Bien bien…hoy es sábado 20 de Marzo del AD 2004 XX son las 13:40 …el estúpido sol ya esta anunciando la estúpida primavera…estoy enferma ;_;, me siento de la rechin….y aún estoy en pijama XD… Pero yo dije: "debo terminar mi fumado fic antes de que termine el invierno" así que tengo algunas cuantas horas para escribir 5 capítulos más y terminar esta cosa, que si no…una personita se enojará conmigo y posiblemente me golpeará…lo que es seguro es que me va a gritar O_O en fin…
¡¡¡Ikuso!!!
Capítulo 10
Long hard road out of Hell
-Quisiera escapar...-
Yugi esta de pie, al parecer inconsciente, sus ojos miran al infinito, se ven perdidos, nuevamente han perdido su característico brillo, brillo que antes dejaba ver una gran alegría en el joven duelista, se ven vacíos.
-…Escapar de éste infierno…
Yugi oye esas palabras pero su mente esta en otro lugar, a simple vista se ve como un cuerpo sin alma, un insignificante cascarón…
-¿Recuerdas éste lugar? Yo creo que si, has estado muchas veces aqu
De repente Yugi comienza a caminar, pausadamente y con pasos temerosos, aún sigue con una expresión sin vida dibujada en el rostro.
Es un lugar oscuro y frío, nunca antes lo había visto de esa manera, en alguna ocasión, incluso, lo llegó a ver como una especie de segundo hogar, eran aspectos de los que no debía preocuparse, de hecho era lo último en lo que tenía que pensar.
-Justo así se veía, tu sabes…antes de que liberaras al faraón y te convirtieras en su "Hikari".
Su mente seguía separada del cuerpo, caminaba igual que si se tratara de un sonámbulo, en su recorrido, ignora hacia donde se esta dirigiendo.
Súbitamente, oyese un estrepitoso ruido, un naciente rayo que anuncia la llegada de una nueva tormenta, ilumina el lúgubre lugar, dejando ver las numerosas columnas tapizadas por ladrillos de un tono amarillo vivo, casi dorado, adornadas con jeroglíficos egipcios, el estruendo muere y todo regresa a la oscuridad.
Siendo otras circunstancias, a Yugi le había parecido muy extraño el hecho de escuchar un relámpago dentro de la morada del milenario faraón, pero seguía como inexistente…caminando sin rumbo alguno.
-Cinco mil años…¿te parece poco? Cinco milenios pasaron, quizás más, y éste lugar permanecía en tinieblas…
Caminando débilmente, escondiéndose en la total y lúgubre oscuridad, su delgado y casi desvanecido cuerpo parecía desfallecer. Seguramente con cada paso que lograba dar, haciendo un esfuerzo sobrehumano aunque invisible, su deseo de romper en llanto se incrementaba cada vez más
-Su dependencia hacia ti es…como decirlo…triste, el poderoso y milenario faraón luce como un patético debilucho, su craso error es sin duda, estar enamorado de…de ti, y lo que es peor, tu le correspondes, aunque le tienes miedo…
Le temes a la traición y al rechazo, aunque muy en el fondo sabes que tu "eterno protector" jamás te haría daño, ambos se necesitan.
Él depende de sobremanera de ti, así que realmente, ¿te has convertido en su ángel o demonio, su verdugo? Bueno, eso ahora ya no tiene la menor importancia.
Posiblemente ni siquiera el mismo Yugi podía responder, en esos momentos, a la pregunta que consumía el corazón de Yami
"¿en dónde estaba?"
-Eres una persona noble e inocente, no te das cuenta del daño que te causa ese espíritu al que amas, y en verdad, comprendo por que él te llama "ángel"…en resumen, eres un imbécil que sigue creyendo en esas falsas promesas de la amistad, la esperanza y sobre todo, el amor…
Crees que puedes amar a ese espíritu que liberaste, crees que…ahh…los dos me dan lástima.
¿No crees que fui muy oportuno al hacer que te dieras cuenta de que él sólo te esta utilizando?
Vehículo del faraón…
Incontables escaleras con rumbo incierto se situaban justo arriba de su cabeza, a escasos metros del piso, su andar, comienza a acentuarse, al parecer, ha encontrado su objetivo y se ve en la angustiosa necesidad de llegar lo más rápido posible a éste.
-¿Lo entiendes?...
Ante tal interrogante, el pequeño continúa sin inmutarse, haciendo caso omiso por completo a lo oído.
-Me lo imaginé…ah mira, ya llegamos.
El joven Motou detiene su marcha, el lúgubre y frío lugar se ilumina repentinamente, dejando ver nuevamente las columnas, paredes y techos decorados con tonos dorados, azules y verdes.
Justo en frente los perdidos ojos de Yugi se encuentra una puerta, al parecer constituida de metal y adornada también por in entendibles jeroglíficos, es una entrada, posiblemente salida, que nunca antes había notado, no había estado en ese lugar en variadas ocasiones, al contrario, sus estancias ahí eran contadas, y a pesar de ese detalle casi podía recordar con mente fotográfica cada rincón de la cámara del faraón, llena de laberintos y acertijos, inolvidable…
-Adelante, por favor
Éste hace lo que la extraña presencia le indica, igual que un sumiso esclavo.
Al momento de penetrar en esa desconocida cámara un luz cegadora le da justo en los ojos, haciendo que recupere el sentido por lo que en un acto que parece un reflejo, se lleva las palmas de las manos a los ojos para protegerse de la intensa luminosidad.
El primer acto conciente que puede realizar es intentar adaptarse al nuevo ambiente, enseguida siente el cuerpo más ligero de lo que ya es y finalmente queda boquiabierto al darse cuenta de quien esta ante éste.
Parado inmóvil, con los brazos cruzados, mirándole fijamente con sus fríos ojos azules y con aires de grandeza y humildad a la vez, de rostro pálido y sombría apariencia, el mismo que había visto en la escuela… el mismo que le había estado hablando en secreto durante su inconsciente recorrido por el Rompecabezas del Milenio.
-Yugi…el vehículo del faraón
Y: ¿Quién eres tu?- preguntó de manera nerviosa- ¿Por qué has estado haciendo…?
-Déjame adivinar…ibas a decir, ¿"jugando con mi débil mente"? ¿Verdad?- interrumpió el extraño
El pequeño se limita a morderse el labio inferior, pensando en que contestar, ya había tenido experiencias muy "extrañas" con ese tipo, esta no era la excepción…jamás creyó que alguien que no fueran ni él ni Yami pudiera entrar a la sagrada morada del faraón.
-Niño…no te va a pasar nada- pensando- (al menos por ahora)-
Pasó un momento de silencio, hasta que Yugi sintió valor como para romperlo
Y: ¿Cómo es que puedes estar aquí?
-Fácil, no soy lo que crees que estas viendo.
Y: ¿eh?
-Soy…un ente parecido al que llamas Yami, tu amado faraón
Después de esas últimas palabras, el pequeño no puede evitar sonrojarse en sobremanera.
Y:¡¿Cómo sabes que…?!- interroga exaltado
-¡Por que eres demasiado obvio! No se necesita ser un espíritu omnipresente para saberlo
Y: Eso es…mentira…-dice mirando a otra parte, por alguna razón ya no se siente tan nervioso.
-¿Sabes porqué estas aquí?
Y: Claro que no…-responde con deseos de salir corriendo de ahí, de gritar y pedir ayuda a su protector.
-Creo que ya lo sabía
Antes de que el duelista estrella pueda responder cualquier cosa, el extraño espíritu comienza a hacerse traslúcido y a desaparecer lentamente.
Y: ¡Oye!- grita en vano, acto seguido, puede apreciar como su exclamación provoca eco en toda la cámara- cómo salgo de aquí…-piensa
-Estas aquí por algo…- escucha, al mismo tiempo que ve como la cámara regresa a estar cubierta por tinieblas
Se da media vuelta y ve como la puerta por la que entró ha desaparecido.
Por un momento cierra los ojos esperando encontrarse en otro lugar al abrirlos.
Es exactamente lo que pasa, súbitamente se ve en medio de un gran palacio, ocupado en esos momentos por únicamente siete personas.
Por alguna razón, ese lugar le parece familiar.
Y: Claro, se parece al palacio del faraón que vi en aquel libro- se dice para sí mismo- pero ¿cómo?
-No intentes explicarte algo como esto, mortal
Al voltear para ver quien le habla, Yugi se percata de que el desconocido espíritu ha regresado.
Y: ¿Porqué estamos aquí?
-Sólo observa, Yugi Motou
Por su parte, el protegido del faraón milenario se sentía como en un sueño, todo lo que pasaba ante sus ojos le parecía en cierta forma, irreal, por lo que obedeció al "otro espíritu" y contempló, lo que supuso sería, el pasado.
Yugi casi no puede escuchar la conversación que sostienen estas personas, seis discuten entre sí mientras que el sobrante permanecía hincado a los pies del grupo, al parecer estaba avergonzado o se culpaba de algo.
El pequeño espectador no entiende nada de lo que pasa, sólo le queda hacerse a la idea de que efectivamente esta soñando.
Mientras tanto, el grupo de sujetos, quien por cierto, visten túnicas blancas y largas, su cabello es negro y su piel oscura, portan accesorios brillantes, al parecer de oro, pero lo que más le llama la atención es el hecho de que éstos llevan consigo los artículos del milenio.
Y: Ya me convencí…definitivamente estoy soñando- dice en voz baja.
El extraño se percata de su comentario pero decide no hacer nada al respecto.
Un poco mas calmado después de convencerse a sí mismo de que todo se trata de un sueño, Yugi agudiza la vista y la dirige al grupo que porta los artículos milenarios, más específicamente, mira al sujeto al que, al parecer, están juzgando.
Se sorprende al notar el increíble parecido que éste tiene con el "otro espíritu", el rostro, la apariencia sombría…
-Así es Motou, ese soy yo
Y: Vaya…me doy cuenta de eso
De repente el extraño sujeto que esta en frente del grupo se pone de pie rápidamente, intenta escapar pero es en vano, uno de los seis ya lo tenía aprisionado.
Yugi intenta correr hacia el grupo pero es detenido por el extraño ente.
-No puedes hacer nada, sólo son mis recuerdos
Y: ¿Recuerdos? Yo…no entiendo- confiesa desesperado
-Si, cosas cosas…pasó hace cinco mil años pero lo recuerdo como si hubiera sido ayer- dice con una sonrisa en el rostro y un tono de burla irónica.
Uno de los sacerdotes toma al muchacho de un brazo y lo alza para tenerlo frente a su vista, acto seguido lo sostiene con una sola mano del cuello, éste comienza a respirar dificultosamente, hasta que finalmente es arrojado nuevamente al piso y es señalado por uno de ellos, le gritan cosas que Yugi no puede entender y que no se atreve a preguntar por miedo.
-¿Quieres saber el "porqué" verdad?- antes de continuar vuelve a cruzar los brazos y respira profundamente- Tu amado faraón les ordenó que me hicieran eso.
El pequeño no pudo evitar sentir un escalofrío al escuchar tal afirmación, lo primero que cruzó por su mente es que aquel extraño espíritu quería vengarse de Yami, si hacía uso del sentido común era lo que le decía.
Nuevas interrogantes acudían a su, ya confundida, mente.
- ¿Por qué? Los sacerdotes jamás me lo dijeron, deliberaron acerca de mi vida, como si fuera cualquier cosa y decidieron que no tenía "derecho" de seguir viviendo. Lo único que pude escuchar en medio de sus torturas fue "traición, robo y brujería"
Y: Algo…-comienza a decir temerosamente- debiste haber hecho…
-Mi único delito fue haber nacido sin alma…
Y: …no entiendo…
- El reino del faraón era, supuestamente, justo y honesto, pero le temían a lo desconocido- antes de proseguir voltea a ver al confundido Yugi- mis ojos…¿los ves? Son diferentes…los sacerdotes temían que yo fuera aquel que señalaba la profecía, únicamente por…la tonalidad de mi carne, el extraño color de mis ojos…mi cabello…
No lo entiendo, aún no, me llamaron " un ser sin alma" ¿Por qué?
Y: …
El joven Motou sólo continua observando las crueles torturas a las que es sometido aquel sujeto, su naturaleza le hace sentir lástima y compasión por aquel desconocido.
Y: Y entonces dime, ¿qué quieres de mi? ¿para qué me has traído?- interroga de manera desafiante
- Mmmm…je-se sonríe a sí mismo con los ojos cerrados- Yugi, Yugi…Yugi…es obvio..
Un sentimiento de nerviosismo y temor recorrió el cuerpo y mente del muchacho, seguramente si quería vengarse del faraón, entonces ¿para qué lo quería a él?
-¿Cómo es que estoy aquí? Bueno es una historia larga pero no creo que tengas alguna otra cosa que hacer, es cierto, el tal Yami debe estar muuuy preocupado por ti pero que más dá. Había una vez…-comienza a decir haciendo burla de la expresión de angustia por parte de Yugi- un pequeño niño que nació en Egipto, bajo el majestuoso reinado del hijo de _____(ta muy difícil el nombre del apá de Yami, así que cuando lo encuentre o me acuerde lo pongo n_nU), el soberano y justo gobernador, el faraón Atem. Pero…debido a su…como decirlo… condición física, fue rechazado incluso por su propia familia, el niñito vivió soportando los castigos y maltratos de su cruel destino, siempre se valió únicamente de sí mismo para sobrevivir, se aferraba a su deseo de seguir existiendo a pesar de la discriminación que le atormentaba.
Al crecer, aprendió valiosas lecciones acerca de la vida y de las leyes del más fuerte, por lo que, al no encontrar otra solución, se dio a la tarea de ser un saqueador de tumbas.
Al comenzar su nueva vida como "grave robber", nació en él una nueva expectativa, nunca aceptó el reinado bajo el que estaba oprimido, no, al contrario, únicamente seguía y creía en el más fuerte de su grupo de ladrones, quien fue como un padre para él.
Más tarde aprendió de las artes secretas que "estaban muy de moda en esos tiempos" y finalmente creyó que su miserable vida le sonreía…así fue hasta que los bastardos sacerdotes del palacio lo encontraron…-tomo una pausa y luego siguió-… y bueno, el resto de la historia ya la conoces Yugi.
Yugi guarda silencio y permanece de pie sin hacer movimiento alguno.
-Pero, yendo al grano… Esos estúpidos creyeron que me detendrían fácilmente con sólo enviarme al "temido" –se burla- reino de las sombras… Uuuy que pena…después de algunos miles de años, logré escapar, el deseo y sed de venganza fueron mis razones para no rendirme, mi motivación.
Al salir de ese infierno, debo confesar, mi renacimiento, mi llegada a éste nuevo mundo fue una experiencia traumática, todo estaba tan cambiado, gracias a Ra, llegué a estas tierras…con el faraón, pero mi venganza no llegaría tan fácilmente…
Yugi comienza a retroceder lentamente del espíritu, repitiendo en su mente la frase "es un sueño"
-Mi conocimiento en artes secretas me fue muy útil, no me fue muy difícil saber el punto débil del milenario faraón, claro que tuve ciertos tropiezos y antes de conocerte a ti tuve que hacer cierto estudio a algunas personitas.
Y: (pensando) ¿Personas…de quién esta hablando?- cada segundo que transcurría sentía cada vez más cerca lo peor…
-Entrar al rompecabezas fue aún más fácil joven Motou, y bueno, esa es la historia. Y…aquí me tienes ¿qué dices?
Y: ¿Qu…qué…v….vas a….hacerme?- trataba de ocultar su temor pero resultaba inútil.
El espíritu sonrió, lo miró dudoso y con repugnancia.
-Eres patético…pero resultas ser un punto clave para…tu sabes…
La cámara regresó a las tinieblas, Yugi sintió como su cuerpo era inmovilizado, como el deseo de llorar se volvía a apoderar de él, el recuerdo de Yami pasó por su mente una última vez…
-----------------------------
Ym: Aibou?- el faraón comenzó a despertar dificultosamente, encontrándose con que ya era de noche y estaba en el piso del cuarto de Yugi, sus últimos recuerdos eran confusos.
Observó a su alrededor sorprendiéndose por que los fragmentos del espejo que había dejado ya no existían en ese lugar.
Ym: ¿Un sueño?
El faraón se puso de pie poco a poco, se sentía cansado, no era para menos, la noche anterior no había dormido correctamente y lo último que había pasado no le era muy grato.
Lo que llamó su atención fue un pequeño e insignificante detalle: Yugi no había regresado…
El espíritu se acomodó el peinado, y suspiró.
Momentos de paz y calma…
Hasta que…
-Asesino…faraón…-escuchó otro de esos extraños susurros y se heló por completo al instante.
CONTINUARÁ…
¿de qué personitas habla el cuate éste? ¿Para qué quiere a Yugi? ¿Podrá Yami encontrar a su Hikari?
Todo esto en el próximo cap...ya me entendieron ¬_¬
Uuuy no quieren saber la hora o//o me lleva…espero terminar esto antes del amanecer @_@
Por cierto, personitas que aún conservan su preciado sentido común y que todavía están cuerdas, les diré algo por que…por que los quiero ^0^
No escriban nunca un fic (que de por si ya esta re fumado) cuando sientan que su hora de decir "tan tan" esta cerca, si lo hacen…bueno, aquí están las consecuencias o_o,
pd: ¬ ¬ no estoy ebria ni drogada, así soy siempre.
