Título: Lágrimas
Autor: Jun/Vania (soy la misma, igual que Darkkie)
Pareja(s): Aragorn/Legolas
Clasificación: PG13, pero puede subir en el camino. AU (Alternate Universe) no hay Arwen, y si la hubo, sólo fue una querida hermana de Aragorn. MPREG totalmente, así que no te gusta el MPREG (Male pregnant) NO LE LEAS POR FAVOR
Resumen: Creí que iba a ser una historia corta, una vez unidos por su amor, Aragorn y Legolas viven en Minas Tirith donde Aragorn es el rey, y Legolas el príncipe consorte. Pero aun falta una gentil pieza para completar su felicidad. ANGST
Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre/hombre, mas bien hombre/elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro. Yo nada ganó, así que no me demanden por que no tengo ni un centavo partido a la mitad.
N/A.- Espero no tocar susceptibilidades con lo del embarazo, son simples palabras, así que no lo tomen a mal.
6. Hacia la luz
Legolas seguía caminando y cada vez más cerca de la puerta pensaba y trataba de recordar como es que había llegado hasta allí. ¿Qué era lo último que recordaba? No podía pensar en nada más que en ese pequeño perdido, en lo preocupado que estarían sus padres en ese momento, su mano instintivamente fue a su abdomen y se detuvo, un ligero dolor.
Rosas, cerezas, el cristal sonando de nuevo en la oscuridad pero no con la misma intensidad que antes.
Legolas volteo a su derecha esperando escuchar la voz. Nada. Aún después de unos minutos no podía escuchar nada pero el aroma seguía allí, cerca de él.
- ¿Sigues allí? – preguntó el príncipe preocupado por el silencio - ¿Por qué no vienes?
- Me duele mucho. – contestó la voz con ternura
- ¿Puedo verte?
- No…
- ¿Donde te duele?
- Aquí… en mi pecho…
El niño empezó a sollozar con gran tristeza, Legolas imagino las lágrimas en su tierno rostro, el puchero en su boca sonrosada y las pequeñas manos en sus ojos tallándoles con tristeza.
- Vengo a decirte adiós – dijo el pequeño después de largos sollozos.
- No… ¿Por qué tienes que irte? – inquirió Legolas preocupado. Le había tomado cariño a esa presencia que le acompaño en el camino.
- Por que no soportare esto. – dijo mientras un sollozo le interrumpía - Me duele mucho.
- ¿No podría abrazarte antes?
- …
- Por favor, me gustaría conocerte. – suplicó Legolas con aprecio
El príncipe triste y confundido sonreía, arrodillándose para encontrarse al nivel del pequeño y tal vez recibirle en sus brazos.
- ¿Tú quieres verme?
- Sí, si me lo permites.
- No puedo
- ¿Por qué?
- Por que no tengo rostro.
- ¡Oh! – exclamó Legolas, le sorprendió la respuesta pero no preguntó mas. – No me importa, ven aquí, quiero abrazarte
- … ¿No te asustaras al verme?
- Nunca
- …
El elfo seguía con sus brazos abiertos, esperando a su amiguito, sintió una brisa, una cálida presencia y luego alguien refugiándose en sus brazos.
- ¡Ah! Eres muy cálido – dijo el niño sin levantar la cabeza
- ¿Te molesta?
- No… me gusta mucho – respondió el pequeño sin nombre sonriendo
- ¿Tenías frío?
- Si
El niño frotaba su carita contra el pecho del elfo, al parecer estaba desnudo. Legolas le acarició el cabello, suave y un poco largo, no veía el color podía ser oscuro pero en tinieblas era difícil asegurarlo. Su cuerpo era pequeño, esbelto pero saludable, no le apretó mucho, no quería hacerle mas daño, el niño le rodeo el cuello con sus tiernos bracitos, recostando su cabeza en el hombro izquierdo del elfo.
- No quiero que te vayas
- Tengo que hacerlo.
- ¿Por qué no te quedas conmigo?
- No puedo…
El príncipe trato de observar su rostro, el niño levantó su mirada, sus ojos se encontraron y el niño vio que era bello. En cambio Legolas, no observó nada, simplemente su corazón le susurraba que la bondad y la alegría del niño le enternecían, que sus ojos eran tan claros y límpidos como las aguas de manantial. Y su boca en puchero, mientras contenía los suspiros por tanto llorar, era sonrosada, carnosa y cuando sonreía mostraba tal felicidad que era capaz de contagiar a los demás.
- Eres muy bello – dijo el niño
Legolas se ruborizo, las palabras del pequeño eran sinceras, pero dicho entre lágrimas le partían el corazón.
- Tu también lo eres
- ¿Tú crees?
- Claro que si. – contestó Legolas con una sonrisa. – pero... no me has dicho tu nombre…
- ¡Ah! Es que no tengo…
- ¿No? No te han puesto algún nombre tus padres?
- No… no que yo sepa…
- ¡Oh! – exclamó Legolas sorprendido por la respuesta, era sencillamente imposible que el pequeño aun no tuviera un nombre – No te preocupes, debe de ser un nombre muy hermoso, igual que tu…
No dijo nada el niño pero Legolas supuso que sonreía. Los dos seguían en el suelo, Legolas medio hincado y el niño de pie, abrazándole.
- Tus padres deben de estar preocupados por ti. ¿No quieres verlos? – preguntó el elfo acariciando el sedoso cabello
- Mucho… - murmuró el pequeño mientras Legolas sentía su tibia respiración en el cuello.
- ¿Les extrañas?
- Sí… - respondió el niño enjugando sus lágrimas mientras se separaba un poco de Legolas
- ¿Qué te pasa?
- Me sigue doliendo
- ¡Oh! ¿No puedo hacer nada para que no te duela?
- No… solamente él puede.
- ¿Quién?
- Mi padre
Legolas quiso preguntar quien era, como podía encontrarle pero sintió unos dedos en su mejilla que le hicieron enmudecer.
- Quisiera conocerte – dijo el niño pasando toscamente la manita por su mejilla y nariz
- Yo también
- ¿Me querrías?
- Claro que sí.
El príncipe le abrazo nuevamente con mucho amor, y se atrevió a estampar un beso en la redonda y suave mejilla del niño.
- Por favor no me dejes.
- No quiero irme. – dijo el niño medio enfadado
- Entonces no te vayas…
- Debo hacerlo
- Por favor… te amo…
- Y yo a ti… Me hubiera gustado mucho…
Ya no había nada en sus brazos, estaba solo y no escuchaba los sollozos, ni reconocía el aroma.
- ¿Pequeño?
Nadie contestó.
Melfor y Seris salían de la habitación, tristes por que conocían el resultado de la noche, seguramente no faltaba mucho tiempo para que el niño fuera expulsado, tal vez era mejor así, antes de que siquiera hubieran sentido sus pies dando golpecitos, antes de que el peso subiera, que las formas se hicieran evidentes, antes que los pies se hincharan, en fin, tal vez era mejor antes si quiera de que el niño se manifestara ante sus padres.
Otra cosa comentaban entre ellos, ese golpe en la cabeza les preocupaba, si se formaba un coagulo sanguíneo podía ocasionar la muerte al elfo y debían comunicárselo al rey. Debían sangrar al elfo en la región occipital y liberar su cráneo de la presión. Lo que significaba que el hermoso cabello del elfo se perdería al menos en una sección. Esperarían una hora máxima, si no lograba volver en sí, iniciarían la incisión. Por lo pronto, dejarían al rey y príncipe descansar.
Aragorn había mudado de ropa, usaba sus ropas para descansar, no había probado más que pocas fresas tratando de hacer despertar al elfo con su aroma. Legolas seguía con los ojos entre cerrados, secos y desenfocados.
El rey le frotaba con fuerza una mano tratando de volverle en sí, la observaba entre las suyas.
- Nunca te lo había dicho, pero no entiendo como es que tus manos siguen tan suaves si usas tanto el arco. Debe ser algo de elfos.
Aragorn observaba sus finos y largos dedos sin imperfección alguna, recordaba el momento, en que triste y a la vez feliz regresaba la piedra de Arwen al llegar con vida a Cuernavilla. Cómo se había equivocado Legolas cuando pensaba que el corazón del rey era para la hermosa dama Arwen.
- ¿Crees que podríamos ir a ver a tu padre? No se si me recibirá con gusto, no después de que le robe a su Tithen Lasgalen (pequeño hoja verde)
Thranduil no había estado del todo de acuerdo con la unión de Legolas y Aragorn, pero la alianza entre elfos y hombres era algo con lo que el destino no podía luchar. Aún así, dio su bendición a su hijo menor el día de su enlace con el Rey de los Hombres.
- ¿Sabes que ya me revisaron, y no encontraron nada en mí?
El rey había sido inspeccionado por Melfor, de la misma forma que Legolas, no encontrando nada anormal o extraño en su cuerpo, hasta el momento, el rey humano no poseía ningún cambio en su anatomía que hiciera creer que estuviera en estado.
- Bien, sabes, ahora me gustaría ser yo quien llevara la criatura para así sólo preocuparme por ti… - dijo el rey sin dejar de observar la mano del elfo – es muy difícil verte así…
Los vendajes seguían bien, puesto que no había pasado mucho tiempo, aun así Aragorn les revisaba a la vez que tratando con el movimiento obtener una reacción. Descubrió un poco su vientre nuevamente, no sabía si el bebé había sufrido, no estaba seguro de que sus manos alcanzaran a salvarle. Le intentaría.
- Lo voy a intentar pero no estoy seguro de que hacer…
Elessar puso ambas manos encima del vientre de Legolas, en el punto indicado, allí poso sus manos.
- ¡Aaahh! – una exclamación de los labios del elfo le hizo detenerse
- ¿Legolas? ¡contéstame! ¿Estás bien? Despierta por favor...
- Mmmm…
El gemido de dolor que dejó escapara Legolas no le agrado al rey, al parecer Legolas no deseaba que le tocasen, pero si no eran las costillas si no era la cabeza. Aragorn tomó la mano del elfo y le apretó con suavidad al principio esperando alguna reacción.
- ¿Me escuchas?
- Mmm…
De nuevo un gemido pero sus ojos no se enfocaron ni daban señales de vida, no hubo respuesta tampoco en su mano. El rey se puso en pie y fue a buscar a Melfor o Seris, cualquiera que le respondiera. Encontró a dos guardias en el pasillo y sin dirigirse a nadie en particular grito desde el filo de la puerta:
- ¡Vayan, pronto! Traigan a un curador.
- ¿A cuál su majestad? – preguntó uno de los dos guardias
- Melfor, Seris cualquiera de ellos… ¡Pronto!
Así Daguel fue enseguida por el curador, salió disparado corriendo, sin esperar si quiera que su compañero de guardia se ofreciese a realizar el mandato.
Aragorn se arrodilló a la cama, colocó de nuevo con suma delicadeza ambas manos sobre el vientre de Legolas. Para el rey estaba claro que allí era un punto crítico y Legolas necesitaba ayuda. Tal vez, un poco de poder, de amor y una oración podían lograr el milagro o tal vez ayudar un poco en la recuperación del pequeño ser.
El rey cerró los ojos y rezó una oración en silencio, vislumbraba en su mente el cuerpo de su amado, recostado frente a él, enfocaba todos sus pensamientos en la criatura, energía en sus manos como si tratase de sentir cada fibra de la piel de sus dedos, de la suavidad del elfo, de la calidez que le inundaba al tocarle.
Daguel y Melfor llegaron momentos después, atestiguaron como era que el rey ejecutaba el rito de sanación, como nunca antes lo había hecho, no hicieron ruido y esperaron a que terminara, Melfor mismo no era capaz de tanto, sus conocimientos en hierbas, pociones y enfermedades se limitaban a lo físico, nunca a lo espiritual. Y el rey poseyendo el poder, lo manifestaba antes ellos.
"…Y el amor que yo te profeso, la fuerza que habita en mi, ayude a florecer esta semilla, que el poder de los Valar te cuide e ilumine, que toda su sabiduría se consagre en mi tan sólo un momento, que mis manos sean una herramienta para lograr traerte de regreso… sigue conmigo, te necesito, te espero… Te amo…"
Pocos minutos después, Aragorn sintió su cuerpo cansado, como si su energía se hubiera agotado y lo curioso es que estaba feliz, no sabía la razón, pero parecía que en su cabeza alguna vocecita extraña le agradeciera. Abrió los ojos y una sonrisa estaba allí.
Daguel quedo fascinado por lo que presenció, por la majestuosidad en el trato del rey, por la forma de sanar, por la luz en los ojos de Elessar y mas que todo por la expresión que había en el rostro.
- ¡Su majestad! – exclamó Melfor lo suficientemente rápido para tomar al rey por los hombros y detener su caída. - ¿Se encuentra bien?
- Sí, gracias buen Melfor… yo…
Legolas cerró los ojos. Los tres presentes lo atestiguaron y enmudecieron. Aragorn recobró sus fuerzas casi por magia al ver la reacción de su esposo.
- ¡Legolas! – expresó Aragorn inclinándose hacia el elfo
- Permítame su majestad, quisiera examinarle – interceptó Melfor haciendo a un lado al rey
- Pero él... él cerro sus ojos… eso no esta bien… ¡algo no anda bien!
Melfor reviso nuevamente al príncipe, con sumo cuidado, no apretaría para no hacer mas daño, según sus cuentas Legolas tenía ya como tres meses desde su concepción, sabía que en los elfos el periodo de embarazo duraba un año, pero no sabía a partir de que momento se manifestaba en el cuerpo.
Legolas volvió a caminar, sintió como su cuerpo y mente se hundían rápidamente en la oscuridad, como el calor se iba disipando hasta regresar nuevamente al pasillo. Dio un suspiro. El príncipe casi llegaba hasta la salida diez pasos mas y llegaría, estaba triste, el niño no había querido ir con él, no le había querido acompañar, ¿Cómo podía negarle su amor? ¿Dónde estaba Aragorn que no le buscaba?
"Sigue conmigo, te necesito, te espero… te amo…" escuchó Legolas a lo lejos.
- ¿Aragorn? ¿Eres tú? – preguntó el príncipe esperanzado.
Apresuró mas su paso, creyó que le encontraría al cruzar la puerta, quería ir por él, quería abrazarle, contarle del niño se encontraba perdido allí, que debían buscarlo, que no debían dejarle solo, ni un minuto mas.
- ¡Aragorn! – exclamó Legolas con fuerza.
- No, no vayas por allí.
De nuevo el aroma a cerezas, de nuevo el tintineo suave de cristal y la dulce vocecita llamándole a su espalda.
- ¡Oh! ¿Eres tu pequeño? ¡Me alegras tanto! Ven conmigo… Iremos con tu padre…
- No.
- Por favor, él quiere conocerte, él quiere abrazarte, ¿le escuchaste? – preguntó Legolas entusiasmado
- Si...
- Ven vamos, nos esperan. – afirmó el elfo ofreciendo su mano nuevamente con una sincera sonrisa
- No.
- Por favor, ven conmigo... Te he esperado mucho
El niño no respondió y se escuchó el leve tintineo de nuevo. Legolas tuvo miedo de que el niño se retirara.
- ¡No te vayas!
- ... ¿Me vas a querer? – se interesó la dulce voz repentinamente
- Con todo mi amor – confesó Legolas con mucha alegría.
- ¿Y mi padre? – volvió a interrogar acercándose un paso esta vez.
- El siempre te ha deseado. – indicó el elfo creyendo firmemente en sus palabras
- ¿Me cuidaran? – preguntó mientras a la distancia se escuchaba un tintineo.
- Siempre, con todo nuestro amor.
- ¿Me darán caramelos…?
El niño se estaba aprovechando del interrogatorio.
- Si te portas bien y haces tus deberes
- Mmmm….¿Fresas con crema?
- ¿Te gustan? – cuestionó Legolas asombrado por los gustos similares que tenía el pequeño
- Sí,... mucho.
- Entonces te daré las que desees si me acompañas.
- Pero con azúcar... – agregó el niño haciendo valer sus derechos de hijo único.
Legolas sonrió, no sabía que tanto conocía el pequeño a sus padres, pero al parecer bastante. Extendió su mano y segundos después apretó una pequeña y cálida manita entre la suya. Tuvo el deseo de abrazarle contra su pecho de verle el rostro, de reconocer las facciones, pero el niño le jaló en otra dirección.
- Por aquí… ven, sígueme… - sugirió el pequeño llevando a su padre.
El pequeño le guió por otro pasillo, donde el aroma a rosas se percibía en el ambiente. El niño le jaló con su mano un poco antes de llegar a la puerta, Legolas se inclinó y recibió un beso en la mejilla.
- Gracias papá, te quiero mucho.
TBC…
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Mil gracias por los reviews y más que todo por la información. Gracias Myrem por el link, y gracias Nienya por las páginas que me enviaste. Shanna la librería de Moria es un lugar muy conocido pero no le había tomado en cuenta para ese detalle, gracias por la sugerencia.
Myrem – Un poquito mas sobre el peque no hace mal a nadie y ya estaba incluido en el capítulo. Espero y haya sido de tu agrado.
Akhasa - Jejeje… no te preocupes, no me enoje ni nada por el estilo, sólo me asombró el ver mi nombre y no mi nick…jejeje…^_^
Shanna - ¿final feliz? Pues se supone que no habrá tal, de hecjo esta historia iba a ser de dos capítulos y se finni… Pero tratare de avanzar lo más que pueda sobre todo en el siguiente capítulo. =^_^=
Ayesha – ¿Las fresitas por lo rosita? jejejeje… será que me gustan mucho, así que les incluí, pero por eso puse lo del aroma a cerezas y rosas… por lo "rosita"... jejeje
Balrog – Ya Legolas despertara, creí que ya no me leerías, pero me alegra que sigas…Ahora veamos lo que hará Leggy cuando despierte… y lo que verá…
Any - ¡sí! Yo también sabía que los pequeños escuchan en el vientre materno, así que ha decirle cosas hermosas y pensar positivamente. Nada, ya con mi historia es muy trágica como para que pierdan al baby. Y lo de la información te agradezco la intención ^-^
Legolas12 – Ya, ya en siguiente despierta Legolas y no se dieron cuenta por que la sangre tenía que secarse totalmente para volverse plateada, y Aragorn si le vio en las heridas del pobre elfo pero no le tomo en cuenta… jejeje…Algo despistado el hombre…
Nessimelle – Sipi, el ffnet de repente se pone loco, no te deja ver la página o dejar reviews, pero con el tiempo vuelve al estado normal… Pero te agradezco mucho tu afán de dejar el review... me haces muy feliz...¡Ah! No conozco nada de la información en donde buscas pero si consigues algo brincare todo el día de alegría y si no, también, que no todos los días se encuentra a alguien tan amable...^-^
Nienya – Ô.ô ¿querías que Aragorn fuera el "cargador"? ¡Ooooh! ^_^ Una nueva forma de ver la vida salseada, pero se me hace muy difícil, a pesar de que lo mucho que he leído, pero sería difícil para mi…jejejeje… Daguel será de mucha utilidad... tal vez no ahora, pero lo será…^_~
Mil gracias por sus sugerencias, comentarios, mentadas y demás… Se les aprecia bastante, infinitamente.
