Capítulo 3. Básicamente la introducción al nuevo curso. Gracias por los reviews, aunque sean poquitos :)
Descubriendo
Capítulo 3: Bienvenidos a un nuevo curso
Todos los alumnos guardaron silencio al entrar la profesora McGonagal en la gran estancia. Entre sus manos llevaba el viejo Sombrero Seleccionador. Tras depositarlo en su sitio, éste empezó a recitar las características de cada una de las casas en las que se dividía a los alumnos de Hogwarts: Griffindor, Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff, y cómo su función era la de distribuir a los nuevos alumnos y futuros magos allá donde les correspondiera. Después de esto, y al igual que el curso anterior, relató brevemente el origen de las 4 casas, cómo sus primeros representantes, Godric Griffindor, Salazar Slytherin, Rowena Ravenclaw y Helga Hufflepuff, crearon la Escuela. Un principio marcado por la unidad. Unidad que fue rota muy pronto. Unidad que, volvió a insistir, debía de ser restablecida si se quería una esperanza real para el mundo mágico.
Empezó la Selección. "Amara, Lez . Baril, Amanda . Buttefly, Jonh". Uno a uno los nuevos alumnos eran llamados y, tras ser depositado en sus cabezas, el Sombrero Seleccionador decidía cuál debía de ser su Casa. Una vez asignado su lugar, la profesora secaba las ropas de cada uno con un rápido hechizo y se iban colocando en sus sitios en cada mesa. "Solace, Amy" . La niña con la que Draco coincidiera en el vagón de tren cerró nerviosa sus ojos mientras el Sombrero meditaba. Cosa que fue poco rato, ya que enseguida gritó: "¡Slytherin!" . Esbozando una sonrisa, Amy se dirigió a la Mesa de Slytherin, la que sería su Casa a partir de entonces, mientras el Sombrero acababa con los últimos alumnos. La verdad es que ese año no eran muchos los nuevos. Rápidamente se colocó en el asiento a la izquierda de Draco, que aún estaba libre. Los Slytherin le dieron la habitual bienvenida que se daba a cada nuevo compañero. La Selección acabó. El alboroto, que había ido creciendo a medida que avanzaba la Selección, volvió a descender. En la mesa de profesores Dumbledore se alzó. Su aspecto permanecía prácticamente igual, con su barba blanca y larga y sus gafas de media luna. Pero quien lo observara de cerca podría ver cómo parecía haber envejecido un poco más durante el último año. Comprensible, teniendo en cuenta la situación precaria del mundo mágico en esos momentos y sus esfuerzos para estar preparado en el instante en que todo se desencadenara completamente. Sin embargo, su voz seguía siendo fuerte y firme, con ese toque amable que le caracterizaba.
¡Bienvenidos todos a este nuevo año en Hogwarts, tanto los más veteranos como los más recientes alumnos que os halláis hoy aquí! - Exclamó.- ¡Muchas son las cosas que tienen que ser dichas, pero primero lo primero! ¡Disfrutemos todos de una buena cena! -Los aplausos resonaron por toda la estancia y enseguida aparecieron platos con suculenta comida para los estómagos hambrientos que esperaban.
Nuevamente el comedor se llenó con las charlas de alumnos y profesores. Draco bebió un poco de zumo de calabaza y cogió un poco de carne. No es que tuviera mucha hambre, pero algo había de comer.
-Draco, ¿me pasas un poco de esa carne de allí? -Le pidió Pansy, a su derecha.
-¿Es que no puedes estirar un poco el brazo, Pansy? No está tan lejos...
Pansy lo miró con reproche mientras se apartaba de la cara un largo mechón de su rizado pelo azabache.
-Tan encantador como siempre, veo.
Él no respondió, mientras cogía una minúscula patata asada. Con un suspiro, la muchacha se alzó un poco y cogió la bandeja que le interesaba. Entonces, giró nuevamente su rostro hacia él. Su boca se abrió, y volvió a cerrarse. No estaba segura de si debía mencionárselo o no, pero... 'Bueno, allá voy.'
-Esto... Draco...
-¿Sí? ¿Qué pasa?
-Bueno... He oído lo de tu madre...
El chico se la quedó mirando. Una mirada indescifrable.
-Sé que este verano lo ha pasado encerrada en casa, contigo cuidando de ella. Por ello no se os ha visto el pelo en ninguna reunión ni fiesta... ¿Cómo está? ¿Ya se encuentra mejor?
-Sí. - Respondió él, aparentando desinterés. Ahora está en el hospital, en buenas manos.
-Ya veo...
-Me sorprende tu interés. - Comentó Draco con esa frialdad tan característica suya.
-No te hagas ahora el frío y duro Malfoy, Draco. - Respondió ella malhumorada. - Es tu madre, después de todo. No tiene nada de malo que te preocupes por ella. Sé bien lo que es. Esa enfermedad. Cuando era pequeña una tía mía la tuvo y no lo resistió. Ah. - Se tapó la boca demasiado tarde. Sus ojos azules lo miraron, culpables. - Perdona, no quería decir... Seguro que tu madre sale adelante, es fuerte...
-Claro que sí. Yo no lo dudo. - Pero su voz sonó demasiado neutra, y finalmente decidió que no tenía nada de apetito y apartó su plato bebiendo un poco más de zumo de calabaza.
Pansy desvió su mirada de él y entonces vio a una niña, al otro lado de Draco, que lo miraba fijamente. Parecía haber estado al tanto de la conversación. Al verse descubierta, la nueva centró rápidamente su atención en el plato de comida que tenía delante. Su salchicha parecía realmente interesante. 'Demasiado tarde. La he pillado.'
-Oye, pequeñaja, Sí, tú, la de gafas.
Ella alzó la mirada. La verdad es que era mona, con ese pelo alborotado y unos grandes ojos verdes.
-¿Qué quieres? . - Respondió educadamente.
-¿Cómo te llamabas?... Ah, sí... ¿Amy?
-Sí.
-Mirabas muy fijamente a Draco. ¿Es que te gusta?
Aquí el tema de la conversación se la quedó mirando, sorprendido.
-¿Eh? ¿Qué? - La orejas de Amy se colorearon.
-Vamos, he visto cómo te colocabas rápidamente y sin dudar un momento a su lado. Y esa mirada...
-Pansy. ¿estás loca? ¡Si sólo es una cría!
Pansy ignoró completamente al molesto muchacho.
-Más vale que lo dejes estar. Para empezar, no sé cómo te ha podido interesar, con esas pintas que trae nada más empezar el curso, mira qué pelo más descuidado, esas ojeras...
-Gracias por los cumplidos, mi bella y resplandeciente dama . -Interrumpió él con leve ironía.
-A ver, reconozco que normalmente tiene buena planta. Y, sí, ha tenido a muchas chicas detrás suyo. Que evidentemente no eran conocedoras de su radiante y encantadora personalidad, dicho sea. Ganarías mucho más fijándote en cualquier otro. Además, tiene un gusto pésimo. -Aquí le puso a Amy una mano amigable en el hombro (estirándose por detrás de Draco que, indignado, parecía estar de adorno). - Fíjate que no se fijó en una chica tan maravillosa como yo incluso viéndola a diario durante cuatro años.
-Ja, eso te habría gustado. - Esta vez el tomo era burlón.
Pansy le enseñó la lengua y volvió con la comida. Miró a la muchachita y le dirigió una sonrisa. Le caía bien, y eso que las modositas nunca le habían hecho mucha gracia. Pero tenía un cierto descaro al haberse acercado de esa manera al guapo Slytherin, y eso le gustaba. Además, gracias a ella había podido arreglar la metedura de pata de antes. Sus ojos volvieron a la mesa. 'Uhm... ¿Pudding de chocolate? ¿O macedonia?' No era bueno cenar demasiado, pero un festín como este no se podía despreciar. Aunque algunos sí lo hicieran. Echó una ojeada al plato de Draco. La carne había quedado a medias y de postre tomaba un mísero yogurt. 'Ya le agobiaré mañana hasta que le vea desayunar decentemente', pensó. Era cierto que gustaban de discutir, pero se habían habituado mucho el uno al otro en todos esos años. Eran como viejos amigos. Aunque no pensara reconocérselo ni aunque la ahorcaran.
El tiempo de la cena tocó a su fin y, tras unas toses de Dumbledore, todos se giraron hacía la mesa de profesores.
-Bueno, bueno. Espero que hayáis disfrutado todos de la comida que se os ha servido. El pudding de plátano y fresa es una innovación de este año, espero que todos le hayáis podido dar algún bocado. Seguro que no os ha decepcionado.
-Ejum. - El alumnado sonrió ante la discreta tos de McGonagal.
-Eh. Sí... Veamos. Mañana a 1ª hora tendréis expuesto en vuestra sala el correspondiente horario de clases. Creo que eso ya lo tenéis todos claro. No se permite usar magia sin motivo concreto por los pasillos y fuera de horario de clases y estudio. En la puerta del despacho de nuestro conserje, el señor Filch, hay expuesta la lista de usos prohibidos de magia en el recinto escolar. Como tal vez os sorprenda a los antiguos alumnos, esta vez no anuncio a ningún nuevo profesor para la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. - Aquí se levantaron murmullos por todo el comedor. - Es un viejo conocido que, por motivos personales, no ha podido acudir hoy a la presentación, pero que ya se presentará a sus alumnos en la clase, al igual que el resto de profesores. Algo importante a destacar este año, y de verás lo sentimos, pero hay asuntos más importantes que atender, es que los partidos de Quidditch, así como el campeonato anual entre casas, quedan suspendidos. - Aquí se oyeron numerosas exclamaciones de sorpresa y decepción. - Este año nos centraremos especialmente en aumentar vuestra pericia en la magia, sobretodo en cuestión de defensa. - Todos los presentes comprendieron los motivos de esto y no hubo una sola queja. - Y, por último, lo más importante, para absolutamente todos los alumnos. - Su voz se tornó muy seria. - Queda terminantemente prohibido salir fuera del recinto escolar sin permiso explícito ya sea mío o de los profesores encargados de cada casa. Hay serias razones para ello y si alguien se arriesga será castigado. Comprended que es por vuestra propia seguridad. Y esto es todo. ¡Ánimo a todos en este nuevo curso que comienza!
Sentándose de nuevo en la mesa, el anciano director fue pasando la mirada por todos los jóvenes que ya iban levantándose y dirigiéndose a su zona correspondiente del castillo. Mirando hacia la Mesa de Griffindor observó un rato a ese chico de aspecto tan corriente, de pelo negro y gafas que, sin embargo, había vivido ya demasiadas cosas, la mayoría bien amargas, en sus 16 años. Eso le había dejado huella, huella de esas que no se ven, en el fondo del alma, esas que son las que más perduran. Cada vez quedaba menos para el desenlace. Confiaba, deseaba, que todo acabara bien y que, a pesar de lo que pasara, pudiera resistirlo una vez más. Por suerte cada experiencia vivida le había hecho también más fuerte. Pensó en otro muchacho que le preocupaba en ese momento y su mirada fue a la mesa de Slytherin. Había tenido noticias preocupantes. Con un suspiro, se levantó y salió, dirigiéndose a su despacho. No le quería mal a ninguno de sus alumnos. Y sabía de al menos dos que pronto pasarían pruebas difíciles. Dos que, curiosamente, parecían tan distintos Y es que, a pesar de las diferencias, en el fondo todos somos humanos. Ni más, ni menos.
Fin del capítulo 3
N/A: Ops, me voy alargando más de la cuenta. Espero que este capítulo no se haya hecho muy pesado, pero tenía que dar comienzo al curso de una forma apropiada. ¿Qué tal Pansy? He querido que fuera una chica de carácter.
