Autor: Vania Hepskins vaniah2000@yahoo.com
Pareja(s): Aragorn/Legolas
Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, y Haldir no murió, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado) así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS
Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas, soy pobre y de familia numerosa.
25. La dureza de la soledad
Aragorn despertó en su gran cama, con una tremenda resaca, sintiendo el ardor en su boca y la lengua aun gorda de tanto beber. Los rayos del sol que caían por el ventanal le molestaban y más aun el olor que él mismo despedía, sin tener razón ya por que arreglar y presentar su persona, se había pasado los días sin saber a cual de todos había llegado.
Seguramente pasaba de medio día, por que los rayos del sol a pesar de ser invierno, entraban de lleno a la habitación. Su cuerpo se negaba a levantarse pero su estómago ardía a la vez que le suplicaba por comida, y no iba a presentarse así ante sus guardias, pero recordando nuevamente. Legolas, ¿Dónde estaría? ¿En que parte de toda Tierra Media estaría caminando? Con Haldir a su lado no corría peligro, ¿pero que era esa angustia que sentía? Los celos que le invadían al pensar en el Galadrim hablándole siquiera su elfo. . .
Pero él mismo se lo había buscado, él y su arranque de tonta pasión por un jovencito que tal vez no valía la pena. Él había sido el causante de que esposo y bebé no estuvieran mas a su lado. Ahora, ¿Dónde estaba esa botella?
Aragorn se puso en pie y la encontró en la mesita de noche del lado que ocupaba Legolas, la tomo del cuello para estrellarla contra el suelo con furia. Su cabeza descanso un momento entre sus manos para aclarar su mente. No podía seguir así si deseaba conservar las esperanzas, necesitaba tener ideas claras para ayudar a recuperar la cordura pero bebiendo no arreglaría nada. El rey entró al baño y con el agua helada que había en la tina se dio el baño más rápido que tomo en su vida.
Para la tarde, el rey había tomado sus alimentos traídos por una anciana, y servidos en la mesa de la habitación de al lado, la que habitaba anteriormente era un completo desastre lleno de botellas, de ropa sucia y pedazos de comida roída por él y algún ratón no invitado al manjar.
Ya había mudado sus ropas, peinado su cabello y dejado la botella de lado, ahora bebía pura y simplemente agua, la tarde le había servido para pensar mejor en sus decisiones futuras y ya había tomado el primer paso para llegar a su meta. Mantenerse sobrio.
Con el estómago lleno bajo a dar una vuelta por su país, se dirigió al establo donde el encargado le preparo su montura asombrado de que el rey quisiera montar sin en mas de una semana no lo había visto siquiera caminar por palacio como antes. Al pasar por las calles, la gente le honraba con reverencias pero no había en ellos la sonrisa habitual y si mucha expectación, en algunos otros lástima y en otros enojo. Supuso entonces Aragorn que la gente sabía o sospechaba el por que de sus ojos rojos, de sus párpados hinchados y la dureza que había en su rostro.
Alguien mas le vio desde lejos mientras regresaba a palacio y el joven espectador corrió ligero y sin respirar para poder alcanzarlo. Desde su silla el rey se percato que alguien corría detrás de si, Daguel. El jovencito por quien sus manos habían pecado, caminaba con prisa por el flanco de su caballo.
- ¡Su majestad! ¡Su majestad! – gritó el muchacho abriéndose paso entre el gentío – Por favor, le suplico una palabra, su majestad
Entre la gente que les observaba y el nerviosismo del joven no tuvo mas opción que detener la marcha del caballo orillándose para no interrumpir el tráfico de carretas y caballos en plena tarde en la ciudad.
-¿Qué deseas jovencito?
La frialdad de las palabras asombro a Daguel, sabía que la ultima vez que había estado con su señor había desencadenado un sin fin de eventos, que tal vez no agradaba al soberano, pero conservaba las esperanzas como siempre. Sonrió a su señor con una reverencia para después hablar.
- Buena tarde tenga, mi señor Elessar, quisiera tener el honor de hablar unos minutos con usted si es posible.
- Creo que no es el lugar ni el momento apropiado para este tipo de solicitud, joven.
Y claro que no lo era, frente a ellos dos mujeres entre la multitud habían detenido su camino murmurando entre ellas mientras señalaban al jovencito, que se veía mucho mas joven ahora que no llevaba el uniforme de soldado Gondoriano.
- Bien señor, pero lo he intentado en otras ocasiones y me han dicho que estaba indispuesto, tal vez de enfermedad, y ahora que me complace verlo, y saber que está mejor, quisiera hablar dos palabras con mi rey y señor, si me lo permite su majestad.
De dos mujeres que les observaban al principio, ahora había un grupo de seis desconocidos participando de los rumores y chismes en la ciudad, el rey no pudo tolerar ese agravio pero no podía quedar en evidencia llamándoles la atención.
- Bien, puedes encontrarme en el salón real en una hora.
- Gracias mi señor Elessar, - respondió Daguel alegre por esa cita – Estaré puntual a la cita
Aragorn tuvo primeramente el impulso de terminar todo allí, diciéndole que no quería nunca mas verle ni saber de él, pero conociendo a Daguel, haría un completo escándalo en medio de las pasillos de la ciudad, entre gritos y llanto revelaría lo que pasaron todas esas noches y la verdadera razón del descontento del rey.
Daguel esperaba una hora después al rey a las puertas del salón, había mudado sus ropas de calle por algo mas sencillo que dibujara bien su silueta, su cabello estaba recogido en una cola ceñida por un listo azul que hacia juego con su túnica del mismo color. Un soldado familiar al jovencito le indico que podía pasar para su audiencia con el rey.
Aragorn le espero sentado a la mesa del salón, mientras terminaba de firmar una misiva importante que el mensajero a su lado debía de llevar. Una vez sellada partió el emisario con el escrito dejando a los dos caballeros solos.
Daguel espero a que el joven saliera para acercarse más al rey y volver a saludarle con su sonrisa acostumbrada.
- Habla ya, ¿Qué es lo que deseas? – preguntó secamente Elessar
- ¿He molestado a su majestad? Si es así, me disculpo, pero no soy más que culpable de profesarle un profundo amor y respeto.
- No quiero oír palabras de amor, no quiero oír nada que pueda llevarme a mi muerte.
- No entiendo, mi señor – expresó Daguel acercándose a tres pasos de la mesa en que el rey se distraía releyendo notas viejas del jefe de guardias – Creo que mi amor nunca ha necesitado palabras, son mis hechos los que hablan por mi corazón y siempre he sido sincero con… tigo, mi Elessar.
- No llames al rey así, que ofendes a la monarquía al hablar de esa manera.
Los ojos de Daguel se empezaron a empañar al escuchar las crueles palabras del rey. Aragorn se dio cuenta de ello y endureció mas su corazón, Daguel no había sido más que una víctima de su momento de debilidad, pero el amor a su elfo prevalecía sobre todas las cosas.
- Atiende mis palabras, Daguel, olvídate de mi y de todo lo que una vez ocurrió entre nosotros, mi corazón ha perdido tanto con eso, que no deseo mas reproches de mi cabeza.
- No entiendo, Elessar…
- ¡No pronuncies tal nombre! - exclamó el rey golpeando fuertemente la mesa con su puño - ¡que en tus labios me trae malos recuerdos!
- ¿Malos recuerdos? – preguntó Daguel apoyando sus manos en la mesa para capturar la atención del rey. – Pero hoy eres libre, mi señor, hoy tenemos el día entero para nosotros…
- No entiendes Daguel… - dijo Elessar evitando su mirada ante el recuerdo
Daguel se aproximo hasta quedar detrás del rey, y mientras hablaba bajaba rápidamente las manos de su cuello a su pecho agitado.
- Hoy, podemos ser felices encontrándonos uno junto al otro.
Aragorn le tomo de una mano apartándole con brusquedad, ahora mismo las caricias de ese joven no le importaban en lo absoluto.
- ¡Apártate! ¡Dije que no quiero más tu presencia! - exclamó enfadado a los ojos asombrados de Daguel - puedes seguir en el cuerpo de guardias, con los soldados de Gondor, pero nunca mas en este castillo, nunca mas ante mi sino es en medio de un grupo de cien armados
- Elessar… Yo…
Daguel llevaba las lágrimas cayendo por sus mejillas, pero aun con incredulidad se acerco al rey que se había alejado de la mesa mientras hablaba, Elessar no podía estar rechazándolo después de lo que paso, no podía decir esas palabras cuando ya era libre para compartir sus caricias con él.
- Hoy soy libre como dices gracias a ti, pero es un infierno el que vivo al no tener razón por que seguir viviendo.
- Pero… ¡el elfo te abandonó! ¡El elfo no te ama si no pudo seguir a tu lado!
- ¡No te atrevas a llamarlo de esa manera!
- ¡Pero si lo he visto! Se ha marchado de Minas Tirith con ese otro elfo rubio a su lado
Daguel quería a su rey para si solo, deseaba que viera la realidad de su abandono, seguramente Legolas no le amaba lo suficiente para hacer caso a las palabras del Galadrim. Aragorn sintió una punzada en su pecho, Daguel decía en voz alta lo que su corazón le gritaba con celo, Legolas podía encontrar un nuevo amor en los brazos de Haldir.
- ¡Daguel es inútil, sal ahora y déjame en paz! – gruñó Aragorn furioso
- ¡Él no te ama! – insistió Daguel - ¡Ama a ese otro elfo!
- ¡Es mentira!, retírate de una vez
- Pero mi señor. . . – aseguró el joven endulzando ahora su voz – Yo te ofrezco todo mi amor sin reservas, yo no pongo condiciones
- No, de una buena vez, NO TE AMO Daguel, compréndelo de una vez
- Pero Elessar…
Aragorn lo tomó del brazo y le guió hasta la entrada
- Entiende que fue un error, entiende que nunca te ame, siento todo lo ocurrido entre nosotros – dijo el rey poniendo una bolsa con monedas en su mano – Espero y esto enmiende el daño que pude provocarte
- Pero… pero…
- Sal ahora y no vuelvas mas por mi casa, no quisiera tener que disponer de tu plaza ahora que Serima no está mas contigo.
- ¡Ah!
Como suponía Daguel, el rey estaba al tanto de la salida de su elfo y de quien mas le acompañaba en su viaje, pero el dinero no compensaba el dolor en su corazón, ni las lágrimas que empezaban a brotar nuevamente de sus ojos azules, no podía comprar la felicidad que había compartido con el rey. Había entrado allí con la esperanza de amarle y ahora era despedido frente a los dos guardias que custodiaban la puerta y trataban de ocultar la sonrisa de desprecio en sus rostros.
Daguel se alejo con el corazón herido. Pero era solo cuestión de tiempo, ahora había pasado muy poco tiempo desde que Legolas había partido, el rey estaba triste, desolado y a la vez enfadado por la partida de su esposo, pero pronto, cuando la soledad se volviera insoportable él estaría allí para apoyarle y ofrecerle todo su amor. Estaría atento, lejos de su vista, pero suficientemente cerca como para darle el calor de su cuerpo y el amor en sus palabras. Sólo necesitaba esperar un poco más.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Legolas había sabido soportar su espalda mientras montaba a caballo, yendo al mismo paso que los demás, al frente del grupo junto con Haldir y Ossmar que le escoltaban a cada lado. Ahora el embarazo le hacía lidiar con cosas que antes nunca las habría imaginado, su humor cambiaba por la fatiga, su apetito disminuía tan rápido como se acrecentaba, además, el frío que nunca le molestó ahora le causaba fastidios, y lo que era peor, sus pechos comenzaban a presentar una sensibilidad que nunca manifestaron antes y rogaba al Valar por que las investigaciones de Melfor sobre el embarazo en los varones fueran ciertas.
Serima se protegía del frío viento andando en su caballo detrás de la carreta, no quería aprovecharse de la hospitalidad de los elfos cuando le ofrecían subir a ocupar asiento en la carreta, ya lo había hecho en la tarde anterior, pero desde el principio supuso estaba destinada al descanso del príncipe Legolas.
Ossmar de cabellos negros, de ojos color de miel, le había tomado aprecio en los pocos días que llevaban en el camino, pero muy pocas veces su timidez con la humana le permitió decir más de dos palabras, sin embargo, Serima sólo albergaba en su corazón que los elfos mas que estima le tenían lástima, debido a su situación, y aunque nunca se lo mencionaron, los hermanos de Haldir nunca le habían dirigido la palabra mientras andaban, no sabia si era rencor, o era mezcla de lástima y respeto.
Serima seguía cabalgando perdida en sus pensamientos por el hijo que había abandonado.
Toda esa semana había pasado tan rápido y no dejaba de pensar en él, siempre andando y reconociendo los caminos, los pasos que una anduvo con él, las memorias de días felices a su lado, de angustias compartidas y de heridas sanadas mutuamente.
Legolas frunció el ceño una vez más y Haldir lo noto, acercó el caballo que cabalgaba para igualar su paso.
- ¿Algo sucede, Legolas?
- Creo que no podré seguir mas por hoy a caballo – mintió Legolas tratando de ocultar su mirada ensombrecida - mis piernas me pesan de cansancio y mi espalda está apunto de partirse en dos.
- Entonces baja y vamos a la carreta.
Lentamente Legolas bajo del caballo, Haldir estaba dispuesto a ofrecer su mano pero no lo hizo, sabía que el orgullo del elfo podría verse lastimado.
Subió a la carreta, Haldir ató la rienda del caballo del príncipe a uno de los postes de la carreta y continuaron el camino con la fría brisa del invierno golpeándoles la cara. Las cortinas traseras de la carreta se cerraron para que el príncipe descansara, hacia días que no dormía con la regularidad necesaria y en las tardes se cargaba el cansancio en sus ojos claros. Para el atardecer decidieron acampar, Legolas no bajaba aun de la carreta para el tiempo en que el fuego estuvo encendido, Serima comía un poco de sus provisiones, mientras los elfos compartían el pan del camino que con un pequeño pedazo les hacia recobrar su validad por todo el día.
Las noches por lo regular pasaban tranquilas, sin mas voces que la de Serima y sus interminables historias de famosos guisos y recetas, Ossmar y Figwit alguna vez interpretaron canciones de sus tierras haciendo que Legolas se encendiera de emoción al escuchar de su tierra lejana, y a su criatura seguir los tonos con cadencia al saberse seguro entre los suyos, era entonces que Haldir le observaba disimuladamente deleitándose con la sonrisa temporal en los labios de su amigo.
Haldir subió a la carreta con un poco de comida para el príncipe que no había probado bocado desde la mañana. Ossmar sonrió desde su sitio a un lado del fuego, por que sabía, a pesar de tener poco tiempo conviviendo con él, lo que el Galadrim sentía por el príncipe de su país. Orophin y Rúmil igual intercambiaron miradas pero no dijeron nada en absoluto.
- Desearía que nada de esto hubiera pasado - dijo Serima dando vueltas a las brazas encendidas del fuego con una varita delgada, observando las chispas esparcirse con el viento
- El destino es inevitable, y nada por el pasado podemos hacer – preguntó Ossmar tratando de que su acento élfico no se reconociera, era difícil hablar en lengua común – El futuro nos provee de nuevos lienzos en que trazar nuestro camino.
- Mi hijo ha traído desgracia al pueblo de Gondor, por él es que salimos de Minas Tirith, no es justo para el príncipe cuando lleva al heredero con él.
- El príncipe Legolas es fuerte, no en vano formo parte de la Comunidad representando a nuestra raza, pero las heridas del corazón son más difíciles de curar que las de la carne.
- Señor Ossmar… ¿Es cierto que los elfos pueden morir de pena?
- Cuando es muy grande y llena a nuestros corazones la tristeza mas que la alegría, sí…
- Entonces, ¿el príncipe…?
- Es fuerte, y el bebé le mantendrá con vida y esperanza… Pero nada mas le ata a este mundo. No tiene mas por quien vivir que por su criatura
- Pero. . . Pero puede encontrar a alguien más, ¿cierto? Puede reiniciar su vida con otro que gane su corazón tal vez…
Serima volteó su cabeza mirando a la carreta de la que aun no había salido Haldir. Ossmar se preguntaba entonces que tan grande era el corazón de Serima en ver por la felicidad de los demás y no por la suya propia.
- No pongas tus ilusiones en ello, - advirtió Ossmar sin mirarla, jugando también a su vez con las brazas ardientes colocaba las removidas por Serima en su lugar – los elfos entregamos nuestro amor una sola vez y es para siempre. El amor verdadero da solamente sus frutos una vez en nuestra raza.
- Pero será posible… ¿Una reconciliación?
- No soy quien para darte esa respuesta, no esta en mi saber lo que el corazón de mi señor elfo posee, pero una vez que el mortal ha roto su enlace con el príncipe, no hay esperanza alguna.
- ¿Morirá? ¡Pero si son inmortales! – exclamó la mujer soltando la varita - Grandes historias sabemos en Gondor y Rohan como para ignorar que la muerte no hace mella a los elfos.
- Como tú dijiste, morimos cuando el corazón es destrozado, en este caso, Legolas estuvo ligado con el Rey de los hombres y ahora su destino no es de buen augurio, lamentablemente. El Valar lo proteja. . .
- ¿Pero. . .?
Serima aprendía mas cuando él hablaba, sus palabras quedaban grabadas desde que abandonaban sus labios, sin embargo, tal vez Ossmar era indiscreto al rebelar así las debilidades y sentimientos que sólo entre elfos compartían. En ese momento salió Haldir de la carreta captando la atención de ambos para entrar momentos después con una manta en sus manos.
- Será mejor que duermas, mañana seguiremos el camino temprano, puesto que el príncipe desea llegar cuando antes al Gran Bosque Verde. Cubre bien tu cuerpo, que la noche es fría para alguien como tu
- Si, gracias Señor Ossmar.
No insistió Serima, el calor del fuego le llamaba y se coloco a un lado de él para recibir su calidez, por que Ossmar después de hablar, se hundió en profunda reflexión mientras horadaba con su mirada lo rojo encendido del carbón.
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Haldir entro con sigilo a la carreta, encontrando a Legolas cubierto con dos mantas tratando de mitigar el frío que extrañamente le perjudicaban, las defensas por el embarazo y la debilidad del corazón por la tristeza se manifestaban en diferentes formas en su organismo.
Hincado y con cuidado de no soltar la vasija de la comida y la lámpara de aceite que llevaba entre sus manos, se acerco a Legolas, éste, cubría su cuerpo hasta las orejas. Y por encima de las mantas azules, podía asomarse un vientre abultado que ya era imposible disimular. Haldir sonrió, por que nunca en su larga vida élfica había visto a un elfo padecer de frío sin estar herido.
- Legolas, es tiempo de que tomes tus alimentos. Despierta
Los ojos del príncipe parpadearon algún tiempo antes de ajustarse a la luz de la pequeña lámpara que con cautela llevaba Haldir junto con el pan., con un leve temblor Legolas saco su mano izquierda de entre las mantas para bajar su manta. La imagen del elfo con los cabellos descompuestos trajo una sonrisa involuntaria una vez más a los labios del Galadrim
- No tengo hambre, gracias, deseo seguir durmiendo.
- El bebé necesita de alimento.
- El bebé seguía tan dormido como yo hasta que llegaste a despertarlo
La forma de una mano bajando a su vientre indicaban a Haldir que la criatura se hacia presente dando unos ligeros golpecitos a su padre.
- Disculpa, pero es necesario que te alimentes, no puedes negarle el alimento a tu hijo
Legolas tomo asiento acomodando con descontento los cojines detrás de su espalda, frunciendo el ceño como niño mimado, alargo la mano para recibir paternalmente las lembas. Haldir le observó como masticaba con rapidez, el frío le hacia temblar un poco, y lo sonrosado había desaparecido de sus mejillas. Tomó un poco de agua miel de la bota que le ofrecieron y cuando hubo terminado, rápidamente se enfundo en las mantas como le había encontrado.
El Galadrim se retiraba cuando escuchó la voz de Legolas llamarle.
- Haldir, espera. . . – dijo el príncipe vacilando, pero al cabo de unos segundos alzo un poco su cabeza en la oscuridad
- Dime
La voz de Legolas había cambiado, y ahora parecía estar titiritando entre palabras.
- ¿Sería posible… conseguir otra manta?
- Me temo que una de las que traía la carreta la ha tomado Serima para protegerse mientras estaba aquí, y ahora duerme abrigada en ella. ¿Deseas tomar la mía? No dormiré está noche.
- Pero ayer hiciste guardia. Sería injusto, además… Haldir…
- ¿Sí?
- No quiero dormir aquí, la oscuridad absoluta…
- ¿Te asusta. . ..?
- No. . . bueno. . . – titubeo el elfo preñado - para serte sincero los lugares encerrados, el frío y la oscuridad no es buena mezcla para un elfo de los bosques tu lo sabes.
- No entiendo entonces como soportaste el paseo en Moria, pero…
- ¡Ahora es diferente Haldir! – exclamó Legolas enfadado – Perdóname Haldir, no fue mi intención
Y es que le dolía mucho saber que ahora no era el elfo guerrero de hacia años, era difícil. Haldir había fruncido el ceño al escuchar a Legolas levantar la voz, pero supo comprenderle.
- Pero no puedes dormir afuera, es mas frío que aquí. ¿Deseas que corra las cortinas para que entre la luz de la fogata?
- ¡No! Entraría el frío y. . .
- Legolas – dijo al fin Haldir casi perdiendo su paciencia - ¿Qué es lo que deseas?
El príncipe comprendió que su actitud no era la adecuada para alguien de su edad, pero extrañaba el calor de los brazos del mortal, sus noches junto a él, y sólo encerrado en la carreta, en la oscuridad completa que le ofrecía, sus pensamientos eran mas tristes que nunca. Se recostó y se arropo hasta las orejas, asomando nuevamente su pancita entre las mantas. "Por todos los Valar! Que era un elfo guerrero y noble y se estaba comportando de una manera infantil, que difícilmente podrían reconocerlo si se le comprara con el elfo que no tenía miedo a nada de hacia ocho años"
Pero nunca había experimentado la paternidad, y parecía que a pesar del regalo divino que llevaba también cargaba consigo un cúmulo de emociones encontradas y confusas, Haldir no debía atestiguar nuevamente su fragilidad al perder su orgullo perdiendo contra las exigencias de su estado.
- Nada. . . te lo agradezco Haldir
Ossmar vio salir a Haldir, para minutos después verle entrar nuevamente con una manta en mano. No podía quedarse así, sin hacer algo por que su amigo pasara mas confortable la noche, ya tenía mucho con la pena que le embargaba para no brindarle las atenciones necesarias.
- ¿Legolas? – preguntó Haldir acercándose con cuidado al lado del elfo - He traído mi manta, te arropare con ella.
- Gracias – dijo el elfo bajando un poco la que le cubría. - ¿Y tu?
- Yo estaré bien, como te dije, no dormiré está noche
- No, no quiero que pases frío, Haldir. . .
- Estaré bien, no sufro por ello, Legolas
- Pero yo. . .
No podría pedírselo, no cuando sabía lo que Haldir sentía, pero la soledad, la oscuridad y el completo abandono nocturno…
- ¿Podrías quedarte a mi lado?. . . ¿Por favor?
- Está bien. . . Me sentare y. . .
Legolas abrió la manta invitando al Galadrim a acompañarlo, para su gran sorpresa, a su lado. El príncipe no tenía la menor intención de gozar de placeres prohibidos, no tenía humor para eso y su corazón estaba demasiado herido como para siquiera pensarlo, sólo quería el calor y la compañía y su mirada muy bien se lo advertían al elfo de Lorien, quien en ese momento vacilaba como proceder con la lámpara en mano si hacer o no, su sueño realidad. Haldir era su amigo, y como los pocos que tenía alguien en quien podía confiar.
- Pero, pero. . . – no acertaba Haldir a decir
- Ven, amigo, por que tu también mereces descanso
- Legolas, esto no. . . No es posible que tu. . . ¿Quieres que. . .? ¿Apague la luz?
- No, no por favor, déjala encendida, allí al pie de la carreta
Así lo hizo Haldir asegurándola bien al gancho adecuado para que no cayera en la noche asándolos vivos. Y entre sus brazos Haldir podía sentirse el elfo mas afortunado del mundo. Así que poco a poco, titubeando aun el Galadrim se coloco a su lado, boca arriba y perdiendo su mirada entre los arcos que sostenían las mantas que les protegían del exterior.
Legolas le arropo bien y uno a un lado de otro, no hicieron movimientos bruscos, por no dañar al pequeño.
- Gracias Haldir
- Legolas. . .
- Sssh. . .
Legolas descanso sobre su brazo derecho para darle el frente a Haldir, quien dudaba si ofrecerle el brazo, si le molestaría o. . . Legolas se acomodaba sobre su hombro, con la timidez de quien no desea mas que descanso y no confusiones. El Galadrim le rodeo desde la cabeza hasta la espalda ofreciéndole el descanso que Legolas no sentía desde su partida de Minas Tirith.
Su sueño se estaba volviendo realidad, en parte, pero no ansiaba más que ofrecer un poco de tranquilidad al elfo a su lado. Por otra parte, comprendía que Legolas debía de estar muy cansado o débil por el viaje, la pena y el embarazo, cuando caía inmediatamente alejado de la realidad con los ojos medio cerrados.
El calor de Haldir tranquilizó el corazón atormentado del elfo, trayéndole paz incluso a la criatura que al principio se oponía a que alguien estuviera a su lado cuando este tiempo sólo le tenía a él.
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- ¡Por favor Haldir! ¡Resiste! – exclamó Legolas asiendo al elfo Galadrim en sus brazos - ¡Haldir!
TBC…
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Bien, es todo lo que pude escribir por ahora, lo demás en el siguiente capítulo, no podía ponerlo aquí por que se haría mas extenso. `^_^'
Balrog of Altena .- No problem con el review, que fue un lapso en que me dio por actualizar muy seguido. Daguel tenía que aprender a la fuerza que el rey no le ama y Aragorn aprenderá que las penas con alcohol no son buenas.
Akhasa.- Bueno, no pude seguir con lo demás. Ya nos enteraremos de quien anda tras el elfito. ¡Ah! Y espero y el bebé ya se haya dignado a decir que es, por que me dejaste con la duda :-P
Lara_eternal_Anjiru .- El dragón no se comió a Daguel por que le daba indigestión, jejeje… Dile al tu staff si gustan hacerse zapatos con su piel, serían muy bien cotizados ^_^
Daniela Bloom .- Todos piden la cabeza de Daguel, ¿haremos caso? ^_^ Espero pronto uno de tus nuevos capítulos, ¿si?
Tari_Tuniviel – ¡Mil gracias por leer! Bueno, no puedo decir el final pero Legolas será feliz al fin :-P
Kea Langrey .- Más votos para Daguel, creo que tendré el niño ya no es muy querido, snif. ¡Ah! En la comunidad me lo paso muy bien por que todas las chicas son muy lindas.
Laurë_Alcalime.- Si! Legolas ya sabe si el bebé será niño o niña, ^_^ Aragorn se ha unido a AA y dejara de beber. :-P
Kel.- *Jun pasa pañuelos a Kel y después le da un abrazo muy fuerte* Vamos, que estoy segura que el final te gustara, ¿ok? Poco a poquito les daré felicidad y mas tristeza, sólo un poco mas antes del final. ^_^
Nina.- Thranduil no estará muy feliz al saber la situación de su hijo y lo que hizo el rey de Gondor eso te lo aseguro, pero ya estaba haciendo maletas para su viaje final, snif.
Zac.- Ô.ô Bien, digo, esto es angustia, y a veces la realidad supera la ficción, y aunque ya me parece una historia muy larga, pues como así le pensé, así le sigo. ¡Ay! En este momento actualizo mi programita para buscar esa canción, ¿No sabes quien la canta?
Ezra.- ¡Perdón! No pude darle mucha paz a Legolas por que la historia se me hace mas larga, así que le di un poco de esperanza a Haldir, pero conste que el elfo sólo necesitaba cariños y mimos, snif. Del libro, paso, no estoy hecha para eso ^_^
Paola.- ¡Si! El rey ya está sufriendo por su abandono y poco a poco vuelve a la realidad, espero y no vaya a caer en tentación si no, me lo hacen pedacitos, snif. Os deje un mensaje en la comunidad, empecé a leer tu fic pero ya no pude seguirle, sorry. ;_;
Any.- Sip! Nadie mas feliz que yo por las 11 estatuillas, se lo restregué en la cara mi novio que le tiene coraje a mi elfito lindo... ^_^
Lara .- Sip, Aragorn aun tiene algún lazo con Legolas y por eso intuye lo que puede pasarle a mi pobre elfito.;_;
Iona.- Leggy no resultó herido, pero el pobre de Haldir sí, ;_;
Saori_makimashi_yui.- No hay problema con los reviews, a veces no se puede todo. ^_^ Espero y sigas leyendo, mil gracias ^_^
Lanthir.- Me sorprende que apenas hayas odiado a Daguel :-P ¡Mil gracias! Me has hecho feliz al leer de mi Commodoro/Turner, ha sido sensacional, lo mejor de mis días, snif… ahora mañana publico el otro capítulo, ok? Pero seguiré como tenía pensado la historia, ok? Mil besos
Angad.- Leggy le dira a Haldir que es su baby, con alguien tiene que compartir su descubrimiento, snif, mi pobre Haldir, snif…
Vania .- ¡Te quiero mucho! ^_^ (jejeje…) ¡Egolatra!
Integrachan.- Los Valar protegen a Leggy como siempre, snif, al menos ahora el que sufre es otro, sinf.
Yersi_Fanel.- ¡Ay! Otra canción para buscar con el programita verde, snif, supongo y ya saben quien es el que les ataca. ;_; Love you Haldir
¡ah! Mil gracias por los reviews, ahora me esperan un poquito por que Reencuentro tiene la prioridad. ^_^
