Título: Lágrimas

Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, y Haldir no murió, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado) así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS

Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.

En este capítulo, todo está hablado en élfico

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Con excepción de los desconocidos (Auril, Lassel, Aldelas, Serima, Ossmar, Daguel y Lassiriel) que salieron de mi linda cabecita. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas por favor.

34. Ayuda

Puso todo en orden, el reino de Gondor lucía brillante y diferente a hace un año, las calles lucían un poco más verdes, se escuchaban los cantos de pájaros en el aire, la gente se animo un poco mas al saber que el rey partiría pronto al Bosque Verde en busca del príncipe consorte, no conocían detalles de la situación, pero suponían que ambos regentes se habían reconciliado después del nacimiento del primer heredero.

La gente murmuraba en las calles, sabían que debían recibir a un niño, el nombre lo desconocían ya que el rey personalmente quería presentarlo a sus súbditos. Las mujeres discutían el posible aspecto del pequeño, y los hombres aseguraban, que dada la mezcla de razas,  sería un gran guerrero con toda seguridad.

Aragorn había cambiado, mando a confeccionar nuevas ropas para él y Legolas, atestando los cajones con nuevas telas, diseños élficos y brocados de plata. Legolas recobraría su figura, por lo que había visto la última la hinchazón por el parto había pasado, y ansiaba tenerle de nuevo a  su lado.

La habitación de Auril también estaba lista, llena de hermosos juguetes de madera y almohadones de colores, con la cuna de madera de hermoso labrado. Su ropa estaba ya ocupando su respectivo lugar. Sería un príncipe muy consentido y amado por todos. Y ya tanto Melfor como Seris estaban iniciando su re aprendizaje sobre los cuidados y salud de un bebé de raza élfica.

En el salón del trono todo había cambiado, la cola del dragón había desaparecido, y recubiertas los muros de este, en color marfil. Ahora ostentaba en su lugar, las imágenes de Aragorn y Legolas en trajes de batalla, tal como se les conoció en las batallas de los campos de Pelennor. La cocina había sido situada en un lugar distinto, luciendo limpia y ordenada, Serima podría estar orgullosa de ella. Había mas jardines y el verde afloraba con la primavera entrando. El árbol blanco empezaba a mostrar sus hojas primaverales, todo era un buen indicio para el rey.

Aragorn estaba listo para partir, llevando algunos obsequios para el rey Thranduil y uno mas para su padre, en agradecimiento por su ayuda en el nacimiento de Auril. Para Legolas conservaba algo más especial. Faramir fue encargado del reino nuevamente, pero esta vez Eowyn y el pequeño Elboron estaban a su lado, y no a la distancia como hacia tres meses.

El rey partió una vez mas hacia Eryn Lasgalen, deseoso de demostrar en su estancia por  allí, y con la venia del Rey, que el amor que sentía por Legolas era genuino. Había cambiado por dentro y por fuera y deseaba compartirlo. La esperanza brillaba en su corazón, por que sabía que aun Legolas le amaba.

*~~~~~~*~~~~~~*~~~~~~*

Ya habían pasado más de un mes desde que Auril nació, desde la última vez que tuvo oportunidad de verle. Esa noche que le contempló dormido, que beso furtivamente a Legolas en la mejilla, fue su despedida. Ya no deseaba verle ahora que el rey Elessar estaba a su lado, el mismo Lord Elrond lo había dicho, él nunca podía ocupar el lugar de su pareja, y si Aragorn estaba allí, y si Aragorn cuidaba al bebé y se encargaba de la salud de Legolas, entonces ¿Por qué quedarse a sufrir?

Había tenido el privilegio de ver al bebé y conocer su nombre al partir, salió de Eryn Lasgalen, y aunque el rey le pidió que aguardase hasta la recuperación de Legolas, ya que su compañía era placentera a su hijo. Haldir diplomáticamente se negó a quedarse un día mas, entrego unas líneas de despedida al rey, se disculpó con lord Elrond y partió del Bosque Verde solo y triste, contrario a como había llegado. No estaba en su derecho en amar a Legolas, quizá nunca lo estuvo, tal vez nunca hubo esa oportunidad.

Sus hermanos no le esperaban, su gente creyó que pasaría mucho más tiempo antes de su regreso, pero igual se alegraron de tenerle nuevamente al mando de los guardias de Lorien. Era callado como siempre, pero meditabundo cuando siempre era el más entusiasta en sorprender a las bestias que intentaban introducirse a los dominios de los señores de Lothlorien.

Rúmil no se atrevió a cuestionar a su hermano, Orophin en cambio tenía la incertidumbre si Aragorn tenía algo que ver en su silencio, si Legolas le había rechazado. Ambos hermanos no habían tenido mas noticias que la buena nueva del nacimiento del heredero de Gondor, un varón de nombre Auril, que portaba la sangre élfica con orgullo en cuerpo y alma, y que Legolas se recuperaría y llenaría de enseñanzas y riquezas espirituales el alma del recién nacido.

Galadriel había escuchado las noticias al lado de su esposo, y se sorprendió de que Haldir tratara de ocultarle el dolor en su corazón, cuando podía leerlo claramente en su mirada, no podía morir de amor cuando no le había manifestado abiertamente, Lord Celeborn, de cabellos plateados y mirada llena de eras de sabiduría, comprendió al instante lo que los ojos verdes de su valeroso guerrero anhelaban, pero en las palabras de su amada esposa dejaría la responsabilidad de alumbrar un poco su espíritu.

- Dime Haldir que es lo que tu corazón enturbia – preguntó Galadriel una vez que su esposo se march

- Mi señora es la única, que puede ver mi sufrimiento y es una pena para mí que sea testigo de mi cruel tormento.

- No soy la única, puesto que todos los que te aman lo ven reflejado en tus ojos.

- ¡Pero por que él no puede verle! – exclamó Haldir olvidándose un momento delante de quien se encontraba

- Por que su mirada pertenece a alguien más, y ha vuelto sus ojos a él solamente. Pero estoy segura, de que el día que él llegue a necesitarte, tú estarás a su lado incondicionalmente.

- No podría necesitarme, cuando lo tiene a él a su lado.

Galadriel sonrió dulcemente.

- ¿En verdad piensas que es tan fácil remendar lo que han desecho? Para eso se necesita voluntad. La traición no puede curarse por sí sola.

- No entiendo las palabras, y mi corazón se ha confundido aun más por ellas.

- El lazo que Aragorn tendió a Legolas lo ha roto su traición, pero el vínculo que Legolas ofreció a Elessar aun permanece intacto. Es lo que le lleva a su final, y necesita de ayuda para salir del abismo.

- No entiendo mi señora, Aragorn está con él. Sólo se necesitan el uno al otro, yo no puedo hacer nada por que vuelva sus ojos a mí.

- Es cierto, pero nadie puede saber lo que mañana no trae el nuevo sol. No desesperes Haldir, que tu corazón tendrá respuesta.

Galadriel sonrió con aquella sonrisa que iluminaba alegremente rostro etéreo, dejo a su guardián de confianza solo con sus reflexiones. Un mes después Galadriel recibía una invitación de Thranduil, para asistir a la presentación del nuevo miembro de la familia real. Galadriel sonrió a esta noticia, y Celeborn apretó con cariño la mano de su señora apoyando su decisión. Pudieron leer entre líneas la intención que el mensaje llevaba, puesto que no era de común costumbre, el asistir a las presentaciones mas que de los príncipes herederos de las casas reales, y los señores de Lorien, estaban excusados de asistir, sin embargo, deseaban hacer llegar un presente al primogénito de Legolas, olvidándose un momento de la sangre de Isildur que llevaba en sus venas. Haldir sería ese mensajero y sus hermanos asistirían con él al reino de Eryn Lasgalen.

*~~~~~~*~~~~~~*~~~~~~*

Para los dos meses los mareos eran un poco más frecuentes, en general Legolas mostraba su acostumbrada fortaleza, su tiro perfecto y su fuerza característica en su raza, pero cuando el malestar asomaba a su vida, se sentía el más indefenso y débil elfo sobre Arda. Trataba de ocultarlo, pero siempre en compañía de uno de sus hermanos, de alguno de los guardias o de Serima o Lara, le descubrían por la palidez de su rostro o por la manera de cerrar los ojos y tratar de aferrarse al objeto más cercano. Entonces era cuando la compañía tomaba a Auril de sus brazos, cuando le ofrecían asiento o cuando detenían el paseo vespertino.

Al terminar el segundo mes, el desmayo llegó a presentarse dos veces por semana, esto desesperaba al rey, quien maldecía por dentro el daño que Aragorn le había hecho a su hijo con su aventura, Lord Elrond se avergonzaba un poco del hecho de haber contribuido a su educación, pero también había podido observar que durante su estancia en Eryn Lasgalen, Aragorn había mostrado verdadero amor por Legolas y por su hijo, sus palabras reflejaban la verdad de su corazón arrepentido. Pero nada de eso ayudaría a Legolas a salir de la  oscuridad que lo consumía en estos momentos.

El día de la presentación del príncipe Auril a la comunidad élfica del Bosque Verde, llegó al fin. Se presentaba un hermoso bebé vestido de azul, con la pequeña corona plateada que se tambaleaba en su cabeza dorada y hacia relucir el color de sus ojos acerados. Thranduil convocó a su gente, y en medio de sonrisas y vítores, Auril sobresalió sobre las cabezas de los elfos, dominándolos desde su altura, con su inocente mirada, entrecerrando de cuando en cuando por el sol que caía en sus tiernos ojos grises. Se podían observar sus orejas puntiagudas y como sus puñitos estaban cerrados por la sensación de "flotar" sobre los demás.

Legolas estaba a un lado de su padre, vestido de plata llevando su sencilla corona de príncipe, mientras Lassel como príncipe heredero estaba del otro lado del rey, portando todas las insignias que le correspondían. Nada se comento en la reunión de elfos sobre el linaje de los hombres, sólo se alabo y se presentó ante Anar, y muy propiamente a los Valar,  a Auril, hijo de Legolas, nieto de Thranduil y bisnieto de Oropher.

Justo cuando Auril pasó a los brazos de Legolas, y daban comienzo las festividades del día, Tres viajeros cruzaron las puertas del reino y sobresalían entre la multitud por la diferencia de sus ropajes. El rostro de Legolas se iluminó al ver el de Haldir llegar de nuevo a su reino. La felicidad fue tal, que ni uno de los dos separo la mirada por algunos segundos, Thranduil comprendió las palabras que antes había escuchado de Lord Elrond, pero temía la culpa que vendría después de que todo hubiera pasado.

Haldir había estado todo el camino renuente a decir mas de diez palabras a sus hermanos, tenía la sospecha que la dama Galadriel le había enviado con otra intención, pero nunca sería capaz de desobedecer una orden directa de ella o del Lord Celeborn.

- ¡Haldir! – exclamó Legolas llevando a Auril en brazos, con su corona de plata cubriéndole parcialmente su rostro emocionado por la prisa con que le llevaba su padre. - ¡Haldir!

Haldir se inclinó, y presentó a Thranduil que llegaba detrás, a Lassel y a Legolas que le observaba de frente, el obsequio que los señores de Lorien le hacían al recién nacido. Un hermoso arco brocado, réplica exacta pero más pequeña de la que hacia años había recibido Legolas, cuando la comunidad del anillo pasó unas noches en sus bosques.

A las palabras de Haldir, Auril sonrió al reconocer su voz, su corazón y mente no habían olvidado a aquél que le trajo desde la oscuridad cuando estuvo en el vientre de su adar.

Tanto Haldir como sus hermanos fueron recibidos con alegría, como siempre hacían entre las comunidades de elfos en esos días, ya no había por que temer espías, engaños y ataques mas que de las bestias, entre los reinos elfitos. Para sorpresa de Haldir, Aragorn no estaba en el reino, ni se habló de él durante la comida y cena, ninguna palabra respecto a él. ¿Acaso no se habían reconciliado aun? No preguntó, pero estaba al tanto de la situación

La noche siguió con alegría, con danzas vivas, con Serima disfrutando de la frescura de la noche y Ossmar a su lado sonriendo. Legolas había abogado por él, dispensándole de la guardia nocturna para que la mujer no se sintiera tan sola en ese día que debía de ser felicidad para todos. Ossmar no tuvo ningún problema en invitar a Serima a danzar al par de las arpas y alegres cantos élficos.

Auril estaba muy bien acomodado en brazos de Haldir, mientras Legolas había entrado a su habitación a guardar ambas tiaras, la de Auril y la suya. Haldir mientras tanto, fruncía el ceño, por que nunca en su larga vida de guerrero elfo, había tenido la oportunidad de tener a un bebé en sus brazos, y menos uno que hallaba tan cómodos sus fuertes brazos, aun y cuando Haldir no le sostenía de la manera adecuada. Además, el miedo le había invadido al saber que el pequeño Auril aun podía dejarle algún regalo húmedo durante su sueño. Pronto llegó Legolas a salvarle de grave peligro que corría. Le tomó en sus brazos entre una manta que había sacado de su aposento. El bebé estaba rendido y feliz.

El rostro que Legolas tenía cuando observaba a su hijo alegraba a Haldir, que se decía que bien había sentado la paternidad a su amigo. Tal vez cuando él tuviera a su propio hijo podría llegar a sentir lo mismo.

- Mi hijo parece haber hallado buen refugio en tus brazos – señalo Legolas arropándole en su brazo.

- Lo dudo, son brazos acostumbrados a la rudeza, no a la delicadeza con que debe tratarse a un bebé.

Legolas sonrió.

- Creo que es momento de retirarnos, no es hora para Auril aun este afuera, su parte humana aun le hace un poco susceptible a enfermarse. Debe dormir. Pudo terminar con el tarro de Samill que trajiste, sino se lo hubiera escondido.

- Es un dulce muy preciado, supuse que le agradaría.

- Gracias. Ahora, te dejare para que descanses.

- ¿Tú también me abandonas? ¿También necesitas dormir?

- ¿Abandonarte? – preguntó Legolas.

Por toda contestación Haldir indico con la cabeza hacia donde se escuchaban los cantos y la risa de algunas parejas bailando. Entre ellas, Legolas pudo recordar  ver a Rúmil y Orophin acompañando con cadencia, a alguna dama elfa de su reino.

- ¡Ah! Creo que tus hermanos están más dispuestos a divertirse que tu, mi querido Haldir.

- La diversión no es la misma para todos. Yo, por ejemplo, disfrutaría pasar noches enteras hablando contigo, y parecería no aburrirme jamás.

Legolas se sonrojó a su pesar, no era de un buen anfitrión dejar al recién llegado solo entre tantos. Muchos le conocían, pero no tenían la familiaridad de amigos.

- Bien, regresare en cuanto deje a Auril encargado a Tinwelyn, o alguien más que haya quedado en palacio. Al parecer Serima, también disfruta de esta noche.

- Te acompaño entonces, no deseo parecer un tonto tarareando canciones que desconozco de estas hermosas tierras.

Ambos subieron hasta el piso en que tenía su habitación el bebé, Lara también disfrutaba de esa noche bajo la luna, seguramente con su pareja, pero Tinwelyn aparecía como un ángel salvador a tomar al bebé para llevarle a su cuna. Mellina le acompañaba ya que por el ruido no podía descansar, al ver al bebé Auril dormido se animo un poco.

- Sólo unos momentos, no tardaré – señaló Legolas

- No te preocupes, anda, ve a divertirte, Mellina y yo cuidaremos del pequeño Auril.

Legolas agradeció con una reverencia a la hermosa dama elfa de cabellos castaños y largos. Haldir esperaba a Legolas fuera de la habitación, pensando en las palabras de Galadriel que rondaban por su cabeza en ese momento. La música ligera llegaba hasta ese lugar, y parecía invitarles al baile, lento y armonioso, tranquilizante.

Haldir se inclinó ante Legolas, quien le observó con el ceño fruncido ante la actitud del Galadrim. Pronto se vio rodeado por los brazos de Haldir quien le invitó a mover su cuerpo con silencio, siguiendo el suave ritmo de la melodía. 

Legolas se sintió intimidado por la conducta del Galadrim y a pesar de que había sido con mucho respeto, sus mejillas volvieron a colorearse. Las manos de Haldir estaban en su cintura, un poco más arriba, mientras las de Legolas, desacostumbrado a ser tratado como dama, descansaban las suyas sobre los brazos de Haldir. Primero, poco a poco y sin mirarse, tímidos los dos, dieron algunos pasos.

- Me alegro de que este mejor, amigo mío. – susurró Haldir a su oído derecho.

Los recuerdos de Legolas volaron a los momentos más hermosos de su vida, al día de su unión con Aragorn y su primer baile juntos. Penosos ambos ante tal situación, se comportaban de la misma manera con que Legolas hacia con Haldir. Y la melodía hablaba de amor, de ilusiones y sueños compartidos, de la alegría de encontrar el amor verdadero y vivir por siempre en él.

Todas esas emociones olvidadas, las revivió en ese momento, y su corazón sangró un poco mas con el recuerdo, el ancla lo llevaba mas hondo cada vez que pensaba en él, que le extrañaba y anhelaba el pasado. Legolas perdió el conocimiento en brazos de Haldir.

Asustado Haldir le tomó en brazos, le llevó a su habitación, y trató de hacerle recuperar el conocimiento, temía una recaída por el parto, alguna herida de la cual no había sido enterado. Cuando se cercioró que respiraba con normalidad fue en busca del rey Thranduil y Lord Elrond quienes le revisaron. La palidez de Haldir demostraba su preocupación por Legolas, ambos señores elfos decidieron mediante una simple mirada, hablar con Haldir. No deseaban que fuera tan pronto, pero era ya la tercera vez en la semana, y debían actuar con rapidez.

La siguiente mañana, Haldir fue requerido por los dos señores elfos presentes. Al principio Haldir se había asombrado de aun la presencia en el reino de Lord Elrond, creyó que su tarea había terminado con el nacimiento de Auril, pero poco después se enteró que no era así. Los tres meses siguientes al parto aun eran de cuidado para un elfo varón, y aun más cuando este había sido traicionado por la pareja. Legolas era como un barco a la deriva abandonado por su navegante y atado a un ancla que le hundía más y más cada vez. Auril fue capaz de mantenerle a flote, pero ahora, que estaba solo de nuevo, su tiempo era corto.

La razón por la que Legolas había dejado al mortal, se debía a que si quedaba aun mas tiempo a su lado, y con el embarazo, no tardaría mucho en fallecer llevándose al bebé consigo. El poco tiempo que estuvo lejos de él, le sirvió para su embarazo, y a pesar de ser necesaria la presencia de Aragorn durante el nacimiento, después  de éste, su presencia lo que hacia era herirle aun mas.

Le explicaron la situación, no atribuyéndole tarea alguna, le hicieron conocer el estado de Legolas, el resultado que obtendría de seguir así, y la opción que se le presentaba para salvar su vida. Haldir frunció su ceño al conocer la verdad. No sabía que tanto dolor debía de soportar aquél elfo que hubiera sido herido en su amor debido a una traición.

Thranduil en su trono, a escasos tres escalones arriba, Lord Elrond a su lado en el segundo escalón y Haldir de pie, frente a ellos, escuchándole atentamente.

- ¿Entonces, hay alternativa, hay solución para que Legolas se salve? ¿Qué espera mi señor Rey Thranduil, entonces para aliviarle?

- No es tan fácil soltar esa cadena, no cuando el paso que debe dar será de independencia total.

- ¡Pero supongo que Legolas querrá vivir! Por Auril estoy seguro que haría lo imposible por salir avante

- El corazón de Legolas sólo conoce un dueño… Desdichadamente… - señaló Lord Elrond  - Si Aragorn estuviera muerto, el vínculo entre ellos se hubiera roto sin consecuencias, al igual que si Legolas hubiera fallecido.

- Nunca en la historia de nuestra raza, se ha tenido noticias de infidelidad en una pareja de elfos, - agregó Thranduil - aunque las hay frecuentes entre los mortales, a nosotros los Eldar, nos causa mayor dolor. Nos arrastra mientras no rompamos esas cadenas que nos atan.

- Pero si… Si Legolas aun le ama… Pueden volver a forjar sus lazos, una nueva unión entre sus dos almas. – observó Haldir con las palabras que le carcomían el alma al saberlas verdaderas

- Eso es cierto, pero no puede haber nuevos lazos si aun persisten los viejos.

Haldir empezó a opción que Legolas tenía, era doloroso cuando se ama a alguien, desatar los lazos que unía todo un pasado a su lado. Por que eran seis años que habían vivido juntos, felices por lo que sabía, y esperanzados con la llegada del primer hijo.

- Tú que eres su amigo… Tú que has dado muestras de amistad y verdadero cariño al salvar la vida a mi hijo y nieto, ¿podrías… podrías tratar de convencerle de tomar esa decisión? – preguntó Thranduil poniéndose lentamente de pie.

- Mi señor… yo… yo no podría…- titubeó Haldir ante tales palabras pero reponiéndose agregó - ¿Pero no hay algún ritual, ceremonia u oración que pueda separarles?

- Si hay una, pero corre el riesgo, de que no puedan unirse de nuevo… - añadió Lord Elrond adelantándose unos pasos -  A Los Valar no les gusta que se les llame para luego no hacer caso ni respetar sus decisiones.

- Quiere decir, mi señor Elrond, ¿Qué en caso de que Legolas le recite, o lo realice, si deshace su unión con Aragorn, puede que no se acepte que se reuna con él nuevamente?

- Malas nuevas son el menospreciar los regalos de los Valar.

Es importante mencionar, que al mismo tiempo que eran muy bondadosos, a los Valar se les debía respeto y agradecimiento por los dones recibidos. Así como Legolas fue bendecido con la fertilidad, también había castigo si no la tomaba en alta estima.

Los tres estaban conscientes de que Legolas aun amaba al rey, de que a pesar de los errores cometidos, su corazón aun seguía perteneciéndole, y Haldir más que todos estaba informado de eso.

Thranduil se acercó a Haldir y con la mayor humildad  y respeto por el enviado de Galadriel, tomó una de sus manos entre las suyas, Lord Elrond contempló la escena con la serenidad que las más crueles batallas le habían otorgado. Ver a un rey orgulloso como Thranduil abogar por su hijo de esa manera, era un hecho sorprendente.

- No te pido más que lo que tu corazón pueda ofrecerle, no te comprometo a hacer más que escuchar su corazón y exponer tu parecer ante mi hijo. Él sabrá escuchar y tal vez hacerle razonar.

- Pero... mi señor… Legolas… yo… no sé si podría… No puedo prometer que el estará de acuerdo... que él seguirá mis consejos.

- Sabemos que mi hijo puede llegar a ser testarudo, pero él te estima, te tiene por buen amigo y eres ahora, nuestra esperanza. Mis hijos aun no comprenden el dolor que ha atravesado Legolas en estos días, tú has estado a su lado en ese tiempo apoyándole, nunca le has defraudado.

- Y si logro… Y sí Legolas llega a estar de acuerdo, ¿quién… con quién…? – se interrumpió Haldir frunciendo el ceño. No quería escuchar la respuesta.

- Creemos que él sabrá elegir a la persona adecuada. – afirmó Thranduil sonriendo mientras Elrond hacia lo mismo detrás. - Lo único que te pedimos, que te rogamos con el corazón en la mano, es que le hagas entrar en razón. De lo demás, se encargaran los Valar en decidir.

Haldir asintió, recibió un abrazo afectuoso de Thranduil, y pudo por un instante el reconocer el olor de Legolas en él, entre padre e hijo la diferencia era mínima. Thranduil conservaba su juventud y hermosura, muy a pesar de que los años se acumulaban en chispas vivaces en lo más profundo de sus ojos verdes.

*~~~~~~*~~~~~~*~~~~~~*

Para el medio día, Haldir acompañó a Legolas mientras alimentaba a Auril, sólo les observaba y Serima había sido comprensiva al dejar a los dos amigos a solas.

Legolas estaba tranquilo con la presencia de Haldir, mientras daba golpecitos en la espalda de Auril para que aliviara su pancita llena. Nada habían comentado acerca del incidente de la noche anterior, sólo había respondido que se había sentido débil repentinamente, era todo. Pero por la mañana, cuando fue a buscarle para practicar con él su tiro con arco, no le encontró. Le habían informado que estaba en reunión con su padre y Lord Elrond. Supuso entonces, que le habían puesto al tanto de la situación. Le asombraba aun que no hubiera tocado el tema.

- Auril es un bebé muy tranquilo. Pocas veces le he escuchado llorar.

- Sí, sólo llora cuando es necesario. Es un bebé educado que no hace berrinches – afirmó Legolas acariciando la espalda de su hijo

- Es que su adar no le ha enseñado como se deben hacer. – bromeó Haldir apenas sonriendo

- Eso no es cierto, yo no hago berrinches.

- Si los haces, y con frecuencia si se oponen a tu voluntad

- ¡Qué no los hago!.. – exclamó Legolas también bromeando.

Haldir sonrió. Recordó la necedad de Legolas en no querer ser vendados en su paso por Caras Galadon.

- En todo caso, espero aun el tiempo de escucharle hablar, debe de tener una preciosa voz.

El Galadrim tocaba un punto sensible, los elfos aprendían a hablar casi al año, y su voz a esa edad era un encanto lleno de inocencia, si Legolas seguía sin romper el lazo que le ataba al infiel mortal, no estaría allí para verlo.

- Tal vez no esté aquí para enseñarle.

- No puedes decir eso, es tu hijo. Tal pensaría que no le amas

- Con todo mi corazón.  – respondió Legolas dejando a Auril en la cuna, con una cojín detrás para que no girara.

- ¿Entonces que te impedirá verlo crecer, amarlo y educarlo como se debe?

- Mi destino ya no me pertenece…

- ¡Legolas, yo no puedo permitir que te dejes caer así! – exclamó Haldir poniéndose en pie. – ¡Sería como cometer un suicidio!

- ¡Sssh!  Haldir

Haldir no se volvió a sentar, pero dio unos pasos por la habitación, mientras Legolas tomaba el lugar al lado de la cuna de su hijo.

- No me malinterpretes… Yo quiero verlo, quiero estar con él, y daría lo que fuera por estar a su lado cuando elija a su pareja.

- Entonces, ¿qué te detiene para hacerlo? Tú padre está preocupado, tus hermanos también y no puedes dejar a Auril huérfano. Debes hacerlo, nunca has cedido ante una pelea y no creo que esta sea la primera y ultima vez.

- Esta bien. Lo haré.

- ¿Lo… lo harás? – preguntó Haldir deteniéndose en su caminar, asombrado por lo fácil que había sido convencerle.

- Sí, pero deseo que Aragorn este al tanto de la situación.

Eso no era la razón que Haldir esperaba escuchar, Legolas estaba de nuevo aferrándose al mortal.

- ¿Aun piensas en él como tu esposo? No entiendo después del daño que te ha causado, por causa de él tienes este padecer.

- ¡Ssssh! Él ha cambiado Haldir, y aunque mi corazón aun resiente la herida no por eso mi amor ha terminado.

- ¿Y piensas en obtener su consentimiento? ¿Es lo que deseas? ¡Es tu vida y no la de él la que está en juego! – exclamó Haldir acercándose a Legolas

- ¡Baja la voz Haldir! – exclamó Legolas por lo bajo acariciando la espalda de Auril en su cuna.

- Perdona, pero no entiendo tu actitud. Esta forma de someterte a su voluntad, después de lo que hizo... No lo entiendo.

- No pediré su consentimiento, me basto a mí mismo para tomar mis decisiones. Con o sin su aceptación lo haré.

- ¿Entonces, que te hace esperar por él?

- No quiero que malentienda mis actos, no quiero que piense que es una venganza tramada contra él. Simplemente quiero que todo sea correcto.

- ¿Qué todo sea correcto? No es una prueba Legolas, ¡es tu vida!

- Lo sé, Haldir, por favor, necesito tu apoyo, no tu reprobación.

- Perdona. Sólo quiero lo mejor para ti.

Legolas sonrió y tomo asiento nuevamente a un lado de la cuna de Auril.

- Legolas, yo... Entiendo que es difícil, pero tanto tu padre como Lord Elrond están preocupados por tu salud, con el desvanecimiento de ayer, creció mas su preocupación.

- Yo me siento bien. – recalcó Legolas

- Pero llegara el momento en que no tendrás mas fuerzas, y tal vez sea demasiado tarde para cuando... Aragorn regrese.

- ¿Te enviaron llamar para convencerme, Haldir? – preguntó Legolas arqueando una ceja

Haldir dio media vuelta y tomo nuevamente asiento fue entonces, su rostro reflejaba ilusiones rotas. Entonces Legolas no esperaba o tal vez no quería su regreso. Legolas vio lo que pasó en ese momento por el corazón de Haldir.

- Lo siento, no he querido decir que no me alegre con tu llegada. Pero me sorprendió verte de nuevo, después de la manera en que te marchaste sin decirme nada.

- Discúlpame tú a mí, sé que hice mal, pero no he querido estorbar entre... ustedes dos...

- ¡Oh! Yo en cambio tenía la esperanza de que tú hubieras decidido ver a mi hijo. – comentó Legolas olvidándose de las palabras de Haldir respecto a Aragorn.

- En verdad... No era mi intención regresar, tu vida ya tiene suficientes cambios con Auril en ella para que yo piense siquiera en la posibilidad de...  – respondió Haldir mirando al pequeño Auril pasar una mano por su cara.

- Yo mismo no sé que pensar, no sé que esperar, si esta bien o mal en creer en la palabra de aquel que me traicionó.

- Hoy por hoy, preocúpate por ti, el bebé estará mejor si te tiene a su lado, y si aun tu corazón ama al rey de Gondor, vive, para él… o para tu hijo. – sugirió Haldir seriamente.

Los ojos azules del príncipe también se fijaban en Auril, como tratando de obtener una respuesta de su parte.

- Mi padre no estará de acuerdo en que me una a él, y yo tengo miedo de salir nuevamente lastimado. No lo soportaría. No sé que pensar, estoy confundido, tal vez haría mal…

- Yo podría decirte, con la sabiduría de todos los milenios, que sigas lo que te dicta tu corazón, pero como yo mismo no aplico dicho lema, no sé nada respecto a su veracidad.

- ¿No sigues a tu corazón? Entonces, mi amigo, ¿Qué te impulsa a vivir, a seguir existiendo en Arda?

- La esperanza, pero nada se puede lograr cuando aun habito entre las sombras.

- ¿Nunca saldrás a la luz?

- Es la seguridad que me brinda mi cobijo, al igual que tu, temo salir lastimado, pero si no hago algo para ver la luz, nunca sabré si soy capaz de contemplarla.

Al decir esto la mirada de ambos se cruzaba, para después evadirla por una u otra causa, el movimiento de las manos enfundadas de Auril sobre su rostro.

- Te prometo que esperare sólo un poco mas – añadió Legolas esforzándose por sonreír.

- ¿Cuánto es un poco mas? No quiero salir de aquí sin saber que ya estás repuesto, tu padre me mataría si sabe que no hice lo posible por convencerte.

- ¿Tres semanas? ¿Sería un buen tiempo?

- Me parece razonable para la espera de su llegada, pero no creo que en tres semanas tu salud este en buenas condiciones, ya esta decayendo tu fuerza. Si llega a ser demasiado tarde...

- Entonces esperare dos semanas..

Legolas esperaba que Aragorn pudiera llegar a tiempo, habían pasado casi dos meses de su partida, pero él no sabía cuanto más podría estar de pie.

- Además tengo que saber, estar seguro de mi elección, no sé aun quien podría ayudarme.

- ¿Aun no tienes...? ¿Aun no sabes quién...? – titubeó Haldir

- Sé con quien pero no sé si él este de acuerdo en aceptar. Es muy difícil tomar esta decisión cuando no afecta solamente mi futuro sino puede perjudicar al de otro.

- ...

Haldir no pudo evitar sonrojarse, y trato por algún medio de terminar esa conversación, primero la mirada a la puerta, no estaba tan lejos pero necesitaba un motivo para retirarse, ya iba a abrir la boca pero la voz de Legolas le interrumpió.

- Por que tampoco quiero tomar la pureza de una vida, sacrificar los sentimientos de alguien, por algo tan egoísta aunque sea para salvar mi vida.

- Muchos podrán estar deseosos de complacerte, Legolas.

- Sólo habría una persona, a quien pudiera pedírselo. Pero no quiero con esto traer otras consecuencias... No quiero hacer daño... ya es suficiente con lo que yo padezco

- Sólo es cuestión de pedirlo. Nada pierdes con ello.

Legolas observó como Haldir le ocultaba su mirada y como sus hombros se encogían de manera indiferente, a veces podía ser muy frío mientras otras ocasiones bastante cálido y amable. Estuvo a punto de abrir la boca cuando Lara llegó para hacerse cargo del bebé, el rey Thranduil y Lord Elrond les esperaban en el comedor, pues era tiempo de tomar los alimentos de la tarde.

TBC...

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Gracias por los reviews, esto tendrá un final feliz, medio triste pero feliz, y lo seguiré como lo tenía planeado, así que mil perdones. ;_; Aun falta. "Sólo un poco mas"

Lanthir.- Gracias amiga, es que voy en carrera con el fic, y si hago parada para otro corro el riesgo de que le deje de lado...^_^ La mas clara explicación de lo que pasa la tendrá el humano en el siguiente capítulo.

Alym.- ¡Sí! Seré mala, pero Haldir, bueno, no te preocupes, no sufrirá ni le romperán el corazoncito, creo. ^_^

Shanna.- Me alegro de que tengas mejor Explorer. Creo que ya se ve un poquitín lo que querían Elrond y Thranduil. Todo es por el bien de Leggy.

Akhasa.- Espero que ya estén mejor las cosas con Marius, y también ya saber si por fin el baby nos dice que es. ^_^ ¿Reconciliación? ;_;

Forfirith.- Gracias por tus palabras y por la plática de anoche por MSN. Y no, Leggy no se va a casar, no necesita tanto para romper su vínculo con el mortal. ^_^

Lara-Eternal-Anjiru.- Espero y pronto leer el fic de tu cumpleaños, y más deseo que te lo hayas pasado muy bien. Haldir volvió, no por su gusto, pero volvió.

Saori_Makimashi_shinomori.- Atenderemos a tus peticiones, ^_^ Y ya no seré malvada con Legolas, ¿ok? *evil grin*

Ayesha.- El mocoso no volverá a aparecer en un rato, digo, y aun faltan dos slashitos...creo. ¡Espero a mi cumpleaños! ¿Ok? ^_^

MelianWB.- Sí, la historia ya le queda poco, no sé que tanto, pero faltan poquitos acontecimientos. ^_^ Se podría explotar mucho mas, pero no creo que en esta historia. Besos.

Iona.- No problem, con los modismos. Al menos espero haber despejado la duda de lo que traían entre manos los dos señores elfos.^_^

Txiri.- Legolas, bueno, ya veremos. ^_^ ¡Y sí! Aragorn sufrirá, muejeje...

Nina.- Aragorn se enterara, pero no le va a gustar. :-P

Abysm.- El elfito taba enfermito por que el "divorcio" no se firmó por ambas partes. Pero ya lo hará, sino, se muere.

Laripochi.- ¡sí! Me leíste la mente, bueno, casi. Luego publicare de nuevo al Baby Greenleaf de Shadowess.

Bishoujo-Hentai.- Creo que la droga terminó, jajaja... espero y el efecto no traiga consecuencias, aunque si es con slashito, todo pasa mejor.

PrinceLegolas.- No, Legolas no se casara, al menos no lo tengo planeado. Tu sufrirás, yo sufriré y todos flotaremos! (IT) jejeje... algo así.

Integrachan.- Gracias por ayudarme con la palabra y más por dejar reviewcito.

Free_my_mind.- Bueno, por algo Legolas se fue de Gondor, sino, hubiera muerto allí antes del parto. ;_; Gracias por el mensaje.

Ali.- Mi querida abogada del rey, :-P creo que podrías dejar que los papeles de divorcio estén debidamente firmados antes de que el rey quiera casarse nuevamente, que luego o le ayudo. ^_^ ¡Besos!

Angad-666.- Bueno, a mi también me dio penita con Daguel, es que mis chicos malos quiero que lo sean pero por una buena causa… jejeje ¡Y Sí! Espero y pronto continúes y publiques la segunda parte, me dejaste en ascuas!

Daniel_Bloom.- Bueno, tendré que buscar otra excusa para no ir al trabajo… ^_^ Oh! Ya se me hacia a mi que tuviste mucho tiempo sin publicar y temía que fuera por tu salud. Me alegro que ya estés mejor.

Kel.- No sé por que no recibí tu review en el mail, ni el de Daniela, no llegaron, pero al menos apareció.^_^ Bueno, tenía que poner algo mas de Daguel, si el niño no desaparece nomás por que sí. Y bueno, respecto a lo que comentas, pues si. ;_;

Ceili-Boy.- Jejeje.. ¡Bien! Las ideas son buenas, y más cuando concuerdan con mi parecer…De repente me pongo depre y retro con Gloria Trevi. Snif.. ¿Paquita? Jajaja… ¿Cheque en blanco? ¿O tres veces te engañé? :-P

Foxy- Prateada.- ^_^ Es que el baby Leggy y yo tenemos la misma piel, a mi me pasa con mi "Aragorn" particular, digo con mi novio. *^_^* Bien, ya le he dado un besito a Baby Leggy, y ¡oh! A soñar con los ángeles elfitos.

Azalea.- Si, pobre Daguel, digo, se enamoró el tontito, lo malo que no le deja nada bueno.;_; Los señores elfos tratan de salvar a Legolas, pero bueno, creo que no  tratan de separarlo, sino de ayudarle.  ~_~´