Autor: Vania Hepskins (vaniah2000@yahoo.com)

Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, y Haldir no murió, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado)  así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS

Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas por favor, soy pobre y de familia numerosa.

28. Los anhelos del Rey.

Legolas entró por la mañana siguiente en la habitación en que Haldir reposaba al cuidado de sus hermanos; los cuales salieron a recorrer para asombros de ellos mismos y de la gente de Edoras, la tierra de los señores a caballo. El pueblo de Edoras se maravillaba de verles pasar como también causaba extrañeza a los elfos el modo de vivir tan diferente a ellos de la gente del pueblo.

Serima paseaba detrás del grupo pensando en su hijo, no podía dejar de pensar de él desde que sucedió el ataque del dragón, encontraba jóvenes muy parecidos a su hijo, alguna gente mayor con sus hijos adolescentes a su lado, feliz de tener quien viera por ellos en su vejez. Daguel había sido un buen hijo, le había ayudado con la casa, había sido responsable con su persona hasta que tuvo el desafortunado encuentro con el rey. Tanto uno como otro tenían la culpa de su idilio, pero ella seguía sufriendo por el amor que profesaba a su hijo, tenía la mirada humedecida al recorrer esas calles, sin percatarse hasta unos segundos después, que una mano grande y firme le apretaba con cariño el hombro a su derecha. Ossmar. La mirada del elfo inspiraba confianza, le entendía a pesar que no decía palabra, Serima le había ayudado a sanar y empezaba a tomarle cariño. Ambos siguieron caminado detrás del grupo de elfos sin decir palabra alguna.

Haldir tomaba su descanso después de haber sido alimentado con la ayuda de uno de sus hermanos, el arribo de Legolas le iluminó la mirada e hizo el esfuerzo para recargarse en el respaldo de la cama para recibirle.

- Buen día Haldir, espero que hoy te encuentres mejor…

- Mucho mejor en verdad, casi puedo sentir como la fuerza vuelve a mí.

Legolas tomó asiento en la cama al lado de Haldir, las vendas habían sido cambiadas desde temprano, Elrond inspeccionaba por si mismo el estado de salud de Haldir, aun no había recuperado toda la fortaleza pero con un par de día bastaría para lograrlo.

- Debo de agradecerte, mi vida sigue gracias a ti y estoy en deuda contigo, amigo, no sé si seré capaz algún día de devolverte el favor.

- Legolas, nunca hemos estado en deuda durante las batallas que enfrentamos y no lo estaremos esta vez.

Legolas apretó con cariño la pálida mano de Haldir y recibió el mismo gesto acompañado de una sonrisa por parte del Galadrim

- Querido amigo, no podría llegar hasta aquí sin ti…

- Yo te seguiría hasta el fin del mundo Legolas... – aseguró Haldir apretando aun más la mano de Legolas

- Ahora siento decirte que debo seguir mi camino.

- ¿Seguir pero…? Creí que tomarías unos días. Pero si estás decidido, estoy dispuesto a seguirte cuando así lo indiques.

- No, no podría pedirte mas, - expresó Legolas con preocupación por la animosidad que podía afectar la salud de Haldir - no podría dejar que salieras de aquí cuando aun tus heridas están tan recientes.

- ¡Pero me siento mejor!

- Además, debes de presentare en Lórien, no en calidad de mi amigo, sino de un héroe.

- ¡No, Legolas no dejare que te marches sin mí! – exclamó Haldir preocupado - Hay muy pocos elfos de tu reino como para acompañarte en este viaje y ellos no podrán…

- No, Haldir, por favor, deseo llegar a mi reino cuando antes, mi vida ha recibido demasiadas…

- ¡No! Por favor, ¿quién irá contigo? ¿Quién se asegurara que llegues con bien? ¿Quién. ?

- Pero Haldir

- Por favor, dame un día, sólo un día para reponerme y te acompañare, no deseo ser una carga, pero si partes podría morir de preocupación al no saber como te encuentras a cada paso, tu y el bebé me importan mucho y lo sabes.

Haldir tomaba ahora con sus dos manos la mano de Legolas, quien miraba con pena como su amigo aun encontrándose herido se preocupaba por él.

- Déjame acompañarte a Eryn Lasgalen – insistió Haldir

- Pero tú tienes un deber con tu reino y sobre todo con la dama Galadriel quien te envió a cumplir una misión de la que debes de expresarte con orgullo. – objetó el príncipe

- Legolas…

- Tienes razón, hago mal en pagarte de esta manera – respondió al fin Legolas con dulce sonrisa – no apresuraré tu curación con esto, así que ahora seré yo quien disfrutare de tu compañía.

El Galadrim le preguntó por el bebé, Legolas preguntó por sus heridas, y una pregunta asalto la mente del príncipe.

- Haldir, desde que estuve en… Minas Tirith, una pregunta ronda mi mente sin hallar solución, sólo tú puedes responder a mi duda.

- Dime.

Legolas tomó valor aspirando profundamente

- Ente nuestros obsequios de bodas, encontré algo peculiar que llamó mi atención ¿Fuiste tú quien me regaló cierto libro con ilustraciones detalladas? – preguntó Legolas al fin

- ¿Un libro? - preguntó un confundido Haldir frunciendo el ceño por que no recordaba bien de que podía tratarse

La risa clara del Galadrim se escuchó repentinamente por la habitación.

- ¡Ah! ¡Ese libro!

El rostro de Legolas adquirió una expresión de asombro.

- Entonces ¿fuiste tú?

- ¿Yo?

- ¡Llevaba tu letra! Al menos eso creyó… eso pensé.

- Bueno, no puedo decir que fuera mío. Mis hermanos tuvieron la idea, pensaron que necesitarías ayuda... los dos, con ciertos asuntos.

Legolas se enrojeció de pena hasta la punta de sus hermosas orejas.

- Pero…

- La dama Arwen fue la encargada de conseguir el preciado libro, no me preguntes como, sólo sé que los tres fueron a que yo lo dedicara. No se me ocurrió mas que "Felicidades"

- Tú… ¿Tú lo viste?

- No. Supuse lo que contenía por los comentarios de mis hermanos hicieron de él después de su unión, pero no me atreví a abrirlo.

Haldir también emparejo sus mejillas al sonrosado de Legolas, no le mencionó que no quiso observarlo para no atormentar su cabeza con la idea de la pareja real juntos.

- Él… se puso celoso al saber que tú… - recordó Legolas desviando su mirada triste

- Ya… olvídalo Legolas y no te preocupes. Fue un regalo de todo corazón hecho por los cuatro.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Más tarde, Éomer entró a saludar a Haldir, los hermanos salían y le saludaron con respeto. Haldir tomaba apenas el libro que le había llevado Serima temprano para entretenerse, nada parecido ni remotamente a lo que había sido su regalo.

El cuerpo del Galadrim no llevaba camisa mas que las vendas que apenas cubrían sus pectorales y tapaba sus piernas torneadas con la manta que le habían dejado desde su llegada.

- Buenas nuevas me han llegado a mis oídos diciéndome que tu salud mejora

- ¡Su majestad! – exclamó Haldir al reconocerle; trato de hacer una reverencia pero Éomer se lo impidió al hacer un gesto con su mano

- No te esfuerces, debes de mejorar pronto por que me han encargado mucho tu salud, parece que un elfo valeroso como tú, es de gran valor para sus compañeros.

- Gracias. No puedo más que agradecer a Elbereth por la bendición que me ha dado con mis amigos y familia y agradecer al Rey de Rohan por haberme permitido ocupar un sitio en su reino para recuperarme.

Los ojos grandes de Haldir, con su color verde y grandes pestañas relajaban a Éomer al observarles, había olvidado la perfección del rostro del guerrero por que desde abajo en el campo de batalla, no podía verse toda la bondad y valentía al estar tan cerca.

En cambio, Haldir se sentía algo incómodo por que la mirada de Éomer no dejaba de causarle una extraña sensación, bajaba lentamente de sus ojos hasta sus labios y de allí paso un buen tiempo explorando los pectorales que no habían sido alcanzados por las vendas. El rey de la Marca se dio cuenta de lo que había recorrido inconscientemente hasta el sur y se excusó:

- Disculpa mis modales Haldir, pero la gente hermosa es rara en estas partes y tanto mi pueblo como yo quedamos prendados y fascinados por su belleza y sabiduría.

Haldir nunca había escuchado un halago hecho de esa manera, y menos si estaba dirigido a él, simplemente inclino su cabeza en señal de agradecimiento y esperaba algunas palabras mas, pero al parecer Éomer se sintió demasiado avergonzado y desvió la mirada con nerviosismo.

- Es raro ver a un grupo de elfos llegar a mis Tierras y aun más ver a Legolas lejos del Rey.

- Es cierto su majestad, pero todo tiene su razón de ser y no está en mi explicarlo.

- ¿Se dirigen a Mirkwood? ¿Tu destino es el mismo que él de Legolas? ¿Podría si quiera saber eso?

- Yo llegare hasta donde me dicte mi corazón... – Haldir se arrepintió al decirlo al mismo tiempo que sus palabras salían de su boca – Los demás elfos regresan a sus hogares después de lograr nuestro objetivo.

- Espero y llegue a buen termino su viaje, yo... Lamentaría que otra cosa sucediese a Legolas y a un guerrero tan valiente y valeroso como tu Haldir.

Era el segundo halago en unos minutos, el Galadrim se mostró asombrado por que las palabras que Éomer profería eran sinceras, pero no sabía la forma de responder a ellas, sus ojos grises podían recordar los de Aragorn, pero el aspecto de su cara recordaba la de un niño que había madurado demasiado pronto, sus labios eran carnosos y la boca pequeña, y cuando estaba rodeada por ese cabello rubio cenizo daba un marco perfecto de inocencia y respeto. Con su actitud seria y decidida al fin Haldir se decidió decir una palabra después del silencio embarazoso.

- Le agradezco sus buenos deseos, su majestad, en lo que a mí respecta Legolas a adquirido mas valor desde nuestra salida de Minas Tirith, y yo, me alegro de haber dado muerte a ese dragón

- ¿Dragón?

Haldir procedió entonces a contar lo que habían vivido en el ataque de la bestia, Éomer le escuchaba asombrado por que a sus oídos siempre habían llegado historias lejanas pero nunca contadas por alguien que realmente las hubiera vivido. Al final del relato, Éomer tuvo el valor de tomar la mano de Haldir y apretarla con fuerza.

- Es menester entonces realizar una celebración en nombre de esta victoria, es menester hacer un reconocimiento a los fallecidos al dar su vida en semejante batalla.

- No, por favor, su majestad – exclamó Haldir apretando la mano a su vez de Éomer con la fuerza que fue capaz. – Legolas no querrá festejo, ni cantos ni vino, yo tampoco lo deseo por que la última ocasión que se celebro un triunfo sobre una bestia, no fue agradable para ninguno de nosotros.

- ¿Cómo es eso? – preguntó Éomer frunciendo el ceño.

Haldir notó que el rey no había dejado su mano, y en lo más hondo de su corazón quería desaparecer en el momento en que Legolas entro a la habitación acompañado de Lord Elrond. Éomer soltó la mano y se puso de pie para saludar a los señores elfos.

- Rey Éomer, señor Haldir – saludo el Señor de Imladris inclinando su cabeza al mismo tiempo que Legolas.

Este último trato de disimular por todos los medios la sonrisa que estaba en su rostro al encontrarlos en aquella posición, y lo logro con mucho esfuerzo, por que sabía que Haldir se sentiría muy humillado si mostraba un pequeño signo de debilidad ante el príncipe y mas aun ante al Señor de Imladris, tanto de corazón como de cuerpo.

- Si el Señor de Rohan me lo permite, quisiera tener unas palabras con él – solicitó Lord Elrond mostrándole la salida a Éomer quien asintió con las mejillas sonrosadas, para salir con el Señor Elfo.

Un mensaje debía ser enviado con premura y las nuevas noticias del clima no le daban muchas esperanzas. Legolas espero que ambos, elfo y mortal salieran de la habitación para tomar nuevamente asiento en la silla junto a su amigo.

- Veo que mi presencia no ha sido necesaria y que el propio rey se encarga de observar tu salud. – declaró Legolas con el tono más normal que pudo dar a su voz.

- Lord Éomer ha sido muy amable conmigo, no puedo negar que la estancia a sido placentera pero añoro ver mis bosques dorados, la luz que se reflejan en ellos sería el bálsamo mas preciado en estos momentos.

A estas palabras un destello de recuerdos llegó a la mente del príncipe, recordó con añoranza, sus árboles y pasajes, mas de seis años desde la ultima vez y les extrañaba tanto, comprendía de alguna manera como se sentía el Galadrim, sonrió dulcemente mientras sentía mas movimientos del pequeño dentro de él. Le habían recompensado con un poco de fresas con crema y azúcar hacia unas horas, había sido un bebé fuerte y valiente en el viaje, y la frescura de la fruta le reanimaba para estar toda la tarde dando vueltas por su húmedo y oscuro rincón para complacencia de su padre élfico.

- Hemos tenido noticia de que el tiempo para viajar no es muy bueno en este momento, para mañana habrá mas lluvias y no podremos salir de aquí con un buen sol hasta dentro de algunos días mas.

- ¿Cuánto mas? Hace tiempo que no observo el cielo y me sería imposible decirlo.

- Tres días mínimo.

El corazón de Haldir estaba confundido, ya deseaba recuperar fuerzas para abandonar ese lugar de hombres, y seguir con Legolas hasta Lórien y más allá, pero también agradecía el descanso que se le daba a sus hermanos y compañeros y que Legolas no tuviera algún contratiempo por el clima.

Elrond había conseguido enviar el mensaje con un confiable par de mensajeros, el Rey de Gondor debía de tener buenas nuevas, y si Legolas no estaba dispuesto a hablar con él, el Señor de Imladris lo haría. Aun era portador del heredero al trono, y Elessar debía de conocer el estado de salud de ambos.

Éomer volvió a aparecerse en el umbral de la puerta, pero al ver que Legolas aun se encontraba con él, saludo y se retiro.

Algo vio en la luz de los ojos del Rey de Rohan que le recordó el principio de su relación con Aragorn, volvió su vista a Haldir quien tenía a su vez la vista en él. Era triste sabe como esos tres corazones no eran correspondidos.

Los tres días pasaron, tan rápido como Éomer no pudo detenerlos, pero tan lentos que Haldir ardía en desesperación de proseguir con su camino, sus heridas habían sido sanadas. Osmmar y Serima compartían una bonita amistad mostrándola por todos los pasillos de Edoras, a costa de las sospechosas sonrisas de los señores Figwit, Rúmil, Orophin y compañía.

La noche de la ultima cena que compartían los elfos con la gente de Rohan, Legolas se disculpo con sus compañeros, Rey y Señor de Imladris, mañana sería un día muy pesado para el grupo y deseba descansar desde temprano. Haldir se levantó dispuesto a acompañarlo pero una mano en su brazo le detuvo y Legolas partió sólo a su habitación.

- Desearía tener dos palabras contigo... Haldir – solicitó Éomer mientras sus dedos se aferraban con inseguridad y respeto al elfo

Haldir asintió y siguió al rey de Rohan hasta el pasillo lateral del salón del trono, afuera la lluvia había caía tranquila a comparación de las noches anteriores y a lo lejos, el cielo revelaba lo azul y profundo de su inmensidad.

El elfo llevaba las manos detrás dispuesto a escuchar las palabras del rey, seguramente consejos para el camino y recomendaciones para Legolas. No había necesidad de tal, por que con Lord Elrond entre el grupo de viajeros, había mas tranquilidad y seguridad en sus jornadas.

- Haldir, en verdad me alegro que hayas mejorado, que las heridas han sido curadas en tu cuerpo a pesar de que dejas otras abiertas en Edoras. – declaró Éomer viendo como el líquido rojo de su copa giraba lentamente al compás de su mano.

- No creo comprenderle, su majestad.

Éomer se volvió a donde Haldir, cuyos cabellos rubios se movían ligeramente con la húmeda brisa de la noche. El techo sobre sus cabezas les cubría pero algunas gotas de rocío cayeron en los cabellos del elfo haciéndole brillar como pequeñas estrellas.

- Haldir, seré franco contigo por que mi corazón no sabe mentir, pero es difícil adquirir la confianza que necesito si no dejas de llamarme "su majestad", creo que en estos días me he ganado otro título que el de amigo, ¿no es así?

- Sí, mi señor... Éomer.

- Gracias. Ahora puedo preguntarte lo que desde tu llegada a inquietado a mi corazón.

Éomer dejo la copa en el borde de una de las ventanas que daba al salón del trono, afuera sólo se escuchaban las gotas de lluvia caer, y el correr del agua fluir por las tejas. Tomó la mano del elfo con gentileza, por que sabía cuan mortal podía ser un elfo si se le ofendía, pero en esos días que habían pasado charlando amenamente uno con otro, su corazón había caído prendado de la valentía y el orgullo de guerrero que poseía Haldir. Una vez había sentido algo parecido, pero Legolas era un elfo perteneciente a un rey mortal que no era él.

Los labios del Galadrim se abrieron un poco al sentir como la mano de Éomer le tomó primero del brazo para llegar hasta su mano.

- ¿No podría ser capaz de lograr que te quedaras un poco mas en mis tierras? ¿No podría yo ser merecedor a una mirada tuya?

- No... No puedo habitar mas tiempo en estos lugares, por que mi tiempo no me pertenece y mi deber es seguir.

- ¿Y quien es el dueño de ese tiempo? ¿Quién para pedirle por el precio que desee por tu tiempo y obligaciones, que con gusto pagaré? – insistió Éomer tomando la mano de Haldir entre las dos suyas, acercándose un poco para ver la luz de las antorchas reflejada en esos hermosos ojos verdes.

- No puede pedirle el precio, cuando es mi corazón quien me lo ordena.

- ¿Acaso ya tiene dueño ese corazón?

- Sí.

Éomer soltó la mano de Haldir con pesar, tenía puestas sus esperanzas en él, pero creía entender que el Galadrim era soltero, ahora al parecer existía una dama elfa que llenaba ya su corazón.

- Deseo toda la felicidad del mundo para ambos, desearía poder compartir esa dicha contigo si me lo permites.

- No puedo celebrar puesto que mi corazón no es correspondido, y sufro por ello cada día y noche de mí existir. – confesó el Galadrim

Una simple verdad que atormentaba sus días. El rostro de Haldir adquirió una forma etérea, sublime y cruelmente desgarradora a los ojos del mortal, quien avivo nuevamente su esperanza al escucharle.

- ¿No soy yo lo suficientemente digno, de aspirar a llenar tus ilusiones? ¿No es de tu agrado la compañía de otro hombre?

- Confieso que mi ser, mi vida y esperanzas corresponden a un solo elfo, un varón que mucho antes de la guerra del anillo, robo mi corazón sin ni siquiera saberlo.

- ¿Legolas? - preguntó Éomer frunciendo el ceño.

Haldir no respondió por que su mirada había sido desviada lejos del Señor de la Marca, por que estaba sintiendo la necesidad de escapar de su presencia, de terminar de una vez por todas con esta guerra de palabras que...

Su corazón latió furioso repentinamente cuando los labios de Éomer le habían capturado sin pensar, dejándole sin respiración ni habla. Nadie se había atrevido a besarle a lo largo de su vida sin su consentimiento, y sólo habían sido pocas y escogidas ocasiones en que él mismo había posado sus labios en alguien más. Siempre empañado por ese recuerdo del beso que compartieron Legolas y él hacia tanto tiempo.

- ¡No! – declaró Haldir enfadado mientras con sus manos le alejaba– No es posible mi señor Éomer. Le ruego que suelte mis manos o...

- Sólo dame la oportunidad – insistió Éomer loco con esa última noche – la oportunidad de ofrecerte, de demostrarte lo que yo puedo hacer por ti, lo que yo lucharía por ti, dame una sola ocasión para entregarte mi corazón y no serás defraudado, Haldir.

Las manos de Haldir capturadas por las del rey de Edoras, emulando lo que hacia mas de cinco años sucedía con un joven príncipe. Ya había tenido un enfrentamiento con el Rey de Gondor con sus propios puños, no deseaba tenerlo ahora con el Rey de Rohan, la dama Galadriel estaría profundamente avergonzada de su comportamiento, y ni mencionar que el hecho podía acarrear rencillas entre los reinos. Haldir debía tranquilizarse si quería llegar a buen termino con Éomer.

- Ya he dicho que mi corazón no me pertenece, que no soy dueño de mis sentimientos en este momento, su majestad.

- ¡Pero Legolas ya está casado! No puedes aspirar a compartir sus caricias cuando...

Éomer se interrumpió, por que una idea le llegaba a su cabeza repentinamente.

- ¿Es por eso que salieron de Gondor? ¿Es por eso que Legolas fue expulsado de Minas Tirith? ¿Acaso tú y él ...? – preguntó el Rey de Rohan ensombreciendo el color de sus ojos grisáceos

Los ojos de Haldir se abrieron con asombro. Hasta el momento nadie había dicho la verdadera causa de la salida de los elfos de Gondor, ni nadie se había atrevido a cuestionarlos, a excepción de Lord Elrond que tenía todo el deber como suegro de Legolas.

- No te atrevas a decir alguna ofensa contra Legolas, por que él es inocente de todo lo que puedas pensar.

- Tal vez Aragorn averiguó algo de lo que no debía enterarse.

- ¡Tal vez Legolas averiguó algo de lo que el rey no quería que se enterara! – espetó Haldir con enfado al fin

Ahora el asombro era mas para Éomer, por que nunca espero enterarse de una infidelidad del rey de esa manera, no entendió como es con Legolas a su lado podía el Rey de Gondor pasar sus noches con otra persona.

- Mi fe en los hombres a decaído drásticamente desde que su Rey cayó en tentación. –declaró Haldir

- ¿No puedo yo restaurar esa fe? ¿No puedo yo llenar el vacío que la decepción deja?

- No es posible...

Éomer tomó a Haldir de la cintura, sería su último movimiento, no forzaría un guerrero elfo entrenado para matar con tanta gracia y delicadeza como quien deshoja una flor. No se enfrentaría a muerte con quien él daría la vida. La frente de Haldir estaba en alto como retando al rey para atreverse a algo más, y nuevamente, ante el asombro creciente de Haldir, el rey le besó.

Y mientras lo hacía las manos subían por su espalda para tocar por primera y ultima vez el cabello suave del Galadrim.

Al contacto de sus labios, tantas cosas pasaban por la mente de Haldir, ¿una oportunidad de ser feliz? ¿Una ocasión para sentirse amado? ¿Quedaría su destino allí? ¿O seguiría su corazón como toda su vida lo había hecho?

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

La noche llegaba tranquila y aburrida para Aragorn nuevamente, pasaba sus días arreglando los desperfectos de la cuidad, cuidando de sus obras y pocos sembradíos. Entregándose por completo a su cargo y título, para olvidar un poco la pena que sentía al no tener a su esposo a su lado. Y era difícil, difícil recorrer las calles que habían paseado juntos, ver en pleno avance las obras que ambos habían contemplado en proyectos, recordar cada palabra y consejo que le había sugerido Legolas al hablar con las gentes sencillas del pueblo. Reconocer que en cada pequeño nuevo habitante había un milagro que él no tendría el placer de atestiguar.

No podía culpar a Faramir, ¡pero Éowyn debía hacer algo para adelantar al bebé! "¡Tonterías!.." Sonrió Aragorn con ese pensamiento infantil y egoísta.

Las tardes frías de invierno eran desgarradoras cuando pasaba por la habitación que esperaría al bebé, él mismo le había diseñado, recordando las pláticas con Legolas, los detalles élficos, los colores neutrales, el brillo y la inocencia que plasmaban en los acabados le traían a la memoria como Legolas hablaba alguna ocasión al bebé no nacido.

Aragorn dudaba en continuar con los trabajos, por que poco a poco su esperanza desvanecía conforme pasaban las horas, temía que Legolas estuviera en la llegada de su bebé solo, sin su pareja a su lado, sin estar él allí para recibir a su propio bebé. Sería una desilusión muy grande si su bebé no fijaba primero su vista en sus dos padres. Tenía que llegar, de alguna manera, tenía que estar presente en el momento indicado, pero ¿y si ya había llegado?

"Oh, Faramir, siempre listo para atender mis peticiones, ¿por qué en estos momentos no puedo contar contigo?" – pensaba el rey mientras se dirigía a su nuevo lecho después de pasar por la habitación del bebé como siempre lo hacía.

Entro en la pequeña y desolada habitación que había tomado para él, ya no necesitaba tanto espacio como en la otra y siempre le traía recuerdos que le partían el alma, aun así, el cambio no había hecho mas que anhelar aun más la presencia de Legolas.

El baño parecía estar listo, por que la puerta estaba abierta. Ya no había por quien arreglarse en las noches, pero todo el trabajo, todo su cuerpo clamaba por un minuto de descanso. Se quito las ropas con pesadez, tirando las botas sin importarle el lugar donde cayeran.

La tina vacía le esperaba como siempre, entro en ella midiendo primero el calor que emanaba con las puntas de sus dedos. Sumergió su cuerpo esculpido, cerró sus ojos, exhalo un suspiro mezcla de satisfacción y tristeza. Después de unos minutos sintió el calor de unos labios sobre los suyos, de caricias en sus cabellos húmedos. Abrió los ojos y Daguel estaba a su lado, con el pecho desnudo y la mirada anhelante.

TBC...

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Sorry, quiero hacer tantas cosas en un capítulo, pero no se puede. Al paso que voy el bebé nacerá en dos o tres capítulos. :-(

The Balrog of Altean.- Sí, Aragorn quiere estar allí, pero no puede dejar a su reino así nomás, pero la desesperación lo está matando, eso sí.

Lara.- Bueno, no quise hacer el embarazo de "Elfo dormido + cirugía = bebé" por que un elfito debe de valerse a si mismo desde que nace… ^_^

Akhasa.- ^_^ ¿Verdad? Es que leí por allí que las elfas pierden mucha de su fuerza al dar a luz, y bueno, si es varón debe de ser un poco mas, ¿no? :-P

Nina.- ¡Sí! No podía dejar morir a mi Haldir, además la recuperación le sirvió para saber que no está solito. Aragorn sabrá muchas cosas por la carta de Elrond, menos que va a ser niño, :-P

Daniela Bloom.- Muy bien, anotare entre mis pendientes "Matar a Daguel" ^_^ No puse mas al respecto por que mi límite son diez hojas por capítulo y con el niño Daguel me llevaría otras tres o cuatro.

Angad-666.- Haldir es lindo, siempre me ha gustado espero y pronto sigas. Leí tu mail. ^_^

Kel.- *snif * ¡Haldir tiene que vivir, no podía dejarlo allí! Bueno, Aragorn hace lo posible por que él también quiere estar allí para estar con su elfo , y está a punto de botar al reino por un lado pero vacila... ¡No rueges por favor! Soy mala algunas veces, pero sólo poquito, ¿si?. ;-) Gracias por tus palabras! *^_^*

Lara-Eternal-Anjiru- Creo que alguna vez mis gatchagirls me dijeron "Onechan" hermana... ^_^ Elrond sólo le dijo que tenía que estar allí alguien que le quisiera con mucho cariño. Segunda anotación para "Matar a Daguel"^_^ Besos España

Nurigu.- Serima como supondrás anda aun penando por su hijo pero con alguien que le apoye y le brinde su amistad...

Saori- Makimashi- Shinomori.- Oh! 13 de Abril, ya se aproxima, ya se aproxima… ^_^ No nos olvidaremos my precious! ¡Gracias por leer!

Any.- ¡Adivinaste! Todo fue muy rápido pero bueno, así pasa algunas veces, y creo que a Éomer le dio duro el amor. No problem con "Voyeur" tampoco me gusta mucho Leggy con vestido pero no pude evitarlo. ^_~

Laurë_Alcalime.- Ô.ô No sé por que ven algo tan chiquito un ombligo sangrando poquito cuando creo que una mamá sangra mas... yaaaag! No hablemos de eso. Me da cosita... ^_^ No, aun no sé el nombre del bebé, pero si lo lindo que va a ser, tengo un aparato para ecografías élficas muy bueno. Tercera anotación "Matar a Daguel"

Prince_Legolas.- Sipi, no sé por que me latió que Éomer es el que se quedo solito, quedaría bien para Legolas pero mejor un elfo tan bravo como Haldir. Mmm.. Creo que antes me pedían la cabeza del reycito, snif.. snif.. y yo que quería decapitarle con hacha oxidada... snif.. ^_~

Iona.- Sí! Aragorn se enterara... que su elfito sufre por él. Snif... Elrond tenía que salir alguna vez y Éomer bueno... es Éomer...

Reiko_Noriko.- ¡Si! Es un triángulo amoroso  en que todos apuntan a diferentes direcciones y a ninguno se le hace, snif.. Bueno, tal vez a uno.;_;

Alym.- No sé por que en la oficina me inspiro más rápido. Eso es malo. Ô.ô Elrond si andaba algo enfadado por que Legolas lleva al bebé en su vientre y andando en esos viajes pues no... ¡Besos!