Capítulo 12
Chou
El ataque invocado por Yami continuaba en el campo, en dirección al desconocido espíritu que controlaba el cuerpo y mente de Yugi, estaba a punto de perder el duelo, al parecer su venganza no había podido consumarse y aún así…seguía con una expresión confiada y retadora en el rostro.
Ym: Aibou…pronto…ya casi…-pensó al mismo tiempo que observaba a su oponente.
Y: Faraón, en cierta forma ganaste- comenzó a decir antes de que el ataque del dragón le diera alcance.
Ym: ¿Qué?
Y: Si…es una pena ¿no? Un duelista de tu grado…no creí que olvidarás el efecto del círculo de Orichalcos…
Ym: ¡!
Y: ¿Ya recordaste? ¿Recuerdas que le pasa al perdedor? ¡Tiene que sacrificar su alma! Y bueno…
Ym: No!!- dice intentando cancelar el reciente ataque pero ya era demasiado tarde- Aibou!!! –gritó inconscientemente al entender el porqué de la extrema serenidad del otro espíritu
El devastador ataque del celestial dragón escarlata, golpeó el cuerpo de Yugi, el impacto hizo que todo el lugar se iluminara por segundos, para regresar a las tinieblas después, una lágrima resbaló por la mejilla del faraón…
Yugi perdió el duelo, al instante de haber sido alcanzado por aquella esfera de energía, cayó al suelo con múltiples heridas sobre su cuerpo.
Sin pensarlo dos veces, Yami corrió hacia donde yacía el cuerpo inconsciente de su Hikari, se hincó frente a él y tomó su pequeño y frágil cuerpo entre sus brazos.
El disco de Yugi marcó 0 y el poderoso círculo desapareció al igual que la imagen del dragón rojo.
Ym: Aibou…Yugi…por favor…- su voz comenzaba a escucharse débil y a temblar
-Es una pena…aunque finalmente tenía que pasar de esta manera
El milenario faraón se aferró aún más fuerte al cuerpo de su ángel haciendo caso omiso de las palabras del otro espíritu.
Ym: ¿Por…qué?- decía llorando al observarlo en ese estado
-Mi venganza se completó- rió sin mostrar piedad
Y: Yami…no llores…
Ym: ¡Aibou! Estas bien!!- dijo casi gritando, entusiasmado al ver que el alma de su protegido no sería sacrificada.
Y: …Yo no activé el sello…- dijo y volvió a perder fuerzas y caer inconsciente
-¿¡Qué!? …no, no puede ser!!!- su imagen traslúcida comenzaba a desvanecerse, uniéndose a las tinieblas del lugar al que los había llevado…
Ym: Terminó..........al fin- murmuró aún abrazando el cuerpo de Yugi.
-No faraón!- gritó en una mezcla de sentimientos, ira, desesperación pero satisfecho, mientras se desvanecía.
Yami volteó a verlo con una mirada asesina y con los ojos inundados por lágrimas.
-Aún no sabes el porqué, tu Hikari y protegido se sentía tan cansado…
Ym: Era tu presencia…
-Error, las artes secretas son muy interesantes, ¿cómo crees que estoy en este mundo? Necesitaba la energía de una joven alma, un cuerpo joven…Tu aibou…
Ym: Ahora ya no, perdiste y cumplirás tu palabra…nos dejarás…
-Si, lo haré. Pero no me iré sólo. El alma de tu protegido esta cansada…
Ym: ¡Eso es mentira!- gritó desesperado y nervioso
-Jajaja…cree lo que quieras, sólo obsérvalo
Efectivamente el cuerpo de Yugi comenzaba desvanecerse al igual que el del espíritu.
Ym: no…no no…-lo soltó, los brazos le temblaban, se sentía desfallecer.
-Pero aquí no acaba esto… existe una manera para salvar a tu pequeño duelista
Ym: ¡¿Cuál es?!
Yami dejó de saber quien era, en donde estaba, quien estaba frente a él, lágrimas se desbordaban de sus ojos y ni siquiera podía notarlo, únicamente quería saber si Yugi estaría bien, habían pasado solamente dos días desde que empezó a notarlo extraño y nunca imaginó que todo podía acabar de esa manera.
En esas escasas horas se había dado cuenta de lo mucho que ese pequeño le importaba, incluso le había dicho y confesado sus más profundos sentimientos, eso era lo último que recordaba…
-Dale tu alma…
Esas últimas palabras habían llegado justo al corazón del antiguo emperador, le habían golpeado como nunca antes, quería y deseaba estar con su aibou, pero el destino quería separarlo de su luz, su ángel.
Yami se puso de pie lentamente.
-¿qué dices, te sacrificarás por la persona que amas?
Ym: …
El faraón observó a Yugi por última vez, su cuerpo aún no se desvanecía del todo, era la decisión más importante de toda su existencia y permanencia en el mundo, el actual y el antiguo, cuando conocía el poder que residía en él, cuando lo único que le importaba era su reino.
Múltiples recuerdos pasaron frente a sus ojos púrpuras, pero todos coincidían con Yugi.
No podía dejarlo ir…pero si lo salvaba…todo terminaría…todo…
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Y: ¿Yami?
El joven duelista comenzó a despertar, abrió los ojos pesadamente, se sentía cansado, cuando pudo ver claramente se encontró en el piso de su habitación, estaba oscuro, la noche se había hecho presente.
Ym: Aibou…
Yugi escuchó la voz de su protector y eterno guardián detrás de él, algo en su tono de voz le parecía extraño, aún así, volteó algo dudoso, temiendo lo que fuera a notar en el espíritu.
Ym: Yugi…perdóname- empezó a decir, reprimiendo su deseo de romper en llanto
Y: ¿Yami…que pasó?
Ym: Mi amor- dijo sonrojándose- lo siento mucho…
Por un segundo, Yugi no entendió las palabras del faraón, se extrañó mucho al escuchar cómo le llamó.
Y: ¿Qué? No entiendo…
Ym: Mis sueños…no se hicieron realidad- esforzó una sonrisa
Y: …- comenzó a llorar al no entender las palabras de su Yami.
Ym: Yo…tengo que irme…
Y: ¿¡Qué?!
Ym: Pero tienes que……- antes de continuar abrazó fuertemente a su aibou- Antes de que amanezca……¡Yugi prométeme que serás fuerte, que seguirás tu camino…que cumplirás con tu destino!- dejó de reprimirse y comenzó a llorar, exclamando sus deseos junto al oído de Yugi, que seguía llorando y sin entender al faraón.
Y: no…no sin ti
Ym: ¡prométemelo Yugi!...las promesas…que te hice…no podrán ser…pero…
Y: Yami yo…
Ym: Lamento no poder cuidarte como tengo que hacerlo…
Momento de silencio…
Yami se separó de Yugi para mirarlo a los ojos.
Ym: Adiós…- fue lo último que dijo, la última lágrima que derramó.
El último beso que dio a los labios de su confundida Luz…
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El amanecer no tardó en llegar, los rayos de luz acariciaron la tez pálida del duelista, se encontraba de pie en medio de su habitación, con los brazos a los costados, completamente solo, toda la noche había estado llorando, pero ya no le quedaban más fuerzas para seguir derramando lágrimas.
Con la mirada al piso y el corazón roto, se sentía derrotado…aún as
Y: Te lo prometo…
FIN
