Título: Lágrimas
Clasificación: R, totalmente, AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí. No hay Arwen, y Haldir no murió, gracias a los Valar. MPREG totalmente, (Varón embarazado) así que no te gusta, por favorcito, NO LO LEAS
Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo. Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.
Pareja: Haldir/Legolas en este capítulo
CONTIENE LEMMON INDICADO AL INICIO CAPITULO MUY LARGO
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Con excepción de los desconocidos (Auril, Lassel, Aldelas, Serima, Ossmar, Daguel y Lassiriel) que salieron de mi linda cabecita. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas por favor.
Mil perdones por la "revisión" Sigue el mismo concepto pero un poco mas claro. Creo…
36. Tormento
- Hal… Haldir… - exclamó Legolas tratando de ponerse en pie.
Aragorn fue más rápido y le ayudo a erguirse, la vista del Galadrim no le traía buenos recuerdos, parecía que su rostro punzaba aun con los golpes recibidos, que a su mente acudían cuando le vio a un lado de su esposo en el momento del parto.
- Legolas… ¿Te encuentras bien? – preguntó Haldir sin moverse de su sitio. Auril dormía y no deseaba interrumpir su descanso, toda la noche habían pasado los tres, Serima, Haldir y Legolas tratando de hacerle dormir.
- Sí, yo… ¿Podrías darnos un momento por favor, Haldir?
- Sí… claro… - dijo Haldir alternando la mirada entre Legolas y Aragorn.
El rey no había quitado sus manos de la cintura de Legolas y no pensaba hacerlo.
- Pero no te ausentes, por favor, deseo hablar contigo. – agregó Legolas antes de que marchara
- Estaré en mi habitación por si me necesitas – señaló Haldir antes de partir, una ligera inclinación ante ambos.
Cuando pasaron unos momentos, en los que Aragorn esperaba el Galadrim estuviera muy lejos para escucharle señalo:
- No, con él NO. – señalo terminante el rey
- Aragorn... ¡No puedes prohibírmelo!
- No me importa si es con otro, no me importa si es mi padre o mis hermanos, pero con Haldir NO.
- ¡Pero tengo derecho a elegir! – reclamó Legolas frunciendo el ceño ante semejante negativa
- Elige a cualquiera, ¡pero él NO! – exclamó Aragorn poniéndole frente a él, tomándole por los brazos - ¿No ves que el hecho le dará esperanzas? ¿No ves que creerá que le correspondes?
- ¡No! – respondió Legolas zafándose de sus manos - Él sabe que no le amo, no como él quisiera, además, he observado a otros y no tengo la suficiente confianza como con él.
- Pues ve haciendo más amistad, ¡por que Haldir no te tocara!
- ¡No puedes negarme eso! ¡No puedes decirme con quien!
- ¡Lo haré si es necesario y no te decides! Con. Haldir. No. Lo. Harás.
- ¿¡Acaso yo pude elegir cuando te revolcaste con Daguel!?
Aragorn estuvo a punto de darle un golpe a Legolas, pero la mano quedó en el aire. La boca abierta de Legolas y su palidez, le volvieron a la realidad.
- ¿Tú? ¡Tu maldito mortal! ¿Te atreverías a golpearme? – preguntó Legolas enfurecido. Hubiera podido para el golpe, estaba preparado para ello, pero nunca imagino que tuviera que defenderse de él.
- ¡No, Legolas, nunca, nunca! Perdóname. – dijo Aragorn abrazando a Legolas quien trataba de zafarse de sus fuertes brazos. – Es que ese nombre, ese nombre me vuelve loco. ¡No quiero perderte!
Legolas trato de recobrar la compostura, el mismo se perdía a veces en un remolino por todo lo que estaba pasando, Auril, Aragorn, Daguel, Haldir... su familia, todo entraba y salía de su vida tan rápidamente que no imaginaba como es que aun conservaba la cordura.
- Aragorn… entiende que debo hacerlo aunque no lo desee, con él o con alguien mas, pero si lo hago, al menos quiero sentirme a gusto. Yo... no pido nada mas… no me sentiría capaz de confiar en la palabra de alguien más.
- ¿Pero por que con él? –preguntó cruzando sus brazos recargándose en un juguetero.
- Aragorn... Tu menos que nadie tiene derecho a cuestionarme, yo no me estoy dejando llevar por mis deseos ni fantasías, no hay nada carnal entre Haldir y yo.
- Legolas, no seas cruel por favor.
- Suficiente lo has sido conmigo. Esto es por mi bien, por mi salud. Por que deseo educar a Auril y protegerle de sufrimientos. Lo hago por él... Sólo por él.
El rey apretó más los labios, dio media vuelta mientras pasaba los dedos entre sus cabellos agitados. Mientras tanto, Legolas tomó a Auril entre sus brazos, por que con la discusión había despertado y lloraba con tristeza. Auril había sido su fuerza, su único apoyo durante su fuga, su única razón de vivir cuando su esposo le olvidó y despreció, al mismo bebé había relegado, y era el mas inocente de todos.
Aragorn sabía que se podía confiar en Haldir, que no se mofaría de haberse acostado con el príncipe consorte y que el secreto sería bien guardado por todos. Pero la sola idea de Legolas y Haldir besándose desnudos en una cama le carcomía el alma.
- Aragorn, aun no he hablado con Haldir, así que no puede asegurar que vaya a aceptar.
- ¿Y piensas que te dirá que no? – preguntó Aragorn sonriendo cínicamente - Legolas, bien sabes que Haldir está enamorado de ti desde hace mucho tiempo.
Las mejillas de Legolas se colorearon
- Haldir es un elfo de honor, un bravo guerrero con principios, quien a pesar de que me profese ese tipo de sentimiento, tomara en consideración nuestra amistad. Tal vez le hiera con mi solicitud, no quiero poner en riesgo lo que tenemos ahora.
- Pues por esa amistad de la que tanto hablas, lo hará y más si con ello consigue hacerte suyo... – agregó Aragorn con una mueca de burla – Pero tienes razón, puede ser tan tonto en negarse a ayudarte, con lo cuál me alegraría mucho.
Legolas frunció el ceño, se había apartado de Aragorn para acunar a Auril y no creía lo que el mortal decía, tal vez eran los celos que hablaban por él. Por otra parte, en su interior, Legolas deseaba que Haldir le diera una respuesta positiva, no quedaban muchas opciones después de tantear el terreno con amigos de la infancia, sólo Haldir le conocía tanto en el campo de batalla como en lo personal. Había alguien más, pero Legolas no deseaba si quiera pensar en ello, agito su cabeza al recordarlo. Por otra parte, el egoísmo de pensar sólo en su bienestar no le agradaba, tenía que pensar en el corazón del Galadrim.
- No sé que pensar cuando te escucho hablar así, tal parece que no deseas que me recupere, en cuyo caso... No lo haré por ti, sino por Auril.
Y es que el bebé, se veía precioso vestido de azul, con su cabeza de lado, un brazo colgando y el otro doblado entre su pecho y el de su adar. Con su barriguita subiendo y bajando entre suspiros de tristeza.
Aragorn se sintió mal por las palabras de Legolas, debía de dejar de ser tan celoso y posesivo si deseaba que Legolas regresara con él. Pero era tan difícil domar a su corazón.
Tomó aire nuevamente. Las palabras saldrían con pena de su boca y con mucho dolor de su corazón. Pero si deseaba unirse nuevamente con Legolas, debía de ser libre primero de los viejos lazos que una vez le ataron a él.
- Está bien, amor. No me opongo. – dijo Elessar casi sin voz, partiéndosele el corazón con tal decisión.
- Lo dices... ¿Lo dices en serio? – preguntó Legolas asombrado.
- Sí mi amor. Resistiré, todo lo haré por ti.
- Gracias – exclamó Legolas sin aliento
- Pero será rápido.
- ¡Aragorn!
- Y no es necesario que se desvistan…Sólo lo necesario
- ¿Qué dices?
- Y a oscuras, - enfatizó Aragorn nervioso - no quiero que la tentación les lleve a mas
- ¿Qué? – frunció Legolas el ceño, no creyendo lo que escuchaba
- Nada de besos, ni abrazos. Estaré afuera esperando por ti, por si se te ofrece algo.
- No, Aragorn… - sonrió Legolas al advertir el nerviosismo de Elessar
- Y pueden hacerlo de pie, no quiero que pasen mucho tiempo acostados…
Legolas sonreía, sabía que Aragorn era celoso, y estaba nervioso, y tenía miedo tanto o más que él. Pero todo lo que pedía era absurdo, por lo que supuso que Aragorn bromeaba, pero el mortal podía ser muy celoso y aun le creía capaz de ello, pero sería una situación, muy incómoda para los dos. Los celos eran terribles, él mismo los había probado pero no pudo hacer nada para evitarlo. Notó que Aragorn temblaba de los nervios pero seguía firme, le dio un beso en la mejilla, paso a Auril a sus brazos después de besarle también y fue a hablar con Haldir.
Haldir esperaba no en su habitación como había dicho a Legolas, sino fuera de ella, recargado en la barandilla del pasillo, observando como los elfos iban y venían al desempeñar su trabajo, una sonrisa en los labios de Serima pudo distinguir desde su altura, la mujer estaba feliz y contenta, lucía radiante con un vestido de origen élfico en color verde, que hacia resaltar el color ardiente de su cabello. Sin embargo, no por la felicidad que sentía, sus manos se enredaban una en la otra en signo de preocupación.
Haldir sonrió por que se imaginaba lo que había pasado, por la mañana había visto pasar por los corredores a Ossmar vestido con sencillez y galanura, luciendo en su peinado las trenzas que denotaban su carácter de guerrero, llevando una cajita de madera entre sus manos, tratando de ocultarla de la vista de los curiosos. Ansiaba poder compartir esa felicidad algún día, pero tal día parecía que nunca llegaría. Suspiró.
- Haldir, me alegro que aun te encuentres por aquí. ¿Te he hecho esperar demasiado?
- ¿Ah? – preguntó Haldir saliendo de sus cavilaciones – No, no, apenas y pasaron unos momentos.
- Aun así me disculpo por la demora, ¿podríamos hablar un momento? Es sobre una materia muy importante que deseo consultar contigo.
- Vamos al jardín, allí disfrutaremos de los rayos de Anar y la frescura de los últimos vientos de primavera.
- Me complacería un lugar mas privado, lejos de la vista de los demás
Haldir frunció el ceño.
- ¿Deseas entonces ir al salón del trono? Creo que tu padre ha salido a su recorrido por su reino. Lord Elrond le acompaña.
- No, no, aun las paredes allí podrían oír. ¿Podríamos entrar un momento a tu habitación? Aquí no hay nadie que nos vigile.
Ambos entraron justo en la habitación mientras los ojos posesivos de Aragorn los observaban.
Después de tomar asiento, Legolas en la cómoda silla de la habitación, y Haldir junto a la mesita de noche, dispuesto a escuchar, el príncipe tomo la palabra.
- Tú sabes, mejor que nadie, por lo que estoy pasando en estos momentos.
- Ciertamente
- Y aun es mas, que estas enterado de lo que he sufrido y atravesado desde aquella fatídica fecha.
- Lo sé.
- Además... no eres ajeno a la encrucijada que vivo, cuando él se ha presentado nuevamente ante mí...
- No tienes por que explicarme, lo he presenciado todo. Te entiendo.
- Y bien, mi padre y lord Elrond, deseosos de ayudarme han...
- Legolas... Creo que todo esto no es necesario. Y me pone más nervioso cuando usas tanto preámbulo en nuestra conversación, ¿por qué no me dices que es lo que deseas? Presto estoy a servirte.
Haldir tenía en mente, que tal vez Legolas le deseaba como mensajero para buscar otra opción con la Dama Galadriel, para ir en busca de Gandalf por si estaba en conocimiento de otro hechizo, pero sabía que era tarde para eso, y si Elrond, el mas grande curador de toda Tierra Media, no daba con otra solución, no sabía que mas podía aportar.
- Bien, yo...
El Galadrim de cabellos plateados y lisos, notó que Legolas ya no le miraba como cuando habló anteriormente. Legolas buscaba respuestas en el librero, en la mesa del espejo, en los colores de las flores ostentadas en el florero, en su arco colgado en la pared de la derecha, un hermoso arco por cierto, ¿por qué no le habrían obsequiado uno de ese tamaño? ¿Acaso la dama Galadriel pensaba que no podía manejarlo? El suyo era un poco más pequeño, y es que tal vez la altura, por que Haldir era un poco mas alto que él, y por consecuencia sus brazos eran más largos y...
- Legolas... ¿Qué es lo que necesitas, amigo? Con gusto te ayudare
- Bien, Haldir, tu sabes...
Haldir sonrió, ¿iba a empezar nuevamente?
- Yo, yo deseo librarme de mis ataduras, por que mi salud empeora a pesar de lo mucho que he tratado de ocultarlo... Es difícil la solución, pero Lord Elrond ha dicho que es la única alternativa, y es raro dar con ella, ya nunca en la historia de las uniones élficas se habían dado con un caso de infidelidad, excepto por una vez, parece ser.
- ¿Sí? ¿Deseas que te ayude a buscar otra solución? Tal vez la dama Galadriel sepa algo al respecto...
- No Haldir, deseo que tu formes parte de la solución.
Haldir quedo sin habla. Le miraba sin mirar, por que sus oídos no podían creer lo que escuchó, y más aun cuando lo interpretó. Creyó que Legolas no tendría problema en encontrar entre sus amistades a aquél o aquella que le hicieran olvidar a Elessar durante una noche, pero nunca pensó que sería él. Mas cuando el tiempo se terminaba y suponía que Legolas ya debía haber elegido.
- ¿Formar parte? ¿A que te refieres con... "formar parte"? – preguntó para no errar de manera vergonzosa.
- Tu sabes a que me refiero Haldir- dijo Legolas al momento que se ponía en pie – Quisiera tener el honor, mas bien, el atrevimiento en preguntarte si deseas ser mi pareja en esta ocasión tan importante.
- ...
- Pero a la vez, no deseo que nuestra amistad se arruine, y mucho menos que salgas herido en tu amor propio, o en tu orgullo, no deseo usarte ni jugar contigo, por eso hablo con total franqueza, así deseo que me respondas, querido amigo.
- ...
- Tal vez, lo que necesitas es tiempo, ¿no? Me estoy precipitando, pensando en que podías responder ahora, y no es mi intención presionarte. – agregó Legolas tratando de sonreír.
- ...
Legolas se encontraba ya frente a Haldir, quien se aferró al marco de la mesa con la mano derecha, por que la otra se encerraba en un puño, apretaba los dientes y sus labios formaron una sola línea.
No había respuesta, y allí estaban los dos, mirándose sin decir palabra alguna. Legolas recapacito, tal vez había ido demasiado lejos, había cometido una barbaridad al pedírselo de esa manera, pero tenía que hacerlo. Ahora creía comprender que había caído en un error. Seguramente Haldir se sentía ofendido, herido al saber que sólo para eso le necesitaba. Seguían transcurriendo el tiempo y Haldir seguía paralizado.
- Bien, comprendo que tu respuesta sea negativa... Te pido por favor, que olvides mis palabras, y me disculpo por ofenderte. No ha sido mi intención, no deseo perder tu amistad.
- ...
- Ahora, bien... – dijo Legolas dando media vuelta y reuniendo todo el valor para volver a repetir su solicitud – Debo... buscar a alguien mas... yo... bueno... Gracias Haldir, por escucharme, no te aflijas por mi, que ya encontrare la manera.
Legolas salió de la habitación, confundido por que no sabía que esperar, con el ánimo por los suelos por que no sabía a quien más acudir, tenía una amiga, pero no deseaba darle de que hablar. Aun y que ella olvidara lo que pasó, no quería que su confianza fuera traicionada.
Haldir seguía paralizado en su habitación, reuniendo toda la información en su cabeza y procesándola lentamente, su corazón palpitaba furioso como después de una larga carrera. Legolas le estaba pidiendo una noche con él, a solas los dos, sin remordimientos ni ataduras, una noche para amarse olvidando el pasado y el futuro. Agitó su cabeza y por fin reaccionó.
- ¡Espera Legolas! – exclamó Haldir saliendo de su habitación - ¡Espera!
Legolas detuvo sus pasos.
- Perdóname Haldir, pero no puedo esperar, necesito buscar a...
- Lo haré. – señaló Haldir seriamente
Los ojos azules de Legolas se abrieron un poco mas captando los ojos verdes del Galadrim.
- ¿Lo... lo harás?
- Sí.
- Pero no deseo que te sientas obligado, no deseo que sufras por mi causa, Haldir.
- No lo haré, no te preocupes por mí, que debo ser yo el que este agradecido por tener el honor de ser elegido para esa noche.
- Pero tu... Tú sabes lo que siento por... él, ¿cierto?
Haldir le colocó sus manos en los hombros y sonrió.
- Lo sé. No temas, no albergaré esperanzas, es un gran obsequio el que me haces, y aunque sea una sola noche, no la desperdiciare.
- No deseo que después puedas sufrir... tanta pena como yo.
- No lo haré, descuida.
Legolas le abrazo, y Haldir le recibió entre sus brazos, sintiendo como la barbilla de Legolas se posaba en su hombro. Ambos cerraron los ojos, y apretaron más el abrazo. Aragorn no se había movido de su lugar, y por la posición de ambos comprendió que Haldir había aceptado. Regresó a su habitación para descargar su furia contra los almohadones y cualquier desdichado objeto que se cruzara en su camino.
Por la noche, Haldir y Legolas hablaron con Lord Elrond. El señor de Rivendel les escuchaba de pie, mas a Legolas que tenía muchas dudas, y Haldir lo percibió. Legolas no quería atar lazos, no deseaba que Haldir sufriera de un roto corazón, por que no habría manera para él en remendarlo.
Elrond tenía una respuesta, primero que todo le daría a Haldir un brazalete de plata, con el cual le protegería de crear cualquier vínculo con el príncipe, le podía llevar en el brazo sin que le estorbara en sus acciones. Además, preparó una mezcla de especies, hierbas y aceites, dulce al paladar y con él, el olvido. Tomo la botella y se la dio a Haldir, podía recordar todo lo demás, pero lo de esa semana noche caería entre recuerdos perdidos, en su corazón no quedaría huella alguna, ni de la solicitud de Legolas, ni de la respuesta dada, pero debía tomarla antes del anochecer de esa ocasión. Haldir la examinaba mientras la tenía en sus manos.
Legolas tuvo una réplica igual de manos del Señor de Imladris, ambos debían tomarla en el ocaso anterior a su encuentro, ¿funcionaría su desligamiento si no le recordaba? A esto, Elrond contestó afirmativamente, y le interrogo sino deseaba tomar a alguien mas, si así lo deseaba, puesto que la mezcla ayudaría en ambos casos. Legolas lo pensó, estar con una dama no sería lo que tenía en mente, no disfrutaría y dudaba en alcanzar el clímax probando un nuevo género. Por que era importante, la objetivo principal del acto era librarse, sacar tanto de afuera como por dentro las ataduras que le unían a su antiguo esposo, y eso sólo significaba terminar, en toda la expresión de la palabra que para un varón representaba.
Aragorn lo había hecho, no una sino varias veces en las noches que compartió con Daguel, y con la primera vez que estallaba su ser con otra persona, así explotaba los lazos que lo unían con Legolas, por que cuando los eslabones se habían vueltos frágiles por el flirteo, la lujuria y deseo, el hecho de ser uno con alguien mas, traía las graves consecuencias que terminaban por terminar con todo, cuando se liberaba su vino con una copa que no le correspondía.
Esto lo ignoraba Legolas, pero con mucho tacto y delicadeza, con el asomo de las pena por parte de los dos elfos rubios, les hizo conocer el fin. Con una sola vez con que se desprendieran a través de la sensación que brindaba el sexo, sería suficiente para romper las ataduras.
Elrond preguntó nuevamente a Haldir, haciéndole participe de todos los pros y contras de aquél encuentro. No, si Haldir aun estaba seguro, seguiría adelante en su idea. Haldir asintió dando vueltas a la botellita en sus manos.
Podía disfrutarlo (Legolas se ruborizo) incluso amarle en esa ocasión, pero sólo sería una, y nada mas, no corría el riesgo de terminar ligado a Legolas, ya que con una sola ocasión no era suficiente para ello y el brazalete le protegía, la sangre élfica necesitaba mas que una ocasión para unirse a otra persona.
Entre tanto, el rey Thranduil y Elessar tenían una charla distinta. Aragorn seguía con la idea de llevarse a Legolas y Auril una vez que todo el "procedimiento" hubiera terminado. Thranduil no estaba de acuerdo, su hijo y nieto no saldrían de allí tan fácilmente.
- Creo que eso es decisión de Legolas, deseo unirme una vez mas a él y reconocer a Auril como mi legítimo hijo, heredero al trono del reino de Gondor.
- Mi hijo no saldrá para que puedas herirle de nuevo. No quiero que sufra más.
- Pero él desea ir conmigo.
- Estoy seguro que recapacitara. Nuestro tiempo aquí casi termina, y pronto marcharemos a las Tierras Imperecederas en busca de la paz anhelada.
Aragorn sintió un vuelco en el corazón.
- ¡Pero no se puede marchar!
- He sentido el llamado del mar, el canto de las gaviotas está en mi corazón y en el de mi gente, Legolas no hará oídos sordos al llamado.
- ¡Pero eso no significa que Auril irá con él! – exclamó Aragorn enfadado - Es mi hijo también.
- Es una pena que el pequeño aun no pueda decidir. – suspiró Thranduil con tristeza, por que sabía que el bebé era en esos momentos la vida de Legolas
- Mi reino tiene esperanza en mi hijo, Legolas no puede negar eso. Es MI heredero.
- Aun no es tiempo, Elessar, discutiremos después, si mi hijo desea unirse a ti una vez mas, no insistiré, pero si aun resiente daño en su corazón, me lo llevare más allá de las costas.
Haldir llegó a la hora convenida, una oscuridad velada inundaba la habitación, el aroma era casi imperceptible y dulce. Las cortinas de la pequeña ventana de la habitación estaban corridas, y a pesar de ser apenas el atardecer, la noche ya había llegado con Legolas.
Le encontró vestido enteramente de azul, arreglando al pequeño Auril para su paseo de la tarde, él aún no podía llevarle solo a través de los bosques, sus fuerzas le abandonaban después de una hora de camino, pero al menos valoraba esos minutos preciosos al lado de su hijo.
Legolas se encontraba de espaldas, poniendo los pequeños zapatitos azules al príncipe Auril, que se mostraba inquieto por haber recién tomado sus alimentos. Tenía puesto un gorrito también azul que hacia juego con su chaleco bordado con finas hebras de plateadas en el pecho. Tenía la figura de un arbolito blanco sobre su pecho.
Haldir se acercó por un lado y el bebé que agitaba sus manos arriba y abajo, le sonrió al reconocerle. Legolas no pudo evitar sentirse contento al ver que su hijo aun recordaba a Haldir, aun afuera del vientre.
- Buen día pequeño Auril
Auril se emocionó, agitó mas sus manitas al escuchar su voz, sus pies también se movían y se sonreía. Haldir le saludó poniendo su dedo índice cerca de la mano del bebé para que le pudiera tomar, así lo hizo el pequeño y apretó con todas sus fuerzas.
- Has llegado temprano, y aun no termino con el bebé, dame un momento y enseguida estaré contigo.
- No te preocupes, si acaso interrumpo algo importante, entre padre e hijo volveré mas tarde – señaló Haldir mientras Legolas tomaba al pequeño en brazos. Su dedo aun estaba preso por el bebé.
- No, desearía que esperaras por favor – dijo Legolas sin percatarse del leve rubor que subió a las mejillas del Galadrim – ahora regreso, no tardo.
Haldir acarició la cabeza del pequeño que se recostaba en el hombro de su padre, y quedo fuera de la habitación de Legolas en el pasillo. El príncipe regresó ya sin Auril momentos después.
- Sígueme por favor – solicitó Legolas con una sonrisa. Subieron las escaleras y entraron a una nueva habitación.
- He dejado ya a Auril con Serima, creo que no quería dejarme ir, pero tendrá que estar un buen rato sin mí, ella y Ossmar han salido a dar un paseo, espero y no le afecte.
Cada palabra que decía Legolas le causaba asombro. Observó el lugar que Legolas había elegido para liberarse de sus cadenas, tan fresca la habitación, tan grandes los almohadones, se preguntaba como alguien como él, pudo resistir las inclemencias del tiempo en sus días con la comunidad del Anillo.
Vio la mesita debajo del espejo, estaba la botellita del olvido vacía, Legolas ya había hecho su parte y no pudo dejar de sentir dolor al descubrirlo. Él por su parte, debajo de sus ropas ostentaba el brazalete plateado en el brazo. Suspiró.
- Como ves, - interrumpió Legolas - La cena ya está servida, por lo mismo no quise hacerte esperar, ¿me harías el favor de acompañarme?
- Será todo un placer – se inclinó Haldir con respeto.
No se había dado cuenta, había pescado y vino, pan recién horneado y otras delicias. Por lo visto, Legolas ya había pasado una parte de su tiempo arreglando el lugar. La noche llegó sin que ninguno de los dos lo advirtiera. La conversación fue amena, repasando los primeros días de las batallas contra Sauron en el Bosque Negro, la belleza intocable de Lorien, el misticismo de Rivendel. Hubo sonrisas, halagos por una y otra parte y remembranzas de los ya fallecidos.
Cuando el vino llegaba a su fin ambos saboreaban el restante en sus copas, Haldir era un buen comensal que disfrutaba mucho de la plática de sobremesa para sorpresa de Legolas.
- Debo confesarte Haldir que esta noche significa mucho para mí, tanto que no deseo que por mi egoísmo se trunque nuestra amistad.
- No es ningún acto de egoísmo tratar de liberarte de esa opresión que está acabando contigo, Legolas.
Legolas no apartaba la mirada de su líquido rojo, de la luz que se reflejaba en el proveniente del pequeño candil.
- No es mi intención hacerte daño, no quiero que tu corazón sufra, por que si es así preferiría morir a causarte un mal irreversible.
- No pienses eso, yo soy quien libremente vengo a ti, en tu hora de necesidad, como corresponde a un verdadero amigo.
Al fin Legolas elevó su mirada para encontrarse con la sonrisa honesta del Galadrim sentado del otro lado de la redonda mesa.
- Te lo agradezco Haldir, no sabes lo mucho que me hacia falta escuchar esas palabras. Aun así, no creo ser justo agradeciéndote así, debería yo de premiarte por ello.
- No hay mejor recompensa que la que me brindas con tu compañía y el que hayas pensado en mi, me regocija aun más.
- Entonces, ¿quedamos con que no habrá reproches? ¿Represalias y sentimientos encontrados por esta noche?
- Ninguno. Ningún compromiso nos unirá esta noche a no ser que sea nuestra amistad. Sin con esto puedes liberarte de las cadenas, dispuesto estoy a ser feliz con ello.
Los ojos de Legolas adquirieron un poco de humo, lo que el Galadrim expresaba para un elfo significaba mucho, que entregara su corazón aun con la conciencia, de ser rechazado, era un suicidio que lentamente le mataría de agonía y tristeza.
- ¡Oh! Haldir tu mereces algo mejor, mereces alguien quien sepa valorar tu cariño y le corresponda como yo nunca podré.
- Ya haces suficiente. Ven
Haldir se puso de pie y ofreció su mano a Legolas, quien dando el último trago a su copa acepto la cálida mano con gusto.
A pesar de lo mucho que se había preparado, de tantos sueños recreados en su mente, de tantas ocasiones con que anheló ese momento no dejo de sentir nervios, esa noche era su noche y nadie mas podía arrebatársela, ni siquiera Aragorn, por que esa noche era solamente para ellos dos, con el fin de ayudar a Legolas, a librarse de una vez de las ataduras que tanto daño le hacían.
Le apretó la mano y suavemente lo atrajo hasta él. Rodeó su cintura con el brazo pero no osó acercarle mas, el contacto entre sus cuerpos aun no se deba. Legolas colocó su mano en el hombro izquierdo del Galadrim, sonriéndole con afabilidad, disfrutando de la mirada de Haldir que le contemplaba como quien contempla a un ángel.
Tan cerca Legolas de él, su aroma fresco y su cabello dorado cayendo por su espalda. Las manos que aun seguían entrelazadas se detuvieron en el pecho del Galadrim. Legolas sintió el golpetear del corazón agitado de Haldir, oprimió levemente su mano para infundirle confianza.
- ¿Sientes miedo Haldir?
- Te temo como la primera vez que mi corazón se abre al mundo, indefenso y totalmente a tus pies.
Las palabras crearon confusión en Legolas, a eso se refería cuando decía que no deseaba hacerle daño, crear lazos, compromisos con Haldir, eran imposibles.
- Si tu corazón sufriera por mi culpa, no me perdonaría y causaría mi muerte aun si me salvas de esta situación que tanto aflige mi alma.
- No pienses eso, que soy él más dichoso al tenerte a mi lado.
- Haldir...
- Legolas...
Sus ojos se encontraron y Haldir fue bajando lentamente a su boca, su estatura distaba unos centímetros de Legolas, pero era los suficiente para dominarle con su mirada, con su arrogancia...
Cuando los labios se encontraron toda una revolución se armo en el cuerpo del príncipe, dudas, deseos, sueños, anhelos, pensamientos fugaces de sus primeros días de amigos. Ambos tenían cerrados los ojos y los labios apenas se rozaron, un segundo contacto, mas dulce y amoroso ocurrió, Haldir atrajo a Legolas por la cintura aferrando su mano a su silueta. La otra, aun yacía entrelazada entre sus cuerpos.
Suaves sonidos, movimientos sutiles, y Haldir experimentaba lo que sólo en sueños había vivido. Consiguió el permiso de Legolas para ir mas allá de la frontera de sus labios y probar la miel de su boca. Le allanó con ternura, tímido al principio para después explorarle, dejar escapar suaves gemidos de profundo placer por una y otra parte. Y cuando el aire se hizo una necesidad, ambos se apartaron, Legolas con una sonrisa evitando su mirada y Haldir con las mejillas encendidas incapaz de articular una palabra.
Aun tomados de las manos Legolas le guió hasta la cama, donde uno junto al otro tomaron asiento. Era una materia difícil de abordar, pero no quería que Haldir sufriera, no cuando no era ese el objetivo, nunca consentiría en hacerlo con Haldir si supiera que destruyó su primera vez sin hacerlo con amor.
- Tal vez este mal en preguntarlo, tal vez no es de mi incumbencia, pero podrías sufrir una cruel decepción si no estás bien preparado para ello... Haldir...
- No – respondió Haldir con frialdad
- ¿No?
- No.
No sabía Legolas si Haldir se refería a lo mismo que él quería preguntar, Legolas deseaba saber si alguna vez Haldir había estado con un hombre, si habían llegado más allá de sus fronteras. Pero la respuesta de Haldir, tan rotunda y sincera le sorprendió.
Ser el primero en un paso tan importante significaba mucha responsabilidad, y Legolas no quería, además, que Haldir fuera iniciado por una razón que no fuera el amor puro que sienten dos amantes en lugar de dos amigos.
Haldir por el contrario, sabía muy bien a lo que Legolas temía preguntar, nunca había estado con hombre alguno, por que sólo en su mente se encontraba él. Había compartido su lecho con damas, cuya profesión les impedía formar lazo alguno con elfos, ya que su deber y afición era brindar placer a cada uno que lo requiriera. Pero nadie le había tomado y él nunca había tomado a elfo varón alguno. Sabía lo esencial por comentarios de otros compañeros y amigos, pero nunca le había puesto en práctica.
Y con Legolas estaba dispuesto a todo, aun a perder esa virginidad que en los hombres era símbolo de poderío en la soltería.
- Si no has entregado tu cuerpo a nadie mas, no soy digno posar mis labios en ese cáliz tan puro.
- No habría nadie más a quien yo entregara mi copa sino es a ti, Legolas.
Haldir posó su mano en la mejilla de Legolas, acariciando y viendo como el príncipe cerraba sus ojos al contacto, disfrutando el momento.
- En cambio yo, desearía tanto sentirte...
- Legolas...
- Romper mis maldiciones, liberar mi cuerpo y alma, hacerme vivir nuevamente...
- Soy tu esclavo esta noche, y nada me complacerá mas que servirte.
- ¡Haldir! – exclamó Legolas abriendo sus ojos para encontrarse con la cercanía de los cerrados de Haldir.
El beso ahora fue apasionado, posesivo cuando sintió las manos de Haldir tomarle de la cintura y acercarle mas a su lado, subir repentinamente a su cuello para acariciarle como siempre había deseado. Legolas, dispuesto a iniciar su independencia, le abrazo con cariño, uno a otro se comía a besos por tanto tiempo de espera.
Haldir paso sus labios de la boca de Legolas a su oreja, besándole con respeto, los ojos del príncipe se cerraban por que nunca boca tan suave se había atrevido a moverle de esa manera, los labios de un elfo eran tan diferentes a los de un humano.
Las manos de Legolas se perdían en la espalda de Haldir, ansiosas de saber que se escondía tras esas finas telas que cubrían el cuerpo atlético del Galadrim, una vez le habían reprimido por eso, y en su inocencia se creyó culpable. Uno al lado del otro cayeron en la cama conteniendo la respiración fatigosa.
Empieza Lemmon hasta el final
Los dedos de Haldir repasaron una y otra vez el cuello de Legolas, para bajar a su pecho y acariciarle con respeto, mientras que la mano libre de Legolas definía los músculos de sus brazos, duros y bien formados.
- Legolas... – murmuraba Haldir al oído del príncipe, perdido entre las caricias dadas y recibidas – Cuanto he anhelado... Cuanto he soñado...
- Haldir... – suspiró Legolas con placer, el cálido aliento del Galadrim en su cuello causaba una agradable sensación, el brazo debajo de él se aferraba a su cintura con extraña posesión.
La mano inquieta de Haldir ahora jugaba con los nudos de la túnica de Legolas, sin ver ni siquiera uno de ellos consiguió desatarlos con destreza, lentamente uno a uno, hasta que revelo sin darse cuenta la fina camisa de seda blanca que Legolas llevaba debajo.
Haldir se irguió, sentándose a un lado de Legolas para contemplarle, Legolas tenía las mejillas encendidas y aun los ojos cerrados. Se inclinó de nuevo para besarle con delicadeza, pues él también disfrutaba el momento y quería aplazarle lo mas que pudiera.
Legolas sintió las manos de Haldir recorrer los botones de su camisa, y cuando le hubo liberado de ella, le detuvo.
- ¿Piensas que tan pronto me rendiré a tus caricias?
Las manos de Haldir se detuvieron, pensó que quizá había sido demasiado brusco, tal vez estaba yendo demasiado rápido y daba por hecho que Legolas también le deseaba. ¿Acaso era que había cometido el más grande error?
Legolas en cambio se sentó frente a él, y sonrió.
- No puedo dejar que mi invitado sea tan mal atendido – dijo Legolas acariciando la mejilla de Haldir quien se derretía al sólo contacto.
- Legolas... yo...
Ahora fue Legolas quien le besó con pasión, desinhibiéndose y tratando de no pensar en él, de no frustrar su intento de ser libre al fin, de disfrutar su noche de pasión sin ningún remordimiento. Se puso de rodillas sobre la cama y tomó a Haldir por el cuello, posesivamente, reclamando sus besos de forma apasionadamente salvaje. No pudo evitar en recordar la primera noche con su esposo, lleno de dudas y temores, creyó que Haldir también le experimentaba así. Se sintió algo culpable, por que Aragorn gobernaba su corazón, pero no era el momento de pensar en él sino nunca terminaría. Titubeó un poco sin dejar desaparecer la sonrisa en su rostro. El recuerdo de Daguel en brazos de su esposo acudió a su mente.
Tomó un poco de aire, un poco de valor para seguir adelante y se acercó al Galadrim.
- Déjame agradecerte, déjame explorarte... Haldir, deseo conocerte
Y todos los sentidos de Haldir se agudizaron poniéndose alerta ante tal declaración. Sintió como Legolas le besaba, como sus manos apretaban su cuello y cabeza para no dejarle escapar, cosa que nunca haría.
Después sintió el abrazo posesivo de Legolas quien apoyado en sus rodillas le fascinaba desde su altura, Haldir impotente se deshacía como mantequilla a las flamas. Nunca imagino que Legolas fuera de tanto carácter en la cama, pero el príncipe ejercía sus derechos de mando. Los besos de Legolas bajaron por su cuello, mientras las manos le abrían camino por las ropas de Haldir, descubriendo sus pectorales, para su complacencia. Le dejó desnudo hasta la cintura, sin ningún tipo de barrera que le impidiera seguir. El brazalete en su lugar como esperaba, sonrió ligeramente al notarlo.
Poniendo sus manos sobre sus hombros Legolas le obligo a recostarse de nuevo, abriendo para él su camisa y revelando su fisonomía superior. Haldir contuvo el aliento, el cuerpo de Legolas aun resplandecía débilmente y su torso estaba tan bien definido como lo imaginaba, sus brazos esculpidos por manos expertas. El cabello dorado coronando esa visión que Haldir ansiaba acariciar. Ni siquiera el embarazo pudo terminar con la perfección del cuerpo de Legolas, una pequeña cicatriz en su vientre era lo único que quedo de ese tiempo.
Mas besos, y Haldir se encontraba a merced total de Legolas, besando su pecho y acariciando sus brazos, uno encima del otro, agitándose como si por primera vez en su vida se entregasen.
- Esto debe de ser un sueño... – dijo Haldir viendo como Legolas le acariciaba con sus finas manos y besaba cada punto de su torso
- No es un sueño, es una realidad que ambos gozamos.- señaló Legolas infundiendo confianza, no miedo ni duda.
- ¡Aaah!
Legolas succionó con gentileza sus pezones, brindándole sensaciones a todo su cuerpo, haciendo caer su cabeza hacia atrás entregándose por completo al príncipe. Haldir ya estaba preparado, y Legolas lo pudo constatar al dar una mirada en la entrepierna del Galadrim, las caricias hacían efecto y mucho le agradaba tener a semejante guerrero rendido ante él.
Y siguió besando y pasando su lengua de uno a otro pezón erecto del Galadrim, arrancando suspiros y gemidos reprimidos de su boca. Deslizo sus manos hasta la cintura de Haldir, para empezar a desnudarle por completo, ahora fue Haldir quien le detuvo. Legolas frunció el ceño, por que no esperaba esa respuesta.
- Después de todo lo que has hecho, no puedo menos que corresponderte de igual manera.
Y Haldir tomo a Legolas por la cintura, poniéndole contra la cama y colocándose encima de él. Tal parecía que ni aun en la cama, Haldir dejaba de prestar batalla.
- ¡Haldir!
Calló su boca Haldir con besos, con caricias en sus hombros, mordiendo con dulzura su lóbulo izquierdo haciéndole emitir suaves gemidos.
- ¡Ah! Haldir...
Y el Galadrim no paro hasta tener la misma respuesta de ansiedad en Legolas, y fue mas allá por que a pesar de la leve negación, desnudo a Legolas y le tuvo como siempre había deseado verle, entre sus brazos, con la noche entera para los dos y amándose como nunca. Y Haldir nunca lo había hecho, pero el rozar a Legolas en su parte más íntima le complació tanto como si fuera el mismo quién recibiera el trato. Se atrevió a colocar su mano en la flecha, obteniendo un pequeño sobresalto del príncipe que no le esperaba.
Las piernas torneadas masculinamente de Legolas le fascinaron, alternaba sus besos entre su mirada al cuerpo etéreo y el masaje que daba al príncipe. Por que le tenía la cabeza en su regazo, apoyada en uno de sus brazos, con el cuerpo extendiéndose ante él libre de ropajes y ataduras.
- Te amo, Legolas...
- Haldir... no...
- Sssh... Mintámonos sólo esta noche.
- ¡Oh!, Haldir.
Haldir gozaba aquel momento, devorando la boca de Legolas mientras las manos del príncipe le obligaban en un abrazo a no separarse. El Galadrim seguía masajeando lentamente, reconfortándose al sentirse amado.
Una vez que ambos buscaron por aire, Legolas besó el vientre de Haldir, arrancando un gemido del Galadrim quien detuvo sus maniobras un instante. Legolas busco por mas, por que su boca estaba a la caza del tesoro que escondía el elfo de Lorien.
- No, Legolas, por favor.
- Haldir, déjame saborearte, tenerte en mi boca.
Un gemido de hondo placer, Legolas había dado con su presa y le besaba en la punta con devoción. Haldir perplejo le miraba desde arriba, impotente ante las nuevas caricias que le ofrecían, con sus labios subiendo y bajando por su longitud, escuchando encima de él la respiración entrecortada de Haldir.
- Legolas... yo nunca... nunca espere que tu... ¡aaah!
- Eres delicioso
La impaciencia por terminar de Haldir se notó en lo agitado de su respiración, pero Legolas deseaba aun prolongar el momento, no habiendo logrado el objetivo principal, podía correrse el riesgo de que no funcionara eficazmente si no se tomaban el uno al otro. Tomó su tiempo para retirar los mallones de Haldir mientras besaba sus piernas reveladas.
- Espera... – dijo Legolas dando un beso cariñoso en la húmeda punta
Legolas fue nuevamente interrumpido.
- ¿Pensabas que todo terminaría aquí, querido Legolas? – preguntó Haldir sonriéndole, nuevamente le sorprendió su actitud – No, no he pasado mi vida entera soñando contigo para que en breves momentos se me esfume mi sueño. Ahora yo soy quien me atrevo a amarte.
- Haldir... – respondió Legolas mientras el Galadrim le ayudaba a colocarse sobre los almohadones
- Esta noche quiero ser merecedor a cada una de tus caricias.
- ¡Oh!
Y Haldir empezó a tocarlo nuevamente, afilando la punta de su flecha hasta casi hacerle dispararse, pero Legolas se contenía a su pesar, por que no era sólo de él esa noche, estuvo en serios aprietos cuando no fue su mano sino su boca tomarle casi por entero. Legolas se aferraba a las sábanas por que la presión en su miembro era mucha, por que Haldir a pesar de no ser experimentado con un varón, poseía la sabiduría sobre sí mismo.
- ¡Oh! No soporto mas... no puedo seguir con esta tortura... – declaró Legolas cerrando los ojos
- Dime que deseas que yo haga, amado mío, y con gusto te complaceré.
Las palabras de Haldir eran sinceras, hubiera podido decirle que le gustaría ser el primero en su vida y no habría reproches, pero un momento tan importante, un deseo tan sublime, no era de su pertenencia.
Legolas se irguió, pero sin salir de la cama tomo la pequeña botellita azul que contenía el aceite indicado. Regresando con Haldir, le colocó la botellita entre sus manos
- Haldir... Ven – declaró Legolas dando la espalda a Haldir al echarse sobre su pecho, con la cabeza de lado descansando sobre los almohadones.
Haldir estaba absortó observando el cuerpo desnudo de Legolas tumbado en la cama, esperando sus caricias inexpertas.
- ¡Oh! Legolas... Yo... yo... yo no sabría como... no quisiera hacerte daño.
- Tal vez nos estamos apresurando... Y aun tenemos toda la noche... ¿No te gustaría venir a mi lado?
Legolas se esforzaba por hacerlo sentir cómodo a su lado, e igualmente tratarlo con respeto, pero no podía negar que el cuerpo de Haldir estaba muy bien formado para no desear probar tantas nuevas opciones con él.
Haldir dejó la botella en la mesa de su lado, a la vista de ambos, se recostó a un lado de Legolas pero conservando la distancia. Legolas sonrió, y Haldir con su mano le atrajo un poco mas, que estuviera tan cerca que pudiera acariciarle y besarle con plena confianza. Primero le beso, y Haldir se sentía en las nubes al sentir la mano de Legolas acariciar su cintura, seguían besándose hasta que sintió la mano de Legolas bajar un poco mas, hasta el miembro de Haldir, el cual se podía enorgullecer de tener un armamento del cual el rey no podría sentir mas que envidia.
- Tantas veces que he pensado en ti...
- ¿En mi? ¡Oh! Haldir si debes de tener cientos de doncellas y donceles esperando una mirada tuya.
- Si es así pues han de saber que no me interesan. Lo que quiero está aquí a mi lado
- Haldir… - respondió Legolas sintiéndose culpable
- Pero no te sientas obligado por ello... Esta noche es tanto tuya como mía. ¿No es cierto?
- Sí... Si lo hubiera conocido antes, Haldir... Tan sólo sí... Me duele no corresponderte...
- Hoy no hay dolor ni reproches, - dijo Haldir acariciando el cabello de Legolas para añadir después - pero ¿Hubiera tenido una oportunidad?
Legolas suspiro en silencio, nunca sus ojos se habían posado en alguien mas que su esposo mas que por admiración, y fue lo que sintió por Haldir hasta el momento de su primer beso, cuando ya era tarde pues su corazón no era mas suyo.
- Mil y una. Muy tarde me di cuenta de lo que sentías por mí. Mi corazón no me pertenecía entonces, no me pertenece ahora.
Ya que nada recordaría, que la noche quedaría perdida, Legolas no oculto sus pensamientos.
- Algunas veces me preguntaba como sería, imaginaba como podía ser el que tu yo estuviéramos juntos.
- Ten por seguro que tu felicidad sería completa, nunca te defraudaría como...
Legolas cubrió su boca con la mano, no quería escuchar ese nombre de sus labios. Haldir la tomo y le dio varios besos antes de agregar:
- Y los hijos que tuviéramos, serían tanto tuyos como míos, por que yo por ti, llevaría uno de ellos en mis entrañas.
- ¡Ah!
No pudo evitarlo, Haldir decía lo que Aragorn una vez temió, Haldir exponía sin pedírselo lo que Aragorn se negaba una y otra vez, para Haldir sería un orgullo, para Aragorn una vergüenza. Aragorn no quiso llevar a un hijo en su vientre, aun así se obligaba a recordar, que la sangre mortal era un poco mas egoísta que la de los mortales. Legolas bajó la cabeza y sintió de nuevo los labios del Galadrim sobre su mano, pasando a lo largo de su brazo hasta llegar hasta su boca.
Legolas abrió su boca a la de Haldir quien pasó su mano por su cintura para apretarle contra su pecho mientras las piernas se cruzaban unas con otras, la mano experimentada de Legolas nunca dejo de tocarle. Haldir le puso encima de él, dejando que los cabellos dorados de Legolas sirvieran de velo para sus rostros. El Galadrim tomo a Legolas por las mejillas y le aparto un momento, quería admirar a ese ser que estaba besándole para grabar la imagen en lo mas profundo de su corazón.
- ¡Oh! ¡Cuánto te amo! – exclamó Haldir antes de besarle nuevamente
- Hal...
Lentamente rodaron un poco hasta que Haldir nuevamente quedo encima, repasando sus labios por el cuello y clavícula derecha de Legolas, quien le abrazaba y reconocía la espalda del Galadrim. Este ultimo busco a tientas la preciada botella, no soportaba más esa visión y quería ya poseerle.
Se irguió y vació un poco en su mano, para lubricar su flecha, la mirada de Legolas le hacia enrojecer por que trataba de hacer lo correcto pero tampoco demostrar que ya tenía dominio del acto. Nunca en su vida había estado con otro varón.
El líquido en su mano también lo esparció entre sus dedos. Legolas entre las dos piernas suyas, acariciaba sus caderas y contemplaba el firme par de muslos que poseía el Guardián de Lórien.
A las primeras intrusiones de la mano inexperta de Haldir, Legolas conservaba los ojos cerrados, no quería intimidarle y confiaba en no asustarle. Mientras que con Haldir pasaba lo mismo, había colocado las piernas de Legolas por las caderas. Con una mano le satisfacía con lentitud mientras que con la otra penetraba lentamente la longitud de uno de sus dedos. Sintiendo el calor y observando cada detalle del hermoso rostro de Legolas.
Para el segundo introducido, sólo hubo un leve gemido, Haldir se detuvo pero no le abandono, siguió masajeando sus capullos con frecuencia hasta que pudo introducir un tercero. Los gemidos volvieron a salir de esos labios tersos y notó que las manos de Legolas se aferraban con fuerza a las blancas mantas.
- Haldir... por favor... – suplicó Legolas frunciendo el ceño
- Legolas...
- ¡Quiero sentirte! – exclamó el príncipe observándole con deseo.
- ¿Ya?
- Sí, hazlo... ¡ya!
La voz de Legolas pidiéndole hacerlo suyo fue suficiente para aumentar sus deseos, bajo un poco las caderas de Legolas, lentamente le abandono y a cada momento se escuchaba un gemir apagado. Haldir estaba nervioso pero decidido, tenía el blanco enfrente y le penetró con lentitud obteniendo como respuesta un gemido más notorio que los anteriores, se detuvo para observarle, el rostro de Legolas se fue relajando poco a poco.
Legolas había vuelto su rostro a la derecha y el cabello ocultaba parcialmente su rostro. Le había dolido mas de lo normal, tal vez hubiera necesitado mas tiempo, pero de una manera u otra lo tenía que sentir. El miembro de Haldir era un poco más grueso y parecía desgarrarle su interior.
Sintió miedo, por que su corazón le dolía, como aquella vez que le vio, como esa vez en la cocina cuando su esposo tenía entre sus brazos a Daguel, sus bocas juntas y sus respiraciones agitadas. Daguel parecía contento, esa ocasión. Las palabras del joven guardia retumbaron en sus oídos. "Yo no podré darle herederos, a menos que hechizos desconocidos me ayuden, pero podré darle todo el amor y las experiencias que él desee. Nunca le diré no..." ¿Por qué tenía que recordarle? ¡Ese joven! Ese joven... Tanta tristeza que padeció...
Aragorn, en otra habitación, sintió también una punzada aguda en su pecho, había dormido a Auril para no transmitirle su ansiedad, pero ahora que tomaba asiento no pudo evitar llevar su mano a su pecho, la respiración se empezó a agitar cuando reconoció en su interior que Legolas había dejado de ser solamente suyo. Por un momento, tuvo el impulso de correr a la habitación y asesinar a Haldir con sus propias manos. No podía permitirle eso, nadie más debía tener a su esposo, nadie más debería hacer el amor con él. Ahora que Haldir lo hacia suyo, se sentía el hombre más miserable de Tierra Media, su traición la estaba pagando muy cara.
Ahora comprendía lo que Legolas había sufrido, de una manera u otra dolía mucho. Su hermoso elfo estaba en ese mismo instante en los brazos de alguien mas que le poseía. La imagen llegaba a su cabeza y su corazón se desgarraba, creyó escuchar un leve gemido sobre su cabeza y le reconoció. Tal vez nadie le hubiera notado, pero fue tan fuerte para él, que casi sintió el aliento de Legolas cerca de su oído.
Legolas abrió los ojos y frente a ellos la luz parecía más deslumbrante y variada, infinidad de colores se revolvían a su vista y el calor que sentía por dentro le revivía. Haldir le había penetrado con delicadeza y sentía ahora el golpeteo de sus caderas, no podía mantener la boca cerrada por que el deseo le hacía gemir.
Que placer estaba recibiendo con la mano del Galadrim y dentro de él. Una y otra vez se agitaban los dos cuerpos y la habitación se llenaba de ruidos pasionales. Los cabellos de Haldir se agitaban y agolpaban en sus sienes y mejillas, le acariciaban los hombros con cada entrada y salida y observar a Legolas en ese estado le animaba más.
- Mmm... Legolas...
- Aaahh... ¡Haldir!
Legolas encerraba la cintura de Haldir con sus piernas, para sentirle por completo, sabía que una mano no le dejaba de bombear mientras con la otra le sostenía cerca de él. El placer era inmenso cada vez que sus ojos alcanzan los verdes de Haldir, y su momento poco a poco se acercaba, parecía que el de Haldir también, por que se interrumpía después de un tiempo en sus movimientos.
- Legolas... yo... aun...
- Quisieras ya… - iba a sugerir Legolas
- ¡No! – exclamó indignado Haldir
Legolas sonrió, poco a poco sintió salir al Galadrim, quien ahora le evitaba con la mirada. Haldir deseaba algo más y Legolas supuso que sería. Todo esa noche uno a otro se pertenecían.
Aragorn repasaba sus oscuros cabellos con su mano, una y otra vez, caminando entre las cuatro paredes que formaban la habitación de Auril. Le observaba dormir de vez en cuando y los rubios cabellos le recordaban los de Legolas, quien ahora estaba con Haldir. Haldir que le veía desnudo, que probaba su boca, que sentía su calor interior, la pasión de sus besos. El rey quería morir, era demasiado el tiempo, ¿tenían que estar toda la noche así? ¿Tenían que tardarse tanto? Cosa de unos instantes debería de tratarse, pero esto ya era demasiado. Salió de la habitación llevando furia en el rostro, el castigo ya era suficiente y seguramente Haldir ya habría logrado su cometido, no había necesidad de mas tiempo entre ellos dos.
- ¡Aragorn! ¿A dónde piensas que vas? – preguntó Lord Elrond, vigilante desde el pasillo
- A separar a Haldir de MI esposo, ya ha pasado suficiente tiempo. – respondió Aragorn enfurecido.
- No será suficiente hasta que Legolas lo decida, sólo él puede saberlo – argumentó Elrond impidiéndole el paso
- ¡A mí me pareció ya lo suficiente! Y no voy a dejar que le siga dando esperanzas a ese Galadrim – declaró el rey tratando de hacer a un lado a su padre adoptivo.
- ¡Aragorn! ¡Detente!
- ¡No! Ya fue suficiente, debe de bastar, ¡No tienen que estar revolcándose tanto tiempo!
- ¡Deberías de haber pensado eso antes de revolcarte tu con Daguel!
- ¡Pero esto es demasiado! ¡No lo soporto! ¡Yo le amo! ¡No tiene por que estar con él!
Las lágrimas resbalan por el rostro del mortal y su padre se compadeció de ello. La furia estaba en su rostro y las gruesas lágrimas de impotencia les retiraba con enojo. Aun así no iba a permitir que nadie interrumpiera a la pareja de elfos que en el siguiente piso se daban amor uno al otro. Lord Elrond le abrazó tratando de contenerle y Aragorn descargó sus frustraciones en él, por que las lágrimas salían con cada respiro sin detenerse. Su pecho le dolía, le estaban matando lentamente y sabía que Legolas había recuperado su libertad. Nunca hubiera hecho lo que hizo si hubiera sabido que tendría que pagar tan caro.
- ¡Padre! ¡Por favor! Dile que paren... Diles que ya fue suficiente... ¡Ya no quiero más! ¡Ya no soporto más! – gritó Aragorn furiosamente, tratando de salir del abrazo de su padre. Algunos guardias se acercaron sin que fueran vistos por Elessar.
- Aragorn... no puedo hacer eso, lo siento.
- ¡Pero él dijo que me ama!
- Y te ama con todo su ser... Pero tiene que librarse de ti antes de darte una nueva oportunidad.
- ¿¡Pero por qué con él!? ¡CON ÉL!
Aragorn estaba celoso, nadie mas que él había puesto las manos encima de Legolas, y ahora Haldir se estaba aprovechando de la situación, creyendo que le poseería una y otra vez ahora que tenía la oportunidad. Elrond acompañó a su hijo adoptivo a su habitación, Lara que había escuchado el grito del mortal, se apresuró a inspeccionar la habitación de Auril, cuando vio a ambos señores, su rostro se lleno de tristeza, el rey de Gondor parecía sufrir mucho, pero ninguna de sus hierbas le ayudarían.
Mientras tanto, Legolas daba la espalda a Haldir quien por detrás le besaba el hombro y el cuello alternativamente, haciendo a un lado sus cabellos dorados para tener un mejor acceso. Seguía la mano moviéndose y el pulsante miembro de Haldir se sentía entre sus piernas.
- Aaah... Haldir
- Legolas, te deseaba tanto... – susurró Haldir en la oreja del príncipe.
La imagen de Legolas frente a él le embotaba los sentidos, la fina espalda delineada del príncipe le parecía la vista más incitadora que alguna vez había visto. Una y otra vez los cuerpos se movían al compás, primero lentamente, luego al escuchar los cuerpos chocar se volvía más rápido. Haldir estaba llegando a su clímax, mientras Legolas casi le alcanzaba. Todo se fue acelerando cuando detrás de él sintió el calor emanar de Haldir llenándole por completo, escurriéndose entre sus piernas al tiempo que escuchaba el gemido grave no contenido de los labios del Galadrim. Legolas no había podido terminar en ese momento por que no lo esperaba, pero no era esa la intención del Galadrim, quien lentamente se apartó de Legolas tratando de no dejarle sólo y sin atención, ya su mano por el espasmo, había dejado de bombear, ahora nuevamente lo hacía pero con lentitud.
Legolas sentía un poco de frustración, él también tenía que alcanzar la cima y no lo había conseguido y ahora tenía que...
Haldir lo tomó de la cintura y le obligó a tumbarse en la cama. No había terminado allí.
- Ahora es mi turno, deseo saborearte y sentirte en mi boca. No parare hasta lograr mi objetivo. – declaró Haldir con el cabello revuelto y las mejillas sonrosadas, su respiración seguía agitada y sus ojos puestos en el bocado.
- ¡Ah! Pero... Haldir...
El Galadrim puso las piernas de Legolas sobre sus hombros, mientras se recostaba boca abajo en la cama. Dio algunos besos y bajo por su longitud sin perderle de vista. La flecha de Legolas estaba erguida y a punto de salir disparada, pero no sin estar en su boca. Paso su lengua por los capullos del príncipe succionándoles con delicadeza, luego repentinamente y sin previo aviso le engulló por completo, escuchándose por la habitación, la respiración agitada de Haldir. Ejerció presión por que supuso que le gustaría, subió y bajo varias veces sin darle tiempo a Legolas en reponerse, escuchaba sobre su cabeza los gemidos que el príncipe exhalaba y conoció que el tiempo había llegado, así que se aplico mas en su tarea como en todo lo que hacia en su vida.
La semilla de Legolas le llenó la boca y no dejo que ni una sola gota se derramara, le seguía presionando pero levemente disfrutando de los últimos espasmos del cuerpo cálido del príncipe. Se hizo a un lado, limpiando un poco sus labios, repasándoles con su la punta de su lengua, se colocó detrás de Legolas y se abrazó fuertemente a él, mientras aplicaba besos ligeros en su cuello.
- Haldir...
- Sssh.. Durmamos...
- Te quiero
- Y yo a ti.
Su cuerpo se sentía más ligero y lleno de vida, ya no sentía la pesadez de los días pasados, ni nada que le impidiera seguir viviendo. Legolas estaba exhausto pero feliz, tomó la punta de una las mantas y se envolvieron en ellas.
TBC...
N/A1.- Bien, cada quien es libre de interpretarle, en lo personal, un acto no termina... hasta que termina… por mas sencillo o complicado que sea, sigue siendo un acto, pero si no hay un final, no está "completo"... En este caso tenía que ser "completo" para la liberación, cosa que no había señalado en la primera revisión. Retire las partes en que se pudiera interpretar como si "terminaran" y volvieran a iniciar, cosa que no paso. ==
Ayesha.- Nop, Haldir no morirá en su ley, ya sabes. Evil grin
Forfirith.- Me alegro que no te pongas triste, gracias por tus palabras, luego me cuentas mas del bello puerto de Veracruz.
Shanna.- ¡Sí! Yo también me emociono, este Lemmoncito estaba en tintero hace mucho tiempo.
Balrog.- Jeje, ya sabía que no te gustaría un slashito entre ellos dos, por que cada cual tiene su amor, sólo sería un lemmoncito ligero, pero no aquí.¡Qué bien que actualizaste!
Abysm.- Una venganza, digo, una "venganza salseadita" como dije alguna vez, (aunque no es venganza) pero tiene su razón del porque. :-P Jajaja.. Me ha hecho gracia eso de la cortesía en un lemmon, sería interesante.
Akhasa.- Espero que este lemmoncito te haya gustado, pero para variar no digo mucho. :-P Haldir a salvo.
Legolas12.- No le hizo gracias al reyecito, pero se tuvo que aguantar, yo dije que le haría sufrir.
Monce.- ¡Lemmon a la orden! Sencillito, sencillito.
Alym.- Creo que los dos la disfrutaron el deseo de lo prohibido ayudo un poco.
Nessimelle.- Ya, Haldir escogido y ... cogido. o
Nina.- Oh, mil disculpas, ;; Yo sé que a muchas no les gustó, pero si dejaba a Aragorn nomás así, ¿tu crees que entendería para la otra? Aunque el amor entre los dos es poderoso.
Janendra.- ¿Verdad que es buena la ley elfica? Es que es raro la infidelidad, tal vez sea esto causa.
Kel.- ¿Un final triste? Oh, bueno, te diré, esta historia ya tiene poco para finalizar, y como te dije, es un Aragorn/Legolas, no otra pareja. Tendrá un final feliz, pero lo triste no se dejara a un lado, pero no les toca a ellos directamente.. Ya sabes, dos muertes. ;;
BishoujoHentai.- No dudes que me paso eso por la cabeza, pero no, no... Luego habría conflictos padre - hijo entre los cuatro. Ô.ô jejejeje
Arima Chan.- ¿Verdad que soy mala? Snif, ¡lo sé! No pude evitarlo.
Daniela Bloom.- No fue a lo mas "matrix" solito se dio cuenta, jejeje. Bien, ¿a quien le dan pan que llore? Pobre Haldir, sufrió mucho, pero igual conserva su honor, es un buen amigo.
Angad666.- ¿Mi cumple? Es en noviembre, en la comunidad viene la fecha exacta. ¿Por qué será? ¿Hasta entonces veré tu otro capítulo? Ô.ô Aun no hay violencia, pero al final habrá, ::sangre, sangre::. Evil Jun
PrinceLegolas.- Mi pobre e indefenso Haldir, se tuvo que sacrificar, en bien de su amigo, no quería pero bueno. Me imagino a Aragorn cargando de un brazo a Leggy y del otro a Auril.
MelianWB.- Si, fue cruel para el rey, pero bueno, quien le manda andar de... coscolino.
ReikoNoriko.- ¿Por qué tengo la ligera impresión de que aun no perdonas a Aragorn?
Lanthir.- Aragorn no deja de ser machito, :-P como dices, espero que con este sufrimiento escarmiente de una vez.
Laripochi.- Fue una prueba dura para Aragorn, compartir a su Legolas por una noche si tanto le ama.;: Y sí, Auril es una ternura de bebé, me alegro que te haya gustado la imagen
ZacMalfoySnape.- Siento que las actualizaciones te ganen, a veces ando inspirada. No problem con los reviews.
CeiliBoy.- ¿También quieres un Haldir para los momentos depresivos? ¡Sería un gran negocio!
Luthien Calafalas.- Gracias por leer, esto está largo, mas este capítulo, pero no pude partirle. Me gustaban los juegos de esos dos, eran muy... tiernos.
Any.- Tu fuiste la primera que apoyaste este lemmon hace un buen de tiempo, recién en el capítulo 16, mas o menos. ¡Gracias! ¿Qué es el moflete? ¿La boca? Ô.
Foxy Prateada.- La inspiración anda cerca, y espero y no me deje. Pobre Aragorn, que gran sacrificio fue dejarle estar con otro. ;;
Lisabi.- Hola! Me alegro que hayas terminado de leer, y que te guste el fic, ya estamos en contacto y bueno, Aragorn tenía que sufrir, ya fue mucho por parte de Legolas.
Camila.- Me da pena contigo por que sé que no estas acostumbrada al slash. Espero que los exámenes te vayan muy bien, así que échale ganas, ¿sí?. No te preocupes, terminaran juntos.
Iona.- ¿Crees que Aragorncito haya aprendido la lección? Aunque como dices, Leggy lo hace por necesidad, no como el rey que se dejo llevar por sus deseos. X(
LaraEternalAnjiru.- ¿De forma psíquica? Bueno, creo que aquí fue más carnal, es que si así lo hizo Aragorn, ¿por qué no el elfo? Haldir es bueno, es bueno.
Azalea.- claro que regresaran, esto es sólo pasajero. No es venganza, simplemente que entre elfos no hay infidelidad, pero de los mortales no puede decirse lo mismo. No sé si por que los elfos conocían lo que podía pasar si eran infieles, o por que su amor es puro y verdadero. Pobre Haldir, aceptó y me dio pena, pero bueno, ya veremos que pasa.
Grillo.- No sé si te gustó el lemmon, no soy muy buena escribiéndoles. Veré que hago con respecto a los señores elfos. ¡Y síiiiiii! Me gustan las "Crónicas Vampíricas" y todo su ambiente, amo a mi Lestat, Louis, Marius y hasta Armand, por que es el tercero en discordia. Si le haces, por favor, por favor, pásame el link, o ponlo en tu profile, ¿si?
Dianeei.- YY Mi pobre Haldir usado como un vil objeto sexual, snif.. Pero creo que no se quejara. Y no, no escribo de HP, no he leído los libros, sorry. :-P
Free.- Aragorn se porta como todo un macho a veces, no deja de ser hombre mortal. Espero que este capítulo si te haya parecido interesante.
Mercy.- Sí, mi Auril es muy hermoso, me gusta mucho. Aragorn sufre y yo estoy encantada.El siguiente capítulo es el penúltimo, no le he cambiado a como le tenía, pero el final un poco, seguirán los mismos muertos pero diferente.
