Título: Lágrimas

Autor: Vania Hepksins vaniah2000@yahoo.com

Pareja(s): Aragorn/Legolas

Clasificación: PG13, pero puede subir en el camino. AU (Alternate Universe) no hay Arwen, y si la hubo, sólo fue una querida hermana de Aragorn. MPREG totalmente, así que no te gusta el MPREG (Varón embarazado) NO LE LEAS POR FAVOR, snif…

Resumen: Una vez unidos por su amor, Aragorn y Legolas viven en Minas Tirith donde Aragorn es el rey, y Legolas el príncipe consorte. Pero aun falta una hermosa pieza para completar su felicidad. ANGST

Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto. 

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro.

13. El dragón ataca

Sentía el pecho oprimido, hacia ya dos semanas que no sabía del rey, ni una misiva, ni un escrito que le dijera con simples palabras que se encontraba bien física y anímicamente o le extrañaba, bien sabía que las noticias malas corrían con la celeridad del viento, atraídas por la pena y el morbo de comentar sucesos dolorosos cuando no nos atañen directamente. Nada de esto había pasado y los mensajeros que regresaban con noticias, sólo informaban de la cercanía que estaba el grupo encabezado por el rey de dar muerte al dragón. Fue lo último que supo hacía dos días, y el temor de estropear la caza con tanto ir  y venir, hizo a Legolas dejar de enviar mensajeros todos los días a Itmuth.

Suspiraba como no lo había hecho desde la destrucción de anillo, volvía a encogerse el corazón y suponía que sería la preocupación de no saber del rey, si tan sólo le hubiera acompañado, su vientre aun no era tan abultado como para estropear un tiro, sus piernas aun resistían un buen paso por lentos que parecían al encontrarse pensativo, sus ojos no perdían los del halcón encima de él.

Y toda esta gente, como era posible atenderle si los ojos de un elfo tenían una prospectiva diferente a los de los humanos. Su educación había sido bajo los estándares élficos, no para regir sobre la avaricia y codicia entre las tierras y animales, no para repartir castigos entre ladrones y estafadores, no había tales casos así en su reino.

Pero aquí las cosas marchaban mejor, inculcando un poco de sentido común como cuando él estaba a su lado, pudo salir adelante. Siguiendo su corazón y hablando con sensatez hacia retroceder al necio y abrirle los ojos a su error. Observo como una dama suspiro al pasar a su lado sin notar su estómago cubierto por su capa e hizo que sus mejillas se encendieran, ¿qué hubiera pensado Aragorn al respecto? ¿Cómo poder tener celos de una mujer? Si, era muy posible, el mismo los había experimentado.

Y el bebé que llevaba en su cuerpo, cada vez se movía un poco mas, sobre todo en las mañanas que deseaba su primer alimento. ¿Tendría el apetito de su padre mortal? ¿Sería el primer medio elfo con problemas de peso? ¿Su piel se vería oscurecida con barba a pesar de que sus orejas mostraran otra naturaleza? Y si fuera mujer ¿su cabello sería bendecido como el suyo o rebelde como el de su padre? Tantas dudas que serían resueltas al nacer, no había por que desesperar.

Pero Aragorn no llegaba y la mañana era fría como para disfrutar el calor de su cuerpo. No soportaba la soledad del lecho por mucho tiempo, puesto que antes que los guardias cambiaran de turno, el ya había bajado para obtener noticias mucho antes que estas le llegaran. Nada ni bueno ni malo, simplemente todo seguía igual. Revisaba los establos para asegurarse que los caballos fueran atendidos como correspondía, que estuvieran listos por si llegaba a necesitarlos, una silla de montar le esperaba como siempre, había sido hecha en especial para el estado del elfo, ya que nunca le había utilizado en su vida, pero esperaba que de ser necesario, no le trajera problemas al salir en carrera.

Luego subía a su habitación a esperar el desayuno, siempre frutas y jugo, algunas veces de uva, de naranja o melón. Muy variado era el repertorio de guisos de la cocinera encargada que en persona le servía, y Legolas agradecía con una sonrisa toda esa amabilidad de cambiarle el menú ligero de cada día y de cada tarde, la cena era omitida de vez en cuando, un elfo sólo necesita comer lo que el cuerpo demande, no más.

A punto estaba de llevar el primer bocado a la boca cuando escucho un la puerta sonó inoportunamente, una verdadera molestia resultaba el ponerse de pie cuando el  desayuno parecía tan apetitoso. Legolas se dirigió a la puerta y en cuanto escuchó su nombre de los labios del sirviente, su rostro se iluminó como hacia mucho tiempo que no lo hacía. Muy rápido se olvido de terminar su desayuno por el ansia de recibirle en sus brazos.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- ¡CORRE! ¡NO TE QUEDES ALLI!

El joven se quedo petrificado, con la espada en la mano y observando esos ojos rojizos que le observaban, esa quijada que lentamente se abría frente a él, para revelar dos hileras de grandes y afilados colmillos. Todo a su alrededor era quietud, no escuchó nada, ni siquiera respiraba, su boca se había abierto, giro la cabeza y elevo los brazos con las manos en un fuerte puño que sostenía su espada. No moriría sin pelear, pero el corazón estaba demasiado alterado para pensar, por que el calor se sentía en sus mejillas, y el bramido llego a retumbar en sus oídos.

Algo le golpeo el estómago, y el brazo derecho ardía pero no quiso abrir los ojos, la muerte llegaría pronto y el dolor de irse sin haber amado ya no tendría importancia, su cabeza pegó fuertemente con la tierra húmeda antes de sentir que todos sus huesos se molían contra la corteza de un tronco. Oraba por morir antes de sentir su piel desgarrada, de no ver como su cuerpo era partido por la mitad y conocer el hocico del dragón por dentro.

- ¡DAGUEL! ¡DAGUEL!

Esa voz le llamaba, y sabía a quien pertenecía, el dolor desaparecía y su cuerpo no lo sentía. Tanto era el asombro que no se daba cuenta que temblaba y apretaba sus orejas con las manos casi aplastándoles. La espada había caído al momento de tocar la punta la garganta del dragón, quien fallando en su intento buscaba nuevamente la forma de atacarle. Algo hacia que una y otra vez buscara hincar sus afilados dientes en el joven de cabellos rubios.

Escuchaba el retumbar en sus oídos, el viento soplando le daba escalofríos y la cabeza le pesaba.

Aragorn había tumbado al joven salvándole la vida, y ahora le defendía apuntando su arco a un dragón que no usaba el fuego para consumirles, que deseaba probar la carne del joven sin cocimiento alguno. Los hombres no entendían por que, pero no les importaba, una vez que el dragón se encolerizara el fuego acabaría con sus vidas en un solo segundo, así que agradecían que no lo hiciera. El rey apuntaba siempre a sus ojos, y mientras que uno parecía ya herido, se concentraba en el otro, un simple rasguño bastó para que el dragón desistiera en su intento de agarrar a Daguel en sus quijadas.

**********************

El cuerpo de Daguel era casi perfecto con fino vello en su pecho que el rey miraba de vez en cuando, trato de unir sus dos solapas de la túnica pero su posición se lo impedía. Y es que el joven se ponía tan cerca y en su ofuscación se abrazó al rey tratando de buscar calor y lo encontraba, la mano del joven le rodeaba la cintura mientras su cabeza descansaba en su brazo flexionado contra su pecho, y una sonrisa estaba en sus labios, dormía placidamente a pesar de que herida sangraba un poco.

Cuan cerca estuvo de morir en las fauces del dragón, que si hubiera tardado un poco mas en reaccionar en ese momento estarían dándole sepultura. El calor de las llamas hacia sudar al joven, y el rey a apartó sus cabellos húmedos de la frente haciendo apretarse mas al guardia contra su corazón.

El jefe de guardias trajo otra manta para cobijarle, le había tomado cariño a Daguel durante el poco tiempo que permanecieron juntos en el primer campamento. Aragorn se encontraba al final de la cueva, junto a un fuego menor que les reconfortaba, la pesadilla que tuvo a media noche hizo que el rey le reconfortara, no había ya más dragones ni enormes colmillos llenos de restos de carne humana y sangre sobre él.

Daguel había sido atacado únicamente entre los demás miembros del grupo, nadie había sido presa de la vista del dragón como él. Al verle acercarse trato de huir, trato de correr pero sus piernas no le respondían, ahora que tenía al animal sobre de él, amaba mas que nunca su vida, su corazón palpitaba poderosamente al ver el hocico de la bestia abrirse ante él, cerró sus ojos y levantó su espada en un inútil intento por defenderse y tratar de  arremeterle, pero sólo consiguió el dragón hincara su colmillo en su brazo haciendo caer su arma y si Aragorn no hubiera actuado con rapidez, ya no tendría ese miembro en su cuerpo.

El rey había caído sobre Daguel mientras encima de ellos el abdomen fortificado del dragón rozaba sus cabezas al tiempo que el calor de su aliento les hacia erizar la piel. El joven estaba levemente herido pero la vista del animal le llenó de un pavor terrible, temblaba presa de pánico bajo el cuerpo del rey, abrazando sus piernas y escondiendo la cabeza entre sus rodillas temblorosas.

El joven sufrió un desgarre en su brazo derecho, que dejaba al descubiertos varios tejidos dañados, Aragorn le había vendado fuertemente y untado raíces que le ayudarían combatir una infección y dormirían el área herida. Pero la sangre no dejaba de fluir de ella, por suerte, ninguna vena principal había sido interesada al tratarse del brazo derecho.

- Mi señor… - dijo Daguel sin abrir los ojos aferrándose a su cuerpo

Reconoció quien le sostenía entre sus brazos, puesto que él mismo en su perturbación había rechazado todos los demás, el rey quien le curó, le cuido y le alimentaba era el único quien se le podía acercar sin que Daguel protestara o se rehusara como niño a ser atendido.

- ¿Cómo te sientes? –preguntó Aragorn amablemente

- Me pesa mucho el brazo… su majestad… y la cabeza… me gira… - respondió el guardia sin abrir sus ojos, disfrutando del calor del rey

- Es por la perdida de sangre… necesitas alimento para recuperar energías…

- Gracias mi señor, le debo la vida

Y diciendo esto Daguel abrió sus ojos azules al rey, llenos de lágrimas de felicidad y agradecimiento, podía apreciar la sonrisa del rey antes de que buscara su plato con comida. El guardia no hizo el menor intento por moverse, no deseaba que el rey le dejara en su sus mantas, allí se encontraba bien entre sus brazos.

- Sería mejor que regresara al campamento en Itmuth, su majestad – sugirió el jefe de guardias dejando la manta a un lado del rey – allí se recuperará mejor.

- ¡No! ¡No! Yo deseo permanecer aquí. – dijo Daguel incorporándose y palideciendo repentinamente ante la sugerencia de su jefe inmediato

- Pero no podemos atenderte, ahora que el dragón esta herido, es preciso acabar con él, estará furioso y podría atacar nuevamente para vengarse.

Daguel miraba a su jefe y al rey alternativamente, el no se quería separar del rey, su cabeza se sentía pesada y sintió que la respiración le faltaba. Aragorn soltó el plato para tomar nuevamente al joven que se desvanecía entre sus brazos, jefe y rey frotaron sus brazos vigorosamente como pudieron haberlo hecho con una jovencita para devolverle a la vida.

- ¡Daguel! ¡Daguel! Escúchame, no puedes quedarte aquí, es peligroso para ti. – argumentó el rey una vez que el joven abrió sus ojos después de unos segundos.

- Pero su majestad… a usted debo la vida y deseo quedarme a su lado, le pertenezco…

Las mejillas espesas del rey se ruborizaron al escuchar la confesión de labios del joven, el jefe de guardias adivinó la fascinación y admiración que el joven tenía por su rey.

- Eso no es verdad, cualquiera hubiera hecho lo mismo, - declaró Aragorn - Entre guerreros hay honor y fraternidad, el sólo saber que no se trunco una joven vida, me es suficiente recompensa.

- Pero su majestad, no sólo me salvo la vida, - agregó Daguel entre sus brazos, tratando desesperadamente que no le apartaran del rey - me ha cuidado y alimentado todo este tiempo.

- Soy un curador por naturaleza, es mi deber atenderte.

- Daguel, - interrumpió el jefe de guardias - entiende que no podrás ser de mucha utilidad al rey en el estado en que te encuentras, lamento decirte pero podrías ser una carga cuando tan cerca estamos de nuestro objetivo.

Los argumentos le vencían, así como estaba no podía esgrimir una espada, lanzar con su arco o ayudar a cargar la armería. Debía ceder ante el rey y jefe, pero no quería, ya había establecido una ligera cercanía con el rey y si le alejaban seguramente la perdería. Evadió sus miradas y bajo la cabeza.

- Comprendo mi posición… yo... regresare mañana a Itmuth… su majestad – dijo Daguel peleando por que sus ojos no se humedecieran – No seré una carga para ustedes…

El rey entendió las palabras con su corazón mas que con su cabeza, el timbre de voz del joven había bajado a ligeramente agudo, como cuando un crío esta a punto de estallar en llanto al no conseguir su meta.

- Pero Daguel, no pienses que no me serás ya más de utilidad, alguien tan joven como tu y con tu inteligencia me serviría mucho… - dijo el rey haciendo sus gruesos cabellos rubios hacia atrás - Eres un joven valiente, no te deprimas por este incidente, aun quedan muchas guerras por que pelear, y tu vida apenas florece.

El joven sonrió tristemente y asintió con la cabeza, pero no por lo que decía el rey le dejarían permanecer a su lado

- He traído esta manta para que te cobijes, deja a su majestad descansar – dijo el jefe mostrando la frazada que minutos antes había llevado.

Daguel nuevamente trato de incorporarse, pero la perdida de sangre le afectaba, se desvió un poco a su derecha, el jovencito verdaderamente estaba débil y sus pálidas mejillas lo confirmaban, el rey reaccionó para sujetarle antes de que tocara el suelo húmedo de la cueva.

- Si el rey me ayuda, podré caminar hasta mis pertenencias… - sugirió Daguel indicando su equipaje reunido cerca de la entrada a la cueva, junto al grupo de guardias.

- Nada de eso, dormirás cerca de mí esta noche.

Aragorn tomó a Daguel en sus brazos y con poco esfuerzo se puso en pie, Daguel se aferró a su cintura para no caer y hundía su cabeza en su cálido pecho.

- Coloca esa manta en ese rincón, si algo sucede en el transcurso de la noche podré escucharle con facilidad.

El jefe obedeció, una vez arreglado el lecho temporal, el soberano de Gondor se hincó para dejar caer suavemente a Daguel en la manta amarilla que le habían preparado.

- Gracias mi señor – susurró Daguel mientras le dejaba

"Mi señor" pensó Aragorn, esas palabras las había escuchado mas dulcemente en otra ocasión.

- Que le ayuden a comer, lo necesita – dijo el rey a su jefe de guardias

Rápidamente se ejecutó la orden del rey, quien salió en ese momento a mirar las estrellas que tanto le llamaban esa ocasión, un poco alejado del campamento, aun a la vista de sus guardias, se podía ver su silueta con la cabeza caída hacia atrás contemplando el firmamento, sus manos detrás y sus pies un poco separados.

Y veía la luna lejana y pequeña, fría y serena parecía en este momento y no le albergaba como cuando estaba en palacio, no estaba el elfo rubio a su lado como cuando juntos compartían en la comunidad, ni con sus observaciones le ayudaba a elegir el mejor camino cuando la búsqueda de los hobbits.

El viento mecía y alborotaba su cabello y sonrió al recordar cuanto desagradaba eso a Legolas, no concebía como un ser humano, podía adquirir ese aspecto tan sucio y desaliñado en tan poco tiempo. Ahora debía estar en palacio, terminando si acaso su baño solitario, tal vez estaría también observando el infinito y pensando en él.

Y la barriga quizás habría cambiado, y probablemente el pequeño se habría movido un poco más, tal vez más pataditas al mundo. ¿Le extrañaría el bebé? ¿Le extrañaría Legolas? Seguramente que sí, ya había pasado una semana desde su partida y nunca habían estado alejados tanto tiempo. Ahora que regresara le "esclavizaría" como habían quedado… o tal vez le brindaría otros tres días de gracia, de cualquier forma ambos la pasarían muy bien.

La noche era fría y podía sentir las miradas en su espalda de sus guardias, murmullos ligeros y captó el nombre de su elfo en labios de uno. Su gente sabía muy bien en quien pensaba al parecer, pero no se movió, siguió pensando en Legolas hasta que la primera guardia inició.

Dio un vistazo a Daguel que ya dormía profundamente cobijado por una simple manta y observó que temblaba, colocó su grueso abrigo encima del joven para darle más calor, tocó su fresca frente y fue a descansar. Mañana sería un día difícil, con la partida de Daguel y la búsqueda del dragón encabezando la lista.

Por la madrugada el joven sintió un leve cosquilleo en su brazo herido, se sentía entumecido pero la sangre parecía haber dejado de emanar, las raíces que el rey había puesto al vendarle estaban surtiendo efecto ya que el brazo no le dolía tanto como antes.

A la entrada de la cueva podía distinguirse la silueta de dos hombres custodiando el campamento, cerca de la entrada una pequeña fogata había logrado sobrevivir a las rachas de horas antes y a la humedad de la cueva. Nadie le presto atención cuando se irguió un poco para apoyarse con ayuda de su brazo sano. Buscaba en la oscuridad, el cuerpo de su rey, un ligero mareo le detuvo un instante. Aragorn se encontraba a su lado, tal y como había manifestado el soberano antes de dormir, descansando con un brazo cubriendo su mirada cubierto hasta la mitad de su pecho con una manta azul.

Daguel se movió un poco hacia él sin levantarse, arrastrándose lo mas silenciosamente que pudo para no hacer ruido, el pesado abrigo del rey cayó en su regazo y le tomó para cobijarse, su camiseta roída ya no le servía de mucho y el frío llegaba hasta el fondo de la cueva. No sabía quien le había cambiado sus demás prendas ni cuando. Seguramente poco después de encontrarse con el dragón, cuando perdió el conocimiento, sus ropas estarían ensangrentadas y húmedas, tanto que alguien se tomó la libertad de mudarle de vestimentas. ¿El rey? No, él no... Claro que no...

Aragorn sintió la presencia del muchacho, nadie podía ser más que él, puesto que los murmullos de los hombres en la entrada le hacían suponer que no había abandonado su sitio de guardia y su fino oído no percibió pisadas. El joven le observaba pero no decía nada, y el rey se sintió incómodo después de unos momentos, Daguel no debía de sufrir dolor puesto que no le despertaba y no tuvo problema para levantarse por si solo, ¿entonces por que estaba allí sin hablar?

Y el rey en penumbras se veía cansado, meditando sobre algún asunto serio debió llegarle el sueño, Daguel inclino un poco la cabeza para que la luz de la entrada le diera un poco más a los labios del rey. Esos finos labios entreabiertos en la cima de una barba cerrada y descuidada, la piel del cuello era firme a pesar de que sabía que la edad del rey sobrepasaba los ochenta años, o eso había escuchado a sus compañeros. ¿Cuánto habría visto el rey con toda esa vida? ¿Cuánta más le quedaría? Deseaba ser un elfo en ese instante para tener toda la eternidad para ganar el favor del soberano.

- Mil gracias mi señor... – dijo Daguel con voz suave esperando alguna reacción del rey y lo consiguió.

Aragorn bajo el brazo y levanto un poco la cabeza para traspasar la negrura de la cueva y distinguir el rostro del joven frente a él. Se asombró cuando descubrió que Daguel no estaba sentado sino apoyado en el codo de su brazo sano observándole con una ligera sonrisa.

- ¿Qué haces despierto? Necesitas descansar

El joven sonrió y escondió la mirada.

- Todo lo que me ha pasado en estos días… su majestad… me ha pensar mucho en mi vida y cuan cerca estuve de perderla…

- Has sido valiente, cualquier otro hubiera querido regresar al instante, tu en cambio quisiste quedarte… a pesar de nuestras palabras…

- ¿Puedo permanecer con… el grupo? – preguntó con ansiedad levantando su vista

- No, debes retirarte… mañana partirás como habíamos acordado… Tu vida apenas comienza, no te arriesgues innecesariamente

- Mi vida no sirve de nada si mi corazón sufre…

Aragorn guardo silencio, el joven bajo su mirada y volvió la cabeza como si le lastimara la vista del rey.

- Alguien como tú no debería afligirse por eso… - declaró el rey despreocupado por el amor de los niños.

- Su majestad no comprende por que no ha padecido el dolor que llevo… - respondió Daguel muy afectado por sus palabras

- Si tu dolor es real, tiene mucho tiempo en tornarse en cicatriz… Pero conserva la esperanza, el destino nos guarda sorpresas… ¿Has confesado tu sentir?

- No… él… esa persona no tiene ojos para mi.

- Tal vez podrías equivocarte… ¿Es muy cercana a ti?

Las preguntas molestaban al joven, no por que no quisiera contestar al rey, sino que esa persona era él, temía que su boca le traicionara en ese instante. El rey vio en las facciones del joven, que estaba siendo entrometido.

- disculpa, no ha sido mi deseo el ahondar en asuntos que no me atañen…

- No… nada de eso… Es que yo… aun no se lo he dicho… pero pienso que… tal vez no sea correspondido…

- ¡Oh! Esa pena si que le conozco… - admitió el rey con una sonrisa eclipsada por las sombras

- ¿En verdad?

El rey claramente se refería a Legolas a esa época en que ninguno de los dos se había confesado su amor, en el día en que el elfo partiría con el enano a recorrer los bosques y minas como habían pactado.

*Inicia Flashback*

Había estado buscándole en su habitación de palacio, preguntó al enano quien le dijo que había bajado a los establos a revisar su montura para su partida.

Efectivamente allí se encontraba, cepillando con cuidado la crin del caballo blanco que tanto tiempo le había acompañado en sus búsquedas. Dio una sonrisa como saludo al futuro rey y Aragorn le contestó de igual manera mientras se acercaba

- He escuchado que te retiras… - comenzó el rey poniendo la mano en la cabeza de Arod al acercarse

- Es verdad. Mañana parto con Gimli a explorar nuevos horizontes, a conocer tanto más de mi raza como de la suya, lo mejor de ambos mundos.

- ¿No te quedaras para la coronación?

Legolas frunció un poco el ceño, sabía que la coronación significaba boda, unión con la bella Arwen, algo que no podría soportar presenciar. Pero la nube que inundo un segundo su frente desapareció al ver la mirada del rey preocupado por su abandono.

- ¿Sentirías mi ausencia? – preguntó el elfo buscando con su corazón un poco de amor en los ojos acerados del futuro rey

Aragorn se aproximó, colocando su mano en el hombro del elfo con la familiaridad de dos amigos

- Mucho, no podría ver mi destino sin ti… y Gimli… - agregó para no sonar demasiado obvio – son parte de una comunidad que siempre debe estar unida

- Pero estaremos de inoportunos, cuando tu tiempo vale un reino y tu vida esta tomando su rumbo fijo

- ¿no podrías… no podrían quedarse hasta ese día?

Y allí afuera, mientras Legolas cepillaba su caballo, a la luz del sol nunca le pareció mas hermoso, supo entonces con toda la certeza de su corazón, que su futuro estaba con él, a su lado, que si en ese momento le dejaba escapar, nunca podría reunir de nuevo el valor para decirle lo que su corazón anhelaba. Atado a Arwen no tendría el descaro de buscar sus labios. Sólo necesitaba saber si era correspondido antes de abandonar el sueño de su reino.

- Mañana saldremos, pero el día de hoy lo podemos dedicar a compartirlo contigo. Llamaré a Gimli y hablaremos hasta que Isilme se despida de nosotros

- No, a Gimli no…

El rey se acercó más al elfo que dejo de respirar un momento cuando el rey le tomo del otro brazo.

- ¿Sucede algo… Aragorn? –preguntó Legolas inquieto

- No puedo dejar que te vayas…

- Si es tu deseo… - dijo Legolas con pesar en el alma – Nos quedaremos a ser testigos de tu unión con Arwen, la historia se escribirá en ese momento.

- No… no quiero que te quedes por que así lo ordeno.

Aragorn soltó a Legolas, el elfo sólo estaba siendo amable con él y su amistad seguía gobernándole. Tal vez Legolas no sentía lo mismo que él, tal vez este sentimiento no era reciproco.

- No entiendo, Aragorn, mi deseo es complacerte. ¿Deseas que me quede hasta después de tu coronación y enlace?

- Si – respondió Aragorn cruzando sus brazos

- Entonces así lo haré – dijo Legolas saludándole con cortesía

- Pero sólo si tú lo quieres así… no por que yo lo exija.

- Me pones en un terrible dilema.

- ¿Tanto repudias mi presencia para no permanecer conmigo en mis días mas soleados?

- No, no es eso…

Aragorn se acercó nuevamente, poniendo esta vez sus manos en los hombros del príncipe.

- ¿Te quedarías conmigo…amigo?

- Cuanto tú ordenes…

- ¿Te quedarías por siempre?

- Si ese es tu deseo…

Los labios del elfo a penas si movían y en cuanto contestaba poco a poco sus cabezas se iban acercando, uno concentrado en el otro. Cuan suaves y deliciosos esos labios rosados, cuanta miel debía haber en su boca y Aragorn quería probarlos. El elfo cerró sus ojos y recibió los labios del mortal sobre los suyos, aprisionándole suavemente, temeroso de ser rechazado, pero un casi imperceptible gemido de placer basto, para que los gruesos brazos del hijo de Arathorn rodeara gentilmente su cintura.

- Nunca me dejes … - dijo Aragorn entre los besos candentes

- No podría hacerlo… - respondió el elfo subiendo sus esbeltas manos hasta la nuca del mortal.

- Te amo Legolas, y no podría seguir mi camino sin ti…

- Pero Arwen… - objetó el elfo

- Hablaré con ella… - respondió el mortal sin dejar de besarle

- Pero Lord Elrond… - insistió el príncipe

- El sospecha de mis verdaderos sentimientos – contestó el futuro rey

- El pueblo de Gondor no…

- Se hará mi voluntad… Tanto me deben como yo a ellos… es justo mi felicidad después de todo lo que ocurrió…

*Fin Flash Back*

Daguel no quedo muy complacido con la comparación, no deseaba escuchar los detalles de la relación del rey con su príncipe consorte ni como es que llegaban a ella, le dolía el corazón el saber que Aragorn pensaba en su elfo a cada segundo del día.

Aragorn había expuesto su corazón en grandes rasgos, tratando de explicar en su relato, omitiendo los detalles, como es que muchas veces las apariencias engañan, que si nunca se ha confesado un sentimiento, es difícil saber si es recíproco, Daguel entendió el mensaje y se dijo a si mismo que muy pronto lo pondría en práctica.

TBC…

*~*~*~*~*~*~*~*~*

Mil gracias por la espera, fue grande pero estoy con visitas, mucho trabajo por ser fin de año, y una mala conexión en mi casa. Snif... snif...

Shanna – Gracias. Tuve que releerme el Hobbit para ver que ondas con los dragones. Las vacaciones muy bien y ya deseando otras...^_^

Reina Varda – Jejejeje... pobre Leggy, sin Lemoncito y sin rey a su lado... snif...bueno, ya me tocara a mi algún día si Diosito me ayuda a experimentar que se siente tener pancita...muejeje... ¿Daguel odioso?  Muejejeje... si es tan dulce! ^_~

Ayesha - ¡Oh! Yepe, un elfo con panza...yaaag! pero aun no llega a la foto... muejeje...Ya le prestó su abrigo, a ver si con eso y se "calienta" ^_^

Balrog - ¿Verdad que Daguel es muy tierno? Ya me esta gustando, tal vez deje al rey con él... ¡¡Nooo! Me muero...jejeje...

Eruve – Bueno, pues el rey es fiel aun... piensa mucho en su elfo... snif...

Akhasa – Espero que el "puente" o días festivos allá en España hayan servido para que descansaras y la pasaras super bien...Sipi, tu eres de las mías, las despiadadas que nos encanta que les pasen cosas malas...jejeje

Nessimelle – Aun no sé que significa tu nick pero me gusta…jejeje… Lo que se ve en el futuro es cierto, todo apunta que va para allá... mas de Haldir en el siguiente...

Nurigu – Tu me has dado una buena idea y el elfito se pondrá contra el guardia... duro y dale a ver de que cuero salen mas correas...muejejeje...

Velia – Mil gracias por leer... Ya sabes, se ve se siente... Daguel esta presente... muejeje... y solitos, quien sabe... Sigo esperando... tal vez caiga como regalo de Navidad lo cual me pondría muy feliz...Mil besos y gracias!

Myrem – ¿Elrond? Oh! Si, pues tiene que atender el parto, y, pues es cierto, son pocos los fics con el…serían buena pareja...buena idea... mientras los gemelitos no digan nada. Ok...

Little My - ¿Sabes que es un honor que tu me leas? Es que te tengo mucho respeto desde que veo como dibujas... Gracias por leer... y solos y juntos... ssiiiiii!

Any – sipi, pobre elfo, sin rey ni elfo... sipi... hubiera sido un buen trío, algo raro, pero bueno..jajaja... el enano tiene la estatura...¿escabechina?¡Siiiiiii! ¡Que todos floten en sus llamas de muerte! Sobre todo un Daguel rostizado...jejeje..

Mil besos y disculpen la tardanza...