente en el suelo, con toda la cara, contraída por una mueca de dolor, cubierta de sangre, la sangre que había manado de los cortes de las mejillas, del labio partido y de una brecha en la frente. Le habían cortado el pelo de una manera basta, que le hacía presentar el mismo aspecto lastimoso que los prisioneros de los campos de concentración que recordaba haber visto en documentales. Junto a él estaba su abrigo, sucio y arrugado, y el teléfono. En el suelo del espacio que quedaba entre los coches había mechones rubios tirados aquí y allá, y manchas de sangre. También había sangre en la ventana de uno de los coches, en la pared, en su ropa. . .

Todo aquello descompuso a Yuki. No pudo soportarlo. El cuerpo inmóvil de Tohma y las manchas de sangre por todas partes despertaron en él un recuerdo que había intentado borrar por todos los medios. Le hicieron revivir una escena en la que también había un cuerpo en el suelo, y sangre, y Seguchi. . . En aquel momento también estuvo Seguchi, pero ahora. . . ¿Qué papel ocupaba esta vez Seguchi en la escena? ¿Acaso estaba. . .? No, eso no podía ser. ¿Pero por qué no se movía? ¿De verdad estaba. . .? ¿Estaba. . .?

- BUAAAAAAAAAAAAAAJJ – Yuki empezó a vomitar, incapaz de controlarse. Hubiera querido acercarse a Seguchi para comprobar que la idea que le estaba torturando no era cierta, que Tohma estaba bien, pero no tenía fuerzas para hacerlo, tanto por la reacción que había tenido su cuerpo como por el miedo de descubrir que sí era cierta - BUAAAAAAAJ

- ¡TOHMAAAAAAAAAAAAAA!

Se giró, sujetándose todavía al coche. Mika corría en dirección a él, y Shuichi la seguía, gritando que esperase. Qué iluso había sido al pensar que Shu podría retenerla. Su hermana se paró frente a él, pero no tardó ni un segundo en abalanzarse en dirección a su marido al descubrir lo que a él le había trastornado de aquel modo.

- ¡TOHMA! ¡DESPIERTA TOHMA, POR FAVOR! – Mika se arrodilló junto a Seguchi y colocó su cabeza en su regazo, llorando desconsoladamente.

Yuki sintió unos brazos rodeando su cintura. Shuichi se había olvidado momentáneamente de Mika al ver el estado en el que él se encontraba, pero no tardó en soltar una exclamación de horror al girarse y descubrir él mismo lo que le había pasado a su jefe. Se abrazó con más fuerza a Yuki. No se podía decir que le tuviera cariño a Seguchi, pero por nada del mundo hubiera deseado que le pasara nada malo, y mucho menos algo así.

Mika seguía llorando, desesperada, intentando hacer volver en sí a su marido. Finalmente, Tohma entreabrió los ojos.

¿Era Mika aquella silueta borrosa que veía a su lado? ¿Era la de Mika aquella voz que le llamaba? No podía ser, Mika no había querido venir. . .

- ¿Mika? – Casi no se le oyó.

- Sí Tohma, snif, estoy aquí, snif, snif. . . Buaaaaa

- Mika. . . Hace frío. . . - Todavía sosteniéndole en su regazo, Mika se estiró para alcanzar el abrigo y le envolvió con él, sin dejar de llorar.

Al ver que Tohma estaba. . . no se podía decir que bien, pero decididamente mejor de lo que él había pensado, Yuki se sintió más entero. Pero quería comprobarlo él mismo. Le hizo una señal a Shuichi para indicarle que estaba bien, que le soltara. Camino vacilante hasta donde estaban Tohma y su hermana, que le arrullaba entre sus brazos. Sí, Seguchi tenía los ojos abiertos. . . Intentó tocarle la frente, pero Mika reaccionó al instante, apretando a Tohma contra su pecho, posesiva.

- ¡¡No te atrevas a tocarle!! – Le gritó con fiereza - ¡¡ES MÍOOOOO!! – Y rompió a llorar todavía más fuerte.

Yuki se paró en seco y retiró la mano, intimidado. Él y Shu recordaron al mismo tiempo aquella vez en la que, encima del escenario, Shuichi también gritó aquello de "¡¡ES MÍO!!", refiriéndose a Yuki. . . porque pensaba que Ayaka se lo quería quitar. . .

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¡Al fin funciona! ¡Al fin funciona! Bueno, no del todo, pero al menos puedo conectarme. Así que, para celebrarlo, aquí está el capítulo 19. Espero que os haya gustado

Me alegra ver que conseguí mi objetivo y que el pobre Tohma os dio lástima de verdad. Por si alguien no lo sabe, aclararé que lo peor que puede pasarle a un pianista, a un guitarrista o a un músico en general es, precisamente, romperse los dedos. Primero porque le hace tanto daño como al resto de los morales, y segundo porque, aunque se recupere, es probable que lo dedos pierdan gran parte de su agilidad, algo que no afectaría a otro tipo de profesional pero sí a alguien que necesita tener sus manos en plena forma. Incluso los ha habido que no han podido volver a tocar después de una fractura como esa. Supongo que algo muy parecido debe de pasarle a un dibujante, ¿no, BISHOUJU?

Rikku, espero que ha estas alturas hallas dejado de llorar. . . y de odiarme tanto, snif.

Lo que yo odio con toda mi alma es esta mierda de editor que han puesto en el Fanfiction. ¡¿Cómo coño voy a poner las caritas de Tohma si no me deja escribir los signos?!

Alguien me pidió fotos del cosplay. Bueno, de momento no tengo ninguna porque yo iba sin cámara, pero si consigo alguna ya os diré algo. Por cierto Nat-chan, me encantaría verte disfrazada de Kumagoro¡¡¡

Saludos y hasta el próximo¡¡¡¡