Autor: Vania Hepskins vaniah2000@yahoo.com

Pareja(s): Aragorn/Legolas

Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado)  así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS

Bla, bla - Hablado en élfico

Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas, soy pobre y de familia numerosa.

24. Sin ti

Serima detuvo su caballo, poco después el elfo a su lado le imitó. Había advertido la cercanía del joven de cabellos rubios y estaba a la expectativa de saber si era amigo, conocido o enemigo del reino de Gondor. Pero pronto se percató que se trataba de unos de los guardias de Gondor que vio celebrar a su llegada al reino.

- ¡Madre! – exclamó Daguel asustado - ¿Qué es lo que haces aquí?. . . ¿Y con esté. . . elfo?

- Dejo Gondor, en busca de paz, ya que no la encuentro aquí.

El elfo de cabellos castaños apartó su camino, para brindarles privacidad en su conversación

- Pero. . . pero. . . – titubeo el joven temeroso impidiendo con su caballo el paso a su madre -  Mamá. . . ¿y yo?

- Tu has tomado tu decisión, has decidido tu camino, y tal vez hago mal en oponerme a el, pero no puedes forjar un futuro feliz sobre la miseria de otros.

- ¡Mamá! ¡Tú no me entiendes! ¡Él me ama! ¡Elessar me ama! – exclamó Daguel con labios temblorosos por el temor de ganar y perder sus mas queridas personas al mismo tiempo - ¿No puedes estar feliz por mi?

- Ya lo hablamos, hijo. . . Yo te amo, pero no apoyo esa relación, no cuando no te importó hacer daño a otros

- Mamá. . . No. . .  ¡No te vayas! – gritó el joven al ver que su madre animaba al caballo a seguir

A Serima se le partía el corazón al dejar a su hijo, al cual amaba como si ella misma lo hubiera dado a la vida, verlo con sus ojos empañados suplicantes. Pero ya había tratado, ya había visto la expresión de su rostro cuando le hablaba del rey, como se ilusionaba al creer que podía forjar un futuro a su lado. Daguel sufriría una cruel decepción, y ella debería quedarse a su lado para apoyarle en esos momentos difíciles, para eso estaban las madres al fin, para eso es el sacrificio de amor de ella que le crió para él.

- Volveré hijo mío. – dijo al fin – No tengo el corazón para negarte, para dejar de amarte, pero ahora tu estado me asusta y me duele verte cegado por tu capricho.

- ¡Mamá!  ¡No es un capricho! ¡Yo lo amo y él a mi! – insistió Daguel frunciendo el ceño para después mágicamente cambiarlo por una sonrisa – Anda, mamá. ¡Tú lo verás!, todo cambiara, ya no hay nada que impida nuestro amor. . . Seremos felices y quiero que estés conmigo.

Daguel sonreía por que tenía esperanzas en su amor, y en que su madre como siempre le esperara al llegar y escuchara sus nuevas aventuras, descubrimientos y anhelos, y ahora que parecía que su corazón era libre de amar y ser correspondido su madre le rechazaba. A Daguel le dolía, por que su madre era todo lo que tenía y conocía desde la infancia.

- Daguel . . . hijo . . . – dijo Serima con lágrimas en los ojos

El elfo, pasos adelante, evitaba observarlos, no entendía las palabras pero podía comprender casi con acierto la dolorosa separación de madre e hijo.

- Vamos, mamá, regresemos . . . El elfo puede seguir adelante su camino, yo le haré una seña y . . .

- ¡NO! – objetó Serima con fría determinación

- ¿Mamá?

- Daguel, lo siento, no puedo soportar esto, no puedo apoyarte a hacer daño a los demás, no veré como te entregas a él rebajándote, incapaz de seguir en mi papel de madre… Tu has tomado tu decisión, y aunque no la apruebo. . . Eres libre, hijo mío. La edad debería hacer tener la cabeza llena de ideas y proyectos, pero creo que no ha servido más para que llenarse de locuras y necedades.

- ¡Mamá! ¡No puedes irte! ¡No puedes dejarme! – gritó Daguel llorando como un crío solitario en la oscuridad, secando sus lágrimas con vergüenza con la manga de su camisa - ¡Por favor!

- Te amo Daguel, mi pequeño Daguel, cuídate. . .  – dijo Serima bajando su mirada y tomando las riendas para ir en otra dirección

- ¡Mamá!

- Adiós cariño mío

- Mamá. . . ¡Mamá!

Serima se alejó, acercándose al elfo que le esperaba para seguir su camino y Daguel estuvo allí contemplándole, con sus ojos llorosos y puestos en el horizonte a donde iba su madre. Ahora estaba solo, era independiente y declarado todo un hombre, listo para iniciar su nueva vida, listo para amar más que nunca. Entonces, ¿Por qué dolía tanto que le dejaran?

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Aragorn seguía apoyado en la borde de la gran barrera blanca del patio empedrado, con la frente apoyada en su brazo con actitud pensativa, los soldados le miraban de reojo por que no hacia mucho que habían tomado sus posiciones y no entendían por que de su rey ensimismado.

Su elfo se había perdido de vista, su bebé no estaría en sus brazos al nacer y con certeza que le vería mucho tiempo después, sentía el corazón desmoronarse y deseaba estallar envuelto en fuego, deshacerse en cenizas allí mismo y no contemplar más la luz del día. Ya no tenía caso seguir existiendo si el amor de su vida no estaba a su lado. Su error lo pagaba caro, y no soportaría la soledad de su rechazo. Tan tonto había sido como para atreverse a jugar con el destino y haber perdido.

Su elfo, su hermoso Legolas, tan fuerte y valiente, dispuesto siempre a dar la vida por él, en el campo de batalla o entre sus mismos brazos. Le había conocido en su reino élfico, le había reencontrado en el concilio y su corazón lo había ganado en sus dos años antes de la destrucción del anillo. El valor que tuvo entonces para dar a conocer su amor, le faltaba hoy para seguir respirando.

Se irguió por completo, contemplo el horizonte lejano y dio media vuelta para entrar a palacio, sin contemplar que acercándose a la ciudad venía un joven con ojos llorosos y asustados.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

El primer día fue de lo mas difícil para el Rey de los Hombres, no se atrevía a subir a su habitación por que estaba llena de recuerdos, no se atrevía a mandar por los encajes de muestra ni los colores de madera que utilizarían para la nueva habitación del bebé. No quería comer por que la botella era su único consuelo, sentado en la habitación de huéspedes mas olvidada que pudo encontrar, pegado a la ventana encima del borde observando el transcurso de las nubes, el canto de los pájaros y el traslado lento e interminable de Anar que dejaba marcas temporales a su paso.

Tiraba la silla a su lado con el pie, enojado y triste consigo mismo, tragándose sus lágrimas en la soledad de la tarde, no quiso recibir a nadie, no escuchó a los suplicantes, no resolvió problemas ni atendió a invitados.

Sabía que no podría soportar sin su esposo y mucho menos ahora que faltaban pocos meses para ser padre. No estar en ese momento tan importante para ambos le partía el alma, era uno de los padres y tenía todo el derecho de estar allí, pero no a costa de la vida de su elfo, no si estaba en peligro de hacerlo morir de tristeza por su cercanía. Ahora pagaba el precio, y le parecía muy caro, triste y el mismo infierno ardía en cada lágrima que caía por su rostro, no gemía, ni gritaba, simplemente enojado en sus adentros, repasando sus últimas caricias, sus contactos y sus juegos apasionados.

"Sólo espero que la muerte llegue pronto, por que mi vida no tiene sentido. Gondor puede seguir muy bien sin un rey que no merecen. . . Faramir hará un buen trabajo en cuanto yo desaparezca. . ."

El rey dio otro trago a la botella hasta vaciarla y le aventó con desprecio sin cuidarse donde caía.

"Pero morir sin conocerle mi alma no encontraría paz, sin ver a mi bebé en mis brazos, no reposaría en mi último aposento, sin reflejarme en su mirada, su pura y dulce mirada que tal vez no tenga derecho a contemplar. . . Sin verlo a él llevándole en sus brazos, sin escuchar sus cantos, sin besar sus labios por las noches, sin escuchar sus protestas por lo irritante de mi barba. . ."

El rey sonrió ante este último pensamiento.

"Pero la piel de un elfo es delicada y ya lo debía yo de saber. Me preguntó si mi bebé se quejara también, si será un varón o una hermosa señorita, si me llegara a querer a pesar de que no estemos juntos por algún tiempo. . . ¡Demonios!, yo debería estar con él. . . Si nunca hubiera deseado a. . . Si nunca hubiera. . . Hoy sería feliz con Legolas a mi lado, sin embargo, me hallo desolado flotando en lo amargo de mis lamentos. . . Hoy. . . Esperar la muerte o el nacimiento de mi bebé, cualquiera de los dos traerá un poco de paz a mi corazón"

Tendría que esperar allí, hasta que la pena le consumiera o tuviera el suficiente coraje de tomar un puñal y buscara cálido refugio en lo más profundo de su pecho.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

La noche llegó en silencio con un grupo de elfos pensativos, Serima había cortado un poco de fruta para Legolas que comió con desabrimiento, el resto del grupo agradeció las atenciones de la dama, pero tomaron sus mismas provisiones, no estaban acostumbrados a la comida de los mortales y no deseaban experimentar en el viaje con ella.

El príncipe estaba confundido por todo lo que ocurría, por un lado el dormir bajo las estrellas le entusiasmaba por que hacia mucho que no compartía esa experiencia, la felicidad de salir de los muros de piedra blanquecina le animaban, el caminar libre hasta su casa le llenaba de esperanza, y mas aun el saber que su criatura nacería en el mismo lugar en donde él mismo había llegado al reino de Arda.

Pero no estaría allí su esposo, el amor de su vida, en el día más importante para los dos después de su unión. Cuando mas le necesitaba, cuando mas débil, vulnerable y hambriento de cariño se hallará, no habría quien le reconfortara con besos y caricias; no, no debía pensar en eso, no debía decaer, no cuando apenas era el primer día de su camino.

Legolas se recostó y colocó sus manos debajo de su nuca, expuesto sobre una manta al frío viento de la noche. Dos elfos de Imladris se quedaron de guardia, Serima sollozaba en silencio pero los finos oídos no dejaban de percatarse de su tristeza, el elfo que le había acompañado en el camino, le ofreció un poco de vino élfico para ayudarle a descansar el espíritu y bebió un poco, minutos después descansaba.

Ossmar hablaba de vez en cuando con Haldir o Figwit, los hermanos de Lothlorien conversaban entre leves susurros, observando de vez en cuando a Legolas y a su hermano con preocupación.

Pocos tiempo después el campamento estaba en silencio, sólo el viento fresco se escuchaba chillar por encima de sus cabezas, Serima fue cubierta con una manta extra por su condición de ser humano.

Haldir observó el cabello de Legolas moverse contra sus mejillas sin que al elfo le afectara, tomó una manta mas de la carreta y fue arrodillarse a su lado para ofrecérsela. El príncipe meditaba en sueños, observaba las estrellas y encontraba refugio en ellas alejándose unos instantes de los tristes pensamientos que le embargaban en Tierra Media.

El Galadrim tocó con respeto el brazo flexionado de Legolas para advertirle, parpadeando unos instantes Legolas volvió a la realidad.

Agradeció la manta que le ofrecía el Galadrim, sus defensas habían bajado un poco con el embarazo y no quería correr riesgos con la salud de su criatura. Pero tampoco deseaba demasiadas atenciones, primero por ser príncipe y después por estar embarazado, y ahora lástima creía provocar en los demás por terminar con una relación de la manera más dolorosa, por una traición. Nada de eso, no era tan débil como para no soportar la tristeza por su bebé.

Haldir le había sugerido tomar la carreta puesto que esa era la idea de llevarle en el viaje, Legolas declino la oferta, aun tenía fuerzas para montar o descansar en suelo raso. Tanto tiempo había pasado desde la última vez que lo hizo que le parecía una buena idea al principio.

No por eso dejaba de pensar y recordar, tantas noches que pasaron la comunidad al aire libre, miradas, caricias inocentes y por el ultimo el recorrido de los tres cazadores. Tanto que le conoció y llegó a amar. Ahora en la soledad de la noche, con el susurró de los pocos árboles a su alrededor, con las piedras levantándose tras de ellos, las montañas alzándose frías y amenazantes. Todo cambiaba tan rápido que el miedo se apoderaba de su ánimo por ese futuro tan desconcertante que le esperaba.

El encuentro con Daguel nublaba sus esperanzas en el futuro, recordando sus palabras, temía que su. . . que Aragorn cayera en tentación nuevamente, ahora era libre, y podía hacerlo. Sus palabras se repetían y pronto recordó la duda que le había llegado en ese encuentro.

- Sé que tal vez sus palabras eran falsas, pero no entendí que intención tenían, pero. . . ¿Podrías explicarme a que se refería Daguel con el consejo que dijo haberte dado?

- No es nada de lo que debías preocuparte. – respondió Haldir ayudándole a cubrirle los pies.

- ¿Hablaste con él? – interrogó el príncipe

- Fue él mismo a visitarme en la celda. Trato de manipular nuestra amistad, de ofrecerme un trato que decline con disgusto.

- ¿Podrías explicarte mejor? No entendí sus palabras y no me gustaría que tuvieses trato con ese tipo de personas.

Haldir sintió un cosquilleo en su corazón, la leve sospecha de celos en las palabras que Legolas había pronunciado, hicieron sonrosar sus mejillas en la oscuridad, Legolas estaba ocupado colocando una almohada bajo su cintura como para notarlo y el Galadrim se alegro de ello.

Conocía Haldir que sus ideas no tenían fundamento ¿por qué tendría Legolas que tener celos de su plática con el joven malvado? Simplemente, eran temores por su persona, miedo de que él también cayera bajo el dominio de sus palabras. Legolas siempre le había profesado su amistad y en este caso no sería diferente.

- No tengo ningún trato de él, por que no soporto su presencia, encerrado en la celda como estaba tuve que escucharle por que no tenía más opción.

- ¿Y que es lo deseaba hablar contigo si antes estaría feliz de verte frío e inerte?

- Deseaba que le ayudara a separarles. . . Ese repugnante mortal quería asegurarse de su. . . ruptura

- ¿Separarnos? – preguntó Legolas mirándole con enfado, su frente se nublaba por el entrecejo y no le apartaba la vista de encima – ¿Tu? ¿Cómo podrías tú. . .?

- Creo que él. . . Pensó que podía influir en ti, para que te alejaras del rey. Pero nunca fue mi intención ejercer alguna presión en ti, Legolas

- Haldir. . .

El elfo de Lorien levantó el rostro por que no había tenido el valor de mirarle a la cara mientras se confesaba, sintió la mano de Legolas buscando la suya y cuando sintió como le aprisionaba apretó los labios para no gemir de la impresión.

- Sé que puedo contar contigo y te lo agradezco, sé que exijo demasiado de ti al pedirte tu compañía cuando no es esa tu labor.

- Legolas bien me conoces para saber que con gusto te sirvo

- Sí, lo sé, pero tú no me sirves en este momento como guardián sino como  amigo, recuérdalo, siempre serás eso para mí antes que todo lo demás. – dijo Legolas afablemente sin notar que Haldir dejo de respirar unos momentos -  Ahora bien te agradezco que estés aquí conmigo y doy gracias al gran poder del altísimo por permitirme tener en estas horas aciagas a alguien como tu a mi lado.

Una pequeña criatura invitada forzosamente en la conversación dio una patadita en aprobación desde su cálido refugio, Legolas sonrió mirando su abdomen y Haldir intuyó lo que pasaba.

- Creo que mi bebé también agradece tus palabras de aliento del día de ayer.

- Es mi deber el ser y servir a mis seres queridos – contestó Haldir sonriendo

Ahora fue Legolas quien se sonrojo y Haldir disfruto de aquella vista en la noche, las estrellas brillaban como nunca, la luna adornaba con elegancia su techo y la compañía no podía ser mas agradable.

- Descansa ahora amigo mío, que aun falta mucho camino

- Descansa y duerme en paz, Legolas – dijo Haldir apretando con cariño la mano del elfo antes de apartarse a su manta extendida, unos pasos alejada de Legolas.

Legolas se cubrió hasta el cuello mirando de un lado a otro para cerciorarse de no ser visto, saco un pequeño dulce de entre sus ropas y le comió, así su bebé le exigía su premio por no quejarse del inesperado viaje.

Nuevamente Isilme, tan hermosa y esplendida como siempre, sobre sus cabezas observándoles. ¿Estaría ella tan solitaria como él? ¿Estaría Aragorn contemplándole? ¿Estaría el rey solo y triste o feliz al lado de ese mortal? Ya le extrañaba y apenas habían pasado pocas horas, la suave almohada no le ofrecía tanto descanso como su brazo ni la calidez ni seguridad que le otorgaba.

Ya pasaría el primer día sin su mortal, sin su señor y rey. Un día que paso demasiado triste para él, por que le habían rechazado. Sollozaba en la noche tratando de no molestar a los demás, rogaba por probar el mismo elixir que ahora habían acallado el llanto de Serima.

Estaba solo, recostado en un claro con el viento soplando por su cabeza, en vía hacia su reino por que no había otro lugar a donde ir, con un bebé en camino que era toda su esperanza y alegría. ¿Dónde estaba Aragorn? ¿Por qué dolía tanto seguir amándole?

Legolas tomó la manta con mas fuerza para pasarla encima de su cabeza, tenía la sospecha de que Haldir a pesar de darle la espalda aun no dormía por completo. Y estaba en lo cierto el príncipe, por que el Galadrim también sufría la tristeza de su amigo al sentirse rechazado, y aunque no había declarado su amor por completo, él también sentía su corazón estrujado de pena.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Aragorn seguía bebiendo, hundiéndose en el calor del alcohol para obtener el valor de besar a la muerte o caer en sus brazos rendido por el llanto. Subió las escaleras con lentitud con la vista de los soldados Gondorianos sobre sus hombros, incapaces en todo el día de sacar una palabra si quiera de enfado de él, poco a poco el rumor de la partida del príncipe consorte se había extendido por la ciudad, todos al llegar el ocaso sabían que el rey había sido abandonado, muy pocos se atrevieron a comentar el encierro de un elfo de Lorien, la búsqueda y decaimiento del príncipe elfo, y por conclusión la mayoría sabía que la razón aparente de su partida era a causa de su salud, tal vez el príncipe regresaría una vez y el bebé de ambos llegara al mundo. Tal vez.

Los pocos que sabían o sospechaban la verdadera razón del abandono del elfo, callaban, ya tenía suficiente castigo el rey como le veían ahora, y si este era solo su primer día, el destino del pueblo de Gondor estaba en serios problemas sino llegaba a reponerse pronto.

El rey llegó a la habitación real, las siluetas perdidas de los muebles contrastaban con la poca luz que se infiltraba por el ventanal, la cama aun estaba desarreglada por que nadie había sido llamado para atenderle, el armario abierto donde poca ropa del elfo seguía doblada con cuidado. Sus botas de paseo habían desaparecido de su lugar. No quiso contemplar más tan triste escena, cerró la puerta con enojo y fue a la cava por más cerveza para pasar la noche.

 *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Daguel despertaba para escuchar los grillos fuera de su hogar, se había pasado el día entero llorando para terminar dormido en su cama que su misma madre había preparado en la mañana.

Ya habían aparecido las estrellas y con los ojos hinchados no podía encontrar la lámpara para iluminar su habitación. Sus armas estaba allí apiladas como las dejo en la mañana, así como el cinturón y túnica arrugada sobre el respaldo de su silla. Su cuerpo estaba adolorido por que durmió boca abajo sin cuidarse de cómo cayó. Le dolían los párpados y su ropa le estorbaba, tenía hambre y no sabía como empezar a cocinar sin su madre para darle consejos, él mismo podía valerse, lavar sus ropas, hacer el aseo y alimentarse, pero era mas fácil hacerlo para alguien mas que para uno solo. La cocina en tinieblas seguía ordenada como siempre la tenía ella. Le había dejado la masa preparada para el pan y suficiente leña a un lado del horno domestico para no salir por ella en una semana.

Encendió el horno y observó como la leña que entraba era absorbida por coloridas chispas rojizas y anaranjadas. El olor a hogar volvía nuevamente pero el silencio permanecía allí recordándole su soledad. Se sentó frente al horno, disfrutando su calor mientras nuevamente sus lágrimas empezaron a caer, una tras otra y suspiraba y sollozaba al saber que no tenía el apoyo de su madre, ni sus regaños ni consejos, que no la vería en mucho tiempo y ahora estaba solo para enfrentarse amarrado a su ilusión.

Tenía que acostumbrarse a su soledad, a su independencia, no podía presentarse a su rey con esas fachas, esa ropa ni esa tristeza, tenía que hacerse a la idea de que su madre no estaría allí, que seguiría solo y sin su apoyo. Ahora, lo que deseaba, es recuperar el valor para enamorar a su rey, que en este momento debía sufrir por ese elfo. Le daría tiempo, muy poco antes de llegar tan fresco y joven ante él, dispuesto a darle todo su amor y cariño. Daguel sonrió.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Y los días transcurrían con la celeridad del viento, una semana de recorrido a paso razonable, Legolas continuaba a caballo tomando descansos cada cuatro horas para descansar dos, pues había que tener un poco de consideración con la mujer que les acompañaba. Los elfos le habían tomado aprecio a pesar de que pocos le entendían pero Rúmil y Orophin trataban de aumentar más su vocabulario, tratando de entretener a la cocinera con sus lecciones. Aun y cuando no estaban interesados en aprender a cocinar a la manera mortal, Serima les dio clases muy interesantes sobre el guiso de conejo y de serpientes. Figwit omitía esa clase de menú, Ossmar se entusiasmaba al ver las expertas manos despellejar a un pequeño ser viviente sin sentir remordimientos y los hermanos disfrutaban observando al ver las expresiones de los demás.

Haldir conversaba de cuando en cuando con Legolas, preguntando por su estado, ofreciéndole la carreta para su descanso pero aun no quería utilizarle, deseaba tomarla después de mucho recorrer para recuperar fuerzas y llegar sobre el corcel o caminando a su reino, no como una joven doncella desvalida y vulnerable.

Algunas veces Serima la usaba para extender sus piernas en el camino, cabalgando todo el día en su montura sus piernas llegaban a entumecerse y para no entorpecer el camino, ataba su caballo a la carreta y ella subía atrás para sentarse y estirarse desde el borde de la misma. El cabello le peinaba y trenzaba detrás de su nuca, Ossmar pudo comprobar que brillaba con tonos rojizos a la luz del sol, era tan largo y liso que le llegaba a la cintura, parecía joven cuando cocinaba y canturreaba alguna canción pero tan vieja cuando caía la noche y recordaba a su hijo, tantos sentimientos encontrados en un ser tan frágil, tantas contradicciones.

Y entonces los hermanos cantaban alguna canción para alegrar el camino, canciones de antaño de su raza a las cuales la mortal no entendía pero lloraba al saber que eran hermosas y tristes, tal como su pequeño cuando le encontró perdido a la edad de seis años.

El Galadrim mostraba sus modales con reservas, tratando de evitar crear más conflictos internos en Legolas, no era el tiempo ni el lugar para ofrecer su amor. El príncipe hablaba poco y aun en las noches seguía llorando por el rey, por su partida y por la culpa que sentía en su corazón por el fracaso de su unión, pero por las mañanas negaba tal tristeza a pesar de que en sus ojos estaba reflejada, el elfo seguía sufriendo aun y cuando ya había pasado una semana de su separación.

Esa noche, como siempre el sollozo de Legolas se hizo mas presente cuando no había viento que disimulara el sonido.

- Legolas – susurró Haldir - ¿Te encuentras bien?

- Perdona mi debilidad, Haldir. . . Soy una vergüenza para mi gente al mostrar está terrible flaqueza

- No te angusties, que tus nobles sentimientos te hacen el más alto entre nosotros. No tengas miedo de expresarlos

Los ojos de Legolas se inundaron mas con estas palabras y bajo la cabeza incapaz de contenerse, Haldir se apiado y se acercó ofreciendo su apoyo, Legolas le rehuyó por un momento pero poco a poco se abandono a sus cálidos brazos, recargando su frente en su pecho y perdiendo su rostro entre el pañuelo que había tomado equivocación a su antiguo  esposo.

- No creo soportarlo, Haldir. . .

- Piensa en el pequeño. . .

- Sólo por él vivo. . . Sólo por mi bebé sigo aquí. . .

- ¿Y no deseas verlo? ¿No te da curiosidad por conocerlo? – preguntó Haldir tratando de animarlo nuevamente con dulces pensamientos

- Si – contestó Legolas sonriendo, se separó un poco y enjugó sus lágrimas – Quisiera ver sus ojos y pedirle perdón.

- ¿Perdón?  ¿Por que habrías de hacer eso?

- Por que he perdido a su otro padre y su nacimiento no será reconocido por ambos. . . De dos que debían de presentarlo a Anar e Isilme, sólo estaré yo para bendecirle.

Legolas volvió a verter lágrimas, pero no cayó en los brazos de Haldir nuevamente, un escalofrío le recorrió el cuerpo con miedo y frío, el Galadrim le frotaba el brazo como apoyo. Bien deseaba tomarlo entre sus brazos y cobijarlo a su lado para que no sintiera la soledad y el frío de las noches, pero sabía que era imposible.

- Sabes. . . – dijo Legolas con una sonrisa tratando de recuperarse, entusiasmado por su hallazgo -  hoy he averiguado casi con certeza, lo que mi bebé será al nacer.

- ¡Ah! – exclamó Haldir asombrado, giró la cabeza esperando no despertar a los demás -  No estaba seguro que en los varones también podían saberlo.

- Sí, lo he sabido sin saber. . . Mi bebé será. . . – dijo Legolas sonriendo, pero pronto calló al recordar que eso lo tendría que escuchar primero Aragorn, primero su padre quien le abrazaría de emoción al enterarse, quien ordenaría pintaran del color correcto la habitación, y llenaría de juguetes indicados su habitación.

Escogerían una infinidad de  hermosos nombres a continuación, para el final del día terminar con tres largas listas de nombres que deseaban que la criatura llevara. No pudo contenerse más el elfo y Haldir nuevamente le recibió en sus brazos pues comprendía lo que pasaba en la mente de su amigo al interrumpir sus palabras.

Poco a poco Legolas fue cayendo en su sueño élfico con sus ojos entrecerrados, su cabello suave enmarcando su rostro y las lágrimas secándose al recorrer sus mejillas. Le cobijó y regreso a hacerle compañía a los otros dos elfos que tenían guardia esa noche. En la oscuridad, dos rubís encendidos se perdían entre las arboledas lejanas, agitándose y aguardando las horas, seguro de que su presa al fin salía de su encierro.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Aragorn despertó a media noche asaltado por el frío que le recorrió todo el cuerpo, no recordaba como había llegado a su cama pero allí estaba, con las botas puestas, las prendas en su lugar, el rostro húmedo por la exaltación del momento, y con el corazón palpitando desenfrenado. Estaba preocupado por el sueño que había tenido, estaba triste por lo que había sentido, no sabía como pero su animo le alertaba, tal vez Legolas, tal vez su bebé. Tal vez sólo era un tonto sueño producto de su desdicha, ¿cómo podía Legolas sufrir daño alguno cuando quince de los mejores elfos le custodiaban en el camino?

TBC. . .

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Sé que fue un capítulo corto pero me he inspirado, y si, esto no deja de ser triste, y espero que lo que sigue no les angustie, snif, ¿es que esto se llama Lágrimas, ok? Contestare los reviews de ffnet ya que los de slashfnet se contestan a parte, ^_^

Si algún review no aparece es por que ffnet se está tardando en enviármelos:-D

Any.- Gracias por tu apoyo en ffnet, y en la comunidad. Eres mi "ídola", ya sabes que te quiero mucho, mucho. ^_^ Mi pobre humanito sufre, snif.

Alym.- Bueno, Daguel sólo piensa que perdió a su madre, y es lo que le duele, snif. Aun no entiendo como alegre tu mañana con semejante fic depresivo, pero ya mejorara, te lo prometo, pero aun no. ^_^

Lara- Eternal-Anjiru .- Ô.ô OMG! Me dio escalofrío nomás de pensar que habrás hecho con los clones, gracias a los Valar que tienes a un staff para que te cuide ^_^ Bueno, creo que ya sabes de quienes son esos rubís que aparecen al final :-P

Daniela- Bloom.- Sipi, creo que todas le odian, pobre, pero también sufre por su mami, al fin que los "malos" también tienen su corazoncito, snif. Gracias por leer! ^_^

Erusel.- Creo que tienes la idea de la mayoría, pero el final ya se verá, jeje… Gracias por el review!

Kea Langrey .- No me equivocaba, ya sabía que te conocía en la comunidad. Mil gracias por leer. Espero no me censuren como dices, igual ya tengo la otra casita amueblada, jeje.

Laurë_Alcalime.- Sipi, hare sufrir a Daguel cruelmente, snif, tanto por una parte como por otra, jejeje…

Angad_666.- Ah! Daguel, le han de zumbar los oídos de tanto que le quieren por estos lares, jeje… Ô.ô Yo he visto desaparecer buenos fics, y otros que me han comentado, pero también sospechaba, snif…

Iona.- ¿Entonces tampoco perdonas al humano? Snif, si se porto mal y debe sufrir y el otro chico también. . . jejeje. . . . Seré mala con ambos. . . jejeje

Akhasa.- Ya actualice rápido para tu gusto, ^_^  es que necesito inspiración si no, nada de nada, jejeje…Mil besos a ti amiga y muchos más al pequeño:-D

Kel.- *Jun da un abrazo fuerte a Kel por la quiere mucho por ser tan buena con sus reviews y atenciones a la historia* ^_^ ¡No te pongas triste por favor!, por que sino me pongo depre también :-(  Snif. . . Lee al principio de cada capítulo y dime que pareja aparece por lo general ¿eh? *^_^* Pero no se lo digas a nadie, ¿si? Besos y cuídate mucho

Zac_Angel de Maldad.- La baz*fi@ tendrá su merecido, jejeje. . . espero y muy pronto, pero aun falta para que sufra, jejeje

Undamiel.- Gracias por el mensaje en la comunidad, Legolas ama al mortal y pues aunque quiera no puede estar con él, snif. . .

Mercy_4ever.- Gracias por dejar mensaje, Daguel pagara caro todo el daño que ha hecho eso si. . .

Ahora, disculpas si el fic va algo lento, se supone que esto era de dos capítulos y ya. ^_^  Si tienen mas nombrecitos tan lindos como me han pasado soy toda ojos. ^o^

Besos

Jun