Título: Lágrimas
Autor: Vania Hepksins vaniah2000@yahoo.com
Pareja(s): Aragorn/Legolas, Aragorn/Daguel
Clasificación: R, y espero que no vayan a borrar todos los R tal y como lo hicieron con los NC-17, que para mi da lo mismo. AU (Alternate Universe) no hay Arwen, y si la hubo, sólo fue una querida hermana de Aragorn. MPREG totalmente, así que no te gusta el MPREG (Varón embarazado) NO LE LEAS POR FAVOR
Resumen: Una vez unidos por su amor, Aragorn y Legolas viven en Minas Tirith donde Aragorn es el rey, y Legolas el príncipe consorte. Pero aun falta una hermosa pieza para completar su felicidad. ANGST
Bla, bla - Hablado en élfico
Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro.
16. Tristezas
Aragorn despertó con pecho oprimido, un fuerte dolor le hacia respirar con dificultad, sus brazos estaban pesados y no recordaba el motivo, un elfo en sus noches era ligero y fresco todo el verano, tibio y abrigador en invierno, pero no era un elfo lo que había a su lado, no eran los brazos firmes y cremosos los que le rodeaban la cintura, no había ese aroma tan provocador de su príncipe consorte. No, lo que había a su lado era un joven mortal con rocío en su frente, con los cabellos despeinados y resecos esparcidos entre las mantas. Y este muchacho no era etéreo, y todo el peso de su cabeza asfixiaba su pecho.
Daguel dormía tranquilo abrazado a la cintura de Elessar, completamente desnudo, con su pierna izquierda encima de las de su primer amante. Sus labios estaban aun hinchados por los besos tan salvajes que compartieron y el rey subió su mano para comprobar el estado de los suyos, el mismo efecto. El pecho le ardía al contacto de la piel humedecida de Daguel, pequeñas mordidas de deseos que la boca del joven había dejado en él, manchas rojizas, pezones adoloridos, sus brazos cansados de sostener su cadera.
Aragorn había traicionado el amor de Legolas y le empezaba a doler. Por que no estaba junto a él su pancita sobresaliendo orgullosa entre las sábanas ni su mirada esperando por su despertar, el aroma era distinto, sus labios no eran frescos, su voz no era melodiosa y no escuchaba sus palabras de alivio. No hubo antojo alguno que le despertara a media noche, ni la suavidad de sus cabellos rozando su cabeza. Daguel no tenía ninguna comparación con su esposo.
- ¿Mi señor? – preguntó el joven sonriendo viendo la mirada perdida del rey -Todas las mañanas deben de ser espléndidas a su lado
- Buen día Daguel – respondió Elessar besando su frente mientras sentía como el joven buscaba mas aun su contacto.
- Ha sido la noche más maravillosa de mi vida. Espero y el señor me brinde mucho mas de estas.
Elessar sonrió. Era tentador este jovencito y no negó en ningún momento que sus deseos mas oscuros se hubieran realizado la anterior noche en él. Pudo ser salvaje y posesivo, pudo ser dominante y recio, deseos de superioridad y grandeza mientras lo hacía suyo. Daguel se dejo hacer y obedecía cada una de sus órdenes sin poner objeción a las experimentadas demandas del soberano, feliz de ser quien recibiera en su cuerpo la espada del rey de Gondor. Pudo jalar de su cabello y arquearlo hasta casi doblar su espalda, pudo escuchar su sofocación y ver las lágrimas mientras le iniciaba.
Daguel se irguió un poco y beso con pasión los labios del rey. Que angustiante el comparar la dulzura de la mañana de los labios élficos con la amargura de los mortales.
- Iré a preparar el desayuno, mi día empieza de la mejor manera posible, y deseo que todos se sientan tan feliz como yo.
El rey sonrió y observó como el cuerpo desnudo de Daguel era diferente al que estaba acostumbrado a contemplar, ya no sentía tanto deseo por él, su cuerpo no parecía tan perfecto, sus movimientos no eran gráciles y él, él se sentía angustiado.
El desayuno fue bien recibido por los guardias adormilados aun en el campamento, huevos silvestres freídos con algunas especias, agua fresca con un poco de azúcar para empezar la mañana. Los soldados estaban agradecidos por el trato del jovencito, pero cuando el rey apareció evitaron su mirada con afectación, la gente sencilla no sabían como lidiar con el engaño, no sabían como comportarse al ser cómplices de la infidelidad de alguien que debería ser ejemplo a seguir.
Daguel no sabía o tal vez aparentaba no darse cuenta, de que sus compañeros sonreían para ocultar inmediatamente su rostro después de que él les hubiese servido el desayuno. Daguel estaba contento a pesar de que su cuerpo le ardía, el sentarse siquiera le partía el alma, pero al recordar como había adquirido esas heridas le hacían sentir sonreír. Su brazo casi estaba curado pero trato de cuidarlo al preparar las comidas para que en la noche tuviera la suficiente fuerza para abrazar a su rey. Por que una noche no sería suficiente para el joven, el amor por su rey iba más allá de un momento de placer.
Elessar comió lentamente, tragando los pedazos de pan duro con dificultad, afrontando las miradas de sus guardias que murmuraban a sus espaldas. Daguel al final fue a sentarse a su lado, si todos los demás lo sabían ya, ¿Por qué entonces ocultar su amor?
- ¿Disfruto el desayuno mi señor? – preguntó Daguel con su franca sonrisa
- Gracias… cocinas muy bien. – respondió Elessar tratando de sonreír.
Daguel hizo caso omiso del halago del rey por que sus ojos se fijaban en el aspecto sombrío de Elessar
- ¿Por qué está entonces tan pensativo mi rey? ¿He hecho algo malo? ¿No está a gusto conmigo?
- No, Daguel, no es eso.
- ¿Piensa en… él, no es cierto? – dijo Daguel frunciendo el ceño incapaz de pronunciar si quiera su nombre
Elessar tomo un trago de su vaso por toda respuesta. Daguel se puso en pie y entro a la tienda que compartía con el rey, estaba temblando y sentía que las fuerzas le faltaban, su pecho se comprimía al pensar en que su señor no le amaba, que sólo había sido una noche de pasión y nada más, un juguete con el cuál entretenerse en sus noches de soledad. Daguel cayó de rodillas y empezó a llorar de impotencia, ahogaba su sollozos en la manta donde habían compartido su primera vez, no pudo evitar que sus tristes gemidos hubieran sido alcanzados por los oídos de uno o dos guardias y se extendieran hasta los del rey. Los soldados preocupados esperaron la respuesta de su parte. Elessar se puso en pie y entró preocupado a la tienda.
El joven estaba boca abajo tirado sobre las mantas que les cubrieron toda la noche.
- ¡Daguel! ¡Por favor! Basta de llanto… - dijo el rey enfadado - Te escuchan afuera – agregó bajando la voz
- ¡Usted no me quiere!, no me ama… ¡Mi señor sólo juega conmigo!.
- Daguel compréndeme
- ¡No, no comprendo! Yo me entregue a usted, anoche fue mi primera vez, fui todo lo que nunca fui…
- Daguel
Y el rey una vez más se sentó a su lado y le abrazo.
- No soy digno de usted, no me abrace… me alejare y no me verá mas…
- No digas eso… Ayer me complació tu presencia, fui tan… dichoso al saberte mío.
- No es verdad… - sollozaba el joven agitándose ahora entre sus brazos
- Nunca había amado de esa manera, nunca hubiera podido ser así con… otra persona…
- Eso es mentira… yo no valgo mas que para una noche… debo de ser la peor basura de Tierra Media.
- No, Daguel, eres el joven más hermoso que conozco… - declaró el rey tratando de afrentar sus decisiones, acuno su rostro entre sus manos, trago saliva y agregó - y me alegraría que compartieras todas tus dotes conmigo…
- Pero mi señor…
- Sssh…De ahora en adelante…llámame Elessar…
Daguel escuchaba esas palabras y no lo creía, sentía las manos del rey en su cara y el calor de su cuerpo cerca. Los besos aparecieron y las lágrimas de Daguel seguían cayendo por que comprendía el lugar que le correspondería de ahora en adelante.
Elessar era débil, caía fácilmente al observar la ternura de las lágrimas caer sobre las mejillas del joven, la angustia de sus ojos al no saberse amado, un poco de cariño, un poco de cuidado y el jovencito se daría por satisfecho. Tal vez estaba orgulloso de ser el amante del rey, y deseaba seguir así, amante del rey más grande todos los tiempos. Daguel se merecía una oportunidad, y si lograba guardar las apariencias, tal vez podría llegar a quererle o olvidarle para siempre si cometía alguna indiscreción.
*~*~*~*~*~*~*~*
Al salir de la habitación llevaba una sonrisa en sus labios y anhelo de verles de nuevo. Vio a los quince miembros de un grupo llegar con paso firme al salón principal.
Desde el pasillo del tercer piso, Legolas pudo ver sus hermosos ojos verdes, impacientes por la espera, y a cada lado de él otros dos elfos rubios que le acompañaban, detrás del orgulloso guerrero, reconoció también a dos conocidos, y con cada escalón que bajaba su corazón latía con premura. Esa visita en sus momentos de soledad le hacia cantar en su alma.
Y se encaminó directo a él tranquilizando su paso, tratando de disimular su gran júbilo, espero que girara su hermosa cabeza al frente, al parecer examinaba con detenimiento cada rincón y moldura del gran salón con piso de mármol y cortinas de seda.
Haldir elevó la mirada y le vio aproximarse, la sorpresa de su estado por mucho que se hubiera preparado para ello no dejo de reflejarse en su rostro, tan fascinante y dulce aparecía el príncipe elfo que sabía que no tenía fuerzas para comunicarle su hallazgo. No supo si estaba soñando o tan sólo fue su imaginación, pero un halo dorado rodeaba su cabeza dorada como si el solo le iluminara por detrás. Un parpadeo y desapareció la ilusión, el cabello de Legolas podía causar tal encanto, y siempre que tenía oportunidad de contemplarlo, le adoraba mas.
Todos se inclinaron ante el príncipe consorte de Gondor, todos evitaron esa mirada de curiosidad y de morbo por contemplar las facciones de un milagro de la cuarta era. Pero Haldir no se inclino, no podía dejar de mirar lo cristalino de sus ojos y la belleza de su rostro iluminado por su período de gestación. Era tan perfecto y a la vez tan triste el saber que su pareja no le apreciaba en su divinidad como él ahora lo hacia.
Haldir sintió coraje, mucho coraje pero trato de sonreír, trato de alegrarse por él, por su bebé.
Y cuando estuvo frente a él, volvió a resurgir la frescura de su aroma, la felicidad de sus suaves labios pero la tristeza de sus ojos. Legolas observó la tristeza en los ojos de su amigo y creyó entenderle. Que pena sería para el Galadrim el presenciar semejante aberración, ¿acaso un elfo no podía expresar su amor por su amado en forma diferente? Tal vez a Haldir no le parecía una buena idea, tal vez Haldir se apenaba de llamarle amigo, tal vez Haldir le tenía lástima por su estado.
Y la sonrisa de Legolas se hizo más breve.
- Maare Tulde Haldir
- Legolas – dijo el Galadrim al inclinarse con respeto
Pero Legolas no deseaba ese saludo, así que inclinó la cabeza, tanto le conocía Haldir que recordó que al príncipe le incomodaba tanta formalidad. El Galadrim dio un paso al frente antes de ofrecerle su sincero abrazo, los brazos firmes de Legolas le atrajeron un poco mas, tanto necesitaba de un poco de cariño en esos momentos, que hasta el bebé recibió al Galadrim con una patadita, nadie podía tocar a su papi de tal forma y él estaría allí para protegerle. Haldir no quiso admitirlo en ese momento, pero sintió el saludo del aun no nacido.
- ¡Te he extrañado tanto! – susurró Legolas a su amigo reprimiendo sus lágrimas - Me alegra tu llegada a pesar de desconozco el motivo.
- No te perturbes, sólo deseábamos saludarte. ¿Cómo te encuentras? – preguntó Haldir sin soltarle
- No podría estar mejor… ¡Soy el más dichoso de los elfos!
Cómo partían el alma esas palabras. Los dos permanecieron abrazados mientras examinaban la diferente tristeza de sus corazones. Orophin tocó el hombro de su hermano pidiéndole oportunidad por saludar al futuro padre.
- ¡Orophin!
- ¡Pequeña Hoja verde! Gustoso estoy de verte de nuevo… a ambos - dijo el menor de los hermanos atreviéndose a dar un toque ligero en el vientre de Legolas
- Orophin, no son esas las maneras de dirigirte al príncipe - recriminó Rúmil acercando su boca al oído derecho de Legolas - Pero admito que la felicidad es incontenible, ¡estás hermoso! – agregó el mayor de los tres susurrándole al oído y pasándole el brazo por la cintura para abrazarle a su vez
A Haldir le habían echado a un lado, aclaró su garganta volviéndoles a la realidad, había aun doce elfos guardianes que necesitaban retirarse a descansar después de haber presentado sus cartas al príncipe.
Legolas recibió a Ossmar, antiguo servidor de su padre que se acompañaba de cuatro elfos guerreros del Bosque Verde, y a Figwit enviado por parte de Lord Elrond, Señor de Imladris junto con su comitiva de igual número.
Los saludos fueron breves, puesto que la mayoría deseaba descansar, así que Legolas llamo a la servidumbre para que les mostraran sus aposentos.
Inmediatamente fueron guiados a ellos y Haldir se retiraba a la suya hasta que escuchó su nombre en labios del elfo fecundo, el sólo percibir el sonido de su nombre en sus labios entusiasmaba al Galadrim. Se detuvo a mitad de su camino en el pasillo y recibió sonriente a Legolas que llegaba con paso apresurado.
- Haldir, me has dicho que tu visita no tiene mas fin que el de saludarme ¿y me encuentro con que estas acompañado por representantes de los tres estados élficos?
- Nuestro objetivo se vio reducido a nada, y nuestra tarea quedó concluida antes si quiera de iniciarla, esperaremos noticias de las tropas de Gondor que encabeza el rey y ya están de regreso aquí en Minas Tirith, si no tienes algún inconveniente.
Los ojos de Legolas se alegraron por un instante y Haldir supo inmediatamente el por qué de ese cambio: Aragorn venía a palacio y eso le regresaba la vida a su mirada.
- ¡Aaah! ¿De regreso? ¿Sabes tu si…? ¿Cómo es que estás enterado de…?
- Legolas, tranquilo – sugirió Haldir poniendo su mano sobre el hombro derecho del príncipe y sonriéndole.
- ¿Viene Aragorn de regreso? – preguntó Legolas impaciente, su corazón recibía las mejores noticias desde hacía mucho tiempo y el portador hacia mas exquisito el regalo. - ¿Está bien? ¿No ha sido herido?... ¿Lo viste?
Haldir contempló la tácita alegría de Legolas, quien con toda la esperanza y amor del mundo esperaba con cariño la llegada de su esposo. Sus claros ojos azules brillaban pero en el fondo había tristeza, su boca exquisita delineaba una sonrisa alegre pero escondía la duda. ¿Por qué Legolas le amaba tanto? ¿Por qué un hombre tan detestable como Aragorn tenía la fortuna de tenerle a su lado?
- Elessar… el rey se encuentra en perfecto estado por lo poco que pude apreciar. – declaró Haldir bajando su mirada unos instantes
- ¿Te preguntó por mí? ¿Te ha dado algún mensaje? ¿algunas palabras?
El corazón de Haldir se partía, ansiaba revelarle el secreto que había sorprendido, deseaba hacerle ver a Legolas que ese hombre no le correspondía, que el maldito traidor había encontrado quien le calentara su cama cuando salía de caza, pero la esperanza en su mirada, la dulzura de sus palabras le quitaron el valor para decir palabra alguna en contra del infiel rey.
- No tuve la fortuna… - empezó Haldir titubeando – no tuve la ocasión oportuna de saludarle, él se encontraba… ocupado ese día
Legolas frunció ligeramente su ceño y su semblante había preocupación.
- Algo estaría pasando… ¿Pero a que se debieron las circunstancias de su encuentro?
Haldir contó en pocas palabras, la situación de miedo y angustia que había traído la llegada del dragón a los tres reinos élficos, y que cansados de permanecer en la incertidumbre, los mejores guerreros de los estados salieron en busca del Dragón, afortunadamente la mano del hombre había terminado con él, el grupo del rey había tenido éxito sin su ayuda.
- ¡Oh! Es por lo mismo la triste llegada de los caídos… - reflexionó Legolas en alta voz entristecido, él les había dado un adiós con todos lo honores a aquellos que dieron su vida por liberar a su pueblo de tal amenaza.
Nada habían querido decirle los guardias respecto al final del dragón puesto que a su salida no tenían la seguridad de su muerte, tampoco nombraron a quién escoltaban aquellos que habían cerrado sus ojos para siempre.
Los ojos de Haldir se volvieron a oscurecer al ver la persona tan amable que era el príncipe, que sufría por los demás como si fueran de su propia familia, no se merecía el engaño de que era objeto. ¿Cómo afrontaría el dolor cuando le llegaba de quien menos lo esperaba?
Repentinamente Legolas puso una mano sobre su pecho, y se aferro de una columna cercana a él, palideció un poco y respiro con dificultad. Haldir se apresuró a tomarle por el brazo temeroso de verle caer.
- ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?
- Un poco mareado, es extraño, sentí como si… como si…
"Algo me apuñalara…"
Haldir frunció el ceño cuando no escuchó el final de las palabras, Legolas estaba sufriendo por que su lazo con Aragorn había sido roto, el príncipe sin saberlo afrontaba las consecuencias de los actos infames de su esposo.
- Pero no es nada, debe de ser el bebé, sabes… - agregó Legolas sonriendo ya repuesto acariciando su abdomen – Es un bebé algo travieso
Pero la mirada del Galadrim no le convenció.
- Vamos Legolas, necesitas descansar… - sugirió Haldir preocupado
- No, estaba desayunando al momento de tu llegada, debe ser la falta de alimento… ¿Me harías el honor de acompañarme?
- Será todo un placer – respondió Haldir inclinando su cabeza con respeto.
Legolas llamó a un guardia y pidió que se les llevara el desayuno al jardín principal, allí pasarían la mañana poniéndose al día en sus vidas.
El rostro del príncipe se alegraba de tener un elfo más en esa tierra de mortales, de escuchar hablar en la lengua de su raza sólo para variar, de tener noticias de sus tierras, de sus señores, de su gente. Disfrutó mucho de ese momento, y al parecer al bebé le agradaba que su padre estuviera feliz, de un lado a otro con ritmo y cadencia el pequeño elfo bailaba al creer que una canción de cuna le reconfortaba, las palabras de Haldir tenían ese extraño efecto.
Disfruto el príncipe de la excelente compañía del Galadrim, supo que hasta entonces no había alguien particular que ocupara su corazón, y eso le entristeció. El guardián de Lorien se merecía toda la felicidad del mundo, merecía alguien que le amara y compartiera sus infinitos días en el Bosque Dorado. Haldir no hablaba mucho de si mismo, y esto tuvo que averiguarlo después de preguntar, aludir, y leer entre líneas sobre la vida y ocupaciones del elfo de Lorien.
Serima estuvo orgullosa, nuevamente de servir a Haldir, a quien sólo había visto una vez y recordaba se trataba de un amigo antiguo de sus señores. Serima servía sus mejores frutas a ambos y el agua más dulce y fresca para el invitado. La mujer empezó a sentir mas agrado por el príncipe recién conoció su estado, y Legolas lo sabía, dejó a un lado las diferencias con su hijo, y tomaba cada recomendación de la señora con aprecio.
Al levantarse de la mesa, Legolas acompañó a Haldir hasta su habitación, la servidumbre comprobaba como el aspecto del príncipe consorte cambiaba cuando estaba alegre, hacia día que no le veían caminar con esa gracia de su naturaleza por los pasillos de palacio, escucharon como su voz fluía cristalina al hablar el élfico de su gente.
Al llegar a la puerta, Haldir veía la sonrisa, el brillo en su mirada y deseo abrazarle. Legolas seguía orgulloso y noble, toda la casta de Oropher debía de sentirse orgullosa de su semilla, él mismo sabía de las habilidades en batalla de su amigo, pero ahora… Ahora era diferente, puesto que la gracia de su enlace con el rey le había cambiado en cierta manera su forma de ser. Seguía sabio y hermoso, fuerte y valiente, el mas arrojado y presto de los elfos en batalla, pero su voz era mas dulce, sus pasos mas ligeros, con su frescura extendida sobre su piel a pesar de sus milenarios años. Lógico era que ya no deseaba batallas pero la que pronto afrontaría… La que pronto afrontaría podía ser la peor de todas, esperaba que tuviera fuerzas para salir de ella, y no perder a su preciado tesoro en el camino.
- ¿Eres feliz Legolas? – preguntó Haldir interrogando sus facciones cuando estuvieron a punto de despedirse
- Sí, Haldir… Pero está preguntada ya estaba hecha, ¿Por qué la repites?
- Deseo lo mejor para ti…
- Y para Aragorn, claro está.
- También…- agregó pensativo - ¿eres feliz a su lado?
- Sí, mucho. La prueba esta en esta pequeña vida que esta a punto de nacer.
- Entonces… ¿Me atrevo a preguntarte por que la tristeza en tu mirada?
- Le extraño, eso es todo – contestó Legolas rehuyendo su mirada
Haldir supo que había mas allá de esa respuesta, pero no insistió mas, aun era muy pronto para que Legolas se diera cuenta. Dio un paso hacia él y le abrazo con ternura, Legolas se sorprendió por este acto y sonrió al recibirle, tantas muestras de cariño por parte del Galadrim le impresionaban, no era normal esa forma de comportarse, pero no podía negar que le agradaba.
Rúmil entró poco después de la retirada del príncipe, deseba saber como procedería Haldir ante él. Le encontró cruzado de brazos observando por la ventana como las murallas blancas de Minas Tirith encerrando su ser.
- ¿Hablaras con él? – preguntó el mayor de los tres en élfico
- No, aun no… Pienso que pronto se dará cuenta por si mismo. Ya siente los síntomas de su rechazo
- ¿Crees que… piensas que podrá soportarlo?
- Es un elfo de gran temple pero también de gran corazón. Aragorn es lo que mas ama en el mundo y no sé si…
Las palabras de Haldir se cortaron por que sentía deseos de terminar con el mortal. Pero no deseaba ser el portador de malas noticias si no en cambio ser un apoyo en sus momentos de necesidad.
- Tomate tu tiempo, explicaré a mi señora tu preocupación y ella entenderá. – sugirió Rúmil apoyando la mano en el hombro de su hermano
- Primero esta mis deberes con mi señora y mi gente
- Primero están los de tu corazón
- ¡Ah, Rúmil, sabes que no tengo esperanza, así que no te burles! – suspiró Haldir descorazonado
- No es burla hermano, te conozco, yo también sufro por la pena del príncipe. No ayudes a angustiarle, ayuda a recuperársele. Tu estarás a su lado y él lo sabrá
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Después de separarse, de dejarle descansar, Legolas sintió la pesadez en su corazón, pero no quiso hacerle participe ese malestar a Melfor ni a Seris que le inspeccionaban como cada tarde, seguro y era temporal, no tenía mucho tiempo padeciéndole y como todo, debía de pasar.
Se reunieron todos en el gran comedor y compartió su comida con el resto de la comitiva élfica, habló con Figwit y Ossmar, tuvo noticias de su padre, y lo contento que estaban por la felicidad que Legolas y el rey de Gondor compartían, a estas palabras Haldir frunció el ceño, su confianza en el mortal había sido eliminada por completo y sólo anhelaba y suplicaba a los Valar por que Legolas y el bebé no sufrieran terriblemente de pena, por que no habría fuerza sobre Tierra Media que le impedirían terminar con la vida de ese miserable humano sea que se tratase del rey de lo Hombres.
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Aragorn estaba aun en el campamento, alejado de sus soldados fumando su pipa y contemplando la oscuridad del cielo, el humo brotaba a su alrededor mientras la angustia se anidaba en su pecho. Su ser se partía ahora en dos, puesto que una parte, deseaba regresar a su hogar junto a su elfo e hijo, al calor de su lado y la felicidad de su nueva familia, pero por otra, la noche con Daguel prometía ser esplendida. Si se repetía lo de la anterior ocasión, no dormiría hasta llegar el amanecer.
Daguel sabía incitar en él, el salvajismo, la dominación y la superioridad de saber dueño y señor de su persona, la rápida ascensión al cielo para caer después al infierno de su adulterio. La idea de tener un amante, la excitación del momento, de lo prohibido y secreto. Se sentía bien, la superioridad de saberse amado por dos hermosos varones. El poder elegir a su amante para cada ocasión. Pero no, Legolas no era un amante sino un esposo, compañero y amigo de muchas batallas, con el más preciado ser dentro de si.
- Tal vez nos esperen con una gran bienvenida. – surgió un murmullo entre los hombres cercanos al fuego
- El joven Daguel debe de ser recompensado.- dijo otro masticando seguramente un poco de pan al hablar – No cualquiera se enfrenta a un dragón dos veces y sale vivo para contarlo.
- Ya tiene suficiente recompensa… a mi parecer – agregó otro seriamente
El soberano frunció el ceño a esos comentarios y risas ocultas.
- Olvida eso, quiero decir que el joven merece reconocimiento, después de todo, él y el rey se enfrentaron casi por si solos a ese dragón.
- Eso es cierto, deberían darnos un día de descanso en su honor.
- Y por todos los "honores" que él hace al rey
Y los hombres rieron sin darse cuenta que un antiguo montaraz caminaba a un lado de ellos entre los arbustos. Sin prestarle atención a sus demás comentarios, Elessar valoro al joven más que como amante, como soldado, como aquel que salvo su vida de las llamas del dragón, como el joven herido que se enfrentó dos veces al dragón, como el salvador de Gondor, el vengador de Itmuth.
Aragorn observó la luna, dio un suspiro y entró a su tienda, Daguel sin camisa le esperaba sobre las mantas tendiéndole los brazos para una nueva ocasión.
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La noche llegó a palacio y Legolas salió del baño con su cabello húmedo y su bata verde, se sentó en su sillón y escuchó el viento tocar a su ventana. Las estrellas parecían frías y distantes, la luna aparecía con una estrella a un lado, brillante y le pareció como si Isilme tuviera a su hijo a un lado y sonrió. La luna también estaba abandonada pero el astro le secundaba, Legolas padecía solo pero el bebé le hacia compañía.
Faltaban pocos meses para su alumbramiento, tenía algún temor al llegar esa ocasión pero sólo por su bebé, sabía que Lord Elrond le asistiría en el parto y su esposo estaría allí para apoyarle. Lo único que sentía era que su hijo no naciera en su tierra, en sus bosques, se entristecía al saber que no pasaría su infancia recorriendo los mismos caminos que él recorrió antes de que llegara la oscuridad. De que no viera las estrellas brillar sobre su cabeza con la misma felicidad que él les había contemplado al lado de su padre y hermanos.
Pero todo sacrificio tendría su recompensa, sería el heredero de Gondor, la princesa mas querida de Tierra Media o el gallardo y valiente varón de Gondor. Sonrió.
Al terminar de peinar su cabello miro el cuadro pintado de su enlace, siempre lo colgaba cuando su fecha de aniversario se acercaba y hacia poco le había sacado de aquel baúl y le tenía en lugar del espejo.
- ¿Verdad que tu padre es hermoso? – preguntó Legolas acariciando su vientre, hablándole como todas las noches que pasaba solitario – El mas valiente y gentil de los hombres
"Y cuando vuelva lo vamos a recibir con los brazos abiertos… No quiero que estés triste por que no está ahora con nosotros, debes de ser un bebé valiente"…
El pequeño contestó con una patadita ligera
"Ya escuchaste a Haldir, le ha visto ayer y no tardara en llegar, seguramente para mañana estará aquí… Tienes que tomar energías y sentirte orgulloso de él… ¡Ha terminado con un dragón! ¿Puedes creerlo?"
Legolas sintió como risas en su estómago y no pudo evitar la sonrisa
"No te burles pequeño, un dragón es cosa seria, si le vieras con la pureza de tus ojos, tu piel se enfriaría en un segundo y sufrirías por la vista tan repugnante que tiene"
El bebé se mantuvo quieto.
"No te asustes mi amor, que yo estaré siempre contigo… ahora… durmamos…"
Se arropó con sus mantas, y dejo libre el lugar para su esposo, pero como avanzaba la noche sentía nuevamente el dolor en su pecho, y las ganas de llorar renacían, la tristeza le embargaba y no pudo conciliar mas el sueño. ¿Por qué tardaba tanto? ¿Cómo es que Haldir y los demás habían recorrido una noche lo que el no podía en un día entero?
Durmió Legolas intranquilo, y en sus sueños escuchaba gemidos, olía el sudor de los hombres y el humo filtrado en los cabellos, se le revolvía el estómago al ver las siluetas agitándose en la noche.
TBC…
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Oh, lo siento, a veces puedo caer y patinar por los babies y hacer diálogos muy tontos, pero me gusta mucho mi Leggy con pancita. He tenido muchos reviews y me he puesto muy feliz, así que por favor, si empiezo a desvariar en la historia por favor me bajan de la nube.
Balrog of Altena – Bien, al menos alguien le gusta Daguel. Espero y te guste este capítulo y gracias por publicar en la comunidad, seguro y tienes muchas seguidoras.^_^
Akhasa – Sigo creyendo que mi pobre negro no tiene la culpa, snif.;_; No pidas perdón, mejor que lo pida otro que no creo y lo merezca.
Ayesha – Yo ya te había dado un adelanto, así que conste. Golpe avisa. Jejeje
BlazeVein – ¡Yaaag! Estoy en contra de pancitas con vellos encima, jejeje…
Kel x 3- Leí cada uno de tus reviews y me daba mucho gusto, en serio, no creí pasar tal emoción pero me gustaron mucho, cuando escribes, casi te estoy escuchando, ^o^. Lo del cambio a R fue por tu sugerencia, no, no te equivocaste, pero me he dado cuenta que los R no aparecen en la lista de actualizaciones ;_;. Creo que entendí que ya no quieres al reyecito, ¿cierto? Snif…Pues hagámoslo sufrir. Lo del baby de la película es cierto, podría ser un hermoso hijo, ¿no crees? Aun no estoy a gusto con el nombre de este fic, por que nomás iba a ser dos capítulos pero en fin… ^_^ ¡Mil besos y gracias por leer!
Bishoujo-Hentai – Aragorn sigue siendo humano después de todo, así que tiende a tener errores, jejeje. Lo de Tuxedo, ok, yo estuve en mi época en que le ame y sabía todo lo de Sailor Moon, ahora ya le he dejado un poco, espero y me reorientes. ^_~
Sara – ¡Yo también amo a mi elfo! Y esa pareja es mi debilidad, me gusta mucho el Aragorn/Legolas. Gracias por leer ^_^
Beth Malfoy – Me alegro de que te siga gustando, Daguel es amado y odiado por todos, pero siempre Leggy será el mas tierno, hermoso, valiente, bueno, fiel…etc… jejeje.
Dirthy – No sabía que habías leído mis otros fics de LotR, gracias por leerles. Aragorn tendrá que sufrir si quiere al elfito de vuelta.
Yersi Fanel – Por tus lacónicas palabras estoy muy agradecida, no sé si seas de México pero pareces mi compatriota. Y sip, un amigo dice los mismo, y los demás también, es que hay que leer a Tolkien para entender que sólo es… amistad, ¿verdad?. ^_^
Eruve – ¡Oh! Sí. ¿Más votos para Haldir?
Legolas12 – Pues Aragorn ya sabes, tiene que ser humano y con debilidades.
Irisxz – Ya te envíe los capítulos menos este. Espero y te sirvan. ^_^. Nop, no tengo la gracia suficiente como para escribir tríos y cuartetos. A mi no se me da eso, snif… (envidia) ¬_¬
Nessimelle – creo que el rey no valora lo que tiene en casa, snif.;_;
Any - ¡Sí! Por que si no soy mala me muero…jajajaja… tratare de no hacer al baby sufrir, me gustan los bebitos, tanto si tienen acento español o tengan orejitas élficas ^_^
Tere – Nop, como ya dije nada de cuartetos ni tríos, que no es lo mío…jejeje…Bueno, como dije al principio, es un final feliz y a la vez triste.;_;
Laurë_Alcalimë – Ya actualice, lo mas pronto que pude. Daguel está enamorado, el rey excitado y Legolas abandonado… snif… bueno, ya no…
Circe Zac – snif, sipi, sufre el elfito y el reyecito no lo sabe… malvado…No habrá mas "flechas" para Aragorn en un buen de tiempo, creo yo… Daguel como mencione arriba, está enamorado y le vale gorro que el rey esté casado..;_;
Emphy Seki – Ah! ¿Qué sería si te gustara leer?^_^ Jejejeje… Gracias por leer, a la narración le faltan detalles, es que a veces no tengo tiempo de revisarle (¡Beta! ¡Beta!) pero trato de superarme…Estoy contenta de que te haya gustado.
Agradeciendo sus reviews como siempre.
