Capítulo 9

The man that you fear

En qué nos quedamos ¬¬U, ah ya! Neto…ahí les va lo que sigue, creo que esto esta llegando a su final…faltaran unos…que serán…yo creo que 3 o 4 capítulos, que bien quedará de 12 o 13 caps n_n casi como Hellsing o Lain XD

Ahora si chatos, la historia:

La leve brisa acompañada de pequeños indicios de agua y tormenta se habían ido, dando lugar a la aparición de pesadas gotas de agua que se estrellaban contra el cristal de las ventanas y resbalaban por la misma juntándose todas en un pequeño charco.

Por alguna extraña razón, el milenario y experto faraón parecía vulnerable y débil, un escena patética según él, debía terminar con ese sentimiento de preocupación tan intenso.

Decidido y a la vez, temeroso y lleno de duda, abrió la puerta de golpe y penetró en el cuarto al instante.

Seguía envuelto en la oscuridad, únicamente se escuchaba el caer de la lluvia, los estruendos provocados por los relámpagos y la agitada respiración de Yami.

El espíritu, en medio de su desesperación, intentó buscar el apagador de la luz de la habitación, el único que sabía exactamente en donde se encontraba y como usar, pero no lo encontró por más que intentó y recorrió la pared con la palma de la mano completamente extendida.

Sin darse tiempo de hacer cualquier cosa, dejó el cuarto en medio de las tinieblas y    casi corrió a la cama donde supuestamente descansaba Yugi, casi decidido a desplomarse sobre la misma y estar junto a la persona que más le importaba, que más deseaba ver en esos momentos.

Únicamente palpó la superficie de la misma, también con algo de miedo por lo que pudiera encontrar, primero inspeccionó las sábanas apenas rozándolas con la yema de los dedos, pero al no sentir la presencia de algún cuerpo, tomó los cobertores con ambas manos y los retiró del lecho arrojándolos desesperadamente sobre el piso alfombrado, dejando así, la cama completamente descubierta.

Ym: ¿Yugi?...-fue la primera palabra que logró articular, era lo único que quería saber en esos momentos.

¿En dónde esta Yugi? ¿Está bien? ¿Esta molesto por lo que pasó hace unos momentos?

Pero la superficie del lecho estaba vacía, carente de cualquier cuerpo humano,  ese espacio era ocupado únicamente por unas cuantas almohadas y las sábanas, mismas que breves instantes atrás envolvían el cuerpo del muchacho, protegido por el milenario faraón.

Ym: Yugi…por favor…¿en dónde estas?- preguntó temerosamente al vacío.

Lleno de temor por lo que pudiera suceder, no sabía cómo reaccionaría si Yugi no le respondía, pero así fue, su Hikari no estaba, por consiguiente no le respondía.

El faraón, inundado por un nuevo sentimiento de angustia comenzó a sacudir las sábanas y colchas desesperadamente con la ilusión de poder encontrar a su aibou oculto entre ellas, al no encontrarlo prosiguió con buscar debajo de la cama, detrás de ella, cada segundo que transcurría percibía como se debilitaba aún más, como le fallaban las manos y el tacto, los objetos se le resbalaban, los brazos le temblaban.

Sus oídos ya no respondían, no se sentía capaz de pensar si quiera, tenía la mirada fija en un punto exacto repitiéndose para sus adentros únicamente una cosa: ¿En dónde esta Yugi?

------------------------------

¿Cuánto tiempo había pasado desde que su pequeño aibou había desaparecido de su vista? ¿Cuánto tiempo llevaba buscándolo? ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez en la que pudo apreciar su sonrisa y sus ojos llenos de brillo y alegría?

La respuesta a todo eso era una: No lo sé.

Solamente sabía que yacía en el piso,  en medio de la habitación de su aibou con la mirada perdida en dirección hacia el techo, reprimiendo sus deseos de llorar y gritar esperando encontrar, así, a Yugi, el tiempo transcurría pesadamente

-Entonces, ¿a qué crees que se deba?- escuchó nuevamente ese susurro perdido entre las tinieblas del oscuro cuarto.

Al instante, Yami se puso de pie sin darse tiempo de realizar cualquier otra acción, observando de reojo minuciosamente  uno y cada uno de los rincones de la habitación.

Ym: ¿¡Qué es lo que quieres?!- retó el espíritu, hablando nuevamente al vacío.

Repentinamente sintió un golpe en la espalda que apenas si lo movió de su posición, volteó enseguida esperando encontrarse con el causante de tanta confusión, giró lentamente su cuerpo hacia atrás, sudando frío y temiendo lo peor, y sin embargo sólo se encontró con una silueta conocida…

Ym: ¿Aibou?

En medio de tanta oscuridad creyó haber visualizado la figura de su pequeño protegido, acto seguido intentó acercarse a él, tocarlo, casi abrazarlo para comprobar de que no estaba soñando o alucinando, para convencerse de que realmente estaba ah

Era falso, otra vez se había equivocado, lo que estaba enfrente de él no era más que su propia imagen, se estaba reflejando él mismo en un espejo que podía jurar, nunca había visto ahí antes.

El cierto parecido que tenía con su pequeña luz le había traicionado justamente en el momento menos oportuno, le había hecho creer que Yugi había regresado… ¿de dónde? Era algo que no podía saber…no aún…

"…Ai…bou..-"

Fue la única palabra que pudo articular, en un suspiro agobiado, aterrado y pensando…en lo que pudiera pasar, en los hechos que habían ocurrido, en todo lo demás, en algo que no fuera su amargo presente.

Confundido…así era como se sentía, encerrado en un mar de preguntas, rodeado…

Frustrado, sintió como se le formaba un nudo en la garganta y comenzaba a dejar escapar pequeños gemidos de sufrimiento interior. Casi al borde del llanto, se arrodilló, aún mirando su propia imagen en el espejo que tenía enfrente, él mismo como su única compañía.

Se sintió  justo como se había sentido algún tiempo atrás, cuando aún era prisionero del rompecabezas del milenio, en completa soledad, rodeado por las tinieblas y la oscuridad que atormentaban su abstracta existencia.

Así habían transcurrido cinco mil años para el poderoso faraón, hasta que fue salvado y casi devuelto a la vida por su ángel, su pequeño Hikari…alguien a quien no conocía ni imaginó que podía ser bendecido de tal forma al sólo conocerlo, y que sin embargo lo salvó.

¿Cómo no amarlo? ¿Cómo no amar y desear a la persona que le liberó y  a quien había estado esperando toda su vida, aunque inconscientemente?

Había pasado algún tiempo, ya tenía rato de conocer a Yugi y desde el principio se había sentido atraído en cierta forma por el joven duelista, había tenido un sentimiento muy extraño y desconocido, mismo que no hacía mucho tiempo había decidido conocerle como "amor"…

Y justo después de su extraña confesión, el faraón se veía en esas condiciones: en medio de la oscuridad, solitario y sin zorra idea de donde estaba su protegido.

Sintiéndose impotente, el espíritu devolvió la mirada y su atención a su reflejo, frustrándose aún más de lo que ya se encontraba, cerró la palma de su mano derecha formando levemente un puño, volvió a extenderla y nuevamente cerró su puño, esta vez con mayor fuerza y así, intentando reunir todo su coraje, confusión y demás sentimientos de frustración golpeó el espejo que tenía justo en frente de él. Acto seguido, se limitó a observar como algunos fragmentos de cristal caían al suelo, mientras que otros se precipitaban sobre sus rodillas, también podía apreciar como un hilillo de un líquido espeso y rojo salpicaba sobre lo que quedaba del espejo en el piso, miró sus manos y se dio cuenta de algo que no creyó volver a ver nunca…estaba sangrando…

-------------------------------

-Entonces…querías arreglar esto de una buena vez…¿no es así?- dijo el más alto de los dos únicos muchachos que se encontraban en el salón de clases, mirando a los ojos fijamente a su contraparte, estaba logrando su cometido, intimidarlo.

Se podía dar cuenta de ello fácilmente, no sólo por que el ex dueño de "ojos rojos" estaba sudando frío, ni por el hecho de que prácticamente estaba temblando, sino por su extraña mirada, una que dejaba ver confusión y algo de temor, seguramente estaba nervioso y sin duda alguna Kaiba debía estar riendo como histérico para sus adentros, sólo de verlo así.

K: Ah pero…también querías saber que hago YO AQUÍ si YO ya no tengo a venir a la escuela- dijo, tratando de enfatizar lo más que pudo ciertas palabras

Por su parte, Joey seguía con el rostro pálido y mirando a su rival, completamente sumiso, algo muy raro en él.

K: Te lo voy a decir- sorprendentemente y por alguna extraña razón, el joven empresario continuaba hablándole a su confundida víctima con respeto, o al menos sin insultos ni mentadas de madre…nada…ni siquiera un "perro faldero", pero ese hecho no era el que tenía así a Joey.

Pasó algún tiempo después de la última afirmación por parte de Kaiba, parecía que esperara a que el tipo que tenía en frente, y al cual prácticamente le estaba acariciando la barbilla, reaccionara.

Y éste no tardó en reaccionar, sólo era cuestión de mas o menos asimilar la situación, ya que no siempre era tratado de esa manera tan "extraña" por Seto Kaiba…PARA NADA! …una vez que salió del trance tomó cartas en el asunto, o al menos eso intentó debido a que la fuerza que el joven castaño empleaba sobre éste era demasiada que lo estaba lastimando, lo que no sabía era que ese trato brusco era involuntario.

J: ¡¡LA VERDAD ES QUE ESO A MI ME VALE!!!!- dijo gritándole en la cara a Seto casi escupiéndole.

Aunque ni con eso logró que su contraparte lo soltara, de hecho obtuvo el efecto contrario ya que éste continuaba mirándolo fijamente a los ojos, en otro acto repentino e inesperado, quizás por ambos, Seto Kaiba intentó acercar el rostro del joven rubio aún más al suyo con la intención de que éste le mirara también.

K: La razón por la que estoy aquí perdiendo mi tiempo- comenzó su explicación empleando un tono de voz más serio de lo normal (siii…aún más serio)- pudiendo arreglar asuntos de mayor importancia…

Decía pausadamente el joven CEO poniendo atención a cada movimiento que intentaba realizar su victima, como intentaba inútilmente safarse de éste.

J: ¿Por qué me estas diciendo esto?- cuestionó un poco más calmado aunque seguía nervioso

K: Tu querías saberlo…- se acercó al oído de Joey para susurrarle- ¿Qué ya no recuerdas?

Éste no pudo evitar ponerse completamente rojo, al mismo tiempo una extraña sensación le recorría desde la oreja hasta inundar toda su espalda .

J: Realmente…no me importa lo que hagas…o dejes de hacer- recriminó bastante molesto y nervioso, sobre todo confundido.

Confundido por que una parte de su ser, más bien su mente le decía que le soltara un madrazo a Kaiba como pudiera y en donde pudiera  y salir corriendo o patearlo en el piso…

Pero por otra parte, su corazón le decía a gritos otra cosa muy distinta…

K: Que cara…-dijo sonriéndole extrañamente- Nunca te había visto tan enojado…

Joey sólo se limitó a sonrojarse aún más y apartar su rostro del rostro de su rival, éste sólo sonrió con los ojos cerrados, quitándole la mirada fulminante de encima.

K: Esto es tan estúpido que me dan ganas de…

J:¿Qué? ¿¡Qué es estúpido!?- interrumpió con una expresión que dejaba ver el fuego que tenía en los ojos.

Por su parte, Seto Kaiba permaneció inmóvil y en silencio total por algunos breves segundos, mientras que Joey esperaba alguna respuesta de su parte.

……………………………………………Silencio total……………………

K: …Esto…- respondió en voz muy baja al mismo tiempo que se acercaba en un sólo movimiento por completo al rostro del rubio, jalándolo hacia él sosteniéndolo por los bordes de la camisa del uniforme, inclinándose sobre él para quedar a su misma altura.

Con esto pudo juntar sus cálidos labios a los de Joey encerrándolo en un repentino, y en parte, agresivo beso.

El ex dueño de "ojos rojos" no hizo nada, únicamente se quedó inmóvil, casi rindiéndose y cediendo a la extraña reacción del señor del "Atormentador"

-----------------------

…Confundido…

Se podía resumir toda la gama de emociones que sentía el atormentado Yami en una sola palabra…

Simplemente no sabía ni entendía que estaba pasando, eran tantas cuestiones girando y trastornando su mente que le resultaba casi imposible pensar para razonar su situación.

Realmente, había dejado de conocer el lugar en el que actualmente se encontraba, ni siquiera sabía porque estaba ahí, el hecho de que extrañamente estaba sangrando, a pesar de que su actual estado físico se lo impedía, prácticamente  no le importaba…aunque tenía la mirada y toda su atención sobre sus nudillos, bañados en esa sustancia rojiza que no apreciaba desde hace algunos cuantos milenios.

Ya sólo quería saber en dónde estaba Yugi…a dónde tenía que ir corriendo presurosamente sin importar ninguna otra cosa…

…¿en dónde?...

Ym: Ai…bou…-dijo con un tono de voz apagado, ronco, evitando romper en llanto, aunque no acostumbraba a reprimirse de esa manera, puesto que nunca había tenido semejantes deseos de gritar y llorar.

-Que patético…estas tan enredado en esto que ya no puedes escapar-

Nuevamente, el faraón escuchó esa, ahora conocida, voz, se convenció de que lo que había alcanzado a escuchar no hacía mucho tiempo no había sido producto de su imaginación ni mucho menos consecuencia de su insomnio.

Pero estaba tan interesado y metido en sus propios pensamientos, más bien sus dudas, como para hacerle caso a algo…así…

-Mph…ja ja ja…no me digas que sigues pensando en…¡por favor!

Aquella voz seguía dirigiéndose al milenario faraón, pero éste continuaba haciendo caso omiso de la misma.

-¿Quién lo diría faraón? Finalmente te has enamorado…que patético…-recriminó expresándole cierta repugnancia en aquella frase.

Aquellas últimas afirmaciones le habían pegado justo en el corazón al faraón, era exactamente lo que necesitaba para comenzar a derramar algunas lagrimas: pensar en su aibou…acordarse de Yugi…de la persona que…que amaba.

-Déjalo… Es decir, faraón ¿no te das cuenta de que él no te puede pertenecer?, sólo mira tus manos…

Inconscientemente, Yami hizo lo que aquella voz le ordenaba, vio como en frente de él estaban sus palmas, temblando y escurriendo sangre por los bordes, se veía demasiado real como para creer que fuera un simple e irreal sueño…su color…aquel olor…era sangre de verdad…

Amargas lágrimas y sudor resbalaban por su rostro.

-Son emociones y sentimientos que ya no te pertenecen…

Las palabras que escuchaba tenían cierto sentido para sus oídos, aunque no terminaba de comprenderlas.

Parpadeó pausadamente esperando abrir los ojos y encontrar una realidad muy distinta a la que estaba viviendo, esperaba a ver a su Hikari, pero su tormento no terminaba aún, al abrir los ojos pudo notar como la sangre había desaparecido por completo…

-Ya entiéndelo…has dejado de tener cuerpo, casi has dejad de existir ¿crees que aún así puedas ser amado por alguien con una vida propia, un cuerpo propio…? ¿así lo crees? No puede ser amor lo que sientes…ya no tienes sentimientos ni emociones. Debes entender patético y lastimero faraón…tu aibou te tiene miedo…TE TEME!! ¡el ser al que ama es el monstruo al que teme!

-------------------------

El atardecer comenzaba a hacerse presente, dándole la bienvenida al anochecer, el sol se ocultaba lentamente, poco a poco hasta que al final solamente se veía como una línea anaranjada dibujada hacia el horizonte.

A diferencia de la mañana, no se notaba la presencia de nubes, el cielo ya no se veía tan oscuro y se respiraba un ambiente cálido.

Yugi despertaba después de haber dormido toda la mañana y parte de la tarde, abrió los ojos lenta y pesadamente, estaban enrojecidos, tardó un poco en levantar la cabeza de la almohada, sus cabellos estaban despeinados y los mechones rubios le cubrían el rostro.

A pesar de haber dormido algunas horas, al despertar se sentía muy cansado, casi sin ánimos de hacer cualquier cosa, sólo deseaba volver a ocupar su lugar en la cama, obviamente no recordaba ninguno de los hechos ocurridos por la mañana.

Se disponía a volver a dormir cuando notó que Yami estaba arrodillado, con la cabeza agachada y dándole la espalda, lo que más le llamó la atención fue el hecho de ver varios trozos de vidrios alrededor del "cuerpo" del espíritu.

-Yugi…-Repentinamente sintió un escalofrío recorrer todo su ser, por un momento dejó de tener conciencia sobre sí mismo, dejó de saber quien era y donde estaba, dejó de ser Yugi…

CONTINUARA….

coño… yaaaa tengo sueño, posiblemente lo último que escribí fueron puras incoherencias…me arde la garganta…me duele la cabeza…me ruge la tripa…

Y aún así…estoy aquí escribiendo mi fumada historia…waaaaaj ahí se ven