Título: Lágrimas
Autor: Vania Hepskins (vaniah2000@yahoo.com)
Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, y Haldir no murió, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado) así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS
Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.
bla, bla Hablado en élfico
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Con excepción de los desconocidos (Auril, Lassel, Aldelas, Serima, Ossmar, Daguel y Lassiriel) que salieron de mi linda cabecita. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas por favor.
La canción "El recuento de los daños" pertenece a Gloria Trevi. Ya queda poco ¿eh?
33. Recaídas
Legolas entró a Palacio, con el pequeño en brazos dormido en sus brazos, su arco y carcaj detrás pero sin la canasta. Había hablado con Aragorn y se preguntaba desde cuando estaría habitando en su reino, y lo que mas le asombraba, era como es que su padre no le había matado desde el primer instante que puso en pie en Eryn Lasgalen, tenía todo el derecho en su reino.
Ahora, ante sus ojos se presentaban hombres del reino de Gondor, caminando de prisa conforme el sol se ocultaba. ¿Por qué no había reparado en ellos? Tal vez por que estuvo quince días en la habitación, por que su centro en el mundo era Auril, y nadie mas existía cuando Auril estaba en sus brazos. Pero los hombres eran muy tontos como pasar desapercibidos por más que lo hubieran intentado, el olor característico, la voz gruesa y ronca, ¿Cómo era que nunca supo de su presencia?
Aragorn también, ¿tenía poco tiempo? ¿Ya se retiraba? ¿Regresaría? Lo único que con su visita trajo fue más tristeza a su corazón. Subió a la habitación del bebé y encontró a Serima pensativa doblando los pañales del pequeño príncipe.
- La partida de Anar siempre nos llena de melancolía
- ¡Mi señor! – exclamó Serima saliendo de su trance – No es Anar quien me llena de tristeza con su partida…
Serima sabía que los hombres del rey se alistaban ya para su regreso a Gondor.
- ¿Quieres ir tú con ellos? – preguntó Legolas dejando a Auril en su cuna
La cocinera se sorprendió. Entonces el príncipe sabía de los soldados, por consecuencia, también sabía lo del rey.
- No, no mi señor. Sólo pensaba… sólo quería…
- ¿Saber como está… tu hijo?
Legolas arropó al pequeño con una manta, cuidando de que no asfixiara con ella. Serima comprendió cuan difícil era para el príncipe mencionar su nombre, y eso le dolía, por que sabía del dolor que había traído a la pareja real. Ella estaba allí, dándole la espalda a Legolas en la mesita de cambio del bebé.
- Si mi señor. – respondió Serima bajando la mirando, dejando de doblar los pañales del pequeño.
- Sabes que eres libre de seguir tu camino, que tu corazón es lo único que te mantiene aquí, conmigo.
- Gracias su alteza. ¿Desea que me quede con Auril?, ahora ya está preparada la cena y…
- Te lo agradecería mucho, iba a buscar a Lara, pero no es su deber y…
- Con gusto lo haré su alteza – respondió sonriendo Serima
- Gracias, ahora iré a asearme y regresare en unos minutos… Serima – agregó Legolas en la puerta - Espero y tu confusión sea resuelta
Serima sonrió y trató de no sonrojarse. Sabía que lo único que le detenía era Ossmar, pero tampoco tenía cara de presentarse con el rey para pedirle le llevara con él, o decirle a uno de los soldados llevara un mensaje a su hijo.
Al entrara a su habitación Legolas sintió un leve mareo, que le hizo tener que sostenerse del marco de la puerta, después de unos momentos, siguió su camino y tomó un baño caliente.
Reflexionaba mientras estaba en la tina, el encuentro con Aragorn le sorprendió, no dejaba de pensar en él, en sus palabras y tocando sus labios recordó los tres besos que le robó. Sus palabras parecían sinceras, sus lágrimas lo apoyaban, pero ¿cómo confiar en él? Ahora sólo tenían el hijo que les unía… ¿Cómo había llegado allí? Entonces supuso que las ideas de haberlo visto en el parto no eran erradas, y su padre y Lord Elrond le habían mentido…
¿Pero por que hasta ahora se presentaba ante él? Supuso entonces que su padre se lo había prohibido y ahora que se marchaba no recibiría el castigo, ¿pero y si volvía? Sería mejor mantener la boca cerrada y no comentar el hecho con nadie más.
Por la noche Auril estaba listo para dormir, vestido de azul, resaltando el color de sus ojos, con sus manos encerradas en blanco tejido a un lado de su padre, le habían envuelto en una piel absorbente para evitar el derrame de líquidos en la cama.
Por la media noche Legolas sintió la brisa de la puerta, la sensación de alguien a su lado izquierdo y… ¡Aragorn!
- ¿Qué haces aquí? ¡No deberías...!
- He venido a despedirme de ti, volveré lo más pronto que pueda. – murmuró Aragorn arrodillándose junto a él – Sólo te pido que me esperes...
- Aragorn, será mejor que te vayas, ya no hablemos más de esto, si Auril se despierta…
Aragorn se inclinó para besarlo pero Legolas lo rechazó.
- ¡No! ¿Qué pretendes? ¿Qué te reciba en la cama?
- No es mala idea – contestó el rey entre las sombras tomando las mantas para unirse al príncipe
- ¡Aragorn! – exclamó por lo bajo Legolas aferrándose a ellas.
- Puedo quedarme unos minutos.
- ¡Pero no estamos casados! – indicó Legolas alejándole con la siniestra - Ve, sal de aquí si no quieres que llame a los guardias.
- Te amo Legolas, ahora más que nunca, y si deseas que nos casemos… Lo haré con gusto cuando regrese
La oscuridad ocultó las mejillas sonrosadas de Legolas
- ¿Crees que es así de simple? – preguntó Legolas enfadado por tal aseveración - ¡No me puedo casar contigo!
- ¿Por qué no? – preguntó Aragorn cambiando su voz e irguiéndose
- No estoy preparado, no después de lo que has hecho.
- ¡Pero si he conseguido tu perdón!
- Dije que no sentía rencor ni odio contra ti…
- ¡Y que aun me amas!
- Sssh, ¡silencio! Despertaras a Auril
- ¿Me amas no es así? – preguntó preocupado el rey
- Ya lo dije al atardecer, no es necesario que lo repita.
- ¿Entonces si aun me amas por que no habremos de casarnos…?
- No es el momento, no es la ocasión… Mi corazón aun está herido.
- Entonces te ayudare a enmendarlo, no dejare cicatriz… ganare tu confianza…
- ¡Ah!
Aragorn lo tomó de la barbilla y le obligo a besarle, Legolas sólo respondía con una mano ya que con la otra custodiaba a Auril. La mano del rey bajo por el pecho del elfo hasta que se lo impidió, ambos manos se entrelazaron y apretaron cariñosamente, mientras el beso se hacia mas efusivo. La fuerza de Legolas se deterioro por un momento, no sabía si era la pasión del mortal o algo más.
- ¡Vete! – exclamó Legolas empujándolo cuando sus pulmones ya no lo soportaban
- ¡Te amo, elfo mío!
- ¡Vete! – volvió a repetir cerrando sus ojos al mareo repentino.
El rey dio un beso en la frente a Auril y salió de la habitación sin hacer ruido. Legolas se enfado consigo mismo por alentar a Aragorn a conservar las esperanzas, lo amaba y no podía negarlo, lo había perdonado y él parecía arrepentido, pero la confianza y el dolor aun seguían atormentándole. El dolor en el pecho fue un espasmo rápido como el rayo, y el mareo cesó. Sufría por que sabía que no debía amarle ni perdonarle, acercó un poco más a Auril y trató de conciliar el sueño.
A los dos días, Legolas se mostraba más pensativo y callado, aun mas de lo normal. Lord Elrond lo había notado pero nada comento con Thranduil. Legolas aun no presentaba ningún síntoma. Ambos seguían con sus juegos en los tableros del estudio real.
Lassel y Aldelas le acompañaron en la primera monta del príncipe Auril, al principio mostró miedo por el caballo pero poco a poco se acostumbró a su presencia, Legolas montó primero, asegurándose en su asiento para no caer. Pero al momento de inclinarse a tomar a Auril volvió el mareo, se aferró a las riendas pero no fue suficiente, Aldelas se adelantó y tomó a Legolas antes de caer.
- ¿Qué sucede Legolas? ¿Qué te sucede?
Aldelas sostenía a Legolas quien trataba de mantenerse en pie. Suspendieron el paseo de Auril y llevaron de regreso a Legolas a palacio. El príncipe se negaba a ser atendido, pero ambos hermanos lo escoltaban hasta Lord Elrond, quien al ver a los tres hermanos llevando uno a Legolas y el otro a Auril, se puso de pie al igual que Thranduil.
*~~~~~~~~~*~~~~~~~~~*
- Debes hacerlo Legolas, no hay otra opción más que esa. – insistió Lord Elrond
Legolas estaba de pie frente a la chimenea del estudio de su padre, el cual sentado desde un sillón frente a sus hijos, escuchaba al Señor de Imladris insistir a su testarudo hijo
- Pero es imposible, no deseo hacerlo – respondió Legolas cruzando sus brazos mientras se recargaba en la pared al lado de la chimenea
- Poco a poco se irá agotando tu fuerza, hasta ahora Auril ha servido para mantenerte tranquilo, pero con el tiempo, tendrás que elegir.
- Tal vez sólo se deba a que estoy débil, eso es todo. – recalcó Legolas observando las chispas elevarse sobre las llamas
- Podría ser, pero una recaída después de un mes, es muy difícil para un elfo.
- Estaré bien, no es necesario que se preocupen por mí.
La tristeza en los ojos de Legolas era evidente para ambos señores elfos, tanto Thranduil como Elrond intercambiaron miradas, Legolas lo había visto.
- Hace unos días no estabas así, este cambio se presenta muy repentino ¿Qué ha sucedido, para que recaigas ahora? – preguntó Elrond
- Nada, no ha sucedido nada.
- ¿Lo has visto, no es cierto, hijo mío? – interrogó Thranduil poniéndose en pie
- Es lo más seguro, puesto que su corazón se siente herido nuevamente
- ¡Ese mortal! ¡Tenía prohibido acercarse a ti! – exclamó Thranduil
- Entonces ustedes lo sabían y no me lo dijeron, ¡me mintieron!
- Es por tu bien, Legolas. – respondió el rey de Eryn Lasgalen - Ahora ves los resultados de su encuentro.
El ímpetu de Legolas se calmo, su padre le había prohibido a Aragorn acercarse a Legolas y ahora podía saber la razón, pero se negaba a aceptarla.
- ¿Pero no han llegado mas que a palabras, no es cierto, Legolas? – preguntó Elrond clavando en el príncipe su mirada penetrante
- Simples palabras, Lord Elrond – murmuró Legolas
- Esperemos que como dices esto sólo sea causa de tu recuperación. Pero no debes de tener mas contacto con él, no si quieres seguir viviendo.
Con esto se dio terminada la reunión, Legolas ya estaba en uso de sus fuerzas, y la palidez repentina también había desaparecido. Sin embargo, las dudas aun habitaban en los señores elfos.
- Es necesario tomar acciones, su salud no mejorara desde este día, temo que empeore – comentó Elrond
- Dirás desde que le ha visto, fue un error permitirle la entrada y creer que acataría las reglas – observó Thranduil cruzando sus brazos. Sus ojos azules estaban fijos en cuadro de su amada Lassiriel a su derecha. Si ella estuviera a su lado, quizás las cosas marcharían diferente se preguntaba.
- Sabes que Elessar tiene sangre de hombres – interrumpió Elrond sus pensamientos - sangre que no conoce ni acata las reglas del corazón.
- Por lo mismo mi hijo está sufriendo, por seguir a su corazón impetuoso. Nunca debía permitirle su unión.
Lord Elrond se acercó a Thranduil, puso la mano en el hombro del rey que igualaba su estatura.
- Los corazones no son fáciles de guiar, nunca lo han sido.
- Te comprendo, pero mi hijo morirá de pena y tristeza sino hacemos algo.
- Escribiré unas líneas. – dijo Lord Elrond acercándose al escritorio de Thranduil
- Creo que él mas indicado para eso, soy yo. ¿Crees que este de acuerdo? ¿No sería abusar de su bondad? ¿No mancharíamos su orgullo?
- Sólo contamos con él, además no le obligaremos a nada, si se niega alguien mas responderá al llamado.
- No me gustaría truncar de esa forma su amistad. Al parecer, le estima mucho
- Creo que es más que estimación. Escribe ahora o el mensaje llegara tal vez muy tarde. Si no llega antes, Legolas puede fallecer en el trayecto, el mismo tiene que ver por su vida.
- Bien. Empezare de inmediato.
Escribieron y discutieron. Aragorn estaba lejos, y si llegaba a enterarse, no debía intervenir, pero tenían que respetar su antigua unión con Legolas.
Con el paso de los días, Legolas no experimentaba ya fatiga alguna, fue encargándose poco a poco más del bebé, tomaban los baños juntos, había aprendido a soportar el proceso del cambio de pañal, le peinaba hacia atrás dejando al sol sus cabellos dorados. Sólo abusaba un poco de la bondad de Serima, cuando necesitaba salir a explorar las cercanías del palacio, cuando su padre les llamaba para reuniones importantes. Pero a decir verdad, Serima siempre parecía gustosa de servir a Legolas, poco a poco trataba de ocupar su tiempo en la cocina de los elfos o con Auril. Había aprendido a cocinar en los pequeños hornos de palacio, y el pan ya sabía tan bien como el mejor.
Además su animo había cambiado desde que vio nuevamente a Ossmar, después de un tiempo de desaparecido, regreso con buenas noticias, nunca se vio el rostro de Serima mas alegre y a la vez confundido con su presencia. ¿Acaso Ossmar le habló de la construcción de una nueva morada? La mujer sabía que Ossmar vivía un poco alejado de palacio, con su familia, pero no estaba segura sí con sus padres o con su esposa e hijos. Ahora decía que pronto terminaría con la levantamiento de un nuevo alojamiento, que su tiempo entre las guardias nocturnas por los límites del reino y la construcción de su nuevo hogar, le habían obligado a dejar sus visitas para después, sólo regresaba a ella para saludarle, para hacerle saber que estaba bien y que en unas semanas volvería a hablar mas tranquilamente con ella. ¿Sobre qué? No lo mencionó y sonrío al escuchar esta pregunta de labios de la mujer.
Eso causo extrañeza en el corazón de Serima, estaba dispuesta a sacrificar su orgullo y regresar con su hijo a Minas Tirith, nada la retenía allí mas que su palabra de servir a Legolas y a Auril, pero ahora que había una esperanza, que Ossmar le retenía mas tiempo allí, todo su panorama sombrío cambiaba. Serima cuidaba a Auril con una sonrisa en los labios.
*~~~~~~~~~*~~~~~~~~~*
- ¡Legolas! Responde - se escuchó la voz de Lassel a lo lejos.
Legolas sacudió un poco la cabeza y se dio cuenta que estaba tirado en el suelo.
- ¿Qué sucedió?
- Te has desmayado en pleno camino, ¿recuerdas? – dijo Lassel ayudándole a ponerse en pie
- ¡Ah! Regresábamos a palacio y...
- ¡Caíste del caballo! Si no es por que volteo, te hubiéramos dejado a mitad de camino. – señaló Aldelas enfadado
- Lo siento. No sé que sucedió. – respondió Legolas levantándose lentamente, la cabeza aun le daba vueltas pero no quiso que sus hermanos se enteraran
- Nuestro padre y Lord Elrond ya te lo han dicho. – recordó Aldelas
- ¡No es nada de eso! – exclamó Legolas mientras sacudía el polvo de sus piernas
- Es la segunda vez en dos semanas, Legolas. – señalo con paciencia el príncipe heredero subiendo al caballo nuevamente
- ¡No es cierto! Hasta hoy...
- ¿Crees que no me entere de tu mareo en las prácticas con arco? Es raro que falles en un blanco tan fácil – señaló Lassel furioso por que su hermano le había ocultado el hecho. Él se había enterado por uno de los practicantes. - ¿Puedes montar? O será mejor que montes conmigo – agregó dando la mano a Legolas para que subiera a la grupa con él.
- ¡No! Estoy bien, puedo montar. – respondió Legolas negándose a pasar tal vergüenza
- Bien, pero irás entre nosotros, y cuando lleguemos hablaremos con nuestro padre.
- No es necesario, me siento bien, no volverá a pasar.
- ¿Imagina que sucedería si llevaras a Auril contigo? ¿Deseas que el incidente se repita llevando al bebé en brazos?
Las palabras de Lassel eran crudas, fuertes y ciertas. Legolas no quería un accidente llevando a su hijo en brazos, pero los mareos llegaban e iban sin que pudiera evitarlo, había logrado hasta ahora controlarlos, enfocar la mirada, sostenerse de algo sólido y continuar, pero a caballo era diferente. Al llegar a palacio, nuevamente los tres entraban a interrumpir la lectura que disfrutaban en sus butacas acojinadas el rey y el Señor de Imladris. Después de las explicaciones por parte de Lassel las miradas se fijaron en Legolas, Thranduil fue el primero en hablar. Ambos hermanos salieron por petición de su padre, sabían que ambos señores elfos serían estrictos con su hermano menor, ya que era la segunda ocasión que se presentaba con el mismo problema ante ellos.
- Desde hoy, te queda prohibido salir de palacio – señaló tajantemente el rey del Bosque Verde
- Pero no puedes hacer eso padre, - objetó Legolas poniéndose en pie - yo sigo las exploraciones junto con mis hermanos.
- ¿Quieres dejar a Auril huérfano tan pronto? – preguntó Lord Elrond
- No, ¡claro que no!... Señor
- ¿Quieres poner la vida de tus hermanos en peligro? – insistió Thranduil – ¿Cayendo del caballo cuando debían terminar con las bestias oscuras?
- No, señor.
- Entonces te quedaras aquí, y cuando estés compartiendo con Auril alguien te acompañara.
- ¡Pero necesito privacidad!, deseo estar a solas con mi hijo, ¿Cómo le leeré? ¿Cómo hablare con él si alguien me esta observando?
- Lo siento, pero si llevas a Auril por las escaleras y desmayas, ¿Quién te impedirá que caigas? ¿Si le bañas junto contigo en la bañera? ¿Qué ocurriría?
- ¡Pero es mi hijo!
- ¿Eso significa que debe morir contigo? – interrogó Lord Elrond frunciendo el ceño ante semejante necedad.
Legolas cayó pesadamente en el sillón de su padre y apoyó la cabeza entre sus manos, mirando al suelo derrotado.
- Pero padre...Lord Elrond… - suplicó el príncipe viéndose derrotado
- Vamos hijo – dijo Thranduil dando una palmada en su espalda – Tu sabes que debes hacerlo.
- No, no quiero. Yo no podría... No deseo hacerlo. – respondió Legolas negando con su cabeza
- ¿Quieres dejarme tan pronto, entonces? – preguntó el rey arrodillándose frente a su hijo. Le tomo de ambas manos y agregó - ¿Quieres dejar a tu pequeño retoño sin tu sombra que le abrigue?
- Aun tiene a Aragorn...
- No admito eso como respuesta por que es una afrenta a tu autoestima… ¡Una tontería! ¿qué me dices sobre ti? ¿No vale la pena que vivas? ¿No deseas vivir por tu hijo?
Los ojos de Legolas se humedecían.
- ¡Pero yo aun le sigo amando! – insistió Legolas
- La carga que llevas, es muy pesada, te esta arrastrando, terminara por acabar con tu vida si no te deshaces de ella. – añadió Lord Elrond – Además, nuevos lazos no pueden ser forjados sobre los viejos, bien lo sabes
- Pero no puedo... No quiero... Yo le amo, no puedo evitar sentirlo a pesar de la traición que recibí…
- Lo sé. Es una difícil situación, hijo mío. Pero debes de elegir entre tu lealtad a ese hombre y el amor al bebé Auril. ¿No deseas verlo crecer? – insistió Thranduil acariciando con sus pulgares las manos de su hijo menor.
- Sí
- ¿No deseas verle caminar, sus primero pasos, sus primeras palabras?
- Sí...
- ¿Quién le dará las lecciones con su pequeño arco y flecha? ¿Quién le enseñara a trepar en los árboles?
- Yo...
- Bien, hijo sólo es cuestión de que te decidas.
- Nadie querrá nadie... ¡No quiero!
Lord Elrond tomó aire, el amor de Legolas por Aragorn era tal, que ni aun por salvar su vida podía negarle, pero debía hacerlo, el juicio entre la vida de los Eldar era duro, pero tenía su razón de ser. Pasaron un par de horas hablando, y Legolas termino por decir, que no se sentía con ánimos de hacer tal cosa, que no le necesitaría y que no estaba dispuesto a manchar la vida de alguien por su propio bienestar. Ambos, Rey y Señor de Imladris, intercambiaban miradas, ya habían empezado a mover las piezas del juego, y pronto llegarían buenas nuevas, no insistieron mas y le dejaron retirarse a descansar, cosa que el príncipe no hizo, subió a ver a Auril, en cuyos ojos veía los del mortal, le llenaban de felicidad y melancolía por el ausente. Deseaba que nunca la traición hubiera llegado a su vida, por que era eso lo que le estaba causando lentamente la muerte.
*~~~~~~~~~*~~~~~~~~~*
Daguel observó como la comitiva del rey regresaba, observó el rostro del rey enjuto, triste y pensativo a la cabeza. Llegaba solo a Minas Tirith, sin el príncipe consorte o el heredero, si es que le había habido.
Había sido enviado a resguardar la entrada principal, pero tenía prohibido acercarse a los recién llegados sea quienes fueran, Faramir había recibido orden expresa de Elessar en cuanto al joven, no le dio mas detalles ni el príncipe de Ithilien se los pidió. Cumplió con alejar de palacio a Daguel, sin darle explicaciones y por boca del segundo jefe de guardias.
Los ojos de Daguel se abrieron dejando a los rayos del sol su color azul, había adelgazado después del rechazo del rey, había palidecido y cumplía con sus deberes como autómata, poniendo casi nula atención a las órdenes, y saliendo poco de la pobre casa en que habitaba, el rey había sido muy tajante al decirle que no le amaba, pero ahora que regresaba solo, sin esperarlo, llegaba una esperanza. Era natural que Legolas le hubiera rechazado, o tal vez llegaba triste por que no hubo nacimiento, tal vez ambos habían muerto al momento del parto y… Ahora estaba libre el rey del elfo, libre para reunirse con él.
Daguel soltó la lanza al perderse el grupo de recién llegados y salió corriendo con dirección a su casa. Estaba en desorden como siempre, sin el calor del horno que usaba su madre, sin mas que restos de comidas en trastos sucios sobre la mesa, con ropa de gente desconocida aun en su cama. Esos días fueron duros para el joven, ya que sólo una mujer forastera de otro reino había aceptado tener relaciones con él a cambio de comida y techo por unos días, ninguno de los hombres guapos quiso compartir su cama dado los antecedentes de Daguel con el rey. Cuando la mujer se entero por los chismes que escuchaba al salir, abandonó de inmediato al jovencito.
El joven guardia ya no conservaba amistades, los pocos con los que hablaba eran compañeros de turno, por que los que hasta hacia poco tiempo los consideraba amigos, le habían vuelto la espalda. Tal vez hubieran consentido alguna aventura con una mujer casada que no armara tanto alboroto, algún encuentro con otro hombre ajeno a la realeza que les sostenía, pero no podían consentir que su roce con el rey, hubiera destruido la familia real, y menos cuando el príncipe consorte esperaba un hijo. El rey no sería el mismo sin el apoyo del elfo, no lo fue durante la guerra del anillo y no lo sería después sin su presencia. Eso era lo que mas le reprochaban, era lógico esperar que alguien con semejante poder tomara alguna noche a otro compañero, y podían aceptarlo, pero ahora que estaba un bebé entre los dos, era difícil perdonarlo.
Daguel se pasaba malas noches y peores días, como sonámbulo hacia sus guardias, recordando y viviendo en sueños, conteniendo los suspiros para evitar las burlas. Era difícil cuando el primer amor sólo es un juego para la pareja. Daguel había entregado su amor y esperanza y ahora recibía su pago por enamorarse de quien no debía.
Y tomó un baño con agua fría, y peino sus dorados y opacos cabellos untando un poco de aceite para hacerles brillar un poco, y encontrando bajo su cama y las ropas ajadas de la mujer, un recipiente pequeño con perfume, unto un poco en su pecho. Enjuago su boca, repaso sus facciones en el espejo polvoriento y salió en busca de una nueva oportunidad.
Aragorn también había tomado un baño caliente a diferencia de Daguel, también había peinado sus cabellos y cambiado sus ropas polvorientas del camino. En cambio, llevaba una sonrisa en su rostro, repasaba la habitación de su bebé, estaba contento al recordar su hermoso rostro cuando dormía con sus ojos cerrados, de sentir sus manitas entre la suya gruesa y áspera. Como, cuando le sacaba al sol, entornaba sus párpados para evitar que los rayos de Anar le afectaran. Siendo medio elfo, no tenía aun el gusto de conocer las caricias del bello astro sobre su cabeza. Mando retocar con un poco mas de azul la habitación y empezar a fabricar otros dos caballitos de madera, en su mente pensó llamarlos Arod y Hasufel, en recuerdo de aquellos dos que había obsequiado Éomer en la travesía por las mesetas de Rohan.
Cojeando un poco, por el mal paso que dio durante el viaje, se dirigió a sus nuevas habitaciones reales en el mismo piso, más grandes que las primeras, mas alegres y adecuadas para la pareja e hijo.
Estaba pasando por el pasillo regresando a su habitación, necesitaba descansar un poco antes de hablar con Faramir, que amablemente le había recibido a su llegada. Necesita preparar todo, dejar Minas Tirith listo para cuando Legolas regresara con Auril a su "nuevo" hogar. Conservaba la esperanza, si Legolas le amaba aun todavía ¿Qué podía hacer si sólo necesitaba un poco de tiempo para convencerle? Le amaba y no iba a perder la oportunidad de demostrárselo. Ninguno de los malos recuerdos que hubo en el pasado residía ya en el palacio, la cocina estaba en proceso de cambio a otro lugar, las habitaciones eran nuevas en diferente piso, la habitación del pequeño Auril estaba casi preparada para recibirle, y se ubicaba a un lado de las nuevas habitaciones reales. Todo parecía ser nuevo, y bañado con rayos de esperanza.
* En el recuento de los daños,
Del holocausto de tu amor…
Son incalculables e irreparables…
Hay demasiada destrucción…
Abajo en las escaleras se escuchaban murmullos, los guardias discutían y trataban de bajar la voz, seguramente para no molestarle. Asomó un poco la cabeza y reconoció el timbre de voz. Daguel regresaba nuevamente, tal vez por una nueva oportunidad. Era necesario terminar con ese asunto de una vez, creía haberlo echo antes, pero se equivocaba. Si no había aprendido con la última conversación que tuvieron, tal vez los golpes lograrían hacerlo. Pero si los guardias lo hacían por la fuerza, conocía que Daguel no cesaría hasta hablar con él, y si al joven se le ocurría presentarse con Legolas y Auril en el palacio, Legolas desconfiaría de él nuevamente. Eso no podía ocurrir, no iba a arriesgar todo por lo que había luchado y sufrido por la obsesión de un jovencito. Le dolía un poco destruir el corazón de Daguel así, pero todos sufrimos descalabros en nuestra vida amorosa, no sería la última vez que le ocurriera, aun era joven y lleno de vida.
* Lágrimas que no consiguen,
Apagar el fuego que hay en mí,
Hay ilusiones muertas por doquiera,
Sólo quedan ruinas en m
- Te hemos dicho que no puedes subir
- Pero debo de hablar con el Devon – insistió Daguel entre los dos guardias que le impedían el paso
- ¡No! El rey fue tajante en sus órdenes, nadie debe de molestarle, tu mucho menos. ¡Vete!
- Pero debo hablar con él, ¡seguro y me espera! – exclamó esperanzado.
- ¡Lárgate de aquí si no quieres que te saquemos a golpes!
- Vamos, Devon, Señor Matlos, ¡soy su compañero! ¡No sean así!
- No nos importa si eres nuestro compañero, ¡este no es tu sitio! ¡Así que vete!
* En el recuento de los daños,
Del terrible choque entre los dos…
Del firme impacto de tus manos,
No sobrevivió mi precaución…
Los tres forcejeaban, los guardias no deseaban hacerle daño, sobre todo el más joven, Devon, que una vez fue su amigo de niño, pero al otro más experimentado no le importaba amoratar el rostro del lindo jovencito. Le despreciaba por sus preferencias.
* En el recuento de los daños,
Me sales debiendo tantísimo amor
Que no puedo creer en lo que escuch
Como puedes decir, que te olvidare…
A punto estaban de liarse a golpes, cuando el rey bajo por las escaleras, Elessar llegaba con el rostro enfadado por causa de los gritos que hacían eco en el salón, y por que el dolor de su pie le molestaba por el trabajo que hizo al bajar de prisa.
- ¡Silencio! ¿Qué es lo que sucede aquí?
Los dos guardias se congelaron al escuchar la voz del rey, Daguel se inmutó y no pudo creer que Elessar hubiera bajado a recibirle.
- ¡Elessar! He venido... He venido a hablar contigo. – dijo el joven guardia recuperando su valentía, no podía quedar mal delante de los guardias.
- He dicho que no quiero recibirte, que no quiero saber mas de ti ¿Es que no entiendes mis palabras? ¿tu necedad ha cerrado tus oídos?
Los guardias se hicieron a un lado para dar paso al rey.
- Elessar, mi señor, mi rey… Sé que hice mal en llegar a su habitación, sé que cometí un error en entrar al baño y…
* Oh! No, no, no, no…
No, no puedo reponerme
De ese beso que me sube al cielo,
Que es el mismo
Que ahora me hunde en el infierno
¡Ooh no! ¡Ooh no!
Elessar se apresuró unos pasos y tomó al jovencito de un brazo apartándole de los guardias, a quienes hizo seña de que se retiraran, por sólo que estuviera el soberano ante el joven guardia, era lo suficientemente fuerte para poner a Daguel en su lugar sin la ayuda de sus leales soldados. Ambos guardias hicieron una reverencia y se alejaron, no muy lejos, sólo lo necesario para no estar a la vista del rey, no querían perderse de las revelaciones escandalosas entre esos dos.
* ¡Oooh! No, no, no, no…
No, no puedo reponerme
De tu forma tan cruel de abrazarme,
Si sabía que no ibas a amarme
¿Qué ganabas?
¿Qué ganabas?
Con besarme.
Daguel sin embargo, viendo que ambos estaban a solas al pie de las escaleras se echó a sus brazos rodeándole el cuello, tratando de besarle en la boca.
- Daguel, ¡por favor! – exclamó el rey zafándose de su abrazo.
- Te amo, y no puedes hacer nada para remediarlo. – respondió sonriendo a pesar de que sus brazos estaban ceñidos a sus costados por las manos del rey.
- ¡Olvídate de mí! ¡No quiero más problemas! ¡No quiero nada contigo!
- Pero yo sí quiero todo contigo, verás que estaremos bien los dos.
- ¡No! ¿No entiendes? Mi vida tiene una nueva oportunidad, la luz alumbra nuevamente y no quiero más nubes, búscate a otro, ¡yo no puedo amarte! – exclamó zarandeando un poco a Daguel como para despertarlo de su sueño.
- Pero Elessar, ahora que estas solo, ahora que has visto que él no puede amarte como yo…
- ¡No te atrevas a decir eso! No puedes saber lo que hay en el corazón de mi esposo
- ¿Haldir, tal vez? – aventuró a decir el joven soldado.
Un golpe calló su boca, y los guardias se espantaron al escucharlo hasta su refugio, tan fuerte y sonoro como si estuvieran delante de ambos.
* En el recuento de los daños
Lo material todo lo perdí,
Perdí mi casa y mis amigos,
Todo lo mío te lo di.
- ¡No te amo! – gritó Aragorn enrojecido de furia - ¡Te lo he dicho de mil formas y siempre regresas! ¡Desde este momento quedas fuera de mis soldados! ¡De mi gente y mi protección!
- E.. elessar…
- Traté de ser bueno contigo, trate de entenderte pero después de tanto hablar tus oídos se niegan a escuchar… - dijo Aragorn furioso por la necedad del joven - Ahora, ¡lárgate!, no deseo verte en mis dominios, no deseo verte nunca mas ¿Entiendes?
* Entre los desaparecidos:
Mi resistencia y mi voluntad,
Y hay algo mutilado que he pensado
Que tal vez era mi dignidad…
Daguel tenía una mano en su rostro, sintiendo la sangre caer de su labio partido, con las lágrimas mezclándose con su sangre, escuchó lo que el rey ordenaba a sus compañeros.
- Llévenselo, que tome algunas de sus pertenencias pero que para mañana en la mañana este fuera de los límites de Gondor, que le reciban donde puedan, pero no aquí.
- E.. Elessar… yo… yo… ¡No puedo estar lejos de ti! – gimió Daguel cuando sintió a sus compañeros apresándole.
- Es suficiente Daguel, guarda un poco de dignidad por tu persona y no sigas con esto… ¡Entiende!
Los guardias lo tomaron de ambos brazos, y casi arrastras le sacaron de palacio, y ante la mirada de todos le escoltaron hasta la puerta de su casa, donde Daguel cayó de rodillas, acompañando a las gotas saladas que caían al piso, le habían despreciado, le habían roto el corazón de la manera mas dolorosa y… dolía mucho, y todo el dolor lleno su corazón y le oscurecía la vista y la razón. Del amor al odio sólo había un paso y Daguel terminaba por darlo.
* ¡Oooh! No, no, no, no…
No, no puedo reponerme
De tu forma tan cruel de abrazarme,
Si sabía que no ibas a amarme
¿Qué ganabas?
¿Qué ganabas?
Con besarme.
TBC…
*~~~~~~~*~~~~~~~*~~~~~~~*
Este capítulo, eran dos, pero por fuerza les hice uno. Ahora vendrá lo bueno. Muejejeje (Risa malévola) Seré mala… XD
The Balrog of Althena.- ¡No! No estarán juntos, soy mala y ahora me divierto.
Any.- El bebé tiene esos ojos de Aragorn que vigilan a su ada todo momento.
Alym.- ¿Extrañas a Haldir? Yo también. Bueno, hablamos por MSN y os di ánimos. ^_^
Laripochi.- Un día deje una imagen del bebé en la comu, no sé si la viste, era el bebé Greenleaf de Shadowess. :-P
Monce.- ¿Boda de Aragorn y Legolas? Veré que puedo hacer, todo se puede ^_^
Iona.- Ô.ô No sé que es hacer barra, pero creo yo que es algo bueno, no sé. :-P Ya comenté por algún lugar que seguiré con "Reencuentro" y "Aurora" una vez que termine este, sino, se me va la inspiración. ^_^
Kel.- *Jun pasa un pañuelo a Kel y le da un abrazo* ¡Sí! Aragorn sufrirá, y yo la pasare muy a gusto entonces, pero no te preocupes tanto que me apoyaras… Eso creo. :-P ¿contenta con Daguel o le doy mas? ^_^ ¡Me dio penita el pobre!
MelianWB.- Bueno, creo que Haldir tiene seguidoras, por eso lo quiero mucho. Escribir es difícil cuando no tengo inspiración, pero creo que por ahora va bien. Besos
Ceili-Boy.- Gracias por tus palabras, ¿Haldir de padrino? Jejeje… Interesante, mientras padrino y rey no terminen ahorcándose. ^_^
Lanthir.- Sobre las ideas feministas, las comparto contigo, y espero que conforme pase el fic, te sientas feliz. Contigo tengo deuda enorme, por el fic de XLG ;_; ¿Me das una prorroga para terminar este fic? ¿sí? ¡Po favo! ~_~`
Reiko_Noriko.- No problem con la votación. Se agradece el gesto. Legolas semi perdonó a Aragorn, pero el rey debe de sufrir.
Daniela_Bloom.- ¡Sí! Legolas merece más. Y el rey debe de responder. Qué bien que ya estas mejor de mano y salud. Nop, no me ha dado tendinitis, ¿mm… podría usarle para no ir a trabajar?, :-P
Txiri.- ¡si! Tal como decía, ¡Aragorn debe de pagar! Qué no es tan fácil perdonar…Muejejeje
Integrachan.- Supongo que andas de prisa ^_^ Mil besos, pero ¿Qué significa Sugoi? Perdón, me sonó a ¡Pattoi, Pattoi! como decía el rey en los "Samurai Pizza cat!…:-P
Nina.- No, no dejare a Haldir solito, Alym aboga por él, ¡y yo misma! ^_^
Forfirith.- Creo que no eres la única que no quiere a Haldir, no sé si lo hice demasiado bueno, o por que hace pensar al elfito ;_; ¡Gracias por tus palabras!
Bishoujo_Hentai.- ¿dopados? Ô.ô Jajajajaja… no sabes como me reí con tu review. Besos
Nessimelle.- Sí, Ned Nelly es buena, mas por OB, ;_; ¿aún no lo perdonas? Bueno, le haremos sufrir my preciouss.
Abysm.- Una mas que se une al sufrimiento de Aragorn. ¡sí! Por suerte yo sí sé como terminarlo (espero) ^_^ Mil gracias por tus palabras. ^_^ Espero y no me dejes en ascuas con tu fic
Free_my_mind.- Legolas se sorprendió de ver a Aragorn allí, y hacer lo que hizo.^_^ Gracias por tu mensaje.
Shanna.- Mil besos y gracias por todo el apoyo por mail que me haces favor de dar. :-D
Diane Greenleaf Malfoy.- ¿Final trágico? Ô.ô ¿Yo escribir algo así? Snif.. snif… Bueno, al menos no hasta ahora. :-P Besos De los demás, ¿qué te puedo decir? No los olvido. ^_^
Azalea.- Bien, a mi me gustan los ojos de Aragorn, y Serima, bueno, al fin tuvo noticias.
Grillo.- ¡Ah! Por un momento pensé que sería mi primer "flame", tomatada, o mentada en un fic. Pero he cambiado de parecer y te lo agradezco. Si Tolkien supiera de este fic, yo me moriría de pena, digo, es como ver a mis mosqueteros con slash,¡ y nooo! (Ya les vi y me encantó!) no sé quien te indujo a leer este fic, pero gracias a ella también. El fic es "rosita" a veces pero no puedo evitarlo. Si, habrá dos lemmones. A lo que veo por ahora, Gracias por el review.
PrinceLegolas.- ¿Juntos? Bueno, aun falta poquito. Ya había escrito el fic cuando me leíste la mente, sobre Daguel. ^_^
