Autor: Vania Hepskins vaniah2000@yahoo.com

Título: Lágrimas

Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, y Haldir no murió, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado)  así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS

Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas, por favor.

29. Al fin en casa

Haldir se apartó, tomando las manos de Éomer tan rápido y sutilmente que el monarca no se daba cuenta por la ansiedad que sentía, el trato era delicado y respetuoso, pero lo suficientemente firme para hacer conocer al rey de Rohan que Haldir no deseaba ni necesitaba el amor de un mortal, no tenía una buena referencia de ellos, pero aun y si el amor de Éomer era sincero, el Galadrim aun veía por alguien mas, o al menos así lo aspiraba.

Éomer no opuso resistencia pero se asombró de la decisión del elfo, se tenía en muy buena estima para reconocer que su persona pudiera ser desagradable a los demás.

- Lo siento… Su majestad… no es posible. – dijo Haldir dando un paso hacia atrás sin volverle la espalda

- Pero Haldir si pudieras darme una oportunidad. – insistió el Rohirrim apretando sus manos en respuesta

- Tal vez si alguien mas no gobernara mi corazón, si no estuviera en mis ilusiones – respondió el elfo zafándose de su agarre

- ¡No puedes esperar respuesta positiva de Legolas! – declaró Éomer desesperado – Creo entender que los elfos sólo aman una sola vez en su vida.

- Usted mismo lo ha dicho su majestad.

- ¡Oh! Haldir… Haces mal en desatender mi llamado a tu puerta

- Lo siento, señor mío, pero sólo puedo contestar a otra persona. – dijo Haldir poniendo una mano en su corazón preparándose para despedirse.

Éomer frunció el ceño por que le parecía cruel la naturaleza de los Eldar al consagrarse a una sola persona, el castigo o pena era demasiado alto si no eran correspondidos. Pero Haldir lo había decidido así. El Galadrim se inclinó antes de retirarse.

Viendo alejarse al elfo, el rey suspiró, muy bien podía prescindir de su persona, que en realidad gustaba mucho, hubiera podido desarrollar un fuerte amor por el elfo si éste le hubiera dado la oportunidad, pero ahora sentía un poco de pena y lástima por el Galadrim, tal castigo para un guerrero era difícil de afrontar. El corazón de Haldir, palpitante bajo esa coraza de hierro que le protegía, podía sufrir mucho por cruel decepción.

Haldir marchaba pensativo por los pasillos de las habitaciones. Sus hermanos y compañeros se debían haber retirado a descansar, pero allá abajo, por los jardines, aun había una paseando pareja, extrañamente compuesta por un varón de orejas puntiagudas con cabello oscuro y una mujer mortal con manos entrelazadas al frente, sumamente nerviosa. Todo parecía respirar amor en Rohan.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

El día siguiente sería importante partir temprano, por lo que Legolas estaba intranquilo, preparado para llegar al Gran Bosque Verde lo más pronto posible y enfrentar a su Adar. Sabía que le amaba, y había otorgado su consentimiento para la unión con Aragorn, pero si las malas noticias de su separación le habían llegado de mala fuente, Thranduil no vacilaría en comenzar una campaña contra el reino de Gondor, tal agravio a la familia real no podía ser perdonada por ningún medio y la ofensa debía ser lavado con sangre.

Esperaba contar con el apoyo de sus hermanos y que Lord Elrond fuera capaz de convencer a su padre de que la guerra no era el medio. Ya sufría mucho Legolas con el simple hecho de abandonar a su antiguo cónyuge.

El espejo mostraba una figura redonda, con el vientre abultado saliendo imponente por la camisola que llevaba entonces, se observó por unos momentos y se notó extraño. Había cambiado y mucho, su cabello resplandecía pero la luz en sus ojos no brillaba como años anteriores, su piel seguía firme y lozana pero desatendida de caricias y besos. Sus labios añoraban el contacto nocturno, y los acarició con su mano derecha.

Con su cabello húmedo y recién peinado esperaba el reflejo de alguien más a su lado. Pero nadie apareció por más que espero más que su pequeño no nato que dormía.

Con mucha tristeza y uno que otro suspiro, Legolas se cobijo en su cama. Rohan era un lugar de ruidos extraños, sonidos mortales, lleno de recuerdos, de triunfos, de apuestas con bebidas y de… una borrachera confusa. Sonrió a tal pensamiento, tener las manos de Elessar sobre él confortándole era simplemente delicioso, cuando le consultaba a él y sólo a él por encima de los demás miembros de la comunidad se sentía dichoso.

No quiso llorar y durmió con el corazón oprimido, algo pasaba en su pecho que le hacía preocuparse, el vínculo por su parte no había sido quebrantado y temía lo peor. No podía deberse más que a una traición. Daguel y Elessar debían de estar compartiendo en ese momento caricias y besos, mientras él sufría por su dicha. Su antiguo esposo debía de disfrutar de los placeres de la carne con el jovencito y él se resentía de su abandono. Sí Aragorn era feliz… ¡Pero era imposible que le dejara de amar! ¿Cómo podía el mortal dejarle de amar? ¿Cómo  podía dejar de pensar en su bebé? ¿Cómo después de todo lo que pasaron juntos? De sus promesas y proyecto… Una simple respuesta: Aragorn definitivamente ya no le amaba más.

Los sollozos fueron captados por el fino oído de Haldir, quien detuvo sus pasos frente a la habitación en que el príncipe descansaba. Dudo en llamar a su puerta, tal vez Legolas estaba con alguien más. Extraño. La habitación estaba a oscuras, Legolas se encontraba a solas, lleno de recuerdos lejanos, despidiéndose en las tierras que los dos cruzaron juntos. Dio dos golpes secos y sutiles suficientes para llamar su atención.

- ¿Legolas? – preguntó Haldir aguzando el oído.

No hubo respuesta pero los sollozos se acallaron

- Por favor amigo. Descansa tranquilo que aun hay razón para seguir. – murmuró Haldir.

- Oh… Haldir – suspiró Legolas apretando la almohada contra su rostro, tratando de ahogar los gritos de desamparo que subían por su garganta – Oh, Haldir…

- Ya descansa, amigo mío, mañana será un día agotador.

Los sollozos se hicieron agudos, por que las palabras del Galadrim sólo le traían tristezas en vez de consuelos, mañana, el futuro, el hijo sin padre. Más sollozos.

Haldir entró dejando la puerta abierta, penetrando la oscuridad llegó hasta a un lado de la cama de Legolas, de pie, no tuvo valor para quitarle la almohada de encima. Se arrodilló junto a él, y tomo una de sus manos. La acarició mientras decía:

- En pocos días llegaremos a Lórien, sólo estaremos lo suficiente para obtener mi permiso… sólo te pido que resistas hasta que…

Legolas apretó su mano con fuerza, por que no debía decaer en la depresión de su soledad, debía ser fuerte, "Se fuerte" se repetía en la cabeza, pero era tan difícil que el bravo guerrero elfo saliera avante cuando en su corazón sentía la traición de labios ajenos.

Haldir tomó la otra mano y le puso en el pecho de Legolas llevándose la almohada consigo. El príncipe limpió sus lágrimas y suspiró, pocas veces había llorado en su vida, pero en ese corto tiempo lejos de Aragorn, lejos de sus ilusiones, lloraba con mas pena de la que alguna vez soñó soportar.

- ¿Por qué Haldir? ¿Por qué esta con él? – preguntó Legolas mirando al techo como petrificado, inundado en sus lágrimas que rodaban hasta perderse entre sus cabellos.

- ¡Oh! Legolas... no pienses en eso, por favor.

- ¡Pero es que está con ese maldito mal nacido! En este momento ellos... – dijo Legolas levantando su puño lleno de irá. - ¡Malditos! –añadió golpeando la cama con mas furia

Haldir le observó fruncir el ceño y el semblante mostrando la impotencia y el coraje que sentía por ellos dos.

- No te hagas mas daño, ¿no ves que es malo para el bebé? ¿Quieres que el pequeño tenga  problemas? – razonó el Galadrim animando a su amigo

Legolas volvió a limpiar sus ojos, por que temía volver a llorar por el enfado e impotencia que tenía.

- No, Haldir, no quiero nada malo para mi bebé, y tienes razón... Debo de ser fuerte... Debo de aceptar la idea de que no me ama. Pero le tengo a él y a ti, mi amigo.

- Muy bien, ahora por favor, descansa, mañana nos espera un día duro.

Ambos apretaron sus manos que ya tenían entrelazadas, Haldir se quedo un momento, no quería retirarse hasta ver que el príncipe durmiera el sueño de los elfos.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Aragorn atrapo a Daguel por los brazos para apartarle. Daguel sólo respondió al contacto con una sonrisa, Elessar podía ser rudo algunas veces y al joven le gustaba ser tratado así, pero no consiguió librarse del joven, quien deslizaba su mano por el pecho del rey.

El agua de la tina le cubría al rey totalmente, pero no quería quedar expuesto ante Daguel. El joven estaba desnudo, cubierto con solo una toalla en la parte inferior, aun hincado junto al rey, tratando de incitarle con sus caricias.

- ¡Daguel! ¿Qué haces aquí? No deseo verte, no quiero tenerte cerca ¿me entiendes? – preguntó el rey estrujándole

- Pero Elessar, amor... – respondió el joven con dulce voz sin apartar los ojos de la espada del soberano

- Te he dicho, que no me llames así – dijo el rey enfadado agarrando las manos lujuriosas impidiéndoles hacer mas

Poniéndose en pie ambos, uno empapado y el otro entusiasmado. Daguel dio dos pasos hacia atrás, el soberano de Gondor salía de la bañera y ante él se revelaba el cuerpo firme y atlético del rey. Piernas bien formadas, resaltando los músculos formados por el paso del tiempo, su pecho velludo por el cual había derramado besos y caricias...  ¡ah! Y aquellas formas redondas y provocativas, que tanto deseaba apretar una y otra vez. El rey poseía además un buen armamento como defensa.

Elessar no quiso mirarle si quiera, busco su bata de baño, y con tan mala suerte está no estaba a la vista, vio algunas toallas sobre una silla cercana a la puerta, Daguel dejo caer a propósito la suya que llevaba cubriéndole, descubriendo ante el rey el exquisito cuerpo del jovencito.

Daguel no hizo movimiento alguno, dejo al rey admirarlo, atraer su atención, hacerle caer en tentación, fácil sería todo, una vez que las grandes manos del soberano estuvieran deslizándose sobre su cuerpo. Elessar volvió la mirada, por que hacia unos minutos recordaba lo que había perdido y no era justo que con sólo mirar al jovencito...

Dio unos pasos hacia su bata pero Daguel le intercepto, poniendo su cuerpo muy cercano al del rey. Aragorn trato de apartarle pero el muchacho tomo su espada sin advertencia alguna y empezó a acariciarle ofreciéndole sus labios al mismo tiempo.

Elessar cerró los ojos, por que hacia mucho que no sentía las caricias como ahora, por que los labios del joven se acercaban a los suyos y le empezaba a rodear la cintura con el brazo que había dañado el dragón, débil aun pero lo suficientemente fuerte para atraerle. El rey bajo la cabeza disfrutando de los placeres recibidos

Algo en su corazón le dolía, el odio llego repentino y fue así como Aragorn tomo la resolución terminante. Del mismo brazo que el dragón había herido, por allí tomo el rey al jovencito doblándoselo por la espalda, arrancando un gemido de dolor del soldado, tenía todo el derecho de enviarle a las mazmorras, de hacer pagar con su vida el atrevimiento a entrar a sus cámaras reales, pero no deseaba truncar así la vida floreciente del jovencito.

- ¡Elessar! ¡Me lastimas! ¡Me haces daño! – exclamó Daguel asombrado de la actitud del rey

El rey aproximó su boca con sonrisa cruel al oído del joven soldado mientras le empujaba hasta la puerta.

- Te he dicho que NO TE AMO, te he dicho que no te quiero cerca, así que se buen niño y ¡aléjate para siempre de mi!

- ¡Elessar! Pero... Elessar – exclamó Daguel sintiéndose llevar hasta la entrada de la habitación - ¡Yo te amo! ¡Te amo Elessar!... Moriría sin ti.

- Lo siento, lo siento mucho Daguel pero ¡Yo no siento nada por ti!

El rey le volteo y le puso frente a él cara a cara, aferrándose a no soltar al jovencito de sus fuertes puños. Daguel estuvo tentado nuevamente en pasar sus manos por aquel pecho frente a él, o bajarlas para cortarse con el filo de la espada.

- No vuelvas por aquí, no si no deseas morir en mis manos, o a manos de tus mismos compañeros. Aléjate Daguel por favor – advirtió Aragorn mirándole fijamente, sin dejarse llevar por tentador que fuese.

Las lágrimas se agolparon en los ojos azules del jovencito, mirando a su amor sin poder creerle una sola palabra, parecía poseído por otra persona, su Elessar no era así, su Elessar le trataba con cariño. Su Elessar.

- Elessar... Yo siempre te he amado. Yo me he entregado a ti, te entendí, te he esperado, he sido paciente, amor. – declaró el jovencito bajando su mirada para que el rey no le viera llorar, los cabellos rubios caían a cada lado de su rostro enmarcando sus aun infantiles rasgos. – Te amo Elessar, señor mío.

Y el joven volvió su mirada al rey, llena de lágrimas. Elessar no dejo de sentir lástima por Daguel, aun le tenía tomado con fuerza de ambos brazos, inmovilizándole.

- Olvídate de mí, busca a alguien más. Yo ya no puedo, no podría... Yo necesito de Legolas, no sabes cuanto le necesito. – dijo el rey con voz impaciente.

- ¿Le necesitas mas de lo que yo a ti? ¡Imposible! – dijo Daguel frunciendo el ceño -  No puedo vivir sin ti, cada minuto, cada instante pienso en ti, mi señor. TE AMO y no sé como no puedes caer rendido ante estos sentimientos. Una vez me amaste.

- Tal vez una vez, tal vez... Pero nunca sobre él... Daguel – dijo el rey atrayendo su mirada por que le había tomado por los hombros para infundirle confianza – Olvídate de mí. Ahora que le he perdido, sé lo que vale mi esposo y estoy dispuesto a ir por él, a luchar por él, a pedir perdón hasta que mis ojos se sequen de tanto llorar ante él, de seguirle de rodillas si es posible hasta que mis huesos puedan verse traspasar mi piel.

La voz del rey mostraba desesperación y empeño al hablar, por que en sus palabras dejaba escapar lo que su pecho sentía, su resolución era irrevocable.

- Haz lo mismo y busca alguien que te ame como mereces, yo no puedo darte ese amor que pides.

- ¡Pero Elessar! – exclamó el jovencito llorando abriendo sus manos para poder liberarse – Yo te amo, ¿No entiendes? Desde que conocí a mi rey, sólo ha habido alegría, desde que me besaste... He sido el mas dichoso

Daguel cerró sus ojos y acercó sus labios a los del rey, por un momento disfruto del contacto entre ambos.

- ¡NO! – estalló Elessar - Sal de aquí Daguel, no te quiero cerca ¿Me escuchaste?

- Pero Elessar... entiende... – insistía el joven, mientras nuevamente era llevado del brazo por el rey hasta la puerta

- Daguel, se feliz, muy feliz pero lejos de mi y de MI familia. – enfatizó el soberano - ¡¡No te quiero ver más!!

- ¡Elessar!

El rey abrió la puerta olvidándose de un minuto de su desnudez, y de un empujón lanzó a Daguel al pasillo sin nada puesto mas con lo que había llegado al mundo.

- ¡No quiero que vuelvas! ¡No quiero que insistas! Todo termino ¡entiéndelo de una buena vez! – gritó el rey enojado

- Pero Elessar... ¡No me puedes hacer esto! ¡No me puedes dejar así! – exclamó el joven llorando de impotencia y tristeza.

Un portazo cercano a sus narices le contestó a sus súplicas. Sus lágrimas caían por su rostro enjuto, sus manos le temblaban y los brazos llevaban las marcas rojizas por la presión de las manos del rey. Sus cabellos desarreglados, sus labios ardientes aun de más besos

- Elessar... Yo te amo... Y no dejare que él... no dejare de amarte. Mi amor...

Sollozaba y limpio sus lágrimas cuando advirtió que estaba desnudo.

- ¡Oh ¡Por todos los Dioses!

La puerta del rey se abrió después de unos segundos, Daguel se emocionó por un momento pero la emoción no duro mucho. Una toalla grande salió volando estampándose contra el rostro de Daguel así como la bolsa con sus pertenencias. EL joven se envolvió en ella, dos guardias subían las escaleras y apenas tuvo tiempo de cubrirse el rostro, pasó corriendo entre ellos y detrás del pobre joven se escuchaban risas de sus compañeros, todos sabían de la aventura del rey, pero ahora que le veían tan desgraciado sentían sólo lástima por ambos. Uno abandonado y el otro despechado.

Aragorn detrás de la puerta sentía odio hacia sí mismo por lo que había hecho con el jovencito, cuyo único error fue enamorarse de un hombre casado, sentía lástima por el muchacho, dulce y atractivo pero que nunca podría ocupar el lugar de su amor. El rey se sintió mas solitario, asediado por uno que deseaba sus caricias cuando él suplicaba por otras. Este mes que llegaba de espera por Faramir, sería el mas largo y tormentoso de su vida. Le daría dos semanas a lo mucho para Eowyn, para su nacimiento y reposo, pero él necesitaba abandonar Gondor de inmediato, no podía perderse la llegada de su bebé y la oportunidad de ver a su elfo.

Mientras tanto, Daguel lloraba como pocas veces en su vida, como cuando perdió a su madre adoptiva, se le desgarraba el corazón que palpitaba con fuerza, poco a poco el amor se iba transformando, y en la oscuridad que se forjaba, le hacía perder el anhelo característico de la juventud.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

El rey Éomer despidió a un grupo de elfos, a una cocinera Gondoriana y una pequeña escolta que les acompañaría hasta los límites de sus tierras. Haldir se inclinó ante el rey con respeto, Éomer esbozo una sonrisa y agradeció la franqueza del elfo. Tenía el presentimiento que la próxima vez que le vería,  nada sería igual.

Así llegó el grupo a Lorien, donde fueron recibidos por la dama Galadriel, donde las noticias traídas hacia tiempo por Melfor, acerca de un probable embarazo en un varón elfo, habían alegrado los rostros de quienes conocieron al montaraz y al arquero de la Comunidad del Anillo.

También adivinaba Galadriel, con su infinita sabiduría, que Legolas sufría, que ahora el bebé era lo único que le mantenía en pie, pero aun atado al mortal no duraría mucho en despedirse para siempre de la luz de Anar. Y tal vez, aun en el momento mismo del alumbramiento, su tarea en Tierra media habría finalizado. Sólo el amor a su hijo, podía salvarle, y rogaba a los altísimos por que dieran esa oportunidad al príncipe elfo. Ella misma lloraba en silencio la partida de su única hija Celebriant y sabía que aun tenía, como Lord Elrond, la esperanza de encontrarle más allá de los Puertos Grises. Por lo mismo sus días eran más llevaderos.

Haldir recorrió junto a sus hermanos, Legolas y una pareja más, los bosques Dorados de Lothlorien, donde el invierno no tocó sus fronteras, y el tiempo parecía detenerse. El príncipe se sentía más ligero, más tranquilo entre su misma raza, el aire era diferente y el pequeño parecía disfrutar al igual que su padre del paseo entre los Mallorn.

El Galadrim sentía la necesidad de mostrarle todo, y más cuando ese todo estaba rodeado de hermosas flores, de campos verdes, de lugares tan hermosos que pocos ajenos a su tierra le hubieran imaginado. Aun así, Haldir procuraba no llevarle por donde sus pies y los del mortal habían pasado. Legolas disfrutaba escuchando las historias de boca de Haldir y sus hermanos, hablando en la hermosa lengua élfica, tan diferente y parecida a la del norte. Ossmar hacia de interpreta para Serima quien miraba hacia arriba averiguando por que milagro del equilibrio se sostenían los flets en las alturas.

La tranquilidad, la brisa matinal, el canto de las aves, atraía a Legolas a los bosques, mostrándose complacido de no tener que ocultar sus formas entre la hermosa gente. Su rostro se ilumino un poco con la alegría que sentía, Haldir le dejaba disfrutar de su paseo, aguardando en silencio siguiendo sus pasos, sabía que no podía perderse pero en algún momento podía solicitar ayuda. El vientre de Legolas había crecido considerablemente  desde que le visitó en Minas Tirith y el bebé sólo necesitaba de poco más de un mes para nacer.

Pocos días pasaron en Lorien, tan pocos como para que Haldir obtuviera el permiso de sus señores, así como sus hermanos, de escoltar a Legolas y compañía a Eryn Lasgalen. Lord Elrond tuvo unas palabras con los Señores de Lorien, explicándoles la situación de Legolas. Los tres acordaron brindar su ayuda en lo que fuera posible, Galadriel tuvo unas palabras de aliento para el elfo de Mirkwood, Lord Celeborn les infundió esperanza en el mañana y partió nuevamente el grupo. Lord Elrond meditaba por el camino en como debía hablar a Thranduil, las diferentes alternativas que poseía Legolas se sobre pesaban en su cabeza para el futuro de ambos.

Los elfos de Lorien se despidieron en los límites, tanto del grupo de Figwit de quien su señor había obtenido el permiso para proseguir hasta Imladris como del grupo de Legolas. Haldir se despidió de sus hermanos, argumentando que volvería en corto tiempo, ellos sonrieron y desearon buena suerte al grupo. Así Lord Elrond, Legolas, Haldir, Serima y el grupo de elfos de Eryn Lasgalen continuaron su camino.

Un grupo de personas pensativas y silenciosas se encaminaban a su destino final. Un Galadrim suspirando por una obtener una oportunidad, un medio elfo por un milagro, un príncipe por la fe en el futuro, y una mujer por la confusión en su corazón.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- ¡Cuidado Legolas! - exclamó Ossmar presto para sacar su arco y flecha

Lord Elrond, giró su cabeza para encontrar que Legolas ya había terminado con la corta vida de una araña del tamaño de la cabeza de su caballo. De un fino tajo Legolas cortó la horrible cabeza enviándole a un lado y Haldir le remato con una flecha sin hacer más ruido que el caer sobre hojas secas del camino.

Serima se sorprendió de la velocidad de los elfos, y más aun de que Legolas en su estado y a caballo, pudiera ejecutar un movimiento tan veloz. Había sabido que sus movimientos no eran tan rápidos desde el embarazo y se preguntaba que tan terrible podía ser el príncipe en su mejor momento, no deseaba averiguarlo. Su señor Aragorn la hubiera pasado terriblemente si Legolas hubiera descubierto su infidelidad en otro momento, de un tajo le hubiera cortado la regia cabeza sin perder uno solo de sus dorados cabellos.

Nadie comento sobre el asunto pero en su interior la mayoría se alegraba de que Legolas tuviera aun el ánimo de un guerrero en batalla, siempre listo para los encuentros inesperados del camino.

Eryn Lasgalen era la entrada a su Tierra de ilusiones, había cambiado tanto, la oscuridad casi se había alejado por completo, el verde de los árboles estaba lleno de vida y los largos troncos parecían darle la bienvenida cuando por obra del viento se mecían sus ramas. No le había visto así desde que era un pequeño elfito, corriendo al escape de sus hermanos después de haber allanado el lugar donde guardaban sus golosinas preferidas. Un pequeño elfo podía correr mucho más rápido cuando detrás tenía dos hermanos mayores amenazándole con alargar mas sus preciosas orejitas. Legolas sonrió con este recuerdo.

Decidió entrar por su propio pie, no en la carreta, no a caballo, a pie como acostumbraba cuando con orgullo defendía su territorio. Ahora regresaba con la frente en alto, por que no tenía de que avergonzarse, por que un milagro le acompañaba y era su única razón de existir.

Haldir se animo al ver esta sonrisa, había paz en Legolas y le reconfortaba. Lord Elrond y Ossmar estaban a la expectativa de ser recibidos en cualquier momento por la gente de Thranduil.

- Parece que el viento ha traído a una pequeña hoja de vuelta a estos bosques - dijo una voz de elfo saliendo de entro los árboles

- ¡Y mira! ¡Y lleva una oruguita consigo! - dijo otra burlona acompañándole.

Los ojos de Legolas se abrieron cuan grandes eran, sus hermanos habían salido a recibirle y detrás de ellos una figura alta e imponente aparecía a caballo junto con diez elfos mas. Lord Elrond se inclino con respeto ante Thranduil, Rey del Reino de los Bosques del Norte, quien le saludó de la misma manera. Había recibido días antes su mensaje, previniéndole de la llegada de su hijo, pero por más que se hubiera preparado para su encuentro nunca pensó verlo así: Con sus ojos claros y azules mirándole, con el cabello al vuelo por el viento, la túnica revelando el milagro de la vida y las manos cerradas en puño abriéndose para permitirse un abrazo.

- ¡Ada! - exclamó Legolas acercándose a su padre, olvidándose de ceremonias y respetos. No era el rey sino su padre quien bajaba del caballo para recibirle.

- ¡Legolas!

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Mientras tanto, en Minas Tirith un rey impaciente recibía noticias, una de Ithilien, del mismo príncipe Faramir y otra del reino élfico de Lothlorien, sin firma. Aragorn se encerró en su despacho después de ordenar que nadie le interrumpiera.

TBC…

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^_^ ---- Siguiente capítulo: Nace un bebito.

Balrog of Althena.- Ya has visto lo que significaban las palabras que he puesto. ;_; Aun así, mi Haldir sabe que tiene "pegue"

Lara_Eternal_Anjiru.- Ô.ô Siento que tu staff ya te conoce muy bien y tu a ellos, jejeje ¡Son tan lindos! ^_^ Perdona a Elessar, no pudo matar a Daguel pero ganas no le faltaron, le dio lástima. ;_;

Angad_666.- Y sigo esperando Angad, sigo esperando el capítulo 2. ;_; ¡No fue alucinación! Daguel en vivo y en directo y sin nada encima Ô.

Lanthir.- No he podido entrar a tu página, mañana intentare de nuevo. Me da la entrada pero no puedo ver los menús. Lástima que el Galadrim no aceptó, hubiera sido muy feliz. ;_;

Nina.- Pues lo siento, Éomer no fue correspondido, Haldir es derecho con sus sentimientos, snif…Y Aragorn averiguara algunas cosas. ^_^

Akhasa.- Espero y pronto me tengas noticias de mi sobrinito(a). Haldir no puede dejara a Leggy a mitad de camino, luego se me muere el elfito si no hay nadie con él en el parto. Snif.

Lara.- ¡Gracias por leer! ¿Ya ves que el mortal se está regenerando y no se porta mal? ^_^

Laurë_Alcalime.- Sip, es que los reyes como que quieren acaparar sangre élfica, :-P Sorry, Daguel no ha muerto. :_S

Saori_Makimashi_Shinomori.- Supongo aun saltas de felicidad, ya falta menos, eso sí. ^_^ Ô.ô ¿Por qué tortura para Aragorn? :-P

Mystic_Spiro.- Si! ¿Verdad que es bueno Haldir? ¡Si me lo comería a besos! Gracias por leer Creo que también te cayó un poco mal Aragorn, ¿no? :-P

Kel.- ¡Sos un amor! Ya ves que Haldir no quedo con el rey, ¡no podía dejar a Leggy! El Galadrim es sincero con lo que siente;_; por eso me dan ganas de abrazarle y despeinarle un poco.^_^ Si, 28 capítulos son demasiados, Ô.ô pero espero seguir con lo que tengo en mente, pero ya estamos a ¾ de historia me parece. ^_^

Iona.- ¡Y el rey lo mando a volar! Como tu dijiste :-P Mil gracias por tus palabras, me gusta mucho leer los reviews cuando ando algo baja de baterías.

Diane Greenleaf Malfoy.- Si, el rey y el Galadrim hacían bonita pareja, pero bueno, no pudo ser. Daguel sigue vivito y coleando y con su corazón destrozado, ya me dio pena. ;_;

Milita de Bloom.- No sabía que leías mi fic, Ô.ô Me alegra de que estes bien y hayas regresado. Mi Legolas sufre, creo que por eso le puse el título al fic. ^_^ ¡Besos!

Daniela Honores.- Ô.ô Mil besos a las chicas de tu colegio, y que sigan estudiando, que escribiendo fics no se logra mas que conocer gente linda de todo el mundo. Para tu información, y si los cálculos no me fallan, el baby llega en la siguiente entrega. ^_^

MelianWB.- Bien, espero que este capítulo haya sido de tu agrado, aun quedan algunos mas. Mil besos

Free_My_mind.- Oh! Gracias por dejar mensaje, esto llega a su segundo clímax, el primero fue el engaño, viene el nacimiento.

* * ¡Sí! Al fin el bebé nacerá, aun no decido como será físicamente pero en los nombres tengo algunos candidatos, algunos ustedes fueron tan amables de pasármelos y otros de mi inventiva y algunos manuales de Sindarin.* *

Así que por favor, ¿me podrían ayudar? Ô.ô ---- ^_^

Aurëlass – Hoja dorada ó Laurëlass

Celhir – Señor de la primavera

Adanmir – Joya de los Hombres

Aldahir – Señor de los Árboles

Auril – Llama Dorada

Aldavan – Promesa de Hombres

Laurelin – Canción de Oro

Glidil – Amante de la miel :-P ¡Uups!

Celmir – Joya de primavera

¡Votad por uno solamente pondré la misma votación en la comunidad, el grupo, slashfnet y aquí! Tu voto cuenta, ¡TÚ tienes el derecho! ^_^ Son dos semanas a partir del 29 de Mzo 04

Jun